Prehistoria

La prehistoria (del latín præ: ‘antes de’, y del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición del Homo sapiens sapiens hasta la invención de la escritura, hace más de 5000 años (aproximadamente en el año 3300 a.C.). Pero según otros autores se terminaría con la aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a las primeras civilizaciones y Estados.
Es importante señalar que según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de real significancia en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano, y la Prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida de los seres antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.
Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad que provocaría una modificación sustancial del hábitat, su aglomeración en ciudades, una socialización avanzada, su jerarquización, la aparición de estructuras administrativas, de la moneda y el incremento de los intercambios comerciales de larga distancia. Así, no sería muy correcto estudiar dentro del ámbito de la Prehistoria sociedades de carácter totalmente urbano como los incas, mayas o mexicas en América, los ghana o zimbabue en África y los jemer en el sureste asiático, las cuales solamente son identificadas con este período por la ausencia de textos escritos que de ellas tenemos.

El antebrazo curvo de 'Little Foot' puede ser natural y no por lesión

El esqueleto superior de StW 573 (Little Foot) con el cúbito derecho resaltado (A) y el cúbito izquierdo (B). Crédito: Marc R. Meyer.

El Australopithecus StW 573 ("Little Foot") de 3,67 millones de años de antigüedad  y hallado en Sterkfontein, Sudáfrica, es el esqueleto más completo conocido en el registro fósil de homínidos. Sus descubridores sugirieron que la curvatura significativa de su antebrazo es el resultado de una caída de un árbol durante la infancia. Argumentaron que este Australopithecus temprano sufrió una curvatura plástica aguda del antebrazo, una deformidad común en los niños pequeños después de sufrir una caída traumática sobre una mano extendida, ya que los huesos juveniles son más elásticos que los de los adultos. 

Investigadores de UC Riverside, Chaffey College y la Universidad de Nueva York probaron esta hipótesis utilizando un análisis de forma elíptica de Fourier en una amplia muestra de simios, homínidos y humanos modernos. Además, los investigadores incluyeron casos clínicos de humanos que presentaban esta patología en sus comparaciones. 

Aislamiento de la curvatura en el eje del cúbito "Little Foot". Crédito: Marc R. Meyer

  

La nueva investigación publicada en el Journal of Human Evolution muestra que la curvatura extrema del antebrazo de Little Foot  se parece más a los orangutanes y refleja un grado natural de curvatura observado en otros simios y varios otros homínidos tempranos. Tal curvatura es una característica anatómica normal entre los simios existentes y muchos homínidos tempranos y se cree que es una reacción a comportamientos en los que las extremidades anteriores se usan habitualmente en la locomoción. 

Se encontraron resultados similares en otros fósiles tempranos, incluido el homínido más antiguo, el Sahelanthropus tchadensis (fechado en más de seis millones de años), cuya curvatura del antebrazo era muy similar a la de los gorilas. Por lo tanto, parece que la extremidades anteriores del Sahelanthropus y de Little Foot no se habían emancipado por completo de su papel en la locomoción.       

Fuente: phys.org | 29 de diciembre de 2020