Foto: Entrada a la Cueva Negra, en la provincia de Murcia. Las hachas de mano pertenecientes a este yacimiento y al de la Solana del Zamborino (Granada) proceden de hace unos 900.000 años. © EFE.



Nature publica un estudio con participación española que sugiere que el Estrecho de Gibraltar era lugar de paso para los inmigrantes desde África hace más de un millón de años.



Algunas de las hachas de piedra de Solana del Zamborino (Granada) son de una belleza extraordinaria. Aquellos bifaces de mano se utilizarían para trabajar la madera o machacar huesos, pero su simetría trasluce una intención estética. El alto grado de desarrollo tecnológico logrado por los autores de aquellas herramientas confundió a los investigadores que, en los años 70, cuando se excavó el yacimiento granadino, lo dataron en 200.000 años.



La antigüedad cuadraba con lo que se sabía hasta entonces sobre la cultura bautizada como Achelense. Iniciada en África hace 1,5 millones de años, no habría llegado a Europa occidental hasta un millón de años después. Sin embargo, ahora, un trabajo publicado en Nature por los investigadores del Berkeley Geochronology Center (BGC) Luis Gibert y Gary Scott acerca a europeos y africanos.



Según su revisión de la antigüedad de Solana del Zamborino, el yacimiento tiene unos 760.000 años. Más antigua aún es el hacha de mano encontrada en Estrecho del Quípar (Murcia). Datada hasta ahora en 200.000 años, los estudios magnetoestratigráficos de Scott y Gibert han datado la llegada de la tecnología achelense a Europa occidental en 900.000 años.



* Información adicional en PDF (763 Kb.) Suplementary Methods and Disccussion. Rock Magnetism / Paleomagnetism Supplementary Information: This file contains Supplementary Methods, a Supplementary Discussion, Supplementary References, Supplementary Figures 1-4 with Legends and Supplementary Table 1.



"La gran brecha temporal entre la aparición de los bifaces en África y la llegada a Europa era sospechosa, pero algunos autores la justificaban diciendo que existió una primera migración de homínidos hasta Europa antes de que se inventara el achelense. Ahora sabemos que está presente en Europa hace 900.000 años", afirma Luis Gibert (izquierda).



En opinión del investigador español, la existencia de una tecnología tan avanzada en el sur de la península ibérica hace casi un millón de años comenzará a cambiar la idea de que la ocupación de lo que ahora es Murcia y Granada fue algo puntual. Los primeros inmigrantes africanos habrían llegado hace 1,3 millones de años. Con ellos trajeron la rudimentaria tecnología olduvayense, lascas y cantos trabajados que comenzaron a ser utilizados como herramientas, probablemente, por los Homo habilis.

Foto: Location maps and geological sketch. © Nature.



Aquellos individuos, entre los primeros pobladores de Europa, dejaron sus útiles y es posible que incluso sus huesos en las inmediaciones de Orce (Granada) y allí se han encontrado en yacimientos como Barranco León y Fuentenueva 3. Miles de años más tarde, los muchachos de las piedras talladas debieron de quedar fascinados por la sofisticación de los bifaces que introdujeron en la península los individuos que llegaron Homo erectus o ergaster, probablemente hace algo menos de un millón de años.



Inmigrantes del Pleistoceno

Las especies ocupantes dejaron sus vestigios en yacimientos superpuestos y allí podrán encontrarse indicios, en opinión de Gibert, de una vía de entrada a la Península poco aceptada por los paleoantropólogos. Según se apunta en el artículo de Nature, es posible que la barrera entre Europa y África, el Estrecho de Gibraltar, fuese permeable al paso de los humanos. "Los bifaces más antiguos de Europa están en el sur de la península ibérica y no se encuentran ni al norte de Alemania ni al este de Italia", explica Gibert. "La industria achelense podría venir del Magreb", concluye.

Foto: Magnetochronology of Palaeolithic sites. © Nature.



A la hipótesis del tráfico de homínidos a través del estrecho le queda aún mucho camino por recorrer, según apunta la investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, María Martinón-Torres. Ella, basándose en el análisis de 5.000 fósiles de dientes de distintas especies de Homo y Australopithecus, ha propuesto que los primeros pobladores de Europa llegaron desde Asia.



"Las hipótesis son interesantes y ésta también, pero harían falta más pruebas que la aparición de dos bifaces con esas edades", afirma Martinón-Torres (izquierda). "Habría que comparar con las herramientas que puedan encontrarse en el norte de África y con las de Israel [en el yacimiento de Ubeidiya se han encontrado bifaces de 1,2 millones de años], para ver si es más plausible una entrada por el estrecho o una llegada por el este", argumenta. "Si se observan datos como la migración de fauna a través del estrecho se ve que ese paso ha sido más una barrera que una puerta", agrega.

En su opinión, el hallazgo publicado hoy en Nature apunta a la entrada de una nueva población en el sur de la península ibérica, pero no necesariamente a través del Estrecho de Gibraltar "La dispersión de las poblaciones quizá sea más dinámica de lo que creemos, los grupos podían quedarse aislados en una región y en un momento determinado, porque, por ejemplo, la extensión de un glaciar disminuye, pueden moverse y se instalan en otra zona, llevando consigo una nueva tecnología", concluye.


Sitios abandonados

Gibert reconoce que pasar de la conjetura a los hechos demostrables respecto a la teoría del estrecho permeable no será sencillo. "Habrá que buscar evidencias de intercambio de fauna u objetos arqueológicos en el norte de África", dice. También ayudaría a conocer las rutas de entrada de los primeros habitantes de Europa trabajar en los desatendidos yacimientos de la cuenca Guadix-Baza, en Granada.

Foto: Las dos caras de un bifaz hallado en el yacimiento de Cueva Negra (Murcia), de 900.000 años de antigüedad. © MICHAEL WALKER | El País.es



Es llamativo que el yacimiento de la Solana del Zamborino, desde ahora el segundo lugar con la tecnología achelense más antigua de Europa, no haya sido excavado desde hace más de 30 años. "Allí se encontraron restos de fuego. Si se confirmase, estaríamos hablando de las evidencias de fuego más antiguas de toda Europa con 760.000 años", asegura el geólogo.



Más interesante aún sería encontrar restos humanos, algo que no se descarta teniendo en cuenta la gran cantidad de fauna encontrada en los yacimientos granadinos y el inmenso potencial que aún tienen que explotar. En Murcia, en el yacimiento de Cueva Negra, ya se han encontrado cuatro dientes humanos de 900.000 años. Los usuarios de aquellas hermosas hachas pueden estar cerca.

Vía: Daniel Mediavilla | Público.es, 2 de septiembre de 2009

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Comentario por jorge hugo bertran vall el septiembre 3, 2009 a las 4:41pm
considero que una de las dificultades entre ,estas culturas deria el transporte entre ambos continentes,en el mediterraneo , por su confeccion la hachas , muestran gran trabajo en sus facturas , signos de una inteligencia avanzada,hace 800.000 años.///
jorge hugo bertran vall (bertranvall)
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 3, 2009 a las 10:32pm

Una gran noticia ésta, desde luego. De las que hacen temblar y poner patas arriba más de un paradigma sobre la evolución de los primeros asentamientos humanos en Europa.

En Atapuerca tenemos la mandíbula de 1,2 millones de años que se halló en el nivel TE9 de la Sima del Elefante, y que fue portada de la revista Nature en marzo del pasado año, pero no se disponen de bifaces achelenses (o modo 2), sino que la industria lítica asociada es pobre, de tipo olduvayense (modo 1).

Y ahora tenemos en el sur peninsular dos estupendos bifaces achelenses (de los que se hace eco también la prestigiosa revista Nature) con una antigüedad de 760.000 uno, y 900.000 años otro, con el polémico fósil de Orce (aparte de algunas piezas dentales) de trasfondo, lo que obliga a reconsiderar muy seriamente, tal como se apunta en la noticia, la vía de penetración desde África, a través del estrecho de Gibraltar, de los homínidos (Homo ergaster/erectus) que pudieron hacer tales bifaces.

Cuanto más vueltas se le da al asunto, si se acepta la antigüedad de estas hachas, más difícil se ve cómo pudieron aparecer en el sur peninsular si no se acude a esta posibilidad. La sugerencia de la investigadora María Martinón-Torres, apuntando que hará falta comprobar y comparar más datos al respecto en el norte de África va de suyo (como así lo subraya también el propio Luis Gibert), pero su idea de que tal vez haya que contemplar una movilidad o dispersión de las poblaciones mucho más dinámica (sugiriendo, si no entiendo mal, que la penetración por el Este de Europa fue más pronto y más rápida de lo que se viene estimando) se antoja un tanto complicado de aceptar mientras no aparezcan bifaces de modo 2 de esa antigüedad en otras partes de Europa.

No está de más recordar que hay otros investigadores que, incluso, apuntan una posible vía de penetración de homínidos (Homo ergaster/erectus) hacia Europa a través de las islas del sur de Italia (Malta, Sicilia y adyacentes), pues ven muchas semejanzas entre el cráneo de Ceprano (Italia), de unos 800.000 años de antigüedad, y los fósiles de Homo erectus (mandíbula de Ternifine, por ejemplo) encontrados en los años cincuenta en Argelia y que datan de la misma época. En cualquier caso, no cabe duda que los interrogantes sobre la evolución humana se amplían y se complican.

Por lo demás, me imagino que Luis Gibert estará muy satisfecho de honrar, con este hallazgo, la memoria de su padre, José Gibert, descubridor del polémico fósil de Orce y gran defensor de la hipótesis de penetración africana por el sur peninsular. Quién sabe, a lo mejor al final resulta que estaba más cerca de la verdad de lo que a otros les parecía.

De momento, hay que felicitarse de que las excavaciones en Orce se vayan a reanudar este otoño. Tras la notoria noticia que nos ocupa, ni que decir tiene que se presenta como un objetivo muy importante a la hora de pretender obtener datos que clarifiquen las múltiples cuestiones que se plantean sobre el primer asentamiento humano en Europa. Ya lo ha dicho más de un investigador: si Atapuerca es un filón prehistórico, la cuenca de Guadix-Baza de Granada tiene todo el aspecto de no irle a la zaga. Ambos yacimientos se podría decir que son los Olduvai de España.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 4, 2009 a las 2:02am

Excelentes y oportunos enlaces, Sr. DLH. Tanto los referidos a los hallazgos de la Cueva Negra del estrecho del río Quípar de Caravaca de la Cruz, como los que aluden a Cueva Negra y Balneario, junto con su uso romano, aspecto este último que, de por sí, merecería la atención de un post independiente.

Indagando un poco más sobre la noticia de este post, me encuentro con la opinión de Michael Walker (primer firmante del artículo que usted apunta de Eurasian Prehistory), donde señala que no contempla la posibilidad de que los pobladores al sureste de España atravesaran el Estrecho de Gibraltar, al tiempo que considera mas verosímil la alternativa de que procedieran del interior y que llegaron desde Oriente Próximo, ya que existen hachas de similar antigüedad en Israel.

Habrá que tenerlo en cuenta y esperar a ver qué dicen otros expertos y qué deparan las investigaciones futuras en otros yacimientos. No obstante, ya digo, mientras no aparezcan bifaces (modo 2) a lo largo de todo el este, centro y sur de Europa (en ese recorrido que se supone harían los homínidos erectus/ergaster) no se ve muy bien cómo se puede explicar la antigüedad y tipo de esas hachas encontradas.

He aquí la noticia:

Excavaciones que se realizan en la Cueva Negra del río Quipar, en Caravaca. A.C.C.


Michael Walker, satisfecho con la datación de las hachas

El director de la excavación arqueológica de la Cueva Negra se mostró satisfecho por la publicación en Nature de la datación de las hachas a casi un millón de años de antigüedad.


Vía: La opinión de Murcia

El director de la excavación arqueológica de la Cueva Negra, en el estrecho de la Encarnación de Caravaca (Murcia), Michael Walker (izquierda), se mostró hoy, en declaraciones a EFE, satisfecho por la publicación en "Nature" de la datación de las hachas a casi un millón de años de antigüedad, si bien remarcó la importancia general del yacimiento.

La nueva datación no supone para este experto una sorpresa, ya que desde hace tiempo barajaba esa posibilidad y era conocedor de lo publicado por sus autores, Gary Scott y Luis Gibert, este último hijo del fallecido Josep Gibert, codirector de la Sima de las Palomas (Torre Pacheco) junto con él.

En la última visita pública a la cueva, en julio pasado, ya se comentó que este singular conjunto achelense-levallois-musteriense era el más antiguo de semejante clasificación en Europa.

Indicó que con esas hachas el Homo heidelbergensis -precursor del Homo neanderthalensis-, que cabían en la palma de una mano, descuartizaban grandes animales.

Sobre la pregunta de cómo pudieron llegar estos pobladores al sureste de España, rechazó la hipótesis de que atravesaran el Estrecho de Gibraltar y consideró mas verosímil la posibilidad de que procedieran del interior y que llegaran a través de Europa desde Medio Oriente.

Indicó que la antigüedad de las hachas no es un hecho especialmente relevante, ya que existen hachas de similar antigüedad en Israel, y recalcó que la importancia radica más en todo el contexto de la cueva, poblada por unos homínidos que "tenían un proceso de cognición más desarrollado del que hasta ahora se había querido atribuir a pobladores de hace un millón de años".

Indicó que esos homínidos podían trabajar un canto rodado y prepararlo para sacar lascas, y podían viajar a una zona donde se encontraba un determinado material que tenía las propiedades idóneas.

Entre los restos encontrados en la cueva murciana durante los últimos años destacan dientes del Homo heidelbergensis, del Pleistoceno Medio europeo, así como fauna mayor como el ciervo gigante, además de elefántidos, rinocerótidos, bisonte, uro, macaco, hiena y jabalí.

La técnica "Levallois", o de retoque abrupto, hasta ahora se pensaba que en Europa tenía 300.000 años de antigüedad, si bien los análisis paleomagnéticos empleados han multiplicado por tres las fechas estimadas para las hachas de la cueva murciana, próxima al río Quípar, y de otra existente en Granada, la de Solana de Zamborino.

Walker viajará la semana próxima a la universidad de Oxford (Reino Unido) para analizar los últimos datos de la técnica de luminiscencia óptica de los sedimentos de la cueva que ha realizado el profesor Jean-Luc Schewenninger.

Comentario por José Luis Santos Fernández el septiembre 4, 2009 a las 10:40am

Foto: Luis Gibert, ante una imagen de una de las hachas más antiguas de Europa. / G. MOLERO.

Nature reconoce la presencia de restos humanos en Orce

La comunidad científica internacional destaca la importancia de unos yacimientos arqueológicos en Granada que se encuentran abandonados por la Junta de Andalucía.

Vía: JOSÉ UTRERA| GRANADA | Ideal.es, 4 de septiembre de 2009

La comunidad científica internacional ha puesto de relieve la gran importancia que tienen los yacimientos paleontológicos del sureste español. Dos de ellos se encuentran en Murcia, pero todos los demás están localizados desde hace décadas en la provincia de Granada, más concretamente en la cuenca Guadix-Baza, que incluye a la comarca de Huéscar. En esta zona granadina se encuentran los más emblemáticos yacimientos como Venta Micena, Fuente Nueva 1 y 3, Barranco de León, Cúllar 1, Huéscar 1 y ahora también la Solana de Zamborino, en Fonelas, donde han sido halladas hachas de 900.000 años de antigüedad. Esta última área arqueológica se ha visto reflejada en las páginas de la revista Nature, gracias a un artículo de los doctores Gary Scott y Luis Gibert.

Es la primera vez que los yacimientos de Granada y Murcia son noticia en esta revista que, según la agencia Thomson Reuters, es actualmente la más prestigiosa y de mayor impacto dentro del mundo de la ciencia. Las noticias que se publican en Nature generan siempre estado de opinión a nivel internacional.

El doctor en Geología e investigador del Berkeley Geochronology Center de California, el español Luis Gibert, ofreció una rueda de prensa en la que explicó la importancia de las investigaciones realizadas en los yacimientos de Solana de Zamborino y Cueva Negra, en Caravaca. En esta exposición también participó el profesor Gary Scott a través de vídeo conferencia desde California.

Mientras que el equipo de investigadores del que forma parte Luis Gibert y otros muchos sigue empeñado en sacar a la luz la importancia científica de la Cuenca Guadix-Baza- Huéscar, la Consejería de Cultura y su responsable, Rosa Torres, sigue mirando para otro lado o inventándose y tramando artimañas administrativas que dificultan los trabajos en los yacimientos de la cuenca. La última traba consiste en la fórmula de autorización de las excavaciones, que exige a los solicitantes ser titulados en Humanidades. Lo más sangrante es que impide a gran parte de la comunidad científica, que no humanista, poder investigar libremente o simplemente conseguir una autorización.

Exigencias andaluzas

Luis Gibert indicó que, según la reglamentación de la Junta, él con su titulación y experiencia no puede investigar en Granada pero sí en Murcia o en cualquier otro lugar fuera de Andalucía.

Según las normas de la Consejería de Cultura en Andalucía, no podrían investigar los actuales equipos responsables de Atapuerca, los de José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y compañía. Tampoco pueden, según esta normativa, solicitar excavar en los dos yacimientos donde la Junta ha decidido que continúen los trabajos, en Barranco de León 5 y Fuentenueva 3, en Orce. Casualmente, los investigadores de Atapuerca suelen visitar Orce para estudiar sus fósiles y compararlos con sus hallazgos.

Durante su comparecencia ante los medios, Luis Gibert no entró en polémicas con la Junta de Andalucía, pero sí dijo que es muy necesario poder investigar en los yacimientos granadinos, algo que espera que ocurra después del artículo científico publicado en Nature y que confirma la existencia de restos humanos en Orce, que serían los más antiguos de Europa.

Mientras tanto, los responsables continúan denegando permisos y no prestando la atención e inversión que se merecen los yacimientos de la cuenca Guadix- Baza-Huéscar, donde hace años se anunció una inversión de 1.200 millones que no se llegó a realizar, y donde ahora la Consejería de Cultura pretende aplicar un denominado plan director.

Los responsables de la Consejería de Cultura manifiestan que los permisos y las excavaciones no se heredan, en clara alusión a Luis Gibert con respecto a su padre, José Gibert, el descubridor del 'Hombre de Orce', el más antiguo de los hallados en Europa.

El alcalde de Orce defiende que si los permisos de excavación no se heredan, tampoco se puede heredar la marginación y persecución de la Junta hacia todo lo que lleve el apellido Gibert.

Por otra parte, Luis Gibert destacó la importancia de la antigüedad de las hachas encontradas en Fonelas, pues doblan a las halladas en Europa. Gibert cree que si se excava en Fonelas, un yacimiento abandonado desde hace 30 años, posiblemente se encuentren restos del Homo ergaster. El científico dijo que los propietarios de los terrenos de los respectivos yacimientos de la cuenca han mostrado su interés por facilitar el trabajo de los investigadores.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el septiembre 6, 2009 a las 10:15pm

La Opinión de Granada publica una larga entrevista a Luis Gibert con motivo del hallazgo que nos ocupa, la cual resulta muy interesante por resumir brevemente, desde su perspectiva, cómo ha sido la tortuosa historia del descubrimiento del fósil de Orce y su posterior polémica, al tiempo que nos describe la no menos complicada relación que mantiene con la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.


Yo espero, al igual que muchos, que las trabas que se le ponen a Luis Gibert para excavar en Orce se solventen en algún momento. Es evidente que se le margina por motivos espúreos. Como espero, igualmente, que la Junta de Andalucía tome conciencia de la importancia de llevar a cabo un política seria de excavaciones en la zona mencionada y tome ejemplo de lo que se está realizando en Atapuerca y los beneficios que de ello pueden derivarse. Parece mentira que en todos estos años se hayan perdido tantas oportunidades en este sentido.

Luis Gibert

Vía: www.laopiniondegranda.es / 06 de septiembre de 2009

´Los yacimientos de Orce tienen ahora una oportunidad´

DANI R. MOYA Si en algo estribaba la importancia de que el fósil que encontró José Gibert en Orce a principios de los ochenta fuera humano era precisamente que su antigüedad, cerca de un millón y medio de años, lo convertía en el primer europeo y esto cambiaba radicalmente el paradigma que se contemplaba hasta ese momento: que el hombre había llegado a Europa recorriendo un larguísimo camino que incluía el actual Israel, las montañas del Cáucaso, los Alpes, los Cárpatos... una ruta realmente prolongada. Pero si los restos más antiguos están en el sur de Europa... ¿no sería más fácil que los primeros homínidos hubiesen dado el ´salto´ desde Gibraltar?

El cráneo de Orce se vio envuelto en una polémica científica y mediática cuando se apuntó la posibilidad de que aquel fósil perteneciese realmente a un caballo, y aquello hizo caer en desgracia a Gibert, fallecido en 2007.

Ahora su hijo Luis acaba de publicar un artículo en una de las más prestigiosas revistas científicas mundiales, Nature, en el que avala la teoría de su padre con el hallazgo de evidencia humana en Fonelas y Murcia con una antigüedad de 900.000 años. Con este descubrimiento espera poder solucionar de una vez el conflicto que enfrentó a su padre con la Junta de Andalucía, y que él "heredó", y así continuar sus investigaciones.

Que sea usted hijo de José Gibert es motivo suficiente para no tener que preguntarle por qué decidió dedicarse a rebuscar fósiles en parajes inhóspitos.

Estuve acompañando a mi padre desde que yo tenía cinco años por multitud de cuencas sedimentarias españolas. Él tenía la habilidad de organizar unos planes muy atractivos para la familia. Cuando llegaba el verano era siempre una aventura, cogíamos las tiendas de campaña e iniciábamos el viaje hacia a algún sitio desconocido y cuando llegábamos, el trabajo consistía en realizar una prospección y localizar yacimientos de fósiles. La idea que percibí de la profesión desde niño es que se trataba de algo muy aventurero. Indiana Jones buscaba objetos y tesoros, pero los fósiles son verdaderas joyas por la información que contienen.

Así que usted no pasó por el cubo, la pala y el rastrillo en la playa, sino que fue directamente a una excavación.

Sí, yo hacía cualquier cosa que fuera necesaria, cargaba sacos, picaba. Con diez años y con menos. Yo no era ninguna carga, realmente era una ayuda para mi padre.

¿Cómo era José Gibert en el trato personal?

Era un hombre extremadamente solidario y generoso. También realmente inteligente, con él aprendí muchísimo. Tenía una visión muy clara de cómo se tenían que hacer las cosas y un hombre muy intuitivo. Durante casi 30 años trabajé con él. Nuestra relación fue mucho más de padre-hijo, de amistad y colaboración: acudimos juntos a congresos y reuniones por todo el mundo, a reuniones con la Junta que parecían a veces tribunales inquisitoriales, a los que íbamos para que nos machacaran... Pero también tuvimos juntos grandes satisfacciones.

¿Cuándo llegó a Orce por primera vez?

En 1979, cuando tenía 10 años. Mi padre ya me había hablado mucho de Orce, de Venta Micena, de las maravillas de la región... No me decepcionó nada el paisaje y mucho menos la gente, pues vivíamos en aquel momento en la cueva con Tomás Serrano –un campesino que fue el primero en percatarse de que las piedras de la zona se "asemejaban a huesos"–. Era una familia estupenda.

Cuando se llega por la carretera al Orce de nuestra era es difícil imaginar que allí había un lago y la tierra era fértil.

Al principio, cuando mi padre me describía ese paisaje... no me hacía una idea. Ahora tengo bastante claro cómo fue aquello, después de hacer multitud de estudios. Debió de ser algo parecido a lo que es hoy Tablas de Daimiel, zonas con lagos poco profundos y una vegetación probablemente con juncos y plantas menores.

Y en esto un día sale de la la tierra el famoso fósil...

Yo tenía 13 años. El día que apareció estábamos trabajando en la excavación. Fue un día normal, sin nada especial. Al día siguiente fue cuando me enteré que se había descubierto un fósil que podía ser importante. Lo encontraron dos estudiantes y se lo enseñaron a Salvador Moyá, que formaba parte del equipo. Éste lo cogió y se lo llevó al hotel sin decir nada a nadie. A mi padre se lo enseñó al día siguiente y él lo tomó con muchísima prudencia. Sabía que si aquello era humano traería muchísimos problemas, porque era algo revolucionario. En aquel momento el resto humano más antiguo de Europa tenía 450.000 años, así que si decías que habías encontrado un fósil de un homínido un millón de años más antiguo, a ver cómo se encajaba eso, conociendo lo conservadora que es la ciencia.

Al principio, ¿no tuvieron dudas del origen del fragmento encontrado?

Se lo mostraron a Domingo Campillo, un importante neurocirujano que conoce perfectamente el cráneo humano porque se ha pasado media vida abriéndolo. Cuando lo vio enseguida dijo que se trataba de un cráneo infantil de un niño de en torno a cinco o seis años. Lo ha mantenido hasta hoy. El hallazgo se publicó en 1983 en la revista Paleontología y Evolución, lo que probablemente fue un error porque si se hubiese publicado en ´Science´ o ´Nature´, el hallazgo habría quedado bendecido, pero ni se intentó.

Orce, entonces, de pronto apareció en los mapas...


-Sí, fue algo extraordinario, todo el mundo estaba muy contento. Las autoridades políticas entraron en el asunto y vieron que era un gran momento para potenciar las investigaciones, todo el mundo estaba muy animado. Se planteó presentar el hallazgo en un gran congreso y se comenzó a trabajar para organizarlo. En verano del 83 apareció por la excavación, sin avisar, el matrimonio Lumley, los popes de la paleontología europea, que se habían enterado del descubrimiento. Henry Lumley llegó al bar Mari Cruz en la plaza de Orce, compró una botella de cava, y brindó por el nuevo primer europeo.

Y entonces, ¿cómo se torció tanto todo?

Los Lumley querían llevarse el fósil a París para estudiarlo, pero mi padre les dijo que eso no podía ser, que tenía que estudiarse en España, pero que podían colaborar. Entonces en 1984 él sugirió, aunque nunca lo publicó, que el cráneo humano podía ser de un caballo. A partir de ahí se lió gorda.

Y como los problemas no vienen solos, empezaron las complicaciones de su relación con la Junta.

Sí, a partir de ese momento es cuando empezamos a tener dificultades para lograr permisos. En 1995 se organizó un congreso–el que estaba previsto antes se paralizó–, para mostrar los datos que teníamos de las pocas campañas que habíamos podido realizar. Ya teníamos evidencia de industrias líticas. Con ese congreso se quiso cerrar la polémica. Lo clausuró el consejero de Cultura de la Junta de entonces, Martín Delgado, con unas declaraciones estupendas en las que se comprometió a que se iban a dar permisos para excavar y financiación. Pero a los 3 meses hubo elecciones, cambiaron al consejero y donde dije digo, digo Diego, y así, casi hasta hoy.

Y después de tanto tiempo la relación no se endereza, parece que más bien todo lo contrario, ¿no?

Hasta cambiaron la normativa para exigir que las excavaciones las dirigieran licenciados en Humanidades y que así mi padre no pudiera hacerlo, porque su licenciatura era otra. En 2003 se concedió un permiso al Instituto de Paleontología de Sabadell y esta institución decidió que la excavación la dirigiera José Gibert y Pepe Agustí, sin embargo a mi padre le acusaron de haber trabajado sin permiso.

Y le cayó entonces un señor multazo...

Todo se hizo de manera correcta, con los permisos correspondientes. El Instituto de Paleontología le había encargado ese trabajo. Con la delegada de Cultura de entonces, María Escudero, habíamos dialogado bastante bien y si no la hubieran cambiado seguramente no nos habrían multado. Isidro Toro, el arqueólogo de la Junta, esperó al nuevo delegado, Pedro Benzal, para hacer una denuncia por supuestas excavaciones sin permiso y destrucción del patrimonio, lo que sumaba una sanción de 400.000 euros, una barbaridad. Presentamos las alegaciones y mi padre se hizo responsable de todo, porque a mí también me habían multado y a un arqueólogo. La multa la bajaron a 60.000 euros pero el contencioso seguía. Mi padre murió sin haber podido defender su inocencia, algo muy triste. Él tenía toda la documentación para demostrar que actuó correctamente, pero no tuvo tiempo de defenderse.

Tras el fallecimiento de su padre usted ha pedido algunos permisos para excavar.

Desde 2007 he ido aglutinando a gente y he pedido permisos para prospectar, para investigar, para hacer excavaciones, pero nada, no quieren que trabaje allí.

¿Qué le argumentan para denegarle la autorización?

Me he entrevistado tres veces con Pedro Benzal. Una con mi padre, en la que salimos muy contentos; y después ya muerto él, en 2007 y 2008. Estas reuniones no fructificaban. Me decían que presentara proyectos, pero nada. Benzal me decepcionó mucho porque un día salió en la prensa diciendo una serie de barbaridades respecto a mí, como que "los yacimientos no se heredan". Desde entonces no hemos vuelto a hablar.

Pero usted sigue insistiendo...

El trato de la Junta hacia nosotros ha sido muy duro, sobre todo hacia mi padre. Es muy difícil mantener las ganas de seguir investigando aquí. Los yacimientos no los he heredado, lo que he heredado son las denegaciones, las persecuciones... Pero soy una persona dialogante y estoy dispuesto a hablar con quien sea para buscar soluciones, porque sé que existen. Pero que quede claro que yo no busco dirigir ningún proyecto, sólo quiero colaborar dentro de mi disciplina como geólogo, en mi especialidad, para ayudar a entender cómo era el entorno de los yacimientos y a precisar la edad. De todas formas no me voy a aburrir, aunque lo estén intentando. Me voy a empecinar para seguir al pie del cañón, contra viento y marea, hasta que me dejen excavar, igual que hizo mi padre. Lo que estamos pidiendo no es dinero, solamente el permiso para poder excavar.

En el yacimiento de Atapuerca, en Burgos, parece que les va mucho mejor...

Hay dos momentos en los que el patrimonio de Orce se proyecta a nivel internacional: el congreso de 1995, cuando el yacimiento se pone al nivel de Atapuerca y sale en revistas como National Geographic, Science News... Después de eso se esperaban resultados, que al menos se dieran permisos para trabajar... pero nada. En Atapuerca, sin embargo, se lleva trabajando de manera ininterrumpida desde 1976 todos los años, con mucho presupuesto. El segundo momento en el que los yacimientos de esta zona tienen proyección internacional ha sido hoy –por ayer–, con la publicación en Nature, porque se habla mucho de Orce y los restos humanos en el artículo. Ahora hay otra oportunidad para Orce, un momento muy bueno que habría que aprovechar. El hecho de que la revista Nature acepte la presencia de restos humanos en Venta Micena es algo muy bueno, porque indica que la polémica sobre el cráneo está cerrada, que entienden que hay datos suficientes como para considerar que existen restos humanos.

¿Cree que se pondrán ahora las pilas?

Acabo de enviar un correo electrónico a la consejera de Cultura notificándole la publicación del artículo y explicándole que el patrimonio andaluz está en toda la prensa internacional. Le pido que al menos me dé la oportunidad de explicarle en media hora la que yo creo que es la mejor fórmula para reiniciar los trabajos en la zona.

Su padre estaría orgulloso del artículo.

Publicar en esta revista es algo muy importante para mí. Es una publicación a la que es casi imposible acceder, más del 90% de los artículos que se presentan son rechazados. Es un orgullo porque sirve para asentar los paradigmas que mi padre defendía. Él llegó a conocer este trabajo e incluso colaboró algo. Tenía grandes esperanzas en que se publicara.

¿Qué considera que es lo más importante que aprendió de su padre?

Me enseñó a que siempre había que mantener una constancia en cualquier proyecto que uno se plantee, que el recorrido de las ideas innovadoras son como una carrera de fondo y que no se hacen de un día para otro, que lo normal es que cuando se planteen proyectos novedosos te den palos por todos lados, pero que si se aguanta el tipo al final saldrán. También aprendí que los proyectos se deben afrontar con ilusión y que es muy importante la vocación para trabajar, que es lo que te da la resistencia.

Un investigador de dentro de, por ejemplo, quince siglos, ¿qué debería encontrar para hacerse una idea de lo que fue la sociedad que vivimos ahora?

Ojalá aguantemos quince siglos más aquí... Si encontraran monedas, o tarjetas de crédito, creo que se podría reconstruir con gran precisión cómo fue nuestra sociedad, en la que el dinero es lo que mueve todo.

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