La salida de África de los primeros humanos modernos se adelanta 50.000 años merced a un maxilar hallado en la cueva de Misliya, Israel

La historia de nuestra especie se parece cada vez menos a lo que nos enseñan los libros te texto. Todo un abanico de nuevos descubrimientos, en efecto, lleva ya varios años revolucionando lo que los investigadores sabían, o creían saber, sobre los primeros Homo sapiens, esto es, los primeros humanos como nosotros.

Foto: Reconstrucción virtual de la mandíbula hallada en Misliya.

(Gerhard Weber, University of Vienna)

La última sorpresa nos llega de Israel, donde un numeroso equipo internacional de investigadores, capitaneado por Israel Hershkovitz (izquierda), de la Universidad de Tel Aviv, ha encontrado el fósil de humano moderno más antiguo que se conoce fuera de África. De hecho, el hallazgo, que se publica esta semana en Science, sugiere que nuestros primeros antepasados directos abandonaron el Continente Negro por lo menos 50.000 años antes de lo que se creía.

El fósil, una mandíbula superior que conserva casi intactos varios de sus dientes, fue encontrado en la cueva de Misliya, en Israel, una de las muchas con restos prehistóricos del Monte Carmelo. Para estar completamente seguros de su antigüedad, los paleontólogos estudiaron el fósil y los restos arqueológicos asociados con varios métodos de datación diferentes. Y el sorprendente resultado fue que el maxilar tiene una edad comprendida entre los 200.000 y los 175.000. Lo cual significa que los humanos modernos salieron de África por lo menos 50.000 años antes de lo que se pensaba.

 

Foto: Vista de la cueva de Misliya. Está ubicada a 90 metros por encima del nivel del mar y forma parte de una serie de cuevas prehistóricas localizadas en las laderas occidentales del Monte Carmelo, en Israel. (Mina Weinstein-Evron, Haifa University).

"Misliya es un descubrimiento excitante -afirma Rolf Quam  (derecha), de la Universidad de Binghantom (Nueva York) y coautor del estudio-. Y nos proporciona la evidencia más clara que tenemos hasta ahora de que nuestros antepasados emigraron de África mucho antes de lo que creíamos. También significa que los humanos modernos pudieron encontrarse e interactuar con otros grupos humanos arcaicos durante un periodo de tiempo mucho más largo, lo que les proporcionó más oportunidades para intercambios culturales o biológicos". Los investigadores analizaron al detalle los restos fósiles con microtomografías computerizadas y elaboraron modelos virtuales en 3D para compararlos con otros fósiles de homínidos de África, Europa y Asia.

"A pesar de que los detalles anatómicos del fósil Misliya son totalmente consistentes con los humanos modernos -afirma Quam-, algunas de sus características también se encuentran en neandertales y otros grupos humanos. Uno de los mayores desafíos de este estudio fue, precisamente, identificar las características de Misliya que solo se encuentran en humanos modernos. Esos son los rasgos que nos proporcionan la pista más clara de cuál es la especie que representa el fósil".

Foto: El maxilar izquiero de Misliya conserva todos los dientes a excepción del incisivo central. La forma y estructura de los dientes y de la dentina proporcionó datos importantes con respecto a la definición de Homo sapiens. (Israel Hershkovitz, Tel Aviv University).

Foto: Maxilar de Homo sapiens hallado en la cueva Misliya de Israel. Tiene entre 177.000 y 194.000 años de antigüedad. (Israel Hershkovitz / Universidad de Tel Aviv)

Hábiles cazadores

Los restos arqueológicos asociados a la mandíbula revelan, además, que los habitantes de la cueva eran hábiles cazadores de especies de caza mayor, controlaban el fuego y manejaban un "kit" de herramientas propias del Paleolítico Medio Temprano, muy similar al encontrado junto a los restos de los primeros humanos de nuestra especie en África.

A pesar de que con anterioridad ya se habían encontrado dentro de África fósiles de humanos modernos incluso más antiguos, el momento y las rutas seguidas por Homo sapiens en su migración fuera del continente negro siguen envueltas en niebla. Y ambas resultan de vital importancia para comprender cómo fue la evolución de nuestra propia especie. Se sabe que Oriente Medio representó un importante "corredor migratorio" para varias especies de homínidos durante el Pleistoceno, y que la región fue ocupada, aunque en momentos distintos, tanto por humanos modernos como por neandertales.

Por eso, los investigadores creen que el descubrimiento de Misliya abre las puertas a nuevas teorías y posibilidades, como la del reemplazo demográfico o la mezcla genética con poblaciones locales mucho antes de lo que se pensaba. De hecho, el hallazgo del fósil encaja a la perfección con las recientes sugerencias, basadas únicamente en análisis de ADN antiguo, de que tuvo que haber una migración anterior a la que conocemos, de unos 220.000 años de antigüedad.

Fuente: José Manuel Nieves | ABC, 25 de enero de 2018

Los primeros Homo sapiens fuera de África

Fuente: CENIEH - Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, 25 de enero de 2018

La revista Science publica hoy el estudio y la datación de restos fósiles humanos hallados en la cueva de Misliya (Israel) que sugieren que la primera salida de nuestra especie del continente africano se produjo al menos 60.000 años antes de lo documentado hasta ahora. Se trata de un trabajo llevado a cabo por un equipo internacional en el que han participado científicos procedentes de tres instituciones burgalesas: el CENIEH, el MEH y la UBU.

Científicos españoles forman parte del equipo internacional que acaba de publicar en la revista Science un estudio sobre los restos fósiles de humanos modernos más antiguos hallados fuera de África. Se trata de un fragmento maxilar izquierdo que preserva la dentición, descubierto en la Cueva de Misliya (Monte Carmelo, Israel), cuyo rango de edad, entre 177.000 y 194.000 años, sugiere que la primera migración de nuestra especie fuera del continente africano se produjo al menos 60.000 años antes de lo documentado hasta ahora.

El trabajo, liderado por Israel Hershkovitz de la Universidad de Tel Aviv (Israel), es el resultado de una colaboración entre investigadores procedentes de varias instituciones internacionales de América, Europa, Asia y Oceanía, entre los que se encuentran Jose Mª Bermúdez de Castro, Mathieu Duval, María Martinón-Torres y Laura Martín-Francés, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH); Juan Luis Arsuaga, del Museo de Evolución Humana (MEH), así como José Miguel Carretero, Laura Rodríguez y Rebeca García, de la Universidad de Burgos (UBU).

Hasta ahora, los restos más antiguos de Homo sapiens fuera de África se habían identificado en el Corredor Levantino y en China, y estaban datados entre 80.000 y 120.000 años. “Este nuevo descubrimiento en Misliya sitúa la primera migración de nuestra especie cerca de los 200.000 años. Estamos descubriendo la parte no-africana de nuestra historia más temprana” declara María Martinón-Torres, directora del CENIEH, quien en 2015 ya había participado, junto a Bermúdez de Castro, en el descubrimiento de los Homo sapiens más antiguos de China.

Inequívocamente ‘sapiens’

Afortunadamente, el techo de la cueva Misliya colapsó hace unos 160.000 años y protegió el fósil humano y los artefactos arqueológicos enterrados en los sedimentos hasta el día de hoy. La rica evidencia arqueológica revela que los habitantes de la cueva de Misliya eran cazadores de grandes especies como uros, gamos persas y gacelas, controlaban la producción de fuego en hogares, utilizaban ampliamente las plantas y elaboraban utillaje lítico del Paleolítico medio temprano, empleando sofisticadas técnicas innovadoras, similares a las encontradas con los primeros humanos modernos en África.

Para determinar la especie a la que pertenece el maxilar de Misliya, los investigadores han realizado tanto mediciones antropológicas clásicas del maxilar y los dientes, como análisis mediante tomografía y microtomografía axial computarizada que han permitido estudiar la anatomía interna del fósil y la comparación de su forma mediante reconstrucciones y modelos virtuales en 3D.

La comparación con fósiles de homínidos africanos, europeos y asiáticos y con poblaciones humanas recientes, ha mostrado que este fósil pertenece inequívocamente a un humano moderno arcaico. “Ni el maxilar ni los dientes comparten ninguno de los rasgos que caracterizan a otras especies humanas, incluyendo a los singulares neandertales”, comenta José Miguel Carretero, director del Laboratorio de Evolución Humana (LEH) de la Universidad de Burgos.

Recientemente se publicaban los fósiles de Jebel Irhoud (Marruecos), con 300.000 años de antigüedad, y sus descubridores planteaban su posible atribución a nuestra propia especie. Pero como explica Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana, los fósiles africanos anteriores a Misliya, como los de Jebel Irhoud, podrían considerarse más bien pre-sapiens, y “en mi opinión, son antepasados de nuestra especie, pero no pertenecen a ella, lo que todavía le da más importancia al hallazgo de Israel."

Datación directa de los fósiles

Con el objetivo de determinar su edad, se ha realizado la datación directa de un diente del maxilar mediante los métodos de Series de (U-Th) y Resonancia Paramagnética Electrónica (más conocido por su acrónimo en inglés, ESR). Parte de este trabajo se ha llevado a cabo en los laboratorios del CENIEH por el geocronólogo Mathieu Duval (izquierda), dentro del marco de un proyecto de investigación europeo.

“Para conseguir una datación fiable, se ha tenido que desarrollar un protocolo especial que permitiera limitar el aspecto destructivo del método, similar a lo utilizado recientemente para datar los restos de Homo naledi, en Suráfrica”, explica Duval, actualmente investigador en la Universidad de Griffith (Australia).

Foto: Gerhard Weber, University of Vienna

La importancia de este trabajo, en el que han participado también otros miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA), como Rolf Quam de la Universidad de Binghamton (EE.UU.) y Carlos Lorenzo, de la Universidad Rovira i Virgili, permite posicionar al equipo científico español en la vanguardia de los estudios sobre evolución humana, particularmente en materia de paleoantropología y datación de los asentamientos prehistóricos del circunmediterráneo.

Para la realización es este trabajo, el equipo español ha recibido financiación del Ministerio de Economía y Competitividad (CGL2015-65387-C3-2-3-P MINECO/FEDER), la Fundación Atapuerca y la Comisión Europea (Marie Curie IOF 626474)

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 26, 2018 a las 5:42pm

¿Cuándo nos expandimos fuera de África? El yacimiento de Misliya y ...

De acuerdo con todas las evidencias, nuestra especie surgió en África hace entre 300.000 y 200.000 años. Si admitimos que los restos de Jebel Irhoud (Marruecos), cuya antigüedad se cifra en unos 315.000 años, pertenecieron a Homo sapiens estaríamos en torno a la cifra más antigua relacionada con el origen de nuestra especie (ver post de 13 de junio de 2017, en este mismo blog). Y si aceptamos las estimaciones de los genetistas, el origen estaría girando en torno a los 200.000 años. Por otro lado, se acumulan evidencias de la expansión de nuestra especie fuera de África hace unos 120.000 años a través del estrecho de Bab el-Mandeb, que se localiza entre los actuales estados de Djibouti y Yemen. En aquella época, pudo existir un paso franco a través de un puente por tierra firme. Desde ese lugar y hasta los confines de Australia, se puede seguir el camino de nuestros ancestros gracias a un cierto número de yacimientos.

Imagen digitalizada del maxilar Misliya-1. Fuente: Science

 

La expansión de Homo sapiens por el Corredor Levantino pudo comenzar antes, como se explica en un artículo recién publicado en la revista  Science. El científico Israel Hershkovitz, líder de este trabajo, dirigió las excavaciones en el yacimiento de Misliya, donde hace pocos años se encontró, entre otros restos fósiles, un maxilar humano datado en unos 160.000 años. En la investigación de este fósil hemos participado la mayoría de los paleoantropólogos del proyecto Atapuerca. El yacimiento de Misliya se localiza en la pequeña cordillera de Monte Carmelo, en el norte del estado de Israel, declarada en 2012 patrimonio de la humanidad por la UNESCO debido a la notable concentración de lugares con yacimientos del Pleistoceno.

 

El Corredor Levantino ha sido testigo de hallazgos sorprendentes que han dado lugar a debates interminables. Es difícil ponerse acuerdo en la interpretación de los restos fósiles datados entre hace unos 120.000 y 50.000 años. Algunos de los yacimientos han proporcionado restos de la población neandertal, mientras que otros han sido atribuidos a nuestra especie. Los restos incluidos en la especie Homo neanderthalensis, como los de los yacimientos de Kebara o Tabun, muestran un aspecto más grácil que los de sus contemporáneos de Europa. Los restos atribuidos a Homo sapiens, como los de los yacimientos de Jabel Qafzeh y Es Skhul, presentan un aspecto arcaico en relación con las poblaciones humanas actuales. Las diferencias morfológicas entre todos estos fósiles no son tan acusadas como las que nos permiten distinguir sin vacilaciones a los neandertales europeos de los primeros sapiens que pisaron nuestro continente. Para rizar el rizo, la antigüedad de los restos de Jabel Qafzeh, que se ha estimado en torno a los 100.000 años, es anterior a la de todos los restos atribuidos en esa región a Homo neanderthalensis.

 De izquierda a derecha: Bermúdez de Castro, Carretero, Martinón-Torres y Arsuaga presentaron el estudio del maxilar hallado en Israel. - Foto: Patricia

Durante años y una vez que los expertos lograron ponerse de acuerdo sobre la asignación taxonómica de los fósiles hallados en todos estos lugares, se llegó a un cierto consenso: los neandertales y los humanos modernos coexistieron sin aparentes problemas en el Corredor Levantino. Los miembros de nuestra especie no pudieron progresar hacia el norte debido a la barrera demográfica que suponía la existencia de una población neandertal bien establecida en Eurasia. Por otro lado, hay bases científicas firmes para proponer que los restos humanos encontrados en el Corredor Levantino pudieron pertenecer a poblaciones resultantes del mestizaje entre las poblaciones de Homo sapiens que pretendieron expandirse fuera de África por esa región y la población neandertal residente. La proximidad morfológica entre los restos de Kebara, Tabun, Skuhl y Qafzeh se podría explicar de este modo.

 

En este contexto, el artículo publicado en Science ha tenido que presentar información convincente sobre la asignación taxonómica del maxilar de Misliya. Este fósil consiste en la mitad de un maxilar, con parte del arco cigomático y todos los dientes. No es gran cosa, pero la morfología y el tamaño relativo de los dientes está mucho más próxima a la de Homo sapiens que a la de Homo neanderthalensis. Por supuesto, los “argumentos morfológicos” no convencerán a todos y Misliya entrará en el debate. Su antigüedad no es un problema para quienes consideramos que puede encajar perfectamente en Homo sapiens. Si estamos en lo cierto, el maxilar Misliya-1 sería el resto más antiguo de nuestra especie fuera del continente africano, testigo mudo de los intentos de aquellos ancestros por expandir su territorio a través del Corredor Levantino.

Fuente: quo.es | 25 de enero de 2018

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 26, 2018 a las 11:42pm

Un candidato a ser el ‘Homo sapiens’ más antiguo, hallado en Israel

“Rompe las columnas para que se hunda el techo y les parta a todos la cabeza; y si alguno llega a salvarse, lo mataré a espada; pues ninguno de ellos podrá huir, no escapará nadie con vida. Aunque bajen hasta el infierno, de allí los sacará mi mano; si suben a los cielos, de allí los haré bajar. Si se esconden en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los agarraré”, bramaba contra los pecadores el Dios del Antiguo Testamento en el Libro de Amós.

Allí, en ese bíblico Monte Carmelo, escondidos en la cueva de Misliya, a unos 12 kilómetros de la ciudad de Haifa (Israel), han aparecido ahora los restos fósiles de humanos modernos más antiguos hallados fuera de África: un fragmento de maxilar izquierdo —con sus dientes— de alguien que vivió hace unos 180.000 años. “Seguramente también se podría decir que es el Homo sapiens más antiguo del registro fósil. Y se ha encontrado en Israel, en Palestina, en ese lugar bíblico por excelencia. Eso le da un poco de morbo al descubrimiento. El primer Homo sapiens se encuentra en Tierra Santa”, afirma el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, coautor del hallazgo.

La persona de Misliya da el enésimo vuelco a la evolución humana. Hasta la fecha, los primeros restos de Homo sapiens fuera de África habían aparecido en los yacimientos israelíes de Skhul y Qafzeh, con una antigüedad de entre 90.000 y 120.000 años. Misliya pulveriza ese récord al menos por 60.000 años y confirma lo que ya sugerían los estudios genéticos: que los primeros humanos modernos ya estaban fuera de África hace más de 200.000 años.

Hoy es muy fácil sentirse especiales, como miembros de una especie elegida por algún dios, pero esta ensoñación era más complicada hace 100.000 años. En aquella época, coexistían en el planeta Tierra al menos cinco especies humanas diferentes: Homo sapiens, Homo erectus, neandertales, Homo floresiensis y denisovanos. Todos los estudios científicos sugieren que practicaban sexo entre ellas cuando coincidían en un mismo territorio, dando lugar a hijos mestizos cuyo ADN sigue en mayor o menor medida en nuestra sangre. La promiscua verdad científica es difícil de encajar con el Génesis bíblico.

De izquierda a derecha: Bermúdez de Castro, Carretero, Martinón-Torres y Arsuaga presentaron el estudio del maxilar hallado en Israel. - Foto: Patricia

El nuevo hallazgo de Misliya, publicado hoy en la revista Science, implica que los humanos modernos salieron antes de África y tuvieron unos 60.000 años más para compartir genes —tener sexo— con los neandertales, más propios de climas fríos, que iban y venían entonces por el actual Israel.

El fósil de Misliya, según Arsuaga, compite por el título de Homo sapiens más antiguo conocido. Hace unos meses, un equipo de científicos desveló el hallazgo de restos humanos modernos de 300.000 años en el yacimiento marroquí de Jebel Irhoud. El descubrimiento desplazó la cuna de la humanidad a Marruecos. Antes, los restos más antiguos de Homo sapiens, de 195.000 años, habían aparecido en el yacimiento de Kibish, en Etiopía. Para Arsuaga, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, estos fósiles son presapiens.

“Están en la línea 'sapiens', pero no son todavía completamente 'sapiens'. Yo iría todavía más allá de lo que se dice en nuestro artículo publicado en 'Science' y me atrevería a decir que es el primer fósil de 'Homo sapiens', completo, con anatomía actual”, sostiene. “Estoy totalmente de acuerdo con Arsuaga”, coincide Israel Hershkovitz, paleoantropólogo de la Universidad de Tel Aviv y líder de la investigación. Su estudio científico publicado en Science se limita a afirmar que los restos de Misliya “son los humanos modernos más antiguos fuera de África”.

“La historia del origen de 'Homo sapiens' ha sido africana. Con este estudio ampliamos el marco geográfico en el que debemos buscar el origen de nuestra especie”, explica con más cautela María Martinón Torres, coautora del trabajo y directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, en Burgos. “Yo creo que hay que considerar al Oriente Próximo dentro de los límites geográficos de lo que hasta ahora hemos llamado la cuna de la humanidad”.

Curiosamente, como en el relato bíblico (“Rompe las columnas para que se hunda el techo y les parta a todos la cabeza”), el techo de la cueva de Misliya colapsó hace unos 160.000 años y sirvió de protección para el fósil humano y las herramientas enterradas en el sedimento. Los restos hallados muestran que los humanos de Misliya ya controlaban el fuego y cazaban grandes animales, como vacas prehistóricas, gamos persas y gacelas. Sus herramientas de piedra, elaboradas con el método Levallois y sofisticadas para la época, son similares a las encontradas con los primeros humanos modernos en África.

“Hay otro yacimiento, en el mismo conjunto de Monte Carmelo, en el que han aparecido conchas perforadas para hacer collares, de hace 100.000 años. Eso ya indica que hay una mente como la nuestra, lingüística y simbólica”, detalla Arsuaga. En Misliya, en cambio, no ha aparecido nada similar hasta ahora. “Misliya es de hace 200.000 años. Estamos en unas fechas en las que no hay objetos simbólicos, de adorno o artísticos, que nos hagan pensar en una mente como la nuestra”, añade Arsuaga. “Es un 'Homo sapiens' sin objetos simbólicos”.

Fuente: elpais.com | 26 de enero de 2018

Comentario por orellano jorge anibal el enero 27, 2018 a las 12:17pm

Es fascinante, pensaba que había dos salidas de Africa, la primera hace aproximadamente 120.000 años que de acuerdo a los datos del genetista Stephen Oppenheimer, se habría extinguido en Oriente Próximo debido a una intensa sequía, y la segunda hace 80.000 años, episodio que coincidió con un severo proceso de salinización de las costas del mar Rojo que ante la ausencia de recursos habría obligado a pequeños grupos humanos ha atravesar La Puerta de las Lagrimas (Bab el Mandeb) hacia la costa vecina del actual Yemen.  

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 27, 2018 a las 7:44pm

Radiografía de los primeros 'sapiens' que salieron de África

Hace seis años, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, la paleontóloga española María Martinón Torres fue a Israel. Viajó con José María Bermúdez de Castro, uno de los tres directores de Atapuerca, para estudiar unos dientes hallados en la cueva de Qesem, un yacimiento donde se especulaba que habían encontrado fósiles de Homo sapiens. Allí conocieron en persona a Israel Hershkovitz, que en un momento de su viaje, les enseñó el fragmento de una mandíbula que había encontrado en la cueva Misliya para pedirles su opinión. Martinón no tuvo dudas de que aquel maxilar pertenecía a un individuo de nuestra especie: "Era un 'sapiens' de libro", recuerda por teléfono la científica, actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). "Nunca tuvimos dudas", corrobora Bermúdez de Castro.

La mandíbula en cuestión ha resultado ser una pieza clave de nuestro puzle evolutivo. Y es que, tras un largo y minucioso análisis y tres dataciones distintas -una de ellas realizada en Burgos por Mathieu Duval-, el equipo liderado por Hershkovitz, en el que hay una importante presencia española, ha anunciado esta semana que no sólo pertenece, efectivamente, a un Homo sapiens, sino que éste vivió hace entre 177.000 y 194.000 años, lo que significa que nuestra especie salió de África mucho antes de lo que se pensaba: al menos 50.000 años antes de lo que indicaban los huesos hallados hasta ahora.

Pero llegar a esta conclusión no ha sido un proceso rápido ni fácil, pues el fósil descrito en la revista Science fue descubierto en 2002. Según explica a EL MUNDO Israel Hershkovitz, cuando lo encontraron no sospecharon la relevancia que tendría: "Estuve allí en el momento del descubrimiento. Tardamos un año en limpiarlo y otros 10 en hacer las dataciones y terminar el análisis de la mandíbula y los dientes", detalla a través de un correo electrónico.

Tenía entre 20 y 30 años

¿Cómo era su propietario? "Sabemos que era un individuo adulto porque están presentes todos los dientes. No estaban muy desgastados así que pensamos que tenía entre 20 y 30 años", explica en conversación telefónica el también coautor Carlos Lorenzo, investigador del Instituto Catalán de Paleoecología (IPHES) y profesor de la Universidad Rovira i Virgili (URV).

La mandíbula, añade, no es suficiente para determinar si era una mujer o un hombre aunque sí saben que era cazador y consumía especies como la gacela, el ciervo y el uro. La cueva no era muy profunda y vivían a la entrada, en una zona que gozaba de clima mediterráneo, pero menos árido que el que hay en Israel en la actualidad. "Desarrollaba herramientas, pero no era una tecnología compleja en comparación con 'sapiens' posteriores", señala el investigador, que también examinó la mandíbula cuando fue trasladada a España.

"En la actualidad la cueva es casi un refugio de piedra, pero hace 200.000 años era una cueva enorme que estuvo habitada durante miles de años. El techo se derrumbó en época prehistórica. Es un yacimiento rico en herramientas líticas y en huesos de animales", apunta Hershkovitz.

Según recuerda Bermúdez de Castro, otro de los coautores del estudio, "el origen del 'Homo sapiens' en África se ha estimado, primero con los fósiles y luego con la genética entre unos 200.000 y unos 250.000 años. Los fósiles de Jeber Irhoud (de hace 315.000 años), hallados en Marruecos, se han propuesto como los primeros 'Homo sapiens', pero en mi opinión les faltaba todavía evolucionar algunos aspectos tan importantes como la forma del cráneo para ser considerados plenamente 'Homo sapiens'", señala.

La migración

Pero en su opinión, más importante que el fósil en sí mismo es lo que implica su salida de África. ¿Cómo fue aquella migración? "Los miembros de nuestra especie se encontraron con dos barreras en ese supuesto primer intento: la barrera demográfica de los neandertales, una especie bien consolidada en la mayor parte de Eurasia, bien adaptada a latitudes elevadas, con cotas culturales sobresalientes e, incluso, con la posibilidad de tener una mente simbólica. Enterraban a sus muertos, se adornaban, mantenían hogueras encendidas durante años, se vestían con pieles de animales, etc. Pienso que esa barrera no se pudo pasar hace 170.000 años. Como mucho, pudimos hibridar con los neandertales, según demuestran los análisis genéticos", señala.

También tuvo que hacer frente a una barrera climática insalvable: "Veníamos de África, donde las estaciones apenas se notan y donde la temperatura es elevada. Pasar a latitudes más altas no es sencillo. Por ese motivo, los humanos actuales no hemos llegado hasta latitudes superiores a los 40º de latitud norte hasta bien entrado el Pleistoceno Tardío, hace unos 40.000 años y aún mucho más tarde (unos 30.000 años) a latitudes siberianas, para pasar por Bhering hasta las Américas. Para eso, hemos tenido que evolucionar nuestra cultura, para protegernos de los rigores climáticos: fuego, ropa de abrigo, adaptación a nuevas dietas, etc.", relata.

¿Hay alguna diferencia entre el sapiens hallado en Israel y nosotros? "Básicamente somos iguales, no les falta ningún rasgo que tengamos nosotros. Quizás la única diferencia es que eran mas robustos y menos gráciles", resume Martinón.

Aunque el estudio dice que se trata del sapiens más antiguo hallado fuera de África, Martinón añade que, en realidad, es uno de los humanos modernos de mayor antigüedad encontrados tanto fuera como dentro de África.

"El origen de 'Homo sapiens' es un proceso más complejo de lo que pensábamos. Ya no es la historia clásica de que se originó en África y hace sólo 50.000 años se expandió por el planeta. Ocurrió mucho antes", asegura Martinón, que propone que "dejemos de mirar los mapas con la visión política actual". En su opinión, "Oriente Próximo debería considerarse dentro de los limites geográficos que siempre hemos llamado la cuna de la humanidad".

"La zona de Oriente Próximo es muy interesante y también muy problemática porque hubo una presencia muy intensa de 'sapiens' y neandertales, así que cuando te encuentras un fósil como éste hay que descartar que perteneció a un neandertal. Es un escenario complicado porque ha sido habitado por ambos y es posible que se hayan mezclado", explica.

Por su parte, Bermúdez de Castro opina que "todos los fósiles son importantes", porque van completando el puzle de la evolución humana. "Hoy, el resto de Misliya es el centro de atención. Los titulares tienden a magnificar en exceso un hallazgo, y es lógico porque tenemos que atraer la atención de los lectores. Esto no quiere decir que sea un fósil más, ni mucho menos, porque nos muestra una historia muy particular, pero dentro de unos meses quizá sepamos de algún otro hallazgo importante".

Reconstrucción de la mandíbula. El color blanco marca las zona con esmalte y el amarillo, la dentina. El diente coloreado indica que en el fósil de la mandíbula falta la corona del esmalte. GERHARD WEBER.

Tres rasgo indudablemente sapiens

-El hueso cigomático indica que su cara era plana (ortognato), como la nuestra, y no proyectada hacia delante (prognato), como la del neandertal.

-La morfología de los dientes revela que es un Homo sapiens: la forma, el contorno y las cúspides (puntas de los dientes) son como las nuestras.

-La proporción entre los dientes anteriores (incisivos y caninos) y posteriores (premolares y molares) es la misma que en nuestra especie.


Fuente: elmundo.es | 27 de enero de 2018

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 28, 2018 a las 7:50pm

Arqueólogos israelíes encuentran restos humanos más antiguos fuera de África, desde hace casi 200.000 años

Arqueólogos y voluntarios cavando en la cueva de Misliya. Crédito: Ariel David

Arqueólogos israelíes encontraron los restos de una mandíbula humana de casi 200.000 años en una cueva del Monte Carmelo, un descubrimiento que, predicen, cambiará lo que sabemos sobre la evolución y la diseminación de nuestra especie.

La mandíbula, fechada entre 177.000 y 194.000 años atrás, sugiere que el Homo sapiens ya estaba saliendo de África a través de Oriente Medio y poblando el resto del mundo en un momento en el que, según investigaciones previas, se pensaba que los humanos modernos apenas habían iniciado sus primeros pasos evolutivos en su hogar ancestral de África Oriental. Los detalles sobre el hallazgo se han publicado en la revista Science.

"Es realmente algo diferente", dice la arqueóloga Mina Evron (izquierda), de la Universidad de Haifa, en Israel, que condujo la excavación conjuntamente con la Universidad de Tel Aviv.

Evron dice que la mandíbula superior izquierda, completa con ocho dientes bien conservados, se descubrió por primera vez en 2002 en la Cueva Misliya, uno de los varios sitios prehistóricos que salpican los acantilados de la cordillera del Carmelo cerca de la ciudad norteña de Haifa.

"Un equipo internacional de más de 30 expertos, incluidos los mejores paleontólogos de España, China y otros países, tardó varios años en estudiar el hallazgo y asegurarse de que la datación era correcta, ya que iba en contra de todo lo que sabían sobre la evolución humana", explica.

Hasta hace poco, la mayoría de los estudiosos habían estado de acuerdo en que el Homo sapiens moderno apareció por primera vez hace unos 200.000 años en el este de África, basándose en los restos hallados en Omo Kibish, Etiopía, durante los años sesenta y setenta.

De acuerdo con la investigación genética, estos humanos ancestrales salieron de África hace alrededor de 70.000 a 60.000 años, y ocasionalmente se mezclaron con los neandertales y otros homínidos mientras se dispersaban por el mundo.

Los investigadores aún están convencidos de que todas las personas que viven hoy en día son descendientes de los últimos emigrantes "fuera de África". Pero lo que parece claro ahora es que el Homo sapiens evolucionó mucho antes de lo que se pensaba, dejando a África en múltiples oleadas y teniendo de modo frecuente relaciones sexuales con otras poblaciones de homínidos a lo largo del camino.

"En el momento en que se dice que hay 'Homo sapiens' modernos en Israel entre 170.000 y 200.000 años atrás, de repente todas las piezas del rompecabezas encajan", dice el profesor Israel Hershkovitz, antropólogo físico de la Universidad de Tel Aviv e investigador principal del trabajo de investigación publicado en Science.

"El hallazgo en la cueva Misliya tiene sentido a la luz de varios descubrimientos que se han realizado durante los últimos años y que ya han sugerido que el paradigma tradicional 'fuera de África' ​​debe ser revisado", dice Hershkovitz.

Esos descubrimientos incluyen el anuncio del año pasado de los restos hallados en Jebel Irhoud, Marruecos, que han sido identificados como pertenecientes a los primeros Homo sapiens y datados en hace 300.000 años, es decir, unos 100.000 años antes de nuestros antepasados ​​más antiguos de Etiopía.

Los investigadores también descubrieron previamente 47 dientes humanos en una cueva en Daoxian, China, que tenían alrededor de 100.000 años de antigüedad, lo que significa que el Homo sapiens llegó al Lejano Oriente decenas de miles de años antes de ese supuesto único éxodo fuera de África hace unos 70.000 - 60.000 años

Durante el último año, los genetistas también han demostrado que nuestra prehistoria es mucho más compleja de lo que creíamos. Un estudio sugirió que algunas poblaciones humanas todavía tienen rastros en su ADN de esas primeras migraciones. Y la investigación realizada sobre el ADN de neandertal encontró que en algún momento entre 220.000 y 460.000 años atrás, una población arcaica de Homo sapiens se cruzó con al menos parte del linaje de neandertal.

Dado que en ese momento se suponía que los neandertales y el Homo sapiens debían haber estado confinados en sus respectivos campos de batalla en Europa y África, había claramente una pieza que faltaba en la historia de nuestra evolución.

Entra en juego la mandíbula de Misliya. Los científicos utilizaron tres métodos diferentes: uranio-torio, resonancia de espín-electrón y termoluminiscencia, para datar las concreciones encontradas en el hueso, los dientes y las capas arqueológicas en las que se encontró la mandíbula. Todos los métodos dieron rangos similares, dice Hershkovitz.

La cama más antigua jamás encontrada

Las herramientas y artefactos, sellados con el hueso cuando el techo de la cueva colapsó hace unos 160.000 años, también confirman que estamos tratando con humanos modernos, dice Evron.

"Las herramientas de pedernal son mucho más complejas y desarrolladas que las hechas en períodos anteriores", señala. "Y también descubrimos fragmentos microscópicos de camas hechas de hierba, por lo que puede ser la cama más antigua que se haya encontrado".

Aunque los arqueólogos a veces apodan el hallazgo "Miss Liya",con base al nombre de la cueva donde se descubrió la mandíbula, sabemos muy poco sobre el individuo al que pertenecía, excepto que ella, o él, era un adulto joven, dice Hershkovitz. Sin embargo, por cualquier parámetro que los investigadores pudieran verificar -la morfología del hueso, el piso de la nariz y los dientes- está claro que estos no son los restos de un neandertal o cualquier otro tipo de homínido excepto el Homo sapiens. De hecho, dice Hershkovitz, la mandíbula de la señorita Liya es mucho más similar a la del hombre moderno que los restos africanos más antiguos o casi contemporáneos como los encontrados en Jebel Irhoud y Omo.

"Se podría decir que no sólo es el 'Homo sapiens' más antiguo fuera de África, sino  que es el 'Homo sapiens' más antiguo que existe, y punto", agrega Hershkovitz.

Si la evolución de los Homo sapiens arcaicos a modernos aconteció mientras los antepasados ​​de Miss Liya todavía estaban en África, o ya se habían asentado en el Oriente Medio, es difícil de decir en este momento, dado que todavía no tenemos suficientes restos humanos de ambas áreas para estar seguros de ello, señala Hershkovitz.

Otra pregunta clave es cómo los humanos recién llegados de África interactuaron con los homínidos preexistentes que habitaban el Oriente Medio.

"Necesitamos recordar que cuando los humanos llegaron aquí hace 200.000 años no era un espacio vacío, pues había gente en sus alrededores", dice Hershkovitz.

La respuesta a lo que sucedió a continuación podría provenir de los restos encontrados hace casi un siglo en las cuevas de Qafzeh y Skhul, también en el norte de Israel y fechados en unos 100.000 años atrás. Estos restos también servían como un indicador temprano de que los humanos habían estado abandonando África mucho antes de lo pensado, si bien durante mucho tiempo tales restos fueron descartados y considerados como una pequeña incursión realizada por un grupo de Homo sapiens arcaicos que rápidamente se extinguió. Sin embargo, ahora parece más probable que los restos de Qafzeh y Skhul fueran descendientes lejanos de aquellos primeros habitantes de la cueva Misliya.

Lo que es particularmente interesante es que, aunque la mandíbula de Miss Liya es casi 100.000 años mayor, está mucho más cerca de la morfología humana contemporánea que las calaveras halladas en Qafzeh y Skhul, las cuales muestran varios rasgos arcaicos, si bien pertenecen a la familia Homo sapiens, señala Hershkovitz. Esto solo puede significar que, con el tiempo, la gente de Misliya se apareó e integró con los neandertales u otros homínidos que habitaban el área, agrega Hershkovitz.

"Después de Qafzeh y Skhul perdemos el rastro de este linaje de primeros humanos fuera de África que viven en Oriente Medio. Es posible que se hayan extinguido debido a presiones ambientales o climáticas. Pero también, algunos de ellos pueden haber regresado a África, mezclándose con las poblaciones que harían la próxima y última gran salida del continente, hace unos 70.000 - 60.000 años", explica Hershkovitz.

"Siempre hablamos de una salida de África, nunca de un regreso", concluye. "En cierto modo, la expresión 'Fuera de África' es incorrecta, porque, por supuesto, era una calle de doble sentido. No hay razón para pensar que no hubo un movimiento constante en ambas direcciones".

Fuente: haaretz.com | Ariel David | 25 de enero de 2018

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 1, 2018 a las 2:27am

El Corredor Levantino: cruce de caminos, laboratorio natural

En el último texto publicado en este blog hice referencia a la reciente publicación del fósil de Misliya (Israel) en la revista Science. Este hallazgo, de singular importancia, añade un elemento muy importante a un debate que viene de muy atrás.

Este debate pronto cumplirá nada menos que un siglo y se inició con el hallazgo entre 1925 y 1935 de los fósiles de Skhul, en un yacimiento del Monte Carmelo (Patrimonio de la Humanidad desde 2012), y los de Qafzeh en un yacimiento del Monte del Precipicio, cerca de Nazaret. En estos yacimientos se encontró una industria lítica muy similar al musteriense, que caracteriza a los neandertales. La morfología de los restos humanos era “arcaica”, pero en nada recordaba a la de los neandertales de Europa. Además de las herramientas, el resto de los elementos del registro arqueológico incluía restos de hogares y conchas marinas perforadas, así como claras evidencias de enterramientos. Nada que se pudiera asociar de manera incontestable bien a los neandertales, bien a los miembros de nuestra especie.

Reproducción del cráneo 6 del yacimiento de Jabel Qafzeh, atribuido a un individuo masculino. Fue encontrado en 1934 por R. Neville. Además de la robustez de su cráneo, destaca el gran tamaño de la corona y la raíz de sus dientes anteriores. Esta característica se ha perdido en las poblaciones humanas recientes.

Mi propia percepción de los restos de estos dos yacimientos ya estaba contaminada por las lecturas sobre su interpretación, cuando tuve ocasión de estudiarlos hace unos años. Los expertos habían decidido asignarlos a Homo sapiens, a pesar de que su antigüedad podría ser muy superior a la de los restos claramente neandertales de la región (por ejemplo, Kebara). En efecto, cuando a finales del siglo XX se anunció que el yacimiento de Jabel Qafzeh podía tener una antigüedad en torno a los 100.000 años la comunidad científica quedó perpleja. Los restos fósiles que poco a poco se han ido obteniendo de este yacimiento (hasta 27 individuos) tienen ciertamente un aspecto arcaico, pero su cráneo esférico y su cara de tipo moderno no dejan lugar a las dudas. Tienen un claro prognatismo del maxilar y arcos superciliares marcados. Pero estos caracteres no son raros ni tan siquiera en algunas poblaciones humanas recientes. Se trata pues de poblaciones de Homo sapiens, que llegaron hasta el Corredor Levantino durante la primera expansión de nuestra especie fuera de África. O quizá mucho más tarde, a juzgar por las nuevas dataciones del yacimiento de Misliya ¿Por qué no progresaron hacia el norte ni unos ni otros?

Se ha especulado con la posibilidad de que este territorio no reuniera condiciones para la vida durante la primera expansión de nuestra especie. Esta interpretación es muy poco convincente si nos atenemos a lo que se sabe de ella por el registro paleoecológico. El suroeste de Asia fue un “punto caliente” de biodiversidad tanto durante las épocas glaciales como durante las épocas interglaciares. El yacimiento de Misliya, con sus 180.000 años de antigüedad, certifica que la primera expansión pudo ser incluso muy anterior, y que se habría quedado varada en el Corredor Levantino. Mientras, otros grupos de sapiens cruzaban por Bab el-Mandeb y prosperaban hacia el este por el sur de Eurasia ¿Qué impidió el progreso de Homo sapiens hacia el norte hace cerca de 200.000 años a través del Corredor Levantino?

La cronología de los neandertales de este corredor natural siempre ha apuntado a fechas mucho más recientes, por lo que su presencia en la región no habría sido un impedimento para la progresión hacia el norte de nuestra especie. Pero las recientes dataciones obtenidas en el yacimiento neandertal de Tabun (Monte Carmelo) superan en unos pocos miles de años a las de Jabel Qafzeh. Con estos datos se puede especular con la posibilidad de que los neandertales resultaron ser una barrera demográfica insalvable para Homo sapiens. Me apunto a esta hipótesis, que se sumaría a la incapacidad adaptativa de aquellos antecesores directos de la humanidad actual para colonizar latitudes elevadas, con estacionalidad y un clima hostil para una especie procedente de regiones tropicales y subtropicales.

Estas dos circunstancias pudieron ser determinantes de un experimento natural extraordinario. Los grupos de Homo sapiens se quedaron en el Corredor Levantino durante nada menos que 150.000 años, compartiendo territorio y recursos con Homo neanderthalensis. Dos especies humanas filogenéticamente muy próximas se encontraron en un mismo territorio y, con toda seguridad, se mezclaron y tuvieron descendencia fértil. El Corredor Levantino se convirtió en un laboratorio natural en el que se podrá seguir investigando la posible coexistencia o convivencia de poblaciones distintas, que cruzaron sus caminos, sus genomas y su cultura. El dato de Misliya incrementa de manera notable el tiempo en el que las dos especies estuvieron en contacto. Y no solo se podrá conocer el resultado biológico resultante de ese encuentro. Se estudiarán también las innovaciones tecnológicas provocadas por el intercambio de información entre las dos especies. La región seguirá siendo fuente de debate acerca de la incapacidad de nuestra especie por progresar hacia el norte en su camino hacia Europa y el resto de Eurasia. Pero también aprenderemos mucho sobre la biología y la capacidad adaptativa social y cultural de la humanidad.

Fuente: quo.es | 30 de enero de 2018

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