Hace unos días tuve ocasión para presentar una charla en el Museo Arqueológico de Cacabelos en el marco de unas jornadas organizados por la Asociación Cultural y de Recreación Histórica Romana Ludus Bergidum Flavium. La ponencia versaba sobre un tema que he tratado en un par de artículos: El dragón del Cúa (I): el santuario termal de La EdradaEl dragón del Cúa (II):el solsticio de verano desde Bergidum. Su preparación fue ocasión para reflexionar sobre algunos de sus muchos cabos sueltos, análisis que quiero compartir con vosotros en esta entrada.

Recordemos que, tirando del hilo de una tradición popular cacabelense sobre una enorme serpiente que devoraba los cadáveres del cementerio de Cacabelos habíamos reconocido, en el solar donde estuvo la antigua e importante iglesia de la Virgen de la Edrada, un complejo termal con importantes indicios de haber sido un importante lugar de culto: un pozo rectangular con siete cráneos de toro víctimas de sacrificios y dos inscripciones votivas dedicadas a la diosa Degantia y otra a Tutela[e] Bolgens[i], ambas con implicaciones salutíferas y acuáticas, en consonancia con un alineamiento astronómico que he reconocido en los restos de La Edrada, ya que desde aquí podemos observar la salida del Sol sobre el Gistreo en el solsticio de verano, aunque con un error de acimut para fechas del entorno del siglo I de 1,5º. Recordemos también que según la tradición europea, en la noche y día de San Juan el agua y ciertas plantas adquieren propiedades beneficiosas y curativas. He estudiado varios lugares en los que existe alguna tradición sobre una serpiente monstruosa asesinada y he reconocido como patrón que generalmente hay presente un alineamiento solar en el solsticio de verano. Iré publicando este estudio en otra serie de artículos.
Una de las varias piscinas descubiertas en La Edrada hoy destruídas para ampliar el cementerio. Zona sur excavaciones 1987-1989. Fotografía tomada de la web de Ludus Bergidum Flavium

Una conclusión implícita sugerida en estos artículos es que la cueva en la que vivía el monstruo asesinado por los vecinos de Cacabelos es el mismo pozo documentado por Gómez Moreno en el cementerio en el que los antiguos bergidenses sacrificaban periódicamente un toro, y consiguientemente, también la serpiente que devora cadáveres en el cementerio. Así, la leyenda fundacional del santuario de la Virgen de las Angustias también tendrían su origen en el santuario termal oculto en el subsuelo del cementerio, de la misma manera que este culto mariano procedería del culto a la Virgen de la Edrada, en consonancia con la afirmación del arzobispo de Santiago, Jerónimo del Hoyo en su visita a la villa en 1607, que considera a la iglesia de la Edrada como matriz de todas las iglesias cacabelenses.


Ambos, serpiente y toro son símbolos lunares, acuáticos e invernales(1), posiblemente intercambiables. El mito de Teseo dando muerte al Minotauro tiene el mismo significado que el de los muchos héroes, dioses o santos que terminan con el terrible tributo exigido por una serpiente monstruosa(2).

De hecho, me parece llamativo lo mucho que se insiste en que en el subsuelo de La Edrada se ocultan los restos de Bergidum Flavium, pero poco en que aquí se encuentra el lugar sagrado, y de culto, más antiguo que conocemos del entorno de Bergidum, actualmente Castro Ventosa. Esta consideración, sin embargo, es destacado en la Resolución de 22 de mayo de 1992 de la Dirección General del Patrimonio y Promoción Cultural, por la que se acuerda tener por incoado expediente de declaración de bien de interés cultural como zona arqueológica, a favor del yacimiento «La Edrada», en el término municipal de Cacabelos:

«Los antiguos hallazgos de epígrafes votivos, así como de un pozo rectangular con cráneos de toro sacrificados a que hace referencia Gómez Moreno y el hallazgo reciente del dedo de una estatua podrían suponer la presencia en "La Edrada" de un santuario o área sacra, con pervivencias en la necrópolis tardo-antigua o medieval en la ermita y el cementerio actual»(3).

Este pozo, tendría algún otro paralelo próximo: en el castro de Las Murielas, en Almázcara:

«En cuanto al ganado vacuno no tenemos la certeza de que fuera abundante a pesar de los diversos restos de astas de toros encontradas en un pozo hecho de pared en el castro de Las Murielas (Almázcara-Congosto) y en la Edrada (cementerio de Cacabelos) en un pozo rectángular en el que aparecieron siete cráneos de toro con un clavo metido en su testuz, todos ellos quizás víctimas de sacrificios»(4).

En Grecia, la tradición más importante relativa al sacrificio de un bóvido, un buey en este caso, es la Bouphonia o “sacrificio del buey”, ofrenda a Zeus, en el contexto de la celebración de la Dipolia en el solsticio de verano(5), una costumbre que ha pervivido en la tradición popular de varias comunidades griegas, en la que un buey es disparado y degollado de modo que su sangre se derrama en un agujero e impregna las raíces de un árbol próximo(6). También, según Robert Graves, «Dioniso se manifestaba como León, Toro y Serpiente, porque éstos eran los emblemas del año tripartito en el calendario. Nacía en invierno como serpiente (de aquí su corona de serpientes), se convertía en león en la primavera y lo mataban y devoraban como toro, cabra o ciervo en el solsticio estival»(7).Sin embargo, parece razonable buscar un referente más próximo.

Hay varios rituales de sacrificios taurinos en la órbita romana. Un ejemplo puede ser el de la celebración de los Ludi Taurei cada cinco años con carreras de caballos en el Campo de Marte, en Roma, y sacrificios de toros el 25 y 26 de junio(8). El 1 de febrero se rendía culto a Iono Sospita, la Salvadora y se celebraba la fiesta de Helerno, en la cual se sacrificaba un toro negro en el lucus del dios(9). Las tropas romanas celebraban el nacimiento de Mars Pater Victor el 1 de marzo con el sacrificio de un toro(10). En la fiesta de Ambarvalia, sobre el 29 de mayo, se realizaba un sacrificio de un cerdo, una oveja y un toro, este último encarnando a Marte(11). En el entorno de primeros de mayo se celebraban algunas fiestas con sacrificios de bóvidos: La Fordicidia y la Feria Latinae. La Feriae Latinae era una fiesta de unión de todas las ciudades latinas generalmente celebrada a finales de abril en honor de Júpiter Latiaris. Se sacrificaba una vaca blanca que nunca había trabajado, que luego era comida en un festín en el que participaban los representantes que cada ciudad de la liga latina había enviado(12). La Fordicidia era un festival de Roma realizado el 15 de abril en el que una vaca preñada se sacrificaba a Tellus, la diosa Tierra para promover la fertilidad del ganado y de los campos. Los terneros no nacidos eran quemados y sus cenizas utilizadas en los ritos de purificación de la Parilia o Palilia, el 21 de abril, la fiesta de Pales. Esta fiesta pastoril, relacionada con la fundación de Roma, es muy similar a la celebración típica de la fiesta de Beltaine: se hacía pasar al ganado entre hogueras para ser purificado con su humo mientras que los pastores saltaban sobre las hogueras y se bañaban en rocío(13). El ocaso heliaco de las Pleiades se utilizó el Roma para señalar el acontecimiento de la fiesta de Palilia, el 21 de Abril(14).
Tauroctonía, del Kunsthistorisches Museum. Wikipedia

Otro ejemplo, muy notable, es el relacionado con el dios de origen iranio Mitra, elemento central de una religión mistérica oriental que se extendió por el Imperio Romano durante los primeros siglos después de Cristo. Este dios suele representarse en el interior de una cueva asesinando el toro primordial. Aparece flanqueado por dos portadores de antorchas, Cautes y Cautopates, formando el “triple Mitras”. Cautes suele representarse próximo a una cabeza de toro figurando la constelación de Tauro en la que el Sol entra con la primavera tardía, simbolizando el Sol creciente y cálido del verano. Cautopates lo hace cerca de Escorpio, la constelación en la que entra el Sol con el otoño tardío, simbolizando el Sol decadente del frío invierno(15). En el tiempo de la reforma del calendario de Julio Cesar los ortos heliacos de Aldebarán y Antares se producían en el entorno de las fiestas de media estación de primeros de mayo y primeros de noviembre(16), si bien parece que fechas próximas al solsticio de verano eran un tiempo especialmente importante para las celebraciones mitraicas como parece deducirse del bronce Virunum (provincia de Noricum), que registra una fiesta mitraica celebrada el 26 de junio del año 184(17).

Otra de las festividades más destacadas en la que el sacrificio de un toro era un elemento central es el culto a Cibeles o Magna Mater, de origen oriental. Se celebraba en grutas o en cimas de montes, y después se confundió con el de Attis en el que se celebra su muerte y resurrección en Primavera. Uno de los episodios más importantes es el taurobolio, en la que el iniciado se introducía en un fosa y era bañado con la sangre de un toro colocado sobre él, en una reja. El rito se extendió por Italia, Aquitania y España, así como el Norte de África hacia el 134 d. C.
Taurobolio, o consagración de los sacerdotes de Cibeles bajo Antininus Pius. Berhard Rode. 1870

Nadia Julien, en su Enciclopedia de los Mitos, describe las fiestas de primavera de Cibeles y Attis. Estas tuvieron una mayor notoriedad durante el mandato del emperador Claudio (41 a 54 d.C.), desarrollándose entre el 15 y el 27 de marzo con una procesión de portadores de cañas para recordar el descubrimiento de Attis por Cibeles, el sacrificio de un toro, y el talado de un pino que envuelto en un sudario figuraba el cadáver de Attis, y enguirnaldado, era transportado al templo de la diosa en el Palatino. Al día siguiente se observaba un ayuno estricto para preparar la fiesta solemne del Dies Sanguis consagrado a las lamentaciones por la muerte de Attis. El día 25, fecha del equinoccio, se celebraba la resurrección del dios. Las fiestas terminaban transportando el emblema de Cibeles en un carro de bueyes al río Almo, al son de las flautas y las panderetas, para lavarlo junto con los demás paramentos sagrados, y con el regreso al santuario donde se guardaba hasta la primavera siguiente(18).

Nadia Julien continúa: «Aunque hubiese quedado en el olvido su significado profundo, los antiguos ritos de equinoccio de primavera sobrevivieron en el folklore de las regiones agrarias del norte y el centro de Europa, transfiriéndolos al 1º de mayo. El drama sagrado de la muerte y resurrección de un dios no ha desaparecido, sino que se repite todos los años con las fiestas de Pascua de la cristiandad».

Reflexionemos un poco sobre esto. Un culto a Cibeles en el santuario termal de La Edrada explicaría muchas cosas: el sacrificio de un toro, la mención a diosas femeninas en las inscripcciones votivas de La Edrada (Degantia o Tutela Bolgensis), la actual celebración de la Virgen de las Angustias en Pascua, una fiesta que tradicionalmente se produce en la siguiente luna llena al equinoccio de primavera, la leyenda de la fundación del Santuario de las Angustias tras encontrar su imagen en el interior de una cueva donde los vecinos de Cacabelos asesinaron un monstruoso lagarto, la celebración del toro de fuego como posible reminiscencia del toro sacrificado, el culto acuático de la fiesta de Cibeles manifestado por su baño ritual en relación con la Edrada como lugar sagrado en el que el agua y la curación ocupaban papeles destacados, o el aspecto doloroso de la Virgen de las Angustias en conexión con el dolor de Cibeles por la muerte de su amante. Pero Nadia Julien también destaca la similitud de esta fiesta dedicada a Cibeles con la celebración tradicional europea del primero de mayo, algo que también había sido evidenciado por Julio Caro Baroja(19). Sin embargo, la solución de esta autora me parece extraña extraña ya que propone un traslado popular de los ritos romanos del equinoccio de primavera al primero de mayo. Yo creo que en realidad fue a la inversa, que en el antiguo Cacabelos existía una celebración en la fiesta de media estación que daba comienzo al verano, a primeros de mayo, cuya componente religiosa, cristianizada o romanizada, se trasladó a la Pascua o al equinoccio, y cuya componente civil, la feria que solía acompañar estas antiguas fiestas prerromanas(20), pervivió en la conocida y tradicional feria de la Cruz de Mayo. Al fin y al cabo, no tenemos ninguna constancia epigráfica o arqueológica a un culto a Cibeles en La Edrada, ni siquiera romano. Las diosas mencionadas en las inscripciones votivas cacabelenses son indígenas. De hecho, en este yacimiento hay una importante presencia de cerámica indígena castreña(21). ¿Habrá celebraciones similares a la de Cibeles en otras zonas de Europa? Creo que es interesante seguir este hilo, que exploraremos en otro artículo, y para ello debemos viajar a Luyego y a Santa Mariña de Augas Santas, dos lugares donde hay interesantes similitudes con nuestro santuario termal bergidense.
Desarrollo del santuario galo deGournay-sur-Aronde. FRIES, J., Cauldron Of The Gods: A Manual Of Celtic Magick, Mandrake of Oxford, 2003, p. 75

Consiguientemente, aunque nuestro santuario termal de La Edrada cronológicamente corresponde a un momento en el que todo el territorio hispano está bajo dominio romano, esto no contradice que el culto que aquí se realizaba sea en origen prerromano. Hay otros ejemplos de santuarios europeos, no romanos, en los que se realizaban sacrificios de toros análogos al que aquí hemos presentado. Por ejemplo, el galo de Gornay-sur-Aronde. Allí, un recinto con un agujero de 2x2 metros es el elemento más antiguo que fue cubierto con un túmulo. Este recinto tenía forma rectangular con una apertura hacia el Noreste de manera que el sol del solsticio de verano podía entrar por la puerta e iluminar su interior así como al agujero. Las víctimas taurinas sacrificadas, con señal de un hachazo en la parte alta del cuello, permanecían en el interior del pozo durante meses, mientras que la carne se descomponía. Después, los huesos se extraían y se distribuían junto con restos de caballos y otros animales en la zanja que circundaba el santuario. Los cráneos recibían un trato especial, pues se situaban en la entrada después quitarles la quijada inferior y cortarles el morro con un tajo de espada(22).

En definitiva, parece que existe en las distintas tradiciones cultuales en las que participa el sacrificio de un toro, una relación muy estrecha, aunque no exclusiva, con el solsticio de verano, pero también con la celebración del comienzo de la primavera y del fin del invierno, bien a primeros de mayo, bien en el equinoccio de primavera. En España, el origen de las corridas de toros parece estrechamente ligado a determinadas fechas primaverales o estivales de un calendario antiguo pagano(23). Nuestro santuario termal cacabelense se produce un alineamiento en el solsticio de verano, y podría ser también el origen de una celebración en la fiesta de media estación de primeros de mayo para la que no encuentro alineamiento astronómico que la apoye. La cristianización, o incluso romanización de esta fiesta, la liga a la celebración del equinoccio o la Pascua bajo la advocación de la Virgen de las Angustias.

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(1) «El vínculo de las serpientes con los manantiales y las aguas corrientes se han conservado incluso en las creencias populares europeas». ELIADE, M., Lo sagrado y lo profano, Paidós Ibérica, 1998, (1ª de. 1957), p. 275-276; «La luna gobierna las aguas y las lluvias y distrubuye la fecundidad universal; los cuernos del toro fueron asimilados muy pronto a la media luna». ELIADE, M., Lo sagrado y lo profano, Paidós Ibérica, 1998, (1ª de. 1957), pp. 172-179, 257-295; GIMBUTAS, M., The Goddesses and Gods of Old Europe, 6500-3500 B.C.: Myths and Cult Images, University of California Press, 2007 (1ª ed 1974), pp. 89-101; «Las representaciones de esta diada astral [del Sol y la Luna] han sido variables, aunque siempre ateniéndose a unos conceptos generales [...] De los dos principios, uno es el principio de la luz y el otro de la oscuridad y las tinieblas [...] La Luna, reina de la noche, considerada la compañera del Sol, presenta semejanzas con el astro diurno, pero también muestra diferencias. Ha jugado un papel muy importante para el cómputo del tiempo de acuerdo con las formas del disco lunar, sus acrecentamientos y disminuciones (BERNARD, R. G., Las religiones. Bruguera, Barcelona, 1974, pp. 66-77; GUICHOT, A., Ciencia de la mitología. El gran mito chtónico-solar, Madrid., 1903, pp. 68-72). Su representación habitual ha sido la de un segmento circular o el cuerno, indicador del creciente y el menguante, o bien el disco o círculo, para expresar su fase de Luna llena. La importancia del cuerno como elemento simbólico que mejor representa al astro nocturno ha hecho que aquellos animales con cornamentas en forma de media Luna hayan sido empleados como símbolos de la divinidad lunar». LACALLE RODRÍGUEZ, R., Sobre el significado de algunas composiciones del arte paleolítico, Zephyrus, 51, 1988, p. 266

(2) GONZÁLEZ GONZÁLEZ, M.A., Teleno, Señor del Laberinto, del Rayo y la Muerte. Un enfoque etnoarqueoastronómico para el estudio de los santuarios antiguos del corazón de la Asturia, Editorial Lobo Sapiens, 2011, pp. 85-95

(3) BOE nº 178 de 25 de julio de 1992, 17702, http://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-1992-17702

(4) MAÑANES, T., El Bierzo prerromano y romano, Centro de Estudios e Investigación "San Isidoro" (C.S.I.C.), 1981, p. 351

(5) HARRISON, J. E., Themis: A Study of the Social Origins of Greek Religion, Cambridge University Press, 2010 (1ª ed. 1927), pp. 141-15

(6) HALAND, E. V., Festival of the Bull: Ox-offering, Summer- and Saint-feast on Mytilini/Lesbos: Agia Paraskeuē around the summer solstice, 1992, Papers in Ethnology and Anthropology, pp. 65-104 http://www.anthroserbia.org/Content/PDF/Articles/8a7e80a3b1b6494f91...

(7) GRAVES, R., Los mitos griegos I, Alianza Editorial Madrid, 1985, pp. 73-74

(8) FORSYTHE, G., Time in Roman Religion. One Thousand Years of Religious History, Routledge, 2012, p. 59

(9) FOWLER, W.W., The Roman Festivals of the Period of the Republic, Gorgias Press, 2001, p. 302

(10) HENIG, M., Religion in Roman Britain, Routledge, 1984, p. 12

(11) HENIG, M., Religion in Roman Britain, Routledge, 1984, p. 15

(12) ADKINS, L., ADKINS, R. A. Handbook to life in ancient Rome, Oxford University Press, 1999, p. 283

(13) ADKINS, L., ADKINS, R. A. Handbook to life in ancient Rome, Oxford University Press, 1999, p. 283

(14) BECK, R., Beck on Mithraism: Collected Works With New Essays, Cromwell Press, 2004, p. 139

(15) MacCLUSKEY, S.C., Astronomies and cultures in early medieval Europe. Cambridge University Press, 1998, p. 42

(16) BECK, R., Beck on Mithraism: Collected Works With New Essays, Cromwell Press, 2004, p. 139

(17) BECK, R., Beck on Mithraism: Collected Works With New Essays, Cromwell Press, 2004, p. 12-13

(18) JULIEN, N., Enciclopedia de los Mitos, Robinbook, 2003, pp. 88-89

(19) CARO BAROJA, J. La estación de amor, Taurus, Madrid, 1986, 1ª ed. 1979, pp. 114-115

(20) «Teniendo en cuenta distintas sentencias de las leyes... está claro que el rey de cada tribu tenía la obligación de reunir un oenach a intervalos regulares. El lugar de la feria era normalmente una antigua zona de enterramiento; es más, la tradición reflejada en muchos poemas y sagas de que los oenach surgieron de los juegos funerarios celebrados en honor de reyes y héroes puede tener un fondo de verdad. Sin duda muchas de las modernas “ferias” a lo largo y ancho de Irlanda se celebran o celebraron en el lugar de un oenach tribal. En estas reuniones, junto al intercambio de bienes y la celebración de juegos, carreras de caballos y diversas competiciones atléticas, se trataba sobre los “asuntos públicos” de la túath, incluyendo juicios importantes entre diversas parentelas y la ejecución de órdenes especiales... Por otra parte, la gran cantidad de tradiciones populares recogidas sobre los “matrimonios de Teltown”... pueden reflejar antiguas prácticas en el Oenach tailten... La importancia de una feria era proporcional a la del rey que la presidía. Por tanto, una feria convocada por un gran rey al que jefes de varias túatha debían obediencia, recibía también la asistencia de hombres de esos pequeños reinos... La feria provincial era la más importante, se celebraba entorno a la fortaleza principal y a ella asistían tribus de toda la provincia: duraba varios días y había un elaborado programa de asuntos públicos y entretenimientos» BINCHY, D. A., The Fair of Tailtiu and the Feast of Tara, Eriu 18, 1958, pp. 124-125

(21) RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, P., MARTÍNEZ MURCIEGO, N., ÁLVAREZ ORDÁS, J.C., LOMBA MARTÍNEZ, P., Campaña de excavaciones arqueológicas en "La Edrada" 2002, Actas de las Jornadas sobre Castro Ventosa / coord. por José Antonio Balboa de Paz, Inés Díaz Alvarez, Vicente Fernández Vázquez, 2003, pp. 63-82; FARIÑA BUSTO, FRANCISCO, Santa Mariña de Augas Santas. Fundación Caixa Galicia, 2002, p. 56

(22) FRIES, J., Cauldron Of The Gods: A Manual Of Celtic Magick, Mandrake of Oxford, 2003, pp. 72-78; GREEN, M. J., Animals in Celtic Life and Myth, Routledge, 1992, pp. 119-123; GREEN, M. J., El mundo de los druidas, Akal, 2010, p. 88

(23) «Los festejos caballerescos [origen de las corridas de toros] tenían un sentido esencialmente militar, pero no dejaban de vincularse al universo religioso al organizarse con motivo de celebraciones colectivas ligadas al calendario ritual de la Antigüedad pagana: fiestas primaverales (San José, el Domingo de Resurrección, la Cruz de Mayo), estivales (San Juan, Santiago, la Virgen de Agosto, San Roque) y próximas al equinoccio otoñal (San Mateo)» PEDRAZA JIMÉNEZ, F., Iniciación a la fiesta de los toros, EDAF, 1998, p.30

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Respuestas a esta discusión

¡Magnífica exposición, Miguel Ángel!: ((me vinieron a la mente las imágenes del sacrificio del toro y la dama romana de alta alcurnia, situada en una posición inferior, recibiendo la ducha-avalancha de sangre, en la serie ROMA)).

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