Vía:VANGUARDIA | 7 de julio de 2011

 

El desciframiento estuvo a cargo del arqueólogo Sergio Gómez y el lingüista Timothy King.

 

Foto: Vista de la calzada de los Muertos desde la Pirámide de la Luna


Un conjunto de más de 40 glifos descubiertos en 1993, en el piso de una pequeña plaza en el barrio de La Ventilla, en la zona arqueológica de Teotihuacán, constituye "un avanzado sistema de escritura" de esa civilización.

Así lo sostienen arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad de Stanford, quienes realizaron un estudio riguroso de esas inscripciones.

Las incógnitas acerca de la escritura que debieron emplear los antiguos teotihuacanos hace miles de años "parecen despejarse con el desciframiento" que han realizado los investigadores en el conjunto arquitectónico, el cual se piensa que fue utilizado para ejercer funciones administrativas.

El descubrimiento de esos glifos, según arrojan las investigaciones, ha sido el punto de partida para la comprensión de muchos otros aspectos de la sociedad teotihuacana; incluso se ha propuesto una hipótesis plausible sobre cuál fue la lengua dominante en la antigua ciudad.

El arqueólogo Sergio Gómez Chávez (foto a la izquierda) explica a La Jornada que ese ‘importante hallazgo fue realizado durante las excavaciones efectuadas en un antiguo barrio de la ciudad, conocido actualmente como La Ventilla. El mismo lugar donde en 1992 se pretendía construir un moderno centro comercial, pero que gracias a la oposición de arqueólogos y de la sociedad civil logró conservarse.

"En los años recientes, un equipo encabezado por Rubén Cabrera y Jaime Delgado ha venido trabajando para su apertura y para que el visitante pueda conocer diversos aspectos de la vida cotidiana en Teotihuacán."

Ardua labor

El desciframiento del sistema de escritura implicó una labor de varios años realizada por el arqueólogo Sergio Gómez y Timothy King, lingüista de la Universidad de Stanford.

Gómez participó en las excavaciones de La Ventilla desde 1993 hasta 2002 y actualmente dirige una de las investigaciones arqueológicas más relevantes de los años recientes en Teotihuacán: la exploración del túnel debajo el templo de la Serpiente Emplumada.

Gómez y King determinaron que la escritura empleada por los teotihuacanos era muy similar a la que se utilizaba en el centro de México hasta la llegada de los conquistadores españoles, conocida como mixteca-Puebla.

"Este sistema comparte el vocabulario glífico y las convenciones ortográficas de otras formas del mismo que se empleó durante muchos siglos después del abandono de la ciudad por mixtecas y aztecas; varios de los códices que perduran hasta nuestros días utilizan básicamente el sistema empleado muchos siglos antes por los teotihuacanos", explica Gómez Chávez.

Una de las particularidades de este sistema, agrega, es que se empleaba en contextos notacionales, es decir, no para generar textos largos, sino para nombrar o rotular imágenes o elementos.

Según los expertos, algunas reglas de este sistema disponían que la lectura de los glifos era comprensible para el lector nativo, en tanto que el valor sonoro de un glifo puede ser logográfico o logográfico con homofonía, es decir, un glifo podría ser utilizado para entender una palabra que era homófona con otra.

A partir de los estudios realizados, los investigadores proponen que en algunos glifos puede identificarse cierto foneticismo, donde un glifo puede emplearse para producir un sonido o una sílaba que se usaba para deletrear palabras.

El uso de foneticismo en la escritura mesoamericana ha sido ampliamente cuestionado. Sin embargo, Gómez y King están convencidos de haber identificado elementos suficientes para sustentarlo.

Sergio Gómez asegura que la propuesta de desciframiento ha tenido mayor impacto entre estudiosos extranjeros dedicados a la comprensión de antiguas formas de escritura.

"En México existe una fuerte tradición iconografista que impide entender que la lectura de los glifos es un proceso complejo que requiere ser trabajado desde la lingüística. Nosotros demostramos que el desciframiento requiere de una metodología propia basada en las ciencias del lenguaje y, si bien algunos investigadores podrían no estar de acuerdo con la lectura que hemos hecho de algunos conjuntos glíficos, pensamos que nuestro mayor aporte es haber sentado las bases para el desciframiento del sistema de escritura empleado por los teotihuacanos y muchos siglos después por los aztecas y mixtecas."

La lengua dominante era antecedente del náhuatl

Sobre la lengua que se hablaba en la ciudad de los dioses, el arqueólogo Sergio Gómez Chávez manifiesta que varios investigadores han propuesto que Teotihuacán fue ocupada desde sus inicios por diversos grupos etnolingüísticos.

Hasta el momento se tienen evidencias de que a esa zona prehispánica emigraron grupos procedentes de Oaxaca, la costa del Golfo de México, las tierras bajas mayas y Michoacán.

Sin embargo, no se descarta la presencia de otros grupos étnicos, pero no se han descubierto. Esto ha llevado a pensar a investigadores como Rene Millon que Teotihuacán era una ciudad cosmopolita, en la que debieron de hablarse varias lenguas.

Foto: Detalle de un entierro colectivo de sacrificados como parte de los ritos de consagración de la pirámide de la Serpiente Emplumada (fase Miccaotli, c. 200 d. C.). En este caso, todos los cuerpos sepultados tenían las manos atadas tras la espalda. El collar está hecho de piezas que simulan mandíbulas humanas, pero otros sujetos enterrados con este portaban collares de mandíbulas auténticas. (Wikipedia)

 

 

 

“La migración de los distintos grupos étnicos fue debida fundamentalmente a cuestiones económicas. Durante siglos estos grupos que se han identificado viviendo en barrios localizados en los extremos de la ciudad debieron de estar involucrados en actividades comerciales.


“Los grupos de extranjeros residentes en la gran metrópoli mantuvieron por varios siglos algunas de las tradiciones culturales de sus lugares de origen. Esto se ha visto en la forma de sepultar a los muertos, es decir, en el ritual y en la manera de preparar los alimentos; se distinguían de los teotihuacanos étnicos por su vestimenta y fundamentalmente por el idioma.

"Mantener las tradiciones de sus lugares de origen y, particularmente, el idioma, favorecía la cohesión social de estos grupos minoritarios, asegurándoles el acceso a los recursos que permitían su subsistencia", puntualiza Sergio Gómez.

Respecto de cuál era la lengua dominante hablada en la antigua ciudad de Teotihuacán, existen propuestas, las cuales sugieren que se hablaba alguna lengua de los grupos otomiano, totonacano, zoqueano o nahuatlano. Sin embargo, hay pocos estudios orientados a resolver este problema.

Para tratar de saber cuál era la lengua que se hablaba en Teotihuacán, Sergio Gómez y Thimoty King recurrieron a los principios de la glotocronología –consistente es el cálculo de la profundidad temporal de las lenguas relacionadas– y tomaron en cuenta los glifos con foneticismo y homofonía, por ser los más adecuados para determinar cuál era el idioma o lengua expresado en el sistema de escritura de Teotihuacán.

Los resultados de la reconstrucción lingüística y glotocronológica mostraron que probablemente la lengua dominante hablada en Teotihuacán fue lo que definieron como "proto náhuatl pochuteca", antecedente del idioma náhuatl que todavía es hablado por algunas comunidades indígenas en México.

Bondades de la lingüística y la semiótica

“Continuar con las investigaciones sobre la escritura y la lengua dominante hablada en la antigua ciudad –subraya Sergio Gómez– es la mejor manera de interpretar y llegar a entender muchos de los mensajes plasmados en los cientos o miles de murales que existen en Teotihuacán, muchos de los cuales permanecen aún sepultados.

“La lingüística, y particularmente la semiótica, nos brindan instrumentos para la lectura e interpretación de muchos de los signos contenidos en la pintura mural, la escultura y la cerámica de Teotihuacán.

“Por muchas razones –sostiene el arqueólogo– pensamos que fue un gran acierto haber impedido la construcción del complejo comercial en La Ventilla, pues ello ha posibilitado que las investigaciones continúen por muchos años y en cada nueva temporada se realicen hallazgos que de manera paulatina enriquecen el conocimiento de una de las sociedades más complejas del mundo antiguo.

"Si en 1992 se hubiera permitido esa edificación, se habría perdido una oportunidad única e irrepetible de continuar con las exploraciones y conocer muchos aspectos de la civilización teotihuacana."

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