El primer horno metalúrgico del mundo podría tener su origen en Beersheva, Israel

Excavaciones del horno de Bersheva, en Israel. Foto/ Facebook Israel Antiquities Authority

Un nuevo estudio arqueológico muestra que hace unos 6.500 años Israel ya era una nación en marcha con un centro de I + D en metalurgia en Horvat Beter, Beersheba. Las excavaciones de rescate en la capital del desierto de Negev, realizadas en 2017, han puesto de relieve la existencia de talleres con hornos de fundición de cobre de 6.500 años de antigüedad (la evidencia más antigua) en lugar de  simples y pequeños crisoles portátiles.

“Esta era una alta tecnología para la época, no la había más sofisticada”, dice el profesor Erez Ben-Yosef, de la Universidad de Tel Aviv. "El paso del crisol al horno representó un avance tecnológico de vanguardia".

La metalurgia surgió en el Levante meridional durante la segunda mitad del V milenio a.C. Según Ben-Yosef, el hallazgo realizado cerca de Beersheba indica una gran evolución tecnológica, que va desde el método anterior de fundición de mineral mediante pequeños crisoles de cerámica hasta estos grandes hornos  enterrados y recién descubiertos.

El profesor Erez Ben-Yosef en su laboratorio de la Universidad de Tel Aviv.

"Tal innovación permitió un proceso de fundición en dos pasos  (fundición primaria en horno seguida de fusión/refinación en crisoles) en los talleres industriales descubiertos en varios asentamientos del área de Beersheba. Estos talleres estaban a cargo de artesanos altamente especializados que producían lingotes de cobre puro y algunos objetos ceremoniales", dice Ben-Yosef.

"No hay duda de que el antiguo emplazamiento de Beersheba jugó un papel muy importante en el avance de la revolución mundial del metal, y, por tanto, la ciudad fue en el V milenio a. C. una potencia tecnológica en toda esta región", dice Ben-Yosef en un comunicado de prensa de la Universidad de Tel Aviv.

Los hallazgos realizados fueron publicados en el estudio "Encendiendo el horno: nuevos conocimientos sobre las prácticas metalúrgicas durante el Calcolítico en el sur del Levante a partir de un taller de  fundición de cobre recientemente descubierto en Horvat Beter (Israel)", y publicado en Journal of Archaeological Science: Reports.

El yacimiento de Horvat Beter fue excavado antes de que se expandiera una zona de viviendas en Beersheba. “Los sorprendentes hallazgos incluyen un pequeño taller para fundir cobre con restos de un horno, una pequeña instalación hecha de estaño en la que se fundía mineral de cobre, así como una gran cantidad de escoria”, detalla Talia Abulafia, directora de la excavación en nombre de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Talia Abulafia, directora de excavaciones de la Autoridad de Antigüedades de Israel. Emil Aladjem.

El asentamiento de Horvat Beter se identifica con la cultura Ghassuliana del período Calcolítico, la cual es conocida por su fina y elaborada cerámica. Allí, el mineral de cobre en bruto se obtenía a 100 kilómetros de distancia, en Wadi Faynan (un lugar rico en minerales en Jordania), y era refinado mediante un proceso que Ben-Yosef llama "mágico".

"No consistía en arrojar, sin más, este mineral verde al fuego y esperar a que se convirtiera en cobre", explica Ben-Yosef a The Times of Israel. "La producción del mismo requería de un conocimiento sofisticado sobre el control de la temperatura, la mezcla de minerales y de muchos otros parámetros. El resultado final era como si fuera algo mágico: tomas una piedra y la conviertes en este maravilloso material brillante”, dice.

El estudio incluyó un análisis de los elementos de las cerámicas y la escoria realizado principalmente con un instrumento portátil de fluorescencia de rayos X, según el artículo publicado. El equipo estudió 14 fragmentos de crisol, 18 presuntos fragmentos de un horno y 26 piezas de escoria.

“Nuestros resultados demuestran claramente que el taller metalúrgico de Horvat Beter se dedicó únicamente a la fundición del cobre”, escriben los autores. Dicho estudio fue realizado por Ben-Yosef, Dana Ackerfeld y Omri Yagel, del Departamento de Arqueología y Civilizaciones del Antiguo Cercano Oriente Jacob M. Alkow, en la Universidad de Tel Aviv, junto con Talia Abulafia, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, el Dr. Yael Abadi-Reiss, el profesor Dmitry Yegorov y el Dr. Yehudit Harlavan, del Servicio Geológico de Israel.

Escoria de cobre encontrada en la excavación de Neveh Noy en Beersheba. (Anat Rasiuk / Autoridad de Antigüedades de Israel).

Un mago nunca habla

Las perlas de cobre y el uso del mineral de cobre como pigmento precedieron a su uso como metal purificado, cuya fabricación era "mágica". Ben-Yosef cree que los artesanos de Beersheba operaban en grupos similares a los gremios, los cuales guardaban cuidadosamente los secretos de sus talleres. Él cree que los artesanos eran un segmento de élite de la incipiente jerarquía social.

Había cierta diferencia entre los diferentes talleres de la zona: “Los distintos tamaños de los crisoles indican competencia entre los mismos, intentos de exploración tecnológica”, escriben los autores. Según el comunicado de prensa de TAU, "Un análisis químico de los restos indica que cada taller tenía su propia 'receta' especial, que no compartía con sus competidores".

Los artesanos comerciaban con las personas que vivían en el área jordana de las minas de cobre, a unos 100 kilómetros de distancia, a fin de obtener el mineral. Después de purificarlo en lingotes, es probable que el metal se llevara a otro lugar para moldearlo en objetos ceremoniales.

Ben-Yosef dijo que la innovación tecnológica del horno se basó en el trabajo científico y la experiencia de los artesanos en la fundición de cobre. Durante los últimos veranos, estudiantes de posgrado han intentado reconstruir hornos como los de Beersheba con el fin de replicar el antiguo modo de producción de cobre.

Experimento de la Universidad de Tel Aviv para recrear la tecnología de fundición de cobre de hace 6.500 años en Beersheba, 25 de junio de 2020 (Proyecto del Valle de Timna Central)

"En el mes de junio pasado, en medio de los bloqueos derivados por la pandemia del coronavirus, el equipo finalmente pudo, tras varios intentos, producir cobre con las metodologías utilizadas en Beersheba", señala Ben-Yosef.

Él mismo se maravilla de la capacidad que tenían los artesanos de Beersheba para producir el metal sin ayuda de conocimientos químicos o de herramientas modernas de medición. A este respecto, dijo que probablemente usaron "otras pistas", como el cambio en los colores de las llamas para saber cuándo se alcanzaba la temperatura perfecta.

“Lo que hacemos en nuestro laboratorio de Tel Aviv es tratar de obtener una imagen detallada de los cambios producidos a través del tiempo, cómo se sucedieron los mismos y cómo llegamos a tener nuevas ideas, todo lo cual sigue siendo relevante hoy en día”, explica Ben-Yosef. En este sentido, añadió que su laboratorio invierte muchos recursos en replicar metodologías del pasado.

“Ahora bien, a pesar de que lees artículos de investigación y crees que lo sabes casi todo, en una experiencia en tiempo real descubres que resulta muy diferente hacerlo”, y agregó que la metalurgia era la tecnología más exigente en aquella época.

La curiosidad pudo haber matado al gato, pero nos proporcionó un buen cobre

Ben-Yosef dice que, en contra de la opinión común, que mantiene que la innovación tecnológica es consecuencia de una necesidad y encontrar la forma de satisfacerla, es poco probable que los lingotes de cobre puro de Beersheba, así como los objetos hechos con ellos, se hayan empleado de manera utilitaria. El metal puro de cobre era demasiado blando y demasiado raro como para haber sido utilizado en la vida cotidiana, por ejemplo, hacer cuencos donde simplemente poner comida en la mesa.

Incluso los artículos de cobre puro que parecen "utilitarios" probablemente no lo eran. En el estudio, los investigadores examinaron las hachas y azuelas de cobre puro en busca de desgaste, pero sus bordes limpios indican que nunca se usaron.

Taller de fundición de cobre de hace 6.500 años en el barrio Neveh Noy de Beersheba. (Talia Abulafia / Autoridad de Antigüedades de Israel).

Ben-Yosef cree que los prístinos objetos "utilitarios" eran imitaciones de las herramientas de piedra que todavía se usaban comúnmente durante esta época. Estas imitaciones se habrían utilizado en ceremonias o para exhibirlas como símbolos de estatus social (los ejemplos más famosos de estos objetos ceremoniales se encontraron en 1960, cuando se descubrió un gran tesoro de unos 400 objetos de metal en la cueva de Nahal Mishmar, en el desierto de Judea, y que se halla en exhibición permanente en el Museo de Israel de Jerusalén).

“Yo encuentro todo esto bastante fascinante. La gente siempre piensa que la innovación viene por una necesidad, por ejemplo, crear herramientas para la agricultura o armas para ganar una guerra, pero aquí tenemos inventos tecnológicos relacionados con la curiosidad humana”, afirma.

"La noción de que 'algunas sociedades permitían a la gente ensayar con determinados materiales y encontrar cosas nuevas sin la presión de poner comida en la mesa' crea una imagen más matizada de estas sociedades antiguas, con resonancias que van mucho más allá del estudio científico de la fundición de cobre".

“La gente del pasado no era tan diferente de la actual, y lo vemos en la evolución tecnológica del metal”, concluye Ben-Yosef.

Fuente: timesofisrael.com | 4 de octubre de 2020

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Comentario por Jose MT el octubre 6, 2020 a las 7:05am

La nota por sí sola es muy interesante, y más aún si se toma en cuenta el valor principalmente estético que al parecer, se atribuía a muchos de los primeros objetos metálicos (según destaca una nota anterior, acá enlazada). Sin embargo, el título de esta reseña incurre en anacronismo y  descaradamente responde al chovinismo israelí, que ni siquiera está presente con igual fuerza en la fuente periodística. Se nota mucho la intención de vender este indeseable producto en el mercado ideológico internacional. Va tono con los tiempos de Trump y Netanyahu.

  Sin verdadera exactitud, pero con impropiedad algo menor, el título habría podido ser:

"Hace unos 6.500 años, la gassuliense [o al menos, Edom] ya era una nación en marcha con un centro de I + D en metalurgia".   

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 6, 2020 a las 11:52am

Estimado José de Teresa:

Debo decirle que disiento radicalmente de lo que me apunta. 

Primero, dice usted que el título incurre en anacronismo, pero no dice respecto a qué o por qué es anacrónico. Si la anacronía viene dada (debo suponer) porque en el artículo se dice que Israel era ya una nación en marcha hace 6.500 años, dado el centro de I+D metalúrgico que se ha hallado, no lo veo así, pues se ha matizado con el concepto "en marcha", y en todo caso tan anacrónico sería considerarlo así como aceptar el título alternativo que me propone.

Y segundo, lo tacha de chovinismo israelí sin aportar ningún argumento concreto, por lo que me hace suponer que es solamente porque en el título se hace referencia a que la antigüedad del hallazgo se verifica en el Estado de Israel. Viendo de nuevo el título que me propone, donde no se menciona al Estado de Israel, no puedo concluir otra cosa.

Y, por favor, dése usted cuenta que con su crítica manifiesta igualmente un prejuicio ideológico en contra del Estado de Israel de muy señor mío. ¿Qué pasa? ¿No se puede decir que en Israel se ha producido un hallazgo arqueológico relevante, porque, según usted, eso es estar en la onda política de Trump o Netanyahu? No me haga reir, y se lo digo con toda consideración. O sea, no se puede decir que se ha producido en Israel un hallazgo arqueológico digno de mención, pero sí de cualquier otro país (tal como hacemos en decenas y decenas de post que publicamos)? Sería absurdo, ¿verdad?

Un saludo

Comentario por Jose MT el octubre 6, 2020 a las 9:27pm

Estimado Guillermo,

Está claro que la nota da al vocablo Israel dos sentidos completamente distintos. El hecho es que se ha producido un hallazgo excepcional en el actual territorio israelí, como otros varios que ha habido allá. Pero adjudicar los vestigios, por ese único motivo, a una hipotética "nación israelita" de hace 4.500 años, es un non sequitur verdaderamente grosero e inocultable. El nombre más antiguo que yo conozco para ese territorio no es Israel, sino Edom, y sólo por eso lo mencioné antes. Tal vez Ud. pueda señalarme otro aún anterior, como el vago Mar.tu, pero por descontado que ninguno de ellos designa aproximadamente a Israel.

La confusión conceptual que Ud. difunde me parece, además, interesada. La propaganda del Times of Israel, que Ud. intenta defender ahora, le atribuye en exclusiva a los ancestros de un grupo actual muy determinado unas invenciones concretas --y a fortiori, una continuidad cultural-- que parecen ayunas de todo sustento científico. En resumen, se trata de conferirle a la actual "nación israelí" un pedigree que sencillamente no le corresponde hasta donde se sabe. Seguramente no ignora Ud. que la cultura gassuliense también se ha localizado en las actuales Palestina y Jordania, y que sus portadores pudieron dispersarse más tarde a regiones distintas.

¿Desde qué periodo es lícito hablar de una nación israelita? Según Ud. piensa, el grupo ya existía como tal desde una etapa anterior al Imperio Acadio, preservando una identidad reconocible hasta nuestros días. Pero ¿es que esto tiene alguna base? Verdaderamente le agradecería si puede ilustrarme, aunque no soy optimista.

Saludos

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el octubre 7, 2020 a las 2:33am

Estimado José de Teresa:

Tengo que decirle que tal parece que usted se lo guisa y usted se lo come (el conjunto de argumentos que me presenta), pues da por supuesto cosas que ni he dicho ni he suscribido de modo explícito.

Primeramente me critíca el título del post (a pesar de ser el mismo totalmente aséptico, pues es meramente informativo), y, seguidamente, tras mi respuesta, elabora usted una serie de consideraciones a partir de las cuales cualquiera diría que el contenido del artículo de The Times of Israel lo he elaborado yo (otro planteamiento de partida totamente absurdo).

Vamos a ver, Sr. de Teresa, en ningún momento yo he dicho que se pueda considerar que la nación de Israel ya existía propiamente en tiempos calcolíticos, pues tal conclusión es obviamente improcedente en términos histórico-políticos. Otra cosa es que el autor del artículo sugiera que hace unos 6.500 años Israel era una "nación en marcha". Cada uno dice -o no dice- lo que dice, así que trate usted de separar las cosas de modo adecuado.

Sin embargo, es verdad que le he dicho que no veía anacronismo en esta expresión, dado que el autor del artículo emplea el sintagma "nación en marcha", una fórmula muy genérica e imprecisa de referirse a unos orígenes del posterior desarrollo paulatino que habría de constituir la nación de Israel. Como quiera que dicho concepto apela a una generecidad de nación de carácter no político (como se sabe, o debería saberse, el término nación no es unívoco, sino que implica acepciones como pueden ser las de nación biológica, étnica y política, las cuales están de algún modo concatenadas), sino más bien a un concepto de nación de orden étnico o etnológico (cultura Ghassuliana) es por lo que no cabe ver anacronismo alguno. No estamos aquí ante un concepto de nación, como digo, de naturaleza política (la cual vendría históricamente después y tiene otros parámetros muy distintos y claros en su trascendencia), y por tanto no ha lugar a rasgarse ninguna vestidura porque se aluda a unos posibles orígenes que se ponen "en marcha" precisamente en un contexto de complejidad social y económica como es el que caracteriza a la cultura Ghassuliana.

En consecuencia, si alguna confusión conceptual hay es la que usted tiene, mezclándolo todo en una especie de totum revolutum, desde la no diferenciación sobre el significado y alcance del título y el contenido y autor del artículo, a la ideología (sionista) que usted dice ver en The Times of Israel y que me atribuye, de modo impertinente y sin venir a cuento, como defensor de la misma y de no se qué pedigree ridículo sobre los orígenes de la nación de Israel.  

Dada, pues, esta confusión que ostenta, mediatizada además por sus prejuicios ideológicos, debo decirle, con la mejor de mis consideraciones, que yo tampoco soy optimista en que usted se aclare o se ilustre con esta respuesta. 

Saludos

Comentario por Jose MT el octubre 7, 2020 a las 4:20am

Estimado Guillermo,

       Yo he criticado la nota y en consecuencia, su difusión literal en este sitio, al que sigo atribuyendo un interés por la ciencia pese a algún patinazo.

       Ahora dice Ud. que me ha faltado distinguir las responsabilidades del autor y del difusor (es decir, la suya propia), como acabo de hacer en mi segundo comentario, y no en el primero porque mi tema era otro: como he dicho, el contenido sustantivo de la nota.
   Me alegra que Ud. ahora se deslinde, en algún aspecto, de la nota que acá se ha publicado. Pero no me diga que habría debido hacerlo yo, cuando Vd. mismo habría podido hacerlo desde la publicación original en TA, o bien en su respuesta a mi primer comentario.  

   No tengo más que decirle, excepto agradecer su disposición permanentemente franca (hasta donde he podido ver), así como el divertido totum revolutum que ahora nos obsequia, y la intención amable de sus comentarios.

    Un saludo cordial.

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