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Un 'Homo erectus' sostiene la concha con el grabado original en una reconstrucción. / MINKE VAN VOORTHUIZEN/U. LEIDEN
Fuente: Nuño Dominguez / El País | 3 de diciembre de 2014
Un equipo internacional de arqueólogos ha encontrado el que, dicen, es el primer dibujo de la humanidad. Se trata de un sencillo trazo en forma de zig-zag hecho hace más de 400.000 años. Su autor no era un Homo sapiens, ni un neandertal, sino uno de los miembros más primitivos de nuestro género: el Homo erectus. Lo más fascinante, resaltan los autores del hallazgo, es que el trazo se realizó unos 300.000 años antes de que los primeros miembros de nuestra especie empezasen a hacer dibujos similares.
Los dibujos geométricos de este tipo se consideran una muestra de pensamiento complejo. Durante siglos se pensó que sólo los sapiens somos capaces de alcanzar ese nivel. En los últimos años se ha empezado a reconocer que también los neandertales podrían ser capaces de ello y ahora este estudio apunta a que incluso otros humanos más primitivos tenían capacidades similares.
El grabado ha sido hallado en una concha de molusco que llevaba más de un siglo guardada en un archivo. En 1891, el médico holandés Eugène Dubois se adentró en las junglas de Java (Indonesia) en busca del supuesto... entre monos y humanos. Allí encontró la parte superior del cráneo y un fémur de lo que hoy conocemos como Homo erectus, es decir, que camina erguido.
“El 'Homo erectus' fue el primer homínido que realmente se pareció a nosotros, con las mismas proporciones corporales y un volumen cerebral de hasta unos 1.000 centímetros cúbicos, comparable al de algunos humanos actuales”, explica a Materia Josephine Joordens (izquierda), codescubridora del grabado y experta en reconstruir el clima y el ambiente en el yacimiento de Trinil, en la isla de Java, a través de los sedimentos depositados en las conchas. Joordens dice que el lugar estaba a orillas de un río que discurría por un bosque espeso, en una zona con lagunas y pantanos donde la fuente de alimento más asequible eran los peces y los moluscos.
El estudio documenta cómo los erectus usaban dientes de tiburón para abrir las almejas de río cortando el músculo que las mantiene cerradas, lo que dejaba un agujero en las conchas. También las usaban para hacer herramientas afiladas y, un día, ese trazo que el equipo ha descubierto de forma casual mientras analizaba imágenes de las conchas recogidas por Dubois y que hoy se conservan en el Centro de Biodiversidad Naturalis de Leiden, Holanda.
Foto: Vista interior de una concha fósil Pseudodon en la que se demuestra que el agujero hecho por el Homo erectus es exactamente en el punto donde el músculo une a la cáscara. Al presionar en ese lugar se obliga a la concha a abrirse.
“Es imposible saber qué pasaba por su cabeza en aquel momento, pero podemos imaginar a aquel 'erectus' con un mejillón en una mano y un diente de tiburón en la otra haciendo un primer arañazo en la concha y pensando, guau, esto es bonito”, especula la paleontóloga de la Universidad de Leiden. “Creo que es una conclusión acertada decir que este es el primer dibujo hecho por un humano”, resalta Joordens.
El estudio, en el que han participado 21 expertos de Holanda, Francia, Australia y Noruega, analiza en detalle el dibujo y destaca en él una parte con forma de M y el otro de N invertida. “No hay espacios en blanco entre las líneas en los vértices, lo que sugiere que se prestó atención para hacer un patrón consistente”, explica el estudio, publicado hoy en Nature. Sus autores creen que el dibujo fue hecho de una tacada por un solo individuo.
Foto: A: Herramienta de concha hecha por un Homo erectus. B: Detalle del borde afilado usado para cortar o grabar. (Foto: Francesco d'Errico, Universidad de Burdeos)
Lo primero que pensó Joordens al ver el grabado, dice, fue que se parecía a otros hechos por el Homo sapiens unos 300.000 años más tarde. “Unos y otros se diferencian por su complejidad, pero el patrón es el mismo, un patrón que, como humanos, nos gusta”, apunta. Hace tres meses, otro estudio desveló el primer grabado hecho por neandertales, un conjunto de trazos geométricos horadados en la piedra que algunos bautizaron como el hashtag neandertal. El museo de Leiden ya ha realizado una exposición monográfica sobre el erectus y su dibujo e incluso se han hecho reconstrucciones que muestran a aquel homínido sosteniendo la concha grabada.
Expertos ajenos al estudio divergen mucho a la hora de interpretar el hallazgo. “Me parece el notición de la década”, confiesa María Martinón-Torres (derecha), investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana. “Pocos debates hay tan clásicos como el pulso entre 'sapiens' y neandertales por ver quién demostró antes pensamiento simbólico y abstracto; y de repente aparece en escena un gran conocido, pero desconocido a la vez, el Homo erectus, que los adelanta a ambos”, detalla.
No es lo único sorprendente del estudio. Desde que Dubois halló al erectus en Java su datación se había hecho de forma indirecta, con lo que había una enorme incertidumbre sobre cuándo exactamente vivió este homínido, dice Joordens. “La horquilla abarcaba desde hace unos 700.000 años hasta 1,9 millones de años”, explica. Los resultados de este nuevo estudio, con la primera datación directa, indican una antigüedad de entre 430.000 y 540.000 años.
“Hasta ahora, en el capítulo final de la evolución humana solo quedaban dos ramas, la nuestra y los neandertales. Ahora de repente vemos que había tres”, resalta Martinón-Torres. Para la experta, que investiga una posible nueva especie humana cuyos restos se han h... este y otros descubrimientos recientes “ponen en evidencia la necesidad de estudiar los nuevos fósiles que se están encontrando en Asia, porque hasta ahora se ha simplificado la historia muchísimo al no tenerla en cuenta”.
Antonio Rosas (izquierda), paleoantropólogo del CSIC especialista en neandertales, es mucho más escéptico. “Las pruebas que presentan no me convencen de que lo que vemos sea un patrón geométrico, no creo que haya un intención detrás”, opina.
El experto propone una reconstrucción de los hechos diferente a la de Joordens. “Pensemos”, dice, “en un homínido harto de abrir una almeja tras otra, una acción mecánica”. En una de esas el erectus hace un gesto diferente y de repente sale ese dibujo sin que hubiese una intención detrás, propone Rosas. No obstante, reconoce que con las pruebas presentadas queda abierta la duda. Esta solo podrá disiparse si aparecieran más conchas con grabados que confirmasen que aquel primer trazo no fue una casualidad.
Artículos relacionados:
* Shell 'art' made 300,000 years before humans evolved (New Scientist)
* Etchings on a 500,000-year-old shell appear to have been made by human ancestor (SCIENCE)
* Earliest Human Engraving Or Trash From An Ancient Lunch? (npr)
* Oldest ever engraving discovered on 500,000-year-old shell (Science Daily)
Hola, Percha:
Lo cierto es que la edición me he permitido realizarla yo para darle más contenido a esta interesantísima y sensacional noticia.
No obstante, hay que decir que el diagnóstico sobre este grabado, ciertamente -como apuntan algunos especialistas-, no invita a aceptarlo de un modo rotundo. Un sólo grabado no se puede decir que sea mucha evidencia para pensar en la posible existencia de un pensamiento simbólico en el Homo erectus. No es ya sólo que pueda ser fruto de la casualidad de alguien que pretendía abrir el molusco de marras, es que de toda la colección que se tiene de los mismos (al parecer en un buen número) no hay más ejemplos de otros grabados de corte similar.
En fin, mientras no se encuentren más ejemplos me temo que lo único que se puede hacer es tomar buena nota de la noticia y esperar a ver si en un futuro se obtiene alguna prueba más de las capacidades intelectuales del Homo erectus, el cual, por otra parte -también hay que decirlo-, sí parece demostrar cierta habilidad en la elaboración de herramientas con esos mismos moluscos y la acertada forma de abrirlos.
Saludos
Muy interesante. Cada descubrimiento de este tipo nos acerca un poco más al conocimiento del universo simbólico de los homínidos que nos han precedido en este terruño que ahora creemos nuestro.
A muchos especialistas les cuesta aceptar que las especies anteriores no tenían ninguna de nuestras capacidades. Ni conciencia, ni pensamiento simbólico, ni lenguaje...Ni reirse sabrían, los pobres.
Hace unos años subí a mi blog una entrada sobre las cazoletas a lo largo de la historia, con un título que pensé que me traería algún problema : HOMO ERECTUS HIZO CAZOLETAS. Una amiga común me animó hace poco a subirlo a Terrae Antiquae porque quiza se generase asi alguna aportación sobre el tema, como es el caso de esta noticia. Creo que es demasiado largo para insertarlo aquí, así que dejo el enlace por si alguien le interesa:
http://tierradeamacos.blogspot.com.es/2011/05/homo-erectus-hizo-caz...
Saludos
Gracias, Juan Carlos, por recordar tu interesante aportación (que ya había leído en su día), y que no deja de ser otro elemento a tener en cuenta dentro del desarrollo cognitivo/simbólico del Homo erectus.
No está de más recordar que también el año pasado se encontró evidencias de uso de ocre rojo en una herramienta lítica de tiempos del Homo erectus, y de lo cual dimos cuenta en el post titulado "Hallan evidencia de uso del ocre en percutores utilizados por el Homo erectus en Europa". Son materiales dispersos y escasos, pero que van indicando poco a poco que quizás haya que tener otra perspectiva sobre el Homo erectus.
Saludos
Fuente: Quo.es | 9 de diciembre de 2014
La semana pasada causó un gran revuelo la publicación en la revista Nature de los grabados geométricos posiblemente realizados por un individuo de Homo erectus en la concha de una especie de bivalvo del género Pseudodon, muy común en el sudeste asiático.
La consulta de esta revista semanal es casi de obligado cumplimiento para un científico, esperando siempre la publicación de alguna investigación relevante en su ámbito. La arqueóloga Josephine Joordens y un amplio equipo de investigadores nos contaron las pesquisas realizadas en la colección de conchas de esta especie, recuperadas por el propio Eugène Dubois a finales del siglo XIX en el yacimiento de Trinil y las investigaciones que se derivaron de sus observaciones en esta colección. Los grabados que presenta una de las conchas fue objeto primero de la curiosidad y más de tarde de la perplejidad. La datación del sedimento adherido a este espécimen confirmó que la antigüedad de las conchas podía ser algo superior a los 400.000 años. La conclusión de que la especie Homo erectus fue capaz de realizar grabados mucho antes de que lo hicieran los neandertales y los miembros de nuestra especie mereció la atención de los editores de Nature.
Al leer el trabajo original mi primera reflexión no se centró precisamente en la conclusión más llamativa y merecedora de una publicación tan relevante. Esa primera impresión me llevó en cambio a pensar en la capacidad de nuestros ancestros y de nosotros mismos de adaptarnos a cualquier situación en nuestra expansión por todo el planeta. Los posibles grabados observados por Josephine Joordens en una concha pudieron ser el resultado de una acción intencionada o accidental. No podemos negarle a los miembros de Homo erectus la capacidad para grabar un dibujo geométrico de manera consciente. Aunque la conclusión hubiera resultado más convincente si los grabados se repitieran en algunos de los más de 160 ejemplares de Pseudodon de la colección de Dubois. Es posible que algún miembro de una de los innumerables clanes que vivieron en aquellos territorios tuviese la capacidad individual de realizar incisiones en una concha o en cualquier otro objeto. Si fue así, nunca sabremos si esa acción tuvo una intención determinada o algún significado simbólico. Parece poco probable que esta conducta, si fue intencionada, se hubiera generalizado en Homo erectus. O quizá en el futuro se localicen más evidencias sobre las posibilidades imaginativas y de abstracción de Homo erectus en otros yacimientos ¿Por qué no?
Pero hasta entonces me quedo con la capacidad de adaptación de Homo erectus y de otras especies de homininos para sobrevivir en ambientes muy diferentes y de adecuar su dieta a los recursos disponibles. Esa capacidad se ha podido inferir en muchos casos de la utilización de cualquier materia prima para fabricar instrumentos, cuando faltan materiales adecuados como el sílex o la cuarcita. En el caso de la isla de Java, los bivalvos de Pseudodon no solo sirvieron de alimento sino también como útiles, de acuerdo con las observaciones de los arqueólogos. Los bivalvos se abrían practicando un orificio en el lugar de inserción del músculo que permite el cierre hermético de las dos conchas. De ese modo, las conchas no se rompían y quedaban disponibles para usos posteriores. Todo ello denota una más que notable habilidad y conocimiento adquirido de la anatomía y fisiología de estos moluscos. En realidad, la mayor hazaña de nuestros ancestros fue sobrevivir. Gracias a ello ahora somos capaces de escribir y de leer estas líneas.
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