El Mosaico Cosmológico de la Domus del Mithraeum en Mérida

El famoso mosaico está situado en la domus emeritense del Mithraeum, interesante ejemplo de la arquitectura doméstica romana de fines del siglo I d. C. o comienzos del siglo II d. C. Se conoce con el nombre de "Casa del Mitreo" por su proximidad con los restos aparecidos en el solar ocupado por la Plaza de Toros, restos relacionados con el culto al dios iranio Mithra. Esto, aparte de la aparición de habitaciones subterráneas y del Mosaico Cosmológico, parece relacionar el lugar con un santuario mitraico (Mithraeum). Fuente: Juan Sanguino Collado | Extremadura al Día.com, 11 diciembre de 2008 Los datos son escasos, por lo que es considerada como una domus o casa señorial. La casa (domus), situada extramuros de la ciudad romana, en la ladera meridional del Cerro de San Albín, presenta dos peristilos y un pequeño atrio (atriolum) en torno a los cuales se disponen las distintas dependencias de la mansión. En la casa destaca la decoración de sus estructuras a través de pinturas y mosaicos, reflejo del poder y riqueza de su propietario, así como el predominio de los espacios abiertos sobre los cerrados, distribuyéndose las distintas dependencias en torno a los tres patios que articulan la vida de la casa y le proporcionan luz y ventilación. Las excavaciones realizadas en la zona descubrieron una zona de baños (termae) que supuestamente formarían parte de la casa y de la que se conserva el caldarium (cámara de agua caliente) con sus bañeras correspondientemente decorada con mosaicos de motivo geométrico y floral, y cuya cubierta estaba abovedada y pintada con peces. A las habitaciones subterráneas, que en su época estaban cubiertas con bóvedas y presentaban una ventana en la pared oriental, se accede a través de una escalera en la que se conservan interesantes pinturas murales que imitan mármol. Debido a su decoración y situación estas habitaciones pudieron ser usadas como estancias estivales. Nada más acceder a la domus encontramos el primero de los tres espacios abiertos, un patio casi cuadrado, con un atrio central delimitado por cuatro columnas que sustentaban la cubierta. Ésta vertía aguas al interior por una gran abertura (compluvium) en el techo, por la que entraba además la luz y el aire, bajo la cual se encontraba un estanque revestido de mármol que además servía de depósito de agua (impluvium).

Foto: Reproducción a escala de la Casa de Mitreo en Mérida. Por un pasillo se pasa del primer al segundo patio que da indicios de un peristilium porticado rectangular y presenta un estanque central. Desde uno de sus lados se accede por otro pasillo al último de los patios, que tiene un jardín central (viridarium) y, rodeando éste, un corredor decorado con mosaicos de tipo geométrico. Al fondo se encuentra una gran sala abovedada que contiene una gran cisterna, en la que se recogía, mediante un canal, el agua almacenada en un estanque del peristilo. Aparecieron en esta zona unos cuadritos de pintura mural en los que se representan escenas mitológicas que podrían pertenecer a una gran estancia que, situada sobre la cisterna, serviría para recibir a los invitados. Dentro del conjunto de las habitaciones destacan algunas por la belleza de sus pinturas y mosaicos, como el dormitorio del mosaico de Eros, denominada así por la representación del divino Eros como motivo central del pavimento musivo. También llama la atención la habitación de las pinturas, quizás un comedor familiar, en la que destaca la zona media de sus pinturas murales, constituida por grandes lienzos de color rojo, separados por estrechas franjas. Junto a esta estancia se encuentra la habitación del gran mosaico cosmológico, uno de los mosaicos más interesantes aparecidos en Mérida, que llama la atención por la belleza de su policromía, sobre todo por sus azules y dorados y que personifica la concepción del mundo que tenían en la época y de las fuerzas de la naturaleza que lo gobernaban.

Foto: Casa de Mitreo. Mérida Realizado en la segunda mitad del siglo II d. C., presenta un cúmulo de figuras que tienden a disponerse en diagonales descendentes de derecha a izquierda. En conjunto puede decirse que es una escenificación del aire, la tierra y el elemento acuático, cuyos conceptos, figuras y grupos son típicamente mitraicos. La parte superior del mosaico representa la esfera celeste, con una serie figuras que se encuentran suspendidas en la atmósfera. Aquí se encuentra el Tiempo (Saeculum) con sus hijos, Caelum y Chaos, en compañía de los hijos del Cielo y la Tierra, los Titanes Polum y Tonitrum, junto a las imágenes del sol (Oriens) y de la Luna (Ocasus). Justo debajo, en el centro, el trozo más incompleto del mosaico representa el mundo aéreo, con los vientos Boreas, Zephyrus, Notus, Eurus y las nubes Nubs y Nebula. También aparecen Mons, Nix, Natura, las Estaciones y Aeternitas. En la parte inferior aparecen las mayores figuras, los ríos Nilus y Euphrates, considerados divinidades acuáticas, Oceanusy Pontus, entremezclados con las personificaciones de la navegación y del comercio. Cromáticamente, un tono verdoso, con varios matices, cubre el fondo hasta la parte inferior, donde se torna azul intenso con algunas manchas grises y ocres de rocas que lo salpican como asiento de algunas figuras.

Foto: Reproducción del Mosaico Cosmológico de la Casa de Mitreo en Mérida. La mayoría de las figuras representadas llevan un rótulo latino que permite identificarlas: SAECVLVM es la personificación del tiempo y está representado como un hombre barbado y de cabellos largos sobre los que luce una diadema de teselas doradas y amarillas. Dirige su mirada a Caelum (el cielo) y porta un cetro en la mano derecha. CAELVM es el dios romano del cielo. Ocupa un lugar preeminente dentro de la composición ya que se sitúa en el extremo superior del arco formado por el marco del mosaico. Está sentado sobre un trono que soporta Polum con sus brazos y espalda. Se muestra coronado por hojas doradas y presenta un aspecto más joven que Saeculum y Chaos, a quienes acompaña. CHAOS personifica el Vacío. Es anterior a todo, aunque tampoco creado de la nada. De él surgen la Tierra, el Tártaro (Infierno), Eros, las Tinieblas y la Noche. En esta representación aparece como un hombre viejo con barba y túnica similar a la de Caelum. Entre éste y Chaos se puede ver una figura femenina que se suele interpretar, aunque carece de cartel, como GEA (la Tierra). POLVM soporta sobre sus espaldas el peso del universo (como el mítico Atlas), mediante la sujeción del trono de Caelum. TONITRVM representa al trueno mediante la figura de un niño que empuña un rayo dorado.

Foto: Nubs y Notus. Mosaico cosmológico de la casa de Mitreo en Mérida. NOTVS junto a NVBS forma una pareja que escenifica cómo el viento del Sur (Notus) arrastra a Nubs (las nubes). Ambos aparecen en actitud dinámica, dirigiéndose hacia el centro de la composición, consiguiéndose el movimiento con la inclinación de la pierna derecha de Notus y el cruce de las de Nubs. El velo que sostiene la pareja se encuentra hinchado por el mismo viento. Tanto Notus como los demás vientos ostentan barbas y, como símbolo de su velocidad, alas en la cabeza. NEBVLA y ZEPHYRVS, de forma semejante a la anterior pareja representan la imagen de la niebla (Nebula) arrastrada por el viento del Oeste (Zephyrus), el más suave de los vientos, conocido como el viento fructificador, mensajero de la primavera. EVRVS es el funesto viento del Este pues se creía que traía calor y lluvia. De su figura sólo se conserva parte de su torso y de la cabeza. BOREAS es el viento del Norte, caracterizado por un carácter variable y violento. De su figura sólo aparece la cabeza y el torso. ORIENS es la divina representación del Sol Naciente con su cuadriga de caballos blancos. Es un joven ataviado con una túnica larga característica de los aurigas griegos. Sobre su cabeza lleva corona con rayos, potencia realizada con teselas doradas. Su mano derecha porta un látigo y en la izquierda llevaría las riendas.

Foto: Detalle del mosaico cosmológico de la Casa de Mitreo en Mérida. OCASUS es la antítesis femenina de Oriens, es el Sol Poniente y por extensión la Luna. Se representa como una mujer de espalda desnuda, que parece alejarse del conjunto iconográfico conduciendo un carro tirado por dos caballos. Sobre su cabeza lleva una corona lunar y sujeta las riendas con ambas manos MONS forma pareja junto a NIX, personificando al monte (Mons), el elemento terrestre (quizá el Monte Olimpo, morada de los dioses griegos) que adopta las formas de un hombre maduro, mientras la nieve (Nix) es una joven muchacha que apoya su brazo derecho sobre su nuca. AVTVMNVS, AESTAS y VER se encuentran hacia la mitad del cuadro, representaciones de las cuatro estaciones (falta Hiems, el invierno), aunque sólo se conservan parte de algunas. Sólo permanecen dos figuras con sus respectivos nombres: Autumnus (el otoño) y Aestas (el verano). De Autumnus se aprecia parte de su brazo con cuya mano sostiene dos racimos de uva. Aestas es un niño que porta en su mano derecha un puñado de espigas y es agarrado por el brazo izquierdo por una joven vestida con túnica y con el pecho semidescubierto, que se ha interpretado como VER (la primavera) ya que llevaría en su mano izquierda un ramillete de flores.

Foto: Oriens. Mosaico Cosmlógico de la casa de Mitreo en Mérida. NATVRA, la Naturaleza, se encuentra situada en la margen izquierda de la composición. Parte de su figura, que se gira suavemente, se cubre con un amplio manto que sube desde las piernas, por su espalda, hasta superar su cuerpo, quedando su torso desnudo. El único brazo que aparece se eleva para agarrar el manto y se adorna con un brazalete y una pulsera y en su cuello, aparece un collar. NILVS y EVPHRATES son la personificación de los dos grandes ríos de la antigüedad. El Nilo llegó a ser considerado un dios-río, hijo de Oceanus. Ambas divinidades acuáticas están sentadas de forma relajada. Euphrates apoya la palma de su mano derecha delante de su compañero y sobre su regazo se apoya una figura infantil que lleva en su mano una vara, mientras Nilus porta en su mano izquierda una caña y una vasija de la que brota un manantial de agua. Ambos cubren sus piernas con mantos y de sus cabellos nacen juncos y cañas. Junto las imágenes de los dos míticos ríos, que dan paso al elemento marino, aparecen un buen número de bañistas infantiles y juveniles. OCEANVS es, según la mitología griega, hijo de Gea (la tierra) y Urano (el cielo). El mundo se concebía como un disco plano y el Océano era un enorme río que lo rodeaba. Es una de las figuras más majestuosas del conjunto. Se representa reposando sobre el fondo marino con sus piernas cubiertas por un manto. Sus rasgos son los de hombre maduro, con barbas. En sus cabellos lleva pinzas de langosta y agarra con su mano derecha una serpiente marina. Su mirada la dirige hacia los demás personajes que componen la parte del mosaico dedicada al mar. La imagen de Oceanus se completa con una lanza y un arpón junto con un delfín.

Foto: Detalle del Mosaico Cosmológico de la Casa de Mitreo en Mérida. TRANQVILLITAS es la personificación de la calma marina y se representa aquí mediante la figura de una joven desnuda, con pelo largo, que se adorna con brazaletes y collar. COPIAE , nombre en plural, es la personificación de la abundancia y la riqueza que se transporta por el mar. Aparece como una figura femenina que navega y lleva en su mano el cuerno de la abundancia. Recoge sus cabellos con diadema y sobre su cabeza muestra el remate de una proa. Adosado a su espalda se puede ver a un navegante que, remando, ayuda a mover a Copiae. Bajo ésta, otra representación femenina, que sale detrás de la roca sobre la que está Pharus. En este caso sin letrero que la identifique. También luce diadema y agarra con sus manos un ancla. PHARVS puede contemplarse en el centro inferior del grupo, aunque su cabeza ha desaparecido. Es la representación de los faros que ayudan a la navegación. Quizá se haya querido aludir con esta imagen específicamente al maravilloso Faro de Alejandría. Aquí aparece como un joven desnudo, en actitud vigilante, erguido sobre unas rocas, y que sujeta con sus dos manos una antorcha encendida. NAVIGIA es la alegoría de la navegación y aparece representada como una mujer navegando que lleva en su mano izquierda un mástil sobre el que cuelga la vela de un barco. Se adornan sus cabellos con diadema y, de la misma forma que Copiae, ostenta en su cabeza el símbolo de la proa de una nave. Así mismo, en su único brazo visible, luce pulsera y brazalete. También le ayuda en su movimiento un navegante que porta un remo. Todo el mosaico se mueve en el entorno conceptual del Mitraísmo, religión mistérica basada en la adoración a Mithra, (divinidad indoirania cuyo origen puede remontarse hasta el segundo milenio a.d.C.) y que surge en la época helenística (probablemente en el siglo II a.d.C.) en el Mediterráneo oriental, desde donde se difundió en los siglos posteriores a todo el Imperio Romano. El Mitraísmo, de especial implantación entre los soldados romanos, tuvo su mayor apogeo en los siglos III y IV d.C., periodo en que se convirtió en una fuerte competidora del cristianismo. Se han encontrado Mitreos en muchos de los países que pertenecieron al Imperio Romano. Algunos han sido convertidos en criptas bajo iglesias cristianas. Su distribución por la geografía del Imperio está en relación con los cuarteles e instalaciones militares. La información existente sobre el Mitraísmo (bastante fragmentaria) se refiere a su práctica durante el Bajo Imperio Romano. Era una religión mistérica, de tipo iniciático, basada en la transmisión oral y ritual de iniciado a iniciado, y no en un cuerpo de escrituras sagradas, por lo que la documentación escrita concerniente a la fe mitraica es prácticamente inexistente. El estudio de esta religión se ha basado sobre todo en la iconografía que decoraba los Mitreos. El templo mitraico (Mithraeum) era en un principio una caverna natural, pasando más adelante, a ser una construcción artificial que imitaba la cueva, oscura y carente de ventanas. En un Mithraeum típico podían distinguirse tres partes bien diferenciadas: Una antecámara, seguida del spelaeum o spelunca (la cueva), alargada sala rectangular generalmente decorada con pinturas y dos largas banquetas a lo largo cada una de las paredes para banquetes sagrados, y por último el santuario, en el extremo de la cueva, en el que estaban el altar y una imagen (en pintura, bajorrelieve o estatua) de Mithra dando muerte a un toro, conocida como Mithra Tauróctonos.

Foto: Detalle del Mosaico Cosmológico de la Casa de Mitreo en Mérida. Según el relato que ha podido reconstruirse a partir de las imágenes de los mitreos y los escasos testimonios escritos, el dios Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca (la petra generatrix, la piedra que da vida, Mitra es denominado de petra natus, nacido de la piedra). En el momento de su nacimiento llevaba un gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado, con su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol confeccionó su ropa. Encontró al toro primordial cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos, y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina transitus. Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó de que debía realizar el sacrificio, y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre. Llegaron entonces un perro, que se alimentó del grano, un escorpión, que aferró el toro con sus pinzas, y una serpiente. Resulta sugestivo e incluso inquietante, el hecho de que la Plaza de Toros de Mérida esté situada sobre el emplazamiento de un espacio donde se sacrificaban toros ritualmente. El Coso sigue siendo en cierto modo un santuario donde se vierte la sangre del toro místico. Algunas pinturas muestran a Mitra transportando una roca a su espalda, como Atlas en la mitología griega (y Polum en el mosaico cosmológico), o portando una capa cuyo forro interior representa el cielo estrellado, así como emergiendo de un anillo zodiacal en forma de huevo, identificándose con el dios Fanes, quien surgió del huevo cósmico al principio del tiempo, dando existencia al universo. La imagen central del Mitraísmo es la Tauroctonía, o Mithra Tauróctonos, que, siguiendo el mito, representa el sacrificio ritual por Mitra del toro sagrado. Esta representación contiene elementos iconográficos fijos: Mitra aparece tocado con un gorro frigio y mira a su víctima con compasión. En muchas representaciones, la cabeza de Mitra al tiempo del sacrificio del toro se gira hacia atrás como si cumpliese la inmolación a disgusto. Inclinado sobre el toro, lo degüella con un cuchillo sacrificial; de la herida del toro mana grano; junto al toro, figuran varios animales: un escorpión, que aprieta con sus pinzas la parte inferior del toro, una serpiente, un perro que se alimenta del grano que brota de la herida y un cuervo. A veces aparecen también un león y una copa. La imagen está flanqueada por dos personajes portadores de antorchas, llamados Cautes y Cautópates en los que se ha apreciado por algunos autores la doble epifanía de Mithra. La escena aparece situada en una especie de cueva, tal vez la representación del propio Mitreo, o, según algunas interpretaciones, del Cosmos, al estar presentes el Sol y la Luna. El toro sería el símbolo de la constelación de Tauro (en los comienzos de la astrología, en Mesopotamia, entre el 4000 y el 2000 a.d.C, el Sol estaba en Tauro durante el equinoccio de primavera) y su muerte simbolizaría el final de la era astrológica de Tauro. El sacrificio del toro por Mitra simbolizaría este cambio, causado, según los creyentes, por la omnipotencia de su dios. Esto estaría en consonancia con los animales que figuran en las imágenes de Mithra Tauróctonos: el perro, la serpiente, el cuervo, el escorpión, el león, la copa y el toro se interpretan como las constelaciones de Canis Minor, Hydra, Corvus, Escorpio, Leo, Acuario y Tauro, todas ellas en el ecuador celeste durante la era de Tauro. La hipótesis explicaría también la profusión de imágenes zodiacales en la iconografía mitraica. Otra interpretación considera que el sacrificio del toro representaría la liberación de la energía de la Naturaleza (Natura). La serpiente, sería una alusión al ciclo de la vida, el perro representaría a la Humanidad, alimentándose simbólicamente del sacrificio, y el escorpión podría ser el símbolo de la victoria de la muerte. Los dos compañeros de Mithra, Cautes y Cautópates, portadores de teas, representarían respectivamente la salida y la puesta del Sol (Oriens y Ocasus). En el credo mitraico existían siete niveles de iniciación, que podrían estar relacionados con los siete planetas de la astronomía de la época (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno), en este mismo orden. La mayoría de los miembros llegaban sólo al cuarto grado (leo), y sólo unos escogidos accedían a los rangos superiores. Los niveles eran: Corax (cuervo), Cryphius (oculto). (Otros autores interpretan este rango como Nymphus (esposo)), Miles (soldado) cuyos atributos eran la corona y la espada, Leo (león), que en los rituales presentaban a Mitra las ofrendas de los sacrificios, Perses (persa), Heliodromus (emisario solar), cuyos atributos eran la antorcha, el látigo y la corona y por último Pater (padre), cuyos atributos (el gorro frigio, la vara y el anillo) recuerdan a los del obispo cristiano. En los ritos, los iniciados llevaban máscaras de animales relativas a su nivel de iniciación y se dividían en dos grupos: los servidores, por debajo del grado de leo y los participantes, el resto. Los rituales mitraicos han podio ser reconstruidos únicamente gracias a los textos de los Padres de la Iglesia, enfrentados al Mitraísmo, y a la iconografía encontrada en los mitreos. Se sabe que las mujeres estaban excluidas de los misterios de Mithra. En cuanto a los varones, parece que no se requería una edad mínima para ser admitido, e incluso fueron iniciados varios niños. La lengua utilizada en los rituales era el griego, con algunas fórmulas en persa (seguramente incomprensibles para la mayoría de los fieles), aunque progresivamente se fue introduciendo la lengua latina. El rito principal de la fe mitraica era un banquete ritual, de ciertas similitudes con la eucaristía del cristianismo. Según el comentarista cristiano Justino, los alimentos ofrecidos en el banquete eran pan y agua, pero los hallazgos arqueológicos apuntan a que se trataba de pan y vino, como en el rito cristiano. Esta ceremonia se celebraba en la parte central del Mithraeum, en la que dos banquetas paralelas ofrecían espacio suficiente para que los fieles pudieran tenderse, según la costumbre romana, para participar del banquete. Los Cuervos (Corax) desempeñaban la función de servidores en las comidas sagradas. Este rito incluía también el sacrificio de un toro, así como el de otros animales. La estatua de Mithra Tauróctonos desempeñaba sin duda un importante papel en estos ritos, aunque no está muy claro cuál. En algunos Mithraea se han descubierto pedestales giratorios, que permitirían mostrar y ocultar alternativamente la imagen del dios a los fieles. En algún momento de la evolución del Mitraísmo, se utilizó también el rito del Taurobolium o bautismo de los fieles con la sangre de un toro, practicado también por otras religiones orientales, prácticas severamente condenadas por el Cristianismo. Otros ritos debieron estar relacionados con las ceremonias de iniciación. En el grado del Cuervo (Corax), el candidato descendía siete escalones hasta el interior del templo, subterráneo y con forma de caverna natural. Entonces comenzaba la iniciación. El recién llegado debía ayunar durante tres días. Llegado a un nivel de debilidad y alteración era perseguido por sacerdotes ataviados con pieles de animales, disfrazados seres diabólicos en un ambiente terrorífico. En este nivel le eran conferidas las responsabilidades para con su nueva fe, quedando rotos todos los lazos familiares. La iniciación finalizaba entre resonar de címbalos, batir de tambores y el descubrimiento por parte del neófito de una estatua de Mithra. En el rito de iniciación del Soldado (Miles), el candidato era "bautizado" (probablemente por inmersión), se le marcaba con un hierro candente y por último se le probaba mediante el "rito de la corona" (se le colocaba la corona en la cabeza, y el neófito debía dejarla caer, proclamando que Mithra era su corona). Posteriormente los iniciados asistían a una muerte ritual y simulada, en la que el oficiante era un pater, posiblemente ligada a la reencarnación como último paso de la ceremonia iniciática. En el grado de Leo, se colocaba miel en la lengua de los recién nacidos y que esta práctica procede del culto iranio en la que la miel representaba la luna. Para los iniciados mayores se vertía la miel sobre las manos y éstos la lamían como señal de comunión. Seguramente, cada nivel de iniciación tendría su propio ritual.

Foto: Habitaciones subterráneas de la Casa de Mitreo en Mérida. El día más importante del Mitraísmo era el 25 de diciembre (coincidiendo aproximadamente con el solsticio de invierno), fecha en la que se conmemoraba el nacimiento de Mithra. Los adeptos de Mithra santificaban también el domingo, Dies Solis, el día del Sol. A finales del siglo III se produjo un sincretismo entre la religión mitraica y ciertos cultos solares de procedencia oriental, que cristalizaron en la nueva religión del Sol Invictus. Dicha religión fue establecida como oficial en el Imperio en el año 274, por el emperador Aureliano, quien erigió en Roma un espléndido templo dedicado a la nueva divinidad, y creó un cuerpo estatal de sacerdotes para rendirle culto, cuyo máximo dirigente llevaba el título de pontifex solis invicti. Aureliano atribuyó a Sol Invictus sus victorias en Oriente. Este sincretismo, sin embargo, no conllevó la desaparición del culto a Mithra, que siguió existiendo como culto no oficial. Muchos de los senadores de la época profesaron al tiempo el Mitraísmo y la religión del Sol Invictus. Sin embargo, este período marcó el comienzo de la decadencia del Mitraísmo, debido a la pérdida de territorios donde el culto estaba ya muy arraigado que el Imperio, sufrido como consecuencia de las invasiones de pueblos bárbaros, y a la competencia del cristianismo que, apoyado por Constantino, robó adeptos a Mithra. Hay que tener en cuenta que el Mitraísmo excluía a las mujeres, que sí tenían derecho a participar en el culto cristiano. El cristianismo desplazó a la fe mitraica durante el siglo IV, hasta convertirse en la única religión oficial del Imperio con Teodosio (379-395). Hubo algunos intentos de revitalizar el culto de Mitra por parte de Juliano "el Apóstata" (361-363) y del usurpador Eugenio (392-394), pero no tuvieron demasiado éxito. El mitraísmo quedó formalmente prohibido desde el año 391 por el emperador Teodosio, como el resto de religiones paganas, aunque probablemente su práctica clandestina se mantuvo durante algunas décadas. Llama poderosamente la atención la serie de lugares comunes que el Mitraísmo comparte con el Cristianismo. Tras su nacimiento, el 25 de diciembre, Mithra fue adorado por pastores y, como Yeshuá ben Yosef (más conocido como Jesús de Nazareth), recibió los apelativos de La Luz, La Verdad y El Buen Pastor. El banquete ritual que celebraban los fieles de Mithra tenía similitudes con la eucaristía cristiana, además de compartir ambos el domingo como día sagrado. El transitus (viaje de Mithra con el toro sobre los hombros) recuerda al Via Crucis del relato evangélico. El Mitraísmo era una religión de salvación: el sacrificio de Mithra, como el de Cristo, tuvo como finalidad la redención del género humano. Los grupos míticos-conceptuales representados en este bello y ajado mosaico (el Tiempo y el Cielo, Polum (el equivalente de Atlas) que sostiene la bóveda celeste, las estaciones, los vientos, Natura...) encierran un especial sentido y hermético significado cuyo misterio sólo podemos intuir ligeramente. Se suceden las estaciones, acompañadas de los distintos vientos, el Sol y la Luna se persiguen simétricamente, el cielo se une a la tierra y el agua es el principio primordial, productora de vida y fuente de conocimiento. Juan Sanguino Collado Filólogo y co-autor del libro De Cocina Antigua: Viaje Gastronómico desde Roma a Al-Andalus
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  • Juan Sanguino Collado

    Espero que os haya gustado mi reportaje. Ahora estoy preparando uno sobre el Circo Romano de Mérida que espero se publique en breve en www.extremaduraaldia.com
  • José Luis Santos Fernández

    Un gran reportaje, Juan. Muchas gracias. Saludos.
  • María //

    Sobre las semejanzas entre los nacimientos de Mitra y J.C, en plena naturaleza ,es algo que suele ocurrir a muchos héroes y seres especiales ;me parece que Eliade lo pone en relación con la idea de ser adoptados por la madre naturaleza ,que se traduce en algunas costumbres en todo el mundo del estilo de depositar al niño en la tierra después del nacimiento ,también la de dejar a los enfermos en la tierra a merced de los elementos ;se supone que si se sobrevive,es porque uno ha recibido la protección de la Madre ;también está Moisés,por ejemplo,abandonado en las aguas.

    P.D
    el artículo es muy interesante y las fotos son estupendas.