Recreación de un banquete en Atapuerca.| Mauricio Antón

Rosa M. Tristán / El Mundo

La relación del consumo de carne con la evolución de la especie humana viene de antiguo. La principal teoría apunta que esa dieta está intrínsecamente relacionada con el desarrollo de un cerebro creciente, que necesitaba tejidos y grasa para su desarrollo. Ahora, además, un grupo de investigadores apunta que este alimento permitió adelantar del destete de las crías, favoreciendo un aumento de la población que afectó a la expansión de la especie por el planeta.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores, de la Universidad de Lund, en Suiza, han realizado un estudio comparativo entre 67 especies de mamíferos, entre ellas monos, ratones, ballenas, osos o seres humanos, cuyas conclusiones publican en PLoS ONE (trabajo completo).

Aseguran que el hecho de que los humanos primitivos se hicieran carnívoros (los chimpancés ya consumen pequeños animales, aunque son principalmente herbívoros) favoreció una dieta de más calidad que permitió a las madres aumentar su prole. "Esto debió tener un impacto crucial en la evolución", asegura Elia Psouni, responsable del estudio.

Unos restos fósiles encontrados por el equipo español que trabaja en Olduvai(Tanzania) confirman que la carne ya era un plato fundamental del menú humano hace casi dos millones de años y que su carencia provocaba enfermedades y muerte.

Más teta para los chimpancés

La duración media del amamantamiento entre las 46 sociedades humanas estudiadas por los suizos varía entre los dos años y los cuatro meses, un periodo que es muy corto para una vida que, en su tope máximo, puede alcanzar los 120 años. Y aún lo parece más si se compara con el de los parientes más cercanos, los chimpancés, que no destetan a sus crías hasta que tienen cuatro o cinco años, pese a que no viven más de 60 años.

Las explicaciones de este hecho han sido muy diversas y muchas se basan en hipótesis sobre el comportamiento social de la especie, el parentesco y la familia.

Grupo de humanos prehistóricos, aprovechando la carne con utensilios de piedra. |Mauricio Antón


El equipo suizo ha comprobado que todos los mamíferos, a lo largo de sus 90 millones de años de existencia, han dejado de amamantar cuando el cerebro alcanzaba una determinada fase de su desarrollo. Y ese punto lo alcanzan antes los carnívoros (es decir, los que reciben al menos el 20% de su energía de la carne) que los herbívoros u omnívoros, debido a que es una dieta de más calidad.

Por lo tanto, concluyen en este trabajo, la diferencia entre el primate humano y los gorilas o los chimpancés, en cuanto al destete, también se debe a que el primero es más carnívoro. Psouni reconoce que es una tesis provocativa, pero que "no siempre hay que buscar la cultura por debajo de comportamientos que tienen que ver más bien con la biología".

La investigadora está convencida de que este hecho favoreció un aumento de las poblaciones humanas que fue clave en la expansión de aquellos primitivos homínidos fuera de África.

Hallazgo español en África

El hallazgo del arqueólogo español Manuel Domínguez-Rodrigo, codirector del Instituto de Evolución en África (IDEA), con sede en Olduvai, consiste en un fragmento del cráneo de un niño de dos años que presenta una patología producida por falta de vitaminas que hay en la carne. "Esto indica que ya hace más de millón y medio de años formaba ya parte fundamental de la dieta de la especie y, por ello, cuando no la había, se sufrían daños", explica el investigador a ELMUNDO.es.

De hecho, conseguirla se convirtió en uno de los objetivos fundamentales de los humanos prehistóricos, ya fuera carroñeando la que dejaban otros grandes carnívoros o cazando, algo más complicado.

No obstante, tanto Psouni como Rodríguez-Rodrigo apuntan que este pasado carnívoro no justifica el consumo que hoy se hace. "Hoy existen alimentos con similares propiedades a las de la carne que son buenos sustitutos de ella, pero que no había en la sabana africana", señala el español.

Psouni, por su parte, asegura que su investigación "no tiene que ver nada con el hecho de si los humanos dejan de comer carne o no en la actualidad".

Comer carne y grasa con exceso es para los humanos del siglo XXI un auténtico problema: no sólo genera problemas graves de salud, al generar enfermedades cardiovasculares y obesidad, sino que tiene un insostenible coste medioambiental en el planeta: producir cada kilo de carne (y se hace casi de forma industrial) supone un gasto de entre ocho y 10 kilos de grano.

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