Aspecto del claustro de la finca Mas del Vent, cerca de Palamós (Girona). /VINCENT LEROUX

José Ángel Montañés / El País

¿Quedan todavía en España joyas artísticas desconocidas, aunque sean del siglo XII? Parece que sí. La última y sorprendente noticia al respecto ha saltado en las proximidades de Palamós (Girona), con el hallazgo (¿o habría que decir redescubrimiento?) de un claustro excepcional, sobre cuyo origen románico los expertos albergan pocas dudas y al que se ha buscado muchas semejanzas con el del monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos.

El anuncio saltó durante las recientes jornadas que bajo el título Arte fugitivo organizó el grupo EMAC de investigación sobre románico y gótico de la Universidad de Barcelona. Lo presentó Gerardo Boto, profesor de Arte Medieval de la Universidad de Girona, especializado en el análisis de la plástica monumental románica y en la iconografía y la organización del espacio eclesiástico medieval. De pronto, Boto dejó a profesores y estudiosos con la boca abierta cuando explicó que, en el jardín de una finca privada de Palamós, existía desde hacía más de medio siglo un claustro románico. Los asistentes a las jornadas no dieron crédito cuando este experto en historia y arte de la Edad Media desveló que no se conocía su procedencia exacta y que el monumento no estaba inventariado como bien cultural, ni por supuesto, protegido por administración alguna. En definitiva, que era un edificio anónimo, sin nombre ni apellidos.

Gerardo Boto conoció la existencia de esta construcción de forma casual. La edición francesa de la revista de decoración AD publicó, en su número 94 de julio y agosto de 2010, un espectacular reportaje sobre la vivienda del suizo Kurt Englehorn y su mujer Carmen, en Mas del Vent, una inmensa finca de 22 hectáreas localizada en la zona de la Fosca, en el término de Palamós. En el reportaje, el fotógrafo Vincent Leroux no pudo evitar fijar su objetivo en la enorme galería de arcos románicos del claustro que bordeaba la piscina. Pese a las reticencias del propietario, el fotógrafo tomó la imagen de aquel espectacular conjunto de piedra que bordeaba la no menos espectacular piscina entre los pinos: la imagen fue publicada en la revista a doble página.

Desde que tuvo constancia de la existencia de este nuevo edificio, Boto ha intentado sin descanso acceder al interior de la vivienda para estudiarlo, pero los propietarios del mismo no se lo han permitido. “Jamás he podido acceder al interior de la propiedad”, confesó decepcionado el historiador durante su presentación. Pero sí consiguió las fotografías de Leroux, de 80 megas de calidad, algo que le ha permitido buscar en primer plano las características de lo que, según su opinión, es un claustro románico con todas las de la ley.

Según Boto las galerías miden, aproximadamente, 20,8 y los 21,9 metros de largo, unas medidas que determinó a través de las imágenes aportadas por Google Earth. Cada una de ellas presenta diez arcos sobre columnas y capiteles dobles, salvo en el medio, que es cuádruple. De las otras dos galerías que acabarían de cerrar el claustro de 44 capiteles no se conservan columnas ni arcos y los capiteles reposan directamente sobre las basas.

Tras analizar estas imágenes Boto asegura que el claustro de Palamós es comparable, en distintos aspectos, a los de Silos y Las Huelgas, los dos en Burgos, y al de Santa Maria de Ripoll, en Girona, porque en todos ellos, algo infrecuente en los claustros españoles o hispanos, las columnas dobles están esculpidas por separado, mientras que los capiteles que las coronan forman un solo bloque.

Además, en los capiteles de Palamós aparecen representadas figuras humanas y gran número de elementos vegetales y animales, sobre todo aves, leones y jabalíes, y monstruos, como grifos, arpías y dragones... pero no escenas religiosas. El investigador resaltó las grandes dimensiones “insólitas en el panorama del románico hispano” de los arcos: más de tres metros y medio desde la clave de los arcos hasta las bases, independientemente de que algunos de los fustes fueran nuevos para restituir los perdidos.

El profesor Boto explica entusiasmado: “Tanto en el aspecto estilístico como en el temático, la mayor parte de los capiteles de Palamós están enraizados con el repertorio del claustro de Silos, tanto con el llamado Primer Taller, realizadas hacia 1100, como del llamado Segundo Taller, realizados hacia 1165. No hay duda: el operario que realizó estos capiteles conocía las formas y los registros de Silos”.

Boto se cuestionó durante tiempo la autenticidad del conjunto y se planteó la posibilidad de que todo fuera, tan solo, un decorado cinematográfico. Pero ahora, y a falta de que otros expertos confirmen su diagnóstico, no tiene dudas: “Seguí la pista de los posibles reproductores por moldes o por labra directa y en el siglo XX solo un moldeador tomó moldes de los capiteles de Silos, cuyos positivos en yeso se encuentran en el Museo de Reproducciones Artísticas, en el Victoria and Albert de Londres, en el museo de la Real Academia de Bellas Artes y en el propio Silos, pero no son los de Palamós. Tampoco hay constancia que se instalara en el monasterio ningún cantero para reproducir los capiteles”, explica.

Pero la prueba más contundente sobre la autenticidad del conjunto la encontró Boto en el Archivo Municipal de Palamós. Allí ha localizado una serie de imágenes del proceso de montaje de las arcadas que se remonta a 1959. “En ellas se ven la naturaleza pétrea de las piezas, su peso, su erosión de siglos y las marcas de montaje incisas normales en piezas románicas. Las fotos no muestran ningún atisbo de modernidad o falsedad. Si estos arcos no son auténticos, podemos dudar de la autenticidad de todo lo que vemos en fotos y en directo”, concluye tajante.

Según la revista francesa que dio a conocer la existencia del claustro románico, la construcción fue adquirida por el abuelo del actual propietario en Madrid, en los años cincuenta. Boto no duda de la fecha y apunta que quizá llegaron en 1958 a Palamós, pero sí de la procedencia: en su ponencia defendió que procedía de la provincia de Segovia o Burgos. “Seguro que este singularísimo patio porticado conoció estaciones intermedias en su trayecto desde su origen hasta su destino actual junto al Mediterráneo. No sabemos si estos estadios intermedios estuvo montado o empaquetado en cajas”, comenta.

Paralelamente a la acción investigadora de Boto, la Asociación de Amigos del Románico emprendió el año pasado una campaña para conseguir que se inventaríe y proteja la construcción y que sus dueños permitan analizarla. “En febrero de 2011 escribimos a los representantes legales de los dueños exponiéndoles nuestra intención de estudiarlo y conseguir una protección patrimonial acorde con su relevancia histórica artística. No nos han contestado”, se lamenta Juan Antonio Olañeta, presidente de la asociación. “No entendemos por qué no permiten el acceso, si tenemos en cuenta que la vivienda se alquila”, asegura Olañeta. En efecto, en la página web del grupo Rough Luxe , propiedad de Kurt Englehorn, se pone a disposición del cliente 11 fabulosas mansiones repartidas por todo el mundo, entre ellas la de Mas del Vent de Palamós. En la descripción se asegura que es una vivienda del siglo XVIII reformada por el equipo de arquitectos RCR para disfrutar de la naturaleza, pero para nada menciona el claustro, que tampoco aparece en las imágenes promocionales.

La asociación también se ha dirigido a las diferentes administraciones: Ayuntamiento de Palamós, responsables de patrimonio de Castilla y León y de la Generalitat de Cataluña, y Ministerio de Educación y Cultura, pidiendo que inicien los trámites para protegerlo. En septiembre de 2011 recibieron una breve respuesta de la Generalitat asegurando que se está siguiendo el protocolo de actuación que prevé la ley de patrimonio catalán de 1993. La nota aseguraba: “La actuación ha de conducir a la inspección por parte de nuestros técnicos del citado claustro”. Sin embargo, el director general de Patrimonio, Joan Pluma, reconoce que todavía no se ha hecho: “En unos días se enviara al juzgado un requerimiento con la intención de que nuestros técnicos puedan comprobar su existencia y si es auténtico”, asegura Pluma. Desde el Ministerio, tras la consulta realizada por este diario, han respondido a la asociación que “se ha dado traslado a la petición para estudiarla” y que en todo caso será la Generalitat de Cataluña la que tendrá que valorar las medidas a adoptar. Desde Castilla y León están interesados en el tema, pero no manifiestan intención de hacer nada, más allá de contactar con la Generalitat. Por fin, María Gràcia Artigas, concejala de Cultura y Patrimonio de Palamós, admite conocer la existencia del claustro, pero sostiene que “el ayuntamiento no tiene previsto hacer ninguna acción de forma inmediata. Es como si un particular tuviera en casa un Picasso; no nos corresponde a nosotros, porque al parecer es un elemento patrimonial castellano”. Sin embargo, la ley de patrimonio estatal y autonómica no excluye los bienes en manos privadas.

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Comentario por Percha el junio 7, 2012 a las 2:08pm

Parece, María, que empiezan a aparecer hipótesis sobre cual puede ser el origen del claustro.

En El Diario de Burgos ha aparecido el siguiente artículo:

San Pedro de Gumiel de Izán, posible origen del claustro hallado en...

ILH

El revuelo que se ha levantado con el claustro del siglo XII redescubierto en una propiedad privada de Palamós (Girona) ha encendido las alertas de los expertos en románico para tratar de averiguar a qué monasterio pertenece. La finca El Mas de Vent, una casa de lujo catalana, custodia junto a la piscina de su patio una joya del románico que no estaba estudiada ni catalogada. Gerardo Boto, el investigador que lo ha dado a conocer después de que la imagen del patio apareciera en una revista de diseño y decoración francesa, sostiene que se trata de un conjunto original y lo sitúa parejo en el tiempo a la construcción del claustro de Santo Domingo de Silos.
También lo cree así José María Pérez "Peridis", presidente de la Fundación Santa María La Real, que no se atreve a nombrar un cenobio concreto, pero da algunas claves que permiten ir acotándolo: «Yo creo que es un claustro cercano a Silos en el espacio y en el tiempo, del ámbito del Camino de Santiago, y benedictino cisterciense seguro.Pero estamos hablando emocionalmente. Hay que entrar y tocar la piedra».
otro experto en el románico, el investigador Félix Palomero, no le importa especular con un nombre.Los datos aportados y lo que se desprende de las fotografías le hacen pensar en el monasterio de San Pedro, en la localidad de Gumiel de Izán, benedictino en su origen -y dependiente de Silos- y cisterciense después. Siempre desde la hipótesis, Palomero destaca las similitudes entre los capiteles que aparecen en la imagen de la revista, los del monasterio de Silos y los que del cenobio de San Pedro se conservan en la iglesia de la localidad«Comparten motivos del Paraíso -en el claustro de Silos se halla en la galería sur y del de Gumiel está en la iglesia-, por ejemplo. Por temática y modo de ejecutarlo son muy similares y dado que desconocemos qué fue del monasterio gomellano, podemos especular con que se trate de él. El otro posible sería elclaustro de Sacramenia, de Segovia, pero además de que siempre ha sido cisterciense, está en EEUU».
Otro investigador, Pedro Ontoria, aporta datos del siglo XIX sobre el recorrido del monasterio de San Pedro tras la desamortización. Consultando el Diccionario de Madoz apunta que el 27 de julio de 1844 se vende el edificio a Jerónimo Zubizarreta por 192.000 (no sabemos si pesetas o reales). En 1875 el Estado vende el terreno por 140.000 pesetas. Y ahí se pierden las pistas sobre el cenobio. Si se  confirma que se trata del de San Pedro, la investigación podría sacar a la luz sus avatares desde finales del XIX hasta que en 1959 se levanta piedra a piedra en la finca de Palamós.
Las dudas podrían despejarse dentro de unos días, en cuanto los expertos puedan entrar y analizar el claustro. Hoy mismo varios técnicos de la Generalitat de Cataluña van a evaluar  in situ esta joya románica que, de confirmarse, se trataría del descubrimiento más importante de arte medieval de los últimos años. Los medios de comunicación podrán entrar a verlo mañana viernes.

Comentario por David Montero el junio 7, 2012 a las 6:29pm

Vaya por Dios. Yo siempre he creído que el arte, la cultura, la historia y esas cosas es patrimonio de todos/as. Pero ahora resulta que si llega un millonetis compra el pórtico de la Gloria (es un suponer) y se lo pone en el salón de su casa y ya no lo deja ver a nadie, no hay problema. Todo es cuestión de si paga o no paga y si hace declaración a Hacienda. Pues, hala. A vender el patrimonio, que así superamos la crisis y nos van a cuidar mejor Las Meninas. ¿No la querrá Bill Gates?

Alucino un poco, Percha. No le imaginaba con estas salidas.

Comentario por Percha el junio 7, 2012 a las 8:17pm

No sé que salida he tenido, David. Tampoco la del Pórtico de la Gloria y Las Meninas es que sea muy brillante. ;-) Pero vamos que es la salida que parecen defender tanto el descubridor, como las diferentes autoridades, como la fiscalía.

Creo que si ha sido una adquisición legal no se le pueden poner peros. Será deformación jurídica. Hay miles de obras de arte del patrimonio (castillos, palacios, iglesias, monasterios) que están en manos privadas, por no hablar de colecciones de pintura, escultura antigüedades... Por ejemplo, si se trata del claustro del monasterio de Gumiel de Izán, ya vendido a un particular por el Estado en 1844, ¿qué hacemos, lo empapelamos por expoliador?

Y que conste que hay cosas en este caso concreto que no me huelen bien, pero creo que presumir que es un expolio, así de entrada, me parece un poco fuerte. De hecho en mi primer comentario ya dije que debería descartarse que sea fruto de un expolio.

Por lo demás me parece fantástico que se le obligue a que deje que se estudie, se catalogue y se le impongan las cargas públicas que las leyes fijen para monumentos como este.

Comentario por Roberto el junio 7, 2012 a las 10:01pm

Si un claustro de estas dimensiones seguía en su sitio a principios del s. XX lo más probable es que de ello se hubieran hecho eco los eruditos que por entonces empezaban a estudiar el románico y demás estilos medievales en España, así cuando Randolph Hearst empezó a comprar monasterios como el de Sacramenia y otros, a pesar de ser ventas legales tuvieron repercusión entre los amantes del arte de ese momento que intentaron evitar la salida de España de las piezas. Seguramente este claustro estaría desmontado ya en el siglo XIX siendo lo extraño que permaneciera en España si ya se encontraba desmontado, empaquetado y listo para la venta. Si se vendió en los años cuarenta-cincuenta en Madrid es que estuvo mucho tiempo oculto ¿por que? Con que el propietario diga a quién se lo compro, él o sus padres se solucionarían muchos misterios, sin duda quien lo poseía sabía de donde provenía. Seguramente la venta haya sido legal porque el claustro estaría desmontado y pertenecería a un privado que podría venderlo sin tener que dar parte al Estado (hoy en día tendría que dar parte a la Administración y esta podría ejercer derecho de tanteo). Bueno supongo que a partir de mañana empezaremos a aclarar el misterio y tal vez esta redescubierta joya solo sea una "falsificación" moderna de una obra medieval.

Comentario por Percha el junio 7, 2012 a las 10:58pm

Otro artículo de La Vanguardia que aporta más dudas al asunto:

¿Es falso el claustro secreto de Palamós?

Palamós. (Redacción).- La polémica suscitada por el profesor de la Universitat de Girona, Gerardo Boto, que denunció a través de la prensa que en una finca de Palamós, Mas Vent, se había ubicado secretamente un claustro románico de gran importancia histórica –similar al del monasterio de Silos- podría tener un desenlace inesperado si, tal como esgrime la propiedad, se trataría de una falsificación, tal como corroboraría un informe del museo Metropolitan de Nueva York.

El claustro "secreto" de Palamós, como ya se conoce popularmente el conjunto arquitectónico, supuestamente de origen románico, que está instalado en el jardín con piscina de una finca privada, contrariamente a lo que dictamina a distancia el profesor de la UdG, Gerardo Boto, podría ser una falsificación. Los propietarios, herederos del industrial holandés Hans Engelhorn, han puesto en duda su autenticidad en base a un estudio que realizó en 1966 una prestigiosa conservadora del Museo Metropolitan de Nueva York, que dictaminó que se trataba de una copia.

Ante la diatriba, la Generalitat ha decidido poner en marcha a sus técnicos y paralizar la petición presentada a la Fiscalía para exigir el acceso a la finca. Los propietarios, sorprendidos por la magnitud de la polémica, han facilitado la entrada a los historiadores para que diriman si el claustro, que afirman adquirieron sus antepasados en un almacén de Madrid en el año 1958, es en realidad una réplica del claustro del Monasterio de Silos, según la tesis del profesor universitario que, en ningún momento ha podido analizar las piezas.

La empresa propietaria de la finca, ante las distintas informaciones aparecidas, ha emitido un comunicado en el que niega haber ocultado información sobre el claustro. Es más, aducen que en el archivo municipal de Palamós consta la existencia de dicha instalación con un expediente en el que incluso hay fotografías del año 1959 que describen a la perfección como se montaron las piezas.

En caso que los técnicos determinen que el conjunto arquitectónico es auténtico, la Generalitat procederá a su catalogación como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). En este caso, los propietarios estarán obligados a cumplir una serie de requisitos. Básicamente deberán velar por su preservación, como han hecho hasta ahora, pero también estarán obligados a dejar que el público visite las piezas un mínimo de cuatro días al año. En ningún momento, según el Departament de Cultura, se puede discutir la propiedad de un monumento, aunque no estuviera catalogado.

 

Comentario por Alicia M. Canto el junio 8, 2012 a las 8:14am

Algo tan enorme no puede ser tan difícil de rastrear. Va sabiéndose más de los 27 años de historia (1931-1958) en Madrid de este claustro incompleto. En exclusiva para El País:

El claustro estaba en casa de los Ortiz.

Los descendientes del restaurador que cuidó durante décadas en Madrid el conjunto de estilo románico relatan a EL PAÍS el increíble viaje desde la capital hasta Palamós

Madrid 8 JUN 2012 - 00:59 CET

El claustro de estilo románico situado actualmente en la finca Mas del Vent, cerca de Palamós (Girona), continúa originando variados ingredientes para el debate y aportando datos y nombres para una historia tan rocambolesca como real, una historia cuyo capítulo final solo podrá ser escrito por los expertos que emitan su diagnóstico acerca de la obra.

La fascinante película del claustro de Palamós tuvo ayer un triple reparto de protagonistas. Por un lado, los técnicos de la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat, que por vez primera pudieron acceder al recinto de Mas del Vent y estudiar el claustro para un posterior dictamen sobre su valor histórico, después de los requerimientos por vía judicial efectuados por el Govern a los propietarios de la finca. Por otro, el profesor de la Universidad de Girona Gerardo Boto, que fue quien destapó la existencia del claustro de Palamós, y que ayer se reunió en Madrid con el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, para pedirle un compromiso firme del Ministerio en el estudio del claustro. Y por último, Julián Ortiz Fernández, el anticuario que durante años y hasta 1958 veló por el buen estado de la obra cuando esta estaba montada no en Palamós, sito en un solar del madrileño distrito de Ciudad Lineal.

Juan Manuel Ortiz, de 86 años, no daba crédito a la imagen que había publicado EL PAIS en su primera página, cuando la contempló en casa de su hijo en El Escorial: era el claustro con el que había convivido durante décadas, como quien comparte su existencia con un elemento cualquiera del mobiliario. No había vuelto a saber nada del conjunto desde que en 1958 había salido, desmenuzado, en camiones rumbo a Girona. La familia Ortiz se puso en contacto con este diario, a través de una red social, con la intención de contar su historia, y la del claustro.

Según relatan padre e hijo al unísono y con precisión de fechas, las piedras del conjunto llegaron a Madrid en 1931 desde un lugar indeterminado. Las compró Ignacio Martínez Martínez, un anticuario “de gran prestigio y reconocimiento en el Madrid de entonces”. Los sillares se instalaron en un solar que le cedió una conocida suya, “una marquesa”, situado entre los números 7 al 11 de la calle Ángel Muñoz, en el actual distrito de Ciudad Lineal. “Quería montarlo para venderlo a un americano rico”, aseguran.

Al poco tiempo, el antepasado de ambos, Julián Ortiz Fernández, entró a trabajar a sus órdenes con la intención de ocuparse de las obras de montaje de la enorme estructura. Según recuerdan, Julián era un restaurador hábil que se había formado en pintura en Talavera de la Reina y acabó interviniendo en obras importantes “como un Berruguete”, explica el anciano con gran agilidad mental. Para dirigir los trabajos de montaje de las piezas y reintegrar las que faltaban o estaban fragmentadas Julián decidió irse a vivir a una casa instalada en el mismo solar del claustro con su mujer Emilia Carranza y sus nueve hijos.

Durante cinco años, hasta 1936, se sucedieron los trabajos de montaje. “Había prisa porque el anticuario quería venderlo a algún rico estadounidense, por eso contrató a 30 operarios. De hecho, tenía precio: cinco millones de pesetas que bajaron a tres y medio después en 1939”.

La Guerra Civil impidió que se terminase el montaje y restauración. Martínez se desplazó a Barcelona y Julián Ortiz se exilió a Francia, donde acabó en un campo de concentración. “Cuando el país es ocupado por los nazis y empiezan a desvalijar obras de arte, se enteran de que mi padre es restaurador y comienza a trabajar obligado para ellos; pero eso le hace ganar la amistad de un coronel de la Gestapo que posibilita que mi padre, tras pedirlo al régimen, vuelva a España en 1941”, cuenta el anciano. Y puntualiza: “Tenía la obligación de presentarse todos los sábados en el cuartel”.

Será entonces cuando se retomen los trabajos de montaje, que concluyeron en 1943. “El claustro se decora con la plantación de berenjenas blancas y moradas, se instalan luces y fuentes de agua y un estanque en el que todos nos bañábamos. Hubo que reforzar los muros para que no se viera desde la calle y no entrara nadie”.

Y así permaneció el claustro hasta finales de los años cincuenta; poniendo el marco para la feliz y placentera vida familiar de los Ortiz. El conjunto de estilo románico, poblado habitualmente por gallinas y patos y rodeado de una hermosa huerta con berenjenas y otras hortalizas, lo mismo hizo las funciones de punto de encuentro de amigos que de escenario recurrente de multitudinarias reuniones familiares: “Nos gustaba comer al aire libre los domingos todos juntos, sobre todo paella con paloma”, recuerda hoy el hijo.

A finales de la década de los 50, Federico Martínez, hijo del anticuario dueño de la casa, viajó a Madrid y comunicó a la familia Ortiz que había encontrado comprador. Tocó enumerar y desmontar el claustro. “Tardamos un año en hacerlo, y en 1958 comenzó el traslado en camiones a Girona”, comentan con cierto pesar. Todavía recuerdan que el encargado de hacerlo fue el transportista Mateo Mateo, un empresario de Cassà de la Selva, en Girona, y que los camiones parecían “hundirse por el gran peso de las piedras”.

La historia del restaurador Julián, que falleció en 1998 a los 96 años, acabó mal: cuando quiso comprar el solar en el que había vivido tantos años con su familia, “las monjas del Sagrado Corazón que estaban instaladas al lado, removieron su pasado republicano y se lo impidieron”, recuerda su hijo.

“Siempre he pensando que lo había comprado un tal Otto Cherenverguer, o algo así, para unas monjas catalanas, pero ahora me he enterado por EL PAÍS que el propietario es otro”, asegura Juan Manuel padre. Desde la altura de sus 86 años, concluye con un deseo: “No me gustaría morirme sin volverlo a ver. Es el claustro de mi casa”.

Durante la jornada de ayer el conjunto recibió la visita, tras solicitarlo en varias ocasiones, de tres técnicos enviados por la Generalitat de Cataluña: un arquitecto y dos arqueólogos. Tenían la misión de comprobar la autenticidad del claustro, algo de lo que duda la propiedad, tal y como hizo saber en un comunicado el miércoles por la noche. En unos días darán a conocer su dictamen sobre el tema, tras examinar las pruebas obtenidas durante la visita y de acuerdo con los informes que le proporcione la propiedad.

En la nota también aseguraban que la documentación relativa a la compra del claustro estaba depositada en el Archivo de Palamós. Preguntados ayer por este extremo, sus responsables aseguraron que ellos no tenían constancia de que eso fuera así. “¡Hay que joderse, cómo va a ser falso!”, exclama Juan Manuel tras enterarse de que se duda de la autenticidad de su claustro. “Seguro que se equivocan ellos”.

Comentario por Percha el junio 8, 2012 a las 8:56am

Saludos Alicia.

La Vanguardia publica las impresiones preliminares de los técnicos que ayer accedieron al claustro:

Cultura constata que el claustro de Palamós no es una réplica

Ignacio Orovio

"Ni es cartón piedra ni es de los años cincuenta". Técnicos de la dirección general de Patrimoni Cultural de la Generalitat inspeccionaron ayer el claustro al parecerrománico instalado desde 1959 en una finca de Palamós, pero su opinión tardará unos días en conocerse. Lo único que trascendió de la visita de hora y cuarto que hicieron dos arqueólogos y un arquitecto es que la pieza ni es reciente ni es una imitación. Nada más. El dictamen se conocerá "en unos días" y dentro del mes en curso, según Cultura.

Entre las 12.45 y las 14 horas, los tres expertos fotografiaron el monumento y analizaron los distintos elementos que lo componen y perfilaron croquis. También pidieron diversa documentación a los representantes de la propiedad presentes en el acto, que la enviarán al departamento en los próximos días. Con toda la información en la mano, Cultura determinará si la pieza debe ser catalogada como bien de interés cultural; la inclusión en esta condición obligaría a abrir el monumento a la visita pública determinados días y horas al mes.

El claustro está instalado en una finca de Palamós que está a nombre de la empresa Explotaciones Agrícolas y Forestales Brugarol, SA, para quien fue adquirida por el empresario suizo Kurt Engelhorn. El profesor experto en románico de la Universitat de Girona Gerardo Boto descubrió su existencia en una revista francesa de arquitectura y decoración y comenzó a investigar. La propiedad nunca le permitió acceder al claustro, pero del análisis de las fotografías en alta resolución que le facilitó la publicación dedujo que se trataba de una pieza cercana o influenciada por el arte de Santo Domingo de Silos (Burgos). El propio Boto tiene un libro sobre claustros románicos en el que de alguna manera se inventarían los existentes. No consta que uno como el instalado en Palamós desapareciera de las cercanías de ese recinto, canónico en su estilo, ni ha aparecido nadie -tras destaparse la historia de Palamós- reclamándolo como expoliado en su pueblo o comarca.

Para el director general de Patrimoni Cultural de la Generalitat, Joan Pluma, piezas de esta índole podrían proceder de las desamortizaciones eclesiásticas del siglo XIX. El director general de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, Jesús Prieto de Pedro, ofreció ayer otro posible origen en "el paquete de monumentos que se desmontaron en los años cincuenta". Prieto de Pedro ofreció a la Generalitat "toda la ayuda y colaboración". Pluma ya ha contactado con la Junta de Castilla y León por si el claustro procediera efectivamente de esta zona. 

El propietario de la finca prevé abrir hoy sus puertas a la prensa, tras haberse puesto en manos de un gabinete de relaciones públicas de Barcelona. Fuentes de la propiedad detallaron ayer que en el comunicado que emitieron anoche se pone en duda la autenticidad del claustro porque en él podrían convivir piezas auténticas con piezas falsas. El claustro es de grandes dimensiones, con alrededor de 21 metros por lado. Estas fuentes subrayaron que el informe de una conservadora del Metropolitan de Nueva York -ciudad que tiene monumentos románicos trasladados- aventuró en los años sesenta que el conjunto de la Costa Brava estaba compuesto por piezas recreadas en época moderna.

Comentario por Alicia M. Canto el junio 8, 2012 a las 9:03am

En cuanto a que pueda ser el claustro de la iglesia de San Pedro en Gumiel de Izán, francamente, me parece imposible. Transcribo su historia, en la página web del Ayuntamiento, y destaco lo que me parece más llamativo: Que su grado de deterioro era tremendo ya en el siglo XIX. Por otro lado, si en 1931 se conservaba tanto como para ser vendido y trasladado, los vecinos del pueblo se acordarían, pero aquí se da por desaparecido mucho tiempo atrás.

MONASTERIO DE SAN PEDRO

Localidad: Gumiel de Izán

"Los orígenes del monasterio de San Pedro de Gumiel fueron, al parecer, benedictinos y las primeras noticias, que tenemos, datan de 1073, año en que Doña Elvira Alfón hacía una donación al abab don Miguel, dándole a él y al monasterio el lugar y vasallos de San Martín de Porquera, con su jurisdicción civil y criminal, y además todo lo que tenía en Gumiel de Izán, Torrecilla y Torrubia. A principios de este mismo año 1073 Alfonso VI, poco tiempo después de haber sido proclamado rey de Castilla, otorgaba también un privilegio de donación a favor del abab don Miguel.

Los daños sufridos en el edificio durante la invasión napoleónica de 1808 fueron incalculables. En 1822, el territorio que formaba el coto redondo fue vendido por el Estado a diversos vecinos de Aranda de Duero, que arrendaron las heredades y huertas a los vecinos de Gumiel de Izán. El edificio perteneció a los bernardos hasta el 30 de diciembre de 1835, año en que fue suprimido con la exclaustración de sus cinco monjes; posteriormente fue vendido, como bienes nacionales, el 27 de julio de 1844 a don Gerónimo Zubizarreta por el precio de 192.100 reales. Su ruina estaba consumándose por la misma época de Madoz, pues este autor nos informa de que el edificio se hallaba ya muy deteriorado por la destrucción continua de los pueblos inmediatos para hacerse con los materiales. Hoy el monasterio ha desaparecido, y apenas se ven otros vestigios que algunos lienzos de la cerca o tapia que lo rodeaba, de suerte que no es dificil distinguir el sitio donde se levantó esta abadía secular.

El monasterio estaba situado en un valle pintoresco y fértil a unos dos kms. al este de la villa de Gumiel de Izán..."

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Aquí la referencia de Madoz, vol. 9, 1847.

Sin ver personalmente el de Palamós, sólo con las fotos que se han ido publicando, es un riesgo opinar. A primera vista su estado de conservación parece demasiado bueno, al menos para poder descartar la hipótesis de San Gumiel. Las vistas más cercanas serían unos tramos del vídeo de Antena3 que puso ayer Percha. He congelado y ampliado uno de los fotogramas, y ciertos detalles que veo me inclinarían a pensar que es una copia:

Es curioso cómo en un momento dado algo que no es nuevo salta a un primer plano de actualidad. Porque el artículo del Prof. Boto sobre este claustro en Palamós se publicó hace ya 2 años: Gerardo Boto Varela, "De Silos al Mediterráneo. El último claustro inédito de España", en el nº 11 (2010) de la revista Románico, que edita la Asoc. Amigos del Románico.

La cual, logicamente, está siguiendo y en parte protagonizando el asunto, v. reportaje en El Punt Avui: "Claustre d'imitació?. Una carta d'una curadora del Metropolitan Museum of Art de Nova York, en poder de la propietat del Mas del Vent, posa en dubte l'autenticitat del monument".

El informe que se cita, favorable a la falsificación (o mejor diríamos copia) es de 1966, y se debe nada menos que a Carmen Gómez Moreno y dos colegas del Metropolitan Museum de N.Y. Aunque también es raro que a la altura de 1931 se hiciera una copia tan completa como ésta, porque las posibilidades técnicas del momento no daban para tanto, la foto ampliada que puse inclinaría más a compartir la idea de que no es un original. Pero son sólo impresiones arriesgadas. Habrá que esperar a que quienes lo habrán visto ayer de cerca y con más detalle (un arquitecto y dos arqueólogos) den su veredicto.

Comentario por Percha el junio 8, 2012 a las 9:04am

Han publicado algunas fotos "nuevas" más en El País:

Madrid, años cincuenta: Patrocinio y sus hijos Marisa, Julio y Juan Manuel Ortiz (desde la izquierda) posan ante el claustro para un retrato familiar con Vicente, un amigo de este último.

Vista del claustro de estilo románico, en su ubicación madrileña.

Comentario por Percha el junio 8, 2012 a las 9:24am

Vaya, Alicia, parece que cruzamos mensajes.

En El Adelantado de Segovia se publica un artículo en el que expertos parecen inclinarse porque no es un claustro de dicha provincia:

¿Otro claustro segoviano?

Dos expertos, José Manuel Rodríguez Montañés y Antonio Ruiz, muestran “serias dudas” de que el monumento ‘descubierto’ en Palamós proceda de un monasterio de la provincia.

Guillermo Herrero

¿Puede un monumento de primer orden haber permanecido oculto durante ocho siglos a los ojos de todos los viajeros, cronistas, literatos e historiadores del arte?. La pregunta se ha planteado en los últimos días, a raíz de la publicación en el diario El País del ‘hallazgo’, por parte de Gerardo Boto (profesor de ArteMedieval en la Universidad de Girona), de un claustro románico hasta la fecha desconocido que fue instalado en una mansión de lujo de Palamós en el año 1959.

Este redescubrimiento, del que se han hecho eco los principales medios de comunicación nacionales, por lo inaudito del caso, podría tener repercusión en la provincia, toda vez que Boto defiende que el claustro podría proceder de Burgos o Segovia.

En su reconstrucción del periplo seguido por el claustro en el último siglo, Boto sostiene que la joya artística fue adquirida por el abuelo del propietario actual en Madrid, en los años 50, añadiendo que esa ciudad “parece no coincidir” con el lugar de origen del conjunto, que este historiador del arte no duda en situar en Castilla. 

Boto se enteró de la existencia del claustro de forma casual, leyendo la edición francesa de la revista de decoración AD, que publicó, en su número de julio y agosto de 2010, un espectacular reportaje sobre la vivienda del suizo Kurt Englehorn y su mujer Carmen, en su inmensa finca de 22 hectáreas localizada el término de Palamós. Para el artículo, el fotógrafo Vincent Leroux tomó imágenes del claustro románico que bordeaba la piscina. 
Desde entonces, Boto, ensimismado con la obra de arte, ha realizado un exhaustivo estudio de la galería de arcos, en base a las fotografías de Leroux, ya que la propiedad de la finca nunca le ha permitido el acceso a la misma. Fruto de su trabajo, el historiador del arte ha llegado al convencimiento de que el claustro de Palamós bebe de la fuente de Silos, aunque todavía no ha podido detallar su procedencia. 

Dos expertos consultados ayer por esta Redacción, José Manuel Rodríguez Montañés y Antonio Ruiz, mostraron “serias dudas” de que el claustro pudiera haber salido de tierras segovianas. 

Rodríguez Montañés, que no dudó en calificar el hallazgo de “sorprendente”, mantiene, en base a las fotografías del conjunto, que “su vinculación con Santo Domingo de Silos es evidente”. A su entender, para rastrear el posible origen segoviano del monumento habría que hacerse una pregunta, la de qué monasterios medievales hubo en la provincia en los que haya desaparecido el claustro. “A bote pronto, no encuentro candidatos, así que me extrañaría que esta joya fuera segoviana”. Rodríguez Montañés apunta que, estéticamente, el ‘nuevo’ claustro es “muy de la Ribera (del Duero)”, lo que invita a pensar que podría ser “burgalés o soriano”, aunque no niega de forma taxativa “un posible sello del norte de Segovia”. 

En sentido parecido al de Rodríguez Montañés se posicionó Ruiz. El exdirector de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce resumió con una frase su parecer. “No le veo (al claustro) en Segovia”. “He hecho un recuento de todos los monasterios que existieron en la provincia, y no se dónde colocarlo; además, en las fotografías aparecen ciertos detalles decorativos que no cuadran con lo que se ve por aquí”, añadió. 

El misterio del claustro románico de Palamós, que Rodríguez Montañés considera “propio de una novela policiaca” continúa, pues, sin resolver.

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