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Foto: Petroglifo en Mata Ngarau Orongo.
Ríos de tinta han corrido sobre la historia y los misterios de la Isla de Pascua, aunque muchas veces alimentados por una concepción algo distorsionada de la realidad, enfocada en los moai. Sin embargo Isla de Pascua tiene mucho más.
Fuente: SER Historia / Alex Guerra (Autora de Rongorongo) 18-10-2012
La inquietud por las estrellas nace desde muy antiguo, desde el inicio de la Historia del Hombre. La visibilidad de la bóveda celeste antiguamente era perfecta, no como ocurre actualmente, que la contaminación lumínica no lo permite. Nuestros antepasados veían en las estrellas la respuesta a muchas de sus preguntas existenciales, sirviendo probablemente de justificación para la orientación de templos y monolitos, que tenían una funcionalidad práctica pero fundamentalmente religiosa. En todas las civilizaciones antiguas, los cambios de estaciones eran acompañados por ritos y ceremonias que marcaban siembras, cosechas, períodos de pesca de determinadas especies, etc. El conocimiento del movimiento de los astros, fases lunares, eclipses, cometas, solsticios y equinoccios está perfectamente comprobado, sobre todo a través de las lenguas y leyendas donde existen infinidad de términos para cuerpos y fenómenos celestes.
En Rapa Nui, existen varios ahu moai cuya orientación astronómica puede comprobarse hoy en día. La mayoría de orientaciones son solares, indicando solsticios o equinoccios. Sin embargo, nos enfrentamos con el eterno reto de la arqueoastronomía, la de probar que esas orientaciones fueron intencionadas, y no casuales. Pero lo cierto es que al margen de la intencionalidad o no, monumentos megalíticos como el ahu Huri a Urenga (que mira hacia salida del sol en solsticio de invierno), el ahu Tongariki (que señala solsticio de verano), el ahu Vinapu (cuya fachada de Vinapu1 se halla alineada hacia el solsticio de verano, y la fachada de Vinapu2 hacia un equinoccio) están claramente orientados astronómicamente. Un caso curioso es el del pequeño moai A Mata Mea, único tallado de escoria roja, cuya relación con Marte no ha podido ser comprobada pero que su nombre, A Mata Mea (el moai que pertenece a Marte) y su color, nos permite tibiamente relacionarlo con aquel planeta. Además en la isla existen otras referencias a los astros, en algunos signos de las tablillas rongorongo, algunos petroglifos y los tupa, estructuras de piedra de planta circular u ovalada que probablemente tuvieran una función relacionada con la observación de los cielos.
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Más información: http://www.pacificislandsresearchinstitute.org/Flag_83_Report.pdf
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