Los perros se hicieron amigos del hombre escarbando en sus basuras

Cachorros de perro en un vertedero. / Antony Stanley

Un estudio genético indica que la capacidad para digerir el almidón de los cereales fue clave para la domesticación de los perros

Fuente: Materia | Daniel Mediavilla | 23 de enero de 2013

 

Según algunos estudios, hace unos 15.000 años, posiblemente en algún lugar de la actual China, comenzó la domesticación de los primeros perros. Otros, sugieren que algunos fósiles de 33.000 años de edad de estos animales encontrados en Siberia indican que ya entonces se había logrado domesticar a los lobos. Por último, es posible que los enterramientos humanos de Israel de hace 11.000 años en los que se encontraron perros dentro de las tumbas puedan ser el indicio más antiguo de esa larga amistad entre el perro y el hombre. Parece que lo único realmente claro sobre cómo y dónde se domesticaron a los primeros perros es que no resulta fácil de determinar.

Pese a ser aparentemente menos útiles que una oveja o una vaca, compiten por la distinción de primera especie animal domesticada y aunque han servido para cazar o tirar de trineos, en buena medida lograron su puesto en la civilización al ganarse la amistad de las personas. Según investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, esta capacidad se debe a que parecen ser más hábiles que casi todos los animales a la hora de interpretar los gestos y el comportamiento social de los humanos, incluidos los primates no humanos.

 

Averiguar cómo entraron los perros en nuestra sociedad es una tarea que se ha mostrado difícil para la ciencia y ha generado intensas discusiones. Ahora, un equipo internacional de investigadores dirigido desde la universidad sueca de Uppsala ha realizado un estudio en el que creen haber encontrado pruebas sobre cómo se produjo el primer acercamiento entre perros (entonces aún lobos) y humanos. Según ellos, comenzaron a acercarse a las poblaciones humanas para escarbar en las basuras en busca de comida con la que completar su dieta.

 

Esta hipótesis la han planteado los investigadores después de analizar secuencias completas de los genomas de 60 perros domésticos de 14 razas con 12 lobos de distintas partes del mundo. A partir de este trabajo identificaron 36 regiones de su genoma relacionadas con el desarrollo del cerebro y el metabolismo del almidón, una molécula que le sirve de reserva alimenticia a las plantas y que, a través del arroz, el trigo o la patata, proporciona más del 70% de las calorías que los humanos consumimos en el mundo.

 

El análisis sugiere que, por un lado, la diferenciación incluyó unos cambios de comportamiento en los que se favoreció la selección de rasgos como una menor agresividad y menos miedo a las personas, y por otro, el incremento en la expresión de una enzima que facilita la digestión del almidón y con él los cereales que podían producir las primeras sociedades agrarias.

[En la web SINC amplían y detallan estos aspectos:

 

Las regiones genéticas afectadas por la selección de los perros durante la domesticación tienen un aspecto similar en todos ellos, pero difiere de las de los lobos. En tres de estas regiones se encuentran los genes responsables de la digestión del almidón.

 

“Hay tres genes clave para el metabolismo del almidón en perros –puntualiza Axelsson– que codifican la amilasa, la maltasa y el cotransportador sodio-glucosa. La amilasa asimila el almidón en carbohidratos más cortos, la maltasa digiere estos carbohidratos más cortos en azúcar y el transportador de glucosa bombea la glucosa a través de la membrana del intestino delgado”.

 

Los científicos observaron que los perros tenían más copias del gen para la amilasa (7,4 veces más) que los lobos, por lo que pueden digerir más almidón.  Respecto a la maltasa, aumentaron su expresión por cinco respecto a la de los lobos, lo que conduce a mayores tasas de producción de azúcar. Finalmente, del transportador de glucosa desconocen cuál ha sido el cambio, pero sí tienen evidencias de que existe.

 

“Los lobos tienen también estos tres genes y probablemente les funcionen bien, la diferencia es que los perros han evolucionado de forma que los utilizan más eficientemente o simplemente los usan más”,  asevera el científico.

 

En BBC news, Erik Axelsson abunda en este último sentido y respecto al desarrollo del cerebro: 

"Cuando nos fijamos en el genoma del lobo, sólo vemos una copia del gen [de la enzima amilasa] en cada cromosoma. Cuando nos fijamos en el genoma del perro, vemos un rango de 2 a 15 copias; y en promedio un perro lleva siete copias más que el lobo. Eso significa que el perro es mucho más eficiente en la utilización de la nutrición del almidón que el lobo".

En cuanto a los genes de desarrollo del cerebro se refiere, estos probablemente reflejan algunas de las diferencias de comportamiento que ahora vemos en los dos cánidos.

                                                                                                                                         

El perro es un animal mucho más dócil, la consecuencia probable de que los primeros seres humanos trabajaron preferentemente con animales que encontraban más fácil de domesticar.

"Los experimentos anteriores han indicado que cuando se selecciona la reducción de la agresividad, es obvio que usted obtiene un animal domesticado, pero también obtiene un animal que conserva características juveniles durante mucho más tiempo de su desarrollo, a veces hasta la edad adulta", dijo el Dr. Axelsson.

Esto podría, en cierta medida, explicar la observación repetida de que los perros están permanentemente atrapados en un estado de cachorro.]

Este planteamiento no descarta que antes del desarrollo de la agricultura, los nómadas no capturasen lobeznos para educarlos como guardianes o cazadores. Sin embargo, sugiere que, en los orígenes de la revolución agraria, la aparición de restos de alimentos ricos en almidón en las inmediaciones de los poblados humanos atrajeron a los lobos convirtiendo estos espacios en lugar de encuentro entre los humanos y los lobos más sociables y que este acercamiento favoreció la domesticación.

 

Erik Axelsson, investigador de la Universidad de Uppsala y líder del estudio, aclara que no cree que hubiese mucha comida disponible en aquellas basuras neolíticas. “Creo que algunos lobos eran buenos complementando su dieta normal con los restos de estas basuras. Quizá esta capacidad fue muy importante para estos lobos e hizo que tuviesen éxito”, explica Axelsson.

 

Además, “para poder acceder a ese alimento que era importante para ellos, los lobos tenían que ser tolerantes al estrés (no salir corriendo cuando los humanos se acercasen)”, añade. De esta manera, poco a poco, los lobos perdieron tamaño cerebral y redujeron el de sus dientes, mientras mejoraban su capacidad social y se empezaban a ganar el apelativo de mejor amigo del hombre.

 

 

Referencia:

'The genomic signature of dog domestication reveals adaptation to a...

 

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