- Los hallazgos de arte rupestre de hace 20.000 años hechos públicos en 2012 suscitan el interés de la comunidad científica internacional y serán objeto de estudio en Atapuerca (Burgos), en el Congreso Internacional del Paleolítico
- Entre los últimos descubrimientos está el de una falange descarnada de un adolescente que apunta a que los habitantes de la cueva practicaban la antropofagia
Fuente: lamarinaplaza.com| 28 de marzo de 2014
El 6 de noviembre de 2012, desde la Casa de Cultura de Pedreguer, un grupo de arqueólogos que lleva años colaborando con la Fundació CIRNE, de Xàbia, hacía público el secreto que guardaban desde hacía algún tiempo y sacaban de las profundidades de la historia a la intemperie de la modernidad un tesoro arqueológico de nada menos que 20.000 años de antigüedad.
La Cova del Comte, en la Solana de Pedreguer, escondía una enorme galería en la que se habían encontrado numerosas muestras de arte rupestre -tanto grabados como pinturas- del Paleolítico. Las primeras exploraciones superficiales de las que se dio cuenta entonces apuntaban ya a un descubrimiento de gran envergadura que puede convertir a esta gruta en la referencia del Paleolítico mediterráneo peninsular, como mínimo en lo que a manifestaciones artísticas se refiere. Pero lo mejor es que nadie sabe, aunque los arqueólogos lo intuyen, lo que puede haber allí cuando se excave.
Ha pasado algo más de un año desde que se hiciera pública la existencia del yacimiento. Durante todo este tiempo se ha podido ahondar en su exploración e iniciar los estudios de todo lo encontrado. Y ayer, otra vez en Pedreguer, CIRNE presentó junto al ayuntamiento un primer avance de los resultados. Las conclusiones definitivas de esos estudios, no obstante, serán presentados en un marco de excepción: el Congreso Internacional del Paleolítico -que se celebra cada dos años en un lugar distinto del mundo-, que este año tendrá lugar en Atapuerca (Burgos). Un dato que, sin duda, corrobora el interés científico que han suscitado los primeros hallazgos de la Cova del Comte.
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Ya en la presentación de 2012 se dieron a conocer las expresiones de arte rupestre encontradas en el yacimiento. Entre ellas, destacan varias representaciones de caballos, así como una serie de espirales grabadas en la roca. Ayer, los arqueólogos dieron algunos detalles de los primeros resultados de los estudios realizados el año pasado a raíz de la retirada de sedimentos de la cueva. Y entre ellos, el presidente de CIRNE, Enric Martínez, desveló la presencia de una falange de un adolescente que presenta la peculiaridad de estar descarnada por mordiscos humanos. “¿Eran antropófagos los habitantes de Pedreguer de hace 20.000 años?”, preguntó en voz alta. El arqueólogo Pasqual Costa restó trascendencia, no obstante, a este detalle. “No es una cosa rara en aquel momento” histórico, explicó. Por otra parte, también se han encontrado fragmentos óseos de fauna, como caballos, ciervos y linces.
Pero lo realmente trascendente de los trabajos realizados el año pasado es que marcan el inicio de una investigación a fondo del yacimiento, en el que los arqueólogos tienen depositadas grandes expectativas. En palabras de la alcaldesa, Dora Martí, “durante el año 2013 se han encendido las luces en el interior de la cuerva y se han obtenido resultados más que satisfactorios”. Y eso anima al consistorio, dijo, a “seguir apoyando este proyecto, porque somos conscientes de la importancia que representa esta cueva” y porque “este equipo de arqueólogos sigue ilusionándonos como desde el primer día”.
El ayuntamiento recurre al micromecenazgo para financiar las excavaciones
Junto a la alcaldesa y Enric Martínez estuvieron presentes el concejal de Cultura, Sergi Ferrús y los arqueólogos Pasqual Costa y Juan de Dios Boronat. Todos dejaron claro que el reto ahora es excavar la cueva, y en ese propósito se han unido para conseguir lo más difícil. Conseguir financiación buscándola, si hace falta, debajo de las piedras. El respaldo financiero del Ayuntamiento de Pedreguer está garantizado. Aportará este año 8.000 euros. Pero no se puede decir lo mismo de otras administraciones: la Diputación de Alicante se ha negado a aportar fondos, según señaló Ferrús; y a la puerta de la Generalitat ni siquiera se ha llamado dados los continuos impagos del Consell.
Y el problema es que el presupuesto necesario para excavar este año ascendería a 18.000 euros, IVA incluido. Así las cosas, se ha optado por recurrir a la colaboración ciudadana a través de una campaña de micromecenazgo para que los vecinos que lo deseen puedan realizar aportaciones económicas en un número de cuenta. Se trata de que se involucre “no sólo el ciudadano de a pie, sino que también participen las empresas importantes del pueblo”, señaló Sergi Ferrús.
La intención es que en el próximo mes de junio pueda llevarse a cabo la primera campaña de excavación.
El tesoro mejor guardado
La Cova del Comte de Pedreguer se ha unido a los cuatro únicos ejemplos que había hasta ahora del arte paleolítico en la actual Comunitat Valenciana: la Cova Fosca de la Vall d’Ebo y la Cova del Reinós de la Vall de Laguar, también en la Marina Alta; y las cuevas del Parpalló y de les Meravelles, en la Safor.
La existencia de la cueva de Pedreguer era conocida, y, de hecho, hasta no hace muchos años sus estancias más exteriores eran empleadas como corral para ganado. No obstante, ya a principios de los 90 un hecho desgraciado abrió el primer resquicio que, años después, ha permitido el descubrimiento. En aquellos años se hizo tristemente célebre un ciudadano holandés que se dedicó a saquear yacimientos arqueológicos por la comarca. Uno de los arqueólogos que colabora ahora también con CIRNE en los estudios, Josep Cassabó, visitó en 1992 la cueva para intentar evaluar los daños y localizó ya unas marcas en una pared. Entonces, no le dio demasiada importancia. En aquella época no existían los conocimientos sobre arte paleolítico que hoy se tienen.
Pero el caso es que Cassabó conservaba aquella imagen grabada en la retina, y en el año 2011 CIRNE organizó una expedición de su equipo de arqueólogos en la que saltó la liebre. La cueva no finalizaba en la sala más superficial, sino que oculta por unas piedras había una rendija en el fondo de la cavidad desde la que partía una gatera de 21 metros de largo que lleva a una sala mucho más grande, en la que se han encontrado todas las muestras de arte rupestre, datadas entre el 18.000 y el 16.000 a.C.
“Aquello es como una estación de metro”, afirmaban ayer los arqueólogos tras la rueda de prensa para explicar la magnitud de la enorme sala que, hasta ahora, había permanecido oculta al mundo exterior. Y es que una cata realizada el año pasado constata, según explicaban ayer Pasqual Costa y Juan de Dios Boronat, que esta galería conserva como nivel de sedimentación superior el mismo que había en el Paleolítico. “Cuando uno entra, se ha trasladado en el tiempo” hasta 20.000 años atrás, señaló Boronat. “Hemos encontrado el libro de registro histórico de ese momento totalmente intacto”, corroboró Costa.