Los posts de Angel Rivera - Arqueologia, Historia Antigua y Medieval - Terrae Antiqvae2024-03-19T03:35:46ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRiverahttps://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1537362011?profile=RESIZE_48X48&width=48&height=48&crop=1%3A1https://terraeantiqvae.com/profiles/blog/feed?user=2d7b3zhwe746o&xn_auth=noLa realidad chatelperroniensetag:terraeantiqvae.com,2009-05-13:2043782:BlogPost:433822009-05-13T17:50:55.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Los datos aportados por los yacimientos chatelperronienses son a veces escasos y parciales, siendo muy difíciles apreciar muchas de las características que configuran esta cultura. Diversos autores (Maroto et alii., 2005) opinan que, además de encontrar algún <b>fósil director (punta de Chatelperron)</b>, debe existir una <b>tecnología claramente laminar</b> para ser atribuido a una cultura moderna (Chatelperroniense). Parece lógico pensar que para asumir una plena modernidad, además de la…
Los datos aportados por los yacimientos chatelperronienses son a veces escasos y parciales, siendo muy difíciles apreciar muchas de las características que configuran esta cultura. Diversos autores (Maroto et alii., 2005) opinan que, además de encontrar algún <b>fósil director (punta de Chatelperron)</b>, debe existir una <b>tecnología claramente laminar</b> para ser atribuido a una cultura moderna (Chatelperroniense). Parece lógico pensar que para asumir una plena modernidad, además de la clásica tecnología lítica, debería haber otra fundamentada en las materias primas biológicas (hueso, asta, marfil), pues sería un claro índice de la existencia de sus dos principales cualidades <b>(reflexividad y flexibilidad conductual).</b> El uso de otras materias primas, la creación de nuevas formas de trabajo y la creación de herramientas más idóneas para mejorar su adaptabilidad, es un claro exponente de un pensamiento y conducta moderna.<br />
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Hay que recordar que de los 125 yacimientos que componen el registro chatelperroniense en Francia y la Península Ibérica (Demars, 1996; d´Errico et alii., 1998), sólo seis de ellos tienen objetos de adorno en sus conjuntos, y siete presentan una tecnología ósea (de los cuales cinco coinciden con los primeros). Tal hecho confirma la falta de homogeneidad en el desarrollo tecnológico y simbólico del chatelperroniense francés. Habría que valorar la situación real de tales yacimientos sobre su tecnología laminar, pues puede que, como se ha visto en España, algunos de ellos fueran más un Musteriense con puntas de Chatelperron que un clásico Chatelperroniense. Incluso preguntarnos si la realidad del Chatelperroniense es más un desarrollo tecnológico que una cultura simbólica y moderna ampliamente extendida.<br />
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Una minoría, por muy desarrollada que sea su cultura (p.e: Chatelperroniense), no puede representar a toda la población de neandertales, pues entre ellos existen otras formas culturales menos desarrolladas (p.e: Musteriense más o menos evolucionado), lo que también hay que tener en cuenta al explicar por qué algunos neandertales elaboraron una conducta moderna y simbólica, y otros, geográficamente muy próximos, persistieron con el Musteriense. El mundo neandertal, en este concreto período y lugar, es muy complejo y variado, impidiendo que cualquier respuesta sencilla pueda representar su realidad. Este complejo ambiente tecnológico ofrece un panorama confuso cuyo aspecto es el de <b>mosaico cultural</b>, donde la rapidez y características de la transición presentan situaciones diferentes en el tiempo y en el espacio (Straus, 2005).<br />
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Ya en las poblaciones neandertales del Paleolítico Medio encontramos ciertos desarrollos laminares (Boëda, 1990; Révillion y Tuffreau, 1994), que en el período transicional adquieren diversas evoluciones dispares y paralelas. Unas acaban en culturas con un importante componente laminar (Uluzziense y Chatelperroniense), mientras que otras continúan con las formas tradicionales del Musteriense con mayor o menos desarrollo tecnológico. Está suficientemente claro que la producción tecnológica laminar pudo ser desarrollada independientemente por los neandertales, sin necesidad del aporte cultural de los HAM (Baena y Carrión, 2006; Pelegrin y Soressi, 2007). Sin embargo, aunque el uso de hojas es amplio, existen grandes áreas geográficas (intercaladas entre estas culturas de uso laminar) en las que no existe este desarrollo tecnológico, donde el Musteriense pervive con formas tradicionales (Península Ibérica, zonas de Francia, Italia y Grecia, y Centroeuropa), o con leves avances tecnológicos que no son lo suficientemente importantes como para definirlas como una cultura moderna (p. e. Neroniense, Musteriense con puntas de Chatelperron). El desarrollo tecnológico es amplio y muy variado (Baena y Carrión, 2006), pero con importantes limitaciones, posiblemente sociales y de comunicación, que amortiguan su difusión geográfica.<br />
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El Chatelperroniense es el resultado de la evolución del Musteriense de Tradición Achelense tipo B (MTA B). Si consideramos que la tecnología lítica laminar (tanto en sus criterios tecnológicos como tipológicos) forma un criterio suficiente para definir a una cultura como moderna, el Chatelperroniense sería una conducta moderna y propia del Paleolítico Superior. Pero si exigimos criterios de reflexividad y flexibilidad, evidentemente no se cumplen con sólo estas características tecnológica y tipológicas. Así, aunque cronológicamente esté situado el Paleolítico Superior, su conducta, valorada con los patrones de la tecnología lítica, aún no ha alcanzado el desarrollo cognitivo necesario, salvo en las áreas y yacimientos con adornos y tecnología ósea.<br />
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Ya vimos en el modelo del simbolismo humano las condiciones y característica necesarias para su desarrollo. Los caracteres de emergencia y acumulación dentro de un medioambiente adecuado pueden explicar, al menos desde un punto de vista general, este mosaico cultural del mundo del Neandertal. En este sentido puede existir una tecnología laminar característica del Chatelperroniense (más antigua que el Auriñaciense de los HAM) con cierta independencia de su desarrollo simbólico (adornos), que a su vez crearía un Chatelperroniense simbólico. El problema surge de etiquetar a todo los yacimientos con tecnología laminar o con puntas de chatelperron, como pertenecientes a esta cultura con todos sus atributos (tecnológicos y simbólicos), lo que sin duda hay que matizar y comprobar.<br />
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* Baena, J.; Carrión, E. (2006): “Problemas acerca del final del Musteriense”. Zephyrus. LIX: 51-66.<br />
* Boëda, E. (1990): “De la surface au volume, analyse des conceptions, des débitages Levallois et laminaire. Paléolithique moyen et Paléolithique supérieur ancian en Europe”. Memóires du Musée de Prehistoire d´lle de Fance 3.<br />
* Demars, P. Y. (1996): “ Démographie et occupation de l’espace au Paléolithique supérieur et au. Mésolithique en France”. Préhistoire européenne 8: 3-26.<br />
* D'Errico, F.; Zilhao, J.; Julien, M.; Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998): “Neanderthal acculturation in western Europe? A critical review of the evidence and its interpretation”. Current Anthropology, 39 (supl.): 1-44.<br />
* Maroto, J.; Vaquero, M.; Arrizabalaga, A.; Baena, J.; Carrión, E.; Jordá, J. F.; Martinón, M.; Menéndez, M.; Montes, R. y Rosell, J. (2005): “Problemática cronológica del final del Paleolítico Medio en el Norte Peninsular”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 101-114. Santander.<br />
* Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.<br />
* Révillion, S. y Tuffreau, A. (1994): “Les industries laminares au Paléolithique moyen”. Dossier de documentation arqueologique 18. CNRS Éditions. Paris.<br />
* Straus, L. G. (2005): “A mosaic of change: the Middle–Upper Paleolithic transition as viewed from New Mexico and Iberia”. Quaternary International. 137, (1): 47-67.¿Qué es el Chatelperroniense?tag:terraeantiqvae.com,2009-05-01:2043782:BlogPost:418062009-05-01T19:00:53.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
La idea más difundida sobre la realidad del Chatelperroniense es que corresponde a una manifestación cultural con las características propias del Paleolítico Superior. Se encuentra en el centro-oeste y sur de Francia, y con menor desarrollo por el norte de la Península Ibérica, lo que indica una extensión geográfica relativamente limitada dentro del área de extensión del Neandertal. Su cronología se sitúa entre el 38/36-33/30.000 BP, aunque otros autores le dan fechas más antiguas (llegando…
La idea más difundida sobre la realidad del Chatelperroniense es que corresponde a una manifestación cultural con las características propias del Paleolítico Superior. Se encuentra en el centro-oeste y sur de Francia, y con menor desarrollo por el norte de la Península Ibérica, lo que indica una extensión geográfica relativamente limitada dentro del área de extensión del Neandertal. Su cronología se sitúa entre el 38/36-33/30.000 BP, aunque otros autores le dan fechas más antiguas (llegando hasta el 40.000 BP) y anteriores que las del Auriñaciense, por lo que sus creadores serían los neandertales sin la influencia de los HAM (d´Errico et alii., 1998). El descubrimiento de restos fósiles neandertales en los yacimientos de Arcy-sur-Cure y Saint Césaire aportan veracidad a la vinculación de estos humanos con la industria en la que se encontraron.<br />
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Sobre su origen se aprecia una importante relación tecnológica con el Musteriense de tradición Achelense B (MTA B), pues en general suele aparecer donde previamente existía un Musteriense de este tipo o de denticulados, considerándose como una evolución del mismo hacia patrones propios del Paleolítico Superior (Baffier, 1999; Mellars, 1989, Pelegrin y Soressi, 2007). Efectivamente, en niveles musterienses recientes (sobre el 45.000 BP) encontramos una importante evolución laminar y de piezas de dorso, que van progresivamente aumentando. La tecnología para la producción de puntas de Chatelperron se hace predominante, posiblemente por la gran utilidad de tales puntas (uso como cuchillo o puntas de lanzas), de tal manera que parecen ser el centro de toda la talla lítica, usando los subproductos de tallado como base para el resto de los útiles propios de esta cultura (Pelegrin y Soressi, 2007).<br />
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Su industria lítica siempre muestra una proporción importante de útiles musterienses (raederas, denticulados, puntas, piezas de dorso y bifaces), que disminuyen al proliferar los propios del Paleolítico Superior (raspadores, buriles, perforadores, puntas de dorso curvo o de Chatelperron, etc.). La industria ósea y de asta es muy escasa, pero cuando se encuentra es sencilla y cuidadosamente tallada, estando formada por punzones con cabeza, alisadores y alfileres (Pelegrin y Soressi, 2007). Sin embargo, no se observa la producción de puntas óseas para enmangar y utilizar como armas arrojadizas (Mellars, 1989), lo que puede significar una forma de caza menos efectiva. Un dato importante es la rareza y poca variedad del uso de las materias orgánicas, con la excepción de la Grotte du Renne (Pelegrin y Soressi, 2007). Tanto es así que sólo se ha encontrado en siete yacimientos (Brassempouy, Châtelperron, Grotte du Renne, Laussel, Roc-de-Combe, Roche-au-Loup y Trou de la Chèvre) (d´Errico et alii., 1998).<br />
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Las materias primas líticas se obtienen de las cercanías, pues las que tienen su origen en una distancia superior a los 16 Km no superan el 6% de la totalidad, aunque las distancias medias aumentan ligeramente en este período. Este moderado aumento del uso del sílex importado refleja una mayor organización social y la elaboración de mejores estrategias logísticas (Baffier, 1999; Gamble, 2001). Es muy frecuente encontrar los yacimientos de este período sobre otros musterienses más antiguos, dando lugar a una sucesión de ocupaciones e indicando la perduración de la estructura social en sus aspectos logísticos (Baffier, 1999; Pelegrin y Soressi, 2007).<br />
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El simbolismo en el Chatelperroniense está geográficamente muy restringido, pues los adornos sólo aparecen en ciertas áreas de Francia, no existiendo en la mayoría de los yacimientos (Gamble, 2001). Sólo se encontraron en seis lugares (Cauna de Belvis, Châtelperron, Grotte du Renne, Roc de Combe, Roche-au-Loup y Roche de Quinçay) (d´Errico et alii., 1998). Se han realizado sobre los dientes de carnívoros (lobo, hiena, zorro, marmota y de oso) y de herbívoros (bóvidos, caballos, renos y ciervos), estando ranurados o perforados con el aparente fin de servir como colgantes. También han utilizado pequeños fósiles con una ranura en un extremo para poder colgarse, como se puede apreciarse en la Rynchonelle de Arcy-sur-Cure. Son abundantes en Arcy-sur-Cure (Grotte du Renne) con un total de un total de 142 objetos óseos y 36 adornos, constituyendo el principal yacimiento con este tipo de producción (Baffier, 1999; d´Errico et alii., 1998). Es de resaltar la falta de conchas marinas (salvo el caso aislado de Cauna de Belvis sin perforar), cercano a los yacimientos protoauriñacienses del Mediterráneo que tanto las usaban (Mellars, 2005).<br />
Se aprecia un uso intensivo del ocre que suele cubrir de color todo el hábitat donde se encuentra, mientras que en el Musteriense se encuentra de una forma mucho más aislada (Baffier, 1999). Diversos autores (d´Errico et alii., 1998) atribuyen un alto simbolismo al Neandertal, tanto en el Paleolítico Medio como en el Superior. Durante el Musteriense se basan en la interpretación de ciertos hechos que pueden tener tal significado, destacando los enterramientos de La Ferrassie y las pinturas (lapiceros de manganeso) documentados en el MTA de Pech de l´Azé I (Soressi et alii., 2002).<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558577184?profile=original" alt="" width="300" height="180"/></p>
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En general, sus yacimientos presentan conjuntos tecnológicos pequeños, lo mismo que el tamaño de los grupos sociales que los crearon en comparación con lo apreciado en el Auriñaciense (Gamble, 2001). Estos grupos parecen tener un movimiento continuo dentro de un amplio territorio, persistiendo en las formas conductuales de los musterienses. Sus redes sociales, salvo en el Périgord, son limitadas en su extensión, aunque más estructuradas que durante el Musteriense. Esta situación puede explicar los lentos avances de todo tipo que se producen en el Paleolítico Medio (Gamble, 2001), y los cambios observados en el período de transición (Baena y Carrión, 2006).<br />
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Con todo lo expuesto se tiene la impresión de que el Chatelperroniense es efectivamente una cultura del Paleolítico Superior con un comportamiento moderno (tecnológico, social y simbólico). Perfectamente localizado en una concreta área geográfica, y una evolución cultural más o menos conocida y aceptada. Sin embargo, este panorama cultural de desarrollo tecnológico, social y simbólico del Chatelperroniense no es homogéneo, pues no se presenta con la misma intensidad ni características en sus áreas de distribución geográfica. Muchos de sus yacimientos presentan pobres aspectos en los materiales líticos (faltan producciones o están en muy escasa proporción), óseos y los adornos (pues no existen en su mayoría), pareciendo una limitación tecnológica (Gamble, 2001). Este fenómeno es aún más llamativo en los yacimientos de la Península Ibérica.<br />
Sin embargo, el detallado estudio de los datos del registro arqueológico nos indica que existen algunos aspectos no muy claros, tanto en el método de estudio empleado como en sus conclusiones.<br />
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Aparecen diversas cuestiones:<br />
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<b>¿El panorama anterior corresponde con la realidad del Chatelperroniense, o es una etiqueta que se ha generalizado con excesiva subjetividad?</b><br />
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<b>¿Qué nos dice el modelo de evolución cultural y simbólica al aplicarlo a esta cultura de los neandertales?</b><br />
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<b>¿Cómo encaja con el resto de las culturas de los neandertales y la de los Humanos Anatómicamente Modernos?</b> Son preguntas que intentaré responder poco a poco.<br />
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* Baena, J.; Carrión, E. (2006): “Problemas acerca del final del Musteriense”. Zephyrus. LIX: 51-66.<br />
* Baffier, D. (1999): Les deniers Néandertaliens. Le Châtelperronien. La maison des Roches. Paris.<br />
* D'Errico, F.; Zilhao, J.; Julien, M.; Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998): “Neanderthal acculturation in western Europe? A critical review of the evidence and its interpretation”. Current Anthropology, 39 (supl.): 1-44.<br />
* Gamble, C. (2001): Las sociedades paleolíticas de Europa. Ariel. Barcelona.<br />
* Mellars, P.A. (1989): “Major issues in the emergence of modern humans”. Current Anthropology 30: 349-385.<br />
* Mellars, P. A. (2005): “The Impossible Coincidence. A Single-Species Model for the Origins of Modern Human Behaviour in Europe”. Evolutionary Anthropology 14: 12-27.<br />
* Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.Conducta del Neandertaltag:terraeantiqvae.com,2009-04-25:2043782:BlogPost:410722009-04-25T14:30:00.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
De las culturas tradicionalmente atribuidas al Neandertal durante el periodo de transición (50-30000 BP: Musteriense tradicional, Musteriense tradicional pero con puntas de Chatelperron, Neroniense, Szeletiense, Bohuniciense, Complejo Lincombien-Ranisien-Jerzmanowiciense, Uluzziense, Chatelperroniense, y otras locales poco conocidas) la mayoría no tienen adornos ni elementos susceptibles de ser considerados como simbólicos (p. e: uso de ocre, huesos gravados, etc.).<br />
Igualmente, la mayoría…
De las culturas tradicionalmente atribuidas al Neandertal durante el periodo de transición (50-30000 BP: Musteriense tradicional, Musteriense tradicional pero con puntas de Chatelperron, Neroniense, Szeletiense, Bohuniciense, Complejo Lincombien-Ranisien-Jerzmanowiciense, Uluzziense, Chatelperroniense, y otras locales poco conocidas) la mayoría no tienen adornos ni elementos susceptibles de ser considerados como simbólicos (p. e: uso de ocre, huesos gravados, etc.).<br />
Igualmente, la mayoría carecen de una tecnología ósea elaborada, al menos con la técnica usada en el Paleolítico Superior. Sólo en dos de ellas (Uluzziense Chatelperroniense) tenemos pruebas totalmente fiables de la producción de adornos, uso de elementos susceptibles de formas simbólicas (ocre) y una tecnología ósea con las características del Paleolítico Superior. Indudablemente, <b><i>el desarrollo cognitivo que facilitó la producción de estos elementos simbólicos no tuvo lugar en la mayoría de los Neandertales</i></b>. Las causas no pueden ser una diferenciación cognitiva entre los distintos grupos de neandertales que poblaban el continente, sino <b><i>diferencias importantes en el medioambiente de las diversas zonas europeas</i></b>, lo que naturalmente habrá que analizar.<br />
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Independientemente de los avances simbólicos en todas ellas predomina el interés en la producción de puntas, realizadas sobre soportes laminares. Pero lo que es común y generalizado en todas ellas, se diferencia en aquellas que presentan estos avances simbólicos (desarrollo cognitivo). Se producen una serie de novedades caracterizadas por los cambios en las materias primas, tecnología y tipología lítica adecuada a estas nuevas materiales, junto con nuevas y variadas formas de elaboración tecnológica, que contrastan notablemente con lo visto en el Musteriense.<br />
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La industria del hueso, con las formas del Paleolítico Superior, requiere un cambio de mentalidad (flexibilidad conductual), consecuencia de una reflexividad elevada. Los avances en el uso de diversas materias primas y la creación de nuevos útiles, parece corresponder a un progreso técnico único, sobre todo si observamos su aparición sincrónica durante este período de tiempo que significa la transición paleolítica. Por tanto, podemos decir que existe una estrecha relación entre el desarrollo tecnológico de los útiles líticos y la utilización de diferentes materias orgánicas, existiendo cierto paralelismo en la evolución técnica del uso de ambas materias primas (Beaure, 1999).<br />
Podemos argumentar algunos aspectos fundamentales:<br />
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- Existen una serie de herramientas líticas que están muy relacionadas con el trabajo del hueso, como son los buriles y raspadores (Eiroa, et al., 1989, 1999; Semenov, 1957).<br />
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- Conocemos los claros antecedentes del Paleolítico Medio y del MSA, en los que existen ya tipos líticos que después serán muy usados en el Paleolítico Superior. Nos referimos a los buriles y raspadores que pudieron usarse para diversos trabajos en estos períodos antiguos, como el trabajo de madera y pieles, pudiendo incluso ser usados en una incipiente y poco manifiesta industria ósea, de características técnicas limitadas y poco elaboradas.<br />
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- Lo que es característico del período transicional y del Paleolítico Superior, no es la aparición de estos tipos de útiles sino el aumento de densidad de los mismos y su aplicación más frecuente a hojas (Leroi-Gourhan, 1978). Es decir, se produce una intensificación importante de estos tipos de útiles, conocidos con anterioridad pero con un uso muy limitado, lo que parece indicar que no serían muy necesarios para las necesidades del momento.<br />
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El trabajo de los adornos y de las materias orgánicas requiere una adecuación de las herramientas líticas. Esto sólo se aprecia en aquellas culturas en las que se usan este tipo de materiales (Chatelperroniense y Uluzziense). Así, a pesar de que las cualidades del terreno no sean las adecuadas para la conservación de estas materias biológicas (p.e: Szeletiense), su distribución porcentual de útiles no indica un apreciable desarrollo de la tecnología ósea.<br />
Un aspecto importante de la evolución tecnológica de estas culturas es la progresiva utilización de láminas, que ya se conocía en el Paleolítico Medio, que en todas ellas se utilizan para la producción de puntas. Parece que existe un interés especial en su producción, lo que es lógico pues constituye una pieza fundamental en la caza.<br />
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La tecnología para la producción de puntas de Chatelperron se hace predominante en grandes áreas geográficas del oeste europeo, posiblemente por la gran utilidad de tales puntas (uso como cuchillo o puntas de lanzas). Así, parecen ser el centro de toda la talla lítica, usando los subproductos de tallado como base para el resto de los útiles propios de esta cultura (Pelegrin y Soressi, 2007). Lo que no cabe duda es que este útil se extiende por gran parte del oeste de Europa, no sólo en los yacimientos Chatelperronienses, sino en algunos Musterienses sin tecnología laminar (Musteriense con puntas de Chatelperron del norte de la Península Ibérica). Esta circunstancia parece expresar que en medio de una tecnología fundamentalmente no laminar existen unos útiles con este soporte, indicando una posible conexión con las poblaciones que sí la producían. Se copia o se adquiere la punta, pero no es desarrollo tecnológico que su producción implica (aislamiento social y de desarrollo cognitivo entre poblaciones próximas de neandertales).<br />
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El posible éxito de esta punta se extiende a otros yacimientos atribuidos a los HAM o del Auriñaciense, pero dentro de una tecnología laminar y con sus útiles característicos (Auriñaciense arcaico de la Viña, El Castillo, Reclau Viver y L´Arbreda), por supuesto la presencia de este clásico útil guía, no es capaz de clasificar la tecnología del yacimiento, ignorando el contexto donde se encuentra. Es decir, en los yacimientos musterienses con esta punta, su sola presencia no puede indicar que estamos ante un Chatelperroniense. Igualmente, en los yacimientos atribuidos al Auriñaciense con este útil junto a herramientas musterienses y auriñacienses, tampoco indica una presencia del Chatelperroniense. Es el contexto en general, con la conducta observada en sus niveles de reflexividad y flexibilidad, la que en realidad indica la atribución poblacional y cultural del yacimiento.<br />
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Estas ideas, con la premisa del <i><b>continuum</b></i> que significa toda evolución cultural, junto con los peligros de etiquetar los yacimientos con excesiva rapidez y de generalizar todas las atribuciones culturales de unos pocos yacimientos a la totalidad de la población que se engloba en sus características tecnológicas en exclusiva, son los problemas con los que tenemos que afrontar todas las culturas atribuidas a los neandertales. El mayor ejemplo de estos problemas lo forma el Chatelperroniense.<br />
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* Beaure, S. (1999): “De la pierre à l´os: ou comment reconstituer des chaînes techniques opératoires impliquant l´os et la pierre”. En Camps-Fabrer, H. Préhistoire D´os: recueil d´études sur l´industrie osseuse préhistorique. Université de Provence.<br />
* Eiroa, J. J.; Bachiller Gil, J. A.; Castro Pérez, L. y Lomba Maurandi, J. (1999): Nociones de tecnología y tipología en Prehistoria. Ariel Historia. Barcelona.<br />
* Leroi-Gourhan, A. (1978): La Prehistoria. Labor. Barcelona.<br />
* Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.<br />
* Semenov, S.A. (1957): Tecnología Prehistórica. Estudio de las herramientas y objetos antiguos a través de las huellas de huso. Akal, (1981). Madrid.<br />
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Para los que estén interesados en estos temas, he publicado en la revista de <a href="http://www.ucm.es/info/arqueoweb/numero11/conjunto11.htm">Arqueoweb</a> un articulo en el que trato de los problemas culturales que atañen a los neandertales en el periodo de transición paleolítica. El otro lado de lado de la moneda (la influencia y cultura de los humanos anatómicamente modernos), lo he dejado para otra publicación, más por razones de espacio que de diferenciación histórica, pues el inicio del paleolítico Superior europeo es una cuestión que atañe por igual a las dos poblaciones.Modelo multidisciplinar de evolución conductual y simbólica.tag:terraeantiqvae.com,2009-03-28:2043782:BlogPost:370092009-03-28T12:54:31.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Constituye el fundamento de todo estudio conductual, tanto del presente como del pasado, pues en definitiva es la común base estructural de todas las especies que componen el género Homo. Incluso tiene muchos aspectos comunes con todos los mamíferos, pues todos estamos relacionados por la propia evolución biológica. Se pueden establecer una serie de principios que van a regir la forma de desarrollo conductual:<br />
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- La evolución biológica ofrece unas capacidades funcionales de carácter innato…
Constituye el fundamento de todo estudio conductual, tanto del presente como del pasado, pues en definitiva es la común base estructural de todas las especies que componen el género Homo. Incluso tiene muchos aspectos comunes con todos los mamíferos, pues todos estamos relacionados por la propia evolución biológica. Se pueden establecer una serie de principios que van a regir la forma de desarrollo conductual:<br />
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- La evolución biológica ofrece unas capacidades funcionales de carácter innato <b><i>(capacidades cognitivas básicas)</i></b>. Las características neurológicas y psicológicas del sistema nervioso humano indican la necesidad de un medio ambiente adecuado (que hay que crear), para que su repercusión en la conducta sea real <b><i>(desarrollo cognitivo).</i></b><br />
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- Para el desarrollo de la conducta simbólica es necesario un <b><i>ambiente complejo y preciso</i></b>, pues tiene que alcanzar unas determinadas metas socioeconómicas, demográficas y tecnológicas. Se incluye la existencia de un básico lenguaje (primera conducta simbólica), pues es un proceso básico en la formación, desarrollo y transmisión de todas las conductas simbólicas más complejas.<br />
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- Cuando de den estas características, con un nivel adecuado, se producirán el desarrollo de otras capacidades, que sólo existían como posibilidad a desarrollar dependiendo de las cualidades medioambientales <b><i>(capacidades cognitivas emergentes; p.e. conducta simbólica).</i></b><br />
La conducta no depende sólo de las capacidades cognitivas que se posean, sino de su propio desarrollo, lo que a su vez depende de las características medioambientales (socioeconómicas, demográficas, lingüísticas, tecnológicas, etc.).<br />
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Las capacidades cognitivas que pueden producir conductas simbólicas estarían presentes, aunque con diferente potencialidad, en los grupos humanos de nuestro linaje. Pero, sin un medio ambiente adecuado (influenciado por el desarrollo tecnológico, sociabilidad, demografía y evolución lingüística) esta capacidad cognitiva o no se desarrolla o lo realiza en menor medida.<br />
Con estas premisas es fácil ver que el desarrollo cognitivo y su manifestación conductual no tuvieron porqué ser ni homogéneas ni paralelas en los logros culturales, al depender de la evolución psicobiológica y del medio en el que se vive. Es la explicación del hecho de que los seres humanos tuvieran diferentes desarrollos conductuales en el mismo tiempo y en diferentes lugares (evolución cultural en mosaico). Hay dos características fundamentales:<br />
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I.- <i><b>La evolución ofrece capacidades cognitivas (básicas y emergentes), pero como potencialidades a desarrollar,</b></i> por lo que su simple posesión evolutiva no significa su plasmación automática en la conducta. Es imprescindible su desarrollo en un medio ambiente adecuado para su desarrollo o su simple aparición en la conducta:,<br />
Las capacidades básicas (memoria, funciones ejecutivas, atención, motivación, creatividad, razonamiento, percepción, etc.) pueden alcanzar niveles de desarrollo más o menos elaborados. Estas capacidades siempre existen en los seres humanos que vivan en un ambiente cualquiera, salvo extremos no naturales (p.e: incomunicación más o menos absoluta en las primeras etapas de la vida).<br />
Las emergentes (autoconciencia, simbolismo, abstracción, pensamiento verbalizado, lenguaje simbólico, escritura, etc.) sólo aparecen si el medio en el que se viven es el adecuado, pues de no ser así no se manifiestan en la conducta.<br />
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II.- <b><i>El carácter emergente de estas capacidades</i></b> es fundamental en la explicación de la conducta humana, pero a la vez es difícil de explicar y comprender, pues no son conceptos psicológicos que hayan difundido mucho en los medios culturales actuales.<br />
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Actualmente, son muchos los autores que están de acuerdo en las características emergentes del cerebro. El concepto parece nuevo, aunque tiene relación con la concepción de exaptación evolutiva, pues se basa en el mismo principio, aunque con enfoques diferentes (psicológicos y evolutivos).<br />
El profesor de Filosofía John R. Searle, en su libro “El misterio de la conciencia” ofrece una definición muy precisa (2000: 30):<br />
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<i>Una propiedad emergente de un sistema es una propiedad que se puede explicar causalmente por la conducta de los elementos del sistema; pero no es una propiedad de ninguno de los elementos individuales, y no puede explicar simplemente como un agregado de las propiedades de estos elementos. La liquidez del agua es un buen ejemplo: la conducta de las moléculas de H2O explica la liquidez, pero las moléculas individuales no son líquidas.</i>Simbolismo neandertal y subjetividad científicatag:terraeantiqvae.com,2009-03-14:2043782:BlogPost:350102009-03-14T12:46:42.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
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El gran problema con el que nos encontramos al estudiar al Neandertal tiene una doble vertiente:<br />
1º. Realmente no conocemos la realidad cognitiva de esta población humana. Siempre se le compara con la conducta de los Humanos Anatómicamente Modernos, pues carecemos de otra forma conductual con la que comparar. Muchas veces se omite la posibilidad real de que sean especies diferentes y, por tanto, con capacidades cognitivas distintas.<br />
2º. La única…
<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558566373?profile=original" alt="" width="511" height="427"/></p>
El gran problema con el que nos encontramos al estudiar al Neandertal tiene una doble vertiente:<br />
1º. Realmente no conocemos la realidad cognitiva de esta población humana. Siempre se le compara con la conducta de los Humanos Anatómicamente Modernos, pues carecemos de otra forma conductual con la que comparar. Muchas veces se omite la posibilidad real de que sean especies diferentes y, por tanto, con capacidades cognitivas distintas.<br />
2º. La única manera de conocer estas diferencias cognitivas es comparando las características, formas y modo de desarrollo de sus respectivas elaboraciones culturales. Pues si en un principio parecen que durante el Paleolítico medio fueron similares, en el inicio del Superior el desarrollo del simbolismo pudo marcar una diferencia sustancial. Aquí aparece un nuevo problema ¿Qué es el simbolismo humano, cómo aparece, porqué y cómo se desarrolla? Pero carecemos de modelos que ofrecer para realizar estos análisis con un mínimo de base y seguridad científica.<br />
<br />
En esta situación, estas dos vertientes se reducen o simplifican a una sola, ¿tenían o no una conducta simbólica igual? El tema del simbolismo entre las diversas especies humanas de nuestra evolución es un problema que siempre suscita un importante interés. No obstante, su estudio con detenimiento es aún un tema pendiente.<br />
<br />
En realidad, todos los análisis encaminados a su compresión (origen y forma de desarrollo) se realizan con los métodos propios de la Arqueología. La imposibilidad practica de llagar a conclusiones bien fundamentadas, ha obligado a pensar en la necesidad de realizar estudios multidisciplinarios (lingüistas, psicólogos, neurólogos, genetistas, científicos del comportamiento, etc.) que generen un método o forma de encauzar su estudio con una buena base científica (D´Errico et al, 2003). Sin embargo, el camino para su realización aún no se ha enfocado correctamente.<br />
<br />
El gran problema reside en la propia articulación de ese entramado de científicos, los cuales, por las características propias de su formación académica, desconocen las pautas científicas de los otros campos. Ni el prehistoriador suele conocer los fundamentos psicobiológicos del ser humano relacionados con la conducta, ni los psicobiólogos conocen la realidad conductual de los homínidos del paleolítico. Sin un mínimo conocimiento de estos campos científicos que facilite su coordinación, es muy difícil desarrollar teorías con la armonización de sus contenidos.<br />
<br />
El problema de la subjetividad se agudiza con la elaboración de los equipos multidisciplinares, que como es natural recae en el arqueólogo que va a dirigir la excavación (Arrizabalaga e Iriarte, 2006), prevaleciendo el criterio de su formación académica y tradición arqueológica. Efectivamente, la Arqueología, como ya es tradicional con otras ciencias (Física, Química, Biología, Geología, Genética, etc.), admite el consejo u orientación puntual de ciencias ajenas a su cometido, que aclaren importantes aspectos del momento en estudio. Pero, el análisis de la conducta humana en estos lejanos períodos es plena competencia suya, y, como tal, lo ha ido desarrollando hasta la actualidad. El desarrollo histórico de todas estas ciencias (Arqueología, Biología, Psicología, etc.) tuvo un camino totalmente independiente, unas de otras, cruzándose lo mínimo, a pesar de que la realidad humana parecía indicar otra cosa.<br />
<br />
El modelo que se propone al principio (D´Errico et al., 2003) debe ser realizado por las ciencias que se dedican de lleno a investigar la génesis y desarrollo de la conducta humana en el presente (Neurología, Psicología, Sociología, Lingüística, etc.). Una vez logrado, aunque sea básicamente, debería aplicarse a la interpretación de la conducta del Paleolítico, lo que sin duda correspondería al Arqueólogo que realiza las excavaciones. Pedir ayuda a un psicólogo, neurólogo o biólogo, sobre la interpretación de una compleja conducta (posiblemente simbólica) encontrada en un yacimiento, sin que exista previamente un método ampliamente consensuado y un conocimiento de todas las ciencias implicadas (arqueológicas y conductuales), parece ser poco factible, pudiendo aumentar más aún la confusión reinante sobre este tipo de interpretaciones.<br />
<br />
Por si fuera poco, ¿es posible reunir científicos de tan diversas metodologías que además tengan ciertos conocimientos de la prehistoria? Todo es posible, pero sí muy difícil de realizar.<br />
<br />
Creo que lo que falta en el estudio del simbolismo humano es un método científico, ampliamente contrastado por el mayor número de ciencias adecuadas, que permita analizar estos problemas con mayor base científica. Sin él, todo es darle vueltas a lo mismo: cómo no se le encuentra utilidad practica o lógica de ser un objeto simbólico, pues ¿qué va a ser si no?. Se habla del simbolismo como una entidad de existencia real que existe en los humanos desde siempre, pero sin especificar sus características básicas, formas de evolución, condiciones imprescindibles para su inicio y desarrollo y, lo que es más grave, introducir en la interpretación de la conducta humana elementos inexistentes como posibles sólo para completar una imagen de gran carga simbólica (p.e. la presunción de elementos perecederos: maderas, plumas, materiales orgánicos, etc).<br />
<br />
Parece que tras esta larga exposición, debo exponer el método desarrollado por medio de la Arqueología Cognitiva: orientación psicobiológica, para la comprensión de tan arduos problemas, lo que por otra parte es lo que he intentado, puede que con poco éxito, exponer a lo largo de este blog. Muchas veces las conclusiones son mucho más interesantes que los caminos usados para llegar a ellas, por lo que siguiendo estas ideas en los próximos post intentaré ser lo más explicito posible en su exposición y aplicación practica a la compresión (si es posible) del enigma del Neandertal.<br />
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Arrizabalaga, A. e Iriarte M. J. (2006): “El Castelperroniense y otros complejos de transición entre el Paleolítico medio y el superior en la Cornisa Cantábrica: algunas reflexiones”. Zona arqueológica, 7, (1): 359-370.<br />
<br />
d´Errico, F.; Henshilwood, CH.; Lawson G.; Vanhaeren, M.; Tillier, A. M.; Suressi, M.; Bresson, F.; Maureille, B.; Nowell, A.; Lakarra, J.; Backwell, L. y Julien. M. (2003): “Archaeological Evidence for the Emergence of Language, Symbolism, and Music–An Alternative Multidisciplinary Perspective”. Journal of World Prehistory, 17 (1): 1-70.Neandertal III.tag:terraeantiqvae.com,2009-03-01:2043782:BlogPost:335432009-03-01T19:43:44.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
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Actualmente, el Chatelperroniense es considerado como una manifestación cultural con las características propias del Paleolítico Superior. Se encuentra en el centro-oeste y sur de Francia, y con menor desarrollo por el norte de la Península Ibérica. Su cronología se sitúa entre el 38/36-33/30.000 bp, aunque otros autores le dan fechas más antiguas (llegando hasta el 40.000 bp) y anteriores que las del Auriñaciense, por lo que sus creadores serían los…
<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558565516?profile=original" alt="" width="300" height="180"/></p>
Actualmente, el Chatelperroniense es considerado como una manifestación cultural con las características propias del Paleolítico Superior. Se encuentra en el centro-oeste y sur de Francia, y con menor desarrollo por el norte de la Península Ibérica. Su cronología se sitúa entre el 38/36-33/30.000 bp, aunque otros autores le dan fechas más antiguas (llegando hasta el 40.000 bp) y anteriores que las del Auriñaciense, por lo que sus creadores serían los neandertales sin la influencia de los HAM. Representa la comprobación arqueológica de las capacidades cognitivas y culturales de los neandertales, que sería iguales o muy parecidas a las de los HAM (D´Errico et al., 1998 y 2003; Pelegrin y Soressi, 2007).<br />
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Sobre su origen se aprecia una importante relación tecnológica con el Musteriense de tradición Achelense B (MTA B). Es muy frecuente encontrar los yacimientos de este período sobre otros musterienses más antiguos, dando lugar a una sucesión de ocupaciones e indicando la perduración de la estructura social en sus aspectos logísticos, considerándose como una evolución del mismo hacia patrones propios del Paleolítico Superior. La tecnología para la producción de puntas de Chatelperron se hace predominante, posiblemente por la gran utilidad de tales puntas (uso como cuchillo o puntas de lanzas), de tal manera que parecen ser el centro de toda la talla lítica, usando los subproductos de tallado como base para el resto de los útiles propios de esta cultura (Pelegrin y Soressi, 2007). Lo que no cabe duda es que este útil se extiende por gran parte del oeste de Europa, no sólo en los yacimientos Chatelperronienses, sino en los Musterienses sin tecnología laminar (Musteriense con puntas de Chatelperron), incluso en algunos del Auriñaciense arcaico (La Viña, El Castillo, Reclau Viver y L´Arbreda).<br />
<br />
La industria ósea y de asta es muy escasa, pero cuando se encuentra es sencilla y cuidadosamente tallada, estando formada por punzones con cabeza, alisadores y alfileres. Un dato importante es la rareza y poca variedad del uso de las materias orgánicas. Tanto es así que sólo se ha encontrado en siete yacimientos (Brassempouy, Châtelperron, Grotte du Renne, Laussel, Roc-de-Combe, Roche-au-Loup y Trou de la Chèvre) (D´Errico et al., 1998 y 2003; Pelegrin y Soressi, 2007).<br />
<br />
El simbolismo en el Chatelperroniense está geográficamente muy restringido, pues los adornos sólo aparecen en ciertas áreas de Francia, no existiendo en la mayoría de los yacimientos. Los adornos sólo se encontraron en seis lugares (Cauna de Belvis, Châtelperron, Grotte du Renne, Roc de Combe, Roche-au-Loup y Roche de Quinçay). Se han realizado sobre los dientes de carnívoros (lobo, hiena, zorro, marmota y de oso) y de herbívoros (bóvidos, caballos, renos y ciervos), estando ranurados o perforados con el aparente fin de servir como colgantes. También han utilizado pequeños fósiles con una ranura en un extremo para poder colgarse, como se puede apreciarse en la Rynchonelle de Arcy-sur-Cure. Son abundantes en Arcy-sur-Cure (Grotte du Renne) con un total de un total de 142 objetos óseos y 36 adornos, constituyendo el principal yacimiento con este tipo de producción (D´Errico et al., 1998 y 2003).<br />
<br />
Se aprecia un uso intensivo del ocre que suele cubrir de color todo el hábitat donde se encuentra, mientras que en el Musteriense se encuentra de una forma mucho más aislada. Diversos autores (D´Errico et al., 1998 y 2003) atribuyen un alto simbolismo al Neandertal, tanto en el Paleolítico Medio como en el Superior. Durante el Musteriense se basan en la interpretación de ciertos hechos que pueden tener tal significado, destacando los enterramientos de La Ferrassie y las pinturas (lapiceros de manganeso) documentados en el MTA de Pech de l´Azé I (Soressi et al., 2002; Zilhäo, 2007).<br />
<br />
Con todo lo expuesto se tiene la impresión de que el Chatelperroniense es una cultura del Paleolítico Superior con un comportamiento moderno (tecnológico, social y simbólico). Perfectamente localizado en una concreta área geográfica, y una evolución cultural más o menos conocida y aceptada. Sin embargo, todo este panorama cultural de desarrollo tecnológico, social y simbólico del Chatelperroniense no es homogéneo, pues no se presenta con la misma intensidad ni características en sus áreas de hábitat. Muchos de sus yacimientos presentan pobres aspectos en los materiales líticos (faltan producciones o están en muy escasa proporción), óseos y los adornos (pues no existen en su mayoría), pareciendo una limitación tecnológica (Gamble, 2001).<br />
<br />
Los datos aportados por los yacimientos arqueológicos son a veces escasos y parciales, siendo muy difíciles apreciar muchas de las características anteriormente señaladas. Diversos autores (Maroto et al., 2005) opinan que, además de encontrar algún fósil director (punta de Chatelperron), debe existir una tecnología claramente laminar para ser atribuido a una cultura moderna (Chatelperroniense). Parece lógico pensar que para asumir una plena modernidad, además de lo ya mencionado, debería haber una tecnología ósea, pues sería un claro índice de la existencia de sus dos principales cualidades (reflexividad y flexibilidad conductual). El uso de otras materias primas, la creación de nuevas formas de trabajo y la creación de herramientas más idóneas para mejorar su adaptabilidad, es un claro exponente de un pensamiento y conducta moderna.<br />
<br />
Conocemos unos 125 yacimientos en Francia y la Península Ibérica (D´Errico et al., 1998), lo que sin duda supone una amplia muestra poblacional de tal tecnología. No obstante, el carácter moderno de su conducta (reflexividad y flexibilidad manifestados por la tecnología ósea y la creación se adornos) presenta unas características peculiares, pues los adornos quedan restringidos a seis escasos yacimientos, la mayoría de ellos situados en la periferia del núcleo principal de yacimientos chatelperronienses. Además, los yacimientos de Châtelperron, Grotte du Renne y Roche-au-Loup se sitúan a 450 Km de los yacimientos Auriñacienses de Alemania (Vogelherd o Geisseklöosterle), precisamente con el mismo tipo de adornos y en periodos similares (Harald, 2003; Mellars et al., 2007). Por su parte, Cauna de Belvis se sitúa muy cerca del Mediterráneo donde los protoauriñacienses usaban frecuentemente las conchas como adornos (Mellars, 2005). Los otros dos yacimientos con adornos (Roc de Combe y Roche de Quinçay) si se encuentran en pleno núcleo de mayor densidad poblacional de los neandertales. Las dataciones de estos yacimientos, en relación con el nivel en él que se encontraron los adornos, tampoco son muy definitorios respecto de su primacía sobre los creados por los HAM.<br />
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<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558565547?profile=original" alt="" width="563" height="364"/></p>
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¿Es esta escasa representación simbólica y de tecnología ósea una característica cultural de los chatelperronienses y, por extensión, de todos los neandertales? Evidentemente, en conceptos de representatividad estadística la respuesta sólo puede ser negativa. Su existencia es más una rareza que una generalidad, y como tal debe ser entendida y estudiada, al menos hasta que nuevos descubrimientos indiquen otra cosa. Sin embargo, algunos neandertales sí fueron capaces de elaborar, con tecnología propia, tales adornos y útiles óseos. Ambos procesos, la creación de estos objetos por parte de algunos neandertales y su ausencia en la mayoría de los yacimientos chatelperronienses y en todos los demás atribuidos al Neandertal, deben ser explicados. En general, su conducta no es la misma que la que presentaban los HAM con el Auriñaciense, lo que también hay que tratar de explicar. En este punto, se hecha en falta un modelo de desarrollo cognitivo, cultural y simbólico coherente que pueda explicar satisfactoriamente todas estas particularidades. Tal modelo, basado en todos los fundamentos teóricos analizados en este blog en su primera parte, nos puede ofrecer una explicación con un nivel de certeza aceptable.<br />
<br />
- D'Errico, F.; Zilhao, J.; Julien, M.; Baffier, D. y Pelegrin, J. (1998): “Neanderthal acculturation in western Europe? A critical review of the evidence and its interpretation”. Current Anthropology, 39 (supl.): 1-44.<br />
<br />
- <a href="http://www.svf.uib.no/sfu/blombos/pdf/11.%20FDE%20et%20al%20Origins%20symbol%20JWP%202003.pdf">D´Errico, F.; Henshilwood, CH.; Lawson G.; Vanhaeren, M.; Tillier, A. M.; Suressi, M.; Bresson, F.; Maureille, B.; Nowell, A.; Lakarra, J.; Backwell, L. y Julien. M. (2003): “Archaeological Evidence for the Emergence of Language, Symbolism, and Music–An Alternative Multidisciplinary Perspective”. Journal of World Prehistory, 17 (1): 1-70.</a><br />
<br />
- <a href="http://www3.interscience.wiley.com/cgi-bin/fulltext/109876470/PDFSTART?CRETRY=1&SRETRY=0">Harald, F. (2003): “Did they meet or not? Observations on Châtelperronian and Aurignacian settlement patterns in eastern France”. En Zilhão, J. y d'Errico, F. (eds.), The chronology of the Aurignacian and of the transitional technocomplexes: dating, stratigraphies, cultural implications. Trabalhos de Arqueología 33.</a><br />
<br />
- <a href="http://museodealtamira.mcu.es/pdf/capitulo6.pdf">Maroto, J.; Vaquero, M.; Arrizabalaga, A.; Baena, J.; Carrión, E.; Jordá, J. F.; Martinón, M.; Menéndez, M.; Montes, R. y Rosell, J. (2005): “Problemática cronológica del final del Paleolítico Medio en el Norte Peninsular”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una</a> revisión actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 101-114. Santander.<br />
<br />
- <a href="http://www3.interscience.wiley.com/cgi-bin/fulltext/109876470/PDFSTART?CRETRY=1&SRETRY=0">Mellars, P. A. (2005): “The Impossible Coincidence. A Single-Species Model for the Origins of Modern Human Behavior in Europe”. Evolutionary Anthropology 14: 12-27.</a>_ Mellars, P.; Gravina, B. y Ramsey, C. B. (2007): “Confirmation of Neanderthal/modern human interstratification at the Chatelperronian type-site”. PNAS Vol. 104 (9): 3657-3662.<br />
<br />
- <a href="http://www.eva.mpg.de/evolution/staff/soressi/pdf/Pelegrin%20et%20Soressi%202007%20in%20Vandersmeerch%20et%20Maureille.pdf">Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS</a>.<br />
<br />
- <a href="http://www.eva.mpg.de/evolution/staff/soressi/pdf/Soressi&al2002_BSPF.pdf">Soressi M., Armand D., D’errico F., Jones H.L., Pubert E., Rink W.J., Texier J.-P., Vivent D. (2002): “Pech-de-l'Azé I (Carsac, Dordogne): nouveaux travaux de recherche sur le Moustérien de tradition acheuléenne”. Bulletin de la Société Préhistorique Française, 99 (1): 5-11.</a><br />
<br />
- <a href="http://www.springerlink.com/content/tg033r44623u33q5/">Zilhao, J. (2007): “The Emergence of Ornaments and Art: An Archaeological Perspective on the Origins of Behavioral Modernity”. Journal of Archaeological Research, Vol. 5 (1): 1-54.</a>El enigma neandertal IItag:terraeantiqvae.com,2009-02-20:2043782:BlogPost:323512009-02-20T17:10:53.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
El estudio del Neandertal siempre ha supuesto un gran problema, pues realmente no conocemos una forma idónea de realizarlo. De lo dicho en el anterior post se puede deducir que realmente son una vía evolutiva diferente de la nuestra, con diferente anatomía, neuroanatomía, y posiblemente capacidades cognitivas. La comparación conductual de las dos poblaciones sería la piedra angular de todo estudio sobre sus respectivas conductas, por lo que la forma de realizarla es fundamental. Pero, al…
El estudio del Neandertal siempre ha supuesto un gran problema, pues realmente no conocemos una forma idónea de realizarlo. De lo dicho en el anterior post se puede deducir que realmente son una vía evolutiva diferente de la nuestra, con diferente anatomía, neuroanatomía, y posiblemente capacidades cognitivas. La comparación conductual de las dos poblaciones sería la piedra angular de todo estudio sobre sus respectivas conductas, por lo que la forma de realizarla es fundamental. Pero, al desconocer su realidad cognitiva y las bases de su conducta, se le ha analizado con los mismos parámetros que los usados para los humanos modernos con los que convivieron en el inicio del Paleolítico Superior. Es posible que se estén comparando dos procesos evolutivos diferentes, cuyo funcionamiento cognitivo no sea el mismo.<br />
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Los avances arqueológicos han ido cambiando la percepción que de ellos tenemos. A finales del s. XX se postulaba la posibilidad de que fuera nuestro más próximo antecesor en la escala evolutiva, pero nada estaba demostrado. El descubrimiento del <b>“reloj molecular”</b> que significaba ADNmt, junto con la presencia de fósiles de humanos modernos en África con fechas antiguas (100000-200000BP), cambió todo lo que se creía hasta ese momento. En teoría su origen fue el continente africano, siendo independientes de los Neandertales. Sin embargo, todos sabemos que otras teorías (multirregional, Wolpoff) siguieron compitiendo con estos descubrimientos.<br />
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De los datos del ADNmt surgió una teoría sobre la expansión de los humanos modernos y de su relación con los neandertales. Los esquemas generales de la teoría <b>"Out of Africa"</b> indican que el Musteriense desapareció con la llegada de los HAM portadores de un mayor desarrollo tecnológico y simbólico (Auriñaciense). Coincidiendo con su llegada aparecieron otras culturas coetáneas con cierto simbolismo (Chatelperroniense y Uluzziense) entre los neandertales, como consecuencia de su influencia cultural. Esta simplicidad expositiva, basada en una concepción muy generalizada y con fundamentos teóricos poco justificados, pasaba por alto otras posibilidades que el registro arqueológico parece indicarnos en la actualidad. El problema era múltiple, pues se desconocía dónde se pudo originar la conducta moderna de los HAM (Auriñaciense), cómo eran cognitivamente los neandertales y cómo fue su relación. Ideas hubo muchas, pero con fundamento científico puede que ninguna. Entre todas destaca la ”invasión” agresiva de los HAM, que exterminaron a los neandertales en una competencia directa, agresiva e intencionada, comparándola con otras invasiones históricas, cómo si hechos que en la Historia de dieron en 30-50 años se pudieran comparar con 10.000 años de segura relación geográfica y posible social.<br />
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Lo cierto es que tal teoría propició, supongo que inconcientemente, una mayor atención a los yacimientos del Auriñaciense y Chatelperroniense en el oeste europeo, como exponentes culturales más representativas del inicio del Paleolítico Superior, dejando a los yacimientos musterienses del mismo periodo un tanto al margen de la investigación arqueológica, aunque por suerte para todos algunos siguieron trabajando en este restringido campo.<br />
<br />
Ya desde fechas muy tempranas se conocían datos sobre la posible perduración del Musteriense en la Península Ibérica, tanto que sería una cultura coetánea con las otras dos. Efectivamente, en Grota Nova de Columbeira existe un Musteriense de talla y facies Levallois, y sin ninguna interferencia del Paleolítico Superior. Sus dataciones, radiométricas realizadas en los años 60, ofrecían unas cronologías de 26.400±750 y 28.990±950 bp, que por su anomalía teórica no se llagaron a publicar (Raposo y Cardoso, 1998). Tendrían que conocerse nuevas dataciones en este mismo sentido y en otros lugares para que se tuvieran en cuenta. Serían los casos del Boquete de Zafarraya en Alcaucin (Málaga) con una persistencia Musteriense que llegaría al 27.000-29.800 bp (Hublin et al., 1995), de Cova Negra en Játiva (Valencia) donde hay industrias musterienses muy estables y de Gorham´s Cave con cronología del 32-28.000 bp (Barton et al., 1999; Jiménez-Espejo, 2007).<br />
<br />
La toma de conciencia de estos datos indicaba la existencia de cierta marginación cultural y/o geográfica entre los dos grupos humanos del momento. Así, en el oeste de Europa se promovió la idea de diferentes conductas separadas por medio de una teórica línea divisoria llamada <b><i>frontera del Ebro</i></b> (Zilhäo y d´Errico, 1999). En el inicio del Paleolítico Superior, al sur de tal frontera, sólo se conoce la perduración del Musteriense desarrollado hasta ese momento, mientras que en el norte se producen los procesos de interacción cultural que darían lugar al Chatelperroniense. Tal teoría, rechazada por algunos autores por simplista (Vega Toscano, 2005), seguía sin prestar la atención necesaria a los yacimientos neandertales del norte y centro peninsular, pues el protagonismo de las culturas modernas seguían predominando. La existencia de diferentes teorías, frecuentemente contradictorias, favorece la omisión de ciertos aspectos que no son tenidos en cuenta hasta la reevaluación de los datos obtenidos (Maroto et al., 2005). Es el caso del Musteriense, que parece desaparecer con rapidez en la zona de influencia del Auriñaciense o Chatelperroniense, quedando restringido a zonas marginales como las del sur de la Península Ibérica (p. e. Hublin et al., 1995; Zilhäo y d´Errico, 1999).<br />
<br />
En la reunión científica celebrada en el Museo de Altamira (2004) sobre los <b>“Neandertales cantábricos, estado de la cuestión”,</b> se volvió a tener en cuenta el papel que pudieron tener los neandertales en ese complejo inicio del Paleolítico Superior (Maroto et al., 2005). Efectivamente, en este período las formas culturales de los neandertales no pueden limitarse exclusivamente al Uluzziense o al Chatelperroniense, sino que el Musteriense adquiere cierto protagonismo aún no cualificado. A la luz de estos estudios están apareciendo nuevos paradigmas sobre la interpretación arqueológica en la región cantábrica y gran parte de la Península Ibérica (Baena y Carrión, 2005). Así, se está observando la pervivencia del Musteriense en fechas más recientes del 40.000 bp, y la existencia de un Musteriense con puntas de Chatelperron (Maroto et al., 2005), en vez de un Musteriense o Chatelperroniense en el sentido estricto. Puede ser la realidad de un Musteriense Final con sus propias características tipológicas, y no simplemente el final del Musteriense (Arrizabalaga e Iriarte, 2006), aunque es evidente que, tal como se expuso esta reunión, es imprescindible continuar estudiando el proceso y constatar más dataciones.<br />
<br />
Sin embargo, la perduración del Musteriense muchas veces no fue una prolongación de su tradicional marco cultural, sino que, sin llegar a un aspecto moderno, presenta una serie de avances que lo diferencian de otros períodos más antiguos. Así, observamos transformaciones tecnológicas, tipología realizada por distinta tecnología, diferentes adaptaciones a nuevos ecosistemas y cambios climáticos (cambios en la técnica de caza, nuevos modelos de explotación de recursos abióticos), una rudimentaria pero mayor existencia en el utillaje de hueso, menor estabilidad de los asentamientos y tendencia al aislamiento. Se aprecia un aspecto de gran variabilidad y/o diversidad cultural, cuyo origen no sabemos si se debe en exclusiva a la propia capacidad de adaptación del Neandertal en este período, o tiene un importante peso la coexistencia con poblaciones modernas, con diferente cultura, cerca de ellos y durante varios milenios (Baena y Carrión, 2005). Incluso en zonas europeas muy cercanas a las áreas geográficas asociadas al Chatelperroniense se conoce la pervivencia del Musteriense en zonas del centro-sur de Francia, así como la existencia de un Musteriense con láminas y puntas de Soyons (Neroniense) en Bélgica y la Renania (Alemania) (Pelegrin y Soressi, 2007), así como en el valle del Ródano donde el Chatelperroniense nunca ha sido registrado (Slimak, 2007). Igualmente, en las áreas adyacentes italianas (p.e. Lacio) persiste el Musteriense, con dataciones posteriores del 40.000 bp (Kuhn y Bietti, 2000).<br />
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Todos estos datos nos confirman la coexistencia de importantes diferencias culturales en el mundo del Neandertal (Musteriense más o menos evolucionado intercalado ente el Chatelperroniense y Uluzziense), las cuales convivieron varios milenios en lugares geográficos muy próximos. Este hecho parece corresponder a una particular conducta de intercambio cultural y sociabilidad intergrupal, lo que siempre habrá que tener en cuenta al estudiar las características culturales del neandertal, tanto en sus propias poblaciones como en su comparación con las pautas conductuales desarrolladas por los HAM. No hay que olvidar que la conducta general de los HAM fue mucho más homogénea en el tiempo, espacio y desarrollo cultural.<br />
<br />
En este punto nos encontramos con el dilema actual. El Chatelperroniense (cultura con un componente simbólico y tecnológico importante) fue anterior a la llegada de los HAM (D´Errico et al., 2003) y los verdaderos creadores de la cultura moderna en Europa. Otros autores no opinan lo mismo (Mellars, 2005) con lo que la discusión, en base de datos arqueológicos, está en plena efervescencia en la actualidad. Incluso se postula que todos los yacimientos anteriores al 36000 BP son originarios de los neandertales, con lo que curiosamente, todo el mosaico de culturas (Musteriense, Musteriense final, Auriñaciense arcaico, Chatelperroniense, Uluciense, etc.) son creaciones de los neandertales del momento, lo que le otorga unas capacidades cognitivas iguales o mayores que las de los HAM.<br />
<br />
La comprobación de las capacidades cognitivas y culturales de los neandertales reside fundamentalmente en las características modernas que presenta el Chatelperroniense (D´Errico et al., 2003), siendo donde la subjetividad y un específico interés han tenido un protagonismo importante. Lo analizaré en el próximo post.<br />
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<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558565729?profile=original" alt="" width="105" height="81"/></p>
- Arrizabalaga, A. e Iriarte M. J. (2006): “El Castelperroniense y otros complejos de transición entre el Paleolítico medio y el superior en la Cornisa Cantábrica: algunas reflexiones”. Zona arqueológica, 7, (1): 359-370.<br />
- Baena, J.; Carrión, E.; Ruiz, B.; Ellwood, B.; Sesé, C.; Yravedra, J.; Jordá, J.; Uzquiano, P.; Velásquez, R.; Manzano, I.; Sánchez, A. y Hernández, F. (2005): “Paleoecología y comportamiento humano durante el Pleistoceno Superior en la comarca de Liébana: la secuencia de la Cueva de El Esquilleu (Occidente de Cantabria, España)”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática. Museo de Altamira. Monografías, 20:461-487. Santander.<br />
- Barton, R. N. E. et alii., (1999): “Gibraltar Neanderthals and results of recent excavations in Gorham´s, Vanguard and Ibex Caves”. Antiquity 73: 13-23.<br />
- D´Errico, F.; Henshilwood, CH.; Lawson G.; Vanhaeren, M.; Tillier, A. M.; Suressi, M.; Bresson, F.; Maureille, B.; Nowell, A.; Lakarra, J.; Backwell, L. y Julien. M. (2003): “Archaeological Evidence for the Emergence of Language, Symbolism, and Music–An Alternative Multidisciplinary Perspective”. Journal of World Prehistory, 17 (1): 1-70.<br />
- Hublin, J. J. et alii., (1995): “The Musterian site of Zafarraya (Andalucía, Spain). Dating and implications on the Paleolithic peopling of Western Europe”. Comptes Rendus de l´Académie des Sciences de Paris. 321, (IIa): 931-937.<br />
- Jiménez-Espejo, F. J.; Martínez-Ruiz, M.; Finlayson, C.; Paytan, A.; Sakamoto, T.; Ortega-Huertas, M.; Finlayson, G.; Iijima, K.; Gallego-Torres; D. y Darren Fa (2007): “Climate forcing and Neanderthal extinction in Southern Iberia: insights from a multiproxy marine record”. Quaternary Science Reviews. Vol. 26, (7-8): 836-852.<br />
- Kuhn, S. L. y Bietti, A. (2000): “The Late Middle and Early Upper Paleolithic in Italy”. En The Geography of Neandertals and Modern Humans in Europe and Greater Mediterranean. Bar-Yosef, O. y Plibeam, D. (eds.) .49-75. Cambridge, Massachusetts: Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Harvard University.<br />
- Maroto, J.; Vaquero, M.; Arrizabalaga, A.; Baena, J.; Carrión, E.; Jordá, J. F.; Martinón, M.; Menéndez, M.; Montes, R. y Rosell, J. (2005): “Problemática cronológica del final del Paleolítico Medio en el Norte Peninsular”. Neandertales cantábricos. Estado de la Cuestión. El Paleolítico Medio cantábrico: hacia una revisión actualizada de su problemática Museo de Altamira. Monografías, 20: 101-114. Santander.<br />
- Mellars, P. A. (2005): “The Impossible Coincidence. A Single-Species Model for the Origins of Modern Human Behavior in Europe”. Evolutionary Anthropology 14: 12-27.<br />
- Pelegrin, J. y Soressi, M. (2007): “Le Châtelperronien et ses rapports avec le Moustérien”. En Les Néandertaliens. Biologie et cultures. Documents préhistoriques, 23: 283-29.6 Paris, Éditions du CTHS.<br />
- Raposo, L. y Cardoso, J. L. (1998): “Las industrias líticas de la Gruta Nova de Columbeira (Bombarral, Portugal) en el contexto del musteriense final en la Península Ibérica”. Trabajos de Prehistoria, 55, (1): 39-62.<br />
- Slimak, L. (2007): “Le Néronien et la structure historique du basculement du Paléolithique moyen au Paléolithique supérieur en France méditerranéenne. Comptes Rendus Palevol. Volume 6, (4): 301-309.<br />
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- Zilhao, J. y d'Errico, F. (1999): “The chronology and taphonomy of the earliest Aurignacian and its implications for the understanding of Neandertal extintion”. Journal of World Prehistory 13 (1): 1-68.El enigma Neandertaltag:terraeantiqvae.com,2009-02-14:2043782:BlogPost:312732009-02-14T17:09:44.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
<p style="text-align: left;"><img alt="" height="153" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558561202?profile=original" width="205"></img></p>
Hace escasos días se ha publicado se ha publicado el <a href="http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hubo/cruce/neandertal/elpepisoc/20090213elpepisoc_7/Tes">genoma del Neandertal</a> a partir de fósiles procedentes de la cueva de Vindija, en Croacia. Del dato, que sin duda es un relevante hecho científico inimaginable hace unos pocos años, se pueden deducir dos hechos básicos.<br />
- Compartimos con ellos un 95,5% del genoma. Lo que en principio parece…
<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558561202?profile=original" alt="" width="205" height="153"/></p>
Hace escasos días se ha publicado se ha publicado el <a href="http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hubo/cruce/neandertal/elpepisoc/20090213elpepisoc_7/Tes">genoma del Neandertal</a> a partir de fósiles procedentes de la cueva de Vindija, en Croacia. Del dato, que sin duda es un relevante hecho científico inimaginable hace unos pocos años, se pueden deducir dos hechos básicos.<br />
- Compartimos con ellos un 95,5% del genoma. Lo que en principio parece mucho.<br />
- La diferencia genética permite llagar a la conclusión de que son lo suficientemente distintos genéticamente como para afirmar que, si hubo casos de cruce entre ellos, fueron irrelevantes para el futuro de la especie humana.<br />
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Estos datos vienen a confirmar que nos encontramos ante dos procesos evolutivos diferentes. Lo que no es nuevo, pues ya conocíamos por el estudio del ADN mitocondrial en diversos restos óseos del Neandertal localizados en diferentes lugares (Lalueza Fox, 2005). En tales análisis se ha comprobado la diferencia genética existente entre neandertales y HAM, así como la existencia de una importante diferencia temporal respecto de la separación de las dos poblaciones a partir de un ancestro común, calculándose en unos 500.000 años. Esta diferencia de ADN y el conocimiento de que ambas poblaciones se originaron en lugares lejanos (Europa y África), en distintos ambientes y con un aislamiento geográfico, indican la coexistencia temporal de dos formas evolutivas diferentes.<br />
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Además, las diferencias morfológicas entre las dos poblaciones son muy conocidas y están bien documentadas en el registro arqueológico. Estas diferencias sólo indican una diversificación biológica que podrían significar la existencia de dos especies, pero con poca seguridad. Paralelamente, por medio del análisis dentario como signo biológico preciso del desarrollo ontogénico postnatal, se ha comprobado que los neandertales tenían un desarrollo rápido, llegando a la madurez biológica antes que los humanos actuales, indicando la presencia de un desarrollo ontogénico distinto (Ramírez y Bermúdez de Castro, 2004). Estos datos parecen indicar, junto con la diferencia anatómica, la existencia de dos líneas evolutivas diferentes que pudieron acabar en dos especies independientes (Lieberman et al. 2002).<br />
No obstante, todos estos datos asumidos por la comunidad científica y ampliamente divulgados, no parecen significar mucho en lo que parece más importante para la Arqueología, es decir, si tienen un respuesta significativa en la conducta de las dos poblaciones. Pues nada aclaran sobre las capacidades cognitivas que pudieran tener las dos poblaciones, por lo que su conducta podría ser igual.<br />
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Profundizando en las diferencias anatómicas, se han efectuado análisis paleoneurológicos que han comprobado que nuestra especie presenta una forma de evolución neurológica diferente a la observada en los neandertales, comprobándose un diferente patrón de desarrollo neurológico. En el Neandertal existe una pauta de desarrollo cerebral definido por diversos autores como arcaico, en el que gran parte del cambio está basado en un simple crecimiento general. Mientras que en los HAM se observa un aumento vertical, dilatación del lóbulo frontal y una relativa reducción de longitud y anchura del lóbulo occipital. Se produce un aumento alométrico de la forma y superficie de los lóbulos parietales y posiblemente frontales de nuestra corteza cerebral (Bruner, Manzi y Arsuaga, 2003).<br />
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Esta diferenciación neuroanatómica indican cierta diferenciación de la superficie del córtex cerebral en las áreas asociativas de los lóbulos parietales y frontales (donde tienen lugar los procesos cognitivos claramente humanos). Si se acepta que son dos líneas evolutivas y un desarrollo ontogénico diferentes, no sería raro pensar en la existencia de diferencias neurofisiológicas en el funcionamiento cerebral de los dos grupos. Estos datos pueden justificar la idea de unas capacidades cognitivas parecidas, pero no iguales.<br />
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Sin embargo, esta idea hay que comprobar, lo que sólo puede realizarse por medio de las manifestaciones culturales que el registro arqueológico nos ofrece, pues tal conducta sería la manifestación del desarrollo de las capacidades cognitivas de los humanos que la produjeron. En definitiva, la comparación conductual de las dos poblaciones sería la piedra angular de todo estudio sobre sus respectivas conductas, por lo que la forma de realizarla es fundamental.<br />
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Todo parece indicar que hay diferencias (genéticas, evolutivas, anatómicas y neurológicas) suficientes como para justificar unas capacidades y conductas diferentes entre las dos poblaciones. Sin embargo, la comprobación arqueológica de tal diferencia es puesta en duda por muchos autores (D´Errico <i>et al.,</i> 2003).<br />
En este punto es donde la subjetividad científica más ha actuado, pues en el estudio de la conducta de los neandertales se han omitido aspectos metodológicos importantes en los análisis encaminados a demostrar que su conducta fue igual a la de los HAM. Así, se aprecia la falta de un método multidisciplinar que nos encauce el origen y desarrollo del simbolismo humano, así como el uso de una amplia muestra de la población en estudio, y no la limitación de unos pocos yacimientos.<br />
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La investigación realizada en estos últimos 20 años en este aspecto ha aportado numerosos e importantes avances, cambiando varias veces de paradigma, lo que en la actualidad aún no se ha podido concretar. Iremos viendo en los sucesivos post todas las preguntas que de este texto puedan sacarse.<br />
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BRUNER, E.; MANZI, G. y ARSUAGA, J. L. (2003): “Encephalization and allometric trajectories in the genus Homo: Evidence from the Neandertal and modern lineages”. Proceedins of the National Academy of Sciences of the United States of America. 100, (26); 15335-15340.<br />
D´ERRICO, F.; HENSHILWOOD, CH.; LAWSON G.; VANHAEREN, M.; TILLIER, A. M.; SURESSI, M.; BRESSON, F.; MAUREILLE, B.; NOWELL, A.; LAKARRA, J.; BACKWELL, L. y JULIEN. M. (2003): “Archaeological Evidence for the Emergence of Language, Symbolism, and Music–An Alternative Multidisciplinary Perspective”. Journal of World Prehistory 17 (1): 1-70.<br />
LALUEZA FOX, C. (2005): Genes del neandertal. Madrid. Síntesis.<br />
LIEBERMAN, D. E.; MCBRATNEY, B. M. y KROVITZ, G. (2002): “The evolution and development of cranial form in Homo sapiens”. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 99 (3): 1134-1139.<br />
RAMÍREZ ROÍZ, F. y BERMÚDEZ DE CASTRO, J. M. (2004): “Surprisingly rapid growth in Neanderthals”. Nature 428, 936-939.Arqueología del lenguajetag:terraeantiqvae.com,2009-02-06:2043782:BlogPost:301962009-02-06T19:00:00.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Me he dado cuenta que el formato de blog no es el ideal para una exposición larga y profusa de un de cierta complejidad. Este medio se adapta mejor a la exposición de un tema mucho más concreto sobre el que discutir libremente, pero una vez acabado se expone otro independiente del anterior.<br />
Este comentario viene a cuento porque creo que hasta ahora, todo lo mencionado en el blog puede parecer un tanto confuso, pues representa una serie de datos un tanto inconexos en el tiempo y en el espacio de…
Me he dado cuenta que el formato de blog no es el ideal para una exposición larga y profusa de un de cierta complejidad. Este medio se adapta mejor a la exposición de un tema mucho más concreto sobre el que discutir libremente, pero una vez acabado se expone otro independiente del anterior.<br />
Este comentario viene a cuento porque creo que hasta ahora, todo lo mencionado en el blog puede parecer un tanto confuso, pues representa una serie de datos un tanto inconexos en el tiempo y en el espacio de los sucesivos post.<br />
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Recientemente he publicado un libro (<a href="http://www.akal.com/html/publica2/marco.php?fr_contenido=detalle.php&fr_tituloPagina=Ficha&fr_codLibro=14632&fr_meterTodos=&fr_pagIni=1&fr_pagSel=1&fr_numLibros=1&fr_orden=+ediciones.fecha_publicacion+&fr_tipoOrden=DESC&fr_isbn=&fr_obra=&fr_edicion=&fr_libros=&fr_coleccion=&fr_pags=&fr_ilustraciones=&fr_formato=&fr_fecha_publicacion=&fr_titulo=&fr_subtitulo=&fr_tema=&fr_materia=&fr_submateria=&fr_periodo=&fr_caracter=&fr_nivel=&fr_bilingue=&fr_situacion=&fr_tema1=&fr_tema2=&fr_tema3=&fr_tema4=&fr_editorial=&fr_buscarAutor=&fr_autorExacto=Rivera+Arrizabalaga%2C+%C1ngel&fr_cabecera=cabecera_detalle.php">Arqueología del lenguaje. Ed. Akal</a>) en el que se tratan todos estos procesos de los que he estado hablando, naturalmente de una forma mucho más ordenada y amplia, ya que el formato de libro impreso se adapta mejor a la exposición de tan complejos asuntos.<br />
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Es por lo que invito a los seguidores de este blog a que puedan leer más sobre el lenguaje humano, yo por mi parte contestaría cualquier cuestión que surgiera de su lectura.<br />
<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558561672?profile=original" alt="" width="142" height="201"/></p>Subjetividad científicatag:terraeantiqvae.com,2009-01-31:2043782:BlogPost:293102009-01-31T22:28:38.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
<p style="text-align: left;"><img alt="" height="109" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558560152?profile=original" width="79"></img></p>
La subjetividad aumenta mucho cuando de trata de interpretaciones relacionadas con el simbolismo. Un ejemplo característico lo constituye hoy en día el bifaz encontrado en la Sima de los Huesos de Atapuerca, que sus descubridores han bautizado con el apelativo de “Excalibur”. Su situación en un lugar de posible enterramiento voluntario, como parece ser tal sima, le ofrece ciertas características de ofrenda, dentro de un desconocido e incierto ritual.…
<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558560152?profile=original" alt="" width="79" height="109"/></p>
La subjetividad aumenta mucho cuando de trata de interpretaciones relacionadas con el simbolismo. Un ejemplo característico lo constituye hoy en día el bifaz encontrado en la Sima de los Huesos de Atapuerca, que sus descubridores han bautizado con el apelativo de “Excalibur”. Su situación en un lugar de posible enterramiento voluntario, como parece ser tal sima, le ofrece ciertas características de ofrenda, dentro de un desconocido e incierto ritual. La comprobación de tal hecho implica necesariamente que los humanos, de ese momento (300.000 BP) y lugar (Atapuerca en el Paleolítico Inferior), deberían tener el suficiente desarrollo cognitivo respecto de la individualidad personal, del tiempo y del espacio, como para poder elaborar las ideas abstractas relacionados con cierta espiritualidad o una vida futura de los muertos. Así, la principal duda no es que el lugar pueda ser un autentico cementerio (lo que no todos están de acuerdo), sino que el desarrollo cognitivo de ese momento y con esos precisos humanos (Homo heidelbergensis), fuera el suficiente como para justificar la existencia de tan complejos conceptos abstractos, lo que en vista de los datos arqueológicos sobre su conducta no parece que así fuera. Paralelamente, el encuentro de un solo útil no ayuda mucho en el mantenimiento de las ideas de sus descubridores.<br />
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El problema no es la incertidumbre que sus mismos descubridores indican sobre su posible simbolismo, sino la falta absoluta de datos científicos sobre los que fundamentar tal hecho. Es complejo defender la objetividad científica de cualquier disciplina cuando destacados componentes de la misma emiten interpretaciones arqueológicas con tan escaso peso científico y tanta subjetividad.El concepto del Paleolítico Superiortag:terraeantiqvae.com,2009-01-24:2043782:BlogPost:281542009-01-24T20:03:04.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
La tradicional división del Paleolítico en tres grandes periodos intentaba ofrecer un marco cronológico y cultural donde poder situar las diferentes tecnologías prehistóricas que se iban descubriendo en los yacimientos arqueológicos. No hay que decir que tal subdivisión fue consecuencia del nivel científico de siglo pasado, lo que ya es mucho si tenemos en cuenta el nivel casi inexistente que se tenía en el comienzo de la Prehistoria sobre nuestro lejano pasado. Sobre el concepto del último…
La tradicional división del Paleolítico en tres grandes periodos intentaba ofrecer un marco cronológico y cultural donde poder situar las diferentes tecnologías prehistóricas que se iban descubriendo en los yacimientos arqueológicos. No hay que decir que tal subdivisión fue consecuencia del nivel científico de siglo pasado, lo que ya es mucho si tenemos en cuenta el nivel casi inexistente que se tenía en el comienzo de la Prehistoria sobre nuestro lejano pasado. Sobre el concepto del último periodo paleolítico la aceptación más extendida es la suma de tres acepciones. Una de contenido cronológico, al enmarcarlo dentro de una fase de las diversas glaciaciones que se han registrado en nuestro continente. Así, queda situado en la segunda parte de la última glaciación (Würm), entre las fechas de 45/40.000 y 10.000 BP, cuando comienza el Holoceno o periodo cálido actual. Otra, con un significado cultural, refleja las industrias y conductas de todo tipo que se van sucediendo a lo largo de sus milenios de existencia, que en Europa occidental son el Auriñaciense, Chatelperroniense, Uluzziense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense. La tercera fue de base antropológica, sustentándose en la idea de que su origen se debía a la aparición del Homo sapiens sapiens, como portador de los avances técnicos modernos (tecnología de hojas, herramientas compuestas, uso del hueso, asta y marfil como materia base de sus útiles, etc.), junto con un desarrollo simbólico muy importante (adornos corporales, arte, ajuares, religión, etc.), del que con anterioridad sólo se tenían leves indicios de difícil comprobación. En este apartado hay que incluir al Neandertal, por lo menos en las fases iniciales del periodo, pues todo indica que fue el creador del Chatelperroniense y Uluzziense.<br />
Del primero, con las dificultades cronológicas (calibración del C-14 en el periodo de transición) se mantiene como criterio de fondo, pero sin hacer mucho hincapié sobre él. Del tercero, no puede sostenerse en su totalidad, pues ya conocemos que en su inicio, por lo menos en Europa, coexistieron los poblaciones diferentes (Cromañones y Neandertales).<br />
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El que más trascendencia ha tenido es el segundo (tecnológico), pues son las piedras las que más abundan en los yacimientos, con lo que han dado una gran tradición académica su estudio, por lo menos en Europa. Efectivamente, cuando se hable de yacimientos transicionales, siempre se refieren a evolución tecnológica de soporte lítico. Después de todo, lo que más abunda son las piedras.<br />
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Con el desarrollo de la Arqueología parece que va quedando claro que estas divisiones son artificiales, aunque necesarias para el enfoque analítico y explicativo que toda ciencia precisa. No obstante, se sigue manifestando especial interés por señalar los distintos complejos industriales, caracterizado cada uno de ellos por el empleo de determinadas técnicas de trabajo pera transformar la materia prima (piedra, asta, hueso, madera) en instrumentos con los que hacer frente a sus necesidades, como si estos datos (por otro lado los más abundantes) fueran los más característicos del Paleolítico Superior. Desde luego son los más abundantes, pero no los más significativos dentro de la evolución cultural y cognitiva de la Humanidad.<br />
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Si estudiamos los más recientes estudios sobre la cultura de este periodo, veremos que las cosas están cambiando, por lo menos en un aspecto más general e importante para la cultura humana. Así, se ha relacionado su modernidad con el simbolismo que la sustenta. Algunos autores reconocen una conducta moderna cuando está simbólicamente organizada, o es completamente simbólica. Pero el simbolismo, aunque presente en la industria lítica, queda mejor reflejado en otros aspectos arqueológicos que vemos en los yacimientos, pero que hasta hace muy pocos años se tenían como productos secundarios. Es curioso apreciar cómo en el último tercio del siglo pasado, de los yacimientos Chatelperronienses se encontraban datos fidedignos de todas los productos líticos perfectamente ubicados en los diferentes estratos del yacimiento, mientras que de los escasos adornos apenas se hacen mención o se sitúan estratigráficamente de forma muy poco precisa. Por suerte, las cosas ya no son así.<br />
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Este último concepto es muy importante en la configuración del último periodo paleolítico, pues, desde entonces, el simbolismo va a ser fundamental en la conducta de los seres humanos de todos los tiempos. Sin embargo, puede encontrarse cierto grado de simbolismo en los dos primeros periodos paleolíticos, sobre todo si tenemos en cuenta que poco a poco se van encontrando conductas y elementos con cierto carácter simbólico en tales periodos, es en el último periodo cuando de verdad se aprecia un gran desarrollo, al observar nuevas formas de conducta de matiz social y económico. Aunque, lo que sin duda fue más trascendental y nuevo, sería el tener una clara conciencia del uso simbólico de diversos útiles y conductas (simbolismo consciente o reflexivo). Esto, aporta un nuevo significado a este periodo, pues le separaría con mayor identidad de los anteriores periodos paleolíticos. Es este sentido, no cabe la menor duda que son los que más van a pesar en la conducta humana moderna.<br />
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Por consiguiente, aunque los procesos tecnológicos y simbólicos deban ir unidos en su desarrollo, lo más llamativo del Paleolítico Superior corresponde a la adquisición de una nueva mentalidad simbólica, creativa, práctica y, sobre todo, consciente de su realización. Tal logro pudo realizarse por medio del desarrollo pleno de la conciencia reflexiva, y su utilización junto con los conceptos del tiempo y del espacio, que serán utilizados en los intentos de solucionar los problemas que se plantearon en ese momento. El resultado no puede ser más extraordinario, pues se producen nuevas formas de conducta reflejadas en la aparición de adornos corporales, del arte, enterramientos intencionados con base simbólica, la aparición de la religión, aumento de la complejidad social, mejor estructuración y organización de la caza, conservación de los alimentos, estructuración del espacio del hábitat, etc. La aparición en el tiempo de todos estos hechos, se realiza con gran interacción de unos elementos con otros, pero existen ciertos aspectos de dependencia que hay que analizar. Los avances culturales de carácter simbólico tienen que irse elaborando, de una forma más o menos escalonada, en función de las nuevas necesidades demográficas, sociales y medioambientales que se vayan presentando. Hay que tener en cuenta, que para la aparición de unos (como la religión donde se utiliza inexcusablemente un simbolismo consciente), es imprescindible el desarrollo de otros (como sería una conciencia reflexiva). Su falta, imposibilita el inicio de las ideas religiosas y de todas las conductas relacionadas con ella (enterramientos con simbolismo religioso). El Paleolítico Superior queda perfectamente caracterizado por la presencia de un pensamiento moderno, que va a desarrollar formas de conductas complejas y simbólicas.<br />
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Puede que sea necesario, para mejorar la subjetividad científica que abunda en la Arqueología, tener presentes las ideas que el antropólogo Laurence G. Strauss, en un seminario de Doctorado sobre las novedades en el Paleolítico y Mesolítico europeo que ofreció en Buenos Aires (1996), dictó e ilustró muy bien las diferencias metodológicas entre la escuela norteamericana y la europea:<br />
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<i>Yo me he formado como arqueólogo antropológico. Mi meta como paleoantropólogo es la comprensión de los modos de vivir. Las diferencias......son diferencias de paradigma: la manera de definir lo que es importante saber, cómo y porqué; estas diferencias provienen de formaciones académicas muy distintas: la mayoría de los prehistoriadores españoles están formados en las Letras y la mayoría de los prehistoriadores norteamericanos en las Ciencias Sociales con grandes dosis de Ciencias Naturales. Creo que hay un sitio para ambas perspectivas a fin de llegar a una visión completa del Paleolítico. El papel de los prehistoriadores venidos de la tradición antropológica americana o inglesa sería el de proponer y evaluar hipótesis acerca del comportamiento y de la adaptación humana. También quizá, su papel es de mitigar un escolasticismo excesivamente estéril, en el estudio de los materiales de la prehistoria. El papel de los prehistoriadores de tradición humanística europea es de describir, ordenar y estudiar de manera muy detallada y precisa, los materiales con los cuales sólo ellos pueden estar íntimamente familiarizados a largo plazo, y de corregir los excesos de optimismo explicativo de sus colegas forasteros.</i><br />
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¿Pero cómo vamos a estudiar la cognición humana, su simbolismo, el porqué de sus avances culturales y, en definitiva, el origen de la compleja conducta humana, si en las universidades sólo nos enseñan escasamente las tareas propias de la excavación y sus más elementales interpretaciones de carácter general? ¿Son válidos tales formas académicas para la interpretación de estos problemas?<br />
Como es lógico, después de todo lo mencionado en este blog, mi criterio personal es que no.Definición del género <i>Homo.</i>.tag:terraeantiqvae.com,2009-01-18:2043782:BlogPost:270512009-01-18T19:30:00.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Ya vimos como la denominación de nuevas especies fósiles es un proceso que conlleva una importante carga de subjetividad científica. Es imposible saber si realmente las especies coetáneas tuvieron una incompatibilidad biológica real o no. Por ello, para su definición, sólo nos quedan sus diferencias anatómicas como testimonio de su diferenciación biológica. Ante tal situación, para que la ciencia pueda avanzar en su intento de ordenación y explicación de la realidad biológica, lo único que se…
Ya vimos como la denominación de nuevas especies fósiles es un proceso que conlleva una importante carga de subjetividad científica. Es imposible saber si realmente las especies coetáneas tuvieron una incompatibilidad biológica real o no. Por ello, para su definición, sólo nos quedan sus diferencias anatómicas como testimonio de su diferenciación biológica. Ante tal situación, para que la ciencia pueda avanzar en su intento de ordenación y explicación de la realidad biológica, lo único que se puede realizar sería la propuesta de nuevas especies, con la esperanza de que la comunidad científica las acepte por medio de un compromiso teórico y temporal, ya que siempre puede revisarse ante la aparición de nuevos datos. El problema se acentúa sí, a la incierta denominación de diferentes especies biológicas, hay que añadir el establecimiento de un nuevo género que las englobe y caracterice. En este sentido, el establecimiento del género <i>Homo</i> presenta unos aspectos específicos y únicos, donde los criterios culturales tomaron especial fuerza, en la creencia de que sólo nuestro linaje podría crearlos, lo que en tan lejanos tiempos no está tan claro.<br />
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Muy recientemente, se han realizado excavaciones de tipo arqueológico en lugares de hábitat de chimpancés, encontrándose con un comportamiento similar al de los primeros humanos. Los chimpancés recogen grandes piedras de distintos materiales (cuarzo, granito y otras) y las llevan donde crecen los árboles que producen unas nueces (de la especie Panda oleosa). Después de recogerlas las sitúan sobre una raíz de árbol (el yunque), que golpean con una piedra (el martillo). Este procedimiento es necesario porque estas nueces son muy duras. Un chimpancé puede llegar a abrir 100 nueces en un día, descubriéndose que las crías pueden tardan hasta siete años en aprender esta técnica. Sin embargo, no todos los chimpancés rompen nueces con piedras, pues sólo se ha documentado esta práctica en África occidental (Costa de Marfil, Liberia y Guinea-Conakry), por lo que puede considerarse un comportamiento cultural que permite su utilización para distinguir una población de otra. Igualmente, se ha comprobado que los chimpancés trasladan las piedras (de hasta 15 kilogramos de peso) desde varios centenares de metros a estos lugares donde se utilizan. En estos yacimientos, que sólo tienen 100 años de antigüedad, se han encontrado lascas, que curiosamente son parecidas a las de los primeros yacimientos conocidos de industria lítica de los homínidos. Está claro que los chimpancés producen tales lascas sin intención, porque se producen al golpear las nueces y romperse las piedras. Sin embargo, pudiera ser que esta forma no intencionada de producción de lascas fuera el origen de la tradicional tecnología de los homínidos (Mercader <i>et al.,</i> 2002). La búsqueda, importación y uso de estos martillos son claros procesos intencionados, pero la producción de lascas tiene un carácter accidental. No obstante, se parecen a formas humanas en sus más primitivas cadenas operatorias, salvo la intencionalidad de producir y utilizar tales lascas como herramientas. Este ejemplo nos ofrece unos antecedentes culturales en primates no humanos, sobre parte de la compleja conducta de la tecnología lítica que siempre se ha atribuido a nuestro género (buscar piedras adecuadas, transportarlas y utilizarlas). Si existen en estos primates, es imposible descartar con absoluta certeza su uso por los Australopithecus, aunque el registro arqueológico no aporta muchos datos sobre este asunto.<br />
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El segundo ejemplo se refiere a una forma de conducta sexual atribuida en exclusividad a nuestro linaje, como es la posibilidad de relaciones sexuales continuadas, consentidas y con fines sociales, para establecer lazos familiares y/o sociales permanentes. En las comunidades de bonobos (Pan paniscus) el sexo es un elemento clave para su vida social, hecho que es posible gracias a que la hembra de esta especie se manifiesta preparada casi sin solución de continuidad para las relaciones sexuales (de forma similar a las hembras humanas), incluso no se interrumpe durante la lactancia. Así, el sexo es ampliamente utilizado de forma continuada (sin limitaciones marcadas por la presencia o ausencia de la receptividad femenina), como elemento de concordia, pacificación y armonía social dentro de estos grupos de primates. Aunque entre estas comunidades no pueda verse familias nucleares al estilo de nuestras sociedades, no deja de ser cierto que su comportamiento encaja, en algunos aspectos, en las formas sexuales humanas (De Waal, 1995).<br />
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En estos ejemplos sobre la cultura en comunidades actuales de primates no humanos, vemos antecedentes de nuestra cultura social. Si los Australopithecus tenían un mayor desarrollo neurológico y cognitivo que estos primates, es posible que hubieran desarrollado formas conductuales muy parecidas a las atribuidas a los Homo habilis. Así, aparece un nuevo problema teórico, pues una vez relacionado al <i>Homo habilis</i> con la fabricación de herramientas, el hallazgo de restos líticos en periodos más antiguos (hasta 2,5 m. a. donde no hay restos fósiles de los <i>Homo habilis</i> y si de <i>Australopithecus</i>) son atribuidos inmediatamente al género Homo, excluyendo automáticamente a los otros homínidos coetáneos.<br />
<br />
En las características que deben tener las especies pertenecientes al género <i>Homo</i>, existen suficientes diferencias morfológicas como para distinguirlas de las pertenecientes al género <i>Australopithecus</i>. Siguiendo esta línea argumentativa, adquieren especial interés, para los temas que tratamos, las diferencias neurológicas que se aprecian en los endomoldes de sus respectivos cráneos (Holloway, 1996; Tobias, 1971). Sin embargo, y a pesar de la notable diferenciación anatómica existente entre estos dos géneros, la característica principal por lo que se asimiló el <i>Homo habilis</i> a nuestro linaje y se excluyó a los <i>Australopithecus</i> del género <i>Homo,</i> reside en la asociación de los fósiles del primero con las herramientas de piedra encontradas en diversos yacimientos, mientras que el segundo nunca ha podido confirmarse tal relación Como puede verse, pesa más la diferenciación cultural que la anatómica en estas clasificaciones taxonómicas. Nos limitamos a ofrecer la categoría humana a los fósiles que se relacionan con la fabricación y uso de las herramientas encontradas en ese primitivo periodo. Si tenemos en cuenta el escaso número de asociaciones directas entre los fósiles del Homo habilis y los útiles de piedra, surgen dudas sobre que su existencia pueda deberse a la casualidad, a que no se ha buscado lo suficiente, o que no ha habido suerte. No obstante, el mayor desarrollo neurológico del <i>Homo habilis</i>, sus asociaciones con las herramientas de piedra y la conducta observada en algunos de sus yacimientos, pueden ser pruebas suficientes como para atribuirles el inicio de un comportamiento que encaja bien con el de los seres humanos. Si alguna vez se encuentran datos que puedan atribuir algunas de estas características a los <i>Australopithecus</i>, no cabe duda que habrá que replantearse el inicio de nuestro linaje. Tal vez sea importante resaltar, que la línea que separa los conceptos de humanos y no humanos es muy fina, al menos en esta época, lo que da pie a pensar en las cualidades casi humanas que podían presentar los Australopithecus.<br />
<br />
Si viéramos a un <i>Homo habilis</i> enseguida notaríamos que se parecía mucho más a los monos actuales que a nosotros. Incluso su conducta, salvados todos los perjuicios culturales que se han aplicado a la sociedades de grandes primates, sería muy parecida. El problema de denominar a unos como <i>Homo</i> y a otros como <i>Australopithecus</i> es que subjetivamente vamos a inferir modelos más humanos de conductas a los primeros, en claro perjuicio de los segundos. Aunque tales divisiones son imprescindibles para el desarrollo teórico de la Prehistoria, cabe la posibilidad de no haber enfocado el problema en los correctos caminos de la objetividad científica.<br />
<br />
- DE WAAL, F. B. M. (1995): Vida social de los bonobos. <i>Investigación y Ciencia</i>, 224: 52-59.<br />
- HOLLOWAY, R. L. (1996): Evolutionary of the human brain. En Locke y Peters (eds.). Handbook of Human Symbolic Evolution. Clarendon Press. Oxford. 74-108.<br />
- MERCADER, J.; PANGER, M. y BOESCH, C. (2002): Excavation of a chimpanzee stone tool site in the African rainforest. <i>Science</i>, 296: 1452-1455.<br />
- TOBIAS, P. V. (1971): The distribution of craneal capacity values among living hominoids. Proceedings of the Third International Congress of Primatology, Zurich. Vol. 1:18-35.Subjetividad en la divulgación científicatag:terraeantiqvae.com,2009-01-09:2043782:BlogPost:250762009-01-09T19:16:52.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Es tradicional, dentro de los estudios de paleontología, intentar realizar una estructura evolutiva de los diferentes homínidos del género <i>Homo</i>, que nos pueda servir de base para ir analizando los avances de sus características culturales. El problema se presenta cuando encontramos que existen diferentes árboles evolutivos con características muy diferentes. Sus estructuras dependen, en gran medida, de la tradicional falta de datos y de la propia opinión de sus respectivos…
Es tradicional, dentro de los estudios de paleontología, intentar realizar una estructura evolutiva de los diferentes homínidos del género <i>Homo</i>, que nos pueda servir de base para ir analizando los avances de sus características culturales. El problema se presenta cuando encontramos que existen diferentes árboles evolutivos con características muy diferentes. Sus estructuras dependen, en gran medida, de la tradicional falta de datos y de la propia opinión de sus respectivos autores.<br />
<br />
Naturalmente, la existencia de diferentes homínidos dentro de un mismo período, y la dificultad teórica de establecer una relación evolutiva entre ellos, dificulta enormemente la estructuración de tal línea evolutiva. Sin embargo, existe otro problema de mayor envergadura, aunque pocas veces se tiene en cuenta dentro de la arqueología. Consiste en el propio concepto biológico de especie y su difícil, por no decir imposible, identificación en los periodos que corresponden a estos fósiles. Según el Profesor Emiliano Aguirre, primer director del proyecto de Atapuerca, las definiciones de especies o taxonómicas no dejan de ser conceptos abstractos, que corresponden a un proceso clasificatorio existente en la estructura académica vigente, siendo usadas para una mejor exposición doctrinal de la realidad viviente y fósil. Así, lo expresa en su reciente discurso en el acto de recepción a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (2000: 35):<br />
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<i>Un taxón no es el ser viviente que pretendemos conocer – y que representa realmente nuestro fósil-: los taxones son entidades abstractas, producto de una operación racional, término de un lenguaje técnico.</i><br />
<br />
La definición de especie más aceptada corresponde a un concepto biológico que especifica su contenido, como es la capacidad de reproducción o descendencia fértil entre elementos observables de similar anatomía (Ayala, 1980: 96). En el registro fósil es imposible poder conocer esta característica biológica, por lo que deben de establecerse criterios puramente morfológicos, considerando miembros de especies diferentes aquellos organismos de distintas épocas (aunque existe la posibilidad de convivencia temporal más o menos limitada) que difieren anatómicamente entre sí, al menos tanto como se diferencian los organismos actuales clasificados como especies distintas (Simpson, 1945: 16). Pero existe la imposibilidad de comprobar la hibridación biológica de esos grupos en estudio durante el periodo de convivencia pasado, mientras que la diferenciación anatómica estaría marcada en función del azar de los descubrimientos en el tiempo y el espacio, del número de muestras a estudiar, del estado de las mismos, del registro paleoantropológico anterior y del propio criterio de sus descubridores. La duda se impone ante nuestro deseo de aclarar tan arduo problema: no podemos precisar, con la seguridad deseada, que algunas de las especies de nuestro género no sean en realidad manifestaciones diferentes de una misma identidad biológica, con todo lo que ello podría significar.<br />
<br />
Estos problemas, junto a la lenta pero continua adquisición de nuevos datos paleontológicos y arqueológicos, hace que exista un continuo debate sobre la estructuración histórica de nuestra evolución. No cabe duda que los recientes descubrimientos de nuevos homínidos <i>(Homo antecessor, georgicus y floresiensis)</i> son claros ejemplos de la continua reorganización a la que está sometido el desarrollo evolutivo de nuestro linaje.<br />
<br />
La teoría sintética de la evolución entiende a las especies no como entidades inmutables, sino como realidades dinámicas en continuo cambio en el tiempo y en el espacio, ofreciendo un paulatino y lento cambio morfológico (Ayala, 1980:122). Si la realidad es tal como se indica en esta expresión teórica, ¿dónde se pueden situar a las especies conocidas en este continuum evolutivo?<br />
Como ya sabemos, esta forma de cambio evolutivo se produce junto a otras variaciones morfológicas realizadas con mayor rapidez en la formación de las especies, como explica el modelo de los equilibrios puntuados y las nuevas directrices sobre el cambio morfológico citadas en el blog. Ante la complejidad de la evolución anatómica de varias especies coetáneas, algunos autores ven la evolución humana como un arbusto ramificado, con gran dificultad para conocer cual es el pariente más cercano y quién es el antepasado de quién (Angela et al., 1992: 187). En este arbusto, los humanos son sólo unas ramitas laterales que se han significado, no sólo por sus cualidades, sino por la extinción de todos los demás.<br />
<br />
La realidad es que estas ideas quedan muy lejos de las tradicionales divulgaciones científicas sobre los nuevos descubrimientos de restos humanos. Ideas que si están presentes en el mundo paleoantropológico, pero puede que no tanto en el arqueológico, en el que los autores apuestan por diversos árboles (si no se limitan a uno solo). Así, se ofrece a los lectores, que no estén en el conocimiento de tales dudas, una idea equivocada sobre la realidad evolutivo y la importante limitación del desarrollo científico en estas épocas de nuestra Historia.<br />
<br />
Pero la subjetividad divulgativa se mezcla muchas veces con la científica, como pueden ser los casos de la propia definición del género <i>Homo</i> o el propio concepto del Paleolítico Superior, que veremos en los próximos posts.<br />
<br />
AGUIRRE, E. (2000): Evolución humana. Debates actuales y vías abiertas. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Madrid.<br />
ANGELA, P. y ANGELA, A. (1992): La extraordinaria historia de la vida. Mondadori. Madrid.<br />
AYALA, F. J. (1980): Origen y evolución del hombre. AU 278. Alianza. Madrid.<br />
SIMPSON, G. G. (1945): The principles of classifications and a classification of mammals. Bulletin of the American Museum of Natural History, 85: pp.i-xvi, 1-350.Subjetividad científicatag:terraeantiqvae.com,2009-01-04:2043782:BlogPost:242822009-01-04T20:53:45.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Recientemente se han publicado diversas noticias referentes a los avances sobre la genética del Neandertal. <a href="http://www.terceracultura.net/tc/?p=837">Entrevista con Lalueza Fox.</a><br />
La genética es una ciencia biológica con el suficiente interés científico y social como para aportar criterios de “objetividad” en su aplicación practica. Pues en la entrevista se aprecia la esperanza de “que la genética sea capaz de proporcionar datos más objetivos, independientemente de nuestros…
Recientemente se han publicado diversas noticias referentes a los avances sobre la genética del Neandertal. <a href="http://www.terceracultura.net/tc/?p=837">Entrevista con Lalueza Fox.</a><br />
La genética es una ciencia biológica con el suficiente interés científico y social como para aportar criterios de “objetividad” en su aplicación practica. Pues en la entrevista se aprecia la esperanza de “que la genética sea capaz de proporcionar datos más objetivos, independientemente de nuestros perjuicios, sobre el origen de nuestra especie”. Evidentemente, tal opinión en lógica y esperanzadora, aunque existe un importante criterio que va en contra de esta pretendida objetividad, por lo menos entre los arqueólogos, que tantas esperanzas han puesto en esta ciencia.<br />
La pretendida ventaja científica de que se estudia el genotipo y no el fenotipo (resultado de la interacción del genotipo con el medio ambiente), dificulta mucho su correcta aplicación en los estudios relacionados con la Prehistoria. Es más, puede añadir un componente de subjetividad cultural que, más que ayudar, puede dificultar el avance de la arqueología. Naturalmente, tal hecho puede suceder si no se tienen las debidas precauciones en la interpretación de los datos que nos aporta esta ciencia.<br />
<br />
La interpretación de diversos datos, genéticamente muy sencillos, como el color del pelo o la genética de los grupos sanguíneos, parecen que abren el campo a un relativamente rápido conocimiento de las características cognitivas del Neandertal. De un hecho biológico a otro va un tremendo abismo.<br />
<br />
Hay que tener en cuenta que a pesar de conocer nuestro genoma, su utilización en la medicina, que no en la conducta, aún se ve muy compleja. Más difícil será su utilización en la compresión de la conducta del neandertal, eso si se conoce su genoma con las mismas garantías que el nuestro. Lo cual, no quita para que se siga investigando en el tema, pues con las precauciones debidas, es un asunto muy interesante.<br />
<br />
El peligro viene de datos parciales de muy difícil interpretación, al utilizarlos como claves para el análisis de conductas humanas, como sería el proceso lingüístico.<br />
Una vez conocidas la relación del gen FOXP2 con la articulación del lenguaje, se habla en casi todos los medios del gen del lenguaje, como si tal conducta dependiera de uno o dos genes. Si recordáis algo de lo mencionado a lo largo del blog respecto del lenguaje, tal conducta es un complejo proceso en el que interviene múltiples elementos corporales (cerebro, aparato fonador), cognitivos (abstracción, simbolización), sociales (relación entre miembros de la sociedad y entre sociedades) y culturales (tradición lingüística, desarrollo tecnológico, etc.). Todo ello, con una gran interrelación y combinación de muy difícil análisis, lo que sin duda se debe a la combinación de múltiples genes (que desconocemos incluso entre nuestra especie) y manifestados según las características medio ambientales.<br />
<br />
La simplicidad es fácil de entender, de comunicar y de creer, pero la mayoría de las veces no es cierta, creando aspectos de subjetividad, inconscientes, pero reales.Simbolismo 4tag:terraeantiqvae.com,2008-12-24:2043782:BlogPost:231162008-12-24T17:02:39.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
De todo lo dicho hasta ahora, que ha sido mucho, creo que debe existir cierta confusión, sino un notable cansancio sobre estos temas en teoría tan ajenos a la arqueología que tanto nos interesa. Las principales conclusiones que pueden sacarse son las siguientes.<br />
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- <b>La conducta simbólica</b>, y por tanto el simbolismo, es un complejo proceso en el que intervienen las capacidades cognitivas (capacidad de abstracción, de simbolización, funciones ejecutivas del lóbulo prefontral, etc.) que cada…
De todo lo dicho hasta ahora, que ha sido mucho, creo que debe existir cierta confusión, sino un notable cansancio sobre estos temas en teoría tan ajenos a la arqueología que tanto nos interesa. Las principales conclusiones que pueden sacarse son las siguientes.<br />
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- <b>La conducta simbólica</b>, y por tanto el simbolismo, es un complejo proceso en el que intervienen las capacidades cognitivas (capacidad de abstracción, de simbolización, funciones ejecutivas del lóbulo prefontral, etc.) que cada especie haya podido adquirir evolutivamente, pero con un carácter emergente.<br />
<br />
- <b>Desarrollo cognitivo de tales capacidades</b> (la realización emergente de tales posibilidades cognitivas), que dependerá de las características del medio ambiente cultural en el que vivan.<br />
<br />
- <b>Características medioambientales</b>. Para un adecuado desarrollo cognitivo, de características del simbolismo humano, es necesario un adecuado desarrollo demográfico, tecnológico y social, donde se generen las diferencias entre los diversos elementos del grupo. Estas serían de todo tipo, empezando por las más simples de diferenciación de tipo social (familiar, de grupos o poblaciones), o a las más complejas con los elementos de características económicas, tecnológicas, políticas, logísticas, etc.<br />
<br />
- <b>Las primeras abstracciones</b> que se debieron de producir estarían relacionadas con el lenguaje. Así, la primera conducta simbólica fue el lenguaje que pudieron elaborar las poblaciones paleolíticas primitivas.<br />
<br />
- Su posterior evolución se fundamentaba con la elaboración y uso de los conceptos lingüísticos y cognitivos de la individualidad personal y social, ubicadas en el tiempo y en el espacio. Su desarrollo dependía de las características medio ambientales ya señaladas, existiendo un estrecha relación de dependencia entre el desarrollo de estas bases fundamentales del lenguaje, pensamiento y conducta con los aspectos del medio cultural en el que se originan y ayudan a desarrollar a su vez.<br />
<br />
- <b>El origen del simbolismo más complejo</b> (religión, magia, mitos, sociedades complejas, etc.) <b>no puede comenzar hasta que no existan las condiciones necesarias para su creación</b> (capacidades cognitivas necesarias y los medios ambientales precisos para su desarrollo).<br />
<br />
- Como sólo podemos conocer todos estos procesos por los pocos y escasos restos que encontramos en los yacimientos, tendrán que ser las características de los mismos los que nos guíen en el desarrollo de estas complejas conductas humanas.<br />
<br />
- Si en una sociedad paleolítica (pe. Musteriense) no encontramos conductas que reflejen un claro desarrollo de la individualidad y de su ubicación en el tiempo y en el espacio. Ni existe un importante desarrollo demográfico, junto con una tecnología, economía y logística poco desarrollada. Es muy difícil poder relacionar las posibles inhumaciones voluntarias que encontremos en su hábitat con un simbolismo de tipo religioso.<br />
<br />
La religiosidad puede ser más una intromisión subjetiva del que estudia el yacimiento, que una realidad conductual de sus moradores. Sobre todo, si las únicas pruebas que puede aportar de tal conducta religiosa son las culturales relaciones entre muerte y religión vistas en los periodos históricos posteriores, su propio criterio y la falta de datos que puedan decir lo contrario. Podrá generarnos dudas sobre si es o no religioso su simbolismo, pero no convencernos de tal realidad.<br />
<br />
Por otro lado, si la sociedad del yacimiento no tiene las características básicas del simbolismo moderno (individualidad, tiempo y espacio), difícilmente podrá tenerlo una de sus manifestaciones (las inhumaciones).<br />
<br />
Sin embargo, si puede que haya que justificar la producción de tales enterramientos y la existencia de algún tipo de simbolización que esté en consonancia con los aspectos sociales del grupo.<br />
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Mucho hay que estudiar en este aspecto, pero desde luego con algún tipo de método y orden.<br />
<br />
Feliz Navidad a todos.Simbolismo humano 3tag:terraeantiqvae.com,2008-12-17:2043782:BlogPost:219322008-12-17T19:35:59.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
No es raro que la mención de los conceptos de la individualidad personal o social, del tiempo y del espacio, nos suenen a temas filosóficos muy difíciles de relacionar con la arqueología que tanto nos gusta y apasiona. El principal motivo es que de todos los autores conocidos de la Prehistoria prácticamente ninguno se hace eco del origen y desarrollo de tales conceptos, evidentemente porque ni su formación profesional, ni la tradicional explicación de los yacimientos arqueológicos hacen la más…
No es raro que la mención de los conceptos de la individualidad personal o social, del tiempo y del espacio, nos suenen a temas filosóficos muy difíciles de relacionar con la arqueología que tanto nos gusta y apasiona. El principal motivo es que de todos los autores conocidos de la Prehistoria prácticamente ninguno se hace eco del origen y desarrollo de tales conceptos, evidentemente porque ni su formación profesional, ni la tradicional explicación de los yacimientos arqueológicos hacen la más minina referencia a estas abstracciones.<br />
<br />
Sin embargo, no todos los prehistoriadores opinan lo mismo. Como ha podido comprobar de primera mano la prehistoriadora Almudena Hernando (1999; 2002: 119-143), profesora de la Complutense de Madrid, la forma en la que los conceptos temporales y espaciales se realizan de forma diferente para cada grupo humano.<br />
<br />
Un ejemplo característico lo constituyen algunas sociedades primitivas actuales, como ocurre en diversos grupos de amerindios del Amazonas (Bororo, Kayapó, Yanomami, etc.). En su conducta se aprecia ciertas limitaciones en sus propias formas de vida y comunicación, naturalmente en comparación con las nuestras. Sus necesidades tienen siempre cierto carácter urgente, al tener que realizarse dentro de los parámetros del aquí y ahora, por lo que el futuro lejano no existe. Igualmente, estos grupos humanos presentan un <i><b>concepto temporal limitado a un futuro próximo</b></i>, donde deben realizarse las acciones que son capaces de pensar. De la misma manera, para ellos, el <i><b>espacio queda limitado al territorio conocido</b></i> por medio de sus propias experiencias, el resto es como si no existiera. Tened en cuenta que son seres humanos absolutamente iguales, en el sentido biológico, que nosotros.<br />
<br />
El tiempo y el espacio son diferentes para ellos y para nosotros, la realidad es que al no existir como entidades materiales fáciles de observar y coger, hay que crearlos partiendo de cero, lo que significa unas capacidades cognitivas altas, motivación suficiente y adecuación demográfico oportuna.<br />
<br />
El conocimiento de cómo realizan las sociedades primitivas actuales estos conceptos, sólo nos puede aportar la certeza de su diferencia, y cierta idea de cómo pudieron los humanos del Paleolítico realizar dichos avances simbólicos. La identificación y el grado de desarrollo que debieron alcanzar en el pasado estos conceptos y el de individualidad deben estudiarse en común, pues todos ellos constituyen la parte estructural del lenguaje. Lo que parece un tema de estudio de filosofía, se convierte en un aspecto casi desconocido de la realidad de nuestros ancestros en el Paleolítico.<br />
<br />
Creo, que es importante, e incluso apasionante, introducirse en el estudio de estos procesos, que, por otra parte, son temas en los que puede que seamos pioneros en el estudio de la naturaleza cognitiva y simbólica humana.<br />
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* HERNANDO, A. (1999): Percepción de la realidad y Prehistoria, relación entre la construcción de la identidad y la complejidad socio-económica en los grupos humanos. Trabajos de Prehistoria, 56 (2): 19-35.<br />
* HERNANDO, A. (2002): Arqueología de la identidad. Akal. Móstoles (Madrid).Simbolismo humano 2tag:terraeantiqvae.com,2008-12-14:2043782:BlogPost:213712008-12-14T19:30:00.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Si seguimos la definición de simbolismo, vemos que el proceso se compone de varios componentes.<br />
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- <b>Psicobiológicos:</b> que nos aportan la capacidad cognitiva de crear las ideas o abstracciones que se quieren simbolizar. La simbolización es una correspondencia directa, en principio, y mucho más compleja con posterioridad, de estas ideas (parte simbólica invisible) y los objetos, sonidos y conductas (hecho simbólico visible). Naturalmente estas capacidades son adquiridas evolutivamente, si…
Si seguimos la definición de simbolismo, vemos que el proceso se compone de varios componentes.<br />
<br />
- <b>Psicobiológicos:</b> que nos aportan la capacidad cognitiva de crear las ideas o abstracciones que se quieren simbolizar. La simbolización es una correspondencia directa, en principio, y mucho más compleja con posterioridad, de estas ideas (parte simbólica invisible) y los objetos, sonidos y conductas (hecho simbólico visible). Naturalmente estas capacidades son adquiridas evolutivamente, si bien sólo como potencialidades a desarrollar.<br />
<br />
- <b>Sociales</b>: es absolutamente necesario que exista un mínimo consenso social a todo el proceso, pues va enfocado a las relaciones sociales.<br />
<br />
- <b>Lingüísticos</b> Es imprescindible un lenguaje que sirva de transmisión, enseñanza y almacenaje en la memoria de tales procesos simbólicos. Este lenguaje es el primer elemento simbólico de nuestro género, por lo que sería el inicio del simbolismo humano.<br />
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La complejidad del simbolismo vendrá dada por las <b><i>características de las abstracciones que realicemos y que simbolicemos.</i></b> Esto nos lleva a una crucial pregunta ¿Existen abstracciones básicas y fundamentales para la realización del simbolismo que conocemos? Si es así, de nuevo aparecen nuevas preguntas ¿Cuáles son? y ¿Cómo aparecen?<br />
<br />
Siempre que se habla de simbolismo en el Paleolítico, o se menciona como simple hecho de imposible averiguación (el ocre encontrado en los yacimientos musterienses se relaciona con un posible simbolismo ¿cuál?), o se intenta relacionar con conductas religiosas, mágicas, artísticas, sociales, o con procesos conocidos en la actualidad. Sin embargo, estas relaciones simbólicas, aunque sus componentes sean muy elementales, no son los conceptos simbólicos más elementales.<br />
<br />
Para cualquier conducta mínimamente simbólica, incluso en el caso de que se trate de las formas más elementales como indicar acciones (comer, caza, etc), siempre hay que tener la referencia (por lo menos en el pasado con un simbolismo inicial o poco elaborado) de quién hace la acción, dónde y cuándo, ya sea de una forma directa (yo, nosotros, ahora, etc.) o indirecta (dando a entender a los oyentes ciertos datos al respecto). Sin estas referencias simbólicas, tal simbolismo cae en la simple manifestación de deseos sin querer realizar una conducta conjunta. Por ejemplo, podría ser el prototipo del lenguaje de los primates actuales.<br />
<br />
Parece claro que cierto desarrollo de estos conceptos abstractos que no se dan en la naturaleza como hechos fácilmente observables, sino que hay que extraerlos de la misma por procesos cognitivos complejos (abstracción), son imprescindibles para el inicio de todo simbolismo conceptuado como conductas religiosas, mágicas, etc. Pues en todas ellas siempre hay componentes de individualidad, y una ubicación en un tiempo y espacio determinado, lo que por lógica hay que crearlo con anterioridad.<br />
<br />
Habrá que analizar por separado cada uno de estos componentes básicos.Simbolismo humano 1tag:terraeantiqvae.com,2008-12-04:2043782:BlogPost:200132008-12-04T19:34:36.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Vamos a intentar estudiar el simbolismo humano en sus orígenes, y antes que nada hay que solucionar tres problemas que siempre hay que tener en cuenta.<br />
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1º ¿Qué podemos conseguir?<br />
En todos los estudios de los periodos prehistóricos, hay que tener presente una premisa fundamental: es prácticamente <i><b>imposible adquirir la certeza absoluta</b></i> sobre las causas, formas de desarrollo y características sociales y simbólicas que dieron lugar a los patrones de conducta que tanto nos interesa.…
Vamos a intentar estudiar el simbolismo humano en sus orígenes, y antes que nada hay que solucionar tres problemas que siempre hay que tener en cuenta.<br />
<br />
1º ¿Qué podemos conseguir?<br />
En todos los estudios de los periodos prehistóricos, hay que tener presente una premisa fundamental: es prácticamente <i><b>imposible adquirir la certeza absoluta</b></i> sobre las causas, formas de desarrollo y características sociales y simbólicas que dieron lugar a los patrones de conducta que tanto nos interesa. Por tanto, ninguna hipótesis podrá alcanzar este deseado nivel, pero si puede lograr un <b><i>mínimo aceptable de seguridad</i></b> en la argumentación de tal posibilidad teórica. Detrás de cada exposición, sobre cualquier faceta de nuestro pasado, debería existir un <i><b>fundamento teórico bien estructurado, lógico y documentado</b></i>, que ofrezca a la hipótesis expuesta ese mínimo adecuado de verosimilitud. Por supuesto, mucho más verosímil que la mera afirmación académica basada en el simple criterio del que lo analiza.<br />
<br />
2º. ¿Cómo podemos realizarlo?<br />
El método empleado en la interpretación arqueológica cada vez adquiere un protagonismo más relevante, pues dependiendo de las características de su desarrollo, así tendrán un mayor peso científico las conclusiones que obtengamos.<br />
El principal problema que siempre se nos presenta es el de la subjetividad del método que empleemos en el estudio de los escasos datos arqueológicos. La realidad es que en todos los métodos interpretativos siempre se nos presentan dos aspectos que lastran continuamente cualquier análisis:<br />
- El <b>efecto humano</b>, pues los razonamientos que realizamos están elaborados subjetivamente, pues la Razón se configura subjetivamente y sin embargo la subjetividad no constituye la Razón. La Razón se elabora exclusivamente con los conocimientos que pueda aportar su creador. Lo que no se conoce no existe para él, aunque en la realidad son aspectos realmente vigentes que limitan sus conclusiones.<br />
- El <b>desconocimiento de las bases reales de la conducta</b>. Aunque sabemos que tales bases conductuales no debieron de ser iguales a las nuestras, continuamente actuamos como si lo fueran. Constantemente estamos infiriendo patrones de conducta elaborados con nuestra lógica y razonamiento, los cuales están basados en nuestra cultura, desarrollo social y simbólico.<br />
De la primera sólo podemos tomar conciencia de su problema, lo que nos obliga intentar mejorar en lo posible los fundamentos de la segunda. No cabe duda que la ampliación teórica de los estudios multidisciplinarios parece necesario, para disminuir en lo posible el grado de subjetividad (inconsciente, o tal vez consciente) que empleamos en el análisis de los datos arqueológicos.<br />
<br />
3º. Concretar y estructurar analíticamente el problema a estudiar. Hay que centrarse y definir lo que queremos estudiar, como en nuestro caso el origen del simbolismo humano. En este sentido lo mejor es realizar una definición.<br />
<br />
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<b>Definición del simbolismo humano</b>: El simbolismo es un proceso cognitivo que otorga a determinados objetos, pinturas, sonidos o conductas la representatividad de ciertas ideas, conceptos o creencias (casi siempre de naturaleza abstracta, aunque en principio deducidas de la propia naturaleza), que la sociedad ha generado y aceptado en su conjunto.<br />
<br />
Si no estáis de acuerdo, u os parece incompleta en algún aspecto os pido que así lo expongáis.<br />
Un saludo para todosModelo psicobiológico sobre la evolución culturaltag:terraeantiqvae.com,2008-11-30:2043782:BlogPost:194642008-11-30T12:34:09.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Cada vez son más numerosas las opiniones a favor de la necesidad de realizar estudios de la evolución cultural humana con un carácter metodológico y global, realizando síntesis multidisciplinares (lingüistas, psicólogos, neurólogos, genetistas, etc.). Sin embargo, la mayoría de los que promueven tales ideas son aún reticentes en el uso de aquellas disciplinas que más se ocupan de la conducta humana (Psicología y Neurología), lo que hasta cierto punto es comprensible debido a lo ajeno y complejo…
Cada vez son más numerosas las opiniones a favor de la necesidad de realizar estudios de la evolución cultural humana con un carácter metodológico y global, realizando síntesis multidisciplinares (lingüistas, psicólogos, neurólogos, genetistas, etc.). Sin embargo, la mayoría de los que promueven tales ideas son aún reticentes en el uso de aquellas disciplinas que más se ocupan de la conducta humana (Psicología y Neurología), lo que hasta cierto punto es comprensible debido a lo ajeno y complejo que resulta la utilización de sus parámetros doctrinales, tan desconocidos en los medios arqueológicos. No obstante, dentro de la literatura prehistórica es frecuente encontrar referencias a las capacidades cognitivas humanas, ya sea de forma general o de algunas de ellas en particular (simbolismo, cognición, lenguaje, abstracción, conceptos religiosos, artísticos, sociales, etc.). Su uso, sin un mínimo de comprensión sobre su realidad psicobiológica, nos lleva a una discusión en la que sólo los criterios subjetivos del que los estudia se presentan como prueba de su existencia. Como la contrapartida se plantea con las mismas características de subjetividad, es imposible llegar a conclusiones con un nivel de objetividad mínimamente aceptable.<br />
La primera dificultad que se nos presenta en su elaboración, sería la variedad de teorías que existen sobre la forma de creación y desarrollo de la conducta humana (como ocurre dentro de la Psicología). En este sentido, hay que seguir una pauta fundamental en toda síntesis multidisciplinar: todas las ciencias que se utilicen en su realización deben, inexcusablemente, tener unos componentes teóricos que no sean antagónicos. Si en esta confluencia de explicaciones científicas se apreciasen contradicciones teóricas, habría que pensar que alguna teoría, de las disciplinas usadas, pudiera no ser correcta, pues en la explicación de la realidad humana no pueden coexistir conceptos claramente opuestos. Tal vez el problema sea la falta de articulación de tan dispar información.<br />
<br />
Un modelo de estas características se encuentra en la <i><b>Arqueología Cognitiva: orientación psicobiológica,</b></i> cuyos parámetros básicos son los siguientes:<br />
<br />
- Los procesos evolutivos darían lugar a u aumento cuantitativo y funcional de las áreas de asociación de la corteza cerebral, produciendo nuevas capacidades cognitivas primarias de carácter innato, así mismo existen otras capacidades que sólo se desarrollan si el medio ambiente en el que se vive es el adecuado, son las capacidades cognitivas emergentes.<br />
* Las características neurológicas y psicológicas de nuestro sistema nervioso indican la necesidad de un medio ambiente adecuado (acervo cultural que hay que crear, lo que daría lugar al desarrollo cognitivo (aumento cualitativo o emergencias cognitivas), que se manifestaría en la tecnología, sociabilidad, lenguaje, simbolismo, etc. Pero este ambiente hay que crearle y mantenerle generacionalmente, pues sin él no es posible el continuo desarrollo cognitivo intergeneracional.<br />
- El lenguaje simbólico es el mejor medio de comunicación y mantenimiento cultural, así como de la estructuración del pensamiento. Es fundamental en todo proceso cognitivo.<br />
- La existencia de necesidades sociales y medioambientales del grupo, que actuarán como estímulo o motivación para superar los problemas sociales y de supervivencia del momento, siempre que las capacidades cognitivas lo permitan. Así, para el inicio de la conducta simbólica es necesario un previo desarrollo tecnológico y social.<br />
<br />
Por tanto, la conducta de cualquier homínido sería la manifestación arqueológica de la acción interrelacionada de estas premisas fundamentales. Es decir, la conducta humana estaría condicionada por sus capacidades cognitivas de origen evolutivo, y al desarrollo de las mismas por medio de características (sociales, demográficas, culturales, lingüísticas y físicas) de un medio ambiente que motive los cambios. Su manifestación conjunta, constituyen el continuum que tantas veces se manifiesta en la Historia, pero a su vez es la explicación de la independencia, variedad y diversidad temporal de las manifestaciones conductuales que vemos en el registro arqueológico. El desarrollo cultural y cognitivo de una determinada población no indica que todos los humanos de ese mismo periodo logren el mismo nivel, aunque todos tengan las mismas capacidades cognitivas.<br />
<br />
Este modelo psicobiológico, social y evolutivo nos lleva a admitir y explicar una serie de procesos que, sobre la evolución cultural humana, observamos en el registro arqueológico en Europa. Su repercusión arqueológica es evidente y aclaratoria.<br />
<br />
* Las capacidades cognitivas que pueden producir conductas simbólicas, estarían presentes en los grupos humanos del Musteriense y del MSA, pero sin un medio ambiente adecuado (influenciado por el desarrollo tecnológico, la sociabilidad, demografía, evolución lingüística), no se dieron las condiciones necesarias para su desarrollo y manifestación. Es la explicación del hecho de que los seres humanos tuvieran diferentes desarrollos culturales en el mismo tiempo y en diferentes lugares (evolución cultural en mosaico).<br />
* El desarrollo cognitivo y su manifestación conductual no tienen porqué ser homogéneos ni paralelos en los logros tecnológicos, sociales y simbólicos. El registro arqueológico indica que primero se produjo un avance tecnológico, que favoreció el aumento demográfico y, con posteridad, motivó la producción de elementos simbólicos, pero ofreciendo un aspecto de mosaico cultural en sus inicios.<br />
* En el análisis de la conducta de una población en un período determinado, hay que valorar la que ofrecen todos sus componentes en su expansión geográfica y temporal, así como sus características medioambientales.<br />
* Los dos grupos humanos del inicio del Paleolítico Superior (neandertales y HAM) son la representación de dos Humanidades diferentes, cada una de ellas con unas capacidades cognitivas específicas para su especie, que desde luego hay que intentar describir. No obstante, al tener un indiscutible origen evolutivo común, y por tanto neurológico, se producirían pequeñas variaciones (anatómicas y fisiológicas) sobre determinadas áreas cerebrales. Con ello, se apreciarían diferencias de grado la funcionalidad cognitiva, no la existencia de capacidades cognitivas diferentes. Sería la justificación biológica de las diferencias conductuales existentes entre estas dos poblaciones humanas.Recapitulacióntag:terraeantiqvae.com,2008-11-22:2043782:BlogPost:187632008-11-22T15:31:47.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
La estructura metodológica de la Prehistoria, como el de todas las demás ciencias, es un fiel reflejo de la realidad científica de nuestra sociedad, tanto en su ordenación académica como en el desarrollo de sus contenidos teóricos y prácticos. En este sentido, su marco teórico, al estar enclavado en el grupo de estudios denominados como Humanísticos, presenta un déficit de información importante en materias que tienen una estrecha relación con el tema principal de su doctrina, es decir, del…
La estructura metodológica de la Prehistoria, como el de todas las demás ciencias, es un fiel reflejo de la realidad científica de nuestra sociedad, tanto en su ordenación académica como en el desarrollo de sus contenidos teóricos y prácticos. En este sentido, su marco teórico, al estar enclavado en el grupo de estudios denominados como Humanísticos, presenta un déficit de información importante en materias que tienen una estrecha relación con el tema principal de su doctrina, es decir, del estudio de la conducta de los seres humanos en el transcurso de su compleja, larga y aún no bien conocida evolución morfológica y cultural.<br />
<br />
No obstante, podemos estar de acuerdo sobre la necesidad de elaborar trabajos multidisciplinares encaminados a estudiar la conducta humana en la Prehistoria. Pero la utilización de las disciplinas (Biología evolutiva, Genética, Neurología, Psicología y Sociología) que tratan estos problemas en profundidad no es una tarea fácil de realizar. Sus contenidos teóricos no se encuentran directamente relacionadas con los aparentemente propios de la teoría Arqueológica. Así, cuando se han utilizado aspectos teóricos relacionados con la Neurología, Psicología y Sociología siempre se ha tenido cierta prevención sobre la utilidad de los mismos, debido fundamentalmente a la complejidad de su compresión y, posiblemente, a la falta de interés por su utilización, en la creencia de que poco o nada puede aportar a una mejor compresión del tema que nos ocupa.<br />
<br />
Sin embargo, hay que resaltar el importante interés que ha despertado la genética (ADN mitocondrial, genética de poblaciones, ADN de los Neandertales, etc.) en relación con la prehistoria, y su siempre relación con la teoría de la evolución.<br />
<br />
Que los marcos teóricos de todas estas disciplinas pocas veces se han visto reunidas en la explicación de la conducta humana en la prehistoria, es una realidad conocida por todos, aunque muy mal explicada. Puede que la primera dificultad que se nos presenta en su elaboración es que seguir una pauta fundamental en toda síntesis multidisciplinar: todas las ciencias que se utilicen en su realización deben, inexcusablemente, tener unos componentes teóricos que no sean antagónicos. Si en esta confluencia de explicaciones científicas se apreciasen contradicciones teóricas, habría que pensar que alguna teoría, de las disciplinas usadas, pudiera no ser correcta, pues en la explicación de la realidad humana no pueden coexistir conceptos claramente opuestos. Tal vez el problema sea la falta de articulación de tan dispar información.<br />
<br />
Existen ejemplos nos indican la coexistencia de diversas formas conductuales, entre las poblaciones humanas del inicio del Paleolítico Superior, con una gran diferencia en su configuración (simbólicas o no simbólicas). Igualmente, queda claro que la evolución cultural de base simbólica puede aparecer en diferentes lugares con grandes desfases cronológicos entre ellas. El registro arqueológico nos muestra que este desarrollo cultural de base simbólica aparece después de la evolución neurológica en las poblaciones que la originaron. Indicando que la aparición de las capacidades cognitivas humanas fue anterior a su manifestación arqueológica, necesitando un periodo de desarrollo cultural para poder materializarse. La inicial aparición de un cambio neurológico, sin aparente mejora adaptativa, es difícil de explicar con los conceptos evolutivos que ofrece la expresión clásica de la teoría sintética, pues las ventajas selectivas de supervivencia aparecieron con el logro de formas de conducta simbólicas o modernas, lo que tuvo lugar en periodos posteriores al cambio morfológico.<br />
<br />
Sin embargo, a pesar de conocer el desfase entre la evolución física y la cultural, en su explicación sobre el desarrollo cognitivo humano no se suele profundizar en las causas evolutivas que justificasen tan peculiar forma de desarrollo cultural, ni su correlación lógica con las remodelaciones neurológicas. Este problema se encuentra corrientemente en la explicación sobre la formación de nuestra cultura simbólica. Se explica la teoría sintética de la evolución y, sin casi conexión práctica, se pasa a exponer los cambios culturales ocurridos a lo largo del desarrollo de nuestro linaje. No se aclara la forma en que estos cambios conductuales se producen, dando por seguro que siempre son consecuencia de las características que la evolución ofrece en sus cambios anatómicos. Tal afirmación no deja, de una forma muy genérica, de ser cierta, pero hay que explicar los mecanismos evolutivos, psicobiológicos, socioculturales y medioambientales) que fueron necesarios para su producción, tal y como nos muestra los datos arqueológicos obtenidos en los yacimientos.<br />
Podemos usar todas las ciencias anteriormente señaladas, pero no cabe duda de que es imprescindible el establecer lazos de unión entre todas ellas, pues todas tienen un único fin: conocer la conducta humana en su origen, desarrollo y modificación. Nuestra tarea no es inhibirnos de tal problema, sino afrontarlo con las herramientas que la ciencia actual nos ofrece. Otro problema es ¿realmente conocemos lo que la ciencia en general nos ofrece?<br />
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El siguiente esquema ofrece una estructura teórica sobre tal concordancia.<br />
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<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558568867?profile=original" alt="" width="1809" height="1721"/></p>Relación entre pensamiento, conducta y lenguajetag:terraeantiqvae.com,2008-11-20:2043782:BlogPost:186102008-11-20T20:09:13.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
A pesar de lo complejo del tema que intento exponer, creo que queda patente la conexión entre el pensamiento, la conducta y el lenguaje. Son tres procesos que siempre van íntimamente interrelacionados, de hecho son casi tres manifestaciones diferentes del mismo asunto.<br />
<br />
<i><b>El pensamiento es la planificación de la acción.<br />
El lenguaje es la simbolización de la acción para exposición y realización social.<br />
La conducta es la manifestación material de los otros dos procesos.</b></i><br />
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Si con el…
A pesar de lo complejo del tema que intento exponer, creo que queda patente la conexión entre el pensamiento, la conducta y el lenguaje. Son tres procesos que siempre van íntimamente interrelacionados, de hecho son casi tres manifestaciones diferentes del mismo asunto.<br />
<br />
<i><b>El pensamiento es la planificación de la acción.<br />
El lenguaje es la simbolización de la acción para exposición y realización social.<br />
La conducta es la manifestación material de los otros dos procesos.</b></i><br />
<br />
Si con el registro arqueológico podemos conocer elementos importantes de la conducta humana. ¿No podremos conocer también características de su pensamiento y de su lenguaje?<br />
<br />
Sólo que hay que cambiar algo la manera de enfocar el estudio de los restos arqueológicos. Un útil interesa tanto sus características tecnológicas y tipológicas que lo caracterizan, pero también es muy interesante analizar las conductas que lo han hecho posible. Por ejemplo: la distancia en la que se ha obtenido la materia prima nos ofrece información importante sobre el concepto del espacio de la sociedad (que casualmente va aumentando lentamente hasta el inicio del Paleolítico superior), el aumento relación espacial y organización social de la población que lo creó, etc. Todo ello, desde una visión amplia de todas sus creaciones y con un análisis estadístico de su población aceptable.<br />
<br />
Pero antes de introducirnos en la aplicación del modelo en el análisis arqueológico, creo conveniente realizar una síntesis del modelo psicobiológico sobre la génesis de la conducta humana que he realizado. Lo que presentaré próximamente.Estructuración abstracta del lenguajetag:terraeantiqvae.com,2008-11-13:2043782:BlogPost:181632008-11-13T19:41:08.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Conocemos las abstracciones más básicas y trascendentes en nuestro lenguaje, pensamiento y conducta. El lenguaje característico de los seres humanos actuales sería aquel que presente una base abstracta importante en sus vocablos o léxico, de tal forma que englobe toda su dinámica alrededor de las abstracciones que dan lugar a los conceptos de la individualidad personal y social, del tiempo y del espacio, todo ello articulado por un código gramatical igualmente abstracto. Tras el aprendizaje de…
Conocemos las abstracciones más básicas y trascendentes en nuestro lenguaje, pensamiento y conducta. El lenguaje característico de los seres humanos actuales sería aquel que presente una base abstracta importante en sus vocablos o léxico, de tal forma que englobe toda su dinámica alrededor de las abstracciones que dan lugar a los conceptos de la individualidad personal y social, del tiempo y del espacio, todo ello articulado por un código gramatical igualmente abstracto. Tras el aprendizaje de la niñez, se llegaría a conducir la acción con independencia del aquí y ahora (desplazamiento temporo / espacial de la acción), centrándose toda la acción humana alrededor del concepto aprendido de nuestra independencia física y psíquica (el yo), en contrapunto con nuestra relación con los demás (Rivera, 2005, 2008).<br />
<br />
Puesto que las capacidades que la evolución nos ha dado, sólo nos pueden ofrecer el medio de adquirir y procesar la información que existe en el medio ambiente en el cual vivimos, nuestro pensamiento sólo podrá funcionar basándose en los conceptos, hechos, ideas, palabras y cualquier elemento sensorial que haya sido vivido, memorizado y posteriormente recordado, para poder ser procesado y realizar acciones consecuentes. En este sentido, ya vimos cómo el lenguaje es la mejor forma de adquirir los elementos abstractos o simbólicos de una sociedad, produciendo una importante interacción entre el lenguaje y el pensamiento, que en el caso de los niños servirá como guía del desarrollo de su pensamiento y acción.<br />
<br />
El lenguaje representa sólo la experiencia vivida, ya sea directamente o por procesos de combinación basados en anteriores vivencias. De la interacción social surge la necesidad de crear una forma de comunicación, que permita transmitir a los demás componentes del grupo las vivencias que cada individuo es capaz de crear en su relación con el mundo en el que vive (Bruner, 1984: 177; Marina, 1998: 41, 70; Vygotsky, 1920: 192). El lenguaje, como consecuencia del intento de comunicar las acciones humanas, es la simbolización de tales acciones. La acción es la base de la propia estructura inicial de lenguaje y de la universalidad de su sintaxis, pues es igual en todos los lugares. Por tanto, el lenguaje parece estar organizado alrededor de las circunstancias que rodean a la acción (verbo) (Bruner, 1988: 65; Marina, 1998: 75, 126), lo que puede referirse con la siguiente expresión básica:<br />
<br />
<b>Sujeto (quién hace la acción) - Verbo (acción) - Circunstancias de la acción.</b><br />
<br />
Naturalmente, todas y cada una de las abstracciones que configuran nuestro pensamiento y lenguaje, no existen desde siempre, sino que ha sido preciso crearlas, mantenerlas y trasmitirlas a las generaciones siguientes, por medio del lenguaje que cada sociedad haya podido desarrollar. Tal proceso creativo y cultural es el que vamos a seguir en las sociedades paleolíticas, creadoras de todo nuestro acervo simbólico básico.<br />
<br />
Así, queda perfectamente relacionado el lenguaje con nuestra conducta, pues el lenguaje no deja de ser una compleja conducta más. ¿Cómo se relacionan con nuestro pensamiento? Aunque las claves ya se han mencionado, lo trataré con mayor detalle en el próximo post.<br />
<br />
* BRUNER, J. (1984): Acción, pensamiento y lenguaje. Alianza. Madrid.<br />
* BRUNER, J. (1988): Desarrollo cognitivo y educación. Morata. Madrid.<br />
* MARINA, J. A. (1998): La selva del lenguaje. Introducción a un diccionario de los sentimientos. Anagrama. Barcelona.<br />
* RIVERA, A. (2003-2004): La conducta simbólica humana: Nueva orientación metodológica. Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueología, t. 16-17: 313-335.<br />
* RIVERA, A. (2005): Arqueología cognitiva. El origen del simbolismo humano. Cuadernos de Historia. Arco Libros. Madrid.<br />
* VYGOTSKY, L. S. (1920): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica. 1979. Barcelona.El desplazamiento de la conducta en el tiempo y en el espacio.tag:terraeantiqvae.com,2008-11-07:2043782:BlogPost:177812008-11-07T19:49:27.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Junto con el desarrollo de la individualidad aparecen otras necesidades del entorno, como sería la posibilidad de actuar en secuencias temporales y espaciales, diferentes a las que ofrece el aquí y ahora. Se basarían en la experiencia vivida y aprendida, ofreciendo aspectos de supervivencia mucho más altos. Así, todo concepto de la individualidad social y personal tendrían cierto ordenamiento a través de dos ejes o parámetros básicos de ordenamiento de la realidad como son el espacio y el…
Junto con el desarrollo de la individualidad aparecen otras necesidades del entorno, como sería la posibilidad de actuar en secuencias temporales y espaciales, diferentes a las que ofrece el aquí y ahora. Se basarían en la experiencia vivida y aprendida, ofreciendo aspectos de supervivencia mucho más altos. Así, todo concepto de la individualidad social y personal tendrían cierto ordenamiento a través de dos ejes o parámetros básicos de ordenamiento de la realidad como son el espacio y el tiempo, los cuales no son realidades dadas sino abstracciones que nuestra percepción deduce de los hechos observables en la realidad cotidiana. La causa principal corresponde a la propia capacidad humana de realizar abstracciones, bajo el impulso o la necesidad de marcar referencias a la acción que realiza, y así poder comunicarse con otros para realizar acciones en común, planear su desarrollo y mejorar sus resultados. La producción de tales abstracciones proviene de la misma naturaleza donde se produce la acción, pues de ella y sólo en ella es de donde los seres humanos pueden, a través de sus sentidos y capacidades cognitivas, obtener tales conceptos.<br />
<br />
El <i><b>espacio</b></i> se objetiva con la referencia a objetos fácilmente observables, inmóviles y permanentes (Elías, 1992: 98-99; Hernando, 1999; 2002: 81-88), características constantes en el territorio donde se efectúe la acción. La idea del espacio se estructura con ciertas características físicas o geográficas del territorio donde se realiza la propia vida (montañas, ríos, árboles, etc.), y donde se adquieren los elementos básicos de su subsistencia (caza, recolección, materias primas, relaciones sociales, etc.). En este sentido, parece que el germen de tal concepto existe ya en la idea de territorialidad que tienen las comunidades de animales sociales.<br />
<br />
El <i><b>tiempo</b></i> se realiza con la referencia de sucesos móviles de carácter no humano (Elías, 1992: 98-99; Hernando, 1999; 2002: 69-79), pero con un tipo de movimiento recurrente. El concepto del tiempo nace del orden de sucesión de los hechos que tienen lugar en el espacio ya mencionado (día y noche, estaciones, fases de la luna, etc.). La mutua relación entre estos dos conceptos, se define como la capacidad genérica de desplazamiento del pensamiento, es decir, de poder desplazar la acción en el tiempo y en el espacio fuera de las limitaciones del aquí y ahora. Tal relación en común parece lógica, pues aunque en un principio pudo existir cierta independencia entre ellos, pronto debieron de confluir, ya que su mutua acción es la que ofrece al lenguaje pautas de conducta con desplazamiento y, por tanto, de mayor supervivencia.<br />
<br />
Como ha podido comprobar la prehistoriadora Almudena Hernando (1999; 2002: 119-143), la forma en la que estos conceptos se realizan puede ser diferente para cada grupo humano. Un ejemplo característico lo constituyen algunas sociedades primitivas actuales, como ocurre en diversos grupos de amerindios del Amazonas (Bororo, Kayapó, Yanomami, etc.). En su conducta se aprecia ciertas limitaciones en sus propias formas de vida y comunicación, naturalmente en comparación con las nuestras. Sus necesidades tienen siempre cierto carácter urgente, al tener que realizarse dentro de los parámetros del aquí y ahora, por lo que el futuro lejano no existe. Igualmente, estos grupos humanos presentan un concepto temporal limitado a un futuro próximo, donde deben realizarse las acciones que son capaces de pensar. De la misma manera, para ellos, el espacio queda limitado al territorio conocido por medio de sus propias experiencias, el resto es como si no existiera.<br />
Los procesos de simbolización estarían limitados por las propias características de las abstracciones espaciales y temporales. El espacio es referido a elementos heterogéneos (árboles, montes, ríos, etc.), por lo que es fácil que simbolicen este concepto con alguna de estas referencias y que confundan estos símbolos con la realidad espacial. Así, para que un objeto sea símbolo de una ordenación espacial debe de formar parte de la experiencia personal. Sólo lo conocido puede ser utilizado como símbolo de conceptos abstractos. Similar proceso ocurre con el tiempo, pues estas comunidades viven en el presente, por lo que su representación temporal estaría en consonancia con los ritmos de los fenómenos naturales que tengan lugar en su medio ambiente. En ellas, el presente es tan sólo un presente amplio, que puede incluir todo lo referente a cada ciclo estacional, pero no asume el sentido de un pasado o futuro lejano, al no poder incluirse en el sistema de ordenamiento de su propia realidad.<br />
El conocimiento de cómo realizan las sociedades primitivas actuales estos conceptos, sólo nos puede aportar la certeza de su diferencia, y cierta idea de cómo pudieron los humanos del Paleolítico realizar dichos avances simbólicos. La identificación y el grado de desarrollo que debieron alcanzar en el pasado estos conceptos y el de individualidad deben estudiarse en común, pues todos ellos constituyen la parte estructural del lenguaje.<br />
<br />
Por tanto, el lenguaje, en función de la propia complejidad simbólica que adquiriere poco a poco, va a producir otras características psicológicas de gran importancia para el ser humano, pues sirve como organizador del pensamiento y director de la acción. Pueden resumirse en tres aspectos:<br />
<br />
<b>- Interacción entre lenguaje y pensamiento (interiorización del lenguaje).<br />
- Desarrollo cognitivo (individualización social y personal, planificación temporo / espacial, etc.).<br />
- Cambio conductual (mayor control de la acción).</b><br />
<br />
* Elías, N. (1992): Time: An Essay. Basil Blackwell. London.<br />
* Hernando, A. (1999): Percepción de la realidad y Prehistoria, relación entre la construcción de la identidad y la complejidad socio-económica en los grupos humanos. Trabajos de Prehistoria, 56 (2): 19-35.<br />
* Hernando, A. (2002): Arqueología de la identidad. Akal. Móstoles (Madrid).La autoconciencia o conciencia reflexiva.tag:terraeantiqvae.com,2008-11-01:2043782:BlogPost:172402008-11-01T21:50:08.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Dentro del proceso de elaboración del simbolismo lo primero que hay que hacer es analizar el concepto, que sobre nuestra propia existencia tenemos, por medio de una pregunta clave:<br />
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<i>¿Es la conciencia reflexiva o autoconciencia una facultad heredada que siempre se manifiesta en nuestra especie; o corresponde a una capacidad evolutivamente adquirida, que se desarrolla gracias a la influencia del ambiente social y cultural en el que nacemos y vivimos?</i><br />
<br />
Sin un ambiente adecuado tal propiedad…
Dentro del proceso de elaboración del simbolismo lo primero que hay que hacer es analizar el concepto, que sobre nuestra propia existencia tenemos, por medio de una pregunta clave:<br />
<br />
<i>¿Es la conciencia reflexiva o autoconciencia una facultad heredada que siempre se manifiesta en nuestra especie; o corresponde a una capacidad evolutivamente adquirida, que se desarrolla gracias a la influencia del ambiente social y cultural en el que nacemos y vivimos?</i><br />
<br />
Sin un ambiente adecuado tal propiedad cognitiva no se manifiesta, o lo hace de forma inadecuada. En este sentido, sería la utilización de específicas informaciones aprendidas del medio social, que facilitan el desarrollo de una conducta con características especiales (Marina, 1998: 113). Podríamos definirla como el conocimiento subjetivo que tenemos sobre nuestros propios procesos mentales, de la información que recibimos, de los actos que realizamos y de nuestra relación con los demás. Por tanto, la conciencia reflexiva o autoconciencia corresponde a una capacidad cognitiva, con cierto carácter innato en función de su posibilidad de desarrollo, que para que se manifieste en la conducta es necesario una estimulación y aprendizaje adecuados, por medio de un entorno sociocultural concreto.<br />
<br />
Lo que sí parece claro es la relación de su aparición con dos procesos ya mencionados: las capacidades evolutivas y las características medioambientales, pues con su desarrollo adecuado y mutua interrelación, van a dar lugar a nuestra conciencia reflexiva. Actualmente, son muchos los autores que están de acuerdo que tal proceso es una propiedad emergente del cerebro. El concepto parece nuevo, aunque tiene relación con la concepción de exaptación evolutiva, pues se basa en el mismo principio, aunque con enfoques diferentes (psicológicos y evolutivos). El profesor de Filosofía John R. Searle, en su libro “El misterio de la conciencia” ofrece una definición muy precisa (2000: 30):<br />
<br />
<i>Una propiedad emergente de un sistema es una propiedad que se puede explicar causalmente por la conducta de los elementos del sistema; pero no es una propiedad de ninguno de los elementos individuales, y no puede explicar simplemente como un agregado de las propiedades de estos elementos. La liquidez del agua es un buen ejemplo: la conducta de las moléculas de H2O explica la liquidez, pero las moléculas individuales no son líquidas.</i><br />
<br />
La conciencia reflexiva es pues una propiedad emergente de la conducta (Ávarez Munárriz, 2005: 25-31; Mora: 2001: 142), resultante de la unificación funcional de otras capacidades cognitivas (mecanismos de atención seriados, memoria a corto plazo, emotividad, etc.) que, por sí solas, no explican tal propiedad, pero la suma funcional de ellas daría lugar a las propiedades de autoconciencia humana (Edelman y Tononi, 2000; Mora, 2001: 147).<br />
<br />
El desarrollo de la conciencia reflexiva se producirá cuando las capacidades cognitivas lo permitan, y las características del medio ambiente sean las adecuadas. Si en la actualidad tales condiciones parecen obvias, en la prehistoria adquieren un protagonismo esencial. Las primeras van apareciendo con la evolución física, mientras que las segundas hay que crearlas, teniendo un desarrollo propio y diferente a la evolución neurológica.<br />
<br />
Con el desarrollo de esta capacidad cognitiva surge el concepto de individualidad (social y, sobre todo, personal), que siempre se desarrolla en un medio social, por lo que dependería de las características de éste. Con este nuevo concepto iniciamos el reconocimiento e interiorización de la idea abstracta del yo / nosotros en relación con el concepto de tú / otros. La identificación, tanto individual como colectiva, de esta propiedad se basa en la noción de diferencia existente entre los individuos y grupos (Jenkins, 1996: 4), que se traduce en la existencia universal de una palabra determinada para referirse a uno mismo (yo), como así lo expone el sociólogo alemán Norbert Elías (1990: 123). Para su producción se necesita una interacción social, tanto intra como intergrupal, de una forma importante y continuada, que genere continuamente problemas de relación entre los individuos del mismo grupo, y de estos con otros grupos. Igualmente, es necesario el inicio de las diferencias sociales (tecnológicas, políticas, religiosas, etc.) dentro del mismo grupo, desarrollando diferentes actividades con características funciones, simbolización y actividad.<br />
<br />
El proceso implicaría la paulatina creación de cambios conductuales que resalten la diferencia entre unos y otros, por parte de algunos elementos sociales con mayor capacidad para desarrollar tales conceptos, siendo rápidamente adquiridos por los elementos más jóvenes del grupo, que los asumirán como suyos propios (Hernando, 2002). Los primeros avances, que la capacidad cognitiva humana debió desarrollar para crear un mundo simbólico como el actual, serían el inicio de la propia identificación social del grupo en contrapunto con la identificación de las demás poblaciones, es decir, a la creación del concepto de la individualidad social. Con posterioridad a su desarrollo, se iniciarían los criterios de individualidad personal o diferencias particulares que surgen entre los elementos de un mismo grupo humano (germen de la propia autoconciencia individual, tal y como la entendemos en la actualidad). En su paulatino aumento de complejidad, darían lugar a diferentes manifestaciones de tipo social, tecnológico, político y religioso dentro del propio grupo (Elías, 1990; Hernando, 1999; 2002: 49-63).<br />
<br />
Estas ideas que en principio parecen sacadas de un libro de filosofía, son en realidad de crucial importancia para una interpretación adecuada de los procesos simbólicos del paleolítico, sobre todo de su inicio y desarrollo. Un ejemplo sería la interpretación de los enterramientos del paleolítico Medio. Antes de introducirnos en su posible explicación quisiera conocer las opiniones de los lectores a dos preguntas:<br />
<br />
<i><b>¿Tiene todos los enterramientos voluntarios un componente simbólico?<br />
¿Dónde se estudia mejor el simbolismo de un enterramiento, en las características de la inhumación, o en el comportamiento del grupo que lo relizó?</b></i><br />
<br />
* ÁLVAREZ MUNÁRRIZ, L. (2005): La conciencia humana. En: La conciencia humana: perspectiva cultural. Coord. por Luis Alvarez Munárriz, Enrique Couceiro Domínguez. Anthropos. Barcelona.<br />
* EDELMAN, G. M., y TONONI, G. (2000): Un Universe of Consciousness. Basic Books, New York.<br />
* ELÍAS, N. (1990): La sociedad de los individuos. Ensayos. Península / Ideas. Barcelona.<br />
* HERNANDO, A. (2002): Arqueología de la identidad. Akal. Móstoles (Madrid).<br />
JENKINS, R. (1996): Social Identity. Nueva York y Londers, Routledge.<br />
* MARINA, J. A. (1998): La selva del lenguaje. Introducción a un diccionario de los sentimientos. Anagrama. Barcelona.<br />
* MORA, F. (2001): El reloj de la sabiduría. Tiempos y espacios en el cerebro humano. Alianza Editorial. Madrid.<br />
* SEARLE, J. R. (2000): El misterio de la conciencia. Paidos. Barcelona.Lenguaje, simbolismo y sociedadtag:terraeantiqvae.com,2008-10-26:2043782:BlogPost:169042008-10-26T18:04:12.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
<p style="text-align: left;"><img alt="" height="2095" src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558569584?profile=original" width="1942"></img></p>
<br />
El lenguaje es claramente un fenómeno social, pues los aspectos sociales están íntimamente ligados al origen, desarrollo, perduración y transmisión de todo tipo de comunicación simbólica. En nuestra sociedad, el niño aprende el lenguaje del medio en el cual vive gracias a la reiterada interacción que va teniendo a lo largo de su vida (padres, amigos, compañeros, maestros, medios de comunicación, etc.). La separación o aislamiento de estos medios…
<p style="text-align: left;"><img src="http://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/1558569584?profile=original" alt="" width="1942" height="2095"/></p>
<br />
El lenguaje es claramente un fenómeno social, pues los aspectos sociales están íntimamente ligados al origen, desarrollo, perduración y transmisión de todo tipo de comunicación simbólica. En nuestra sociedad, el niño aprende el lenguaje del medio en el cual vive gracias a la reiterada interacción que va teniendo a lo largo de su vida (padres, amigos, compañeros, maestros, medios de comunicación, etc.). La separación o aislamiento de estos medios externos de interacción social, produce un deterioro cognitivo muy importante, que puede variar en función del grado, tiempo y período de crecimiento en el cual se haya producido tal hecho. El lenguaje crea un sistema de señales adecuado a las características biológicas humanas, que posibilita la creación, transmisión y recepción de elementos conceptuales o abstractos. Sin embargo, este sistema de señales no ha existido siempre, por lo que ha tenido que ser creado a lo largo de nuestra historia evolutiva. De hecho, como indica el lingüista Derek Bickerton (1994), siempre que se relacionen personas sin ningún lenguaje común pero con la necesidad de entenderse, se produce de forma natural un lenguaje criollo o mixto, tras un período de tiempo e interrelación, con los elementos más sencillos y que mejor puedan adaptarse de las diversas lenguas. Esta mezcla lingüística es lo suficientemente eficaz como para entenderse, y poder satisfacer las demandas de la tarea común. Como indica José Antonio Marina (1998: 86):<br />
<br />
<b><i>El camino del desarrollo infantil no es la socialización que se va introduciendo poco a poco desde fuera, sino la progresiva individualización que se produce sobre la base de su esencia social. La palabra, signo para la comunicación entre los seres humanos, se convierte en signo para la comunicación con uno mismo.</i></b><br />
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Toda creación cultural y lingüística, que se realiza en el seno de una comunidad, se produce como respuesta a una determinada necesidad. La creación de los elementos sonoros, con su rica carga simbólica, precisa de unos elementos sociales y una capacidad cognitiva determinada, así como del tiempo necesario para originarlas. Esto confiere un aspecto más complejo al proceso creativo, lo que puede justificar la necesidad de llegar a altos niveles de capacidad cognitiva o neurológica, que de otra manera no serían precisos para realizar simples tareas de aprendizaje. La capacidad necesaria para crear las abstracciones más transcendentes de nuestro lenguaje (individualidad, tiempo y espacio) y de simbolizarlas es muy alta, por lo que para alcanzarla fue preciso un importante desarrollo neurológico que ofreciera estas capacidades cognitivas.<br />
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De forma paralela a la creación de un lenguaje, es preciso que existan diversos aspectos sociales para asegurar su desarrollo y mantenimiento. Primero, la existencia de uno de los factores emocionales que más nos interesa en estos momentos, como es la motivación o interés por realizar alguna función, lo que puede verse fácilmente en la necesidad de favorecer la comunicación, con el consecuente desarrollo del lenguaje (p. e. los lenguajes criollos), tanto intra como intergrupal. Segundo, todos los procesos anteriores sólo pueden desarrollarse en el seno de una sociedad estable. Estable en el sentido de poder asegurar la continuidad cultural a lo largo de sus generaciones, pues en poblaciones pequeñas, más o menos aisladas como las propias del Paleolítico Inferior y Medio, la continuidad del proceso no estaría asegurada. Tercero, la relación con otras poblaciones para crear la necesidad de avanzar en el desarrollo de la comunicación a través del lenguaje, así como del intercambio de nuevas abstracciones lingüísticas. Los tres aspectos deben darse a la vez, siendo éstos el verdadero motor de los cambios conductuales que se producen en las sociedades humanas, perdurando gracias a la estabilidad y desarrollo demográficos.<br />
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* Bickerton, D. (1994): Lenguaje y especie. AU. 780. Alianza. Madrid.<br />
* Marina, J. A. (1998): La selva del lenguaje. Introducción a un diccionario de los sentimientos. Anagrama. Barcelona.El simbolismo humanotag:terraeantiqvae.com,2008-10-21:2043782:BlogPost:165732008-10-21T18:32:24.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Un concepto muy unido a la conducta moderna es el carácter simbólico de la misma, pero ¿realmente sabemos de qué hablamos al referirnos a este simbolismo?<br />
Con un carácter general, no cabe duda de que sí sabemos a que nos referimos con este complejo carácter humano. Sin embargo, lo mismo que se hizo con el lenguaje, puede ser necesario realizar una definición de amplio carácter que nos limite o amplíe el concepto que de él tenemos.<br />
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<i><b>El simbolismo es un proceso cognitivo que otorga a…</b></i>
Un concepto muy unido a la conducta moderna es el carácter simbólico de la misma, pero ¿realmente sabemos de qué hablamos al referirnos a este simbolismo?<br />
Con un carácter general, no cabe duda de que sí sabemos a que nos referimos con este complejo carácter humano. Sin embargo, lo mismo que se hizo con el lenguaje, puede ser necesario realizar una definición de amplio carácter que nos limite o amplíe el concepto que de él tenemos.<br />
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<i><b>El simbolismo es un proceso cognitivo que otorga a determinados objetos, pinturas, sonidos o conductas la representatividad de ciertas ideas, conceptos o creencias, que la sociedad ha generado y aceptado en su conjunto (Rivera, 2002-2003).</b></i><br />
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Si nos fijamos en esta definición, para su realización es necesario la capacidad de creación tales conceptos abstractos e ideas a los que poder simbolizar, facultad que no siempre se ha tenido plenamente desarrollada en nuestro desarrollo evolutivo. El proceso de simbolización consiste en relacionar estas abstracciones con sonidos y gestos (lenguaje), con objetos (elementos simbólicos) y conductas (usos, costumbres), siendo necesario aplicar un consenso social a todo el proceso.<br />
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Como podemos comprobar el lenguaje humano, en cualquiera de sus estadios evolutivos, es un ejemplo claro de simbolismo y, desde luego, el inicio del mismo en la conducta y cultura humana (Rivera, 1998). Siempre que se intenta analizar el origen del simbolismo se analizan los raros objetos que, sin tener un claro uso utilitario, se encuentran en los yacimientos arqueológicos. En este aparente inicio surge el problema de no poder distinguir si tal objeto fue creado para un fin útil o para un determinado simbolismo. ¿Son realmente estos objetos el inicio de la conducta simbólica humana, o son la consecuencia de un previo desarrollo lingüístico con cierto carácter simbólico?<br />
El lenguaje, desarrollado según la definición de los anteriores post, es decir, de características humanas, es sin duda simbólico. Pero ¿cuales son las claves por donde se fue aumentando complejidad simbólica, lo que paralelamente iría creando un mundo simbólico de objetos, ideas y creencias simbólicas?<br />
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Naturalmente, dentro de estas ideas, los conceptos de religión, magia, arte o cualquier concepto conocidos por nosotros como simbólico, no fueron los primeros simbolismos en desarrollarse. Se necesitaban el desarrollo de otros conceptos más primigenios, pero a la vez más trascendentes.<br />
Me refiero a los conceptos de <i><b>individualidad personal y social, ubicados en unos parámetros temporales y espaciales.</b></i> Conceptos que pudieran existir muy levemente entre los primates actuales (se supone que serían similares entre los Austraopitecus) pero que se conocen plenamente en el Homo sapiens. Tales conceptos, claves para una mejor compresión de los datos arqueológicos, los veremos en los siguientes post.<br />
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<a href="http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFSerie1-E9059635-79A4-9C64-E22A-B9146E7D8EDC">* Rivera Arrizabalaga, A. (1998): Arqueología del lenguaje en el proceso evolutivo del género Homo. Espacio, tiempo y forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología (11), 13-43. UNED. Madrid.</a><br />
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<a href="http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:20786">* Rivera Arrizabalaga, A. (2003-2004): La conducta simbólica humana: Nueva orientación metodológica. Espacio, tiempo y forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología (16-17), 313-335. UNED. Madrid.</a>Funciones del lenguajetag:terraeantiqvae.com,2008-10-18:2043782:BlogPost:164012008-10-18T21:19:15.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Del lenguaje humano simbólico podemos establecer tres funciones principales.<br />
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<b>* Función comunicativa</b> (formas de expresión). Corresponde al sistema de representación formado por signos (articulados y socialmente consensuados), que estarían organizados por medio de unos elementos formales de combinación (gramática). Permite compartir la experiencia personal, la acumulada por la especie y la expresión emocional. Por tanto, su uso facilitaría un mejor y permanente conocimiento de la…
Del lenguaje humano simbólico podemos establecer tres funciones principales.<br />
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<b>* Función comunicativa</b> (formas de expresión). Corresponde al sistema de representación formado por signos (articulados y socialmente consensuados), que estarían organizados por medio de unos elementos formales de combinación (gramática). Permite compartir la experiencia personal, la acumulada por la especie y la expresión emocional. Por tanto, su uso facilitaría un mejor y permanente conocimiento de la realidad. Su estudio entra en el terreno de la Lingüística. Sin embargo, las estructuras anatómicas y fisiológicas que participan en la producción y comprensión de estos signos, serán estudiadas por las disciplinas biológicas que analizan la anatomía y fisiología humana.<br />
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<b>* Función social</b> (comunicación externa). Forma una conducta voluntaria que regula la acción conjunta de los componentes de una comunidad. Facilita la interacción social, al desarrollar las conductas personales y sociales. Relaciona la conversación con la conducta simultánea o posterior a la misma, donde pueden valorarse los antecedentes, posibles respuestas y consecuencias de tal acción. Destaca la voluntariedad e intencionalidad en la realización de tal proceso lingüístico, donde entraría en juego el concepto de teoría de la mente. Entra en los cometidos doctrinales de la Sociología y Psicología.<br />
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<b>* Función cognitiva</b> (comunicación interna). Sería una interacción cognitiva entre el lenguaje y el pensamiento, facilitando el pensamiento racional por medio de diversos procesos internos, como son el lenguaje interno, el pensamiento verbalizado, el lenguaje intelectualizado, el procesamiento computacional de la información, el desarrollo de las capacidades de abstracción, la simbolización, la conciencia reflexiva, el aprendizaje, etc. Su estudio estaría a cargo de la Neurología y Psicología (Psicobiología).<br />
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De las tres funciones, la tercera es sin duda la menos conocida y, sin embargo, puede ser la que más ha colaborado en el desarrollo de nuestra cultura simbólica. Para una mejor explicación sobre la trascendencia de esta relación podemos establecer, de una forma puramente teórica y explicativa, dos formas genéricas de pensamiento.<br />
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- La primera correspondería a la existencia de un pensamiento sin lenguaje, donde sólo existieran representaciones sensoriales, tales como imágenes o recuerdos de los diversos sentidos. Es como si nos viéramos realizando la acción que queremos imaginar. Fácilmente nos damos cuenta de la dificultad que se nos presenta en el momento de idear la representación de hechos abstractos (datos técnicos, fechas, cifras, sentimientos acciones articuladas en tiempo y espacio, etc.). La acción mental transcurre lentamente y a veces no llega al fin deseado, siendo además su transmisión a otros muy difícil de realizar, al carecer de un sistema simbólico de comunicación. Sin duda puede existir un pensamiento sin lenguaje, pero limitado en su funcionalidad a los conocimientos adquiridos por la propia experiencia y por otros medios no lingüísticos. La realidad es que la ausencia de un lenguaje limitaría enormemente la transmisión de cualquier idea, siendo imposible en muchos casos.<br />
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- En la segunda utilizaremos tanto al lenguaje como al pensamiento. El tipo de lenguaje que puede utilizar el pensamiento, es el mismo que usamos normalmente con las mismas directrices léxico / gramaticales, aunque con pequeñas variaciones que lo caracterizan como un <b><i>lenguaje interno</i></b>. Así se expuso en la escuela neurofisiológica rusa en el siglo pasado, en la que destacan Lev S. Vygotsky (1896-1934) y Alexandre R. Luria (1902-1977). Es como si habláramos con nosotros mismos, consiguiendo adquirir nuevas funciones psicológicas que antes eran externas. Efectivamente, el lenguaje interno es responsable de las funciones mentales superiores, pues transforma la percepción del sujeto, transforma su memoria, y permite la planificación y regulación de la acción, haciendo posible la actividad voluntaria. Nuestro pensamiento está ahora plenamente verbalizado, siendo más fácil pensar, relacionar y expresar todo tipo de situaciones y hechos, con mucha mayor rapidez y claridad. Aparece como una nueva función cognitiva, que facilita el control y regulación de los propios procesos cognitivos, con lo que nuestras acciones, consecutivas a nuestro pensamiento, estarán mejor guiadas y estructuradas (Belinchón et al., 1992: 228-230; Luria, 1979, Mercier, 2001; Vygotsky, 1920: 192). Igualmente, la transmisión de pensamientos abstractos es muy fácil, al usar el simbolismo que el lenguaje nos permite. Como es lógico, la forma usada normalmente por nuestra especie es la segunda, aunque con cierto esfuerzo y en determinados contextos, también puede utilizar la primera.<br />
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La utilización del lenguaje por parte del pensamiento conlleva la limitación de las características del mismo, si éste es muy limitado en concepciones abstractas, el pensamiento tendría igualmente cierta limitación en el uso de tales conceptos abstractos no aprendidos. El lenguaje es el medio por el cual aprendemos todos los conceptos abstractos (conceptos sobre la individualidad, el tiempo, el espacio, la negación, religión, arte, etc.) que nuestra sociedad haya podido ir creando a lo largo de su desarrollo. No podemos esperar que cada niño, en su crecimiento y desarrollo particular, deba ir creando todas las abstracciones que la sociedad ha originado a lo largo de su largo periplo cultural.<br />
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El lenguaje es el medio por el cual el niño, de una manera rápida, guiada y ordenada, adquiere ese conjunto de abstracciones fundamentales en nuestro medio socialy desarrolla un mundo simbólico. Igualmente, dotamos a nuestro pensamiento de una herramienta fundamental para poder desarrollar las capacidades cognitivas que nos caracterizan (lenguaje interno). El niño, al ir asimilando las abstracciones que aprende por medio del lenguaje que escucha de la sociedad en la que vive, dentro de su periodo crítico de maduración neurológica, organiza su sistema nervioso en función de las cualidades que tales abstracciones le ofrecen (Belinchón et al., 1992: 230; Vygotsky, 1920: 190-192).<br />
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* Belinchón, M.; Igoa, J. M. y Riviere, A. (1992): Psicología del lenguaje. Investigación y teoría. Trotta. Madrid.<br />
* Luria, A. R. (1979): Conciencia y lenguaje. Pablo del Río. Madrid.<br />
* Mercier, , N. (2001): Palabras y mentes. Paidós. Barcelona.<br />
* Vygotsky,, L. S. (1920): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Crítica. 1979. Barcelona.¿Qué es el lenguaje humano?tag:terraeantiqvae.com,2008-10-12:2043782:BlogPost:159342008-10-12T21:28:15.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Es importante establecer una definición del lenguaje, pero dentro del concepto de objetividad científica, es decir, que sea el resultado de la interacción científica de la ciencias que están relacionadas con su producción (Neurología, Psicología, Sociología y, desde luego, Biología evolutiva).<br />
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El lenguaje humano puede definirse como la transmisión voluntaria de todo pensamiento, idea o sentimiento, por medio de un sistema de representación simbólico (en principio sonoro y/o gestual), con la…
Es importante establecer una definición del lenguaje, pero dentro del concepto de objetividad científica, es decir, que sea el resultado de la interacción científica de la ciencias que están relacionadas con su producción (Neurología, Psicología, Sociología y, desde luego, Biología evolutiva).<br />
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El lenguaje humano puede definirse como la transmisión voluntaria de todo pensamiento, idea o sentimiento, por medio de un sistema de representación simbólico (en principio sonoro y/o gestual), con la intención de interferir en la conciencia o atención del oyente, es decir, que sea recibido y comprendido por aquellos a los que se dirige tal mensaje, con algún fin determinado (simple información y/o la posibilidad de realizar tareas en común).<br />
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En esta definición quedan comprendidos los conceptos básicos que van a caracterizar nuestra específica forma de comunicación, así como su separación de otras formas de lenguaje que existen en la naturaleza.<br />
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- Mecanismos Psicobiológicos (neurológicos y psicológicos). La propia voluntariedad e intencionalidad en la realización de tal proceso lingüístico. Naturalmente, para su producción es necesaria la existencia de un interés o motivación para realizar tal acto de comunicación, lo que implica la existencia de alguna forma de autoconciencia (proceso psicológico limitado exclusivamente a nuestra especie, aunque, como veremos más adelante, su total ausencia no está tan clara en los primates cercanos a nosotros en la escala evolutiva).<br />
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- Mundo social. Tener algo que comunicar, ya sea un sentimiento específico, una idea del momento o un pensamiento más elaborado. Este proceso sólo puede darse en un ambiente en el que convivan al menos dos personas, es decir, es imprescindible la existencia de un ambiente social básico que permita su motivación, manifestación y desarrollo.<br />
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- Conducta. Interferir en la conciencia o atención del oyente, del que se supone que puede entendernos por ser semejante a nosotros, con el fin de crear una relación social que facilitase la simple comunicación de ideas, la intencionalidad de influir en el pensamiento de los otros, o la realización de una acción conjunta con los miembros de la sociedad.<br />
- Biología evolutiva. La evolución con sus cambios anatómicos ha producido los cambios necesarios (somáticos y neurológicos) para que el proceso anterior pueda desarrollarse.<br />
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Aunque parezca que todo queda claro, aun existen otros procesos relacionados con el aprendizaje, que tienen una importancia crucial en el desarrollo cultural humano (Rivera, 1988, 2005). El lenguaje adquiere una importancia mucho más trascendente con la conducta observada en los yacimientos arqueológicos. Pues la relación entre conducta y lenguaje adquiere un protagonismo crucial para entender el porqué de su producción.<br />
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<a href="http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFSerie1-E9059635-79A4-9C64-E22A-B9146E7D8EDC">* Rivera Arrizabalaga, A. (1998): Arqueología del lenguaje en el proceso evolutivo del género Homo. Espacio, tiempo y forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología (11), 13-43. UNED. Madrid.</a><br />
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<a href="http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:20786">* Rivera Arrizabalaga, A. (2003-2004): La conducta simbólica humana: Nueva orientación metodológica. Espacio, tiempo y forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología (16-17), 313-335. UNED. Madrid.</a>Conducta y lenguajetag:terraeantiqvae.com,2008-10-10:2043782:BlogPost:157772008-10-10T19:07:26.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Todo ser humano desde que nace está constantemente recibiendo información del medio externo, su cerebro necesita esta constante información para los dos procesos fundamentales que van a marcar su correcto funcionamiento durante toda la vida.<br />
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Primero, desde el mismo momento del nacimiento (algunos autores indican que desde antes de nacer) hasta su madurez neurológica, que en nuestra especie es muy larga (periodo crítico) aunque diferente dependiendo de los capacidades cognitivas que se trate.…
Todo ser humano desde que nace está constantemente recibiendo información del medio externo, su cerebro necesita esta constante información para los dos procesos fundamentales que van a marcar su correcto funcionamiento durante toda la vida.<br />
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Primero, desde el mismo momento del nacimiento (algunos autores indican que desde antes de nacer) hasta su madurez neurológica, que en nuestra especie es muy larga (periodo crítico) aunque diferente dependiendo de los capacidades cognitivas que se trate. En el caso del lenguaje lo suelen situar sobre los 12 años (Lenneberg, 1976). Este periodo es crucial, pues partiendo de esta inmadurez neurológica al nacer (protomapa de Rakic, 1995), la información externa es la que va a estructurar funcionalmente el cerebro del nuevo ser. La calidad de esta información se torna primordial.<br />
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Segundo, el cerebro es un órgano que continuamente está recibiendo información del mundo exterior, dependiendo de tales estímulos para un correcto mantenimiento de sus funciones. Algunos sencillos experimentos nos pueden aclarar tales ideas, pues a mediados del siglo pasado se realizaron diversos ensayos de privación de estímulos sensoriales prolongados. Su finalidad era investigar el efecto que el déficit severo de información sensorial externa producía en la conducta de adultos. Para ello, alumnos de psicólogo Donald O. Hebb se sometieron a duras privaciones de estímulos sensoriales durante el tiempo que pudieran aguantarlas. Para conseguir dicho efecto, usaron unos vendajes que impedían el tacto, una careta-pantalla de plástico que alteraba la visión de las figuras y un almohadón en forma de U relleno de goma espuma para atenuar los sonidos. Unos electrodos recogían las ondas de su electroencefalograma. Ninguno de los voluntarios duró más de una semana, pues pronto empezaron a disminuirles la capacidad de pensar y hasta se produjo algún caso de alucinaciones (Milner, 1994).<br />
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Pero nuestro mundo es prácticamente simbólico en casi todas sus manifestaciones. ¿Cómo puede el niño asumir en este periodo crítico la información necesaria, pero tan compleja como es el mundo simbólico, para que su cerebro pueda estructurarse a semejanza del de sus padres?<br />
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<i><b>La respuesta es rotunda. Por medio del lenguaje.</b></i><br />
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El lenguaje es el proceso más complejo y decisivo de la especie humana, pero a la vez es el más desconocido. El lenguaje y la conducta de los yacimientos arqueológicos es la manifestación del desarrollo de las capacidades psicobiológicas (neurológicas y psicológicas) que la evolución nos ha dado, dentro de un medioambiente determinado (sociedad). Trataré de esclarecer su complejidad en los próximos post.<br />
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* Lenneberg, E. H. (1976): Fundamentos biológicos del lenguaje. Ed. Alianza Editorial, AU 114. Madrid.<br />
* Milner, P. T. (1994): Donald O. Hebb, teórico de la mente. En Psicología fisiológica. Libros de Investigación y Ciencia, 12-17.<br />
* Mora, F. (2001): El reloj de la sabiduría. Tiempos y espacios en el cerebro humano. Alianza Editorial. Madrid.<br />
* Rakic, P. (1995): Evolution of neocortical parcellation: the perspective from experimental neuroembryology. En Origins of the human brain. Changeux, J. P. y Chavaillon J. (Eds.). Clarendon Press. Oxford, 85-100.Cultura y cognicióntag:terraeantiqvae.com,2008-10-07:2043782:BlogPost:155012008-10-07T18:17:22.000ZAngel Riverahttps://terraeantiqvae.com/profile/AngelRivera
Es muy común pensar que las facultades cognitivas que poseemos los seres humanos son consecuencia directa, y casi exclusiva, de la genética que heredamos de nuestros padres, pero la realidad, no siempre bien conocida ni expuesta, no dice lo mismo. Diversos autores han hecho hincapié sobre este dato, pero la mayoría de las veces sus opiniones no han pasado de la anécdota sin ninguna repercusión en los estudios relacionados con la conducta humana. Pongo unos ejemplos muy conocidos, que cada vez…
Es muy común pensar que las facultades cognitivas que poseemos los seres humanos son consecuencia directa, y casi exclusiva, de la genética que heredamos de nuestros padres, pero la realidad, no siempre bien conocida ni expuesta, no dice lo mismo. Diversos autores han hecho hincapié sobre este dato, pero la mayoría de las veces sus opiniones no han pasado de la anécdota sin ninguna repercusión en los estudios relacionados con la conducta humana. Pongo unos ejemplos muy conocidos, que cada vez son más actuales según las ciencias psicobiológicas se van desarrollando:<br />
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<i>...<b>lo único que nos es dado y que hay cuando hay vida humana es tener que hacérnosla, cada cual la suya.... La vida es quehacer</b></i> (Historia como sistema) (1935).<br />
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<b><i>Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo</i></b> (Meditaciones del Quijote) (1914).<br />
José Ortega y Gasset.<br />
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<b><i>La mente humana es la mente humana y a la vez es la cultura, y si no se salva ésta no se salva aquella.</i></b><br />
José Luis Pinillos, La mente humana (1991).<br />
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Se que existen muchas dudas al respecto, pero los que tenemos una estrecha relación con el mundo de la medicina sabemos que la realidad camina por estos derroteros. Otro ejemplo nos lo brinda el conocimiento real de lo que pasaba en los hospicios y hospitales hasta bien entrado el siglo XX. El Dr. José Antonio Vallejo-Nágera, en su libro “Introducción a la Psiquiatría” (1974: 195-198) expone que sin un ambiente adecuado las propiedades cognitivas no se manifiestan o lo hacen de forma inadecuada.<br />
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<i>El permanecer durante los primeros meses o años de la vida en una institución asistencial lejos de los cuidados maternos, todo el mundo comprende que es una tragedia si se asocia con la clásica imagen sobria y cruel que estos centros tienen históricamente. Si la imagen presentada es la de un centro modélico, aséptico, cristales y niquelados por doquier; enfermeras y médicos en batas de blancura impecable; los niños bien vestidos, inmejorablemente alimentados, etc., es lógico que muchos piensen que es el mejor destino para el niño permanecer allí, y no en su hogar del suburbio, lleno de privaciones, malos tratos y falta de alimentos y de higiene. Hoy se sabe que no es así. La gravedad del daño que la hospitalización prolongada produce a un niño resulta increíble, si no estuviese ya claramente demostrado. Este carácter de increíble es lo que explica porqué ha pasado inadvertido a lo largo de los siglos, pese a estar desde tiempo inmemorial ante los ojos de todos. Es curioso que a nadie haya llamado la atención el hecho de que jamás, en el transcurso de la historia, un niño criado desde sus primeros días en un orfanato haya alcanzado una personalidad destacada en su vida adulta.....La mortalidad en estas instituciones fue siempre enorme......En Estados Unidos, dieron el nombre de hospitalismo al síndrome de deterioro progresivo, y con una mortalidad que alcanzaba el 70%......atribuido al trato impersonal.....En cuanto a los efectos del hospitalismo sobre la inteligencia se demostró que los niños criados en instituciones presentaban un retardo intelectual, más acentuado cuanto más rutinario e impersonal fuese el trato recibido en la institución.......si a los niños con un coeficiente intelectual anómalamente bajo, se le sacaba pronto de la institución y pasaban a un hogar adoptivo subía rápidamente su coeficiente intelectual, no teniendo beneficio si el cambio se produce después de que el niño ha cumplido los 3 años.</i><br />
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Pocas dudas pueden quedar sobre la influencia del medio ambiente (sobre todo social y cultural) en el desarrollo de las capacidades cognitivas humanas. No sólo somos lo que heredamos, sino que precisamos de la modulación medioambiental para manifestar un fenotipo determinado, naturalmente dentro de los límites de variación que nuestra genética nos impone, pero con el caracter exaptativo o emergente de nuestras capacidades cognitivas.