Restos del féretro de Miguel de Cervantes, con las iniciales M. C.

Fuente: EL PAIS.com| 25 de enero de 2015

Un ataúd con las iniciales M.C. correspondientes a las del Miguel de Cervantes, que contenía restos de huesos en su interior, fue hallado este sábado en la cripta de las Trinitarias, convento donde desde el pasado mes de abril se buscan los restos del escritor universal, extraviados intramuros del cenobio femenino, hace cuatro siglos. Las iniciales están formadas con numerosas tachuelas de una pulgada de extensión cada una.

El hallazgo del ataúd se produjo al mediodía del sábado, según fuentes de la investigación, que mantuvieron un intenso hermetismo ante las dudas que aún albergaban entonces. Sin embargo, todo indicaba este domingo que el féretro, muy carcomido por la humedad y los xilófagos salvo en su cabecera, donde se encuentran insertas las iniciales —que presentan signos de oxidación de color verdoso— albergó el cadáver del Príncipe de las Letras, allí enterrado el 23 de abril de 1616.

El equipo investigador que realiza la indagación, y que capitanea en esta fase el médico forense Francisco Exeberria, no se atreve todavía a asegurar de manera incontestable que los restos óseos hallados dentro del féretro pertenezcan a Cervantes.

En un primer momento, al introducir un estilete rematado por una microcámara en el interior de una de las sepulturas cuya erosión permitió eludir su perforación previa, se detectó dentro de ella la presencia de material osteológico. Estos restos no presentaban lo que los forenses denominan posición primaria, es decir, exentos e individualizados, sino que los huesos se encontraron mezclados con otros, casi con plena certeza infantiles, que se hallaban a los pies del ataúd y que fueron extraídos al principio de la operación, antes de descubrir la cabecera del ataúd con las letras iniciales.

En un primer momento, la euforia se adueñó de los investigadores —más de una decena de ellos se hallaba en el interior del la cripta Trinitaria, situada a 4,80 metros bajo la cota del suelo de la iglesia del convento, donde en la mañana del sábado se había autorizado por primera vez en nueve meses la entrada de periodistas gráficos y literarios a la cripta.

En un momento determinado, muchos de los investigadores se congregaron en torno a una de las sepulturas halladas en el suelo de barro, cercadas por un perímetro de ladrillos cocidos colocados de canto. Aquel desplazamiento permitió sospechar que se trataba de un hallazgo relevante, si bien se dijo entonces que tan solo se trataba de unos huesos de un párvulo, como se denominaba en el siglo XVII a los niños bautizados menores de siete años.

Los trabajos de arqueología y de medicina forense se enfrentan ahora al examen detallado de los restos hallados dentro del féretro signado por las iniciales M y C. Su primera tarea consistirá en segregar los huesos infantiles de los procedentes de osamentas adultas. Luego, una vez aislados los de los adultos, discriminarán los femeninos y los masculinos, ya que acostumbran presentar importantes diferencias anatómicas, como los arcos superciliares en los cráneos masculinos, que no existen en los de las mujeres. Más adelante, una vez seleccionados los restos óseos masculinos, se procederá a descubrir si presentan algunas de las lesiones que caracterizaron la osamenta de Cervantes. En aquella, pueden quedar marcas de la atrofia ósea en los huesos del metacarpo de la mano izquierda y los impactos de pelotas de arcabuz en el esternón, procedentes de las heridas sufridas por Cervantes en la batalla de Lepanto. Empero, el esternón, por ser parcialmente cartilaginoso, puede presentar más dificultades para la posterior identificación.

Foto: Análisis del posible nicho de Cervantes (Emilio Naranjo. EFE)

Foto: Trabajo forense en la cripta de las Trinitarias de Madrid

Hay dos datos anatómicos más que pueden guiar a los forenses y arqueólogos, tras la detección inicial del georradarista Luis Avial y su equipo dentro de la sepultura. Además de la edad, de 68 años, a la que murió Cervantes, sus restos habrán de presentar la dentatura plenamente desdentada -conservaba al morir solo seis piezas- y una artrosis deformaba, combándola, su columna vertebral.

Hay además otros indicadores que ya están siendo estudiados por los investigadores: los restos textiles del sudario franciscano con el que fue presumiblemente enterrado -se unió a la venerable Orden Tercera tiempo antes de su muerte- y la propia madera del ataúd, pues puede datarse su cronología mediante distintos procedimientos analíticos.

Fachada de la iglesia de las Trinitarias en la calle Lope de Vega donde se encuentra el sepulcro de Cervantes. / C. ROSILLO

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Comentario por Alicia M. Canto el enero 26, 2015 a las 8:26am

Muy interesante esta búsqueda, aunque a primera vista la segunda letra me parece más una G que una C, y lo de que sus huesos estén revueltos con otros infantiles no da muy buena espina, pues se supone que en el traslado que ya tuvieron, de la anterior capilla a la nueva iglesia, llevarían algo de cuidado; veremos qué dice el análisis de los huesos, pero, como casi siempre, el titular del diario se adelanta a las pruebas. Y ojalá que, si se hallan de verdad, sea para dignificar a Cervantes, a cambio de removerle de su último descanso.

Este tema me interesó cuando empezó esta búsqueda, en 2011 , a cuenta de sus lápidas, pero lo dejé inacabado, y quizá sea de interés compartir aquí un par de textos de los que recopilé por entonces, de autores de los siglos XIX y XX que se preocuparon, o se alegraron, del anonimato en el que yacía el inmortal autor, tanto en cuanto a la inexistencia de alguna referencia visible como al no saberse el lugar donde estaban sus restos mismos. Por el segundo nos enteramos además de una curiosa especulación inmobiliaria "concejil" (la cosa no es nada nueva, claro) que impidieron algunos académicos, entre otros el gran Mesonero Romanos:

"Doscientos cincuenta y cuatro años pasaron sin que se pusiese en aquel edificio una pobre señal por donde se recordase que allí yacian los restos del más loado autor de España; hasta que el Excmo.señor Marqués de Molins, Director de la Real Academia Española, al estampar en 1870 su notable estudio acerca de La sepultura de Cervantes, consiguió que el referido Cuerpo literario costease una hermosa lápida que se colocó en la fachada del citado edificio, en la que se hace constar que por su última voluntad yace Miguel de Cervantes en aquel convento de la orden Trinitaria, á la cual debió principalmente su rescate."

(Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, por Ramon Leon Máinez, director de la Crónica de los cervantistas, tomo I, Cádiz, 1876, p. 345, aquí).

............

"Ahora vuelven a correr peligro las cenizas de Cervantes. El furor de los Románticos, que tanto desdibujara la figura del autor del Quijote, no vacilaría en exhumar sus restos, si supiera el sitio en que están sepultos. La tumba ignorada le salva del desentierro y traslado, contrariamente a don Pedro Calderón... Igual le habría ocurrido a Cervantes. Y parecida desaparición estuvo a pique de suceder a los suyos. Al triunfar la revolución septembrina (llamada «la gloriosa»), de 1868, decretóse la demolición del convento de las Trinitarias. ¡Buen modo de glorificar la revolución! Dos concejales (¡siempre el «espíritu municipal y espeso»!), que tenían cerca de allí sus casas, vieron un gran negocio convirtiendo el cenobio en plaza de mercado. El Ayuntamiento aprobó sus planes, y las monjas llegaron a recibir la papeleta de desahucio. Las pobres enclaustradas no hacían sino llorar. Más resuelta la priora, acudió a la Real Academia en demanda de protección. Los académicos Sres. don Juan Valera, el marqués de Molíns, don Antonio Ferrer del Río y don Ramón de Mesonero Romanos, principalmente, se pusieron al habla con las personalidades políticas de la situación. Imperó, por fin, el buen sentido, y evitóse aquel desmán, que hubiera cubierto de oprobio eterno a España. La misma Academia, entonces, para que en lo futuro no se repitieran aquellos desafueros y arbitrariedades, mandó colocar una gran lápida en el exterior del edificio con la inscripción siguiente

«A / Miguel de Cervantes Saavedra / que por su última voluntad yace / en este convento de la orden Trinitaria / a la cual debió principalmente su rescate / — La Academia Española / — Cervantes nació en 1547 y murió en 1616».

Me parecen iluminadoras hoy las frases con las que Astrana terminaba:

"Garantía, sin embargo, del respeto a su tumba será, a menos de arder, la circunstancia de desconocerse el lugar exacto en que reposa.

Así, en resolución, para que sus cenizas se libren de los vaivenes y tremendo desastre de las de Calderón de la Barca, no le cabe mejor sepulcro que el ignorado que tiene. Ni su humildad hubiera preferido otro. Pero esto no excluye erigirle en el mismo templo de las Trinitarias el gran cenotafio que pide su memoria esclarecida."

(Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, 1948–1958, t. VII, cap. XCIV: "Vicisitudes del convento de las Trinitarias y riesgos que han corrido y corren las cenizas de Cervantes", p. 571 aquí).

Foto: Wikipedia

Son interesantes también este reportaje de lainformacion.com de 2011este otro, de Telemadrid, de abril de 2014 (aunque con una interjección no muy académica ;-)).

Comentario por María Jesús el enero 26, 2015 a las 1:16pm

Y yo me pregunto:  ¿Para qué buscan sus restos?  ¡El poco aprecio que hacemos de sus obras!Éste es el año que conmemora la edición de la Segunda Parte del Quijote, El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, y... (?) Cuatrocientos años, que se dice pronto.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 26, 2015 a las 10:50pm

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 26, 2015 a las 11:14pm

Los expertos piden cautela pese al 'impresionante' hallazgo de las iniciales de Cervantes

Fuente: rtve.es | 26 de enero de 2015

El equipo de técnicos que busca los restos de Cervantes en la iglesia de las Trinitarias de Madrid pide cautela ante el hallazgo de sus iniciales en uno de los féretros porque los trabajos de identificación "acaban de empezar" y avanzan despacio. La arqueóloga Almudena García Rubio, una de las responsables del proyecto, ha explicado que los antropólogos están todavía estudiando lo que han encontrado: "Todo lo que os diga ahora puede cambiar cuando se vea con más calma".

Fue el sábado, a las pocas horas de que comenzase la fase forense y osteológica de la investigación, cuando los técnicos encontraron las iniciales en el nicho de la cripta eclesiástica identificado con el número uno. Pero en su interior hallaron también restos de una decena de personas -entre ellas niños- que ahora deben analizarse. El director de esta fase, el forense Francisco Etxeberria, asegura que no puede precisar cuánto tiempo será necesario para saber si entre los restos hallados -muy deteriorados- se encuentran los del padre del Quijote, fallecido en 1616.

Con los primeros análisis ya se han descartado algunos cuerpos que no pueden ser del escritor porque "no se corresponden a la edad", pero, tal y como ha apuntado Etxeberria, en el nicho que atesoraba la tabla queda "mucho hueso destruido". Además de restos óseos y la tabla, se han encontrado también tejas, arena, restos de ladrillos y otras tablas, lo que parece indicar que allí se colocaron restos de otros enterramientos anteriores.

De hecho, una de las sorpresas de los investigadores ha sido descubrir que en la cripta del convento de las Trinitarias hay más enterramientos de los que en un primer momento se pensaba. "Esto ha estado en uso mucho tiempo con lo cual la tarea de investigación histórica está en curso, esto acaba de empezar y ya veremos", ha revelado la antropóloga.

"En el plano antropológico todavía no tenemos ningún avance: pueden ser muy interesantes las dos letras, ya lo comprendemos, pero hay que continuar la tarea", ha añadido el forense, quien ha admitido que los investigadores están "emocionados en este instante" pero aún deben "seguir mirando".

Han explicado que van a seguir revisando el resto de puntos de enterramiento de la iglesia, tanto las sepulturas -mínimo hay siete y solo se han abierto las dos primeras- y los nichos restantes. La arqueólogo ha asegurado, sin embargo, que por el momento no se contempla hacer el análisis de ADN.

Una treintena de arqueólogos, forenses, técnicos e historiadores trabajan en este proyecto que aúna ciencia y cultura para recuperar los restos del escritor precisamente cuando se cumple el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, y a un año del 400 aniversario de su muerte.

Comentario por Alicia M. Canto el enero 27, 2015 a las 9:56am

Me parece óptimo que ayer por la tarde se haya impuesto una mayor cautela en el adelanto de noticias. No he tenido mucho tiempo de seguir el asunto, pero en este vídeo de RTVE que puso ayer el Sr. Caso hice ahora una captura que me parece que podría confirmar mi primera impresión de ayer mañana, viendo la primera foto, de que la segunda letra tiende más a ser una G que una C, e incluso que se cerraría más; por otro lado, la forma y la técnica de las letras recuerdan más a las del siglo XVIII.

La historia de este convento y los traslados de las MM. Trinitarias es más compleja de lo que parece, y lleva más bien a temer para Cervantes un final en osarios comunes y revueltos. Pero, en fin, sigamos pendientes de la osteoanalítica, y deseemos suerte al amplio equipo implicado en las tareas, aunque realmente Cervantes y su gloria (de la que, para vergüenza de España, él no disfrutó en vida, ni hasta al menos dos siglos después de muerto) ya no la necesiten.

Fuente: vídeo de RTVE 26ene15

Comentario por Alicia M. Canto el enero 30, 2015 a las 12:17pm

Un desmentido oficial de que este maltrecho ataúd contuviera los restos de Cervantes se produjo el día 27, hace ya 3 días, pero no ha tenido la más mínima repercusión mediática. Esto quiere decir que la prensa, los medios, han dejado a todo el planeta Tierra creyendo que los restos de Cervantes habían aparecido realmente (véase "La prensa mundial, pendiente del hallazgo de Cervantes" y, de abril pasado "La búsqueda de los restos de Cervantes engancha a los medios intern...) cuando, no sólo existían objeciones de distintos tipos (como la que planteé desde el principio sobre las letras y los huesos infantiles), sino que de hecho se ha confirmado que no lo eran.

Sin embargo, si se busca en Google la primera noticia del día 25/1, la del hallazgo -dando el equipo oficial seguridades de que las iniciales eran de verdad las de Cervantes, creencia que obviamente fue la justificación del estruendoso anunciol--, "el ataúd de Cervantes" arroja más de 90.000 resultados (sólo en español). Pero si buscamos por la verdad, por el titular de Vanity Fair del 27/1, nos da sólo unos escuálidos 6 (que en realidad son 3). Esto me parece todo un fenómeno sociológico-mediático sobre el que meditar...Como también que, en el primer enlace que puse, de cinco medios extranjeros citados con sus titulares, cuatro dieron la noticia con interrogantes o como mera posibilidad, mientras que en España lo que cundió más en los titulares fue la certeza (como en el propio de El País que encabeza este post).

Pero era una falsa certeza, y además no se rectifica pudiéndose ya desde hace días, como veremos. Me parece preocupante, ¡porque esto no es (o no tanto...) política! ;-) En fin... al menos en Terrae Antiqvae sí nos enteraremos. Aquí va la entrevista del día 27/1, con una buena foto (y es curioso también que sea en una revista más generalmente dedicada a "celebrities", y no prensa diaria normal):

"Los restos de la tumba con las iniciales M.C. no son los de Miguel de Cervantes"

Ayer el comité científico reunido en las excavaciones llegó a la conclusión de que los huesos no corresponden a los del escritor, puesto que pertenecerían a personas de menor edad. Hablamos con el historiador Fernando de Prado Pardo Manuel de Villena y con la madre superiora del convento de las Trinitarias.

Por ALBERTO PINTEÑO | 27 de enero de 2015 / 18:00

Fuente: revista Vanity Fair

"Las iniciales halladas en un ataúd en el convento de las Trinitarias Descalzas que podrían haber correspondido a Miguel de Cervantes."

Foto © Gtresonline

“No son sus restos, no coinciden con él”. Así nos confirma el historiador Fernando de Prado Pardo Manuel de Villena, encargado desde 2010, junto a una treintena de expertos, de la búsqueda de la tumba de Miguel de Cervantes en el convento de las Trinitarias de Madrid. “Cuando vimos las iniciales M.C. en el féretro se nos encogió el corazón. Creíamos que serían sus restos, pero no es así. No ha sido una desilusión, todo lo contrario, es una inyección de optimismo para seguir buscando. Tenemos la certeza de que el escritor está allí enterrado y de que va a aparecer”, continúa del Prado.

La antropología forense permitiría identificar entre los restos del escritor varias particularidades de su anatomía: “Lo primero es la edad, alrededor de setenta años. Le faltarían seis o más dientes (1), se reconocería la atrofia de algunos huesos por la falta de una extremidad durante muchos años de su vida y los dos arcabuzazos [herida por el disparo del arcabuz] en su pecho”, dictamina el historiador.

Pero sus restos se deberán seguir buscando entre las sepulturas y nichos que están en la cripta del convento de clausura. La otra gran posibilidad que apunta del Prado son las dos dobles tumbas que se encuentran en la misma capilla “a solo 35 centímetros del suelo, libres de cal y yeso, lo que haría que sus restos se encontrasen en un buen estado de conservación”.

En esa doble tumba podría estar enterrado el escritor de El Quijote, fallecido en 1616, y también su esposa, doña Catalina, que murió diez años después. “Pero antes de obtener el permiso del Convento para excavar en el suelo de la capilla habría que analizar que ninguno de los nichos contengan el cuerpo del escritor. Ahora existe un nicho por cadáver, antes eso era impensable, se aprovechaban para introducir varios cuerpos”, apunta de Prado. “Se han podido mover sus restos y trasladarlos a otro lugar, pero nunca fuera de este convento. Si no aparecen en los nichos de la cripta, serán las dobles tumbas superiores, pero vamos paso a paso eliminando posibilidades”, asegura.

VF: ¿Y a qué haría referencia las iniciales M.C. encontradas en el féretro?

Pues puede ser cualquier cosa u nombre, desde Manolo Carrión a María Covalada o hasta Mario Conde, responde entre risas el historiador tras anunciar que la dificultad de la búsqueda también viene dada porque no existe una relación de enterrados en este convento.

La finalidad de encontrar la tumba de Cervantes no es otra que “darle la gloria que se merece. Cervantes fue un hombre heroico, un hidalgo sin pretensiones, un funcionario que lo dio todo. Era un hombre ordinario que llegó a ser extraordinario. Solo queremos poner una losa encima de su tumba que diga: 'Aquí yace Don Miguel de Cervantes Saavedra'. Nada de espectáculos de feria”, confiesa el historiador.

Los trabajos de exhumación se llevan a cabo en la iglesia conventual de las Trinitarias, que no hay que confundir con la Parroquia de San Sebastián, que pertenece al barrio madrileño de Las Letras y donde sus vecinos se enterraban. “En la iglesia de las Trinitarias se necesitaba un permiso especial para los enterramientos y fueron pocos los privilegiados. Miguel de Cervantes lo obtuvo porque se ofreció a ayudar en la construcción del convento, y luego fue extensible a su mujer”.

El mismo permiso tuvieron que obtener los expertos científicos para estos trabajos, puesto que el convento es de clausura y nunca había recibido a extraños. “Tampoco ahora -explica Fernando del Prado-. Jamás se ha roto la clausura. El área donde han convivido las iglesias es extramuros, es una zona pequeña restringida que está fuera de clausura”.

Ave María Purísima

Entre los números 16 y 20 de la calle Lope de Vega solo una gran puerta pintada de verde permite la entrada. Es el convento de las Trinitarias, fundado en 1609. Ningún vecino del barrio ha visto a las hermanas de la orden salir de allí. Por algo son 'clausura'. Solo existe un telefonillo. Pulse y hable. Eso hago. Entonces las luces de led iluminan el rostro mientras que las monjas atienden (y observan) tras la cámara.

 

–Ave María Purísima.

–Sin Pecado Concebida (hago memoria tras unos segundos).

–¿Qué le trae por aquí?

–Hermana, quisiera preguntarle sobre los trabajos de exhumación de Cervantes.

–Un segundo, que llamo a la hermana superiora, que está al cargo de ello.

Segundos después la misma cantina: “Ave María Purísima”, y es la hermana superiora. O en eso confío. No quiere darme su nombre, pero sí contesta amablemente a mis cuestiones. “Estamos ahora más tranquilas, al principio nos asustamos un poco, pero la fe lo puede todo”, responde al preguntarle sobre las molestias de los trabajos.

El historiador Fernando del Prado también comparte esta opinión: “Al principio las hermanas eran reacias y estaban asustadas, les horrorizaba la historia. Han visto trabajar al equipo y han ido tranquilizándose”. Tanto es así que ahora son dos hermanas las que supervisan el trabajo de los casi treinta expertos que en la iglesia del convento se dan cita.

–¿Creen ustedes que Cervantes sigue enterrado aquí?

–Estamos seguras de ello, le hicimos en su día el favor de darle sepultura aquí.

–¿Esperan que encuentren sus restos?

–Sí, claro. Y lo harán. Nos unimos a la esperanza de los expertos. Ya han encontrado varios restos.

–Será la ciencia quien tendrá que dictaminar la veracidad de esos restos...

–No, no la ciencia. Es solo Dios quien nos dice que Cervantes está entre nosotras.

Amén.

.................

(1) Se trata de un error, supongo que del periodista, ya que a Cervantes poco antes de morir le quedaban sólo seis piezas dentales, que además no encajaban entre sí, según su autodescripción en sus Novelas ejemplares (1613).

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 2, 2015 a las 12:04am

Cómo es el trabajo de los arqueólogos y forenses que buscan los restos de Cervantes

Fuente: huffingtonpost.es | Margarita Lázaro | 01 de febrero de 2015

"Si lo que busca es ver el féretro de Cervantes, no va a ser posible", responde una trabajadora del Convento de las Trinitarias de Madrid a un turista extranjero interesado en conocer el horario de acceso a la iglesia.

Su contestación responde a un reciente fenómeno. Desde que el domingo 25 de enero se filtró que los expertos que trabajan en la búsqueda del cuerpo del autor de El Quijote encontraron un féretro con las iniciales M.C., el templo no para de recibir visitas de periodistas, turistas y madrileños. La mayoría de los que pasan por este convento situado en la calle Lope de Vega, antes Cantarranas, intentan sin éxito ver la cripta donde se supone descansa el escritor español más universal. Y lo único que pueden llevarse a cambio es una foto de la fachada del convento del siglo XVIII.

Pero para entender bien este fenómeno mediático y turístico habría que remontarse a 1616. En concreto al 23 de abril de ese año, día en que murió Don Miguel de Cervantes Saavedra, y día en el que autor de El Quijote recibió sepultura en este templo situado en pleno Madrid de los Austrias por deseo propio. El escritor nacido en Alcalá de Henares "mándose enterrar en las monjas Trinitarias", una congregación por la que sentía especial entrega. Esta orden religiosa recaudó fondos para la liberación de Cervantes y su hermano Rodrigo tras su cautiverio en Argel. "En aquel tiempo la gente se enterraba en sus parroquias, pero excepcionalmente algunas personas que tenían más influencia podían hacerlo en los conventos. Se sabe que Cervantes por su vinculación y proximidad —era vecino de la colindante calle del León—, pidió ser enterrado en el templo. Años después ocurriría lo mismo con su mujer Catalina de Salazar y Palacios", explica el forense Francisco Etxeberría.

En esa época, cuando Cervantes fue enterrado, se sabía exactamente dónde quedaba su cuerpo pero las remodelaciones posteriores del lugar provocaron que se perdiera la pista. La iglesia que hoy conocemos —y por la que preguntaba ese turista— se erigió entre 1673 y 1698, mientras que la basílica donde se realizó el enterramiento es de 1612. El convento, hospedería y casa de capellanes se alzaron entre los años 1718 y 1752. Este proceso supuso la consiguiente deslocalización del cuerpo de Cervantes, que lleva casi 400 años perdido. A estas alturas serán muchos los que traten de encontrar una explicación a este hecho: ¿por qué nunca antes nadie había buscado al autor del segundo libro más leído de la historia? "No es que no se buscase, lo que pasa que antes era mediante documentación… La búsqueda con la metodología arqueológica y con un equipo multidisciplinar no se había hecho nunca. Podía haber ocurrido hace seis años o incluso hace 20, pero hace 80 años hubiese sido imposible". ¿Cuestión de medios? Sí, pero también de ciencia. "Ahora es posible plantearse un análisis con alguna posibilidad de éxito", señala Echevarría.

El especialista en medicina forense, famoso por haber descubierto con sus investigaciones que Salvador Allende se suicidó y no lo asesinaron, es uno de los pocos que tienen hoy acceso a la cripta donde yace el novelista. Sólo entra el equipo de expertos que desde el sábado 24 de enero trabajan sin parar en la segunda fase del llamado Proyecto Cervantes, que en 2010 iniciara el historiador Fernando Prado Pardo-Manuel de Villena. Su jornada empieza a las ocho de la mañana y termina alrededor de las siete. No hay descanso, ni siquiera los fines de semana. "Trabajamos en torno a 20 personas, y ahí también se incluye la gente que está haciendo el trabajo de documentación audiovisual y los que van y vienen según su disponibilidad", añade Almudena García-Rubio, arqueóloga especializada en antropología física y forense.

La labor se lleva a cabo en un espacio de 78 metros cuadrados a 5 metros bajo el suelo de la iglesia. En este espacio confían localizar los restos del conocido escritor. Cada hueso que encuentran lo analizan en un laboratorio provisional situado en la cripta. Esto no es una excavación al uso donde todos los huesos se analizan en otro lugar y son devueltos un año después. Echevarría y el resto del equipo tienen claro lo que buscan y lo que no se ajusta, no lo estudian. "Si encontramos un hueso que pertenece a una mujer o a un joven lo descartamos porque sabemos que ya no es Cervantes", añade. Los investigadores tratan de localizar "el cuerpo de un hombre de 70 años con el brazo izquierdo impedido, dos arcabuzazos en pecho y solo seis dientes. El cadáver tiene que estar en un ataúd, con el hábito franciscano y un crucifijo de madera", según explicó Fernando Prado en una entrevista concedida a El Mundo hace ahora un año. "No perdió la mano, pero la herida fue tan grave que le impidió su uso durante los siguientes 45 años”, apuntaba respecto a la célebre batalla de Lepanto en la que ganó su sobrenombre de El manco de Lepanto.

MÁS DE LO QUE ESPERABAN

Volviendo a la investigación que se lleva a cabo hoy en la calle Lope de Vega, García-Rubio detalla los descubrimientos que han ido llevando a cabo: “La idea inicial era que había una pared con 36 nichos y cuando hicimos la tarea de limpieza —una semana antes de empezar con los análisis— vimos que en el suelo de la cripta había unas sepulturas… No sabíamos bien cuántas eran, aunque ahora ya sabemos que hay seis”.

La arqueóloga describe con detalle el lugar del que han salido algunas imágenes pero al que ya no pueden acceder los medios: "La pared de nichos está cubierta por una capa de yeso que se puso posteriormente y que ha desaparecido en alguna de las zonas y no queda más que el ladrillo que cubre el nicho. En otras está mejor conservadas y si rascas esa capa y retiras el yeso, sí se ve una inscripción funeraria", explica. "Por ahora sólo lo hemos hecho en un nicho y hemos visto con la cámara endoscópica que está enterrado un capellán, fallecido en 1746, cuyo féretro está perfectamente conservado".

En esta pared se encontró el pasado domingo 25 el ataúd con las iniciales M.C. marcadas con tachuelas y que obligó a los investigadores, cuya intención era esperar a tener un hallazgo sólido para hacer un comunicado oficial, a dar una rueda de prensa improvisada un día después. Por ahora no se puede asegurar que sean los restos de Miguel de Cervantes, pero tampoco se puede descartar. De hecho, en el féretro había restos de más de 10 personas y todos están analizándose. "Esas tachuelas no son una garantía de nada porque se han ido entremezclando los huesos. Veremos cómo acaban las cosas, porque hay que inspeccionarlo todo", explica.

Además en este tiempo han ido encontrado más enterramientos de los esperados. "Pensábamos por la información preliminar que se manejaba que aquí había habido muy poca gente enterrada, pero estamos descubriendo que tenía un uso cementerial mayor. Por eso ahora la investigación histórica está simultáneamente en marcha para intentar entender qué son estos nuevos hallazgos que se han localizado", continúa García-Rubio en relación a los hallazgos efectuados en esta segunda fase para la que no hay fecha de fin y que, junto a la primera, están financiadas íntegramente por el Ayuntamiento de Madrid, que ha puesto cerca de 62.000 euros. A este dinero habría que sumar 38.000 euros destinados a subvencionar la tercera fase, que de celebrarse tendría lugar fuera de la cripta. "La mayoría de este dinero será para reparar los desperfectos que se produzcan en el convento durante las excavaciones que se hagan tras obtener los datos que saque el georradar", ha explicado el historiador Fernando Prado diferentes entrevistas.

Una figura clave para llegar a este punto es el geólogo Luis Alvial, quien en 2010 le descubrió al historiador Fernando Prado las posibilidades del georradar para conseguir imágenes del subsuelo como si se tratara del sonar de un barco. Fue ahí donde se sitúa el origen del llamado proyecto Cervantes. "La primera fase consistió en una inspección del edificio y en conocer sus características arquitectónicas. De esta manera se trataba de imaginar dónde podía haber algunos enterramientos", explica Etxebarría. En esa etapa descubrieron la existencia de la cripta y decidieron que la segunda fase, en la que hoy estamos, arrancaría en ese espacio. "Lo primero era mirar la cripta porque es oficialmente el lugar de enterramiento natural. Habiendo cripta, parece lógico que los restos vayan a estar ahí. Es más, el suelo de la iglesia no lo estamos tocando, y ni siquiera hemos pedido un permiso para ello", explica el forense.

LAS DIFICULTADES

La deslocalización de los cuerpos por las remodelaciones del templo es uno de los problemas que se encuentran en este trabajo, aunque no significa que hayan descartado que aparezca el cuerpo completo del escritor. "Hemos visto esqueletos que están bastante bien conservados, pero no son de Cervantes, entonces los apartamos un lado", señala Etxebarría. La otra traba la pone la humedad, ya que hay espacios donde ha deteriorado mucho los restos.

"Es perfectamente posible que aquí donde estamos trabajando un esqueleto esté entero con la ropa que vestía y el de al lado esté estropeado porque le afectó más la humedad y demás circunstancias", apunta el forense. "Aquí han estado apareciendo restos muy bien conservados y otros que no en el mismo contexto funerario, quizás en distintos sitios de la cripta, o con mayor o menor antigüedad… ", aclara la arqueóloga.

Etxebarría y García-Rubio centran su trabajo en la búsqueda de los huesos del novelista y en ningún momento se refieren a un posible análisis de ADN. Eso ya es otra cosa y para ello habrá que esperar. "El análisis del ADN se podrá hacer si tenemos una hipótesis razonablemente seria de que podríamos estar ante los restos de Cervantes. Se podría comparar con los de su hermana que está enterrada en Alcalá de Henares, pero eso en este momento no está contemplado", explica Echevarría y aclara que "no es tan fácil, porque él no tuvo descendencia".

En todo caso, los dos especialistas hablan de que este trabajo es una cuestión de fases. Esta segunda se centra en localizar los restos de Don Miguel de Cervantes, ni siquiera buscan los de su mujer, lo que pase después ya se irá viendo. Tanto si se lleva a cabo una tercera fase, como qué pasará con los restos si encuentran el ataúd perdido. "Eso ya depende de las autoridades", apunta Etxebarría, sin olvidarse de que la intención de Cervantes era permanecer enterrado en este lugar, bajo la Virgen de la Inmaculada.

Sea como sea, Etxebarría y García-Rubio comparten una satisfacción. “Hemos conseguido colar la Ciencia y la Cultura en los infomativos y hacer que la gente se interese”, concluye el arqueólogo mientras se despide.

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