Ajenos a los avatares políticos cotidianos, las entrañas de Egipto siguen maravillando hoy a los arqueólogos que esta vez encontraron dos estatuas gigantes de leones, las cuales datan de la época ptolemaica.

Fuente: EFE, El Cairo | Prensa Latina, 3 de diciembre de 2012

El hallazgo fue reportado por el Ministerio de Estado de Antigüedades en la zona de Fayum en un templo de Soknupayus, un dios menor cuya influencia divina se limitaba a la zona de Dima al Seba, 150 kilómetros al suroeste de esta capital, según precisiones.

Aparte su tamaño, 1,60 metros de altura por un metro de ancho, las efigies representan a dos leones sentados que tienen la característica de diferenciarse la una de la otra, a desemejanza de la uniformidad que se manifiesta en otras estatuas de períodos anteriores.

Tal vez el material con que fueron elaboradas, piedra caliza, y su tamaño, las salvaron de la codicia de los saqueadores de tumba, uno de los oficios más practicados en la antigüedad egipcia y que hoy sigue vigente a pesar de los cancerberos oficiales que protegen el patrimonio histórico.

La elaboración de ambas obras corresponden a un periodo muy convulso de la historia egipcia que cubre entre los años 332 antes de nuestra era y el 30 de la actual, fase en la cual puede fijarse el declive final del poderío de los faraones con la irrupción del imperio romano.

Esa etapa está marcada por otra historia apasionante, el encuentro tantas veces idealizado de Cleopatra, la manipuladora adolescente real, y Marco Antonio, el maduro general romano presa de sus encantos, cuya rebelión contra el poder central romano terminó con su derrota en la batalla de Actium, otra historia cargada de la pasión que acompaña a este país hasta la actualidad.

También en esa fase ocurrió la colonización de grupos grecorromanos, una parte importante en la formación de la nacionalidad egipcia, que se completaría con la invasión musulmana del siglo VII y daría a los egipcios su característica actual de país islámico.