En el interior de una inmensa cavidad enmarcada en la orilla izquierda del río Albaida, un grupo de estudiantes vinculados al departamento de Arqueología de la Universitat de València examinan minuciosamente el terreno bajo la supervisión del catedrático de Prehistoria, Valentín Villaverde.

Los expertos sitúan en la Cova Negra  (izquierda) la respuesta a muchas de las incógnitas aún existentes alrededor de la vida y la desaparición del neandertal, una especie que se guareció en este enclave situado en Xàtiva durante 80.000 años y cuyos restos han aflorado de forma abundante de las entrañas del yacimiento.

Quizás por ello, en medio de un panorama teñido de negro para la arqueología, que se traduce en un exponencial recorte de fondos públicos, se han reanudado las excavaciones en el entorno, cuando se cumplen 85 años de las primeras intervenciones institucionales y 80 desde la publicación del primer hallazgo de calado fruto de estos trabajos sobre el terreno.

Aquel parietal (derecha), correspondiente a un neandertal adulto, dio la vuelta al mundo y convirtió a Xàtiva en la tercera localización de la península ibérica donde se constató la presencia de restos humanos procedentes del Paleolítico Medio, tras los descubrimientos previos efectuados en Gibraltar y Girona durante el siglo XIX. Esta circunstancia alentó las investigaciones arqueológicas posteriores en el seno de la Cova Negra, un yacimiento que en la actualidad pasa por ser de los más abundantes de Europa en cuanto a presencia de restos neandertales se refiere.

Desde la última campaña de excavaciones, dirigida también por Villaverde, han pasado 22 años. Ahora, los investigadores consideran que ha llegado el momento de retomar los trabajos. Con el empleo de sofisticados sistemas de detección y nuevas tecnologías tratarán de dar respuesta a muchas cuestiones aún por resolver. El coordinador de las excavaciones de Altamira, Juan Luis Arsuaga, situó en Xàtiva a los últimos neandertales europeos y fijó en la Cova Negra algunas de las claves para averiguar el por qué de la desaparición de la especie, hace 30.000 años.

Cuarta fase de excavaciones

La reapertura de las excavaciones se produce en el marco de un programa financiado por la Generalitat y el SIP en el que participan tanto los expertos del Ayuntamiento de Xàtiva como de la Universitat de València. Se trata de la cuarta etapa de investigaciones arqueológicas que se desarrolla en la cavidad, después de las dirigidas por el sacerdote Viñes entre 1928 y 1933, Francisco Jordá (1950-1957) y Valentín Villaverde la última, entre 1981 y 1991, año en el que se produjeron las últimas intervenciones.

Tras 22 años de parón arqueológico, los nuevos investigadores han encontrado muy deteriorado el entorno de la Cova Negra, como consecuencia del abandono. Villaverde y el coordinador de las excavaciones por parte del consistorio, Antonio Vela, señalan la presencia de abundantes hierbajos en la zona, así como el desprendimientos de piedras y las consecuencias de las «visitas incontroladas» que «han hecho mucho mal» y han obligado a retrasar las excavaciones. Culminadas ya las labores de limpieza y adaptación del yacimiento, el equipo formado por miembros de la UV y el SIP ha emprendido durante las mañanas de esta semana los trabajos de excavación en la parte sur de la cavidad, aunque antes de noviembre los abandonarán para retomarlos ya en 2014, con todo el año por delante. Por lo pronto, la intervención consiste en explorar los primeros niveles arqueológicos, eliminando los estratos superficiales para a continuación ir profundizando y ampliando el espacio de exploración, según relatan los coordinadores. Cuando termine la semana se analizarán los resultados para enfocar la nueva campaña de intervenciones, en 2014, cuya duración, aún no determinada, será más extendida. El reto está fijado en conocer aspectos específicos de la vida que desplegaron en la cueva los neandertales. Los trabajos pretenden identificar cada uno de los espacios donde los hombres que habitaron en la cavidad dormían, hacían fuego o tallaban los utensilios así como aportar luz acerca de las incógnitas que aún rodean la desaparición de la especie y conocer más sobre sus modos de vida.

El yacimiento fue una de las primeras apuestas del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación(SIP). Recién nacido el organismo, en 1928,y fruto del empeño del arqueólogo y sacerdote setabense Gonzálo Viñes, se iniciaron los estudios sobre el terreno, que dieron pie a los posteriores hallazgos de numerosos fósiles, tanto humanos como animales. En la actualidad, el Museo de Prehistoria de Valencia alberga 25 restos óseos que se cree pertenecientes a al menos siete individuos, entre los que hay un adulto, un adulto más joven, un adolescente, tres niños de entre cinco y ocho años y un niño muy pequeño, probablemente aún no destetado. Los expertos subrayan que en la Cova Negra se han encontrado huesos de prácticamente todas las partes del esqueleto y resaltan que algunos de los cuerpos fueron enterrados.

Las ocupaciones que registró la cavidad, a partir de hace 110.000 años, fueron muy cortas en el tiempo. Los neandertales la empleaban como albergue para resguardarse del frío por periodos que solían comprender unos días. Luego se esfumaban. Las conclusiones de uno de los trabajos más completos publicados hasta el momento, acuñado por Villaverde y Arsuaga, revelaron hace unos años que los neandertales que ocuparon el territorio valenciano fueron escasos y se caracterizaban por una gran movilidad para dispersarse rápidamente por diferentes territorios.