Arriba, luz que entra en Risco Caído.

La insistencia de dos autores tinerfeños en reducir a una mera «manipulación» la significación arqueológica que en Gran Canaria se le dio a la cueva C6 de Risco Caído ha sembrado algunas dudas sobre si al final el mundo científico lo considera o no un observatorio astronómico. Además, esta sospecha cobra cierta entidad en la medida en que el propio Cabildo de Gran Canaria sostiene que nunca se presentó como talante la Unesco. Pero lo cierto es que Julio Cuenca, descubridor, investigador principal y director científico de la propuesta que luego mereció la declaración de Patrimonio Mundial, no solo defiende que lo es, sino que asegura que entre los de su tipo, prehistórico y subterráneo, «es el observatorio astronómico más importante del mundo, no hay otro igual».

¿En qué consiste el fenómeno? La luz del sol entra por un orificio hecho artificialmente en la cueva que también es artificial solo durante una época del año, entre el equinoccio de primavera y el de otoño, y baña una pared repleta de triángulos púbicos grabados en la piedra. Para este arqueólogo no solo funciona como un «calendario perfecto», sino que además, como la imagen que proyecta adquiere unas formas determinadas, «crea un relato visual con imágenes».

Cuenca resalta que ha llegado a esta conclusión «no de manera gratuita ni sin metodología», como sostienen estos críticos. De entrada, parte de una máxima. «No se ha hecho en Canarias (y en la península, en pocos sitios) una investigación en el campo de la arqueoastronomía con el rigor y la metodología que usamos para Risco Caído», un yacimiento en el que, recuerda, estuvo trabajando un equipo interdisciplinar desde 2012 hasta 2017.

Foto: El arqueólogo Julio Cuenca, descubridor del yacimiento prehispánico de Risco Caído, en la cumbre de Gran Canaria. EFE.

Aparte de la observación directa durante todo esos años, explica que se recurrió a un levantamiento fotogramétrico con láser y escáner con el cual se georreferenció cualquier punto de la cueva, de la que se hizo una especie de réplica en 3-D; se desarrolló una investigación arqueológica en profundidad, tanto en el interior como en el exterior; se grabaron time lapse con la secuencia de la entrada de la luz en la cavidad y se encargaron dataciones mediante carbono 14 y por paleomagnetismo, estas últimas, advierte, inéditas en Canarias.

Las claves

¿Pero por qué Cuenca y su equipo entienden que Risco Caído es un observatorio o templo astronómico de los antiguos canarios? Cuenca intenta ser didáctico y parte de la definición de lo que se considera en arqueología un observatorio astronómico. «Es un lugar elegido para poder observar los fenómenos celestes con más precisión, y esto ya existía en civilizaciones muy antiguas, no usaban telescopios», ironiza.

Pero existe además el observatorio subterráneo, categoría en la que Cuenca adscribe Risco Caído. «Es una instalación que a manera de cámara oscura se construye en un aposento bajo la superficie terrestre y que tiene un orificio practicado en su bóveda o techo que logra fijar las posiciones de los cuerpos celestes, ya sea mediante la observación directa del paso de un astro o a través de la proyección de su luz hacia alguna superficie u objeto específicamente colocado». Y eso, explica Cuenca, es justo lo que hay en Risco Caído y también, añade, en Tara, en Telde, donde investiga otra cueva similar.

Interior de la cueva de Tara, considerada otro templo astronómico.

Por tanto, resume, «ambas construcciones responden a esas características, son artificiales, hechas y orientadas intencionadamente para lograr que la luz de eventos astronómicos, los equinoccios, entren dentro de esos templos». Y apostilla al respecto que «ya se sabe que los grandes constructores de la cultura megalítica no estaban tan interesados en la astronomía pura como en coordinar sus celebraciones estacionales con la posición del sol, de la luna o de ciertas estrellas». Por eso, recuerda, se invirtió la perspectiva de la arqueoastronomía y se recomendó a los investigadores que en lugar de mirar hacia afuera, lo hicieran hacia dentro y observaran los efectos de la luz y de las sombras dentro del templo.

Cuenca admite que entre los arqueólogos siempre se baraja la posibilidad de que este tipo de presuntas relaciones astronómicas sean fruto de una simple casualidad, pero, aunque cree que esa objeción no cabe en Risco Caído, sostiene que el hallazgo de la cueva de Tara ha reforzado aún más esta hipótesis. Así las cosas, no entiende tanto complejo en hablar de Risco Caído como un templo astronómico. «¿Qué otras pruebas necesitan o cuál es la metodología que no hemos empleado? Que me la cuenten».

«La Unesco no cuestionó la connotación astronómica»

El arqueólogo que más ha investigado Risco Caído explica cómo funciona. «La luz del sol entra en la cueva dos o tres días antes del equinoccio de primavera, en marzo, hasta dos o tres días después del de otoño, en septiembre. Durante todos esos días de esos siete meses la luz entra a diario en el templo. El resto del año no. Entra atravesando un túnel, lo que llamamos un sistema óptico, excavado artificialmente para que la luz entre, orientado de tal manera y a tal altura para que se proyecte sobre la pared del fondo, la pared oeste, donde están grabados triángulos púbicos, pero es que al atravesar ese conducto, que está tallado y tiene una serie de muescas, proyecta unas formas determinadas, algunas antropomorfas, que son intencionadas».

Es, a su juicio, un instrumento que les servía para llevar el registro del tiempo de cara a sus actividades, tanto agrícolas como rituales. «El sol como gran fertilizador fertiliza a la madre Tierra, que son los triángulos». Desmiente a los autores críticos y asegura que la Unesco nunca preguntó sobre el observatorio astronómico, sino que pidió aclaraciones sobre la funcionalidad de los triángulos en su globalidad.

Y advierte de que, pese a todo, queda investigación, «parada» por el Cabildo desde hace dos años. Por ejemplo, falta documentar la entrada de la luz todos los días de esos 7 meses, continuar estudiando Tara, terminar excavaciones en el entorno de Risco Caído, y un estudio pormenorizado de todas las cuevas en la isla con triángulos púbicos.

Fuente: canarias7.es | 19 de febrero de 2020

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