El cambio climático alimentó el ascenso y la desaparición del Imperio Neo-asirio, la superpotencia del mundo antiguo

Asurbanipal, el último gobernante importante del Imperio Neo-asirio, no pudo evitar los efectos del cambio climático que sufrió. Crédito: Museo Británico, CC BY-ND.

La antigua Mesopotamia, la tierra legendaria entre los ríos Tigris y Éufrates, fue el centro de mando y control del Imperio Neo-asirio. Esta antigua superpotencia fue el imperio más grande de su tiempo, el cual duró del 912 a.C. al 609 a.C., en el territorio de lo que hoy es Irak y Siria. En su apogeo, el estado asirio se extendía desde el Mediterráneo y Egipto, en el oeste, hasta el Golfo Pérsico y el oeste de Irán, en el este.

Luego, en una sorprendente inversión de su fortuna, el Imperio Neo-asirio se desplomó paulatinamente desde su cenit (alrededor del 650 a. C.) hasta completar su colapso político en el lapso de solo unas pocas décadas. ¿Que pasó?

Imperio Neo-asirio a la muerte de Asurbanipal. En verde oscuro el pahitu / pahutu (provincias). En amarillo el matu (reinos de sujeto). En color crema el reino de Babilonia. Los puntos amarillos muestran otros reinos de sujeto. Los puntos negros muestran el pahitu / pahutu (provincias) del reino de Babilonia, y las provincias de letras marrones que existían previamente.

Numerosas teorías intentan explicar el colapso asirio. La mayoría de los investigadores lo atribuyen a la gran expansión imperial, las guerras civiles, los disturbios políticos y a la derrota militar asiria a manos de una coalición de fuerzas babilónicas y medas en el 612 a.C. Pero cómo exactamente estos dos pequeños ejércitos pudieron aniquilar lo que entonces constituía la fuerza militar más poderosa del mundo ha desconcertado a los historiadores y arqueólogos durante más de cien años.

Nuestra nueva investigación, publicada en la revista Science Advances, arroja luz sobre estos misterios. En la misma mostramos que el cambio climático fue la proverbial espada de doble filo que primero contribuyó al ascenso meteórico del Imperio Neo-asirio y luego a su precipitado colapso.

La visión de un artista del interior de un palacio asirio, basada en dibujos realizados en 1849 por Austen Henry Layard en el sitio de excavaciones del siglo XIX. Colecciones digitales de la biblioteca pública de Nueva YorkCC BY-ND

En auge hasta su inesperada ruina

El estado Neo-asirio era una potencia económica. Su formidable máquina de guerra contaba con un gran ejército permanente con caballería, carros y armamento de hierro. Durante más de dos siglos, los poderosos asirios emprendieron campañas militares implacables con una eficacia despiadada. Conquistaron, saquearon y subyugaron a las principales potencias regionales de todo el Próximo y Medio Oriente, al tiempo que cada rey asirio intentaba eclipsar a su predecesor.

Asurbanipal, el último gran rey de Asiria, gobernó este vasto imperio desde la antigua ciudad de Nínive, cuyas ruinas se encuentran al otro lado del río Tigris en el moderno Mosul, Irak. Nínive fue una metrópolis en expansión de un tamaño y grandeza sin precedentes, llena de templos y complejos de palacio, con jardines exóticos que eran regados por un extenso sistema de canales y acueductos.

Y luego todo terminó en unos pocos años. ¿Por qué?

Nuestro grupo de investigación quería investigar las condiciones climáticas durante los pocos siglos en que el Imperio Neo-asirio prosperó y finalmente colapsó.

(A) Observación de noviembre a abril (NA) de precipitaciones anómalas (con respecto a 1901-1980) durante uno de los episodios más graves de sequía de varios años (2006 / 7-2008 / 09) en el Mediterráneo oriental y Oriente Medio (EMME) (~ 30° a 40° N y 30° a 50° E). La extensión espacial  del imperio asirio en su apogeo (~ 670 a.C.) (línea discontinua), el corazón asiria tradicional (triángulo), y las ubicaciones de las ciudades modernas de Mosul (antigua Nínive) y Erbil (círculos amarillos ) se muestran junto con la ubicación de la cueva de Kuna Ba (estrella). 

(B) Las regiones sombreadas muestran el área delimitada entre las isoyetas de 200 y 300 mm para los períodos de sequía (2007–2009), húmedo (2009–10, 2013) y climatología media (1980–2010).

(C a E) Series temporales de noviembre a abril de anomalías de precipitación (% de desviación desde el periodo 1901–1980) en el  en el Mediterráneo oriental y Oriente Medio y el norte de Iraq (~ 33° a 38° N y 41° a 46° E) y desde los puntos de la cuadrícula más cercanos a Mosul (~ 36.5° N y 43.1° E) y la cueva de Kuna Ba (~ 35° N y 45° E). 

Imagen del clima hace 2.600 años

A fin de obtener datos sobre los patrones de lluvia en el norte de Mesopotamia, recurrimos a la cueva Kuna Ba, ubicada cerca de Nínive, donde nuestros colegas recolectaron muestras de las estalagmitas. Estas son estructuras en forma de cono que apuntan hacia arriba desde el piso de la cueva. Crecen lentamente, desde cero, a medida que el agua de lluvia cae del techo de la cueva, depositando minerales disueltos.

El agua de lluvia contiene isótopos pesados y ligeros de oxígeno, es decir, átomos de oxígeno que tienen diferentes cantidades de neutrones. Las variaciones sutiles en las relaciones de isótopos de oxígeno pueden ser indicadores sensibles de las condiciones climáticas en el momento en que cayó originalmente el agua de lluvia. A medida que crecen las estalagmitas, fijan en su estructura las proporciones de isótopos de oxígeno del agua que se filtra en la cueva.

De modo minucioso hemos reconstruido la historia climática del norte de Mesopotamia mediante una perforación cuidadosa de las estalagmitas a través de sus anillos de crecimiento, que son similares a los de los árboles. En cada muestra, pudimos medir las relaciones de isótopos de oxígeno y construir una línea de tiempo sobre cómo cambiaron las condiciones climáticas. Eso nos dio un orden de eventos, pero no nos decía la cantidad de tiempo que transcurrió entre ellos.


Afortunadamente, las estalagmitas también atrapan uranio, un elemento que siempre está presente en pequeñas cantidades en el agua infiltrada. Con el tiempo, el uranio se descompone en torio a un ritmo predecible. Entonces, los expertos en datación de nuestro equipo hicieron mediciones de uranio y torio de alta precisión en las capas de crecimiento de las estalagmitas.

Estos dos tipos de mediciones nos permiten anclar el registro climático a un calendario preciso de años.

Las capas de una estalagmita registran las condiciones climáticas de la época en que fueron creadas. Ashish SinhaCC BY-ND

Período húmedo inusual, luego una gran sequía

Ahora era posible realizar una comparación directa del registro climático derivado de las estalagmitas con los registros históricos y arqueológicos de la región. Queríamos ubicar los eventos clave de la historia neo-asiria en el contexto de largo plazo de nuestra reconstrucción climática.

Descubrimos que la fase de expansión más significativa del estado Neo-asirio se produjo durante un intervalo de dos siglos de clima anómalamente húmedo, en comparación con los 4.000 años anteriores. Llamado período megapluvial, este periodo de lluvias inusualmente altas fue seguido inmediatamente por otro de grandes sequías entre principios y mediados del siglo VII a.C. Estas condiciones de sequía fueron tan severas como las recientemente acontecidas en Irak y Siria, pero aquéllas duraron décadas. El período que marca el colapso del Imperio Neo-asirio se produjo dentro de ese espacio de tiempo de sequías graves.

Teniendo en cuenta la advertencia de que tal correlación no implica causalidad, estábamos interesados en comprobar cómo este cambio climático salvaje -con un período inusualmente lluvioso que terminó en sequía- pudo haber influido en el imperio.

Si bien el estado Neo-asirio fue enorme en sus últimas décadas, su núcleo económico siempre se limitó a una región bastante pequeña. Esta área relativamente reducida del norte de Mesopotamia sirvió como fuente principal de ingresos agrícolas y posibilitó las campañas militares asirias.


Argumentamos que casi dos siglos de condiciones inusualmente húmedas en esta región semiárida permitieron que la agricultura floreciera y dinamizara la economía asiria. El clima actuó como un catalizador en la creación de una densa red de asentamientos urbanos y rurales en las zonas inestables que anteriormente no habían sido capaces de impulsar la agricultura.

Nuestros datos muestran que este período húmedo terminó abruptamente y el péndulo se balanceó hacia el otro lado. En medio de grandes sequías recurrentes, el núcleo asirio y sus tierras interiores habrían estado envueltos dentro de una "zona de incertidumbre", un corredor de tierra donde la lluvia era muy errática y cualquier agricultura de secano conllevaba un gran riesgo de fracaso de los cultivos.

Tales repetidos fracasos en los cultivos probablemente exacerbaron los disturbios políticos en Asiria, paralizando su economía y empoderando a los estados rivales adyacentes.

Clima incierto, crecimiento insostenible

Nuestros hallazgos tienen implicaciones actuales. En los tiempos modernos, la misma región que una vez constituyó el núcleo asirio ha sido, en tiempos recientes, golpeada repetidamente por sequías de varios años. La catastrófica sequía de 2007–2008 en el norte de Irak y Siria, la más severa en los últimos 50 años, provocó la pérdida de cosechas de cereales en toda la región.

Semejante sequía ofrece una idea de lo que los asirios sufrieron a mediados del siglo VII a.C. Y el colapso del Imperio Neo-asirio ofrece una advertencia a las sociedades actuales.

El cambio climático llegó para quedarse. En el siglo XXI las personas tienen lo que los neo-asirios no tenían: el beneficio de la retrospectiva y muchos datos de observación. El crecimiento insostenible en regiones políticamente volátiles y con escasez de agua es una experiencia probada para el desastre.

Autores:

. Profesor de Ciencias de la Tierra y el Clima, Universidad Estatal de California, Dominguez Hills

Profesora Asociada de Cambio Ambiental Global, Universidad Xi'an Jiaotong

Fuente: theconversation.com | 13 de noviembre de 2019

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Adam Schneider durante el trabajo de campo en Jordania. Crédito: Adam Schneider / CIRES

Entrevista con Adam Schneider, de la Universidad de Colorado, y coautor del trabajo de investigación

P: ¿Qué papel jugó el Imperio Asirio en la historia global?

R: Hay gente en la comunidad arqueológica que dicen que el Imperio Neo-Asirio fue la primera superpotencia en la historia del mundo. El Imperio Neo-asirio (912-609 a.C.) fue la tercera y última fase de la civilización asiria. Era, con mucho, el imperio más grande de la región hasta ese momento, controlando gran parte del territorio que va desde el Golfo Pérsico hasta Chipre. Los asirios eran básicamente como el 'Imperio' de la película Star Wars, eran la máquina que todo lo devora.

También ostentaban una increíble habilidad como hidroingenieros. Los asirios fueron en gran parte responsables de la forma en que ahora funciona el drenaje de la cuenca del río Tigris, pues rehicieron por completo los flujos naturales de agua de ese paisaje utilizando acueductos y otras infraestructuras hidráulicas. Sorprendentemente, algunas de estas características todavía funcionan hoy.

P: ¿Cómo provocó una cultura este poderoso colapso?

R: En las últimas décadas del Imperio Neo-asirio, su civilización estuvo plagada de inestabilidad política, guerras civiles e invasión por ejércitos externos. Nuestro estudio muestra que los factores relacionados con el clima subyacen a todo esto.


El Imperio Neo-asirio fue construido durante una época de fuertes precipitaciones y cosechas exitosas. Pero ahora podemos decir, a partir de los registros climáticos, que dicha civilización experimentó una serie de grandes sequías que probablemente desencadenaron su colapso, al debilitarse la agricultura y amplificarse el conflicto. El impacto de las sequías en esta región dependía de dónde estaban ubicados los asirios en el norte de Irak. El río Tigris está tan profundamente recortado en el suelo circundante que no se podía practicar el riego a gran escala. Es por eso que las lluvias eran tan cruciales para sus vidas. Los asirios eran mucho más vulnerables a los impactos de una sequía prolongada y severa que las personas que vivían río abajo.


P: ¿En qué se diferencian estos hallazgos de investigaciones anteriores?

R: Nuestro equipo analizó el agua de goteo que se fosilizó en dos estalagmitas en la cueva de Kuna Ba, en el norte de Irak. Debido a que la composición de isótopos de oxígeno y carbono en diferentes capas de las formaciones de cuevas se puede usar para inferir cambios en la precipitación a una resolución temporal alta, hemos obtenido un conjunto de datos mucho mejor que cualquier otra cosa que hayamos tenido anteriormente. Y debido a que el registro de isótopos llega hasta 2007, hemos podido correlacionar las relaciones estables de isótopos de carbono y oxígeno con la información climática instrumental moderna de la región. Esto nos ha permitido comparar los datos de isótopos modernos con los de capas antiguas. Ahora sabemos que las sequías asirias comenzaron décadas antes de lo que habíamos pensado anteriormente, y también que el período anterior al inicio de las sequías fue uno de los más húmedos en toda la secuencia de aproximadamente 3800 años.

Sargón II (a la derecha) con su hijo el príncipe Senaquerib en un bajorrelieve de Dur-Sharrukin  (Museo del Louvre).

Por ejemplo: el rey Senaquerib, que gobernó desde 705 hasta 681 a.C., era conocido por construir canales masivos y otras estructuras. En nuestro trabajo anterior sobre la cuestión de las sequías en la antigua Asiria, yo y mi colega, el Dr. Selim Adali, lo habíamos visto inicialmente como un gobernante miope que había perseguido objetivos políticos a corto plazo a expensas de la resistencia a la sequía a largo plazo, y puso en marcha una cadena catastrófica de eventos como resultado. Pero con estos nuevos datos, ahora creemos que Senaquerib probablemente ya estaba experimentando sequías severas cuando era rey, y de hecho puede haber estado tratando de hacer algo con respecto a esta calamidad ambiental. ¡Así que mis colegas y yo bromeamos acerca de emitir una carta de disculpas a Sennacherib por el malentendido!


P: ¿Cómo acabaste en esta área de investigación: en esta encrucijada entre el clima y la historia?

R: La arqueología ha sido mi pasión desde que era un niño pequeño. Del ángulo climático yo no quería formar parte porque ese era el negocio familiar: mi padre era climatólogo y yo no quería competir él. Pero en el verano de 2010 falleció repentinamente. En ese momento no tenía un proyecto de disertación claro y comencé a repensar la idea de observar los impactos climáticos en los pueblos antiguos. Así es como comenzó todo, como un homenaje a mi padre. Terminé yendo a un centro de investigación en Turquía y me enganché. De hecho, rápidamente me gané el sobrenombre de "el chico del clima", ya que los historiadores venían a preguntarme si su investigación tenía alguna base climática.

P: ¿Ha habido otros momentos en la historia, en otros lugares, donde los eventos climáticos afectaran a la estructura política como en Asiria?

A: La Revolución Francesa es un ejemplo. En los dos años anteriores a la Revolución Francesa, el mal tiempo provocó una serie de malas cosechas, las cuales, junto con otros factores, ayudaron a disparar el precio del pan, especialmente en París. Otro ejemplo es el US Dust Bowl en la década de 1930. Vimos una migración masiva como resultado de factores climáticos y económicos durante la Gran Depresión, causando grandes cambios, pues impulsó el desarrollo y la agricultura en el sur de California. La pregunta no es: "¿Tuvo impacto el clima?", sino: "¿Cómo, por qué y qué tan importante es el clima junto con los otros factores?".

P: ¿Qué pasa en la actualidad?

R: Si nos fijamos en el registro, las grandes sequías que sufrió el Imperio Neo-asirio, y que he llamado la fase seca asiria tardía, es uno de los dos períodos más extremos de condiciones secas en toda una secuencia de 3.800 años para el norte de Iraq. El otro periodo se constituye en la actualidad. Nuestra hipótesis de trabajo  es que este último está siendo impulsado, al menos en parte, por el cambio climático antropogénico.

Obviamente, hoy Iraq es un lugar muy diferente de lo que fue en 700 a.C. Pero no es difícil mirar a las dificultades de ese país,respecto de su estabilidad política interna y su lucha sectaria, y pensar que el inconveniente adicional de la sequía puede causar más problemas en esa región.

Fuente: Universidad de Colorado | 13 de noviembre de 2019

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el diciembre 12, 2019 a las 7:47pm

La megasequía de 60 años que venció a todo un imperio

Relieve de Asurbanipal, procedente del Palacio Noroeste de Nimrud.Sala del trono B, alabastro. British Museum, Londres.

En una tablilla de arcilla de hace 2.700 años, el astrólogo y sacerdote Akkulanu escribía al rey asirio Asurbanipal sobre los varios años de sequía que venían sufriendo: "En cuanto a las escasas lluvias de este año y que no hubiera cosecha; es un buen augurio para la vida y bienestar del rey mi señor". Pero la sequía acabó durando 60 años y fue decisiva para que la ciudad de Nínive y con ella todo el Imperio Neo-asirio colapsaran en el 612 antes de esta era. Y no fue la primera gran civilización que cayó ante los vaivenes del clima, ni la última.

"La megasequía afectó al núcleo del Imperio neoasirio, en lo que hoy es el norte de Irak y Siria", dice el investigador de la Universidad Estatal de California (EE UU), Ashish Sinha. Las sequías actuales de varios años en esta región, como las de 1999-2001 o 2007-2010 ofrecen una visión de lo que pudo ser la neo-asiria de mediados del siglo VII a.C. La suya era una agricultura cerealista de secano y no disponía de la irrigación artificial de las ciudades del sur levantadas entre los ríos Tigris y Éufrates. "Debieron sucederse frecuentes malas cosechas y masivas muertes de ganado, como las sucedidas en 2007-2010. La falta de cosechas durante la megasequía debió exacerbar la inestabilidad política en Asiria, alimentando tensiones preexistentes dentro de la sociedad neo-asiria y entre los neo-asirios y los pueblos sojuzgados, como babilonios y medos", explica Sinha, principal autor de un estudio que vincula la gran sequía con la caída del imperio Neo-.... Fue precisamente una alianza entre babilonios y medos la que terminó por arrasar la mítica Nínive, actual Mosul.

La conexión entre clima y política la hallaron en estalagmitas de una cueva del norte de Irak. Las formaciones, de hecho, funcionan como estaciones meteorológicas naturales, capaces de registrar las lluvias y la humedad ambiental de los últimos 4.000 años. Esta información no estaba disponible años atrás, así que la historiografía convencional dejaba a un lado el factor climático. No fue hasta 2014 cuando se planteó que debió tener un papel destacado.

"Pero no teníamos datos paleoclimáticos del propio Irak de aquel tiempo, por eso este estudio es tan importante, ya que ofrece la primera evidencia de que, en efecto, hubo una gran sequía durante el periodo de declive del Imperio Neo-asirio", comenta en un correo el paleoclimatólogo de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU) Adam Schneider, especializado en encontrar conexiones entre el clima y el ascenso y caída de las civilizaciones antiguas y el primero en conectar la sequía con el destino del Imperio Neo-asirio.

Este coral fosilizado recuperado del golfo Pérsico registró los cambios de vientos de hace 4.100 años que afectaron al Imperio acadio. UNIVERSIDAD DE HOKKAIDO


Más al sur de Nínive y dos milenios antes, floreció en la baja Mesopotamia el Imperio Acadio, iniciado por Sargón I de Acad. Ahora, un análisis de corales fosilizados en el actual golfo Pérsico muestra que hace 4.100 años el patrón de los vientos cambió y el temido shamal, el viento del norte, se hizo tan persistente que las tormentas de arena y la falta de lluvias debieron arruinar las cosechas año tras año.

También fue un cambio en el ciclo del monzón lo que pudo empujar a los habitantes de Harappa (en el actual Punjab) y otras ciudades de la cultura del valle del Indo a abandonarlas y refugiarse en las laderas de las montañas. Y cada vez hay más evidencias de que la sequía tuvo mucho que ver en el colapso de la civilización maya.

"La historia de la sequía que afectó al imperio Neo-asirio es solo uno de los muchos ejemplos en los que las sequías o megasequías han contribuido al colapso de civilizaciones o imperios agrarios bien conocidos", comenta el profesor de la Universidad de Michigan, Jonathan Overpeck (izquierda).

"En ocasiones, las antiguas sequías fueron uno de los factores que llevaron al colapso y por eso son una lección importante para el futuro. Muchas regiones del planeta, incluyendo el suroeste de América del Norte, Australia, el sur de África, la región mediterránea u Oriente Medio se están volviendo poco a poco más áridas debido al cambio climático antropogénico y serán aún más áridas si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero a la atmósfera", añade este premio Nobel como miembro del grupo de científicos autores de varios informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, IPCC.

En el reverso de la moneda climática, el del frío, recientes investigaciones señalan que una mini edad de hielo entre los siglos V y VII, en la que la temperatura media bajó en 4º, impactó el curso de la historia al inicio de la Edad Media. Incluso, el clima, en este caso el enfriamiento global tuvo mucho que ver con el fin del Imperio romano. Al menos esa es la tesis que mantiene el científico e historiador Kyle Harper (derecha) en su obra El fatal destino de Roma (Editorial Crítica), publicado este año.

"Cada día aprendemos algo nuevo sobre el paleoclima, cómo cambió y cómo impactó a sociedades humanas como la del Imperio Romano", cuenta Harper. "En general, las temperaturas cálidas, húmedas y estables tienden a favorecer la productividad agraria, que era la base de la economía en la antigüedad. Mientras, el frío y las sequías, la inestabilidad térmica, tienen un impacto negativo en la agricultura", explica.

Hay otro elemento muy relacionado con los vaivenes climáticos y es la propagación de enfermedades. "Ahora empezamos a comprender lo complicados que son los sistemas naturales. Uno de los mayores impactos del cambio climático [en tiempos de Roma] fue su influencia en la esfera de los patógenos. Se produjeron, muy probablemente, fuertes conexiones entre cambio climático, por un lado, y enfermedades epidémicas, por el otro", sostiene Harper.

Pero, ¿pueden unas tormentas de arena o una sequía de 60 años acabar con una civilización no agraria y tan tecnológica como la actual? "Claro que hoy somos más conscientes de las posibles amenazas que en el pasado. Pero también estamos mucho más interconectados", recuerda Troy Sternberg (izquierda), de la escuela de geografía y medioambiente de la Universidad de Oxford. Sternberg publicó en 2012 un estudio que vinculaba la sequía en una de las principales zonas .... Los chinos tuvieron que comprar el trigo fuera y su demanda elevó los precios hasta el punto de que otros muchos países, como Egipto, no pudo pagarlos.

"En nuestra economía altamente globalizada, podríamos ver en las próximas décadas que una sequía en una parte del mundo tiene un impacto en sociedades del resto del planeta que no estén sufriéndola directamente", recuerda Adam Schneider, el primero que conectó la megasequía con la caída del imperio de Asurbanipal.

Fuente: elpais.com | 12 de diciembre de 2019

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