Los primeros homínidos buscaban 'novias' foráneas

Fósil del cráneo de un 'Parantrophus' utilizado en el trabajo. |Nature

Rosa M. Tristán / El Mundo

 

Las hembras de los ancestros humanos, hace entre 3,5 y 1,8 millones de años, dejaban a sus parientes para emparejarse con machos de otros lugares, al igual que hacen los chimpancés, los primos evolutivos de nuestra especie. De este modo, la naturaleza sorteó los problemas de endogamia que podrían haber perjudicado a poblaciones de homínidos muy pequeñas.

Para llegar a esta conclusión, investigadores alemanes, sudafricanos y de Estados Unidos han estudiado los dientes fosilizados de 19 individuos de 'Australopithecus africanus' y 'Parantrophus robustus' descubiertos en cuevas del sur de África. Los datos son claros: más de la mitad de las hembras habían llegado de lejos, mientras que entre los machos sólo eran foráneos el 10%.

"Aquí tenemos una prueba directa de los movimientos geográficos entre los primeros homínidos y está claro que eran las hembras las que preferentemente salían de sus grupos residenciales", señala Sandi R. Copeland (izquierda), del Instituto Max Planck de Alemania, primera firmante del trabajo en la revista 'Nature' esta semana.

"Habíamos asumido que la mayoría serían de áreas alejadas, dado que el bipedismo surgió, en parte, para que pudieran recorrer grandes distancias. Pero si los machos no se movían, podría implicar que la evolución se debió a otras razones", apunta Copeland.

Estudios con láser

Para conocer el origen de los homínidos con sólo mirar los dientes, los científicos realizaron análisis con láser que les ayudaron a medir los isótopos de estroncio encontrados en el esmalte. Este elemento se encuentra en las rocas y los suelos y es absorbido por las plantas y los animales que habitan en los alrededores durante su crecimiento.

De este modo, determinados niveles pueden revelar cómo era el paisaje en el que transcurrieron sus primeros años. Para Copeland "son un reflejo directo de los alimentos que comieron y también de la geología local", que les vino muy bien para conocer el origen de los primero primates bípedos.

En concreto, las señales de isótopos de estroncio se localizan en las muelas de los mamíferos hasta el final de la formación de su esmalte dental, que sería sobre los ocho o nueve años de edad en estos homínidos. Las cuevas de Sterkfontein y Swartkans donde se encontraron los dientes están en un entorno dominado por rocas de sedimentos carbonatados, con muy diferentes señales de estroncio.

Por otro lado, el tamaño de las piezas fue determinante para saber cuáles pertenecieron a machos y a hembras, dado que los primeros eran más grandes. Tanto los 'Australopithecus' como los 'Parantrophus' forman parte de una línea evolutiva cercana a los humanos. Entre los primeros está el famoso esqueleto de Lucy, de hace 3,2 millones de años, considerada por muchos la madre de los humanos modernos. Por contra, los 'Parantrophus' (tanto 'robustus' como 'boisei') habrían sido una rama que acabó por desaparecer.

Neandertales de El Sidrón

Este trabajo confirma que la dispersión femenina tiene un origen muy primitivo, puesto que se comparte con los chimpancés y pervivió hasta épocas recientes. Lo que no se sabe es de dónde venían ellas. De hecho, este mismo año, gracias a estudios de ADN, se descubrió que en el yacimiento asturiano de El Sidrón, los neandertales que lo habitaron también se emparejaron con mujeres de otros clanes.

Para Matt Sponheimer (izquierda), coautor del trabajo de 'Nature', los datos indican también que los homínidos primitivos preferían vivir en lugares con cuevas abundantes, aunque hasta ahora no se haya pensado en ellos como habitantes de las cavernas.

Para José María Bermúdez de Castro, especializado en dentición primitiva y director del Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana, en Burgos, se trata «de un trabajo muy interesante que podría ser un buen modelo para el estudio de los fósiles humanos de Atapuerca. Ahora que tenemos en el CENIEH todo el instrumental podríamos seguir el mismo método".

 

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La referencia al mismo artículo en ABC:

 

Los primeros hombres se quedaban en casa y ellas, de viaje

 

Investigadores descubren inéditas constumbres de los Australopithecus a partir de unos restos hallados en Suráfrica

JOSÉ MANUEL NIEVES

 

W. VOIGT/L. BERGER/B. HILTON-BARBER

 

Hace dos millones de años, nuestros antepasados tenían costumbres muy diferentes de las nuestras. Desentrañar esas costumbres a partir de los escasos restos fosilizados que han llegado hasta nosotros no resulta, en la mayoría de los casos, una tarea fácil. A pesar de ello, un grupo internacional de investigadores de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suiza y Alemania ha dado un gran paso al determinar que, entre los australopitecinos, eran las hembras las que se desplazaban lejos de sus territorios. Los machos, por el contrario, se quedaban tranquilamente cerca de casa.

El equipo, capitaneado por Sandi Copeland, investigadora de la Universidad de Colorado Boulder, estudió el esmalte dental de un grupo de ocho Australopithecus africanus y once Paranthropus robustus procedentes de las cuevas surafricanas de Sterkfontein y Swartkrans. Y halló que más de la mitad de los dientes femeninos se habían formado lejos del lugar en el que esas mujeres nacieron y pasaron su infancia. Por el contrario, sólo al 10% de los dientes masculinos les ocurría lo mismo. Lo que demuestra que la mayor parte de los varones, nació, creció y murió en el mismo sitio. El estudio se publica esta semana en Nature.

"Uno de nuestros objetivos -explica Copeland- era el de tratar de encontrar algo que nos indicara cómo los primeros homínidos se relacionaban con su territorio. Y aquí tenemos la primera prueba directa de los patrones de desplazamiento de esos homínidos. Al parecer, eran las mujeres las que, preferentemente, se alejaban de sus grupos de origen".

Este patrón de "dispersión femenina" se puede observar aún en las poblaciones actuales de chimpancés y bonobos, aunque es muy poco frecuente en otros primates, como los gorilas, que tienen harenes dominados por un solo macho y cuyos jóvenes se ven obligados a abandonar el grupo familiar para buscar sus propias hembras.

Los dientes estudiados por los investigadores tienen una antiguedad comprendida entre 2,4 y 1,7 millones de años, y todos proceden de las cuevas de Sterkfontein y Swartkans, en Suráfrica, dos yacimientos clave en el estudio de la evolución humana. Para llegar a sus conclusiones, los científicos se fijaron en la cantidad de varios isótopos del estroncio presentes en el esmalte dental de los homínidos. Una sofisticada técnica que permite averiguar dónde vivió un individuo concreto mientras sus dientes se formaban.

La clave, en el esmalte

El estroncio es un elemento natural que forma parte de las rocas y el terreno y que es absorbido por toda clase de animales y vegetales, entre ellos los que servían de alimento a a nuestros lejanos antepasados. Por eso, las trazas de esos isótopos pueden encontrarse en el esmalte dental de los homínidos. Los diferentes isótopos del estroncio reflejan las particularidades geológicas de territorios muy concretos y pueden revelar, por lo tanto, la procedencia de los propietarios de los dientes que los contienen.

Cada diferente isótopo del estroncio está ligado a un sustrato geológico concreto (como el granito, el basalto, la cuarcita, etc) y por lo tanto puede ser usado para averiguar las condiciones del territorio en el que los homínidos nacieron y crecieron. "Las cantidaes de los diferentes isótopos del estroncio -afirma Copeland- son un reflejo directo de los alimentos que estos homínidos consumían, y también un reflejo directo de la geología local del lugar en que vivían".

Para medir los isótopos, los investigadores utilizaron la técnica de la ablación laser que, además de extremadamente precisa, apenas si daña las muestras analizadas. Los isótopos del estroncio, explican los investigadores, quedaron impresos en los molares de los homínidos hacia la época final de la formación del esmalte, probablemente cuando no tenían más de ocho o nueve años de edad.

Las cuevas de Sterkfontein y Swartkans, que se encuentan a menos de dos km. de distancia la una de la otra, están formadas principalmente por dolomita, un mineral compuesto de carbonato de calcio y magnesio y que tiene un isótopo muy concreto de estroncio. Y fue éste, precisamente, uno de los indicadores más importantes para determinar si los fósiles crecieron, o no, en la zona.

Los parientes de Lucy

El resultado, en el caso de los machos, es afirmativo. La mayor parte de ellos, en efecto, apenas si se movió unos pocos kilómetros alrededor de las cuevas que les vieron nacer. Para Copeland, las conclusiones del estudio resultan sorprendentes también por otra razón. "Teníamos asumido -explica la científica- que la mayor parte de los homínidos no procedían de la misma zona en la que les encontramos, ya que generalmente se piensa que el bipedalismo surgió precisamente para permitir a los individuos desplazarse a largas distancias. Pero estos desplazamientos tan cortos implican que el bipedalismo debió de evolucionar por otras razones".

Las dos especies analizadas, Australopithecus africanus y Paranthropus robustus, forman parte de la línea evolutiva que conduce directamente hasta el hombre moderno, la especie a la que todos nosotros pertenecemos, aunque la segunda terminó en un "callejón sin salida" evolutivo y se extinguió por motivos que aún no están claros. Los australopithecus, sin embargo, son parientes muy cercanos de la famosa Lucy, la Australopithecus afarensis de 3,2 millones de años de antiguedad que se considera la "matriarca" de todos los humanos modernos.

 

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Comentario por Percha el junio 2, 2011 a las 8:26am

También El País se hace eco hoy del la noticia:

Homínidos en casa, homínidas a vivir a otro sitio

A.R.

Es muy difícil averiguar rasgos de comportamiento social de seres que vivieron hace dos millones de años y de los quedan solo sus restos fosilizados y normalmente muy escasos, pero los científicos no se dan por vencidos fácilmente. Una investigación realizada con técnicas geoquímicas en dientes de homínidos de dos especies que vivieron en África hace entre 1,8 y dos millones de años indica que probablemente los machos tendían a permanecer en el entorno de su nacimiento y madurez mientras que las hembras se alejaban. Son sólo indicios, advierten los investigadores, pero el descubrimiento apunta hacia un comportamiento social similar al de los chimpancés actuales, en el que los machos permanecen en la manada cuando alcanzan la madurez sexual, mientras que las hembras abandonan su grupo social de origen y se incorporan a otro.

Fósil de una hembra de Australopithecus robustus" apodada Señora Ples descubierto en la cueva de Sterkfntein, en Sudáfrica.- DARRYL DE RUITER


El equipo de Sandi Copeland (Instituto Max Planck, alemania) ha realizado en piezas dentarias de homínidos unos análisis químicos de isótopos de estroncio (un elemento que se encuentra en el suelo y que pasa a las plantas y de la cadena de alimentación a los huesos e desarrollo de los animales). Han podido hacer sus análisis en once individuos de la especie Paranthropus robustus así como en dientes de ocho Australopithecus robustus, procedentes de sistemas de cuevas de Sudáfrica conocidos como yacimientos paleontológicos. También han analizado los niveles de estroncio en decenas de muestras de suelo y de plantas en el entorno para poder asociar el origen del dicho elemento identificado en el esmalte de los dientes y muelas. El estroncio es un buen indicador del substrato geológico en el que viven los animales durante la fase de mineralización de sus dientes.

Los investigadores parten de la base de que las piezas dentales grandes son de los machos y las pequeñas, de las hembras y han descubierto, según explican en la revista Nature que la mayoría (el 90%) de los dientes grandes han aparecido en el entorno de origen del animal o cerca, frente a menos de la mitad de los dientes pequeños. Esto parece indicar que los machos de aquellas especies eran más locales que las hembras.

"Uno de nuestros objetivos era intentar averiguar algo acerca del uso del entorno por parte de los homínidos primitivos", señala Copleand en un comunicado del Instituto Max Planck. Los resultados obtenidos son, dice,"el primer indicio directo de los movimientos geográficos de los homínidos primitivos y parece que las hembras se alejaban preferentemente de sus grupos". El equipo quisiera poder hacer más análisis de este tipo en otros fósiles para avanzar en el estudio, pero reconocen que son pruebas destructivas de las piezas y que por tanto será muy difícil, dada la escasez y el alto valor de los restos de homínidos tan antiguos.


Comentario por Mentxu Zorita Arratibel el junio 2, 2011 a las 6:44pm
Y el titular de este post no debería haber sido más bien "Las primeras homínidas buscaban 'novios' foráneos"?
Comentario por María // el junio 8, 2011 a las 9:06pm
Quizá los grupos que  ,por el motivo que fuera,adquirieron esa pauta , controlaron sin saberlo, el índice de natalidad  del grupo  y eso colaboró a que se mantuvieran. Quizá ,sin pretenderlo estaban  actuando como si existiera el tabú del incesto.

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