Foto: Nacho Orejas | LNE.
La lápida de mármol de 2.700 kilogramos tiene una inscripción en honor del emperador Augusto que la convierte en el documento fechado más antiguo de Asturias.

El ara sextiana, el documento fechado más antiguo de Asturias, cumple este año dos milenios. Es la pieza capital del Tabularium Artis Asturiensis, museo y archivo asturianista fundado por Joaquín Manzanares hace más de medio siglo.

Francisco Manzanares, hijo de Joaquín y actual director del Tabularium, mostró ayer a LA NUEVA ESPAÑA la magnífica lápida de mármol de 2.700 kilogramos de peso que se conserva en Oviedo, en su museo, y explicó los mil avatares que ha atravesado.

Vía: Javier Neira | La Nueva España.es, 6 de febrero de 2009

El estudio del ara sextiana -denominación discutible aunque comúnmente aceptada- se debe a Francisco Diego Santos, nonagenario historiador que ha analizado prácticamente todos los epígrafes asturianos y que la llama lápida de Augusto. La inscripción se realizó en honor del emperador, que acababa de sofocar a los últimos rebeldes asturianos. Dice que estaba en «tribunicia potestad XXXII sacrum» que corresponde al año 9 de nuestra era, así que hace exactamente dos mil años fue esculpida.

La lápida estaba en el cabo Torres -sobre el actual puerto del Musel- donde había dos importantes edificaciones romanas. Es una dedicatoria de Cneus Calpurnius Piso, el gobernador de la provincia Tarraconense a la que pertenecían los territorios de los astures, al emperador. Como el gobernador, después, participó en una conspiración que le costó la vida a Germánico, su sobrino el emperador Tiberio decretó una «damnatio memoriae» y fue borrado el nombre de Cneus de todas las inscripciones. También del ara sextiana, las señales de la censura son evidentes.

La lápida reaparece en función de altar en una capilla «entre Carreño y Candás», según anota Tirso de Avilés «cerca del río Aboño y del mar». Se supone que fue arrojada desde la Campa Torres. El padre Carballo y Constantino Cabal también la citan en ese paraje, en la capilla de San Juan. A mediados del siglo XVIII es trasladada, según Julio Somoza, a la capilla de Santa Clementina de la casa que tenían en Carrió los condes de Marcel Peñalba. Ahí la cita a su vez Jovellanos. Y en 1894 se traslada a Luanco. Estuvo instalada en el huerto de Atanasio Ávila y después en el rellano de la escalera de su casa, «ahí estaba cuando en 1960 la compró mi padre», según recordó ayer Francisco Manzanares.

La vendió Carlos Gil de Arévalo, después de ofrecérsela a la Diputación que le dio largas así que, indignado, se la brindó a Manzanares por debajo del valor que pensaba obtener.

«Tenía yo 10 años», comenta Manzanares hijo, «la transportaron en una camioneta. Tardaron cinco horas en cargarla en Luanco y seis en descargarla aquí, en Oviedo. Conmigo estaba Juanín Cueto Serrano, los dos emocionados, jugando y viendo todo aquello».

Inmediatamente se desató la tormenta aunque durante siglos apenas había sido tenida en cuenta la magnífica pieza romana. El periodista gijonés Francisco Carantoña protestó diciendo que debía estar inexcusablemente en su ciudad. Manzanares tuvo que ir a Madrid a dar explicaciones personalmente al ministro de Educación, Jesús Rubio. Cuando el Ministro le afeó que se hubiese interpuesto en una adquisición que iba a efectuar la Diputación Provincial de Oviedo, Manzanares le enseñó una carta del vendedor en la que relataba la molicie y displicencia con que le habían tratado las administraciones públicas y con esa prueba le tapó la boca.

Aun así, el Ministro quiso saber cuál era la opinión de la Real Academia de la Historia y le contestaron que si el ara sextiana la tenía Manzanares estaba en las mejores manos posibles. La polémica localista siguió pero muy amortiguada.

El ara sextiana o lápida de Augusto mide 1,66 centímetros de largo, 80 centímetros de alto y 50 centímetros de fondo. Cada letra tiene una altura de 12 milímetros.

En la mañana de ayer, Francisco Manzanares, director del Tabularium Artis Asturiensis, posó -fotografía superior- ante el ara sextiana o lápida de Augusto, adquirida por su padre Joaquín en 1960. Desde entonces se conserva en Oviedo, en el museo y archivo asturianista propiedad de la familia Manzanares. En la fotografía contigua, el propio Francisco aparece -en una instantánea obtenida por su padre- encaramado sobre el ara, en el jardín de la casa donde está instalado el archivo, durante el verano de 1960. Tenía 10 años, el ara sextiana acababa de ser adquirida por Joaquín Manzanares.

En memoria del azote romano de los astures

Un museo con 10.000 piezas prehistóricas, 700 de Roma al Barroco y más de 100.000 fotografías


Joaquín Manzanares Rodríguez-Mir nació en Oviedo en 1922. Licenciado en Derecho y en Historia, fundó el Tabularium Artis Asturiensis -archivo y museo privado, siempre a su costa y a la de su familia- el 11 de mayo de 1947. Fue nombrado director del Museo Arqueológico el 22 de diciembre de 1954 por el ministro Joaquín Ruiz-Giménez y teniendo incluso el nombramiento en su bolsillo no pudo ni siquiera tomar posesión por las intrigas y envidias locales. A la muerte de Juan Uría pasó a ser cronista oficial de Asturias, cargo -no remunerado como siempre le sucedió- que desempeñó hasta su muerte en Oviedo, el 18 de junio de 2003.

El Tabularium cuenta con 10.000 piezas correspondientes a la Prehistoria, procedentes de decenas de yacimientos, muchos sin identificar -su fundador nunca realizó excavaciones- y que sólo conoce la familia Manzanares. Desde Roma hasta el Barroco tiene, asimismo, del orden de 700 piezas. El archivo asturianista cuenta también con más de 100.000 fotografías, de las que 2.000 corresponden a las viejas placas de cristal; varios miles de fichas, material etnográfico y algunos muebles antiguos. El Principado, tras sucesivos requerimientos que se remontan al menos a diez atrás, nunca ha llegado a ofrecer a los Manzanares una fórmula de continuidad para el Tabularium.

La inscripción del ara sextiana o lápida de Augusto dice: IMP CAESARI AUGUSTO DIVI F // COS XIII IMP XX PONT MAX // PATR PATRIAE TRIB POT XXXII (renglón y medio censurado) SACRUM. Un texto que se puede traducir como «Al emperador César Augusto, hijo de Dios, cónsul trece, emperador veinte, pontífice máximo, padre de la patria, con tribunicia potestad treinta y dos (renglón y medio censurado, que corresponde al nombre del gobernador Cneus Calpurnius Piso) consagrado».

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 14, 2009 a las 2:01am
Hola, de nuevo, profesora Alicia:


No hay ningún problema por las precisiones críticas que me ha hecho. Estaba usted en todo su derecho, pues es normal que en cualquier tipo de asunto, en el que se intercambian razones o argumentos, se exijan claridades y matizaciones.

Bien, vayamos con los datos que me pide sobre el libro guía de la exposición “Astures” de 1995 (ISBN: 84-7286-343-3 normal y 84-7286-344-1 especial), del que puse una foto escaneada de las páginas 78 y 79 sobre el comentario de la inscripción de la Campa Torres, el cual decía:

“Esta pieza, hoy en día en una colección particular en Oviedo, formaba parte de un monumento erigido al emperador Augusto, conocido con el nombre de Aras Sestianas y fechado entre los años 9 y 10 d. de C“.
Dicho libro no es el Catálogo Científico (ISBN: 84-7286-339-5 rústica) de dicha exposición, sino el libro-guía-resumen de la misma (se editaron distintas publicaciones, como bien apunta el contertulio Avo, pues “Astures“ tuvo cuatro sedes). En la página de su presentación escribe la profesora Ochoa:

“Esta guía de la Exposición consta de una parte introductoria donde se resumen las cuestiones teóricas contenidas en el Catálogo científico y cuatro estudios monográficos: Guía de la Campa Torres, Guía de la Torre del Reloj, el oro de los astures y las Termas Romanas de Campo Valdés.”

Ahora bien, para ser justos y precisos, le diré que la inscripción que nos ocupa se hallaba (en la exposición) en la planta primera del edificio “Torre del Reloj”, y el comentario de la foto escaneada que puse, así como del resto de los materiales que se expusieron en dicha planta (y baja), se atribuye a los profesores Juan Cuesta Toribio y José Luis Mata González. La profesora Ochoa se ocupó de la dirección y coordinación, así como de la introducción y plantas segunda, tercera y cuarta, mientras que Ramón Alvargonzález se ocupó de la quinta planta.

Luego, en el apartado de la Guía sobre la Campa Torres, vuelve aparecer de nuevo la foto de la inscripción diciéndose que es una Ara Sestiana dedicada a Augusto en el 9-10 d. de C., así como un breve comentario en el mismo sentido, si bien aquí no se especifica al autor de este texto en concreto.

En fin, reitero: entiendo ya que la posición de la profesora Ochoa está muy clara respecto a que esta inscripción de la Campa o Cabo Torres no es una Ara Sestiana, pero en este libro-guía-resumen aparece como tal (si bien así lo escribieron sus colegas y ella, como coordinadora y directora de la exposición, lo debió permitir -supongo retrospectivamente-, dadas quizás las diferencias de opinión que, al respecto, habría entre ellos). Y al aparecer como tal, de algún modo se autoriza y se sanciona como bueno el diagnóstico que se está ofreciendo.

Naturalmente, no es que esto tenga una importancia excesiva (que haya diferencias interpretativas entre colegas es lo más normal del mundo), sino que simplemente sirve para poner de manifiesto como estas cosas pueden inducir a confusión, tal como comenté en un escrito anterior.

Aunque no lo tengo en propiedad (lo extravié en su día) he tenido oportunidad de comprobar (eso sí, con muy poco tiempo) que, en el Catálogo Científico, el único momento en que se habla de la inscripción de Campa Torres es en el capítulo que dedica el profesor Julio Mangas a “La religión del área astur”.

Julio Mangas no dice, por supuesto, que sea un Ara Sestiana, pero tampoco dice el porqué no lo es. Simplemente obvia el problema y se limita a subrayar que es un ara consagrada a Augusto por Cneo Calpurnio Pisón, un ara de culto imperial, lo que ya es bastante.

De donde cabe deducir, a mi juicio, dos cosas:

1º.- Que en el Catálogo Científico se quiso obviar entrar en polémicas con las diferentes teorías que mantendrían, quizás, otros colegas.

2º Que en la Guía resumen de la exposición si se permitió, en cambio, que se expusiera la opinión de que la inscripción es una Ara Sestiana.

Como siempre, un cordial saludo.
Comentario por Alicia M. Canto el febrero 14, 2009 a las 2:21am
Sr. Caso: Muchas gracias por las explicaciones; seguramente habría el problema "diplomático" que Ud. sugiere, acaso más delicado por celebrarse la exposición allí mismo, e intervenir en ella personas de uno y otro criterio. Saludos y buenas noches.

P.D.- Abo: veo ahora su mensaje de ayer. Si le parece, dejamos el tema para mañana, que ya es muy tarde.
Comentario por Alicia M. Canto el febrero 14, 2009 a las 1:43pm

http://db.edcs.eu/epigr/epi.php?s_sprache=es

http://db.edcs.eu/epigr/epi.php?s_sprache=es

en el EDCS alemán

en el EDCS alemán

http://db.edcs.eu/epigr/epi.php?s_sprache=es

Abo: Bueno, aquí estamos a lo prometido.

Sí, ésa es, la placa II (la IV para García y Bellido), la única que presenta el asidero superior, y la única que según J.M. Roldán Hervás sería genuina, en lo que estaría de acuerdo (si acaso no es también falsa).

Él trató de ellas, en efecto, primero en "Las tablas de barro de Astorga, ¿una falsificación moderna?", Zephyrus XXIII-XXIV, 1972-1973, págs. 221-232, y luego en Itineraria hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península ibérica, Valladolid-Madrid, 1975. Dedica en este libro un capítulo a "Las tablas de barro de Astorga", págs. 163-175 (con láms. XXIII-XXX). En concreto comienza (pág. 165): "Una ojeada a las cuatro tablas permite observar que sólo una de ellas, la segunda, presenta caracteres genuinos y espontáneos, frente a las otras tres, en las que el tipo de letra es más pesado y no puede disimular su carácter de copia, de imitación de los tipos de aquélla...".

La más convincente prueba que ofrece (pág. 166), al comparar las letras en las distintas tablas, es justamente sobre la M en el DACTIONVM IX (además mal escrito, por DACTONIVM IX) de la antepenúltima línea (que por cierto se ve estupendamente en la foto que Ud. puso), que es la única M que aparece en esta tableta, esto es, para un copista el único ejemplo de M "buena" en el que podría inspirarse.

Como ve, el numeral I del IX quedó bastante pegado a la M, con lo que, para un no experto (y estamos hablando de comienzos del siglo XX), puede parecer la abreviatura del praenomen Manius (que une M, A y N). Pues bien, en las tres tablas restantes todas las M se hacen de esa manera, lo que por sí solo ya demuestra que son falsas, pues tal M quita todo sentido a la palabra en la que está. Hay otros detalles, pero ése es muy significativo.

Podría ser falsa también esta segunda placa, dice Roldán (pág. 167), al analizar el extraño final con C. LEP.M /II VIR que, si se fija Ud., entre otras rarezas presenta interpunciones al pie de las letras, algo insólito en epigrafía latina. Pero, "para salvar la autenticidad de la tablilla II", concluye que esas dos líneas podrían ser una adición del falsario. Pasa luego a estudiar vías y trayectos, que confluyen en la misma idea de la falsificación.

Vea ficha de cada una con los dibujos y fotografías de ellas, y una bibliografía bastante completa, en Hispania Epigraphica On Line, fichas núms. 14524 a 27, bajo "Itinerario de barro".

Ahí verá que aún se mantienen las piezas como discutidas, igual que en el EDCS alemán (bajo la errónea localización “Sebastián”, quizá por su primer propietario). Ello se debe a que otras firmas importantes han seguido abogando por su autenticidad, como A. García y Bellido o Alain Tranoy (el artículo del viejo maestro es consultable aquí, está muy bien para seguir la bibliografía hasta 1975). Pero, junto con otros detalles, el señalado error de las M tiene demasiado peso como para aceptar las tablillas I, III y IV como buenas.

Recuerdo ahora que hace poco Roldán ha hecho otras dos referencias a la cuestión: con F. Wulff en Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001, y en su “El Camino de la Plata: iter o negotium”, Gerión vol. Extra, 2007, págs. 323-340, donde dice: “(el Anónimo de Rávena)... la primera fuente antigua que nos da toda su extensión, de Mérida a Astorga, si dejamos de lado el peculiar y, a mi parecer, decididamente falso, Itinerario de Barro…”.

Pienso lo mismo, pero no me extrañaría en absoluto que, sobre todo en Asturias, o en el Museo de Oviedo, la idea no se aceptara muy bien. Saludos.

Comentario por Abo el febrero 15, 2009 a las 10:31pm
Alicia,

Es que esto de la Tabletas de Barro ya tiene su Historia y su miga, ya en foros de hace algunos años se pedía se hiciesen las pruebas de luminiscencia o las que procediesen pero el caso es nada se hizo y todo sigue igual como la canción de Julio Iglesias. En Oviedo volví a sacar el tema y me contestaron que los que estudiábamos vías teníamos obsesión en ello, les dije que de alguna forma si y que por qué no las analizaban. Una de cal y otra de arena...lo mirarían, pero no.

El profesor Roldán Hervás sí acepta como buena esta de Iria, por motivos obvios de representación de las vías gallegas, Iria/Pria, supongo.. Sigo pensando que la equivocación que se comete es grande, pero bueno, mucha paciencia, estas cosas caminan despacio.

Releo, una vez más, lo que escribe el profesor en “Itineraria Hispánica” sobre las Tablas de Barro de Astorga y concretamente sobre esta que comentamos (2ª). Observo que aun concluyendo el Sr. Roldán que para él es auténtica y las demás falsas, muchas dudas tiene delante.

Dudas cuando dice, entre otros, los siguientes comentarios: “Las circunstancias de su hallazgo son oscuras”. Le da que pensar. Dudas cuando estudia la M: “Decisivo, sin embargo, en este sentido es el tipo de M...la M final....de Dactionum” (por cierto este nombrecito de por si es un poco raro, lo esperado sería: Dactonium) . Ante el problema que se le plantea lo soluciona con: “ En resumen, no queda otro remedio, para salvar la autenticidad de la tablilla II, que pensar en una posterior adición del nombre”. Por poder, puede ser, pero es un problema que tambien se le plantea. Roldán interpreta una distancia de IX para Dactonium, el profesor García Bellido solo puede pensar en una X con interrogante. Yo veo una M con un palo ascendente como si fuese de la misma letra y un comienzo de una X(¿), pero bueno, esto mio no tiene importancia.

“Sería conveniente detenerse en algunas de las particularidades ortográficas que presentan. En primer lugar, ha llamado la atención la utilización del ablativo con ad (Ad Iria) en la mención de los puntos terminales de las respectivas vías” Le busca solución pero le da que pensar.

Respecto a la adecuación de distancias entre Luco Augusti –Iria (suponiendo la ecuación Iria = Pria) entre La Tabla II y la vía 19 del I.Anto. no coinciden ni por aproximación. Tableta: XI-XIII-XI-XX (para García Bellido esta última: XV). Vía 19, mismas mansiones: XIII-XX-XXII-XIII.

Hay algo muy importante en esto de las distancias. La distancia horizontal o reducida (“vuelo de pájaro”) entre IRIA FLAVIA y LUCO AVGVSTI = 94,40 Kms. La distancia que deja el Lépido es de 81,40 Kms (55 x 1,48 = 81,40), contando las XX que lee Roldán de Aseconia a Iria y no las XV de García Bellido, cinco millas menos. Aún teniendo en cuenta que la distancia reducida es un imposible se iguale a la traza del camino, le harían falta aún 13 Kms para igualarla.

Algo falla, y lo que falla es que Iria Flavia es Iria Flavia y Pria es Pria. En Fin. Es algo ya muy comentado.

Yo, evidentemente, no voy a decir que si la Tableta II es falsa o verdadera, cosas de expertos en epigrafía, pero...las “cuentas” no salen.

Alicia, un saludo y muchas gracias.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el abril 13, 2009 a las 9:35pm
Bueno, había comentado hace unos días, en el post “El Museo Arqueológico de Oviedo muestra nuevas piezas de yacimient... que merecía la pena volver a abordar la cuestión de las Aras Sestianas a luz de la interpretación que ofrece Narciso Santos Yanguas en su último libro “Asturias, los astures y la administración romana durante el Alto Imperio”.

Ed: KRK. 2008

Así, en la entrada del capítulo V “Un ejemplo de doblamiento astur-romano: oppidum>> Noega (Campa Torres, Gijón), Santos Yanguas ya nos advierte por donde discurrirá su visión sobre el particular al escribir:

“Otro problema conectado directamente con la evolución del recinto poblacional de la Campa se centrará en definir el sentido y significado de las Aras Sestianas, así como su verdadero emplazamiento, que creemos que hay que identificar con el espacio geográfico correspondiente al oppidum Noega según todos los indicios.”

Tras presentar la documentación escrita acerca de Noega y las Aras Sestianas (como una cuestión vinculada) referidas a P. Mela, Plinio el Viejo, Ptolomeo, Anónimo de Rávena, etc., aborda las distintas interpretaciones que el problema suscita y que hemos venido tratando en los comentarios de este post y que se reducen a dos:

a) Para algunos investigadores las Aras Sestianas estarían ubicadas en territorio galaico de acuerdo con la mención de Plinio el Viejo, Ptolomeo, Anónimo de Rávena, etc.

b) Y para otros, siguiendo a Mela, las Aras Sestianas estarían emplazadas en el litoral de los astures.

De esta última interpretación (b), Santos Yanguas sostiene que es posible tener en cuenta dos variantes:

- “o bien que únicamente existirían unas Aras Sestianas, las astures, por lo que Plinio el Viejo estaría errado en su apreciación";

- “o bien que pudo haber diversos monumentos con esa denominación, por lo que resulta posible la existencia de unas aras en Asturia y otras en Callaecia.”

Es decir, la cosa se vuelve a tornar interesante, puesto que Santos Yanguas admite como posibilidad la existencia de unas Aras Sestianas “diseminadas”, cuestión que se ponía en solfa en el debate que manteníamos.

En este sentido, advierte, seguidamente, que “Contamos con ciertos motivos para desconfiar de la referencia pliniana…”; que hay contradicción para ubicar estas aras en una misma zona en territorio galaico (Ptolomeo), “o no aseguran que sean sestianas sino de Augusto” (Anónimo de Rávena), y que, por otro lado, “si combinamos el contenido de los textos antiguos, es posible deducir la existencia de al menos tres promontorios en la costa”.

Y tras definir a estas Aras Sestianas por tres elementos (misma denominación, ubicarse en penínsulas o promontorios, carácter sagrado y/o cultual), establece el siguiente párrafo:

“De ello se deduce que no es necesario reducirlas a un único monumento, siendo posible además que, en su conjunto, participasen de una misma política de prestigio en torno a la figura del primer emperador, pudiéndose pensar incluso en un culto incipiente que, aprovechando la anexión del territorio septentrional, le erigiría conmemoraciones en algunos finisterres del litoral”.

Y dentro de esos finisterres, claro está, sitúa Santos Yanguas a la Campa de Torres como uno de los emplazamientos de las Aras Sestianas.

Resumidamente, Santos Yanguas afirma:

1º Que “… alrededor del año 27 a. C., fecha de inicio de los principales enfrentamientos bélicos correspondientes a las guerras astur-cántabras, en una península del litoral astur se hallaba Noega, el centro de población más notable de la región…”

2º Que “…pocos años después se erigiría en dicha península el monumentos de las tres Aras Sestianas…”. Es decir, tras la derrota de los astures en su primera fase.

3º Que “Ya en nuestra era, en concreto en el año 9-10 d. C., el lugar se consideraba un enclave seguro para poder dedicar una inscripción monumental (o varias) a Augusto…”, tal como la que conocemos de Calpurnio Pisón (CIL II. 2703). Al fin y al cabo, como ya habíamos apuntado en un comentario anterior, y tal como había subrayado el profesor Diego Santos, muchas dedicaciones se solían poner justamente donde ya había otras.

4º Que la importancia de dicha inscripción monumental hallada en la Campa Torres indicaría, indirecta y muy probablemente, la posibilidad de ser una de las sedes de las Aras Sestianas.

5º Que dicha inscripción de Calpurnio Pisón no hay que, evidentemente, confundirla con el monumento de las Aras Sestianas (al ser posterior).

En conclusión: la interpretación de Santos Yanguas abre el abanico de posibilidades para considerar a la Noega de la Campa Torres como una de la sedes de las Aras Sestianas, y, en consecuencia, permirte a su vez reconsiderarla hipótesis de Carlos Sánchez-Montaña que habíamos tenido en cuenta. De hecho, la interpretación de Santos Yanguas puede considerarse que se acerca, asimismo, a la mantenida por Antonio Rodríguez Colmenero, y al que citaba el propio Sánchez-Montaña.


Repasando textos, compruebo que también Julio Mangas Manjarrés, en el capítulo (“La primitiva religión de Asturias: cultos indígenas, romanos y orientales” de la Historia de Asturias. Ed. Prensa Asturiana S.A. 1990), del que tomábamos la traducción del epígrafe o “bloque constructivo” de Calpurnio Pisón, sugiere del siguiente modo:

“En la Campa de Torres pudo, pues, haber tres aras consagradas al emperador Augusto por un Sestio, ¿Lucio Sestio, cónsul en el 23 a. C?.”.
Comentario por Alicia M. Canto el abril 14, 2009 a las 2:23am
Sr. Caso: Gracias por el prometido resumen de lo que dice N. Santos Yanguas en su reciente libro que, la verdad, me parece decepcionante. Ya es un poco tarde para entrar en honduras, pero creo que no hay nada que reconsiderar, sobre todo leyendo eso de que "Contamos con ciertos (¿?) motivos para desconfiar de la referencia pliniana…”

Sería muy largo de hablar, para la hora que es, el tema de la fiabilidad de Plinio el Viejo, que para sus coetáneos y posteriores era elevadísima. Así que (además por experiencia propia, pues he trabajado años sobre su obra) naturalmente me fío mucho más de lo que dijo Plinio al respecto, porque fue procurador imperial de Vespasiano y Tito justamente para la Hispania Citerior, y con seguridad visitó el lugar de las aras, y algún sacrificio haría en ellas.

Cuando él relaciona en IV, 111 "...Celtici cognomine Neri et Supertamar(i)ci, quorum in paeninsula tres arae Sestianae Augusto dicatae, Copori, oppidum Noeta..." no sólo está ubicando en la costa galaica la península (única) donde estaban (juntas) las tres aras dedicadas por Sestio Quirinal, sino que, con la mención inmediata de la "Noeta/Noela" galaica, nos está señalando cuál pudo ser el error cometido por Pomponio Mela: confundir dos ciudades cantábricas casi homónimas, la galaica con la astur (o cántabra). Y no digamos cuando Plinio es confirmado por otros autores, y Mela no.

Por otro lado, contra testimonios antiguos, sobre todo si son fiables y no tienen prueba en contra, da igual el número de autores modernos que se acumulen diciendo lo contrario.

Dicho (o repetido) lo que pienso sobre las aras, que estaban juntas y en la costa galaica, ya comentaré de paso, al leer eso de que "Santos Yanguas abre el abanico de posibilidades para considerar a la Noega de la Campa Torres como una de la sedes de las Aras Sestianas...", que hasta el día de hoy, que yo sepa, nadie sabe con certeza, ni existe prueba alguna, de dónde estaba esta Noega más oriental, astur según Mela pero cántabra según Ptolomeo (Noega Ucesia), y según Estrabón más al interior.

Antonio Tovar, por cuya obra Iberische Landeskunde tengo el mayor respeto (incluso por su tercer tomo, aunque es póstumo), al tratar de esta Noega (t. 3, 1989, p. 344) no se atrevió a tomar partido, concluyendo que "el problema de la identificación de Noega es muy complicado", y limitándose por ello a relacionar las principales posibilidades defendidas por unos y otros autores modernos: "Avilés... Gijón... Villaviciosa... y... "Ribadesella, lo que parece quizá lo más razonable". Así que, ya ve Ud., ante la falta de alguna prueba, se puede negar incluso la mayor.

Y lo mismo pasa con Gigia, que se pone tantas veces en Gijón cuando según Ptolomeo II.6.28 (la única cita de ella en toda la Antigüedad) estaba decenas de kilómetros al sur y hacia el interior.

Algunas trolas les tienen contadas a los asturianos, me parece (dicho sea con todo respeto), aunque sin duda que de buena fe. Buenas noches.

P.D.- A propósito de su frase sobre una descabellada hipótesis "que habíamos tenido en cuenta", espero que no me incluya en ese plural, por razones bien obvias.
Comentario por Carlos Sánchez-Montaña el abril 14, 2009 a las 2:27pm
¿Incontestable? caramba, caramba.

La autoridad sobre lo que un ARA es en lengua latina la establece cualquier diccionario del bachillerato de mi infancia.
Entre otras "lugar de refugio, protegido o de asilo."
El faro de Campa era un ARA según su significado.
Saludos
Comentario por Elpater el abril 14, 2009 a las 2:43pm
Puestos a desbarrar, me quedo con el ARA que tinc vint anys. Es igualmente improcedente, pero mola más.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el abril 14, 2009 a las 9:42pm
En fin, profesora Alicia, comprendo que le resulte decepcionante el último libro de Narciso Santos Yanguas, al menos sobre este debatido problema de las Aras Sestianas, pero es lo que hay por el momento en cuanto a actualidad se refiere sobre el particular.

Y digo comprendo, porque es evidente que, en esta complicada y disputada cuestión, las conclusiones o hipótesis finales dependen mucho de la preferencia particular que demos a cualquiera de los escritores antiguos que nos han informado al respecto.

Usted tiene sus motivos bien fundados para preferir el texto de Plinio el Viejo, mientras que Santos Yanguas los tiene a su vez para inclinarse por Pomponio Mela.

Aunque podrá verlo con detenimiento cuanto tenga el libro de Santos Yanguas, ya le adelanto que entre sus razones para desconfiar de Plinio el Viejo están las siguientes:

a) Que Mela escribe con anterioridad a Plinio, “…autor este último que tal vez se serviría de aquél como fuente de información.”

b) También porque “…posiblemente el hecho de que el río Nelo fuera ya mencionado por Estrabón como Melosos (Nalón) y posteriormente por Ptolomeo (Nailos), al tiempo que el centro de población oppidum Noega aparece recogido tanto por el geógrafo de Amasia como por Pomponio Mela y el propio Plinio el Viejo, quienes lo ubican en la costa de los astures".

c) “De ello -continúa Santos Yanguas- parece desprenderse que todos los aspectos mencionados por los autores antiguos del Alto Imperio resultan aplicables al territorio astur, mientras que la única vez que se adjudican a suelo galaico es en Plinio, lo que le hace más inseguro (no por desconocimiento del terreno por parte del naturalista sino por error o transposición de uno de sus copistas).”

Luego tenemos el problema de identificación del oppidum Noega con la Campa de Torres, sobre lo cual Santos Yanguas proporciona una argumentación -basada tanto en las fuentes escritas como en las arqueológicas- para así considerarlo (al menos como la hipótesis más probable).

Resumidamente:

1º.- Del testimonio de Estrabón “ … se deduce que la polis de Noega se halla un poco alejada del río Nalón hacia el este, en territorio de los astures y próxima al estuario que sirve de demarcación entre astures y cántabros (río Sella)”.
Por cierto, la Noega Ucesia se identificaría con un hábitat situado en la desembocadura de este río Sella.

2º.- Del testimonio de Mela se establece que “… Noega es un poblado fortificado del litoral de los astures…”

3º.- De Plinio “…sólo menciona el poblado fortificado de Noega, al que ubica en una península”.

4º.- No existe ningún castro en todo el litoral astur (incluido el litoral galaico antiguo de Asturias) que por ubicación, tamaño e importancia, pueda competir con el de Campa Torres a la hora de identificarlo con la oppidum Noega.

5º Tal como concluye Santos Yanguas: “De la relación existente entre documentación literaria y arqueológica, y teniendo presentes los excepcionales resultados de las excavaciones, resulta evidente la identificación de la península de Noega con la de Torres, que sería una de las sedes de las Arae Augusti y muy probablemente podría considerarse el asentamiento de unas aras del tipo que se denominan sestianas, debido al hallazgo posterior de la lápida monumental dedicada al primer emperador romano.”

Ante todo ello, es decir, ante estos aspectos reseñados, habrá quien les parezca que las razones de Santos Yanguas son suficientes y bien argumentadas (de momento, a mí, así me lo parecen); mientras que a otros les resultarán insuficientes y escasamente fundamentadas.

En cualquier caso, en eso consiste el debate en busca de la verdad de las cosas, (más allá, cierto es, de que a veces se nos quiera contar alguna trola que otra -y no sólo a los asturianos- aunque sea con buena fe).

Amiga, Oliva Castrillo:

Gracias por su contribución, pero permítame que no entre ellas (al menos por ahora), dada las amplias cuestiones que se desprenden de las mismas.
Comentario por Alicia M. Canto el abril 15, 2009 a las 12:59am
Sr. Caso: Gracias por el nuevo resumen, aunque de nuevo se me ha hecho tarde para entrar en el tema, pero sólo le diré, respecto de esta frase de N. Santos:

"a) Que Mela escribe con anterioridad a Plinio, “…autor este último que tal vez se serviría de aquél como fuente de información.”

Esta expresión dubitativa y condicional parece confirmar que este autor no conoce muy bien la obra de Plinio el Viejo. Quien, debido a su legendaria precisión, cita al final del resumen de cada uno de sus libros qué autores ha consultado. Y, para el libro IV que nos ocupa, sabemos que éstos fueron:

EX AUCTORIBUS

(Romanos): Catone censorio. M. Varrone. M. Agrippa. Divo Augusto. Varrone Atacino. Cornelio Nepote. Hygino. L. Vetere. Mela Pomponio. Licinio Muciano. Fabricio Tusco. Ateio Capitone. Ateio philologo.

De forma que, como puede verse, sabemos que Plinio leyó a Mela para su libro IV (como también para el III), y que realmente le cita a menudo. Por lo tanto, si no le sigue en la ubicación de las arae Sestianae es porque sabía que Mela se había confundido en ello, y seguramente también, como le dije, porque él mismo las tuvo que visitar en persona.

Por otro lado, tampoco es cierto lo de que "...mientras que la única vez que (las aras sestianas) se adjudican a suelo galaico es en Plinio".

Ptolomeo las coloca exactamente donde Plinio, pasado el promontorio de los Nerios, en Gallaecia, copio ese sector (y corrijo algunos pequeños lapsus en la edición de B. Thayer):

The Callaici Lucenses
Orvium promontory 5*30 44°00
mouth of the Via river 5*40 44°20
mouth of the Tamara river 5*40 44°40

The Artabri
Artabri harbor 5*20 45°00
Nerium promontory 5*15 45°10

The north side, above which is the ocean called Cantabricus, is described as follows: after the Nerium promontory there is another promontory in which are the altars of {the} Sesti(us).
Promontory 5*40 45°30
mouth of the Virus river 6*15 45°30
next a promontory 6*30 45°30

In the Great harbor of the Callaici Lucenses
Flavium Brigantium 6*45 45°00
Lapatia Coru promontory which is called Trile(u)cum 8*15 45°50
Mouth of the Mearus river 9*00 45°45
Mouth of the Nabius river 10*20 45°40
Mouth of the Nabialavionis river 10*20 45°45

The Paesici
Flavionavia 11*45 45°25
Mouth of the Naelus river 12*00 45°30

The Cantabri
Noega Ucesia 13*00 45°30


El tercero sería el Ravenate, que en 308.1 cita una "ciudad" de nombre Ar(a)e Augusti en Galicia, "junto al Océano", citada junto a Aquis Celenis (Caldas de Reyes o Cuntís, PO).

De tal forma que es al contrario: es Mela el único que pone las aras Sestianas en la costa astur. En fin, habría más "tela que cortar", como se dice, pero creo que los detalles señalados ya son bastante indicativos, y creo que cofirman mi impresión inicial.

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