La prehistoria (del latín præ: ‘antes de’, y del griego ιστορία: ‘historia’) es, según la definición clásica, el período de tiempo transcurrido desde la aparición del Homo sapiens sapiens hasta la invención de la escritura, hace más de 5000 años (aproximadamente en el año 3300 a.C.). Pero según otros autores se terminaría con la aparición de las sociedades complejas que dieron lugar a las primeras civilizaciones y Estados.
Es importante señalar que según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de real significancia en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el «acontecer humano en el tiempo», todo es Historia existiendo el ser humano, y la Prehistoria podría, forzadamente, solo entenderse como el estudio de la vida de los seres antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.
Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquellos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.
En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad que provocaría una modificación sustancial del hábitat, su aglomeración en ciudades, una socialización avanzada, su jerarquización, la aparición de estructuras administrativas, de la moneda y el incremento de los intercambios comerciales de larga distancia. Así, no sería muy correcto estudiar dentro del ámbito de la Prehistoria sociedades de carácter totalmente urbano como los incas, mayas o mexicas en América, los ghana o zimbabue en África y los jemer en el sureste asiático, las cuales solamente son identificadas con este período por la ausencia de textos escritos que de ellas tenemos.
Vía:EL MUNDO.es | Rosa M. Tristán| 28 de julio de 2011
La desaparición de los neandertales en Europa a raíz de la llegada de los humanos modernos desde África, hace unos 40.000 años, es una parte de la prehistoria plagada de incógnitas. Durante 300.000 años, los primeros dominaron el continente, adaptándose a las duras condiciones de la Edad de Hielo, pero en pocos milenios dejaron de existir, los últimos en el sur de la Península Ibérica, hace unos 28.000 años.
Una nueva investigación de la Universidad de Cambridge, publicada esta semana en 'Science', revela ahora que los 'Homo sapiens' que habitaron por entonces en Europa eran hasta 10 veces más en número que los neandertales, una supremacía que, según los autores, dirigidos por Sir Paul Mellars (foto a la izquierda), fue un factor determinante en la extinción de sus parientes evolutivos.
Mellars y su alumna Jennifer C. French determinaron este porcentaje tras analizar los restos arqueológicos encontrados en todo el sudeste de Francia, región en la que se concentran un buen número de yacimientos tanto de neandertales como de cromañones. Encontraron que era mucho mayor el número total de asentamientos de 'sapiens', así como la densidad que habían dejado de utensilios de piedra y de restos de comida, lo que indica que eran grupos grandes con una gran integración social.
Guillermo Caso de los Cobos
New Scientist Life, que recoge la información del post, la amplía con el siguiente intercambio de opiniones (que traduzco) entre el profesor João Zilhão y el autor principal del trabajo, Sir Paul Mellars:
"Hay varios indicios de que las cifras de población se incrementaron en la última parte del Auriñaciense, pero eso fue hace unos 5.000 años después del tiempo de contacto", dice. En todo caso, añade, se produjo un descenso en el tamaño de la población entre el último de los neandertales y los primeros humanos modernos.
Mellars rechaza de plano este argumento: "Una o dos personas podrían tratar de sutilizar los datos, pero los primeros yacimientos Auriñacienses son más abundantes que los posteriores", dice.
Zilhao también sugiere que la pérdida de enclaves (neandertales), debido a procesos geológicos, así como a cambios en la economía de subsistencia y en cómo el paisaje se utilizó, podrían dar la falsa impresión de un enorme incremento en el número de yacimientos durante el Auriñaciense.
"Nos atormentamos sobre ello demasiado", dice Mellars. "Pero usted tiene que pensar en algún proceso masivo que se produjo entre estos dos períodos consecutivos y que destruyó un gran número de yacimientos de los últimos neandertales para que los enclaves que sobrevivieran parezcan pequeños en número, y ni yo ni nadie puede pensar en cualquier otro factor que pudiera operar en esa escala".
29 Jul 2011