Foto: Campamento Romano del Monte Curriechos (Asturias) © http://sigpac.mapa.es/fega/visor/

Un artículo dirigido por el general Ramos valora la importancia de la batalla que Roma libró con los astures en el enclave.

Vía: Aitana Castaño, Curriechos (Lena / Aller), La Nueva España.es, 29 de julio de 2008

«Por su parte, los astures, tan pronto como fueron rechazados en un lugar fortificado que se encontraban asediando y, tras ello, vencidos en combate, ya no continuaron con la sublevación y rápidamente se sometieron». La cita es del historiador y senador romano Dion Casio y ha sido elegida para encabezar el artículo «La batalla del monte Curriechos», redactado por el general Francisco Ramos, el teniente coronel Francisco Jiménez Moyano y los arqueólogos de la Carisa -Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada-. El reportaje, inédito aún, será publicado próximamente en la «Revista de Historia Militar». LA NUEVA ESPAÑA adelanta hoy algunas de las conclusiones del reportaje centrado en la trascendencia militar y la importancia estratégica del enclave arqueológico. La investigación comandada por el general Ramos llega a una reveladora conclusión: «Los astures consideraron la importancia de la posición de Curriechos que habían tomado los romanos, lo que desembocó en una batalla que para los romanos fue de naturaleza defensiva», explican. Según el artículo de los militares, «los astures llegaron a cercar la posición romana mediante la maniobra, es decir, sin fortificaciones de cerco, sino desplegándose ocasional y convenientemente para emboscar actividades de explotación local de recursos como el forraje y la leña, y hostigar los convoyes del abastecimiento, incluso hacerles frente para cerrarles el paso o apropiarse de los recursos que transportaban».

Los movimientos y estrategias de las tropas han sido también estudiadas en el artículo castrense: «Los astures quizás ocuparon ocasionalmente el cerro Sur, para anticiparse a la llegada de los convoyes de abastecimiento romanos. No obstante, la incorporación de ese cerro Sur a la posición defensiva y la llegada de refuerzos, previsiblemente con un total de 7 o 9 cohortes, terminarán inclinando la balanza del lado de los defensores, pues muy difícilmente los astures habrían sido capaces de mantener concentrada en esas cumbres una masa de 15.000 o 20.000 guerreros que estuvieran el tiempo suficiente para impedir los abastecimientos, debilitar a los defensores y asaltar las defensas legionarias».

Una de las claves que, según el general Ramos y su equipo, explican la «fuerte» defensa que hizo Roma de la zona llama la atención sobre la posibilidad de que el Imperio considerara al pueblo astur «numeroso y una amenaza posible» para su interés, que no era otro que «llegar a Gijón para tener un puerto de salida al Cantábrico».

«Las fortificaciones son extraordinariamente fuertes y los obstáculos están en profundidad y sistemáticamente batidos por las armas de la defensa. Esto implica bien la existencia de un numeroso enemigo en presencia o bien que el mando romano lo consideró como una amenaza muy posible», apunta el artículo dirigido por el General Ramos. Los militares españoles han hecho un análisis completo de todos los restos de material armamentístico que han ido apareciendo en el enclave que hace frontera entre los municipios de Aller y Lena: «La existencia de un "pilum", un dardo y un posible gatillo de catapulta nos señalan la presencia de unidades legionarias», explica el texto, que continúa diciendo que «la existencia de puntas de lanza y proyectiles de honda nos apuntan la posibilidad de que la guarnición también tuviera unidades auxiliares de dos tipos: infantería y honderos, siendo menos probable la existencia de caballería auxiliar (armada con lanza) por lo abrupto del terreno».

Los expertos del Ejército destacan la elección, por parte de las tropas del Imperio romano, del monte Curriechos, ubicado en los límites de los concejos de Aller y Lena. «Es el mejor punto de cierre de la posible vía que unía Lancia (zona de León) y la dársena natural que formaba la bahía de Gijón», sentencia.

La zona de la Carisa «es de fácil defensa, su ocupación, desde el punto de vista operacional, impide el acceso al nudo orográfico que materializa el pico Tres Concejos, nudo que posibilita la maniobra por las alturas al Este, Oeste y Norte, cerrando el acceso al Sur; desde el punto de vista táctico, permite la maniobra sobre los valles de los ríos Negro, al Este, o Lena, al Oeste, y se encuentra en un punto intermedio de la zona de alta montaña del posible escenario de operaciones, lo que facilita la maniobra logística».

Basándose en textos militantes romanos, el general Ramos y el teniente coronel Jiménez Moyano se aproximan al modelo logístico romano en su llegada a Asturias. «Con máxima ocupación, que pudo ser de nueve cohortes de soldados romanos, las tropas del Imperio pudieron tener unas necesidades de abastecimiento que, para quince días, podían llegar a 244.113 kilos de alimentos y otras necesidades», explican. Lo extraordinario llega cuando los militares explican que «esto formaría un convoy de 14 kilómetros de longitud y no menos de 2.700 mulos implicados en el transporte».

*** Campamento romano de La Carisa (Fuente: Wikipedia)

El Campamento romano de La Carisa es un yacimiento arqueológico situado junto a la vía de La Carisa, en el cordal de Carraceo entre los concejos asturianos de Aller y Lena. Tiene un origen romano y probablemente militar, como lo demuestran el medio centenar de objetos encontrados: dos monedas, puntas de jabalina y pilum y algún dardo del tipo del de las ballistas.

Vía de la Carisa

La vía de la Carisa atraviesa la Cordillera Cantábrica de sur a norte a través del cordal de Carraceo, entre los concejos de Aller y Lena. El camino comienza en Pendilla (Villamanín) y transcurre por la cima del cordal, evitando los valles y collados. Su origen es romano y por sus características puede considerarse una vía estratégica desde el punto de vista militar.

Destaca la pervivencia del topónimo Carisa,[1] que la relacionan con el general romano Publio Carisio, legado en Lusitania entre los años 26 a. C. y 22 a. C. que intervino en las guerras contra los Astures. Este topónimo aparece documentado por primera vez en el archivo catedralicio de Oviedo, en una donación a la Iglesia de Oviedo del año 1036 en la que se hacen referencia a diversos lugares de Aller y Lena situándolos «sub monte Carisa».

Descripción de los yacimientos

La investigación, desde el 2001, está siendo llevada a cabo un grupo de arqueólogos dirigidos por Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada.[2] Este equipo ha realizado diversas excavaciones en el lugar, las primeras en el 2003, y se esperan nuevas excavaciones en el futuro.

Se distinguen dos zonas de fortificaciones. Una en la cumbre del monte Curriechos; la otra más al norte a poca distancia, en una sucesión de cerros llamados El Homón de Faro o Ciirru Nigru.

Campamento de romano del monte Curriechos

Esta situado en la cumbre del pico la Boya, también llamado monte Curriechos, a 1.728 metros de altitud. Se han encontrado numerosos objetos, entre ellos herramientas y equipamiento militar de legionario como puntas de lanza y pilum, dardos de catapulta, dolabras, azadones, clavijas de tiendas de campaña y monedas de la época, algunas acuñadas por el propio Carisio.

Fortificaciones del Homón del Faro

Situadas a 1.650 metros de altitud, bloqueando la vía romana a un kilómetro al norte del monte Curriechos. Se tratan dos murallas oblicuas que se unen la cima del cerro, en un lugar llamado Portiichu de Busián, donde se encuentran las ruinas de una gran construcción de forma circular. Las murallas son del tipo de módulos o cajones, características de los castros asturianos y de otras construcciones prerromanas.

Las primeras investigaciones sobre las fortificaciones del Homón del Faro indicaban un origen astur que, relacionándolas con el campamento romano, parecía indicar que en la Carisa había tenido lugar un enfrentamiento entre Astures y Romanos. Posteriormente se ha comprobado gracias a pruebas de carbono-14 que las fortificaciones del Homón datan de entre los siglos VII y VIII. Actualmente se piensa que estas fortificaciones pudieron ser reutilizadas en distintos conflictos y se investiga en la muralla primitiva del Homón, que si tendría relación con el campamento romano del monte Curriechos.

Bibliografía

↑ Diccionario toponímico de la montaña asturiana (etimológico), Concepción Suárez, Julio. Editorial KRK. 2001. Oviedo.
↑ Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada (2005): La Carisa: Ástures y Romanos Frente a Frente, ISBN 84-7925-287-1.

Enlaces externos

http://www.lacarisa.es Página web oficial.

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