LAS TUMBAS DE SIPÁN Y SICÁN : LA VERDAD DE SUS HALLAZGOS
PARTE I

José Maeda Ascencio josemaedaas@hotmail.com

1. Introducción
2. Los mochicas y el “Señor de Sipán”
3. Los Cicanes de Pomach en Batan Grande
4. “El Señor de Cicán”: la historia oculta
5. La tumba excavada en 1995 en Huaca “El loro”
6. La tumba excavada en 1991
7. Vocabulario
8. Bibliografía

1.-Introducción:
Este trabajo pretende elucidar la diferenciación tecnológico-cultural y sus contextos, tanto espaciales como temporales de dos grandes “culturas” pre-incaicas: la Mochica (100 d.c-550d.C) y la Cicán (o “Lambayeque”)(650 d.C a 1,200 d.C) y sus dos representantes arqueológicos: el “Señor de Sipán”(1987) y el “Señor” o “Señores de Cicán”(1990; 1995); el autor entiende a ambas “fases culturales” como parte de la evolución de, por lo menos tres mil años continuos de los Muchik, etnia nor costeña de Perú que aparece como cultura propiamente dicha ya desde el primer milenio antes de Cristo en diferentes manifestaciones tecnológicas, artísticas y religiosas bautizadas por arqueólogos y estudiosos de acuerdo a interpretaciones geográficas y muchas veces, incluso, por meros caprichos de figuración personal. Los Muchik, viven aún en gran parte de la costa del Pacífico en el norte de Perú, diseminados en muchos pueblos y comunidades campesinas que conservan sus típicos modos de vida, a través de los cuales, los estudiosos pueden advertir su gran riqueza y herencia cultural; no“desaparecieron” con la “fase V” que denominan los arqueólogos. En este artículo, el autor, que propuso la denominación “Sicán” o “Cican” en lugar de “Cultura Lambayeque”(desde Junio 1982; diario La Industria, Chiclayo, Perú, pág 02.), da nuevos derroteros acerca de estas manifestaciones prehispánicas nor costeñas de Perú y por primera vez se revelan acontecimientos respecto a los descubrimientos de estas ya famosas tumbas prehispánicas aparecidas en desde 1987; el autor plantea la hipótesis de que la cultura pre-hispánica que tuvo por centro-capital al área boscosa de Pomach en Batán Grande (conocida como la Estancia de Cicán desde 1597), no centró su adoración principal a la Luna, sino, en primer orden, al Sol; es más, afirmo que la palabra “Sicán” o propiamente “Cicán”, no es propiamente “muchik”, sino Sec (lengua de los antiguos sechuranos, de hecho, una variante del muchik, de pescadores en el Departamento de Piura)) y que no significa “Casa o Templo de la Luna” como se ha difundido; afirmo y demuestro que significa “Hermano” (ver:“Cican en la documentación colonial temprana: un análisis contextual para la elucidación de la cosmovisión religiosa de la cultura arqueológica”(www.ilustrados.com);encontramos en este contexto que, la palabra XIANG pronunciada “Sian”(un solo lexema, no compuesto) significa “sol” y no “Casa de la Luna”; la palabra “Cicán” o “Sicán” fue mal interpretada por don E. Brüning-investigador alemán- asumiéndola como un lexema compuesto(Si= luna; An=casa); estos nuevos planteamientos seguramente llevarán a revisar la tesis de la adoración lunar en la teocracia Cicán propuesta por varios arqueólogos peruanos y extranjeros.

2.-LOS MOCHICAS Y EL “SEÑOR DE SIPÁN”
(100-550 d.C.)


2.1.-ORIGEN:

Se desarrollaron en los valles de Moche, Virú, Santa, Nepeña, Casma y Chincha por el Sur; por el Norte, estuvieron en Lambayeque y Piura; Sus descendientes étnicos, aún habitan en las áreas rurales de estos departamentos conservando antiguas costumbres y tecnologías; su origen deviene de la evolución de los estilos Cupisnique, Salinar y Gallinazo, etc, que son todos, en realidad, manifestaciones regionales del mismo pueblo Muchik tan bien estudiado por Richard Schaedel(ver: Richard Schaedel y los Muchik:www.monografías.com y otros)


2.2-SU NOMBRE:

Fue bautizada en 1899 por el arqueólogo alemán Dr. Max Uhle, que hiciera sus hallazgos en “Huaca de la Luna” en Moche y la dató como “estilo” anterior al Chimú.
Posteriormente, en 1938, el investigador trujillano don Rafael Larco Hoyle, tras un lúcido estudio de su gran colección de alfarería (“huacos”), la clasificó en 5 fases, ubicando la mas temprana en el siglo I d.C y la quinta en el siglo V d.C, basando su clasificación en su diferenciación morfológica principalmente; hoy en día se les conoce indistintamente como “mochicas”, “moche” o “muchik”.

2.3.-SU ORGANIZACIÓN POLÍTICA:

Se creyó por mucho tiempo que los mochicas gobernaron desde lo que hoy es el Departamento de La Libertad; lo cierto es que, a través de todas sus fases, desde las mas tempranas, centraron sus élites gobernantes y de liderazgo en los valles que se ubican en toda la costa norte de Perú, conformando una especie de “Gobiernos Regionales”, los que según algunos arqueólogos, estuvieron confederados agrupando los Gobiernos Señoriales Moche del Norte y del Sur, respectivamente; su economía, básicamente agrícola, tuvo caracteres de reciprocidad o intercambio y distribución desde los núcleos estatales regionales.La cabeza de cada Señorío Regional, la constituía el Ciec-Quic (“Gran Señor”), el líder, que representaba al mismo tiempo al sumo sacerdote, al jefe militar y al jefe político; por los estudios arqueológicos sabemos ahora que éstos eran jóvenes (ejm. el “Señor de Sipán”), cuyo deceso fue a los 30 ó 35 años de edad, aproximadamente.Es posible que los llamados “segunda persona” o “curacas de segunda”-en la colonia-fueran líderes que estaban inmediatamente debajo del “Gran Señor”; en el idioma muchik, les podemos dar la acepción de ALOEC; según los datos etnohistóricos sabemos que éstos funcionarios de la élite mochica, eran hermanos o hijos de los Ciec Quic, jerarquía que se respetó en los sobrevivientes cacicazgos o señoríos, aún en el siglo XVIII, así escritos por la escribanía colonial hispana que desdeñó o ignoró su verdadera denominación muchik: “FILLCA” para el paralelo de Curaca(en la sierra ) y el cacique(centroamericano).La nobleza o élite gobernó desde los centros seculares constituidos por grandes construcciones de adobe, estructuras piramidales (truncadas) que hoy conocemos como “huacas”; la población común y corriente, residía en áreas adyacentes a los terrenos agrícolas, en viviendas de caña y barro que los campesinos de hoy en día, conservan en todas sus características (paleotecnología); contrariamente a la creencia de que los templos monumentales eran residencias, los líderes seculares solo los utilizaban para la realización de las trágicas e impactantes ceremonias, que casi siempre incluían rituales con sacrificios humanos.

2.4.-SU RELIGIÓN:

La religión Mochica, de las más impresionantes por su ritualidad en el mundo andino, fue el instrumento más eficaz para imponer una especie de “dictadura religiosa” a modo de una “religión estatal”; el estudio de su iconografía o simbología(dibujos), plasmada en ceramios, murales, textiles, etc, ha sido la fuente más rica para la aproximación a su caracterización ritual, que por cierto, es bastante compleja; hay muchos personajes y actitudes, que los investigadores no coinciden en todo acerca de su significado e interpretación; las escenas muestran rituales con sacrificios humanos (Hocquenghem: 1989), en donde se combinan una serie de personajes antropomorfos con figuras de águila, zorro, búho, etc. (Gölte:1994).El Dios mochica fue AI-APAEC o “Gran hacedor del mundo”, deidad humana con atributos felínicos caracterizados por grandes colmillos (Kauffman 1970:299 y otros); sus ojos desorbitados nos hacen relacionarlo con el efecto alucinógeno del cactus conocido como el “San Pedro” o “Huachuma”; recientes excavaciones arqueológicas en los sitios de “Huaca de La Luna” y “El Brujo” en Trujillo, han documentado el Dios moche con diferentes expresiones y lo han llamado, quizá inapropiadamente, “El Degollador”, como si su razón de adoración estribara en su función o rol exclusivo de “cortador de cuellos”.
Los mochicas acostumbraron enterrar sus templos para luego abandonarlos en una suerte de “enterramiento templario”; una tradición que la practicaban ya los Muchik del Horizonte Formativo ( ca.1,000 a.C)) y la continuaron hasta el Horizonte Medio con los gobernantes desde Cican o Batán Grande en el Valle La Leche; para Jurgen Gölte, las escenas iconográficas que suman alrededor de cien, muestran en las fases IV y V (son cinco en total), el conflicto entre dos divinidades: una ligada con el día y la otra, con la noche y el mar; los mochicas, que adoraron a la luna, finalmente dejaron esta divinidad, cambio ideológico ocasionado por las lluvias de “El Niño” ocurridas por el año 550 d.C., que inicia la caída de los gobiernos regionales mochicas, especialmente el más importante ubicado en el centro arquitectónico de Pampa Grande, unos 20 kms, al Este de Sipán; está interpretación estaría corroborada por nuestras investigaciones de índole lingüístico que confirman que los herederos étnicos de los mochicas prehistóricos del Horizonte Medio, que conocemos arqueológicamente como “Cicanes”, no adoraron a la luna ni fue ésta la Diosa principal, como lo han afirmado diferentes arqueólogos incluido Izumi Shimada.
El antropólogo Richard Schaedel, estudioso de la tradición etnográfica y arqueológica de los moche, cree que su arte iconográfico, era dedicado casi exclusivamente a representaciones realistas (Schaedel: inf.personal); la explicación de la evocación del “mundo de los vivos” y “el de los muertos” ha sido planteada por Anne Marie Hocquenghem (1989), la creencia en la “otra vida” está plasmada, no solo en su arte, sino, en las evidencias encontradas en sus tumbas: alimentos, sacrificios humanos con pies amputados, etc, como en el caso del mausoleo de Sipán; parte importante de la religión mochica, serían los llamados “combates rituales”, que eran ejecutados entre bandos o ejércitos de diferentes señoríos con el trágico resultado de uno de los líderes caído; se cree que era además, un medio de control demográfico.

2.5.-SU ALFARERÍA:

Fueron maestros en el arte y técnica de hacer “huacos”; no solo destacan en la plasticidad del moldeado a mano, sino en un peculiar estilo pictórico, con formas muy expresivas; básicamente, utilizaron dos colores: el crema y el ocre (rojo); pintaron en positivo tanto con rojo como con negro.Don Rafael Larco Hoyle, hacendado autodidacta trujillano clasificó la alfarería mochica en cinco fases, y lo hizo años antes que Frank Leaby descubriera el método de datación de radiocarbono, que se aplicó desde 1945; las dos primeras fases corresponden a ceramios con decoración incisa (utilizaron la uña, un elemento punzante, etc. en el ceramio aún fresco, antes del cocimiento) y elementos decorativos que persisten como influencia de los cupisnique y otros estilos formativos regionales (1,000 a.C.); estas dos fases corresponderían a los siglos I y II después de Cristo; las subsiguientes, a los siglos III, IV y V respectivamente.Los mochicas fueron especialistas en la fabricación de alfarería escultórica, principalmente cuando hacían rostros humanos; por éstos sabemos de sus enfermedades y otros datos de interés antropológico; hicieron ceramios rojizos (quemados con horno abierto: “oxidación”) y negros o grises (quemados con horno cerrado:”reducción”); el asa estribo es más delgada que en la de estilos anteriores o más tempranos; desde su tercera fase, ya no se utiliza el borde grueso, como pico de botella; en su gollete, utilizaron también el molde; en Piura, los alfareros moche, combinaron su estilo con el de los Vicús de Chulucanas, que los arqueólogos identifican como fase “Vicús-Moche”, posterior a la llamada “Vicús-Vicus”, sucedida con la dominación de los mochicas en el alto Piura, que se convirtió, después de los valles lambayecanos, en importante señorío moche.

2.6.-PINTURA MURAL:

Los mochicas fueron artistas extraordinarios; en los años cincuenta, los huaqueros dejaron al descubierto el famoso “Mural de Pañamarca”, que estudió R. Schaedel en el valle de Nepeña; posteriormente lo estudiaría Duccio Bonavia; en 1910 en la “Huaca de la Luna” de Moche, Eduard Seler descubrió otro mural mochica; en “Huaca Pintada” de Illimo, el periodista Lorenzo.S. Orrego V. reportó un mural polícromo (1927), que después fué estudiado- utilizando las fotografías de E. Bruning- por R. Schaedel (1978);pero, antes ya había sido observado por Wendel C. Benett (1939), doctorado en Yale junto a Schaedel; la “huaca” se conserva como un pequeño montículo ubicado a escasos metros de la carretera Panamericana que une a Túcume con Illimo; el arqueólogo James Ford y Oscar Fernández de Córdoba encontraron otro en la “Huaca Facho” o “La Mayanga en Pomac (Batán Grande), al parecer de la fase de transición Moche-Cican; en estos murales se caracterizan a personajes alados de perfil y los colores casi siempre son los mismos: rojo, amarillo, negro y blanco; recientemente ( 1995) arqueólogos peruanos han descubierto un mural en “Huaca de la Luna”, en donde el personaje central es el llamado “Dios degollador” o “Felino Luminoso”, del año 300 d.C; se conserva aquí, el mural combinado con figuras en alto relieve (friso) que sindican el sitio como centro ritual mochica, funerario y cultismo para propiciar la fertilidad agrícola, incluyendo sacrificios humanos y de animales, para luego, sepultar el templo y construir uno nuevo sobre el anterior, hasta llegar a seis edificios superpuestos en un lapso de 600 años (“enterramiento templario” o “chamber and fill”); en “Huaca El Brujo”, también de Trujillo, se ha descubierto otro gran mural durante los trabajos del arqueólogo Regulo Franco Jordán, con personajes antropomorfos con cabezas felínicas, serpientes, etc; son de las fases I y II (100-200 d.C.) sin presencia de frisos o figuras en alto relieve, habiéndose comprobado la contemporaneidad de los templos “El Sol”, “La luna” y “El Brujo”, que fueron los centros directores de la política moche quizás, hasta su cuarta fase; por el año 550 d.C su capital fue Pampa Grande (Lambayeque), último emplazamiento de los jerarcas moche según los resultados de los arqueólogos que dirigió Kent Day de la Universidad de Toronto(Canadá) en 1975.

2.7.-INGENIERÍA Y ARQUITECTURA:

Los arqueólogos han descrito las construcciones monumentales refiriéndolos como ejemplos de “arquitectura” pre-hispánica, cuando en realidad, es admirable la ingeniería de la construcción en primer orden de importancia; los templos erigidos con adobe, combinan una serie de cálculos estructurales, en donde el elemento resistente de las cargas verticales es el algarrobo (Prosopis pallida); también se le encuentra dispuesto como columna haciendo trabajo antisísmico, o sea, soportando fuerzas horizontales; también se encuentra al algarrobo (conocido por los mochicas como “ong”) trabajando como dintel o viga; el autor define a los elementos unidos perpendicularmente, formando “parrillas de algarrobo”, como “zapatas”, elementos estructurales que se colocaban en la parte inferior y superior de cada unidad o plataforma construida, recibiendo las cargas (pesos) superiores y transmitiéndolas a la parte inferior, hasta llegar al suelo; cada plataforma fue hecha con cámaras o recintos se parados por muros gruesos de adobe, estas cámaras fueron rellenadas con tierra, arena y deshechos con abundante “conchita” marina (Donnax), que por el tiempo, el viento y el agua, ahora las vemos diseminadas en las “huacas” que indican también haber sido principal recurso en la dieta alimenticia; en Batán Grande, he descubierto construcciones subterráneas, que por su poquísima profundidad, descarto provisionalmente que se trate de tumbas (¿acaso pasadizos ceremoniales secretos?)que nos recordarían a los construidos en el Formativo, como el caso del Templo de Chavín de Huantar; las grandes construcciones eran accesibles hasta la plataforma superior, mediante rampas (planos inclinados), aunque sabemos que conocieron la escalinata desde el año 1,000 a.C, como es el caso de huaca “La Lucía” de Pomac (Batán Grande) en donde se limpió en 1979 un formidable edificio de 24 columnas y una escalinata de 16 mts de ancho, 10 de profundidad y 5 mts de altura, nada menos que con 24 pasos o escalones; el hallazgo fue hecho, como es frecuente, por huaqueros, entonces financiados por el Sr Oswaldo Aurich Bonilla en los años sesenta(nuestro informante, ya fallecido); los ingenieros muchik de esta época que son conocidos como Cupisniques y otros nombres- aproximadamente unos 1,500 años antes de que los “mochicas arqueológicos” constituyeran la pirámide de Pampa Grande- también erigieron 24 columnas cilíndricas en “La Lucia” de 1.20 mts de diámetro utilizando adobes cónicos de 5 kgs. de peso cada uno; la tecnología de la contrucción monumental fue progresiva, complementada con fastuosas cámaras funerarias; en huaca “La Capilla” o “Huaca Fortaleza” de Pampa Grande, en 1925- durante las catastróficas lluvias- el campesino José Wenceslao Díaz (”Cunca”) descubrió en un fardo funerario los siete famosos jaguares de oro de estilo mochica con repujado de pallares en el cuerpo( inf.pers 1982: Víctor Baca Aguinaga); los constructores moche hicieron gala de sus conocimientos en ingeniería en este edificio de 300 mts por 155 mts. en su base Y 55 mts de altura que data del año 550 d.C; el proceso constructivo era el siguiente:
a. Construían la plataforma base, parecida a una gran caja de cerveza vacía, estas cámaras de adobe y muro ancho eran rellenadas con tierra, arena y material de deshecho (abundante “conchita” marina-Donnax).
b. Se colocaba luego una “parrilla de vigas de algarrobo (Prosopis pallida) como soporte o “zapata” de la segunda plataforma superior, y así sucesivamente.
c. En la parte superior se dispusieron columnas cuyo fuste y basamento se colocaba en cajas de adobe llenas de arena, dando la impresión de ser elementos antisísmicos. Las cajas basamento de las columnas de algarrobo han sido encontradas en huaca “El Corte” (Shimada: 1985), templo Cicán; en la “Huaca Grande” o “La Capilla”, a la que los norteamericanos han pretendido cambiarle de nombre (“La Fotaleza”), hemos encontrado losetas de arcilla cocida de 0.50 x 0.50 m x 4cms de grosor, que aún se utilizan como cubierta de pisos en viviendas tradicionales que hemos visto en Ferreñafe y Mórrope; las plazas ceremoniales están conformadas por la disposición de templos formando una “U”.

2.8.-GEODESIA EN LAS PIRÁMIDES MOCHE: MEDICIONES
REVELADORAS.

Desde el Horizonte Formativo, la ubicación y disposición de las construcciones rituales (templos) tuvieron una planificación relacionada a las constelaciones de la vía láctea y con planimetría geodésica (topografía en gran escala); en el caso del área lambayecana, he podido comprobar el alineamiento casi perfecto de las construcciones monumentales mochicas; para tal efecto he utilizado los mapas (cartas geográficas) del Instituto Geográfico Militar del Perú (escala: 1:100,000) uniendo las cartas “14 d- Chiclayo” y “14-C Chongoyape”; la alineación se da incluso uniendo “huacas” distantes unos cincuenta kms entre sí; las alineaciones a veces, no salen desde un mismo punto; el objetivo parece haber sido, seguir el movimiento del Sol, de tal manera que, en un mapa, las “huacas” se unen formando triangulaciones:
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- La huaca “La Capilla” de Pampa Grande, último centro de dirección política Moche (6° 45´27” Lat. Sur-79° 28.62´ Longitud Occidental-Greenwich), se encuentra distante 12.8 kms al nor-este de Sipán (Huaca “Rajada” (6° 47.85´ Lat. S-79° 35.76´ Longitud Occidental); ésta se encuentra en el mismo alineamiento (Oeste 17° Sur) con huaca “Sinán” de Eten (6° 53.02´ lat. Sur-79° 50.2´ Longitud Occidental.), a una distancia de 30 kms; las dos huacas “La Capilla” y “Rajada”, con ocupación mochica III, IV (ca.350-700 d.C.), parecen ser puntos de referencia más tempranos que “Sinán”; tomando como referencia “La Capilla, con rumbo Oeste-20° Norte, el alineamiento pasa exactamente por el centro del complejo de Cintu en cerro Pátapo, “cortando” el sitio de Tambo de Posope, magnifica construcción de adobe del período Inca Provincial, o quizás, reconstruido en ésta fase (35 m x 46 m); estos sitios, están en contexto espacial cercano con puntos estratégicos como las tomas de control de agua del antiguo canal Taimi (del muchik “Taymexu”, que fue un apellido nativo) que unió los ríos Chancay y La Leche (o Lamcarlech: “Cabeza de agua”, según muestra deducción);la huaca “Sinán” que E. Brüning fotografió casi intacta en 1904, conserva aún su volumétrica arquitectura; se alínea con el templo de Colluz en un rumbo de N° 36° E, distantes 13.5 kms (Colluz: 6° 46.86´lat. Sur-79° 46.42´ long. Occid.) y se une a través de 13 kms con el mismo rumbo con un vértice cercano al cerro de Luya de ocupación mochica; tenemos entonces un triangulo isósceles cuyos dos vértices restantes serían precisamente “La Capilla” y “Sinán”; desde aquí, con rumbo N° 39° E se forma un triangulo inscrito en el primero, con el vértice en el cerro “Dos Tetas” de Pomalca, contemporáneo con Sinán, y su otro vértice al Este, en “La Capilla”, pasando por dos pequeñas “huacas” denominadas “La Humedad” y “Huaca Brava” ( 6° 45.16´ Lat. Sur- 79° 40´ Long. Occi. (6° 45.16´ Lat. Sur- 79° 40´ Long. Occ. ), cercanas al pueblo de Pucalá, unos 2 kms al Sur Este.Otro triángulo inscrito se forma con los vértices en “La Capilla”, “Sinan” (pasando por “Huaca Rajada”) y “Colluz”, el que se une, en un alineamiento que pasa por dos pequeñas huacas conocidas como “Arbulú” y “Santa Rosa” (6° 46.04´Lat. Sur- 79° 38.13 Long. Occ.), en donde los huaqueros aseguran haber, encontrado tumbas mochicas; las huacas “Arbulú” , “Brava” y “Santa Rosa” se unen también en un alineamiento de N° 56° W a partir de “Huaca Rajada”; desde aquí, con alineamiento N 81° W encontramos a huaca “Alto Perú” y “Colluz”; similares orientaciones astronómicas hicieron los descendientes étnicos muchik: los Cicanes; estas mediciones las hizo el autor basado entre otros elementos de apoyo, los mapas del Instituto Geográfico Militar del Perú; otras mediciones hechas por el arqueoastrónomo Gary Urton de la Universidad Colgate de Nueva York en Enero de 1985 en la zona de Pomach -a quien acompañe con sus 15 estudiantes norteamericanos-, dan ya un derrotero conciso de la reproducción geodésica-arquitectónica de algunas constelaciones en el complejo Cicán de Pomac en Batan Grande, como “Las Cabrillas”, que Urton observó en aquella oportunidad y que Shimada ha planteado 10 años después (1995). Casí mil años después de la hecatombe del gobierno Moche en la Costa Norte del Perú y casi 300 de la desaparición del Estado Secular Cican, los incas tuvieron también la técnica de alinear sus “huacas, formando largas líneas imaginarias llamadas “Ceques” que partían de un solo punto (Coricancha) como rayos de una bicicleta; los “Ceques” tenían una función astronómica en el sistema calendario inca (Zuidema: 1964; Urton: 1984); similar sistema pudo existir desde el formativo tardío: en huaca “La Soledad” en un muro se encontró un dibujo que recuerda a los ceques cusqueños o, como dice su descubridor, “a las misteriosas marcas del desierto de Nazca” (Shimada: 1981: 41).


2.9.-EL MAUSOLEO DE SIPÁN Y SU FORTUITO DESCUBRIMIENTO:

En 1987 los vendedores de “Huacos” en el “Mercado Modelo” de Chiclayo, ofrecían máscaras funerarias mochicas de bronce oxidado y ceramios cuya procedencia era aún desconocida. Tuve la oportunidad de conversar con un vendedor de hierbas (curandero) de apellido Nolazco que me ofreció en venta una bella máscara con el rostro típico de las piezas metálicas de los moche; no logré adquirirla, pero fue valiosa su información al afirmar que procedía de Sipán, a unos 35 kms de Chiclayo. El fotógrafo Heinz Plengue se encargó de publicar parte de la verdad(1987;1990): que el pequeño mausoleo mochica fue descubierto por un sipaneño llamado Erniel Bernal Samamé; desde los primeros meses de aquel año, el furtivo buscador de “tesoros de huaca” o “entierros” ya daba cuenta de hasta dos o tres tumbas profanadas por él y sus hermanos; Bernal fue asesinado el 11 de Abril de 1987 en una infortunada incursión del arqueólogo Walter Alva con la Policía Nacional y el periodista Alejandro Guerrero de Panamericana Televisión de Lima que allanaron sus modesta vivienda en la madrugada en presencia de su esposa y menores hijos; la policía se encargó de archivar el caso que jamás pasaría al fuero judicial.Acto seguido, Alva instaló sus carpas en el pequeño montículo, de unos cinco metros de altura cuya condición de mausoleo mochica ya estaba declarada por la magnitud e las tumbas y los hallazgos de los huaqueros, cuyas piezas fueron a parar en manos del traficante italiano Enrico Polli que se animó incluso a instalar su museo privado “legalmente” inscribiendo su tesoro mal habido en el mismo Instituto Naci0onal de Cultura de Lima, amparado en la Ley 24027 o “Ley de Amparo al Patrimonio Cultural del Perú” que permite la colección de objetos de arte prehispànicos e históricos que adquieren legalidad con el solo acto de ser inscritos en las oficinas burocráticas del I.N.C. en donde operan grupos de arqueólogos y funcionarios, varias veces cuestionados. Es decir, la intuición de que el montículo podría guardar otras tumbas, era correcta y lógica; los métodos científicos de prospección y recolección de materiales (tiestos, etc) aquí no eran necesarios; por eso, nunca se hicieron; años después, por propia narración de mi amigo, el fallecido agricultor ferreñafano Agustín “Kiko” Torres Pérez, me enteré de que Bernal, cuando oficiaba de chofer en la ruta a la selva peruana, se hizo compadre de Torres; a él le encargó un par de costalillos “llenos de piezas de oro y huacos” que los colocó debajo de la vieja escalera de la casona “Townsend” que ocupaba en la Plazuela Elías Aguirre de Chiclayo; yo vi en 1994 un hermoso ceramio pequeño de un personaje mochica tuerto (con un ojo cerrado), que era la única pieza, que por superstición, el agricultor ferreñafano aceptó como obsequio: él estaba convencido del infausto final que tenían los saqueadores de tumbas prehistóricas; en aquel año, los arqueólogos del museo Brüning empiezan a excavar el pequeño montículo, en donde se sabe, se habían saqueado por lo menos, dos tumbas de Ciec Quics mochicas que fueron vendidas durante el primer gobierno de Alan García con el aval legal de la hoy moralizadora de talk shows, abogada Laura Bozo, entonces, funcionaria del I.N.C; entre las piezas adquiridas por Polli figuran las máscaras de oro que representan a la luna llena con dientes de colmillos; se ha dicho que los moches “idealizaron” a la luna con rostro de felino felino; creo que los moches en realidad, no la “idealizaron”; simplemente observaron nítidamente el rostro de un felino en la faz de la luna llena; he observado el fenómeno en luna llena, sin ayuda de prismáticos, durante el 22 de Enero del 2005, el 14 de Abril, 13 y 14 de Mayo, 12 de Junio y 10 y 11 de Julio del 2006, fechas en las que se puede observar con nitidez las famosas máscaras moche citadas; cuando los arqueólogos del museo Brüning y los mismos vecinos naturales del caserío Huaca Rajada ya sabían de que el montículo era un sarcófago moche, iniciaron excavaciones y encontraron una importante tumba a cuyo personaje central se le conoce ahora como “El Señor de Sipán”, que en un inicio sus descubridores equivocadamente le llamaron “El Guerrero” (Maeda: 1987); el descubrimiento no resulta ser entonces, enfatizo, producto de un proceso de investigación científica: prospección, análisis correlativo de material de superficie y finalmente, elección del sitió a excavar; aquí, ya casi medio mundo sabía que el montículo de Huaca Rajada, de apenas 5mts. de altura, era un mausoleo mochica. Otras piezas, incluso de oro, han sido observadas después en posesión de traficantes y coleccionistas; tuve la oportunidad de fotografiar una hermosa pieza que representa a un Ciec Quic moche, de unos 18 cms de altura y 250 grs de peso; la estólica se puede sacar fácilmente del brazo derecho que la sostiene; un individuo que se hacía llamar Tramontana Callangos, “Marqués de Guadacorte” de España logró llevar la pieza a Europa; la compró al Sr Edmundo Aurich Bonilla en Chiclayo por una cifra que no llegaba a los cuarenta mil dólares ( unos trece mil dólares); supe después que la habían subastado privadamente en Florencia(Italia) por casi medio millón de dólares.

3.0.-EL CIEC QUIC O GRAN SEÑOR DE SIPÁN:

Sipán es un pueblo que se ubica a escasos 20 minutos de Chiclayo; aquí en su campiña “Huaca Rajada” se alzan imponentes sus pirámides truncadas; una de ellas, de 50 x 70 mts. y 5m. de altura es el mausoleo que ha albergado a varios personajes de élite del Gobierno de Estado Regional mochica en el valle Chancay-Lambayeque; el mas promocionado, “El Señor de Sipán”, fue sepultado en una cámara funeraria de adobe de 5 x 5 mts, en cuyo fondo se colocó el féretro en un ataúd de madera de algarrobo, armado con grapas de bronce arsenical; el “Señor de Sipán” vivió en el siglo III (300 d.C.) y tuvo investidura militar y religiosa. Los rituales seguramente se celebraban por varios días siendo sepultado el Gran Señor, ya momificado, adornado con fastuosa ornamentación en donde predominaron el oro, tumbaga (aleación de oro y cobre), bronce arsenical, cuentas de piedras semipreciosas, etc.
En un nivel superior de ubicación 1137 vasijas, ofrendas con patética representación de personajes mochicas; cerca de la cobertura de madera de algarrobo de 17 vigas que protegía al ataúd, se encontró el esqueleto de un guerrero con los pies amputados, un anciano en posición fetal fue sacrificado, como especie de “guardián espiritual”.


8.2.-EL SARCÓFAGO Y EL SEÑOR:

El Señor de Sipán fue envuelto en un fardo y adornado con prendas y ornamentos con simbología de su alta investidura; pectoral de “chaquiras”, orejeras de oro y turquesas, un cubre mentón de oro, etc. Se encontraron hasta 11 pectorales de concha de diversos colores, un collar de esferas de oro, un impresionante collar de 20 monis (10 de oro a la derecha -Este- y 10 de plata a la izquierda-Oeste); en la mano derecha portaba un cetro de plata en la mano izquierda al igual, que dos lingotes sólidos de oro y plata, respectivamente; la posición del oro al Este y plata al Oeste, representaría el sentido de analizad y equilibrio; el sol y la luna, la vida y muerte, el día y la noche, el bien y el mal, etc. Como ofrendas humanas se exhumaron los esqueletos de un jefe militar, tres mujeres jóvenes de unos 20 años de edad, un niño de 10 años y un vigía: el séquito que acompañaría honrosamente al gran Señor hacia esotro mundo, según la concepción moche; también se colocaron dos llamas sacrificadas (Lama sp) y un perro con pelo corto (Cannis peruvianus) y piedras como el lapislázuli de Chile, conchas spondyllus ecuatoriana, oro explotado de los lavaderos de los ríos de la cuenca del marañón, etc; según el Dr. John Verano, antropólogo físico del Instituto Smithsomiano de EE.UU, la osamenta del Gran Señor de Sipán, presenta un cuadro de artritis aguda; entonces, la imagen recreada de este personaje por los artistas asesorados por los arqueólogos del Museo Brüning, de un hombre fuerte, musculoso, etc; está muy lejos de la realidad: un famélico hombre de unos 1.65 mts. de estatura que frecuentemente era cargado en andas de madera, su proceso artrítico, aún cuando no tenía unos 28 ó 30 años de edad, fue ocasionado por la falta de ejercicio continuo, aun en la época colonial, los curacas descendientes de estos personajes, acostumbraban ser cargados en hamacas o en andas, era un sacrilegio pisar el suelo; se sometían a largos períodos de ayuno con la consiguiente descalcificación de sus huesos y disminución proteínica en sus tejidos; su posición echado con la cabeza hacia el Sur y los pies al Norte, es típica en los entierros mochicas; el mausoleo de Sipán fue repositorio de tumbas de otros personajes: “El Viejo Señor de Sipán” del siglo I d.C. y “El Sacerdote” del siglo II d.C., atestiguan una periódica sucesión de gobernantes que fueron parte de una misma familia, posiblemente de legendario origen.

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