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Una abuela con su nieto. Foto: Sheriff Salama en Flickr
Fuente: ABC | 24 de octubre de 2012
Nuevas simulaciones por ordenador han proporcionado un nuevo soporte matemático para la 'hipótesis de la abuela', una famosa teoría según la cual los humanos lograron una mayor esperanza de vida porque las abuelas ayudaron en la alimentación de los nietos. El estudio ha sido publicado en 'Proceedings of the Royal Society B'.
Según la autora principal, Kristen Hawkes (izquierda) de la Universidad de Utah, las simulaciones indican que la ayuda de las abuelas puede alargar la esperanza de vida en primates hasta parecerse a la humana en menos de 60.000 años. Los chimpancés hembras rara vez viven hasta los 40 años, mientras que las mujeres humanas suelen vivir varias décadas más allá de sus años fértiles. Los resultados mostraron que los cuidados de las abuelas a sus nietos pueden aumentar otros 49 años la esperanza de vida de los primates, en un 'corto' período de tiempo evolutivo.
Según la 'hipótesis de la abuela', cuando las abuelas ayudan a alimentar a sus nietos, después del destete, sus hijas pueden engendrar más hijos en intervalos más cortos. Al permitir a sus hijas tener más crías, unas pocas hembras ancestrales, que vivieron el tiempo suficiente para llegar a ser abuelas, pasaron sus genes de la longevidad a sus descendientes.
Hawkes propuso formalmente la 'hipótesis de la abuela' en 1997, y ha sido objeto de debate desde entonces. Una de las principales críticas fue que la hipótesis carecía de fundamento matemático, algo que el nuevo estudio pretende suministrar. A medida que los ancestros humanos evolucionaron en África, durante los últimos dos millones de años, el entorno cambió haciéndose más seco y disminuyeron los bosques. "Así que las madres tenían dos opciones", explica Hawkes, "ir en busca de bosques con alimentos disponibles para que los bebés destetados se alimentaran solos, o seguir alimentando ellas mismas a sus hijos después de que fueran destetados".
Este hecho favoreció que algunas mujeres, cuya edad reproductiva estaba terminando, intervinieran desenterrando tubérculos y abriendo frutos secos de cáscara dura para ayudar en la alimentación de los hijos destetados. Los primates que se quedaron cerca de las fuentes de alimentos de los bosques para que las crías destetadas pudiesen alimentarse "son nuestros primos, los grandes simios", afirma Hawkes, mientras que "los que comenzaron a explotar recursos que las crías pequeñas no podían manejar, evolucionaron, gracias a la ayuda de las abuelas, hasta convertirse en seres humanos".
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En la información que al respecto proporciona directamente la Universidad de Utah puede apreciarse una ampliación de los resultados y razonamientos (muy interesantes) que el estudio aporta. Acompaño y traduzco a continuación la parte final del mismo:
¿Qué vino primero: los cerebros más grandes o abuelas?
La competencia científica sostiene, con su "hipótesis de la caza", que, como los recursos se agotaron para nuestros antepasados humanos en África, la caza se convirtió en algo mejor que forrajear para encontrar comida, y que ello llevó a la selección natural a producir grandes cerebros capaces de aprender los mejores métodos y el uso inteligente de las armas para cazar. Las mujeres formaron "vínculos de pareja" con los hombres que traían carne al hogar.
Muchos antropólogos sostienen que el aumento de tamaño del cerebro de nuestros antepasados
simiescos fue el principal factor en el desarrollo de la esperanza de vida de los humanos, diferente de los simios. Pero la nueva simulación por ordenador ignora el tamaño del cerebro, la caza y la unión de parejas, y demuestra que incluso un efecto de abuela débil puede hacer que las criaturas simuladas evolucionen desde una longevidad como la de los chimpancés a una longevidad humana.
De este modo, Hawkes cree que el cambio hacia un ciclo de vida adulto más amplio, causado
por las abuelas, "es lo que subyace en posteriores cambios importantes de la evolución
humana, incluyendo el tamaño, cada vez mayor, del cerebro".
"Si tú eres un bebé de chimpancé, de gorila o de orangután, tu mamá no está pensando en nada más que tí", dice ella. "Pero si tú eres un bebé humano, tu madre tiene otros niños de los que preocuparse, y eso significa que ahora hay una selección sobre tu persona -que no está en ninguno de los otros simios- más activamente comprometida con ella: '¡Mamá! ¡Prestame atención a mí!'".
"Las abuelas nos dieron el tipo de educación que nos han hecho más dependientes entre sí socialmente y propensos a atraer la atención de los demás", añade.
Eso, dice Hawkes, dio lugar a "toda una serie de capacidades sociales que luego son la base para la evolución de otros rasgos claramente humanos, incluyendo el enlace de pareja, cerebros más grandes, aprendizaje de nuevas habilidades y nuestra tendencia a la cooperación".
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