Jorge Camino: "La colisión entre Roma y la cultura indígena astur fue traumática"

Por la izquierda, Camino, Riesgo y Paloma García

Los hallazgos arqueológicos de las dos últimas décadas han comenzado a triturar mitos que han operado durante siglos. La romanización de Asturias fue más amplia en intensa de lo que han sostenido algunos historiadores y de lo que el propio Jovellanos -para quien los legionarios de Augusto no traspasaron la Cordillera manu militari, sino negociando- estaba dispuesto a admitir. "La colisión entre Roma y la cultura indígena astur fue traumática, con crudeza bélica", afirmó ayer el arqueólogo Jorge Camino en la presentación de las I Jornadas de Arqueología, que se dedican a estudiar las guerras as... a la luz de recientes descubrimientos y que comienzan mañana, en el Centro Antiguo Instituto, con una disertación del historiador Jose Luis Casado Soto sobre César Augusto y la incorporación del norte ibérico al imperio romano.

Señaló Camino, para quien "Gijón fue punto de destino de la penetración romana" (oppidum de Noega), que hasta hace unos veinte años se hablaba de ese enfrentamiento bélico de una manera "casi mítica", y con más atención al frente cántabro: "La arqueología está poniendo las cosas en su sitio y ya podemos poner un paisaje a esa penetración; hasta ahora se hablaba de esas guerras de manera casí mítica".

Camino, que presentará en este encuentro una ponencia sobre el eje de avance romano por la vía Carisa, forma parte del comité científico de unas jornadas que organiza la Fundación Municipal de Cultura en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Museo del Ejército, la Real Academia de la Historia y el Instituto de la Historia y Cultura Militar. Participarán por ejemplo, entre otros expertos, el general de División, Francisco Ramos Oliver, o el teniente coronel Francisco Jiménez Moyano. El encuentro se alargará hasta el sábado 4, con varias salidas a escenarios fundamentales en esa histora de la conquista romana del territorio astur.

Xosé Nel Riesgo, director de la Fundación Municipal de Cultural, se mostró ayer especialmente satisfecho por hacer de Gijón la sede gijonesa de estas jornadas: "El lugar más adecuado para organizarlas es Asturias, y son un broche de oro al bimilenario de la muerte de Augusto; estará aquí la vanguardia de la investigación española".

La directora de los museos arqueológicos de Gijón, Paloma García Díaz, forma parte también del comité científico de la cita. Recordó los importantes restos romanos de la ciudad, del yacimiento de la Campa Torres a las termas de Campo Valdés. A su juicio, los hechos arqueológicos ha ido matizando las visiones de la historiografía dominante hasta hace pocos años. "La romanización tuvo que ser incluso más intensa que en otros lados, donde ya había un sustrato, y las infraestructuras son las mismas", dijo.

Fuente: LNE.es| 1 de octubre de 2014

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Respuestas a esta discusión

Martin Almagro: «No entenderemos a los celtas desde la mentalidad actual»

 

Fuente: EL Comercio.es | 3 de octubre de 2014

Fue uno de los hechos más importantes en la historia del noroeste de España. Las Guerras Cántabras supusieron una colisión entre dos mundos que cambiaron para siempre la mentalidad de sus pueblos. El I Encuentro Arqueológico de Gijón arrancó ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto con el foco puesto en ese conflicto en todas sus dimensiones: militar, ideológica y social.

El catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense, Martín Almagro Gorbea (izquierda) analizó, en una de las ponencias de la jornada, a los pueblos celtas del norte de Hispania al que se enfrentaron los romanos y cuya conquista ponía el punto final a un proceso de dominación de la península que había comenzado dos siglos antes. «Nunca entenderemos una sociedad como la celta si plasmamos en ella los valores actuales, es como criticar a los egipcios por gastar en pirámides y no en ferrocarriles», aseguró el catedrático para explicar el carácter belicoso de un pueblo en el que «poseer una lanza era elemento de status social e ideológico».

Los pueblos de la península se formaron a partir de tres grandes ejes de intercambio de ideas, el Mediterráneo, el transpirenáico y el Atlántico, en el que se ubicaban los celtíberos que llegan de Europa Central. «Para los romanos cuanto más se alejaban hacia el noroeste más dificil de entender les resultaba la mentalidad de esos pueblos», señaló Almagro que destacó la corrupción de los generales romanos que hacía mella en los ejércitos, tras tantos años de conquista, y contribuyó a ralentizar la conquista de la península.

Antes el arqueólogo francés de la Univesidad de Burdeos, François Didierjean, analizó la actividad militar de los ejercitos romanos en el noroeste con imágenes aéreas actuales de restos de asedios, campamentos y vías.

El encuentro continua hoy, desde las 9 horas hasta las 21 horas, en el Centro de Cultura Antiguo Instituto con tres secciones: las grandes líneas de penetración y principales asedios; otras operaciones militares y nuevos descubrimientos. El evento finaliza el sábado con la salida de campo, a partir de las 9 horas, a Pomar de Valdivia, Monte Bernorio, Santibáñez de la Peña y el asedio de la Loma.

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Francisco Ramos Oliver: "Roma conquista la cornisa cantábrica para sus operaciones en Germania"

Fuente: LNE| 3 de octubre de 2014

Nacido en Ceuta en 1947, Francisco Ramos Oliver (izquierda) es general de división (retirado) del Ejército de Tierra y licenciado en Historia por la Universidad Nacional de Educación a Distancia. En el Centro de Cultura Antiguo Instituto, dentro de las actividades del I Encuentro arqueológico "Las guerras astur-cántabras", presentó ayer una ponencia sobre la estrategia de la conquista de la cornisa cantábrica por el Imperio Romano en el siglo I antes de Cristo.

-¿Por qué Roma viene a conquistar las tierras de los astures y los cántabros?

-Cuando Augusto asume el poder se da cuenta de que tiene un peligro, que son las tribus germanas, las que habitaban las tierras en el ángulo que forman los ríos Rin y Danubio, que pueden trasladarse hacia el sur y amenazar la península italiana, así como Macedonia y Dalmacia. Es decir, que corten la zona occidental y la oriental del imperio. Pero antes de operar sobre Germania tiene que liquidar otro foco que le puede quedar en la retaguardia y por tanto le está entorpeciendo la maniobra...

-¿La cornisa cantábrica?

-En efecto, los astures y los cántabros, que también están haciendo incursiones y depredaciones sobre la zona del Duero, tierras que ya estaban sometidas a Roma.

-¿Eran incursiones importantes?

-No, y prueba de ello es que llevaban ocurriendo desde hacía más de un siglo y los romanos no manifestaban mayor interés. Pero los romanos tienen interés en esas tierras cuando hay un plan estratégico para asegurar la ruta logística a través del Cantábrico para las operaciones en Germania, por eso tienen que asegurar los abrigos costeros, que más adelante serán puertos, y conquistan la cornisa cantábrica.

-¿Por qué la ruta logística del ejército romano que debía operar en el teatro de operaciones de Germania fue por mar?

-Pues debido a que era más económico y más rentable en barco, se supone.

-Es decir, que la conquista de la cornisa cantábrica por Roma fue por motivos logísticos, no por las incursiones de los astures y los cántabros a la Meseta...

-También ocurre que los romanos aplicaban la llamada doctrina de "la guerra justa", por la cual se va a regir el Imperio Romano. Según esa doctrina no era lícito el engrandecimiento del imperio mediante la conquista de territorios con la guerra, tenía que ser mediante negociaciones, y la guerra tenía que ser lo último. En aplicación de esa doctrina, los romanos no pueden decir en ningún momento que lo que pretenden es conquistar ese terreno del norte de Hispania para luego conquistar otro (Germania), iría en contra de la doctrina de "la guerra justa", entonces tienen que esgrimir una causa que esté acorde con la doctrina, por eso se justifican alegando que lo que hacen es defender a sus aliados de la Meseta.

-La vieja estratagema que desencadenó muchas guerras...

-Y todas las que vendrán, que espero que sean pocas.

-¿Y las minas de oro?

-Si hubieran querido ir a por las minas de oro lo hubieran hecho, pero no fue así; se fueron a Gijón y a Santander, donde no estaban las minas. Los romanos saben que ese oro existe, pero no desencadenaron la guerra por las minas, aunque las explotan, pero una vez conseguido lo que pretendían, que es controlar la costa cantábrica y, por supuesto, liquidar ese foco de inestabilidad que les estaba distrayendo fuerzas que necesitaban para la campaña de Germania.

-¿Tardaron más de lo que esperaban en dominar a los astures y cántabros?

-Sí, en mi opinión hay un fracaso inicial de los romanos.

-¿Por qué motivo?

-Hay que basarse en fuentes imprecisas, pero haciendo un análisis militar hay dos causas: una, en las excesivas prisas que tiene Augusto en liquidar el asunto, con lo cual no planifica bien, y dos, es posible que subestimase al enemigo. Pero, de todas formas, cuando vuelven les costará mucho, sobre todo en la zona cántabra, y tuvieron que ir conquistando líneas sucesivamente.

Jorge Camino: "La conquista del norte peninsular por Roma dejó expedito el avance a Germania"

Fuente: LNE.es | J.M. Ceinos | 4 de octubre de 2014

Jorge Camino Mayor (Avilés, 1960, izquierda) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo y se especializó en el estudio de los castros asturianos. Arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias, forma parte del comité organizador del I Encuentro arqueológico "Las guerras astur-cántabras", que durante dos días se celebró en el Centro de Cultura Antiguo Instituto y hoy finalizará con una salida de campo.

-¿Qué grado de fiabilidad histórica tiene el relato que conocemos de las guerras del Imperio Romano contra los cántabros y los astures, teniendo en cuenta que no hay textos coetaneos?

-Muy poca, precisamente de resultas de tanta interpretación que se hizo de los textos clásicos no resultó ningún hallazgo arqueológico sobre el terreno, es decir, fue un estudio de toponimia. Los textos clásicos, que son muy breves, muy lacónicos, en algún caso además están hechos para agrandar la figura política de Octavio Augusto, y en otros casos, los topónimos o las referencias que nos dan para situar sobre el terreno esos acontecimientos bélicos en ningún caso se llegó a su identificación. En otras palabras, se elucubró mucho, se teorizó muchísimo, pero nunca se encontraron vestigios arqueológicos relacionados con las ubicaciones toponímicas que dan las fuentes clásicas. En cambio, los restos arqueológicos están poniendo un escenario: los campamentos, los asedios y las vías de comunicación, que permiten identificar por donde se desarrollaron los hechos.

-¿Es decir, la única herramienta científica es la arqueología?

-Ahora mismo sí, es lo único que está poniendo sobre el terreno, con pruebas materiales, donde tuvieron lugar esas guerras. Con el tiempo habrá que tratar de identificar esos topónimos clásicos que mencionan las fuentes con los asedios y con los escenarios de esas guerras, pero es una tarea que requiere tiempo y, además, requiere una visión de conjunto, absoluta, que aún no tenemos, y la aparición de otros determinados vestigios, como epígrafes, que permitan atribuir el nombre de algunos enclaves indígenas a las fuentes clásicas.

-No obstante, la arqueología, por si misma, sin textos, no podrá explicar al cien por cien lo que sucedió...

-Los textos nos dan una fiabilidad en cuanto a las fechas, nos ponen un marco cronológico general del desarrollo de esas guerras, que es muy importante. Es verdad que esos textos nos dan el marco general para luego situar sobre el terreno los hechos reales. Pero es verdad que la interpretación que se hacía de las guerras sobre el terreno, como habían tenido lugar y como habían tenido lugar los acontecimientos, de momento con los textos históricos no llegamos a ningún sitio.

-¿Hay que reescribir esa parte de la historia?

-Se está reescribiendo, dése cuenta de que el panorama que nos están transmitiendo todos estos vestigios de las guerras es un campo ya especializado y constituye uno de los panoramas bélicos más completos que están documentándose en Europa y corresponde, además, con la entidad que tuvieron las campañas militares.

-¿Por qué no existen textos romanos coetáneos sobre esas guerras?

-Lo había, lo que pasa es que se perdió el texto de Tito Livio, que es el gran texto que hablaba de las guerras astur-cántabras. Pero hay muchos testimonios de la importancia que tuvo la conquista del norte peninsular por Roma. De hecho, Octavio Augusto hizo una propaganda enorme, erigió el Ara de la Paz, que está en el Campo de Marte, en Roma, al lado de su mausoleo funerario, que era el signo de los nuevos tiempos, de su poder, del auge de la familia Julio-Claudia. Cuando se terminaron las guerras fue una de las pocas veces que se cerró el templo de Jano, el templo de la guerra, en el centro de Roma. También se acuñó moneda indicando el sometimiento de los pueblos astur y cántabro y se fundaron Mérida y las principales poblaciones del norte de la Península Ibérica. Lo que pasa es que se perdieron los textos esenciales, pero las consecuencias históricas de la conquista fueron enormes. Además, se cerró todo el arco atlántico y se dejó todo el norte de Europa expedito para el avance romano hasta Germania.

-De las investigaciones que se realizaron en los últimos años, ¿cuál es el principal hallazgo?

-Es muy importante lo que se descubrió en Cantabria de algunas de esas batallas. Pero hay una cuestión: la guerra es muy compleja y dejando a un lado todo el operativo, el movimiento de las tropas, el abastecimiento, etcétera, la conquista de un territorio no siempre se resuelve con batallas, a veces se resuelve simplemente por la presencia de un ejército, y está demostrado que la presencia de un ejército es suficiente para dominar e imponer la conquista. Pero la gente quiere batallas, pero no son fáciles de localizar, hay que investigar mucho y pueden estar en cualquier castro de Asturias, pero como no se han investigado no tenemos acceso a ese asedio, y una batalla en campo abierto es muy difícil de documentar. Otra cuestión muy destacada, consecuencia de las guerras, en el caso asturiano y también cántabro, es la apertura de las vías de comunicación a través de la cordillera, es decir, la construcción de carreteras para meter al ejército, y esas vías perduraron hasta hoy en día: el corredor de Pajares sigue el eje de la vía Carisa. Eso tuvo una importancia histórica esencial para la organización del territorio y para el intercambio o circulación de la población.

-¿A partir de este I Encuentro se dará más importancia a las guerras astur-cántabras?

-Este es un asunto que estaba ahí latente. Hasta ahora todo el estudio de la historia antigua estaba en manos de los historiadores, pero los arqueólogos también somos historiadores, pero trabajamos con otras fuentes. Los historiadores de la Antigüedad son un poco reacios, no entienden a veces muy bien la arqueología, por eso este encuentro es muy importante para tener una visión de conjunto.

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«En Asturias, los estudios arqueológicos de las guerras con Roma acaban de empezar»

Fuente: EL COMERCIO.es | M. Morán | 4 de octubre de 2014

Sólo han pasado dos décadas desde que el profesor Eduardo Peralta Labrador (izquierda)   de la Academia de la Historia, se embarcase en el proyecto de desentrañar las guerras astur-cántabras contra los romanos desde la perspectiva arqueológica. Los resultados de ese proceso han sido «reveladores», como ha quedado de manifiesto en el I Encuentro Arqueológico de Gijón, que concluye hoy tras dos intensas jornadas de ponencias y debates a cargo de 30 investigadores nacionales e internacionales y con una masiva afluencia de público en el Centro de Cultura Antiguo Instituto. «Lo mejor está por llegar», aseguraba sin embargo el profesor de la Complutense Jesús Francisco Torres (derecha) sobre las múltiples investigaciones abiertas en este momento.

A partir de los hallazgos arqueológicos de La Lomas o de Monte Bernorio, en Palencia, o de La Carisa, en Asturias, se ha podido certificar que lo que ocurrió aquí a partir del 26 antes de Cristo y durante cerca de una década, no fue una guerra de guerrillas, sino una operación majestuosa para la época. «Los romanos movilizaron entre seis o siete legiones, lo que equivale a 50.000 hombres contra los indígenas del noroeste de Hispania, que a duras penas superaban las 250.000 personas en unos territorios que abarcaban la parte oriental de Galicia, Asturias, Cantabria y el norte de Castilla y León», aseguró Jorge Camino, coordinador del encuentro y arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias.

No sólo es la cantidad de nuevos hallazgos, sino la calidad de los mismos, lo que ha soprendido a los investigadores, como quedó patente en el evento: «Nadie se imaginaba que se podían coservar así. En muchos casos es como si se hubiese congelado el lugar, castros abandonados con todos los utensilios en el suelo, tal cual», señaló Torres que, considera éste como «uno de los fenómenos arqueológicos más importantes que hay en Europa».

El encuentro ha desmontado un de los tópico más extendidos, como era el atraso de los pueblos indígenas respecto a los romanos. «Ni salvajes, ni por detrás de los romanos en tecnología y cultura, solo difierían en la organización social y del estado», confirmó Torres.

«Tenemos ya un 'corpus' de yacimientos que nos permite, si no una reconstrucción completa, al menos saber en gran medidad cómo se desarrollaron estas guerras», aseguró el profesor Peralta, impulsor del proyecto, coordinador de los encuentros y ahora embarcado en desentrañar las claves de un nuevo descubrimiento, las huellas de un asedio al monte de Peñadulla, en Burgos, que podría cerrar el mapa del conflicto al tratarse, en su opinión, de una de las últimas batallas entre estos pueblos del norte y los romanos, en torno al año 19 antes de Cristo.

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