Foto: El hueso fosil de homínido descubierto en Hadar (Etiopía) ubicado en su posición en el esqueleto del pie.- CAROL WARD / UNIVERSITY OF MISSOURI

 

La capacidad de andar plenamente sobre las dos extremidades inferiores es una característica especial de los humanos entre todos los primates. ¿Pero, cuándo se impuso este rasgo en la evolución de los homínidos? ¿Qué especie abandonó los árboles o dejó de andar a cuatro patas? Un hueso del pie, curvado como los del Homo sapiens, pero de hace más de tres millones de años y descubierto en Etiopía, zanja ahora la discusión acerca de si aquellos seres antepasados nuestros eran totalmente bípedos o aún mantenían rasgos arborícolas. El hueso en cuestión es un cuarto metatarsiano perfectamente conservado de un Australopithecus afarensis, la especie que se hizo famosa por el esqueleto de una hembra hallada en Etiopia, en 1974, y bautizada Lucy. Ahora se sabe que era plenamente bípeda.

 

Foto: Hueso del pie (cuarto metatarsiano) descubierto en Hadar (Etiopía).- CAROL WARD / ELISABETH HARMAN

La importancia del hueso descubierto se debe a que demuestra que el pie tenía la curvatura típica de los bípedos como los humanos actuales, curvatura que ayuda a tomar el impulso en el suelo al dar el paso y a amortiguar la caída al volver a pisar. Ese pie no tiene ya el dedo gordo largo y flexible de los chimpancés, tan útil para trepar por las ramas y sujetarse.  

 

"Ahora sabemos que Lucy y su parientes tenían los pies arqueados y esto significa mucho en el conocimiento que tenemos de ellos, desde dónde vivían hasta qué comían y cómo evitaban a los depredadores", dice Carol Ward (Universidad de Missouri), coautora del descubrimiento. "El desarrollo del pie arqueado fue un cambio fundamental hacia la condición humana porque significa perder la capacidad de utilizar el dedo gordo para agarrar las ramas de los árboles, lo que indica que estos ancestros nuestros finalmente habían abandonado la vida en los árboles y habían adoptado la vida en el suelo". Así, diversificarían sus fuentes de alimento.

Lucy es un esqueleto casi completo de una hembra de poco más de un metro de altura, que vivió hace 3,8 millones de años y que tendría un cerebro poco mayor que el de un chimpancé, pero que había evolucionado y ya no vivía exclusivamente en los árboles. Que su especie sería capaz de andar sobre sus dos extremidades inferiores estaba claro, pero para muchos científicos no habría aún dejado de lado completamente las capacidades arborícolas. Esos homínidos vivirían en el suelo pero estarían perfectamente cómodos en los árboles y se podrían desplazar por las ramas de los árboles si venía bien o hacía falta. El cuarto metatarsiano ahora presentado en la revista Science demuestra que Lucy y sus congéneres eran bípedos como nosotros y que habían perdido ya las características de los pies propias de los monos. Subirían a los árboles, pero no tendrían las plenas capacidades de sus antepasados.

El hueso se descubrió hace 10 años (hasta ahora no se han culminado los estudios del fósil para sacar conclusiones) en una yacimiento de Hadar, en Etiopía, en el que se han encontrado ya más de 250 fósiles de al menos 17 individuos A.afarensis, de hace 3,2 millones de años. El líder de la excavación es Donald Johanson, el mismo paleontólogo estadounidense (ahora en la Universidad de Arizona) que encontró los restos de Lucy y que le dio en nombre en honor de la canción Lucy in the sky with diamonds que los miembros de la expedición oían una y otra vez en el campamento aquel año.

Foto: Imagen panorámica del yacimiento en Hadar (Etiopía), donde se han encontrado más de 250 fósiles de homínidos de hace 3,2 millones de años.- DONALD C. JOHANSON

 

No son Lucy y sus congéneres, incluido el individuo del cuarto metatarsiano, los primeros homínidos después de la bifurcación evolutiva de los otros primates. Algo más de cuatro millones de años tienen los A.anamensis descubiertos en Kenia y Etiopía, pero su esqueleto aún no se conoce bien, explican los científicos en Science. Algo más antiguos, en torno a 4,4 millones de años, tienen los Ardipithecus ramidus, de Etiopía, que son los ancestros humanos más antiguos que se conocen hasta ahora con un esqueleto bien representado en el registro fósil, como dicen los paleontólogos. Pero los ardipitecos, descubiertos por Tim White, contrincante declarado de Johanson en la carrera por estudiar los homínidos más antiguos y más humanos, sería sólo un bípedo a tiempo parcial, de transición, con muchos rasgos aún de los monos que se desplazan por los árboles, incluido el dedo gordo largo y móvil adecuado para sujetarse.

El cuarto metatarsiano de A.afarensis está completo y casi perfectamente conservado, explican Johanson y sus colegas. Se habían encontrado antes otros metatarsianos fósiles, pero parciales, "ninguno lo suficientemente completo como para abordar la cuestión de los pies arqueados". Y el cuarto metatarsiano "es el elemento clave" de diferencia entre simios y humanos, "la mejor prueba de la presencia de arcos permanentes longitudinal y transversal en el pie".

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Lo cierto es que extraña que habiéndose hallado este hueso metatarsiano hace diez años sea todavía ahora cuando nos ofrecen las conclusiones que del mismo se derivan. Diez años de investigación son muchos años, pero, en fin, vale más tarde que nunca.

 

Hay que decir que, en realidad, cuando se descubrió en 2005, también en Etiopía, el esqueleto parcial de otro Australopithecus afarensis (al que se le dió el nombre de Kadanuumuu) ya se había establecido que estos especímenes andaban de pie. No obstante, como quiera que no se habían hallado restos óseos fosilizados del pie de Kadanuumuu, algunos paleontólogos seguían manteniendo la opinión de que muy posiblemente combinaba la locomoción bípeda con la arbórea.

 

Ahora, con este nuevo fósil metatarsiano, se ha salido ya (tarde, pero se ha salido) de dudas.

 

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Respuestas a esta discusión

“Lucy y sus parientes renunciaron a la habilidad de trepar a los árboles”

 

Vía: sinc | Adeline Marcos | 10 de febrero de 2011


En 1974, un grupo de investigadores descubrió en Etiopía los primeros restos fósiles de un individuo de Australopithecus afarensis al que llamaron Lucy. Desde entonces los científicos han especulado mucho sobre la capacidad bípeda de este homínido. Con el hallazgo de un hueso del pie, los investigadores, entre los que se encuentra Carol V. Ward (Foto a la izquierda), del departamento de Patología y Anatomía de la Universidad de Missouri (EE UU), confirman que Lucy andaba erguida.

 

- ¿Qué aporta el descubrimiento de este fósil?

Demuestra que la estructura y la función única del pie humano es más antigua de lo que pensábamos, y que los bípedos más tempranos andaban igual que nosotros. Los Australopithecus no eran criaturas que andaban y trepaban árboles a la vez. Abandonaron la habilidad de ser competentes en los árboles para ser efectivos en el suelo. Esto significa que la transición del Australopithecus al Homo no fue tan drástica como algunos sospechaban, y no supuso un cambio de ser trepador a tiempo parcial a ser caminante terrestre a tiempo completo.

- ¿Cómo ha evolucionado la anatomía del pie?

El hueso de pie hallado en Etiopía es un metatarso, que pertenece a la parte media del pie que conecta los dedos de los pies con el tobillo. En los humanos, el pie es rígido, por lo que al andar, el pie entero se levanta y nos impulsa hacia delante. Nuestros huesos forman también arcos, que amortiguan los golpes al andar y correr. Contrariamente a nosotros, los simios tienen pies flexibles sin arcos; son pies prensibles para agarrar las ramas mientras trepan por los árboles. Andar erguido sobre las dos piernas es una de las características más distintivas del ser humano. Siempre nos hemos preguntado cuándo nuestros ancestros iniciaron este estilo de vida.

- ¿Qué sabemos de los Australopithecus?

Sabemos que los Australopithecus afarensis eran bípedos hace más de tres millones de años, y que perdieron el dedo gordo del pie. Sin embargo, los antropólogos han debatido durante muchos años si los Australopithecus siguieron teniendo un pie flexible que les hubiera ayudado también a trepar a los árboles. Pero faltaban huesos de pie claves en el registro fósil.

- ¿Lucy pasó de trepar a los árboles a andar erguida?

El nuevo fósil, que data de 3,2 millones de años, demuestra que A. afarensis hizo la transición completa hacia un pie rígido y arqueado como el del humano. Pero el pie no muestra signos de una transición de adaptación entre la vida en los árboles y la vida en el suelo. Por lo tanto, hace millones de años nuestros ancestros se dedicaron por completo a la locomoción terrestre más que a trepar por los árboles.

- ¿Cuál era la diferencia entre los Australopitecus y otros homínidos?

Australopithecus fue un género de unas seis o más especies de parientes tempranos del humano. Andaban erguidos sobre sus pies, tenían dientes y mandíbulas muy fuertes para masticar alimentos muy duros, y sus cerebros eran sólo ligeramente más grandes que los de los simios. Es probable que nuestro género Homo evolucionara desde una especie de Australopithecus, pero no estamos seguros de cuál.

- ¿Qué sabemos ahora de Lucy?

Sus pies eran fundamentalmente como los nuestros. Lucy y sus parientes renunciaron a su habilidad de trepar a los árboles, y tuvieron hijos que podían aferrarse a las madres. Esto favoreció la formación de un pie rígido y arqueado que les proporcionó una propulsión efectiva para andar. El arco es importante porque, por lo que sabemos de las personas con pies cavos o pies planos, se pueden generar problemas de articulaciones en todo el cuerpo.

- ¿En qué se parecen los Australopithecus con los humanos modernos?

Los Australopithecus parecían pequeños humanos con cerebros más pequeños, mandíbulas más potentes, y brazos ligeramente más largos. Sus pies estaban arqueados como los nuestros, pero sus dedos de los pies eran un poco más largos.

- ¿Qué aspectos de estos homínidos son aún desconocidos?

Seguimos sin una idea definitiva de cómo eran sus torsos, porque las costillas y las vértebras que componen los huesos de la espalda y la caja torácica son pequeños y finos y no se conservan bien.

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