Hallados restos humanos de la Edad de Bronce en una cueva de la Mola (Formentera)

Los restos encontrados en la cueva 127, situada en uno de los acantilados de la Mola. C.C.

Fuente: diario de ibiza.es | 16 de marzo de 2015

El equipo de arqueólogos que trabaja desde hace cuatro años en el poblado prehistórico de es Cap de Barbaria II, en Formentera, desveló ayer a este periódico un hallazgo que abre una puerta a la investigación y que arroja luz sobre los ritos funerarios de los primeros pobladores de la isla de la Edad de Bronce, 1.800 antes de Cristo.

Se trata de los restos humanos de una mujer, de entre 25 y 30 años de edad, que fue enterrada vestida con sus collares y junto a algunos objetos cerámicos que ya fueron localizados en la campaña del pasado año. En esta ocasión el equipo, formado por 17 investigadores entre especialistas y voluntarios, ha podido fijar la fecha del enterramiento gracias a los análisis de los restos. Ayer mismo seguían excavando y extrayendo restos humanos que podrían concretarse en un enterramiento doble, aunque hasta ahora solo han podido certificar la presencia de los restos de un solo cuerpo.

La cueva donde se encontraron estos huesos se sitúa en un acantilado de la Mola que los científicos han nombrado con el número 127, justamente para evitar su localización. Este enclave no es la famosa Cova des Fum, donde otro equipo de arqueólogos realiza prospecciones desde hace varios años, sino que se trata de una cueva situada en otra zona y cuyo acceso es difícil de encontrar, casi escondido, y que nada tiene ver con monumentalidad del sepulcro megalítico de Ca na Costa, situado a la orilla de s´Estany Pudent, aunque es de la misma fecha.

Los especialistas que dirigen esta excavación, vinculada con los trabajos del poblado de es Cap II, son científicos procedentes de la Universitat Pompeu Fabra, la Universidad de Cantabria y la Universitat de Tarragona.

La dirección del proyecto corre a cargo de Edgard Camarós, Marián Cueto, Pau Sureda y Luis Teira, miembros de institutos de investigación que dependen de las citadas universidades y que han encontrado el apoyo incondicional de la conselleria de Patrimonio del Consell de Formentera que les ofrece todas las facilidades y les autoriza a realizar las prospecciones.

Edgard Camarós explicó que la importancia de este hallazgo sirve para completar la investigación que están realizando desde hace cuatro años y que ahora va más lejos del poblado prehistórico de es Cap, en el que han trabajado en los últimos años.

Enterramientos en cuevas
Como científicos se plantean preguntas que intentan contestar con datos objetivos. En este sentido se cuestionaron al iniciar el trabajo dónde y de qué forma eran enterrados los habitantes de esos poblados prehistóricos situados, sobre todo en es Cap. Admiten que el sepulcro de Ca na Costa se sale de lo común, gracias a la investigación de Jordi Fernández y Benjamí Costa en los años setenta. Ahora han llegado a la conclusión de que los primeros pobladores optaban por enterrar a los difuntos en cuevas. Lo curioso es que no elegían para estos ritos los acantilados más cercanos a sus poblados sino que recorrían varios kilómetros para enterrarlos siguiendo un rito funerario que ahora intentan descifrar.

Edgar Camarós explicó que los restos fueron encontrados en la cueva 127 y han podido deducir que «vivía al límite». Es decir, que pasaba hambre, porque desarrolló enfermedades relacionadas con la malnutrición que se han detectado en alguna de las piezas dentales encontradas: «Sabemos que es una mujer por las dimensiones de la clavícula». Camarós insiste en que la información que aportan los huesos «refleja la historia» lo que les permite establecer una relación con el poblado de es Cap de Barbaria: «Hemos podido establecer las enfermedades que sufría esta mujer, ya que durante su proceso de crecimiento sufrió una hipoplasia, que es un estrés alimenticio, pasó hambre, y esto es interesante ya que en es Cap observamos cómo planteaban estrategias complejas de supervivencia, como es la intensificación de la explotación de los recursos».

Otra de las conclusiones es que esta mujer tuvo una fractura en el pie que acabó soldándose, lo que indica según los expertos una vida complicada en cuanto a movilidad. La tercera conclusión, de momento, es que su columna vertebral da muestras de sufrir «una artrosis impresionante en la espalda a los 30 años, lo que relacionamos con la actividad de molienda al estar agachada durante muchas horas».

Además se han encontrado botones y cuentas de collar.

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