El ciclo de la vida y la supervivencia nos han ofrecido infinitud de ejemplos que pueden parecer crueles, duros, desagradables...El abandono de niños por falta de recursos es un hecho que podemos observar también en la actualidad. No obstante, este no es el único motivo que impulsa a una madre a abandonar a su hijo, la creencia, la fe, la mitología...son otras causas muy presentes a lo largo de toda nuestra historia. Véanse los siguientes ejemplos:

- Edipo, protagonista de una de las leyendas más célebres de la literatura griega, perteneciente a una casta de nobles reyes (Layo y Yocasta son sus padres), ya desde su nacimiento arrastró una gran maldición. Sófocles nos cuenta que un oráculo declaró que el niño nacido de Yocasta "mataría a su padre". Según Esquilo y Eurípides, el oráculo habría sido antes que la concepción, y le habría vaticinado que ese hijo, no sólo lo mataría, sino que sería el causante de una serie de desgracias. Para impedir que se cumpliese el oráculo, Layo expulsó a su hijo recién nacido. Existen dos versiones sobre el mito: una dice que el niño fue metido en una canasta y arrojado al mar, en la costa septentrional del Peloponeso, donde lo encontró la reina Peribea, esposa del rey Pólibo; en otra se cuenta que fue abandonado en el monte Citerión, cerca de Tebas y lo recogieron unos pastores corintios. En la versión seguida por Sófocles, el criado del rey Layo, encargado de exponer al niño, lo entregó a los pastores. Sea como fuere, todas las versiones coinciden en el nombre del padre putativo de Edipo, Pólibo.

- Rómulo y Remo son conocidos por el mito de la fundación de Roma. Son hijos de Rea Silvia y nietos de Numitor. Según la tradición más extendida, el padre de los gemelos era el dios Marte, quien sedujo a Rea. Amulio, tío de Rea, se dio cuenta de que estaba encinta y la encarceló. Cuando los hijos nacieron, el rey mandó exponerlos a orillas del Tiber, al pie del Palatino. También se contaba que el criado de Amulio había depositado a los niños en una canasta, que luego había arrojado al río. Pero el río había experimentado unas crecidas por las lluvias y la canasta se había varado aguas arriba, a la sombra de una higuera llamada Ruminal. Allí fueron recogidos por una loba que acababa de parir a sus crías y que los amamantó. Luego apareció un pastor del rey, Fáustulo, que al verlos los confió a su propia esposa, Aca Larentia, la cual los crió.

- Perseo nació de Dánae, hija del rey de Argos Acrisio. Un oráculo vaticinó a Acrisio que su hija Dánae tendría un hijo y que este le mataría. Acrisio asustado quiso impedirlo y construyó una cámara subterránea de bronce en la que recluyó a Dánae. Pese a todo, Dánae dio a luz a un niño. Unos afirman que el padre fue Preto, hermano de Acrisio, otros dicen que fue Zeus transformado en lluvia de oro. Dánae y su hijo fueron depositados en un cofre y arrojados al mar. El cofre flotó y se mantuvo a la deriva hasta que llegó a la isla de Sérifos, donde fueron recogidos por Dictis, hermano del tirano Polidectes.

- Moisés nació en Egipto, dicen de padres judíos, escondido para evitar que lo mataran. Su madre lo abandonó junto a los juncos del Nilo en una cesta de mimbre. Al pasar la hija del Faraón, que fue a bañarse, vio la cesta y mandó a una doncella a recogerla. Entonces dijo:”este es un hijo de los hebreos”. La princesa lo adoptó, y una vez criado le puso el nombre de Moisés que significa “salvado de las aguas”.