El ara sextiana cumple dos mil años

Foto: Nacho Orejas | LNE. La lápida de mármol de 2.700 kilogramos tiene una inscripción en honor del emperador Augusto que la convierte en el documento fechado más antiguo de Asturias. El ara sextiana, el documento fechado más antiguo de Asturias, cumple este año dos milenios. Es la pieza capital del Tabularium Artis Asturiensis, museo y archivo asturianista fundado por Joaquín Manzanares hace más de medio siglo. Francisco Manzanares, hijo de Joaquín y actual director del Tabularium, mostró ayer a LA NUEVA ESPAÑA la magnífica lápida de mármol de 2.700 kilogramos de peso que se conserva en Oviedo, en su museo, y explicó los mil avatares que ha atravesado. Vía: Javier Neira | La Nueva España.es, 6 de febrero de 2009 El estudio del ara sextiana -denominación discutible aunque comúnmente aceptada- se debe a Francisco Diego Santos, nonagenario historiador que ha analizado prácticamente todos los epígrafes asturianos y que la llama lápida de Augusto. La inscripción se realizó en honor del emperador, que acababa de sofocar a los últimos rebeldes asturianos. Dice que estaba en «tribunicia potestad XXXII sacrum» que corresponde al año 9 de nuestra era, así que hace exactamente dos mil años fue esculpida. La lápida estaba en el cabo Torres -sobre el actual puerto del Musel- donde había dos importantes edificaciones romanas. Es una dedicatoria de Cneus Calpurnius Piso, el gobernador de la provincia Tarraconense a la que pertenecían los territorios de los astures, al emperador. Como el gobernador, después, participó en una conspiración que le costó la vida a Germánico, su sobrino el emperador Tiberio decretó una «damnatio memoriae» y fue borrado el nombre de Cneus de todas las inscripciones. También del ara sextiana, las señales de la censura son evidentes. La lápida reaparece en función de altar en una capilla «entre Carreño y Candás», según anota Tirso de Avilés «cerca del río Aboño y del mar». Se supone que fue arrojada desde la Campa Torres. El padre Carballo y Constantino Cabal también la citan en ese paraje, en la capilla de San Juan. A mediados del siglo XVIII es trasladada, según Julio Somoza, a la capilla de Santa Clementina de la casa que tenían en Carrió los condes de Marcel Peñalba. Ahí la cita a su vez Jovellanos. Y en 1894 se traslada a Luanco. Estuvo instalada en el huerto de Atanasio Ávila y después en el rellano de la escalera de su casa, «ahí estaba cuando en 1960 la compró mi padre», según recordó ayer Francisco Manzanares. La vendió Carlos Gil de Arévalo, después de ofrecérsela a la Diputación que le dio largas así que, indignado, se la brindó a Manzanares por debajo del valor que pensaba obtener. «Tenía yo 10 años», comenta Manzanares hijo, «la transportaron en una camioneta. Tardaron cinco horas en cargarla en Luanco y seis en descargarla aquí, en Oviedo. Conmigo estaba Juanín Cueto Serrano, los dos emocionados, jugando y viendo todo aquello». Inmediatamente se desató la tormenta aunque durante siglos apenas había sido tenida en cuenta la magnífica pieza romana. El periodista gijonés Francisco Carantoña protestó diciendo que debía estar inexcusablemente en su ciudad. Manzanares tuvo que ir a Madrid a dar explicaciones personalmente al ministro de Educación, Jesús Rubio. Cuando el Ministro le afeó que se hubiese interpuesto en una adquisición que iba a efectuar la Diputación Provincial de Oviedo, Manzanares le enseñó una carta del vendedor en la que relataba la molicie y displicencia con que le habían tratado las administraciones públicas y con esa prueba le tapó la boca. Aun así, el Ministro quiso saber cuál era la opinión de la Real Academia de la Historia y le contestaron que si el ara sextiana la tenía Manzanares estaba en las mejores manos posibles. La polémica localista siguió pero muy amortiguada. El ara sextiana o lápida de Augusto mide 1,66 centímetros de largo, 80 centímetros de alto y 50 centímetros de fondo. Cada letra tiene una altura de 12 milímetros. En la mañana de ayer, Francisco Manzanares, director del Tabularium Artis Asturiensis, posó -fotografía superior- ante el ara sextiana o lápida de Augusto, adquirida por su padre Joaquín en 1960. Desde entonces se conserva en Oviedo, en el museo y archivo asturianista propiedad de la familia Manzanares. En la fotografía contigua, el propio Francisco aparece -en una instantánea obtenida por su padre- encaramado sobre el ara, en el jardín de la casa donde está instalado el archivo, durante el verano de 1960. Tenía 10 años, el ara sextiana acababa de ser adquirida por Joaquín Manzanares. En memoria del azote romano de los astures Un museo con 10.000 piezas prehistóricas, 700 de Roma al Barroco y más de 100.000 fotografías Joaquín Manzanares Rodríguez-Mir nació en Oviedo en 1922. Licenciado en Derecho y en Historia, fundó el Tabularium Artis Asturiensis -archivo y museo privado, siempre a su costa y a la de su familia- el 11 de mayo de 1947. Fue nombrado director del Museo Arqueológico el 22 de diciembre de 1954 por el ministro Joaquín Ruiz-Giménez y teniendo incluso el nombramiento en su bolsillo no pudo ni siquiera tomar posesión por las intrigas y envidias locales. A la muerte de Juan Uría pasó a ser cronista oficial de Asturias, cargo -no remunerado como siempre le sucedió- que desempeñó hasta su muerte en Oviedo, el 18 de junio de 2003. El Tabularium cuenta con 10.000 piezas correspondientes a la Prehistoria, procedentes de decenas de yacimientos, muchos sin identificar -su fundador nunca realizó excavaciones- y que sólo conoce la familia Manzanares. Desde Roma hasta el Barroco tiene, asimismo, del orden de 700 piezas. El archivo asturianista cuenta también con más de 100.000 fotografías, de las que 2.000 corresponden a las viejas placas de cristal; varios miles de fichas, material etnográfico y algunos muebles antiguos. El Principado, tras sucesivos requerimientos que se remontan al menos a diez atrás, nunca ha llegado a ofrecer a los Manzanares una fórmula de continuidad para el Tabularium. La inscripción del ara sextiana o lápida de Augusto dice: IMP CAESARI AUGUSTO DIVI F // COS XIII IMP XX PONT MAX // PATR PATRIAE TRIB POT XXXII (renglón y medio censurado) SACRUM. Un texto que se puede traducir como «Al emperador César Augusto, hijo de Dios, cónsul trece, emperador veinte, pontífice máximo, padre de la patria, con tribunicia potestad treinta y dos (renglón y medio censurado, que corresponde al nombre del gobernador Cneus Calpurnius Piso) consagrado».
  • Alicia M. Canto

    De nuevo la Epigrafía en el candelero, pero sin librarse de los errores habituales.

    Conviene aclarar que esta conocida, e históricamente interesante, inscripción, no es una "lápida", y tampoco un "ara" (para empezar, no tiene forma de altar). Pero menos puede ser "sextiana", pues, como se desprende incluso de su texto, no contiene ninguna mención de Lucius Sestius (no Sextius) Quirinalis, el consular y amigo de Augusto que fue el dedicante de las tres arae Sestianae Augusto dicatae que tanto Plinio el Viejo (Naturalis Historia IV, 111), como Ptolomeo (II.5), que son las fuentes más fiables para el caso, ubicaron en territorio galaico, no aquí, y fueron erigidas en una fecha que debe situarse entre el 22 y el 19 a.C., mientras que esta pieza asturiana se data en el 9 d.C. La traducción que se da de ella al final es también algo sui generis.
  • Guillermo Caso de los Cobos

    Hola, Dra. Alicia:

    Leo con interés su comentario sobre esta famosa (sobre todo en Asturias) inscripción, y, a tenor de lo que dice, me gustaría preguntarle si las dudas sobre la procedencia y posible autoría de la misma ya han sido bastante aclaradas por los expertos en epigrafía.

    Como se sabe, Francisco Diego Santos (al que se cita en el artículo más arriba), en su obra "Epigrafia latina en Asturias", se planteaba si esta inscripción correspondía o no a las Aras Sestianas del texto de Pomponio Mela, "De Chorographia" (III, 13), donde decía:

    "in Astyrum litore Noega (la actual Gijón, donde fue encontrada esta inscripción, cerca del rio Aboño-Campa de Torres) est oppidum, et tres arae quas sestianas ocat in paeneinsula sedent et sunt Augusti nomine sacrae inlustrantque terras ante ignobiles".

    (Traducción: “en el litoral de los Astures está la ciudad de Noega, y tres aras que llaman Sestianas se encuentran en una península y están consagradas al nombre de Augusto, ilustrando tierras antes ignoradas“).

    A partir de este texto y de las posteriores noticias históricas que acompañan a esta inscripción, Diego Santos sostiene que todo ello "confirmaría la afirmación de Mela poniendo en el litoral de los Astures a las tres aras quas Sestiana vocant".

    Pero a renglón seguido recuerda que esto sería prueba suficiente si los textos de Plinio y Ptolomeo que cita no lo contradijeran, poniendo la ubicación en Galicia. También recuerda que tanto Hubner como Schulten niegan que las aras sestianas deban buscarse en Asturias, o que esta inscripción de la que hablamos pueda pertenecer a dichas aras de la zona galaica.

    No obstante, Diego Santos afirma que, si bien no puede probarse que al menos esta inscripción sea una de las aras sestianas gallegas, tampoco puede probarse lo contrario.

    Luego tenemos la interesante tesis que ha publicado Carlos Sánchez-Montaña en su blog GALICIA ROMANA, donde sostiene que dichas aras sestianas se corresponderían con las tres torres augustas (faros) localizados en la zona noroccidental: la de Cabo Touriñán (Galicia), la de Campa de Torres (Gijón-Asturias), y entre ellas la Torre de Hércules de Coruña (Galicia).

    Su tesis la hace concordar con los estudios que ha realizado y publicado la arqueóloga Carmen Fernández OchoaLa Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias)” donde establece que “Después de examinar la documentación historiográfica, los expertos han establecido la relación con la lápida de Calpurnio Pisón y apuestan por la existencia de una torre consagrada a Augusto en el extremo del Cabo Torres, que haría las veces de faro, el más antiguo del litoral Cantábrico”.

    O sea, que podríamos concluir que la inscripción que nos ocupa y hallada en Asturias (es decir, la que llama Carmen Fernández Ochoa de “Calpurnio Pisón“) sería una de las tres aras sestianas, lo que explicaría las contradicciones entre Plinio, Ptolomeo y Mela sobre sus enclaves. Contradicción que también viene dada muy posiblemente por las distintas fuentes que usaron dichos autores para sus descripciones y que tal vez no las visitaron “in situ”.

    Desde luego, la tesis de Carlos Sánchez-Montaña parece muy plausible y tiene la ventaja de orillar algunas incógnitas de ubicación sobre la inscripción que nos ocupa y sobre las otras aras sestianas. Dos habrían estado en Galicia y una en Asturias.




    Otra cuestión interesante es relativo a lo que se dice en la noticia de que dicha inscripción “Es una dedicatoria de Cneus Calpurnius Piso, el gobernador de la provincia Tarraconense a la que pertenecían los territorios de los astures, al emperador. Como el gobernador, después, participó en una conspiración que le costó la vida a Germánico, su sobrino el emperador Tiberio decretó una «damnatio memoriae» y fue borrado el nombre de Cneus de todas las inscripciones. También del ara sextiana, las señales de la censura son evidentes“.

    Ya vimos que Carmen Fernández Ochoa la llama también la lápida de Calpurnio Pisón (algo que parece admitido). Pero Diego Santos, en su libro aludido, sostenía que para la fecha que se otorga a la inscripción “no se encuentra ningún supuesto dedicante que hubiese sido condenado a tal pena”. Luego dicha inscripción tal vez no fue dedicada por Calpurnio Pisón, sino, a lo mejor, tal vez haya que pensar -como sugiere el propio Diego Santos- en alguna unidad militar o en algún pueblo astur.


    En fin, ignoro si Ud. Alicia, que es experta en la materia, tiene más información al respecto de todo esto. En cualquier caso, le agradecería que me dijeras qué le parecen los trabajos que aquí resumo.

    Un cordial saludo

    Guillermo

  • Alicia M. Canto

    Guillermo: No me ha dado tiempo hoy de contestarle a sus preguntas pero, aparte de decirle que un ara es un ara y una torre una torre, y no pueden confundirse, le avanzaré que

    1) Mela se equivocó, seguramente por haber copiado algo de Estrabón (cosa que ya dijo Hübner en 1869).

    2) Que los más fiables en este tema son Plinio y Ptolomeo, por lo que es indiscutible que las famosas Arae Sestianae estaban ya en territorio galaico, en la costa del convento lucense.

    3) Pero que, incluso aunque el lugar concreto fuera más dudoso (que, como le digo, no lo es), lo que no es dudoso es que el propio Mela, Plinio y Ptolomeo son muy claros al afirmar que "las tres aras estaban juntas en una península" (en un promontorio en el caso del tercero, pero siempre unidas).

    Y sólo con esa evidencia ya puede Ud. mismo sacar sus propias conclusiones, y con ello descartar tranquilamente algunas de las cosas que ha leído. Buenas noches.
  • Alicia M. Canto

    Un par de cosas más antes de irnos a los deberes:

    La errónea atribución a Gijón de las "Arae Sestianae" es de las más veteranas en la Historiografía hispana. Ya la hacía Ambrosio de Morales en 1575, y en todos los siglos siguientes hubo influyentes historiadores españoles que persistieron en el error, aunque tenía en contra dos potentes fuentes, de las que Plinio el Viejo debía ser inapelable, pues en su calidad de procurador imperial en la Hispania Citerior las visitó sin ninguna duda.

    Por otro lado, el que se deba a Cneo Calpurnio Pisón, efectivamente damnatus en diciembre del año 20 d.C., no es más que una hipótesis contemporánea, verosímil pero hipótesis, que se ha consolidado sobre todo por el prestigio de quien en su día la planteó: sir Ronald Syme.
  • Carlos Sánchez-Montaña

    ARA: refugio, lugar protegido o de asilo.
    En latín recibe el nombre de "ara" un altar o ara dedicada a un dios, pero también posee un significado menos conocido y utilizado pero que en este caso concreto puede iluminar el sentido antiguo de las "Aras Sestiana". Un ara es también un refugio, un lugar protegido o de asilo. (Diccionario Vox).
    Ad aram legum cunfugere. Ponerse bajo el amparo de las leyes.

    Y las Aras Sestianas estaban en el convento Arae Augustae que agluitinaba a los posteriores conventos Lucense y Astur

    Las fuentes existentes sobre el emplazamiento de las Aras Sestianas son de Mela, Plinio, y Ptolomeo, y sin embargo no se ponen de acuerdo cuando hablan de ellas, seguramente sus textos son copia de otros y que en ningún caso las visitaron en su emplazamiento.

    Mela menciona la Torre de Augusto en la costa atlántica de Callaecia y a las Aras en el Convento Astur. Plinio y Ptolomeo emplazan las Aras en la costa Callaeca. Plinio al norte del Río Tambre y Ptolomeo entre el Promontorio Nerio y la actual ciudad de A Coruña.

    Entre las tres descripciones tenemos tres emplazamientos diferentes posibles: Cabo Touriñan (Mela y Plinio), la costa norte de A Coruña (Ptolomeo) y la costa Astur (Mela).

    http://galiciaromana.blogspot.com/2008/04/el-origen-de-los-conventos-jurdicos-del.html
  • Guillermo Caso de los Cobos

    Bueno, ante todo, profesora Alicia, muy agradecido por sus apreciaciones.

    No obstante, no crea usted que me es fácil descartar algunas de las cosas que he leído, pues otras autoridades en la materia que nos ocupa sostienen hipótesis contrarias o al menos discutidas. Se conoce que la cuestión sigue estando poco clara y muy conflictiva.

    Veamos:

    1º.- Usted me sugiere velada (o abiertamente) que descarte la hipótesis de Carlos Sánchez-Montaña, pues, entre otras razones, me subraya que un ara es un ara y una torre es una torre.

    Pero ocurre que, con independencia del significado que también tiene la voz “ara”, según apunta el propio Sánchez-Montaña en respuesta anterior, la también profesora arqueóloga, Carmen Fernández Ochoa, parece que no sólo no ve inconveniente en esta distinción, sino que asocia la inscripción conocida a la torre (faro) que se situaba en la Campa de Torres (Gijón).

    Usted dice, además, que Mela, Plinio y Ptolomeo son muy claros al afirmar que "las tres aras estaban juntas en una península" (en un promontorio en el caso del tercero, pero siempre unidas). Pero ¿cómo de unidas? ¿De qué distancias aproximadas hablamos? Parecería un poco absurdo que se hubieran hecho tres aras casi al lado una de las otras con el mismo sentido o función. Aunque, quien sabe, todo es posible. ¿Qué tamaño entendemos por esa península?


    2º.- Para colmo, compruebo que en el año 2005 Terrae Antiquae se hace eco de las investigaciones de la profesora Ochoa relativas a las Aras Sestianas y a la torre (faro) de Campa de Torres, afirmando nada menos que:

    Desde tiempo atrás se discutía la procedencia de las aras sistianas, que para algunos eran claramente asturianas y para otros de naturaleza gallega. Los muchos estudios sirvieron para asignar con seguridad su procedencia a la Campa Torres y ratificar la existencia de sólo un ara y no tres, como se pensaba. Pero faltaba aún por dilucidar el tipo de construcción a la que estuvo asociado este altar dedicado a Augusto”.

    O sea, que si no hubo cambio de opinión -y yo no he entendido mal- desde hace tres años la profesora Ochoa y otros especialistas en el asunto (que, por lo visto han hecho “muchos estudios” sobre el particular) sostienen, sorprendentemente, que sólo había existido un Ara Sestiana. Con lo que se viene abajo lo que dicen Mela, Plinio y Ptolomeo (de que eran tres, y más, que estuvieran juntas las susodichas), y, por supuesto, la interesante hipótesis que planteaba Carlos Sánchez-Montaña (situando dos Aras-torres-faros en Galicia y una Asturias).

    3º.- Es evidente que la profesora Ochoa (y demás) con su diagnóstico corta de un fácil plumazo con todas las contradicciones que los textos antiguos y la inscripción que nos ocupa suscitan. Sólo hay un Ara Sestiana, ésta se halló en Asturias (Campa de Torres), se la asocia a la torre-faro de dicho lugar, y Cneo Calpurnio Pisón es quien la mandó hacer. En fin, si esto es así, supongo que todo ello vendrá razonado y explicado en el trabajo:

    “La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias): las antiguas excavaciones y el epígrafe del Calpurnio Pisón”
    Por Carmen Fernández Ochoa, Angel Villa Valdés, Angel Morillo Cerdán
    Archivo español de arqueología, ISSN 0066-6742, Vol. 78, Nº 191-192, 2005, pags. 129-146.

    Desgraciadamente, no he podido acceder a la lectura del mismo y ver el alcance de sus conclusiones. Sánchez-Montaña lo cita en su trabajado aludido, pero no va más allá de tomar las citas para afirmar la relación de las aras con la torres-faro augusteas.
    Tal vez ambos ustedes puedan hacerlo y precisar o aclarar un poco todo este debatido asunto.

    4º.- Como curiosidad, y ya puestos a profundizar por Google, me encuentro con que Julio Mangas, a la hora de analizar el famoso bronce hallado en 1999 en Bembibre ...:

    Otro punto importante de este epigrama es que en él aparece el nombre del legado Lucio Sesto Quirinal. Hasta ahora teníamos noticia de que existían unas aras sestianas (altares para rendirle culto al emperador) diseminadas a lo largo de la costa entre Galicia y Asturias. «Gracias a este bronce —confirma Mangas— podemos saber el nombre de la persona que las mandó erigir así como la fecha aproximada en la que lo hicieron, entre el año 22 y el año 15 a.C”.

    Esto es: Julio Mangas, por un lado, no descarta que hubiera a lo largo de la costa entre Asturias y Galicia (no tan juntas, por tanto, y en consonancia con lo afirma Sánchez-Montaña) unas Aras Sestianas, y por el otro re-confirma que quien las erigió no fue ni Cneo Calpurnio Pisón (al menos en el caso de la hallada en Campa de Torres), ni Perico los Palotes (si se me permite la broma), sino, precisamente, por quien llevan el nombre de Sestianas.

    Quedo a la espera de su posible (y ya sabe que muy apreciada) respuesta.


  • Alicia M. Canto

    Sr. Caso de los Cobos: No hay de qué, aunque veo que insiste.

    1) Le repito que los textos antiguos son bien claros: los tres altares estaban en una misma península. Que ésta fuera más o menos extensa es por completo indiferente, lo importante es que las aras estaban agrupadas en un mismo lugar, y eso no admite vuelta de hoja leyendo a los antiguos.

    2) Sobre sus frases "…...la profesora Ochoa y otros especialistas en el asunto (que, por lo visto han hecho “muchos estudios” sobre el particular) sostienen, sorprendentemente, que sólo había existido un Ara Sestiana. Con lo que se viene abajo lo que dicen Mela, Plinio y Ptolomeo (de que eran tres, y más, que estuvieran juntas las susodichas)... Es evidente que la profesora Ochoa (y demás) con su diagnóstico corta de un fácil plumazo con todas las contradicciones que los textos antiguos y la inscripción que nos ocupa suscitan…", le diré dos cosas: la primera, que no hay ningún autor contemporáneo capaz de “echar abajo lo que digan tres autores antiguos", ni seguramente nadie se lo aceptaría. Por el contrario, cuando aparecen pruebas arqueológicas o epigráficas o de otro tipo suelen corroborar lo dicho por los antiguos; otras veces, cuando un autor sufrió un error, ello es detectable, como aquí el caso de Mela. Y la segunda, que por desgracia no hay que fiarse mucho de los periodistas, o de la información que les facilitan personas no bien enteradas, o cuyos datos son erróneos, insuficientes o interesados. Porque:

    3) Buena prueba de esto último que digo es que la Dra. Fernández Ochoa no cree lo que la noticia de 2005 interpretó y Ud. ha creído a pies juntillas, sino todo lo contrario.

    Yo sí que dispongo del artículo de 2005 que Ud. cita como no visto, y bastará que le transcriba el resumen del mismo para que vea a qué confusión le han llevado a Ud. noticias como ésa:

    "Partiendo del análisis exhaustivo de la documentación historiográfica y del estudio arqueoarquitectónico de los restos arqueológicos exhumados en los siglos XVIII y XIX, hoy en día destruidos, planteamos la hipótesis de que en la Campa Torres se erigió en época augustea una gran torre con función de faro, que señalaba el acceso a la bahía de Gijón. Dicho monumento, del que procede la lápida calpurniana datada en el 9-10 d. C. (CIL II, 2703), no puede de ninguna manera interpretarse como una de las famosas Aras Sestianas. Con un carácter claramente simbólico, el faro constituiría un hito señalizador en el paisaje de una región militarizada y recientemente conquistada, además de desempeñar un claro papel de apoyo a la navegación cantábrica, al indicar la entrada al mejor puerto astur".

    Y en pág. 130: “...comenzando por descartar su identificación con las famosas Aras Sestianas, cuestión que ya hemos abordado detalladamente en una publicación anterior (Fernández Ochoa & Morillo, 2002), para proseguir con el desarrollo de nuestra propuesta interpretativa…”.

    Aquí los datos del artículo y el mismo resumen en inglés ("We cannot accept the identification of this monument as one of the well-known Arae Sestianae"). Pero verá que ella ya pensaba esto en 2002, e incluso hace 25 años, donde discrepa de la opinión que en ese sentido había manifestado J. M. González (véase Portugalia IV-V, 1983-1984, nota 8, citando a R. Syme).

    4) Finalmente, por lo que respecta al Prof. Mangas, lo que Ud. deduce (“Esto es: Julio Mangas, por un lado, no descarta que hubiera a lo largo de la costa entre Asturias y Galicia (no tan juntas, por tanto, y en consonancia con lo afirma sánchez-Camara) unas Aras Sestianas…”) tampoco es lo que él dijo, sino que eso está en la entradilla a la pregunta que hace la periodista Rosa Valdelomar, en aquella entrevista en ABC (27-12-1999, sección de Cultura, pág. 47). Lo que aparece entrecomillado es lo que él (probablemente) sí dijo: “«Gracias a este bronce —confirma Mangas— podemos saber el nombre de la persona que las mandó erigir así como la fecha aproximada en la que lo hicieron, entre el año 22 y el año 15 a.C”. Y en esa frase (que no sería tampoco así, se referiría seguramente sólo a la datación de las aras, porque su dedicante ya se sabía de antiguo, va en su propio nombre) es obvio que no está hablando de la zona, ni astur, ni lucense, ni "diseminada" (¡!). El preámbulo a la frase ("...Hasta ahora teníamos noticia de que existían unas aras sestianas (altares para rendirle culto al emperador) diseminadas a lo largo de la costa entre Galicia y Asturias..."), por tanto, no se debe a Julio Mangas, sino a la periodista. Y, o poco conozco a Mangas, o no podría decir otra cosa, puesto que la inscripción de Cabo Torres no menciona a Sestio Quirinal por ningún lado, y él conoce bien las fuentes del caso.

    Como puede Ud. comprobar, Sr. Caso, leer bien, y citar bien, es imprescindible para sacar conclusiones sobre lo que realmente dijeron los demás, y eso vale desde Mela y Plinio, hasta Fernández Ochoa y Mangas.

    Creo que con esto ya está todo dicho, al menos aquí y por mi parte, y viene a coincidir con lo que decía al principio:

    a) No hubo más que una península con las tres Aras Sestianas juntas en ella.
    b) Esa única península no estaba en el litoral astur sino en el galaico lucense.
    c) Fernández Ochoa piensa eso mismo, y además ya lo pensaba en 2002, y en 1983, haciéndose eco de las fuertes objeciones a la idea que ya había expuesto R. Syme en 1969.
    d) Tampoco lo que de verdad dice Julio Mangas en esa cita es aplicable al caso.

    Supongo que el benemérito (que lo es) D. Francisco Manzanares, dueño de la inscripción, quizá nunca quiera o pueda ser convencido de las evidencias literarias o epigráficas contrarias a su idea, por razones obvias. Pero para los expertos de nuestro tiempo, y en general desde el siglo XIX (cuando Emil Hübner insistió en su imposibilidad, sumándose a autores españoles anteriores como el P. Enrique Flórez), está claro hace muchos años que las Aras Sestianas no pudieron estar en Gijón. Lo del Cabo Torres es otra cosa, y de momento se halla aún sujeta a interpretaciones.
  • Abo

    CIL, II 2703 (Candás-Carreño-Asturias).

    Dejo esta fotografía de la "lápida" de Augusto.

    (c) de la misma: ISBN 84-7286-339-5


  • Carlos Sánchez-Montaña

    Mela menciona a las Aras en el Convento Astur. Plinio y Ptolomeo emplazan las Aras en la costa Callaeca. Plinio al norte del Río Tambre y Ptolomeo entre el Promontorio Nerio y la actual ciudad de A Coruña.

    Entre las tres descripciones tenemos tres emplazamientos diferentes posibles: Cabo Touriñan (Plinio), la costa norte de A Coruña (Ptolomeo) y la costa Astur (Mela).

    Existieron tres aras en una península del convento “arae augustae”.

    Ara: Altar a un dios, refugio, lugar protegido o de asilo.

    Península: Tierra cercada por el agua, y que solo por una parte está unida con otra de mayor extensión. (ejemplo: península ibérica).

    Convento Arae Augustae: Convento antecedente del lucense y del astur, y que tenía su extensión en tierras galaicas y astures. Recibe su nombre por ser el lugar donde se encontraban las aras de Augusto.

    Según la cartografía de Ptolomeo las tierras del N.O., desde Gijón hasta Touriñan, formaba una península.

  • Elpater

    Menuda sarta de patrañas. Pura tergiversación de ignorancia (¿o no?) pseudocientífica.
  • Alicia M. Canto

    Abo: estupenda foto, gracias, creo que ésta fue la misma que puso Ud. en Celtiberia, de aquella exposición sobre los Astures.

    Pater: No quería ni hablar del tema pero, ya que Ud. lo hace, es verdad que el Sr. CSM es una extraña mezcla de ignorancia audaz, reiteración y contumacia. En Internet parece ser inevitable que tales usuarios, acogidos al asilo (eso sí que es un "asilo") de la "democracia del medio", puedan introducir fantasías llenas de errores e inopias (y en este caso de múltiples cromos de colores) en cualquier portal, incluso en uno serio como Terraeantiqvae.

    Como Ud. y yo (y otros varios aquí) tenemos, desde Celtiberia.net e incluso antes, una larga y penosa experiencia en la insólita impermeabilidad de esta persona a las realidades históricas o arqueológicas (a la vez que es una "esponja" de lo que lee y le pueda convenir para infundir cierto aspecto "letrado" a sus "interesantes tesis"), sabemos que ahora viene la fase de que "los académicos somos muy malos", unos intransigentes, que no aceptamos nada que sea innovador y original, o "iconoclasta" (y el que media costa cantábrica sea una "península" desde luego es las tres cosas), que "él no hace nada malo", etc. etc.

    Así que paciencia y lectura selectiva ;-), al menos hasta que llegue a la fase del insulto directo.
  • Carlos Sánchez-Montaña

    Ara: ara, altar, los altares y los hogares (los bienes más sagrados y más queridos de los romanos), refugio, protección, asilo (ad aram legum confugere, ponerse bajo el amparo de las leyes).
    DICCIONARIO ILUSTRADO LATINO -ESPAÑOL VOX. ( PAG. 38).

    En época de Augusto en la costa mediterránea se localizan varias aras a modo de faro en cabos singulares. Un faro es en su forma arquitectónica una monumental ara. Su fuego en la cúspide es análogo al de una ara. Las aras romanas son por su propio significado lugares de protección en las costas del imperio.

    En la actualidad en castellano su significado es muy concordante con el significado latino:

    ara.
    (Del lat. ara).
    f. altar (montículo, piedra o construcción).
    (entre otras)

    acogerse a las aras.
    1. loc. verb. Refugiarse o tomar asilo.

    Real Academia Española


    Para los interesados en el tema:

    "Sobre este problema ya se ha discutido largamente en otra ocasión, cfr. Rodríguez Colmenero, Augusto e Hispania.Conquista y Organización del Norte Peninsular. Bilbao, 1979, 118 ss. En la actualidad nos inclinamos por que tanto Mela como Plinio pueden tener razón, pudiendo existir aras, sean sestianas o no, tanto en el litoral galaico como en el astur."
    ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO
    LA NUEVA TABULA HOSPITALITATIS DE LA CIVITAS LOUGEIORUM. PROBLEMATICA Y CONTEXTO HISTORICO aus: Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 117 (1997) 213–226© Dr. Rudolf Habelt GmbH, Bonn
    www.uni-koeln.de/phil-fak/ifa/zpe/downloads/1997/117pdf/117213.pdf

    también se puede consultar:

    El convento araugustano y las Aras Sestianas: reflexiones sobre la primera organización administrativa del noroeste hispano
    Autores: Angel Morillo Cerdán, Carmen Fernández Ochoa
    Localización: Latomus: revue d'études latines, ISSN 0023-8856, Vol. 61, Nº. 4, 2002 , pags. 889-910
  • Elpater

    "Camelo, camelo y camelo"

    (Carlos Alonso del Real, en un programa "La Clave", en respuesta a los discursos pseudoeruditos de los propagandistas de las visitas extraterrestres en la Prehistoria)

    Pues aquí, lo mismo.
  • Guillermo Caso de los Cobos

    De nuevo, profesora Alicia, muy agradecido por sus amables precisiones.

    Sin embargo, permítame matizar lo siguiente:


    1º.- Mi intención, como dije y le pedí en mi primer comentario, no era otro que el que usted -como experta notable en la materia- aclarara el estado de la cuestión sobre las Aras Sestianas de algunas de las hipótesis que le planteaba y presentaba a modo de resumen.

    Comoquiera que me pareció escasa la información que me ofreció en un primer comentario, es por lo que le solicité que abundara en ello, incluyendo yo, de paso, otros aspectos informativos que al respecto había detectado por la red (internet), y, si quiere, actuando, a lo sumo, como una especie de “abogadillo del diablo”.

    2º.- Que los periodistas comenten muchos errores en sus informaciones (y más cuando se trata de cuestiones como las que aquí nos ocupa) es algo que todos sabemos de sobra, máxime en esta web donde prácticamente todos los días muchos de sus intervinientes ponen en solfa bastantes de las informaciones periodísticas que se ofrecen.

    En este sentido, que la noticia aparecida en 2005 sobre las declaraciones de Carmen Fernández Ochoa parecía muy descabellada ya la daba por supuesta. No hay más que observar el tono irónico con que la comentaba. Si me la hubiera creído “a pies juntillas”, como usted dice, no le hubiera solicitado a renglón seguido que, si era posible, me ampliara lo que la profesora Ochoa había manifestado en su trabajo de 2005 “La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias): las antiguas excavaciones y el epígrafe del Calpurnio Pisón“, ante mi imposibilidad de acceder al texto (la web de AESPA sólo ofrece acceso a publicaciones desde 2006).

    Usted, muy gentilmente, lo ha hecho y permitido que “las dudas” quedaran definitivamente despejadas. Algo que por, otro lado, ya intuía, pues el hecho de que la profesora Ochoa se refiriera como “el epígrafe de Calpurnio Pisón” y no como el “Ara Sestiana” sugería por dónde iba su posición.

    De todos modos, y aunque entiendo que la opinión de la profesora Ochoa está muy clara sobre este particular, incluso desde hace 25 años, como usted apunta, déjeme decirle que, curiosamente, la foto de la inscripción de la Campa Torres que publica más arriba el contertulio Abo, y que usted recuerda, efectivamente, como fruto de la exposición “Astures” de 1995 en Gijón (de la que fue comisaría científica la propia doctora Ochoa), aparece comentada en el libro-guia de dicha exposición de la siguiente manera:

    “Esta pieza, hoy en día en una colección particular en Oviedo, formaba parte de un monumento erigido al emperador Augusto, conocido con el nombre de Aras Sestianas y fechado entre los años 9 y 10 d. de C“.

    Además, en el pie de foto se dice: “Ara Sestiana dedicada a Augusto en los años 9-10 d. de C“. (Adjunto debajo foto escaneada de la página del libro)


    En fin, si tan claro se tiene que dicha inscripción no es una Ara Sestiana, ¿a qué viene describirla, entonces, como tal en este caso? Comprenderá usted que estas cosas mueven fácilmente a confusión, máxime entre los que no son expertos.

    3º.- Respecto a la interpretación que hago de las palabras del profesor Julio Mangas, permítame que le diga que había diferenciado muy bien lo que era la entradilla del texto de la entrevistadora y la respuesta del profesor Mangas (todavía hasta ahí llego).

    Es verdad que no puse bien diferenciadas las comillas inglesas (“ ”) entre las que deberían ir la entradilla de la periodista y las comillas latinas ( >>) en las que van las declaraciones del profesor Mangas, pero cualquiera podía comprobar el sentido del texto consultando el enlace que puse del mismo.

    No obstante, no tengo ningún problema en aceptar que la interpretación que hice de las palabras del profesor Mangas ha sido excesiva o errónea. Simplemente deduje -quizás apresuradamente- que si el profesor Mangas no había corregido a su entrevistadora (su apreciación de las Aras Sestianas diseminadas) parecía que lo estaba asumiendo. Como estoy muy de acuerdo con usted de que muchas veces estas entrevistas se construyen por parte de los periodistas de modo muy poco riguroso, ya digo que no tengo problema en asumir su crítica observación.

    En conclusión, queda claro para mí, de acuerdo con sus inestimables comentarios, lo siguiente:

    1º Que dicha inscripción de la Campa de Torres no corresponde a las tres Aras Sestianas que citan Mela, Plinio y Ptolemeo.

    2º Que así lo sostiene sin lugar a dudas no sólo usted, sino los profesores Ochoa y Mangas.

    3º Que dicha ara de la Campa de Torres se supone -como hipótesis más segura- dedicada por Cneo Calpurnio Pisón de acuerdo los estudios de Ronald Syme. Es decir, no de un tal Sestio y, en consecuencia, no es un Ara Sestiana.

    4º Que las tres Aras Sestianas, a pesar de la contradicción de Mela, se estima preferentemente estarían localizadas en la zona galaica.

    5º Que, sin perjuicio del punto 4º anterior, hay autores que siguen apreciando problemática su localización, conjeturando hipótesis sobre el particular con mejor o peor fundamento, pues hay quien podría considerar, incluso, que, con independencia del ara de la Campa de Torres hallada, pudo haber tres Aras Sestianas en dicho lugar. Al fin y al cabo, como ha señalado el profesor Diego Santos, muchas dedicaciones se solían poner justamente donde ya había otras.

    Un cordial saludo
  • Abo

    Alicia, las gracias a Ud. por todo lo que lleva aportado, antes allí y ahora aquí. Respecto a la foto no se merecen.

    Efectivamente, la foto de la “lápida” de Candás fue escaneada del libro “ASTVRES” editado con ocasión de la exposición: “ASTURES. PUEBLOS Y CULTURAS EN LA FRONTERA DEL IMPERIO ROMANO” (1995) Gijón. La compra fue una recomendación que me hizo D. Ángel Villa Valdés en visita que hice a Oviedo interesado en “ver” las famosas Tabletas de Lépido. Tuve mucha suerte en encontrar el libro ya que habían transcurrido algunos años de la fecha de exposición. Ahora se lo recomiendo yo a los que quieran saber algo más de esos Astures Transmontanos y Augustanos (o Cismontanos). La Dra. Ochoa fue uno de los dos Comisarios científicos de la exposición y, digo: “recomiendo” porque, al hilo de lo que aquí se trata, para nada se habla en el mencionado libro de las famosas “Arae Sestianas” que tanto dan, dieron y darán que hablar por estas y por las vecinas tierras asturianas, sacando en conclusión que el Comité Científico de la Exposición tenía muy claro que los “pedrolos” que le dedicó Lucio Sestio Q. a su amigo y “jefe” Augusto no se erigieron en territorio astur. ¡Cómo para olvidarse!.

    Respecto a las “Arae Sestianas” es difícil que Plinio primero y luego Ptolomeo errasen, y en lo que sí estoy muy de acuerdo, es en lo que dijo de que la arqueología poco a poco va certificando lo que antes ellos han dejado escrito.

    De Mela, creo no se equivocó, es muy posible que algunas líneas se encuentren dislocadas, alteradas y de ahí la confusión. Supongo.

    Pero bueno, esto de la Historia, ya sabe...¡Veleeeeeeeeeeeeeeeeiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaa!
  • Abo

    Lo siento, se me pasó el post del forista Guillermo Caso de los Cobos. Me da que hablamos de distintos libros, lo miraré.
  • Carlos Sánchez-Montaña

    No todos los estudiosos del tema descartan a Mela.
    Es el primero que cita a las Aras Sestianas y a la Torre de Augusto, siendo Plinio y Ptolomeo deudores de su texto.

    Descartar a Mela solo tiene un interés, desmontar el convento Arae Augustae como antecesor del Lucense y el Astur.

    Son varios los estudiosos que dan total credibilidad al texto de Mela, entre otros:


    "Existirían, por lo tanto, en el lugar, según Mela, unas Arae Augusti llamadas sestianas, aras que Plinio (Nat. Hist. IV 34,111) y Ptolomeo (Geog. Hyph. II 6,3) sitúan más tarde en el litoral galaico, si bien atribuyéndoles ambos una ubicación no coincidente. La confusión pudo provenir de que ambos,Mela y Plinio, asocian con el entorno de las aras un oppidun llamado Noega y uno de los dos, para mí, y aunque en esta ocasión me cueste tener que cambiar de parecer, Plinio (21) pudo haber trastocado datos geográficos relativos a un litoral en el que sabemos por Mela mismo (Chorograph. III 1,3) así como por el Ravenate (Rav. IV 43, cfr. al respecto nota 27) existían otras turres y arae augustae.
    Insistimos en que la asociación, en ambas redacciones, de las Aras Sestianas con Noeca o Noega y su ubicación en una península, en realidad cabo, compartida por ambos textos, no deja lugar a dudas en lo que respecta a la identidad de ambos altares y a que la redacción de Plinio se inspira en el anterior parecer de Mela. De ahí que, uno de los dos, se confunde, posiblemente Plinio, por cuanto parece poseer de la costa atlántica un conocimiento menos preciso que su antecesor (22).

    21.- Según hemos puesto en su día de manifiesto en Augusto e Hispania . . ., pág. 187. Este es también el parecer de R.Syme, A Governor, 128. En su día, Augusto e Hispania. Conquista y Organización del Norte Peninsular. Bilbao, 1979, 187ss. habíamos apostado por la ubicación galaica de las llamadas aras sestianas e incluso recientemente, La Tabula Hospitalitatis de la Civitas Lougeiorum ¿documento genuíno o falsificación?, en Lucus Augusti I. El Amanecer de una Ciudad. A Coruña, 1996, 449 ss, pero la relectura de los textos así como la manifiesta identificación de algunos segmentos hacen a Plinio tributario de Mela, de ahí que, en este punto, optemos por conceder a éste mayor credibilidad.

    22.- Siguiendo la concepción varroniana de la península, cfr. al respecto A. Schulten, Geografía y Etnografía de la Península Ibérica. Madrid, 1958, II, 41 ss., prolonga la costa cantábrica hasta los cabos de Roca o Espichel, en las cercaníasde Lisboa, que él denomina Artabro, Magno u Olisiponense, Plin., Nat. Hist. IV 113

    27.- Como ya se ha dicho, la polémica acerca de si las aras sestianas estuvieron en un lugar u otro nos parece, hasta ciertopunto gratuita. Lo que interesa de veras es que Augusto contó en el litoral galaico-asturiano con varios altares, fuesen deerección sestiana o no. En Campa de Torres lo evidencia los indicios arqueológicos y en un lugar del litoral galaico situado alsur de Aquis Celenis, Caldas de Reyes, el Anónimo de Ravena, 308, 1, quien al enumerar las mansiones de una vía quediscurre por el norte la hace derivar de la mansión de Are Augusti, citando Quecelenis inmediatamente después. Cfr. J. M.Roldán, Itineraria Hispanica. Valladolid, 1967, 124. Y eso sin contar con la turrem Augusti titulo memorabilem que cita Mela (III 1,12) en la desembocadura del Sar, si es que no la desplaza de su verdadera ubicación.

    ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO
    LA NUEVA TABULA HOSPITALITATIS DE LA CIVITAS LOUGEIORUM. PROBLEMATICA Y CONTEXTO HISTORICO aus: Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 117 (1997) 213–226© Dr. Rudolf Habelt GmbH, Bonn
    www.uni-koeln.de/phil-fak/ifa/zpe/downloads/1997/117pdf/117213.pdf

    -----------------------

    "La existencia de unas aras o altares dedicados a Augusto por L. Sestius Quirinales, gobernador de la Citerior entre el 22 y el 19 a.C. ubicadas en una península del litoral N.O. Hispano, está atestiguada en las descripciones geográficas de Mela, Plinio, y Ptolomeo, además del Ravenate."
    La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias). Las antiguas excavaciones y el epígrafe de Calpurnio Pisón. Carmen Fernández Ochoa, Angel Morillo Cerdán y Angel Villa Valdés
    Archivo español de arqueología, ISSN 0066-6742, Vol. 78, Nº 191-192, 2005, pags. 129-146
  • Alicia M. Canto

    Sr. Caso de los Cobos:

    Siento si en algún momento me excedí al apreciar sus valoraciones (febrero 10, 2009 a las 2:25am), que me parecieron más radicales (“…la profesora Ochoa (y demás) con su diagnóstico corta de un fácil plumazo con todas las contradicciones que los textos antiguos y la inscripción que nos ocupa suscitan. Sólo hay un Ara Sestiana, ésta se halló en Asturias…” y similares).

    En cuanto al catálogo de 1995, parece que, como dice Abo, el texto y el pie de la foto que Ud. copió aquí no serían de ese libro, haga el favor de comprobarlo y me lo dice.

    De todos modos, somos muchos, y más antiguos (recordemos, por ejemplo, al propio Hübner en el XIX), los que creemos que las Aras en cuestión no estaban allí. Por tanto, su resumen último es el correcto: Las tres Arae Sestianae se erigieron en una única península de la costa del convento lucense, y sólo ahí. Queda por dilucidar qué era el monumento de Cabo Torres.

    Las otras creencias son antiguallas que vienen de análisis menos competentes, desde los siglos XVI en adelante. En los que, para empezar, las llamaban “Sextias” o “Sextianas” y las atribuían a Sextus Apuleius, no a L. Sestius Quirinalis. Y esto, y el ponerlas en Gijón (por el peregrino argumento de que Mela era “español” y lo sabría mejor que Plinio y Ptolomeo), viene al menos desde Ocampo y Ambrosio de Morales en 1575, pasando por Henrique Flórez, otro famoso e influyente historiador del siglo XVIII, que, aunque en este aspecto fue corregido por M. Risco en la continuación de su obra (1789), no impidió que la misma cantinela siguiera siendo repetida por otros “pesos pesados” como Pascual Madoz en 1850 o Modesto Lafuente en 1861, y así esta línea hasta hoy.

    Así que el mero hecho de seguirlas llamando “Sextianas” (como se repite y repite todavía en la noticia que ha dado origen a este debate) ya indica el profundo arraigo de aquellas vetustas y menos informadas teorías. En muchas ciudades de España parece que cuesta trabajo renunciar a los mitos locales, y de éstos siempre circularon muchos (me recuerda al "Corocotta héroe cántabro de la resistencia contra Roma", que tampoco lo es y costará despegarlo de allí). Saludos.
  • Alicia M. Canto

    Abo: Gracias de nuevo, y de nada, como Ud. quiera.

    Tiene Ud. mucha razón. Plinio no se equivocaba habitualmente, y en este caso además, como procurador de la Hispania Citerior durante varios años, con seguridad visitó las Arae Sestianae, como monumento venerable que serían ya en su época. Mela, en cambio, por muy "español" que fuera (como acabo de recordar que decían los historiadores patrios desde el siglo XVI), tiene fama de ser un simple compilador, y no muy cuidadoso; y, si copió de Estrabón, fácilmente pudo trastocar las informaciones sobre Noela y Noega (según la propuesta de Hübner).

    Por ello es imposible considerar siquiera que C. Plinius Secundus, el mayor polígrafo de la Antigüedad, colaborador de Vespasiano y Tito, con acceso a los archivos imperiales en Roma, cuyas notas sobre Hispania no quiso vender ni por 400.000 sestercios, pueda ser, ni en esto ni en nada "tributario de Mela", como sin embargo hace el colega Rodríguez Colmenero. Dejando aparte, entre otras cosas en las que no quiero entrar ni son del caso, que las "tabulae hospitalitatis" no existen en la epigrafía romana, sí las de hospitium.

    Por cierto, Abo, ¿sabe Ud. que de las famosas "tabletas de Lépido", sólo la II es genuina? Esto lo demostró en su día J. M. Roldán, y se lo comento por si acaso. Saludos.
  • Abo

    De la Exposición:

    "ASTURES, PUEBLOS Y CULTURAS EN LA FRONTERA DEL IMPERIO ROMANO"

    Según la Dra Ochoa en la presentación del libro "Astures", se ha elaborado un Catálogo Científico (este de "Astures") y una Guía de la Exposición. También cuatro libros monográficos: Guía de la Campa de Torres, Guía de la Torre del Reloj, El Oro de los Astures y Las Termas romanas de Campo Valdés.


    Alicia, supongo, obviamente, que se refiere a esta:




    Donde esa demostración del profesor Roldán?, Itineraria Hisp?. Me gustaria hojearlo. ;-)
  • Guillermo Caso de los Cobos

    Hola, de nuevo, profesora Alicia:


    No hay ningún problema por las precisiones críticas que me ha hecho. Estaba usted en todo su derecho, pues es normal que en cualquier tipo de asunto, en el que se intercambian razones o argumentos, se exijan claridades y matizaciones.

    Bien, vayamos con los datos que me pide sobre el libro guía de la exposición “Astures” de 1995 (ISBN: 84-7286-343-3 normal y 84-7286-344-1 especial), del que puse una foto escaneada de las páginas 78 y 79 sobre el comentario de la inscripción de la Campa Torres, el cual decía:

    “Esta pieza, hoy en día en una colección particular en Oviedo, formaba parte de un monumento erigido al emperador Augusto, conocido con el nombre de Aras Sestianas y fechado entre los años 9 y 10 d. de C“.
    Dicho libro no es el Catálogo Científico (ISBN: 84-7286-339-5 rústica) de dicha exposición, sino el libro-guía-resumen de la misma (se editaron distintas publicaciones, como bien apunta el contertulio Avo, pues “Astures“ tuvo cuatro sedes). En la página de su presentación escribe la profesora Ochoa:

    “Esta guía de la Exposición consta de una parte introductoria donde se resumen las cuestiones teóricas contenidas en el Catálogo científico y cuatro estudios monográficos: Guía de la Campa Torres, Guía de la Torre del Reloj, el oro de los astures y las Termas Romanas de Campo Valdés.”

    Ahora bien, para ser justos y precisos, le diré que la inscripción que nos ocupa se hallaba (en la exposición) en la planta primera del edificio “Torre del Reloj”, y el comentario de la foto escaneada que puse, así como del resto de los materiales que se expusieron en dicha planta (y baja), se atribuye a los profesores Juan Cuesta Toribio y José Luis Mata González. La profesora Ochoa se ocupó de la dirección y coordinación, así como de la introducción y plantas segunda, tercera y cuarta, mientras que Ramón Alvargonzález se ocupó de la quinta planta.

    Luego, en el apartado de la Guía sobre la Campa Torres, vuelve aparecer de nuevo la foto de la inscripción diciéndose que es una Ara Sestiana dedicada a Augusto en el 9-10 d. de C., así como un breve comentario en el mismo sentido, si bien aquí no se especifica al autor de este texto en concreto.

    En fin, reitero: entiendo ya que la posición de la profesora Ochoa está muy clara respecto a que esta inscripción de la Campa o Cabo Torres no es una Ara Sestiana, pero en este libro-guía-resumen aparece como tal (si bien así lo escribieron sus colegas y ella, como coordinadora y directora de la exposición, lo debió permitir -supongo retrospectivamente-, dadas quizás las diferencias de opinión que, al respecto, habría entre ellos). Y al aparecer como tal, de algún modo se autoriza y se sanciona como bueno el diagnóstico que se está ofreciendo.

    Naturalmente, no es que esto tenga una importancia excesiva (que haya diferencias interpretativas entre colegas es lo más normal del mundo), sino que simplemente sirve para poner de manifiesto como estas cosas pueden inducir a confusión, tal como comenté en un escrito anterior.

    Aunque no lo tengo en propiedad (lo extravié en su día) he tenido oportunidad de comprobar (eso sí, con muy poco tiempo) que, en el Catálogo Científico, el único momento en que se habla de la inscripción de Campa Torres es en el capítulo que dedica el profesor Julio Mangas a “La religión del área astur”.

    Julio Mangas no dice, por supuesto, que sea un Ara Sestiana, pero tampoco dice el porqué no lo es. Simplemente obvia el problema y se limita a subrayar que es un ara consagrada a Augusto por Cneo Calpurnio Pisón, un ara de culto imperial, lo que ya es bastante.

    De donde cabe deducir, a mi juicio, dos cosas:

    1º.- Que en el Catálogo Científico se quiso obviar entrar en polémicas con las diferentes teorías que mantendrían, quizás, otros colegas.

    2º Que en la Guía resumen de la exposición si se permitió, en cambio, que se expusiera la opinión de que la inscripción es una Ara Sestiana.

    Como siempre, un cordial saludo.
  • Alicia M. Canto

    Sr. Caso: Muchas gracias por las explicaciones; seguramente habría el problema "diplomático" que Ud. sugiere, acaso más delicado por celebrarse la exposición allí mismo, e intervenir en ella personas de uno y otro criterio. Saludos y buenas noches.

    P.D.- Abo: veo ahora su mensaje de ayer. Si le parece, dejamos el tema para mañana, que ya es muy tarde.
  • Alicia M. Canto

    http://db.edcs.eu/epigr/epi.php?s_sprache=es

    http://db.edcs.eu/epigr/epi.php?s_sprache=es

    en el EDCS alemán

    en el EDCS alemán

    http://db.edcs.eu/epigr/epi.php?s_sprache=es

    Abo: Bueno, aquí estamos a lo prometido.

    Sí, ésa es, la placa II (la IV para García y Bellido), la única que presenta el asidero superior, y la única que según J.M. Roldán Hervás sería genuina, en lo que estaría de acuerdo (si acaso no es también falsa).

    Él trató de ellas, en efecto, primero en "Las tablas de barro de Astorga, ¿una falsificación moderna?", Zephyrus XXIII-XXIV, 1972-1973, págs. 221-232, y luego en Itineraria hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península ibérica, Valladolid-Madrid, 1975. Dedica en este libro un capítulo a "Las tablas de barro de Astorga", págs. 163-175 (con láms. XXIII-XXX). En concreto comienza (pág. 165): "Una ojeada a las cuatro tablas permite observar que sólo una de ellas, la segunda, presenta caracteres genuinos y espontáneos, frente a las otras tres, en las que el tipo de letra es más pesado y no puede disimular su carácter de copia, de imitación de los tipos de aquélla...".

    La más convincente prueba que ofrece (pág. 166), al comparar las letras en las distintas tablas, es justamente sobre la M en el DACTIONVM IX (además mal escrito, por DACTONIVM IX) de la antepenúltima línea (que por cierto se ve estupendamente en la foto que Ud. puso), que es la única M que aparece en esta tableta, esto es, para un copista el único ejemplo de M "buena" en el que podría inspirarse.

    Como ve, el numeral I del IX quedó bastante pegado a la M, con lo que, para un no experto (y estamos hablando de comienzos del siglo XX), puede parecer la abreviatura del praenomen Manius (que une M, A y N). Pues bien, en las tres tablas restantes todas las M se hacen de esa manera, lo que por sí solo ya demuestra que son falsas, pues tal M quita todo sentido a la palabra en la que está. Hay otros detalles, pero ése es muy significativo.

    Podría ser falsa también esta segunda placa, dice Roldán (pág. 167), al analizar el extraño final con C. LEP.M /II VIR que, si se fija Ud., entre otras rarezas presenta interpunciones al pie de las letras, algo insólito en epigrafía latina. Pero, "para salvar la autenticidad de la tablilla II", concluye que esas dos líneas podrían ser una adición del falsario. Pasa luego a estudiar vías y trayectos, que confluyen en la misma idea de la falsificación.

    Vea ficha de cada una con los dibujos y fotografías de ellas, y una bibliografía bastante completa, en Hispania Epigraphica On Line, fichas núms. 14524 a 27, bajo "Itinerario de barro".

    Ahí verá que aún se mantienen las piezas como discutidas, igual que en el EDCS alemán (bajo la errónea localización “Sebastián”, quizá por su primer propietario). Ello se debe a que otras firmas importantes han seguido abogando por su autenticidad, como A. García y Bellido o Alain Tranoy (el artículo del viejo maestro es consultable aquí, está muy bien para seguir la bibliografía hasta 1975). Pero, junto con otros detalles, el señalado error de las M tiene demasiado peso como para aceptar las tablillas I, III y IV como buenas.

    Recuerdo ahora que hace poco Roldán ha hecho otras dos referencias a la cuestión: con F. Wulff en Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001, y en su “El Camino de la Plata: iter o negotium”, Gerión vol. Extra, 2007, págs. 323-340, donde dice: “(el Anónimo de Rávena)... la primera fuente antigua que nos da toda su extensión, de Mérida a Astorga, si dejamos de lado el peculiar y, a mi parecer, decididamente falso, Itinerario de Barro…”.

    Pienso lo mismo, pero no me extrañaría en absoluto que, sobre todo en Asturias, o en el Museo de Oviedo, la idea no se aceptara muy bien. Saludos.

  • Abo

    Alicia,

    Es que esto de la Tabletas de Barro ya tiene su Historia y su miga, ya en foros de hace algunos años se pedía se hiciesen las pruebas de luminiscencia o las que procediesen pero el caso es nada se hizo y todo sigue igual como la canción de Julio Iglesias. En Oviedo volví a sacar el tema y me contestaron que los que estudiábamos vías teníamos obsesión en ello, les dije que de alguna forma si y que por qué no las analizaban. Una de cal y otra de arena...lo mirarían, pero no.

    El profesor Roldán Hervás sí acepta como buena esta de Iria, por motivos obvios de representación de las vías gallegas, Iria/Pria, supongo.. Sigo pensando que la equivocación que se comete es grande, pero bueno, mucha paciencia, estas cosas caminan despacio.

    Releo, una vez más, lo que escribe el profesor en “Itineraria Hispánica” sobre las Tablas de Barro de Astorga y concretamente sobre esta que comentamos (2ª). Observo que aun concluyendo el Sr. Roldán que para él es auténtica y las demás falsas, muchas dudas tiene delante.

    Dudas cuando dice, entre otros, los siguientes comentarios: “Las circunstancias de su hallazgo son oscuras”. Le da que pensar. Dudas cuando estudia la M: “Decisivo, sin embargo, en este sentido es el tipo de M...la M final....de Dactionum” (por cierto este nombrecito de por si es un poco raro, lo esperado sería: Dactonium) . Ante el problema que se le plantea lo soluciona con: “ En resumen, no queda otro remedio, para salvar la autenticidad de la tablilla II, que pensar en una posterior adición del nombre”. Por poder, puede ser, pero es un problema que tambien se le plantea. Roldán interpreta una distancia de IX para Dactonium, el profesor García Bellido solo puede pensar en una X con interrogante. Yo veo una M con un palo ascendente como si fuese de la misma letra y un comienzo de una X(¿), pero bueno, esto mio no tiene importancia.

    “Sería conveniente detenerse en algunas de las particularidades ortográficas que presentan. En primer lugar, ha llamado la atención la utilización del ablativo con ad (Ad Iria) en la mención de los puntos terminales de las respectivas vías” Le busca solución pero le da que pensar.

    Respecto a la adecuación de distancias entre Luco Augusti –Iria (suponiendo la ecuación Iria = Pria) entre La Tabla II y la vía 19 del I.Anto. no coinciden ni por aproximación. Tableta: XI-XIII-XI-XX (para García Bellido esta última: XV). Vía 19, mismas mansiones: XIII-XX-XXII-XIII.

    Hay algo muy importante en esto de las distancias. La distancia horizontal o reducida (“vuelo de pájaro”) entre IRIA FLAVIA y LUCO AVGVSTI = 94,40 Kms. La distancia que deja el Lépido es de 81,40 Kms (55 x 1,48 = 81,40), contando las XX que lee Roldán de Aseconia a Iria y no las XV de García Bellido, cinco millas menos. Aún teniendo en cuenta que la distancia reducida es un imposible se iguale a la traza del camino, le harían falta aún 13 Kms para igualarla.

    Algo falla, y lo que falla es que Iria Flavia es Iria Flavia y Pria es Pria. En Fin. Es algo ya muy comentado.

    Yo, evidentemente, no voy a decir que si la Tableta II es falsa o verdadera, cosas de expertos en epigrafía, pero...las “cuentas” no salen.

    Alicia, un saludo y muchas gracias.
  • Guillermo Caso de los Cobos

    Bueno, había comentado hace unos días, en el post “El Museo Arqueológico de Oviedo muestra nuevas piezas de yacimient... que merecía la pena volver a abordar la cuestión de las Aras Sestianas a luz de la interpretación que ofrece Narciso Santos Yanguas en su último libro “Asturias, los astures y la administración romana durante el Alto Imperio”.

    Ed: KRK. 2008

    Así, en la entrada del capítulo V “Un ejemplo de doblamiento astur-romano: oppidum>> Noega (Campa Torres, Gijón), Santos Yanguas ya nos advierte por donde discurrirá su visión sobre el particular al escribir:

    “Otro problema conectado directamente con la evolución del recinto poblacional de la Campa se centrará en definir el sentido y significado de las Aras Sestianas, así como su verdadero emplazamiento, que creemos que hay que identificar con el espacio geográfico correspondiente al oppidum Noega según todos los indicios.”

    Tras presentar la documentación escrita acerca de Noega y las Aras Sestianas (como una cuestión vinculada) referidas a P. Mela, Plinio el Viejo, Ptolomeo, Anónimo de Rávena, etc., aborda las distintas interpretaciones que el problema suscita y que hemos venido tratando en los comentarios de este post y que se reducen a dos:

    a) Para algunos investigadores las Aras Sestianas estarían ubicadas en territorio galaico de acuerdo con la mención de Plinio el Viejo, Ptolomeo, Anónimo de Rávena, etc.

    b) Y para otros, siguiendo a Mela, las Aras Sestianas estarían emplazadas en el litoral de los astures.

    De esta última interpretación (b), Santos Yanguas sostiene que es posible tener en cuenta dos variantes:

    - “o bien que únicamente existirían unas Aras Sestianas, las astures, por lo que Plinio el Viejo estaría errado en su apreciación";

    - “o bien que pudo haber diversos monumentos con esa denominación, por lo que resulta posible la existencia de unas aras en Asturia y otras en Callaecia.”

    Es decir, la cosa se vuelve a tornar interesante, puesto que Santos Yanguas admite como posibilidad la existencia de unas Aras Sestianas “diseminadas”, cuestión que se ponía en solfa en el debate que manteníamos.

    En este sentido, advierte, seguidamente, que “Contamos con ciertos motivos para desconfiar de la referencia pliniana…”; que hay contradicción para ubicar estas aras en una misma zona en territorio galaico (Ptolomeo), “o no aseguran que sean sestianas sino de Augusto” (Anónimo de Rávena), y que, por otro lado, “si combinamos el contenido de los textos antiguos, es posible deducir la existencia de al menos tres promontorios en la costa”.

    Y tras definir a estas Aras Sestianas por tres elementos (misma denominación, ubicarse en penínsulas o promontorios, carácter sagrado y/o cultual), establece el siguiente párrafo:

    “De ello se deduce que no es necesario reducirlas a un único monumento, siendo posible además que, en su conjunto, participasen de una misma política de prestigio en torno a la figura del primer emperador, pudiéndose pensar incluso en un culto incipiente que, aprovechando la anexión del territorio septentrional, le erigiría conmemoraciones en algunos finisterres del litoral”.

    Y dentro de esos finisterres, claro está, sitúa Santos Yanguas a la Campa de Torres como uno de los emplazamientos de las Aras Sestianas.

    Resumidamente, Santos Yanguas afirma:

    1º Que “… alrededor del año 27 a. C., fecha de inicio de los principales enfrentamientos bélicos correspondientes a las guerras astur-cántabras, en una península del litoral astur se hallaba Noega, el centro de población más notable de la región…”

    2º Que “…pocos años después se erigiría en dicha península el monumentos de las tres Aras Sestianas…”. Es decir, tras la derrota de los astures en su primera fase.

    3º Que “Ya en nuestra era, en concreto en el año 9-10 d. C., el lugar se consideraba un enclave seguro para poder dedicar una inscripción monumental (o varias) a Augusto…”, tal como la que conocemos de Calpurnio Pisón (CIL II. 2703). Al fin y al cabo, como ya habíamos apuntado en un comentario anterior, y tal como había subrayado el profesor Diego Santos, muchas dedicaciones se solían poner justamente donde ya había otras.

    4º Que la importancia de dicha inscripción monumental hallada en la Campa Torres indicaría, indirecta y muy probablemente, la posibilidad de ser una de las sedes de las Aras Sestianas.

    5º Que dicha inscripción de Calpurnio Pisón no hay que, evidentemente, confundirla con el monumento de las Aras Sestianas (al ser posterior).

    En conclusión: la interpretación de Santos Yanguas abre el abanico de posibilidades para considerar a la Noega de la Campa Torres como una de la sedes de las Aras Sestianas, y, en consecuencia, permirte a su vez reconsiderarla hipótesis de Carlos Sánchez-Montaña que habíamos tenido en cuenta. De hecho, la interpretación de Santos Yanguas puede considerarse que se acerca, asimismo, a la mantenida por Antonio Rodríguez Colmenero, y al que citaba el propio Sánchez-Montaña.


    Repasando textos, compruebo que también Julio Mangas Manjarrés, en el capítulo (“La primitiva religión de Asturias: cultos indígenas, romanos y orientales” de la Historia de Asturias. Ed. Prensa Asturiana S.A. 1990), del que tomábamos la traducción del epígrafe o “bloque constructivo” de Calpurnio Pisón, sugiere del siguiente modo:

    “En la Campa de Torres pudo, pues, haber tres aras consagradas al emperador Augusto por un Sestio, ¿Lucio Sestio, cónsul en el 23 a. C?.”.
  • Alicia M. Canto

    Sr. Caso: Gracias por el prometido resumen de lo que dice N. Santos Yanguas en su reciente libro que, la verdad, me parece decepcionante. Ya es un poco tarde para entrar en honduras, pero creo que no hay nada que reconsiderar, sobre todo leyendo eso de que "Contamos con ciertos (¿?) motivos para desconfiar de la referencia pliniana…”

    Sería muy largo de hablar, para la hora que es, el tema de la fiabilidad de Plinio el Viejo, que para sus coetáneos y posteriores era elevadísima. Así que (además por experiencia propia, pues he trabajado años sobre su obra) naturalmente me fío mucho más de lo que dijo Plinio al respecto, porque fue procurador imperial de Vespasiano y Tito justamente para la Hispania Citerior, y con seguridad visitó el lugar de las aras, y algún sacrificio haría en ellas.

    Cuando él relaciona en IV, 111 "...Celtici cognomine Neri et Supertamar(i)ci, quorum in paeninsula tres arae Sestianae Augusto dicatae, Copori, oppidum Noeta..." no sólo está ubicando en la costa galaica la península (única) donde estaban (juntas) las tres aras dedicadas por Sestio Quirinal, sino que, con la mención inmediata de la "Noeta/Noela" galaica, nos está señalando cuál pudo ser el error cometido por Pomponio Mela: confundir dos ciudades cantábricas casi homónimas, la galaica con la astur (o cántabra). Y no digamos cuando Plinio es confirmado por otros autores, y Mela no.

    Por otro lado, contra testimonios antiguos, sobre todo si son fiables y no tienen prueba en contra, da igual el número de autores modernos que se acumulen diciendo lo contrario.

    Dicho (o repetido) lo que pienso sobre las aras, que estaban juntas y en la costa galaica, ya comentaré de paso, al leer eso de que "Santos Yanguas abre el abanico de posibilidades para considerar a la Noega de la Campa Torres como una de la sedes de las Aras Sestianas...", que hasta el día de hoy, que yo sepa, nadie sabe con certeza, ni existe prueba alguna, de dónde estaba esta Noega más oriental, astur según Mela pero cántabra según Ptolomeo (Noega Ucesia), y según Estrabón más al interior.

    Antonio Tovar, por cuya obra Iberische Landeskunde tengo el mayor respeto (incluso por su tercer tomo, aunque es póstumo), al tratar de esta Noega (t. 3, 1989, p. 344) no se atrevió a tomar partido, concluyendo que "el problema de la identificación de Noega es muy complicado", y limitándose por ello a relacionar las principales posibilidades defendidas por unos y otros autores modernos: "Avilés... Gijón... Villaviciosa... y... "Ribadesella, lo que parece quizá lo más razonable". Así que, ya ve Ud., ante la falta de alguna prueba, se puede negar incluso la mayor.

    Y lo mismo pasa con Gigia, que se pone tantas veces en Gijón cuando según Ptolomeo II.6.28 (la única cita de ella en toda la Antigüedad) estaba decenas de kilómetros al sur y hacia el interior.

    Algunas trolas les tienen contadas a los asturianos, me parece (dicho sea con todo respeto), aunque sin duda que de buena fe. Buenas noches.

    P.D.- A propósito de su frase sobre una descabellada hipótesis "que habíamos tenido en cuenta", espero que no me incluya en ese plural, por razones bien obvias.
  • Carlos Sánchez-Montaña

    ¿Incontestable? caramba, caramba.

    La autoridad sobre lo que un ARA es en lengua latina la establece cualquier diccionario del bachillerato de mi infancia.
    Entre otras "lugar de refugio, protegido o de asilo."
    El faro de Campa era un ARA según su significado.
    Saludos