Edad Media - Medievo

La Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la ventaja de coincidir con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años.

Amancio Isla: «El reino de Asturias acude a las bases referenciales del imperio romano»

Amancio Isla es un gran conocedor del reino astur. / E. C.

El próximo lunes 16 comienzan las II Jornadas de Historia, la monarquía asturiana (718-910) que se celebran, hasta el miércoles, en dos escenarios: el monasterio de Valdediós y el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo.

Amancio Isla Frez (Madrid, 1956), profesor de Historia Medieval de la Universitat Rovira i Virgili, ofrecerá en la tarde del lunes en Oviedo una charla sobre el reino de Asturias.

-¿Qué novedades sobre el reino astur nos trae desde Cataluña?

-Vengo trabajando sobre el reino astur desde el comienzo de mi tarea investigadora. Trabajo en Cataluña, pero me he formado en otras partes, y habitualmente estudio el reino astur y de León y cronologías hasta el siglo XIII. En los últimos años he hecho avances sobre cómo interpretar el reino astur no solo desde la perspectiva visigoda o de recuperación visigoda, es decir, una visión neogoticista, sino que lo que destaco son evidencias que apuntan a otras vías.

-Explíquese, ¿cuál es lo novedoso de su mirada?

-Normalmente se interpreta el reino astur como un intento de recuperar el bagaje, tradicion y cultura visigoda. Se entendía que lo que nacía con Pelayo, Covadonga, el reino de Oviedo, era una recuperación de esa tradición restauradora del reino visigodo; mi perspectiva es destacar otros elementos más antiguos, como las raíces romanas.

-¿Cómo era ese reino astur que usted describe?

-Es una sociedad que vive en un mundo post-romano, con huellas del imperio romano. Ha formado parte del reino visigodo, pero entiende que ha concluido, que hay que generar una realidad nueva, y para ello acude a las bases que entonces eran referenciales: el imperio romano cristiano. Con el tiempo, según van pasando los decenios, sobre todo a partir de mediados del siglo IX, va utilizando esa tradición visigoda, que viene de Toledo, y es al final la que se hace dominante, pero no dejan de advertirse otras raíces profundas.

-O sea que los romanos fueron muy importantes en Asturias.

-Sí, lo fueron. Pero yo estoy hablando de importantes en la ideología. ¿Pero cuántas ciudades romanas hay ahí? Si uno ve las termas de Gijón advierte que son pequeñas en comparación con otras.

-¿Cuál es su opinión entonces sobre la romanización de Asturias?

-Mi opinón es que el territorio de los astures es excéntrico a la sociedad romana pero está romanizado, por supuesto. Sigue siendo un territorio de la marginalidad en sentido geográfico, forma parte del imperio, lo cual no quiere decir que sea un centro de potencial romano. No es así, es una sociedad provincial, remota, tiene una importancia secundaria con el conjunto.

-¿Luego estuvo muy romanizado?

-Yo no he dicho muy, Asturias estuvo suficientemente romanizada, pero sin llevarlo a extremos. No era Sevilla, Córdoba o Toledo.

-¿Hasta qué punto Pelayo es una figura extremadamente mitificada?

-Es una figura mitificada a lo largo de la Edad Media, pero esto resulta normal. Sabemos muy poquito del personaje, los seres humanos y los historiadores a veces recargamos las tintas, pero es un personaje histórico, habida cuenta de su papel fundamental en la monarquía.

-¿Hacemos bien en mitificar al personaje?

-Mitificar a veces puede ser un poco excesivo, hay que saber que son realidades construidas, nuestro Pelayo del siglo VIII era más modesto y más pegado al suelo. Sabemos poquito de él, pero sí que existió y que tuvo un papel relevante.

-¿Lo mismo sucede con la batalla de Covadonga?

-Si conocemos el espacio donde se produce, sabemos que es pequeñito, limitado. Pero esa batalla supone el hecho fundacional de un reino, de modo que es normal que esté muy reforzada, muy mitologizada. Tenemos una realidad histórica que existió y se produjo, y luego el público y la sociedad en general lo convierten en un fenómeno excepcional o gigantesco. La batalla en sí misma es reducida, lo que no es reducida es la carga simbólica que va recibiendo.

-¿Por qué tanto interés por parte de los historiadores en el reino de Asturias?

-El reino de Asturias es de las pocas noticias, de los pocos referentes que existen en la península ibérica de realidades que se generan o producen en el siglo VIII, IX. Son mínimas. Están las noticias de la conquista carolingia de Barcelona y luego las del reino astur.

-¿Queda mucho por descubrir?

-La arqueología está proponiendo y realmente redescubriendo cosas nuevas, pero luego desde la historia de las fuentes escritas se están leyendo de otra manera textos que antes mirábamos de una manera más limitada.

-¿Va a cambiar sustancialmente la interpretación de la historia?

-Habrá muchas matizaciones. Estamos leyendo las fuentes, las que tenemos para el reino astur, en un sentido menos plano. No son solo un espejo o una ventana que nos abre a la realidad de una manera diáfana, tienen muchos intereses o coordenadas previas que nos conducen a donde nos quieren llevar, que debemos conocer y saber para no caer en sus espejismos.

-¿Tan complejo es leer la historia?

-Sí, hay que hacer análisis serios, no solo filológicos, sino teniendo en cuenta que los escribieron para algo, con intenciones.

-¿Cómo se leerá lo que está pasando hoy en Cataluña dentro de cien años?

-Tendremos que acudir a todas las fuentes. Ahora tenemos un exceso de información y probablemente haya que seleccionar, estructurar y ver que hasta la más torpe nos proporciona noticias, un modo de ver. Pero hay que darse cuenta de que la perspectiva está ahí y nos indica un modo de entender el mundo diferente.

Fuente: elcomercio.es| 15 de abril de 2018