En el Diario La Industria de Chiclayo, 3 de Junio de 1982, publiqué el artículo “La Cultura Sicán en Batán Grande”; sencillo y escueto, pero muy significativo. Jamás me imaginé que el artículo resultaría, con el pasar de los años, en un importante documento histórico.

El arqueólogo japonés Dr. Izumi Shimada llegó a Batán Grande en 1978 para iniciar  lo que sería un largo y sistemático trabajo de investigación arqueológica. Se presentó con mi padre, a la sazón, nikei, hijo de japonés también. Su experiencia en el Proyecto Arqueológico desarrollado en Pampa Grande en 1975 con el Royal Ontario Museum, dirigido por el Dr. Kent Day, sentó las bases para avizorar lo que sucedió luego del colapso del último centro administrativo y político Moche V en la parte media del Valle Chancay.

Ese cambio de actitudes, estilo, religión y otros contextos culturales, había sido bautizado por los años cuarenta como “Cultura Lambayeque” por Rafael Larco Hoyle, arqueólogo autodidacta trujillano. Su denominación obedecía a que el peculiar estilo de las máscaras funerarias ciegas, los tumis de oro, vasos laminados, etc., procedían en especial de los pozos de huaqueros que profanaban los grandes cementerios prehispánicos, especialmente del Valle La Leche.

En 1936 algo intuía Julio C. Tello, que llegó a los cementerios del gran bosque de Pomac en Batán Grande, luego de admirar los artefactos metálicos que se exhibieron en la Casa Welsh de Lima. Tello excavó, precisamente, teniendo como trabajadores a los famosos huaqueros Hipólito Granados y Augusto Bances Cajusol, que meses antes habían encontrado el famoso Tumi de Oro, inicialmente llamado por Tello, “Tumi de Oro de Illimo”. Los hacendados Aurich le habían negado permiso para ingresar por Batán Grande.

En otro artículo refiero loa visita que hice en el caserío Torromotal de Illimo a Don Augusto Bances, acompañado por mi padre; llegamos a su vivienda cabalgando en caballo a través del denso bosque de Pomac. El proyecto del Dr. Shimada precisamente se llamó “Proyecto Arqueológico Batán Grande- La Leche” y en sus informes sometidos al INC y artículos posteriores, mantuvo la denominación “Cultura Lambayeque”. Y así fue hasta 1985, en que publica su artículo “La Cultura Sican” en el libro “Presencia Histórica de Lambayeque” editado por Eric Mendoza, libro en el que participo como coautor junto a James Vreeland. El artículo de Shimada aparece tres años después del pionero artículo de la Industria y de otros que en meses posteriores publiqué en Lundero y Suplemento Dominical del mismo diario.

En 1977, mis padres aperturaron una pequeña empresa a la que denominaron “Bazar Sicán”, pintado con esmalte color azul en la parte superior de mi casa en Batán Grande. Aún recuerdo aquella noche en que subí al segundo piso de la Casa Hacienda de Batán Grande para mostrarle mi artículo al Dr. Shimada. Me pareció que no lo vio con mucho agrado. Sin embargo, al año siguiente visitó nuestro hogar con su equipo de arqueólogos norteamericanos, acompañado de su esposa Melody Shimada, zooarqueóloga. Con unas botellas de vino en la mesa, Shimada  emitió un pequeño discurso, y ante la sorpresa y felicidad de  mi padre, anunció que en adelante, el proyecto se llamaría “Proyecto Arqueológico Sicán” y que la Cultura Lambayeque, en honor a la familia Maeda, se denominaría “Cultura Sicán”; fue en 1984.

El nombre de un nativo que había sido Principal en el área batangrandina en el siglo XVI, pasaría a la historia, luego que en 1597 la estancia que compró Don Francisco de Barbarán Lezcano y Mendoza se bautizó como “Sicán”, nombre Sec (sechurano) que significa “Hermano” y no “Casa de la Luna” como equivocadamente asumió Don  Enrique Bruning en 1922. La referencia  sobre la estancia la había publicado Don Jorge Rondón Salas en 1966 en la Revista Firruñap n° 25. Luego de años de búsqueda, llegué a los coloniales documentos que en conjunto conforman los “Títulos de Propiedad de la Hacienda Batán Grande” desde 1597. He escrito dos tomos sobre este estudio y análisis documental. Mi hallazgo sobre el lexema Sec (variante del Muchik) obliga a revisar la hipótesis  sobre la adoración lunar de esta cultura prehispánica que se desarrolló entre los años 750 d.C al 1.100 d.C. luego del colapso Moche en estos valles. Así, con origen modesto, la “Cultura Sicán” ha pasado a ser una de las tradiciones culturales más prestigiosas del mundo antiguo.