Hidrología del Subsuelo y Arqueología

 

Presentación 

De modo accidental, durante el curso de una prospección industrial, se detectó que la ermita de Aedo (Burgos) España, parecía tener su situación y dimensiones, condicionadas por el trazado formado por la proyección en superficie, de lo que parecían ser corrientes de agua subterráneas situadas a gran profundidad.

La forma y dimensiones del edificio estaban claramente distorsionadas, por haberse acoplado a unas líneas que, por pertenecer a un proceso natural, presentan

manifiestas irregularidades en su trazado.                  

Se procedió a comprobar si esta misma circunstancia, se producía en los lugares de culto del entorno, con resultado positivo en todos ellos. 

En consecuencia, se pasó a analizar la situación de gran cantidad de templos, lugares ceremoniales y enterramientos relevantes, construidos en Europa y Norte de África, encontrándose que durante un amplio periodo de tiempo los templos, lugares ceremoniales y enterramientos relevantes se situaban haciéndolos coincidir deliberadamente, con el trazado formado por la proyección en superficie de las corrientes de agua subterránea y las líneas de corriente profunda existentes en el terreno. 

Todo parece indicar que los emplazamientos, se realizaban en aquellos lugares en los que esta proyección, además de cumplir con unas determinadas características que podrían definirse cómo rituales, reunía la disposición y proporciones adecuadas para la construcción de la correspondiente estructura.

Unos tanteos previos realizados en México, indican que estos mismos usos, en su relación con los lugares de culto,  también fueron practicados por los ocupantes de todas las zonas arqueológicas examinadas, que hasta el momento han sido: Cholula (Puebla), El Tajín (Veracruz), Monte Albán (Oaxaca), Yohualichan (Puebla), Tulum (Quintana Roo)  y Palenque (Chiapas).

 

En relación con los usos funerarios; al menos lo fueron en las zonas arqueológicas de Yohualichan (Puebla) y Palenque (Chiapas), mientras que no lo fue en la de Monte Albán (Oaxaca), ya que los difuntos de este área, al parecer deseaban ser enterrados en sus propias viviendas, sin ninguna connotación sobre la posible relación entre la hidrología del subsuelo, las líneas de corriente profunda y su presunta supervivencia después de la muerte, lo que los sitúa fuera de las pautas europeas.

 

La constatación de estos hechos  y su aplicación en México, aporta una nueva herramienta de prospección ya que, no sólo permite señalar el lugar donde realizar catas arqueológicas con las mayores probabilidades de éxito, sino que también proporciona la seguridad de haber localizado todos los enterramientos relevantes, existentes en el área analizada. 

En el aspecto antropológico aporta datos de importancia, ya que el análisis de las motivaciones socio-culturales encontradas en Europa y su cotejo con las que se encuentren en México, permitirá establecer en este ámbito, los conceptos comunes en ambas líneas de culturas, a pesar de la aparente ausencia de comunicación entre ellas.

La utilidad de su aplicación práctica resulta evidente, aunque está condicionada a que se pueda responder de un modo rigurosamente científico, la pregunta de cómo es posible que detectaran estas corrientes subterráneas, careciendo de los conocimientos técnicos y de la instrumentación con la que actualmente se cuenta.

 

Más adelante, en el apartado  Técnica de detección, se incluye una resumida presentación de la investigación realizada, así cómo de la sorprendente precisión conseguida en las determinaciones.

Con ello, queda totalmente resuelta esta cuestión.

Objetivo final.

Este trabajo se centra en verificar de modo fehaciente, si esta correlación entre la hidrología del subsuelo, las líneas de corriente profunda y las estructuras arqueológicas, se practicó por todos los grupos culturales mexicanos así como el que, en algunas épocas y por determinados grupos, se practicó un uso funerario consistente en situar las tumbas de personajes notables, en la vertical del punto en el que dos corrientes subterráneas se cruzan, formando un ángulo aproximadamente recto.

Este peculiar uso funerario, se practicó en Europa y Norte de África desde los años 5.000 a. C., hasta la caída del Imperio Romano.

 

Si los resultados de esta investigación previa son positivos, los siguientes pasos a realizar en diferentes Zonas Arqueológicas correspondientes a distintos  Grupos Culturales, permitirán dar cumplida respuesta a los dos aspectos planteados inicialmente.

 

El último paso, será establecer las hipótesis que expliquen la motivación por la que estos usos, fueron  practicados por dos líneas culturales sin aparente conexión entre si.

 

Para lograrlo se hacen imprescindibles, y es por ello por lo que se solicitan, los comentarios, críticas y sugerencias de las Comunidades Arqueológica y Geológica, que en definitiva son las únicas que puede hacerlo con la adecuada solvencia.

Técnica de detección.

 Es evidente que la localización de estas corrientes de agua subterránea, tuvo que realizarse empleando la técnica tradicionalmente denominada “del zahorí”.

Se trata de una práctica rodeada por un cierto halo de misterio, así cómo de imaginativas connotaciones sobrenaturales que, desde un punto de vista científico, la han llevado a su total desprestigio.

Viene utilizándose desde hace miles de años, para determinar el lugar en el que abrir un pozo y extraer agua. Para ello se emplea cómo instrumento de detección una horquilla de madera flexible o unas varillas de alambre metálico,

Es justo reconocer que, con un notable número de aciertos en los resultados prácticos.

 

Su análisis técnico, una vez despojada de todo su abundante contenido esotérico, aplicando los medios y conocimientos científicos actuales, y considerando al conjunto del zahorí con sus varillas cómo un único “instrumento de detección”, proporciona unos resultados satisfactoriamente sorprendentes, que han permitido verificar su funcionamiento y con ello establecer su fiabilidad y grado de precisión.

Hay disponible un detallado informe de este estudio en La Técnica del Zahorí, en el que se exponen la forma en que trabaja el sistema y el método empleado para determinarlo.

Los resultados de este análisis, permiten formular las siguientes afirmaciones:

- La detección se produce dentro del campo de fuerzas gravitatorio.

- Los órganos sensores están en el oído interno. Son las máculas del “utrículo” y del “sáculo”.

- Las partículas de agua subterránea en movimiento, producen una micro alteración en el campo            gravitatorio que se capta en la superficie. 

El paso del zahorí sobre ella la detecta, dando lugar a una minúscula reacción de alarma, ante una posible pérdida de su equilibrio.

Esta ligerísima alteración, pasa normalmente desapercibida debido a su débil intensidad,  brevísima duración e inmediata rectificación por parte del cerebro, al procesar los sucesivos datos captados.

Solamente con las varillas en posición de trabajo, puede ser puesta de manifiesto de un modo evidente.

Esta es la única función cubierta por las mismas, o por la de cualesquiera otros instrumentos análogos, durante todo el proceso de detección.

Desde un punto de vista técnico, eso es todo.

 

Existen en cada oído interno dos sensores, uno es la mácula del utrículo y el otro la del sáculo.

Debido a que una de ellas tiene su plano de trabajo en sentido vertical y el de la otra, forma con la misma un ángulo muy próximo a los 45º, el zahorí puede determinar con bastante precisión, la profundidad a la que se encuentra la corriente.

 

En corrientes próximas a la superficie, es posible determinar para ellas su anchura, pero en las situadas a suficiente profundidad, el debilitamiento de la señal captada, sólo permite detectarlas cómo una línea, sin anchura mensurable, por lo que se denominan “líneas de corriente profunda”.

 

Debido a su profundidad, se trata de un agua inalcanzable con la apertura de un pozo convencional, por lo que probablemente en la antigüedad se desconocía su verdadera naturaleza, atribuyéndolas un origen inexplicable y por ello de carácter sagrado.

El conocimiento geológico actual, parece indicar que no es posible en determinados terrenos, la existencia de esas corrientes de agua, lo que supone que algunas de ellas tendrían otro origen todavía desconocido, pero se detectan, y por ello pueden utilizarse para el fin que se persigue. 

 

Para intensidades de señal y turbulencia suficientes, también es posible determinar el sentido de circulación de la corriente.

 

El análisis de un gran número de aplicaciones  prácticas, llevadas acabo en unas condiciones óptimas del terreno y siendo el zahorí de una sensibilidad media-alta, ofrecieron los siguientes resultados:

 

-Fiabilidad en la detección del 100%

-Precisión en la determinación de la proyección vertical: + 6 cm

-Precisión en la determinación de la profundidad: +1 % (dependiendo de las características del terreno adyacente)

-Sentido de la corriente: la posibilidad de su determinación depende de la intensidad y grado de  turbulencia de la seña captada.

 

De todo ello se deduce que:

 

      Esta herramienta de detección, resulta ser adecuada para la finalidad que se persigue.

 

Tal cómo es de esperar, la correcta interpretación de las señales detectadas, precisa de una cierta experiencia, pero no más de la necesaria para cualquier otro instrumento de detección.

Notas sobre Europa y Norte de África.

 

Cómo paso previo, se hace necesario conocer las pautas seguidas por los europeos y norteafricanos para la construcción y posicionado de sus estructuras, tanto en sus relaciones con la divinidad cómo en sus usos funerarios.

 Se incluyen a continuación unas notas sobre lo encontrado en Europa y  Norte de África, agrupadas por épocas y grandes grupos culturales, con el fin de poder proceder a su comparación con los apuntes  inicialmente tomados en México.

 

Aunque la investigación se llevó a cabo partiendo de las más próximas en el tiempo y retrocediendo hasta sus más remotos orígenes, se presentan ordenadas a partir del momento en que se ha detectado su inicio, para de este modo poder tener una idea de su evolución y tratar de extraer las correspondientes conclusiones.

 

El periodo histórico estudiado, abarca desde la prehistoria hasta nuestros días.

Los grandes grupos culturales sobre los que se ha podido verificar estos usos, corresponden a las culturas: rupestre, megalítica, cartaginense, grecorromana, cristiana y mahometana.

 

A lo largo de esta exposición, se denominan “corrientes someras” a aquellas que su detección en la superficie, permite determinar para ellas una anchura mensurable entre ambas márgenes.

A medida que la corriente se encuentra a mayor profundidad, el debilitamiento de la señal captada produce que la anchura detectada vaya siendo cada vez más estrecha, hasta llegar a un punto en que la señal de ambas márgenes se superponen, por lo que se detectan cómo una única línea sin anchura mensurable y se las denomina “líneas de corriente profunda”.

Al grupo de corrientes circulando equidistantes y en el mismo sentido, se la denomina “familia”.

 

En la aplicación práctica de este conocimiento sobre la hidrología del subsuelo y las líneas de corriente profunda, se diferencian claramente dos variantes:

 

1- Los templos y lugares ceremoniales relacionados con la divinidad, así cómo algunos edificios relevantes, se sitúan y construyen siguiendo la proyección en superficie de las líneas de corriente profunda.

En algunos casos se tiene en cuenta también, una única corriente correspondiente al subsuelo somero, junto con las líneas que corresponden siempre al subsuelo profundo.

Este uso se extiende desde los grabados y pinturas prehistóricas, hasta finales del siglo XVIII d.C.

 

2- Las tumbas de personajes notables, así cómo los lugares destinados a sacrificios en los que se causa la muerte de las víctimas, se sitúan en la vertical de dos corrientes, situadas siempre en el subsuelo somero, que se cruzan en un ángulo igual o muy próximo a los 90º.

Este uso se extiende desde el Periodo Megalítico, hasta la caída del Imperio Romano.

 

Estos hechos aportan una notable información dentro del campo de la Arqueología, ya que al conocerse las pautas constructivas propias de cada cultura y época, se posibilita el situar adecuadamente a cada uno de los elementos hallados en el correspondiente yacimiento.

 

También ofrece una explicación, para las hasta ahora inexplicables distorsiones geométricas que presentan algunas de las estructuras, o su irregular situación con respecto a las otras, junto con datos antropológicos al poder correlacionar las diferentes peculiaridades de cada cultura.

Arte Rupestre

Los grabados y pinturas, se realizan de tal manera que el centro de la figura o del panel de pinturas, coincida con la vertical del punto de cruce de dos líneas de corrientes profundas y de tal forma, que el observador, reciba una de ellas de frente.

 

Nota: En algunas imágenes fotográficas se han señalado con pequeños discos blancos, la proyección en la superficie del terreno, de las corrientes subterráneas detectadas.

En los planos y croquis, la proyección en superficie de las corrientes profundas se representa con finas líneas azules onduladas y las someras con bandas azul claro, marginadas por líneas de azul más oscuro, que definen para la corriente, la anchura detectada en la superficie

En algunos casos, los paneles con figuras antropomorfas, se sitúan en la vertical del cruce formando ángulo sensiblemente recto, de una línea de corriente profunda con una corriente somera, y por ello  de anchura mensurable, situadas de tal manera, que el observador reciba a esta última de frente

Cultura Megalítica.

Levantaban los dólmenes y menhires en el punto de cruce de dos corrientes, ambas con anchura mensurable, haciendo encajar su posición exacta con una serie de pautas, diferenciadas para cada uno de los tipos de estructuras y con algunas variantes según el grupo cultural.

 

 

En los dólmenes de corredor, este se desarrolla siguiendo exactamente, el trazado de la proyección en superficie del curso de la corriente más superficial, aguas abajo del punto de cruce. 

Cuando en el terreno del dolmen coincide con las dos corrientes someras, la presencia de líneas de corriente profunda, si la posición es adecuada, condicionan el tamaño y forma de los ortostatos y de las losas de techo.

 

Culturas Grecorromana y Cartaginense.

En los templos grecorromanos y cartagineses, la figura del ídolo y el altar, se sitúan en el punto de cruce de dos líneas de corriente profunda, de las que en ocasiones, solamente la que define el eje central del edificio, puede ser una corriente somera con anchura mensurable

 

El lugar para el sacrificio de víctimas, se sitúa en el punto donde la corriente central se cruza perpendicularmente con otra, ambas pertenecientes al subsuelo somero y por ello con anchura mensurable.

En todos los casos, los asistentes a las ceremonias, reciben la corriente central de frente.                                                                                                                                               

 

 

 

Enterramientos notables, se sitúan sobre el cruce en ángulo recto de dos corrientes someras, de tal manera que el observador,  tenga que situarse aguas abajo de la corriente más superficial

 

Cultura Cristiana.

Todos los templos cristianos, están edificados siguiendo las siguientes pautas básicas:

- El lugar para la construcción, se elige por la presencia en el subsuelo del terreno de, al menos dos familias de líneas de corrientes profundas, que se cruzan en ángulo igual o muy próximo a los 90º y que sus posiciones, sean las adecuadas para la estructura que se proyecta.

- Las dimensiones y construcción de los edificios, se adaptan para que coincidan exactamente con la posición y separación de las líneas más convenientes de entre las detectadas.

- La principal puerta de acceso al templo, se sitúa centrada sobre una de las corrientes y de tal manera, que los visitantes al entrar la reciban de frente.

- El altar se establece en el punto en el que, la corriente que define el eje central del edificio se cruza con otra perpendicularmente y de tal manera, que los asistentes durante las ceremonias reciban la corriente central de frente.

En algunas épocas y grupos culturales, la corriente central también puede pertenecer al subsuelo somero y por consiguiente, tener un ancho mensurable.

 

En las sucesivas ampliaciones, que en algunos casos se llevan a cabo, se hacen coincidir las nuevas edificaciones, con las líneas de corriente que constituyen la proyección de la red en la superficie sobre la que está situado el edificio inicial, aunque esto suponga el trazado de estructuras no acordes con una perfecta geometría o de las dimensiones idóneas para el uso al que se destinan.

 

En ocasiones, durante periodos de acusado fervor religioso, las distorsiones arquitectónicas a las que esto da lugar, resultan verdaderamente llamativas.

 

Cultura Mahometana.

 Las mezquitas siguen análogas pautas a las de  los templos cristianos, con la sola diferencia de que  el mihrab, lugar sagrado equivalente al altar-ábside cristiano, que se construye sobre cruces de líneas de corrientes profundas, nunca ha sido detectado sobre una corriente somera.

Enterramientos notables, se sitúan sobre el cruce, en ángulo próximo a los 90º,  de dos corrientes someras.

                                               Aplicación a México.             

 

Los primeros apuntes tomados en México, parecen indicar que también las culturas americanas, practicaban estos usos, relacionados con la hidrología del subsuelo y las líneas de corriente profunda.

 

Los datos con los que se cuenta en estos momentos, no pueden considerarse más que simples apuntes, ya que las mediciones se han realizado sobre las zonas de libre acceso y, por la premura de tiempo, no se determinaron las profundidades de las corrientes someras ni las direcciones de todas las líneas de corriente profunda. Pero pese a ello, los resultados obtenidos son lo suficientemente significativos, cómo para justificar la realización de un amplio proyecto de investigación sobre el tema.

 

Se presentan a continuación algunos de estos resultados a los que, siguiendo las pautas europeas, se han diferenciado en relaciones con la divinidad y usos funerarios, para facilitar su posible comparación.

 

Relaciones con la divinidad

En su entorno no existen más que dos líneas de corrientes profundas, que se cruzan en ángulo recto.

 Según las pautas europeas, correspondería a una estructura para relacionarse con la divinidad por medio de ofrendas, pero nunca con sacrificio de víctimas vivas.

La presencia de dos corrientes someras con anchura mensurable, cruzándose en ángulo recto, indicaría que se trata de una estructura destinada a la comunicación con la divinidad, en la cual se llevaban a cabo sacrificios que suponían la muerte de las víctimas.

Las excavaciones arqueológicas parece que así lo han confirmado.

La única corriente somera existente, no se cruza con ninguna otra en el vértice de la pirámide.

Esto indicaría que no se destinaba para la relación con la divinidad, ni tendría un uso funerario.

 Probablemente su función fuera de  homenaje a alguien o en conmemoración de algún acontecimiento notable.

Usos funerarios.

La estructura funeraria más sencilla estudiada, se encuentra en la zona arqueológica de Yohualichan (Puebla). De ella solo pudo constatarse que está situada sobre el cruce en ángulo recto de dos corrientes someras, por lo que podría corresponderse con lo encontrado en Europa.

 Ocupa una posición poco relevante dentro del conjunto ceremonial y por ello, da la impresión de que fue construida en época diferente a la del apogeo del mismo.

La estructura funeraria más compleja estudiada, es el Templo de las Inscripciones, en Palenque (Chiapas), está situado sobre el cruce de dos corrientes someras que forman un ángulo de unos 89º,

 Correspondería a un enterramiento notable, o bien a un altar para ofrendas con sacrificio de víctimas. También podría haber sido empleado simultáneamente para ambos usos.

Coincidencias

 El análisis de la tumba situada en su interior, basado en los trabajos arqueológicos publicados, y su comparación con las estructuras europeas, proporciona indicios que apuntan a unas coincidencias  verdaderamente notables, que justifican plenamente la realización sobre la propia estructura, de un estudio a fondo y el posicionado exacto con respecto a ella, de la hidrología de su subsuelo y de sus líneas de corriente profunda.

 

La proyección en superficie de la corriente que circula hacia los 109º presenta una anchura de unos 4,0 m. La que circula hacia los 20º y que define la posición de la escalera frontal, de unos 6,5 m.

Según las pautas europeas, esta última debería ser la más somera. La determinación de sus respectivas profundidades aclarará este aspecto. 

La cámara funeraria o cripta, se sitúa aguas abajo de la corriente que circula hacia los 20º y se desarrolla a partir del punto de cruce, por lo que el sarcófago con el cadáver y la propia cámara, siguen el curso de la corriente, estando la anchura de la cripta ampliamente incluida dentro de la proyección en superficie de las dos márgenes.

La escalera de acceso a la cripta fue obstruida intencionadamente con relleno de tierra y piedras, por lo que la cámara quedó sellada con respecto al exterior, salvo por un pequeño conducto zigzagueante, al que se ha llamado “psicoducto”, que comunica con el exterior en la parte alta.

 

El cadáver fue depositado en un sarcófago de piedra, sellado herméticamente y cubierto por una doble losa, quedando por ello aislado del ambiente interior de la cámara.

En definitiva, esta disposición de la cámara sepulcral, supone “la creación de un volumen vacío dentro de la estructura maciza de la pirámide, aislado del exterior y empotrado metro y medio, en el nivel original del suelo que se desarrolla aguas abajo del punto de cruce”.

La estructura de los dólmenes de corredor europeos, vienen a contener notables coincidencias con la tumba del Templo de Las Inscripciones.

 Presentan variantes según los grupos culturales y las épocas en que fueron realizados, pero esencialmente consisten en una cámara sepulcral, construida con grandes losas de piedra hincadas verticalmente en el terreno.                                                                                                                     

El centro de la cámara se sitúa en la vertical del punto de cruce de dos corrientes someras, que forman entre sí un ángulo igual o próximo a los 90º.

En su modalidad más elaborada, que son los dólmenes de corredor, el acceso a esta cámara se realiza a través de un pasillo con una estructura análoga a la de la misma, que se desarrolla siguiendo exactamente el trazado y dimensiones, de la proyección en superficie del curso de la corriente más superficial, aguas abajo del punto de cruce, por lo que presenta las irregularidades propias de un curso de agua natural.

Se conserva el suelo                        original, sin enlosarlo.

En definitiva, el conjunto cámara-corredor supone “la creación de un volumen vacío, aislado del exterior y en contacto directo con el suelo original, que se desarrolla siguiendo la corriente más superficial aguas abajo del punto de cruce”. 

Por lo anteriormente expuesto, entre los europeos parecía existir un especial interés hacia la superficie del terreno situada a lo largo de la corriente más superficial, aguas abajo del punto de cruce.

 

Este interés se pone claramente de manifiesto en el caso de las construcciones más elementales, constituidas por los menhires.

En todos ellos, el menhir se erige en el punto exacto del cruce de las dos corrientes subterráneas someras, haciendo coincidir sus dimensiones, cuando las circunstancias lo permiten, con las del cuadrilátero formado por la intersección de las proyecciones de las mismas.

Cuando, como es lo más habitual, las dimensiones de este resultan excesivas, el menhir se talla en forma de una lámina de piedra, que se coloca en el lado del cuadrilátero en el que, simbólicamente, cierra el paso a la corriente más superficial que se dirige hacia el punto de cruce.

 

La cara principal del menhir, se orienta hacia aguas abajo de la corriente más superficial.

 

Esta particular disposición, hace que el observador, para poder contemplar la cara principal del menhir, tenga que situarse necesariamente, sobre el terreno situado a partir del cruce y aguas abajo de la corriente más próxima a la superficie.

 

También´en los monumentos funerarios notables se repite esta especial disposición, que obliga al observador a situarse sobre la corriente más superficial y, siempre aguas abajo del punto de cruce.

De lo expuesto puede deducirse el que, por alguna razón todavía no conocida, esta superficie del terreno debe poseer unas características hidro-geológicas especiales, al parecer muy valoradas por los constructores europeos.

 Los indicios encontrados en México para la tumba de Pacal II, parecen señalar que también lo eran para la cultura maya.

 

Una vez realizadas las mediciones exactas, de la situación de la hidrología del subsuelo y líneas de corriente profunda en las estructuras mexicanas, podrá comprobarse si también cumplen con las mismas pautas que las europeas.

Es entonces cuando se estará en condiciones, de poder verificar si son aplicables las mismas hipótesis planteadas para Europa, que en el caso de México, explicarían entre otras cosas, la finalidad del “psicoducto” con su trazado zigzagueante, aportando nuevos datos sobre su verdadera función técnica.

Motivaciones.

 

Relaciones con la muerte. Una incógnita.

 

El inicio.

En el origen de estos usos, el menhir se sitúa en el cruce de dos corrientes someras, con la cara principal orientada de manera que “el observador” para poder verla, tenga que situarse aguas abajo de la corriente más próxima a la superficie del terreno.

 

Hacen además algo sorprendente, buscan que la piedra del monolito sea de un material diferente al del terreo en el que van a colocarla, para lo cual a veces deben trasladarla desde kilómetros, con el tremendo esfuerzo que eso suponía. Debían de tener poderosas razones para ello.

La finalidad que se busca, parece estar clara. Se trata de no confundirla con otra piedra del propio terreno.

Esto no tiene aplicación para los que lo erigen, pues saben perfectamente dónde lo han puesto. Evidentemente, su destino es otro.

 

Ni en el menhir ni en su entorno se realizan enterramientos, lo que indica que cualquiera que sea el efecto buscado, no se destina al cadáver.

 

La única posibilidad es la de que sirva de algún tipo de utilidad al espíritu de los difuntos.

 

Con este comportamiento están transmitiendo claramente que creían que algo sobrevivía después de la muerte y que ese algo, conservaba memoria de lo realizado en vida, pero tenían dudas de que pudiera reconocer con seguridad el menhir, por lo cual lo diferenciaban de un modo inequívoco. Esto presupone la posibilidad de un muy largo espacio de tiempo.

 

El uso era colectivo, ya que el espíritu de cualquier miembro del grupo, podía situarse sobre la zona de observación, que ahora se sabe era más bien una “zona de espera”. Pero ¿qué esperaban?.

 

Más adelante lo que se sitúa en esa zona, es el dolmen con el cadáver de la persona relevante, en una práctica de prepotencia y egoísmo.

 

La hipótesis.

Se trata de establecer una hipótesis de trabajo que permita encontrar una explicación a todos los aspectos de este uso funerario, para con ello poder darla por buena, hasta que la aportación de nuevos datos, comprobados y comprobables, obligue a su revisión.

 

Las corrientes de agua subterránea, se abren paso por las zonas más débiles de la estructura del subsuelo.

Cuando en el interior de la corteza terrestre se genera una producción de gases, en general de forma violenta, estos también se abren paso por las zonas más débiles, que vienen a coincidir con los caminos abiertos previamente por los cauces de agua subterránea. En consecuencia, los cursos de agua situados a profundidad, son los primeros en verse afectados.

Si la profundidad es grande, esta contaminación no alcanza a la superficie del terreno, pero genera a lo largo de su recorrido, un manguito de terreno contaminado.

 

Cuando  una corriente más cercana a la superficie, se cruza con la más profunda y atraviesa este manguito de terreno contaminado, disuelve los gases presentes en el mismo, por lo que  a partir del punto de cruce y aguas abajo de la corriente más superficial, esta pasa a estar también contaminada y por ello a generar su propio manguito contaminado, que en este caso alcanza a la superficie, convirtiendo a esta en potencial emisora de gases, en esa zona concreta

En el caso de una emisión muy violenta, la estructura de terreno más débil está constituida por las dos corrientes y la menor distancia entre ellas, que se sitúa en el punto en que se cruzan. Es por ahí por donde se abrirá paso la violenta emisión de gases.

 

En cualquier caso, la superficie de terreno sobre la corriente menos profunda, aguas abajo del punto de cruce es la que tiene más probabilidades, de convertirse en emisora de los gases procedentes del subsuelo.

 

Su aspecto se representa de forma esquemática en el dibujo, debiendo considerarse que su dimensión y situación exacta, varían con las circunstancias y profundidades de ambas corrientes.

 

Aplicación práctica.

En el caso de los menhires, ya está comprobado.

 

En los dólmenes, los gases penetran en el interior de la cámara-corredor por permeabilidad del terreno sobre el que está situada. Para ello, el suelo no se enlosa y el cierre hermético, que no proporcionan los grandes ortostatos de piedra, se consigue con el túmulo de tierra suelta que los envuelve.

Con ello se logra que todos los gases procedentes del subsuelo, permanezcan en el interior del conjunto vacío cámara-corredor, para terminar difundiéndose muy lentamente en el aire exterior.

 

Ya se ha indicado que estos gases, son solamente la fracción soluble en agua, del total de los emitidos por el subsuelo.

Esto viene a aportar una primera selección de entre todos ellos.

 

En caso de producirse una emisión violenta, la sobrepresión de los gases, “esponja” la capa de tierra suelta que compone el túmulo, permitiendo que por las pequeñas ranuras que se abren, el exceso de presión se evacue al exterior, volviéndose a cerrar por su propio peso, una vez equilibradas las mismas.

En definitiva, el túmulo funciona también como una rudimentaria, pero muy eficaz, “válvula de seguridad”, que impide que el dolmen se desintegre.

 

Apuntes sobre la aplicación en México.

El único enterramiento estudiado, puede aportar la confirmación de lo encontrado para Europa y tal vez aportar nuevos detalles técnicos, que permitan ajustar más la hipótesis planteada.

 

El Templo de las Inscripciones, con la tumba de Pacal II, en Palenque (Chiapas), viene a cumplir la misma finalidad que los dólmenes europeos.

Su cripta constituye un espacio vacío, en contacto con el terreno natural y cerrado herméticamente por la estructura de la pirámide dentro de la que está situada, pero presenta variaciones constructivas aportando nuevos datos técnicos, que vienen a confirmar y perfeccionar la hipótesis planteada.

-La cámara funeraria o cripta, no se sitúa en el punto de cruce exacto, sino que lo hace a partir de él, desarrollándose totalmente aguas abajo. Esto asegura la óptima captación de los gases, cualesquiera que sean las características de las corrientes que  lo definen.

El examen del esquema presentado anteriormente, indica que según las circunstancias, el punto de cruce exacto puede no ser el mejor emisor de gases.

 

-La forma rectangular es constructivamente razonable, en lugar de adaptarse a las irregularidades de la corriente, tal como sucede en los dólmenes.

Su situación sobre el centro de la misma, resulta óptima para la captación.

No se adapta a los 6,5 m de separación entre márgenes, sino que presenta una anchura constructivamente más adecuada a la función para la que se destina.

 

-Se excava con una profundidad de 1,5 m bajo el nivel del suelo. Esto facilita la penetración en el interior de la cripta, de los gases procedentes del terreno.

 

-El cadáver se aísla totalmente del ambiente interior de la cámara, cerrando el sarcófago con una doble tapa. Esto indica que el contenido del interior de la cámara no va destinado a él.

 

-La entrada, una vez efectuado el enterramiento, se cierra herméticamente, por lo que los gases permanecen retenidos en su interior, al igual que sucedía con la cámara-corredor de los dólmenes.

 

Pero la más notable es el llamado “psicoducto”. Su concepción técnica resulta verdaderamente sorprendente.

 

-Presenta una sección lo suficientemente amplia, cómo para asegurar que con el paso del tiempo no llegará a obstruirse.

 

-Dirigido hacia la parte alta, propicia el que los primeros gases que salgan al exterior sean los más ligeros, quedando en el interior de la cripta los más pesados.

En definitiva, el conjunto cámara-psicoducto, funciona como un eficaz sistema de decantación.

 

-En el caso de producirse una violenta emisión de gases, la excesiva presión podría desmoronar la estructura. En los dólmenes, se resolvía con el “ esponjamiento” de la tierra del túmulo, pero en este caso esa solución no es viable, porque provocaría el desmoronamiento irreversible de la estructura de la pirámide.

La “válvula de seguridad” en este caso es el psicoducto.

Cuando la entrada de gases se produce de un modo suave, la decantación está asegurada, pero si la irrupción es violenta, todos los gases mezclados saldrían al exterior, sin tiempo para una adecuada decantación.

Para reducir la velocidad de salida, y con ello evitar este problema, se hace el trazado del psicoducto en forma de  zigzag.

De este modo, además de evacuar el exceso de presión, se sigue manteniendo el mejor efecto decantador posible.

 

Evidentemente, los constructores del Templo de las Inscripciones, con la tumba de Pacal II, conocían perfectamente los aspectos técnicos de lo que estaban haciendo.

 

El aspecto simbólico.

En los dólmenes se limita aun ajuar, que pueda favorecer el tránsito del difunto a través de ese temido “inframundo” y las condiciones de su vida en él. En algún caso la compañía de otras personas destinadas a su servicio.

 

La tumba de Pacal II, además de lo dicho, incluye toda una serie de simbolismos, muy reveladores de su más profundo pensamiento.

 

-El sarcófago, excavado en un bloque de piedra, en lugar de la clásica figura antropomorfa, adopta la forma de un útero. En el interior de él, el cadáver se coloca de manera que favorezca el nacimiento a esa nueva vida, situándolo con la cabeza hacia la salida del útero.

 

-El nacimiento a esta nueva vida, se realiza hacia la cámara vacía de objetos, pero saturada con los gases más pesados de entre los procedentes del subsuelo.

 

-En esa cámara en la que se inicia la nueva vida, las divinidades esperan y contemplan pasivamente desde las paredes, el nacimiento.

Ha de insistirse en que contemplan pasivamente el acontecimiento, ya que su posición en las paredes así lo indica. En el caso de intervenir activamente en el acto, su situación en medio de la cámara en forma de esculturas, sería la adecuada.

 

En definitiva,  el paso y  tránsito por el inframundo, se inicia con la interacción entre el espíritu del difunto y los gases pesados presentes en la cripta.

 

La gran pregunta a plantearse es ¿Qué relación hay entre el espíritu de un difunto y estos gases?

 

La respuesta resulta extremadamente difícil, ya que exige en primer lugar probar con datos técnicos, que algo sobrevive después de la muerte.

En segundo lugar, establecer cuáles de esos gases pesados, intervienen en el supuesto proceso y la forma en la que lo hacen.

 

Los gases.

Entre los gases pesados procedentes del subsuelo, el más pesado es el Radón.

Procedente de la desintegración del Radio, tiene una vida media relativamente corta, algo más de tres días, pero una peculiar característica, es radiactivo.

El hecho de que la cámara funeraria de la pirámide de Keops, en Egipto fuese construida con grandes bloques de granito, traídos desde una gran distancia, unido a que el granito posee un alto índice de radiactividad, parece corroborar que efectivamente este efecto radiactivo es el buscado, pero esto no deja de ser una suposición, que será necesario probar, por muy difícil que ello resulte.

 

En conclusión, la respuesta encontrada para fundamentar los usos funerarios, lo que ha hecho es plantear una nueva incógnita.

Estoy convencido de que también esta, podrá resolverse.

Relaciones con la divinidad. Una respuesta.

 En épocas relativamente cercanas en el tiempo, se daba la necesidad social de que cada localidad, por pequeña que fuera, tuviera su propia ermita con su Santo. Ante la dificultad de encontrar terrenos en los que poder edificarlas, debido a la necesidad de que cumplieran con las adecuadas condiciones en su hidrología del subsuelo y trazado de las líneas de corriente profunda, se dio lugar a curiosas adaptaciones en el posicionamiento de las estructuras, que enmascaran su verdadera finalidad, en el buscado logro de esta supuesta “relación con la divinidad”.

 

Retrocediendo en el tiempo, el exceso de fervor religioso, lleva a realizar estructuras arquitectónicamente distorsionadas, que tampoco favorecen el esclarecimiento de esta relación.

De todas maneras, el resultado de los datos recogidos hasta ahora, lleva a la conclusión de que en el caso de los templos pertenecientes a las culturas cristiana y mahometana, se propician las siguientes disposiciones de uso común en ambas:

 

-Los asistentes a la ceremonia, penetran en el templo recibiendo una corriente de frente.

 

-Durante la misma están recibiendo, también de frente, la corriente que pasa por el ábside-altar o el mihrab.

 

-Esta disposición provoca el que, al mirar hacia el lugar sagrado (altar/mihrab), tengan cómo fondo                                                 

  una zona de penumbra (ábside/mihrab), que en algunos casos es de total obscuridad.

En el caso del ábside, la evolución en el tiempo fue abriendo luces en el interior del mismo, aunque se inició con unas estrechas ventanas, más bien destinadas a la ventilación. 

En el mihrab sin embargo, se mantienen las paredes absolutamente ciegas y solamente se permite en lo alto del pequeño recinto, un lucernario, que queda fuera de la vista de los asistentes, y cuya única finalidad parece ser también la ventilación.

Esta especial disposición, se presenta fusionada en algunos casos de estructuras del tipo de las mozárabes, que incorporan tendencias de ambas religiones.

La ermita de San Román, en Moroso es un claro ejemplo de ello.

La puerta de entrada a la iglesia está situada sobre una corriente somera, aunque para ello quede ligeramente descentrada, en el lienzo de pared en la que se abre.

Su ancho coincide exactamente con el de la proyección de la corriente, y la puerta se abre solamente en el costado en el que al entrar, los asistentes la reciban de frente.

 

El ábside rectangular, presenta una única ranura de ventilación, que ocupa el centro del panel del fondo, por lo que el interior permanece en una intensa penumbra, casi obscuridad.

Su puerta de acceso es muy estrecha, más bien en el concepto de la de un mihrab.

 

En la búsqueda del origen de esta especial disposición, se hace preciso seguir retrocediendo hasta las culturas greco-romanas. 

En Sbeitla (Túnez) existen tres templos construidos en paralelo en el Siglo II d.C., que presentan  arquitectónicamente ligeras diferencias entre sí, lo que ayuda a establecer un esquema general sobre la estructuración de un templo clásico.

Se aprecia claramente que, tanto los sacerdotes que ofician cómo los asistentes, tienen por fondo la zona en penumbra de la cámara, dentro de  la que se sitúa la imagen del dios. 

Esta cámara no presenta ventanas y está dotada de unas ranuras de ventilación situadas en los laterales, de tal manera que no pueden ser vistas por los asistentes.

Con ello, el fondo de la observación es totalmente oscuro. 

Las ranuras de ventilación parecen no ser arbitrarias, ya que en la fotografía de la parte posterior de los templos, puede apreciarse que en uno se han abierto dos ranuras largas, mientras que en el otro se abren cuatro cortas, pero la suma total de ranuras proporciona a cada uno de los templos, idéntica capacidad de ventilación.

Parece deducirse de ello que sus dimensiones totales no eran arbitrarias, sino que estaban en cierto modo normalizadas. 

Como ya viene sucediendo, los asistentes reciben de frente, la línea de corriente que define el eje central del templo.

 

Esto aporta datos sobre cómo tienen que edificarse los templos, pero no proporciona ningún indicio sobre el para que se hacían así.

 

Parece que se trata de observar “algo” al que un fondo oscuro o en penumbra favorece, y que además debe contar con ventilación.

 

Los asistentes reciben siempre la corriente de frente.

 

Quizás en el lejano origen de estas relaciones con la divinidad, puedan encontrarse datos que permitan conocer las razones de estos peculiares usos.

Se hace necesario retroceder aún más en el tiempo.

   

En la localidad de Carnac, en la Bretaña francesa, existen un espectacular conjunto de  menhires, que jalonan exactamente el trazado de una familia de líneas de corriente profunda, que circulan en dirección W-WSW. 

Cuando esta familia de líneas era cortada por otra línea que formaba con ellas un ángulo próximo a los 90º, construían a lo largo de ella una barrera de losas de piedra, formando una especie de gran pantalla.

Naturalmente, los lugareños de generaciones posteriores, retiraron estas grandes losas, porque entorpecían sus labores agrícola-ganaderas y además les venían muy bien para sus viviendas.

 

Queda algún pequeño resto de estas grandes pantallas.

 

Un observador situado ante la pantalla, desde el lado en el que reciba de frente las corrientes de la familia de líneas, cumple con todos los requisitos que se han descrito  para los centros de culto.

 

El problema está en saber cuál era la finalidad de estas grandes pantallas. De momento no hay respuesta.

 

 

En el collado de Sejos (Cantabria), se sitúa un grupo de cinco menhires. Se encuentran  abatidos y uno de ellos fue arrastrado unos cinco metros, por un lugareño que quería demostrar la potencia de su nuevo tractor. El resto no han sido tocados.

En su cara principal presentan una serie de grabados, cuyo significado no ha sido interpretado.

Otros lugares de culto pertenecientes a esta época, también presentan grabados análogos.

El análisis de la hidrología del subsuelo y líneas de corriente profunda, indica que se destinan a relacionarse con la divinidad, ya que no existe ningún cruce de dos corrientes someras. También permite situarlos en las posiciones exactas que ocupaban inicialmente y además establecer la zona de observación.

La fotografía muestra la perspectiva que un observador, tenía del conjunto de menhires cuando fueron montados, tomada desde la zona destinada para ello.

Resulta evidente que no se trataba de observar ningún fenómeno celeste, ya que tres de los cinco, tienen como fondo la montaña.

 

Todo parece indicar que su finalidad era proporcionar, ese fondo de oscurecimiento a la observación de cada punto considerado como “sagrado”, definido por el cruce de dos líneas de corriente o de una corriente somera con una línea de corriente.

En este supuesto, serían el antecedente de la cámara sagrada, en los templos edificados posteriormente con superiores posibilidades técnicas.

 

La pregunta es: ¿Qué observaban? o esperaban observar.

Es necesario retroceder hasta el inicio de este uso, que se encuentra en la cultura rupestre.

 

Las cuevas presentan a la observación, las condiciones ideales de penumbra y, si se considera necesario, de oscuridad total.

Su análisis, solo muestra el que también se buscaban las condiciones ya conocidas:

 

-El observador recibe de frente una línea de corriente profunda, y mira hacia el punto en que esta es

  cruzada por otra.

 

-Le queda como fondo una pared de la cueva y, es en ese lienzo de pared en el que realiza los

  grabados o las pinturas.

 

-Posteriormente, en el entorno de ese lugar preciso, se desarrollan otras pinturas que se superponen

  a las anteriores o se dispersan en su entorno, pero siempre en la cavidad de la cueva a la que, por

  alguna razón se la considera “sagrada”.

 

¿Qué sucedía en ese punto de cruce de líneas de corriente profunda?

La verdad es que todavía se desconoce.

 

En esta búsqueda de respuesta, no es posible retroceder aún más en el tiempo, ya que anterior a estas culturas, no hay más que restos dispersos.

 

Parece que se está ante un callejón sin salida,  pero la casualidad viene a dar una pista que conduce a la respuesta buscada.

 

La respuesta.

En las proximidades de la localidad de Orihuela del Tremedal (Teruel) España, se encuentra la ermita de” Nuestra Señora del Tremedal”.

Aparentemente se trata de una ermita más. El actual edificio se construyó en el Siglo XVIII en honor de la Virgen del Tremedal, que hacia el año 1.169 se apareció en este lugar.

El análisis de la hidrología y líneas de corriente profunda de su subsuelo, muestra unas características ya conocidas.

-Sólo existen líneas de corriente profunda, por lo que su finalidad es la “relación con la divinidad”.

 

-La estructura se edifica sobre las líneas de corriente que permiten un edificio de dimensiones aceptables, aunque en este caso resulta excesivamente grande, despreciando aquellas que no son útiles.

 

-La puerta de acceso se abre sobre una línea de corriente y como es habitual, en el costado de edificio en el que los fieles, al entrar la reciben de frente.

 

Pero presenta algunas características diferenciadoras.

 

-El altar moderno no está situado sobre el cruce de dos líneas de corriente. Parece evidente que quienes lo situaron, no consideraron este aspecto.

 

-El edificio no tiene una línea de corriente como eje central. En realidad no hay ninguna que pudiera servir para ese fin.

 

Todo parece indicar que en esta ocasión, lo importante no es el altar moderno ni el edificio en sí.

Se trata de otra cosa.

En el lienzo de pared situado frente a la puerta de acceso, aparece embebida en el mismo una roca, y sobre ella una placa de piedra.

 

Posteriormente la placa fue retirada y substituida por un panel de cerámica, que se colocó centrado con la roca, por lo que se encuentra descentrado respecto al lienzo de pared y desalineado con respecto al eje definido por el centro de  la puerta y la pila del agua bendita.

 La placa original dice exactamente AQUI SE APARECIÓ  LA VIRGEN DEL TREMEDAL.

 El énfasis que parece ponerse en la palabra “TREMEDAL”, resulta lógico al referirse al lugar y nombre dado a la aparición de la Virgen.

Lo que resulta llamativo es el que la palabra “AQUÍ”, se resalte incluso con un tamaño de letra aún más grande.

 

Todo indica que no se trata de situar de forma más o menos difusa un  lugar, sino que se señala                                 

 el sitio exacto de la Aparición.

 

Para ello se utiliza como referencia la roca, pero sucede que la placa no está centrada sobre ella, sino situada hacia la derecha de la misma, exactamente sobre  la fisura  derecha, de las dos que presenta en un sentido sensiblemente vertical.

En esa situación, la placa queda exactamente centrada con el lienzo de pared y alineada con respecto al eje, (pila de agua bendita)-(centro de la puerta).

 

La conservación de la roca parcialmente embebida en la pared, tuvo como única finalidad la de  permitir visualizar ese lugar exacto.

 

El lienzo de pared no se construye centrado con la roca, sino que se centra con el punto de la aparición. Es por ello que la roca, queda visiblemente descentrada.

En realidad es secundaria, lo verdaderamente importante es el punto exacto de la aparición.

 

Es en ese punto precisamente, en el que se produce el cruce de dos líneas de corriente profunda, una de ellas, la que también define la posición de la puerta y que circula hacia 129,5º y la otra, que define el muro NW del edificio y circula hacia 217º. Se cruzan formando un ángulo de 87,5º, muy próximo al ángulo recto.

 

El observador, al entrar en la ermita,  recibe necesariamente la corriente de frente.

 

Se dan todas las condiciones encontradas como imprescindibles, para definir “un lugar sagrado”.

 

Esta situación del punto en el que supuestamente se produce una aparición, con respecto a las líneas de corriente profunda, podría ser casual.

Es preciso localizar al menos otro lugar de aparición, en el que se den las mismas circunstancias.

 

La tarea resulta difícil, ya que con el paso del tiempo los sucesivos responsables religiosos, con un desconocimiento total del tema, han ido modificando el entorno según las circunstancias sociales de cada época, naturalmente con la mejor buena voluntad del mundo.

 

Pero finalmente, esta búsqueda tiene éxito.

En la localidad de Ventosa (Guadalajara). España, se encuentra el “Santuario de La Virgen de la Hoz”.

Adosado en difícil equilibrio, a las espectaculares paredes rocosas de la hoz formada por el río Gallo, su parte estructural más antigua data del Siglo XIII, y está destinado a conmemorar la aparición, que al parecer se produjo hacia el año 1.129.

El análisis de la hidrología de su subsuelo, muestra la existencia de un único cruce de líneas de corriente profunda, que forman entre sí un ángulo de 96º, muy próximo al ángulo recto.

Aunque no se trata, cómo es lo habitual, del cruce de dos familias de líneas, deja claro que su finalidad pertenece al grupo de las llamadas “relación con la divinidad”.

 

De él resulta evidente que para definir un “lugar sagrado”, no es necesario que se produzca más de un cruce. Solo uno de ellos es el fundamental, aquel en el que se produce la aparición.

 

Los devotos de la Virgen vienen depositando desde hace muchas generaciones, sus velas y ofrendas en el área comprendida entre el lienzo de pared situado frente a la entrada, un poco hacia la derecha de la misma y la verja de separación existente en su lado norte.

El análisis de las líneas de corriente profunda, viene a confirmar este antiguo conocimiento, ya que no existe en el entorno ningún otro punto de cruce y este se produce justo en el centro del lienzo de pared.

Al no existir otras líneas, la estructura del edificio se ha limitado a adaptarse, dentro de sus posibilidades, a las rocas sobre las que está asentado.

Ni siquiera la puerta se ha situado sobre la línea que define la aparición, por evidentes dificultades constructivas, pero las condiciones básicas siguen manteniéndose.

 

El observador que contempla el lugar de la aparición desde el interior de la ermita, recibe la corriente de frente, que según se sabe, parece ser una de las condiciones imprescindibles.

 

La fotografía que se presenta junto con el croquis, está tomada el 23-AG-1990 desde el lugar exacto por donde discurre esta línea de corriente.

Por ello no está totalmente perpendicular al centro del lienzo de pared.

 

Hubiera sido deseable encontrar en México, algún pequeño templo precristiano que hubiera conservado sus características iniciales desde su construcción, para poder confirmar allí también estos hechos. Lamentablemente el paso de los misioneros, borró cualquier rastro sobre las bases de los antiguos cultos.

Pese a ello…

 

¡Ya hay una respuesta!

 

Las estructuras para relacionarse con la divinidad, se establecen en los lugares en los que se ha producido una aparición.

 

Con el paso del tiempo y a falta de esta, lo hacen en aquellos lugares en los que pueda producirse.

 

No hay motivo para la sorpresa, todas las grandes religiones comienzan con una aparición y se desarrollan en base a sucesivas apariciones, iluminaciones, revelaciones, etc.

Esto lleva a pensar, que quizás las apariciones sean un hecho cierto, algo que realmente sucede.

 

¿Qué se sabe hasta ahora de ellas?

 

-Se producen sobre un cruce en ángulo recto de dos líneas de corriente profunda

 También pueden darse sobre el cruce de una línea de corriente profunda y una corriente somera, de                        anchura mensurable.

 

-Para su observación, ha de estar situado el sujeto en una posición tal, que al mirarla reciba la  

 corriente de frente.

 

-Un fondo visual en penumbra favorece su observación.

 

Todo parece indicar que una aparición es un suceso real, ya que obedece a unas características físicas definidas.

 

Por lo tanto investigable técnicamente.

 

Imposible resistirse a la tentación de hacerlo, pero este ya no es un estudio arqueológico, quizás antropológico.

En cualquier caso fascinante.

 

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Comentario por Alicia M. Canto el noviembre 30, 2012 a las 12:46pm

Me ha gustado leer esta entrada, y en mi opinión va Ud. muy bien orientado. Aunque el tema de la radiestesia suele estar entre los favoritos de los escépticos en general, se me ocurre la célebre frase de "algo tiene el agua cuando la bendicen". Y nunca mejor dicho, viendo este caso o el de San Pantaleón de Losa (Burgos), también experimento suyo pero de 2010, según veo.

De hecho auguro que ésta será una interesante y novedosa línea de investigación en los próximos tiempos, como pasó con los monumentos rupestres, escaleriformes, piletas y demás olvidados por el campo, hace ya unos años, y en la que también tuve ocasión de aportar algo (1999-2005).

Por mi parte este nuevo paralelo de Aedo (cuyo nombre mismo ya revela su antigüedad y relación con aedis: "santuario, templo") me viene muy bien, y lo citaré, ya que estoy terminando un trabajo (científico y nada "radiestésico"), en el que uso como ejemplos al menos dos ermitas, situadas en una misma zona de manantiales salutíferos, que fueron construídas sobre las principales corrientes de agua subterránea medicinal, e incluso adaptándose a ellas. Es más, en una el camarín de la Virgen se edificó justamente sobre la sala principal de los baños.

Con permiso de los escépticos que pueblan nuestra tan racional época ;-) y para dar más pistas al Sr. Pellón, le adelantaré que el arte o facultad de los "zahoríes" (por su nombre árabe "*zuharí, y este del ár. clás. zuharī, geomántico, der. de azzuharah, Venus": DRAE, acep. 1) es antiquísimo en España, y deriva de un especialista en el tema, ya existente en época romana, e incluso etrusca, que era el "aquilegus", según creo distinto del aquilex, más técnico y militar.

Curiosamente, hasta donde sé (puede haber una tercera, italiana, que no localizo ahora mismo) las únicas dos inscripciones romanas de aquilegi o zahoríes que existen en el Imperio son hispanas, y de su mitad norte, León y Navarra. Ambas inscripciones son votivas y dedicadas respectivamente a la Fons Brocci (?), la "fuente (sagrada) de Broco" (quizá también otra al "Genio" de la misma, pero en una zona perdida y dudosa del epígrafe), y "a las Ninfas".

Pongo una foto de la primera de ellas, no tan lejana de donde Ud. trabaja: de Bóñar (León), rupestre y junto a una fuente de agua caliente:

(Fotos en EDCS) (Aquí hay otra en color, de J. C. García Caballero).

Se trata de CIL II 2694 (y p. 709); CIL II 5726; IRPLeón 60; HEp 1, 1989, 385; HEp 9, 1999, 403; AE 1999, 822 y AE 1999, 919. Prescindiendo ahora del texto perdido (transmitido, pero del que hoy nada se ve), la leo de forma algo distinta de la acostumbrada, y de la más reciente:

Fonti sac(rum) / Brocci L(ucius) Vipsanius /3 Alexis aquilegus / v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)

Para quienes sostienen que los aquilegi son iguales que los aquileges usuales en el ejército (de los que Plinio el Joven pedía a Trajano para recoger agua y formar un acueducto en Bitinia: Epist. X, 37), es obvio que no harían falta dos vocablos distintos para el mismo oficio. Y, sobre todo, que la vinculación de los aquilegi con lo sagrado, podríamos decir también "lo sobrenatural", resulta evidente por ambas inscripciones hispanas.

Espero pronto poder pasarle la referencia de mi artículo, una vez que esté publicado, pero le animo a que continúe con estas averiguaciones, que pueden dar resultados sorprendentes. Saludos a todos, escépticos y no ;-)

Comentario por Dani García de la Cuesta el noviembre 30, 2012 a las 1:28pm

Muy buenas.

 

Bueno ya he puesto claramente la diferencia entre zahorí y, por otro lado radiestesia, por ser las dos técnicas usuales, y Carlos ha recalcado las circunstancias que rodean a cada técnica.

Pues aporto un par de lugares más donde la relación del nacimiento o brote de corrientes acuíferas se han venido venerando desde tiempos remotos.

Una de ellas es la ermita de Deva, en el conceyu de Xixón, Asturies, donde se conoce como el güeyu/ojo de Deva. La ermita de Nuestra Señora de Peña Francia, advocación que despistó a algunos autores relacionándola con el territorio Francés, cuando su significado viene de franca/rota/partida, al igual que la homónima de Salamanca.

 

En este caso hasta se ha investigado su interior por espeólogos pues es posible acceder a la galería. Hasta a mi llegaron por transmisión oral, de pequeño, cuentos de que este lugar estaba conectado por misteriosos túneles con otros lugares como la cercana Universidad Laboral. Existen rumores de su conexión con lugares más lejanos y coincidentes en cuanto al brote de agua como la conocida Cueva de Cuadonga, donde se levanta el imperio de la afamada Virgen de Cuadonga.

Comentario por Paloma el noviembre 30, 2012 a las 3:15pm

"En el caso del zahorí, los resultados son de total fiabilidad".

Perdone Carlos, Esta es una afirmación muy chocante. Creía que este tipo de prácticas estaban más que superadas desde la ciencia y reconocidas como una mezcla de sugestión, probabilidad, conocimiento previo, etc. en los casos en los que se "acierta" claro,  pero sin ninguna base científica. 

Comentario por Paloma el noviembre 30, 2012 a las 3:17pm

Tenía que haber firmado "la escéptica". Saludos a la Dra. Canto :)

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el noviembre 30, 2012 a las 4:07pm

Que un posible zahorí, merced a su experiencia, sea capaz de detectar agua subterránea, no se sigue de ahí que tenga a su vez la facultad de adivinar además el curso preciso de las distintas corrientes subterráneas (si tuviera este don ya sería para alucinar, máxime si dichas corrientes están bastante próximas, como en el caso de la ermita de Aedo), por no hablar de que no toda el agua subterránea se traduce en cursos de ríos subterráneos, pues puede estar perfectamente embolsada en distintas capas de la tierra.

En realidad, los zahoríes son, ya desde la antigüedad, gentes que conocen muy bien las tierras en donde actúan, y por tanto suelen acertar a la hora de determinar un posible sitio donde pueda haber agua bajo tierra. Como dice un geólogo (leer aquí):

Saben perfectamente dónde van a parar los correntíos de agua cada vez que llueve, por dónde pasan los arroyos que sólo aparecen con las lluvias, conocen la consistencia de la tierra porque la han cultivado con sus manos, se saben de memoria dónde están los pozos que se cavaron a lo largo de los años por las tierras vecinas y los retienen en mente a la hora de hacer sus “mapas geológicos mentales”… y se transmiten de unos a otros esos conocimientos.

 

Yo, esos conocimientos, no los tengo, porque no soy de este pueblo. Por eso, cada vez que me llaman para abrir un pozo, localizo al zahorí de la zona, para que me indique dónde hay agua y dónde he de perforar para abrirlo. A veces nos encontramos con zahoríes que se atreven a salir de “su zona” pero, por experiencia le digo, entonces fallan mucho más. No significa que no acierten algo porque se sirven de algunos de los trucos genéricos de “la profesión” y que los geólogos conocemos, para encontrar agua: buscan pendientes, líneas de árboles de raíces profundas, surcos de antiguos arroyos… En fin, “cosillas” que les dicen más o menos por dónde tienen que tirar, pero yo no me fío de un zahorí que no sea de la zona.

 

-¿Y cómo es que saben el punto exacto dónde cavar?

Pero si es que no lo saben. Lo intuyen. Una intuición basada en la experiencia, claro. Antonio lo único que me asegura con certeza es si hay agua o no en la tierra, en la zona, para eso lo llamo: para no perder el tiempo ni el dinero de mis clientes. Si dice que sí hay, lo que le queda es afinar la puntería… o confiar en que el cliente quiera profundizar lo suficiente. Mire, la tierra es como una esponja: si uno le echa agua, la absorbe, ¿no? Bueno, pues el agua absorbida no se guarda en riachuelos subterráneos, como se cree la gente. A veces sí, pero eso es excepcional, depende del tipo de la tierra. Lo normal es que el agua quede atrapada en las diferentes capas de diferentes materiales de tierra en pequeñas “burbujas”: cavernitas, grietas, bolsas, huecos… Cuando uno taladra, lo que hace es atravesar montones de esas burbujas, que quedan así conectadas, haciendo que toda el agua de esas burbujas vaya a parar al tubo-pozo que las conecta. Después, cada vez que llueve, la tierra vuelve a absorber el agua sólo que, ahora, en vez de quedarse encerrada, va a parar al pozo. Y de ahí saca usted el agua. Antonio me afina la puntería señalándome el sitio donde más probabilidades hay de que vaya a parar el agua de las lluvias, y lo sabe porque se conoce estas tierras palmo a palmo. Y fíjese usted que no siempre acierta: hemos tenido que perforar dos veces.

-Pero normalmente acierta.

 

-Sí, pero no hay nada de raro en eso. Al revés, lo que sería raro es no dar con algo de agua si se cava en línea recta. Es muy, muy difícil no dar con agua bajo tierra, siempre hay algo. Es por eso que le dije que, dependiendo de lo que la gente quiera taladrar, hay más posibilidades de encontrar agua. Cuanto más profundo, más posibilidades hay de atravesar varias “burbujas” y “arrejuntar” más bolsas de agua. Lo que mis clientes esperan de mí es que encuentre agua en abundancia, pero la inmensa mayoría de las personas no son como su madre y no se quieren gastar mucho dinero en perforar, y se conforman con diez metros, lo cual es un error gordísimo. Cualquiera les convence de lo contrario, claro, porque lo que se creen es que quiero sacarles el dinero. Ya le digo que Antonio lo que hace es señalarme, según su conocimiento, dónde hay más posibilidades de que vaya a parar más agua. Pero que agua suele haber, en menor o mayor cantidad.

-¿Y tanta parafernalia para qué, entonces?

-Eso es folklore. Lo de las varas es puro teatro. Si quiere mi opinión personal, lo de las varas es para crear algo así como un misterio que hace que otros no intenten aprender la profesión. De hacerla exclusiva… Que eso es “un don”… y tal.

--------------------------------------------------------------------------------------------

Por cierto, dice usted, Sr. Carlos, que hay disponible un detallado estudio que analiza la forma en que trabaja el zahorí y el método que emplea. ¿Puede decirnos el título de dicho trabajo científico, donde está editado y si es posible localizarlo por internet?

Comentario por Carlos Pellón Rivero el noviembre 30, 2012 a las 7:38pm
Un buen zahorí detecta la posición en el plano vertical con error menor de 6 cm. En el caso de un terreno accidentado, este error puede estimarse en 10 cm. El curso de las corrientes no se "adivina" se mide y se traza.
Comentario por Carlos Pellón Rivero el noviembre 30, 2012 a las 7:48pm
Las pruebas prácticas, realizadas con rigor científico, han sido 100% positivas. Se está mezclando la práctica denominada "Radiestesia" con lo que es zahorismo puro. Con esta última técnica se detectan flujos de partículas en movimiento. No es necesario que sean de agua, basta con que posean masa mecánica y estén en movimiento. El agua estacionada, no se detecta.
Espero que la última entrada del blog haya aclarado algo estas cosas.
Comentario por María // el noviembre 30, 2012 a las 8:12pm

Aquí hay una ingeniera forestal ,también científica,hablando del arte zahorí en terminos distintos a los del geólogo que ha puesto Guillermo.

http://www.guayente.info/doc/revista91.pdf

Iba a decir que quizá no se seguía  toda la corriente,sino que se localizaban los puntos de intersección y estos se establecían  como puntos de encuentro de las líneas  de la edificación pero me doy cuenta de algo de eso se comenta en la ampliación que ha puesto el Sr Pellón . 

No tengo opinión formada acerca de los zahoríes pero no todos los saberes tradicionales  son " "paraciencia " ;una pregunta para los "escépticos" :-)¿en qué consideración teneis la  acupuntura?porque para algunos es un camelo,pero yo la he visto utilizar en un Hospital  por médicos muy serios ,en asuntos de pinzamientos ,ciáticas  etc 

Y ya de paso,varillas de zahories americanos de tradición prehispánica:

http://www.youtube.com/watch?v=0j73uS2wpqU

Comentario por Juan Gil el noviembre 30, 2012 a las 11:20pm

Habría que establecer, antes de realizar este tipo de artículos tan documentados arqueológicamente, si las rocas del subsuelo son permeables o impermeables, porque si son impermeables no tienen aguas subterráneas y entonces cualquier deducción que se haga será errónea. Y dentro de las rocas permeables solo las calizas, los yesos y las sales haloideas son solubles, por lo cual pueden presentar corrientes subterráneas en sus numerosos conductos de disolución; pero el resto de las rocas permeables NO tienen corrientes, puesto que el agua se almacena en los huecos o fracturas que contienen y la circulación prácticamente no existe, a no ser que hagamos una captación con un bombeo continuo.

 Por tanto, NO hay "corrientes" de aguas subterráneas en el 90 % de las rocas de la corteza, en unas porque son impermeables y en otras porque son insolubles y no presentan conductos apropiados para que las aguas "circulen" con cierta velocidad.

Hay mucha superchería y muy poca Ciencia en estos planteamientos. Si los zahoríes no fallaran nunca serían todos millonarios, porque hoy en algunos lugares de nuestro planeta el agua es mucho más valiosa que el petróleo.

Comentario por Paco Aceitero Sac el diciembre 1, 2012 a las 12:32am

Muy interesante su artículo, Sr. Pellón.

En mi opinión, en radiestesia se utilizan bastantes "aparatos", algunos comerciales y otros de fabricación propia, desde ramas de avellano a electrodos de soldar..., pendulos de piedra, cristal, madera...Soy practicante, modesto, y mis primeras varillas me las hice con radios de bicicleta a los doce años. Si he de decir que el pendulo es perfectamente válido en zahorismo, en verdad todo depende del acomodo y convención que tenga el practicante con el aparato preferido o con el que se sienta más identificado, hábil y eficiente, etc...Por ejemplo, hay muchos zahoríes que para las precisiones de profundidad de las vetas de agua emplean precisamente el pendulo seguidamente de haber utilizado las varillas para la primera localización.

Si aparte del concepto hidrológico se tiene conocimiento de las redes solares descubiertas por el Dr, Peyré, en los años treinta del siglo pasado, además de otras como Curry, Schuman, Romani, etc, incluso las Hartman (que son contaminación de las solares Peyré) se comprende mejor el concepto de alteración magnética (polarización del lugar) que se pretende junto con las vetas de agua, tanto desde la colocación de un megalito como la edificación, generalmente posterior en el tiempo, de una iglesia o templo como elemento sagrado.

Saludos

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