Hallada en África una gran sima de huesos con una nueva especie humana

Imagen de la recreación del 'Homo naledi'.

  • El Homo naledi, descubierto en Sudáfrica, podría haber hecho uno de los primeros rituales funerarios que se conocen.

Fuente: EL PAIS.com | Nuño Domínguez| 10 de septiembre de 2015

Se buscan expertos o expertas en antropología, delgadas, bajitas y que no tengan claustrofobia. Este era más o menos el anuncio de trabajo que lanzó hace dos años Lee Berger (izquierda) por las redes sociales. Buscaba gente capaz de meterse por una grieta de 18 centímetros de ancho y sacar a la luz lo que prometía ser un cargamento de fósiles humanos sin igual.

Hoy se han publicado los datos más completos de esa excavación, realizada en la cueva Rising Star, a unos 50 kilómetros de Johannesburgo (Sudáfrica). Los resultados destapan la existencia de una sima con más de 1.500 fósiles humanos entre los que hay al menos 15 individuos. Los autores aseguran que son una nueva especie dentro de nuestro género, que han bautizado como Homo naledi. Naledi quiere decir estrella en sesotho, una lengua local.

Los descubridores creen que aquellos homínidos fueron depositados allí por sus congéneres, lo que supondría un inesperado comportamiento funerario nunca observado en humanos tan primitivos. Todos los restos se conocen gracias al trabajo de un equipo íntegramente femenino que fue capaz de colarse en la estrecha cámara durante dos expediciones. El conjunto es el yacimiento de fósiles humanos concentrados en un solo lugar más grande de todo África y uno de los mayores del mundo, según sus descubridores.

Probablemente lo más apasionante del hallazgo son las preguntas que deja sin responder. Los descubridores dicen no haber conseguido datar los fósiles ni saben cómo llegaron hasta allí todos esos cadáveres. Para llegar hasta la cámara en la que se hallaron hay que recorrer unos 80 metros de cueva, trepar una pared y escurrirse por una grieta que los investigadores comparan con la boca de un buzón, bromeando solo a medias. Esta ruta, totalmente en tinieblas, es la única que existe hoy y, según los estudios geológicos, la única que existía cuando se depositaron los cadáveres.

Por el tamaño de los huesos, estos incluyen infantes, niños, adolescentes, adultos y ancianos. Ninguno tiene marcas de traumatismo por una posible caída a la fosa, ni tampoco signos de haber sido devorados por un animal o por su propia especie, como sí sucede en el único yacimiento comparable: la Sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos). Apenas hay rastros de ningún otro animal excepto unos pocos pájaros y ratones. En la cueva no hay marcas de crecidas de agua intensas que podrían haber arrastrado hasta allí los restos. Además aparecen partes de los cuerpos en perfecta articulación. Con todos estos datos en la mano, la única hipótesis que queda en pie es la de que alguien los dejó ahí en varios momentos en el tiempo, dicen los autores del estudio. Un ritual funerario que hasta ahora sólo se atribuía a humanos más modernos y con más cerebro.

Infografía del sistema de la cueva Rising Star cortesía de la Universidad de Witwatersrand.

Tenemos casi todos los huesos del cuerpo representados varias veces, lo que hace que 'Homo naledi' sea ya prácticamente el fósil de nuestro linaje que mejor se conoce”, celebra Lee Berger, paleaontropólogo de la Universidad de Witwatersrand, en una nota de prensa difundida por las instituciones que han participado en las excavaciones. Tras el hallazgo, en octubre de 2013, ante un montón de huesos tan complejo, el paleoantropólogo comenzó a seleccionar un nutrido grupo de científicos internacionales, la mayoría de ellos jóvenes, para que le ayudasen en el análisis de cada parte del cuerpo de la nueva especie.

Los huesos estaban solo parcialmente fosilizados y algunos estaban a simple vista sobre el suelo de la cueva. El análisis de los restos y su contexto geológico, publicados hoy en la revista científica de acceso abierto eLIFE, describe una especie que hubiera llamado la atención si la viéramos paseando por la calle, pero que ya no eran simples chimpancés erguidos. Los australopitecos son el género del que la mayoría de expertos piensan que surgió el género Homo, aunque hasta hace muy poco había un vacío total de fósiles que permitiese confirmarlo. Por su morfología, los naledi parecen estar justo en el límite entre ambos grupos. Medían un metro y medio y pesaban unos 45 kilos. Aún no habían comenzado a desarrollar un cerebro grande (500 centímetros cúbicos comparados con los al menos 1.200 centímetros cúbicos de un Homo sapiens), pero ya tenía un cuerpo estilizado y rasgos humanos, como la capacidad para andar erguidos o unos dientes relativamente pequeños. Sus manos tenían ya el pulgar oponible que permite fabricar herramientas de piedra y sus pies eran muy parecidos a los de los humanos modernos, solo que un poco más planos.

El misterio funerario

Markus Bastir (izquierda), un investigador de origen austríaco que trabaja en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha participado en el análisis del tórax del Homo naledi. Junto a Daniel García Martínez (derecha), Bastir ha usado tecnología 3D para reconstruir todo el tórax del naledi partiendo de los fragmentos de costillas, vértebras y otros fósiles hallados en la cueva de Sudáfrica.

“Nuestros resultados indican que la columna vertebral y el tronco eran muy primitivos, como los de un australopiteco”, explica. “Además, las falanges de sus dedos eran curvas, una adaptación para trepar a los árboles”. Esta mezcla de rasgos es única, lo que les hace distintos de los 'Homo habilis' (hasta ahora considerados los primeros miembros del género Homo, aunque con restos muy escasos) y dignos de que se les considere una nueva especie, explican los científicos.

Por su morfología, los responsables del hallazgo sitúan al Homo naledi justo en el origen del género Homo, en el punto intermedio entre los australopitecos y las especies plenamente humanas como Homo erectus. Esto supondría que vivieron hace al menos dos millones de años y les otorgaría un papel clave hacia la aparición de nuestra especie. Chris Stringer (izquierda), del Museo de Historia Natural de Londres, que no ha participado en el estudio, apunta otra posibilidad muy diferente. ¿Y si los restos tienen menos de 100.000 años? “Significaría que el 'Homo naledi' sobrevivió hasta hace relativamente poco igual que hizo el 'Homo floresiensis' (Hombre de Flores) en Indonesia, que también combina cerebro y dientes pequeños”, explica en un artículo de análisis sobre el hallazgo. En ese caso los naledi no serían nuestros ancestros directos y podrían ser un callejón sin salida en la historia de nuestra evolución.

El equipo completo de exploradoras que extrajeron los fósiles. Universidad de Witwatersrand.


Descubrimiento polémico

El anuncio de las excavaciones de la cueva Rising Star, financiadas en parte por National Geographic, se ha hecho en una rueda de prensa en Londres, la ciudad en la que estos días se encuentran muchos popes de la paleoantropología que asisten al Congreso de la Sociedad Europea para el Estudio de la Evolución Humana. Es posible que el hallazgo tenga allí su primera prueba de fuego, debido a las muchas preguntas que deja abiertas. ¿Pudo una especie de cerebro tan pequeño tener la conciencia suficiente como para sepultar a sus congéneres? ¿Cómo llegaron a la sima en completa penumbra? ¿Por qué no se han podido datar los fósiles con carbono, ADN u otras técnicas, lo que al menos indicaría un rango aproximado de su antigüedad?

Para Juan Luis Arsuaga (izquierda), codirector de los yacimientos de Atapuerca, el hallazgo es “asombroso”. Sin embargo no comulga con todo, pues cree que la cueva tenía otra entrada en el pasado por la que se pudo acceder al límite de la fosa sin necesidad de luz artificial, lo que descartaría otra de las derivadas sugeridas por el trabajo: que los naledi pudieron usar fuego para llegar hasta allí. 

Kaye Reed (derecha), de la Universidad Estatal de Arizona, opina que sin fechas para los fósiles es “imposible” situar a esta nueva especie en nuestro árbol evolutivo más allá de incluirla en el género “Homo”. Duda también de los argumentos del enterramiento, que sin fechas no son convincentes, dice. “Sus descripciones están bien, pero encuentro que sus conclusiones tienen demasiado celo; muchos investigadores quieren que su fósil cambie nuestra visión de la evolución humana. A veces el fósil lo hace y a veces no”, advierte.

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El umbral de la conciencia

Fuente: EL PAIS.com | Juan Luis Arsuaga | 10 de septiembre de 2015

Los visitantes del Museo de la Evolución de Burgos tienen la oportunidad de verse entre sus antepasados, en una sala circular bordeada por las reconstrucciones de las diferentes especies de nuestra genealogía. Rápidamente se dan cuenta de que hay dos tipos de personajes: los que podríamos describir como “chimpancés bípedos” porque son bajos, de piernas cortas, cabeza pequeña y cuerpo cubierto de pelo; y los que parecen “humanos” (o incluso “personas”), es decir, altos, de piernas largas, cabezas grandes y sin pelo en el cuerpo.

El fabuloso descubrimiento de la cueva llamada Rising Star, en Sudáfrica, ha proporcionado algo que podría ser el “eslabón perdido” entre los “chimpancés bípedos” (es decir, los australopitecos) y los “humanos” (Homo erectus, los de Atapuerca, y los neandertales). Ese lugar lo ocupaba antes la especie Homo habilis, pero se conocía mal. Rising Star conserva esqueletos completos de muchos individuos, y la fiesta no ha hecho más que comenzar.

El científico Lee Berger sostiene una réplica del cráneo del 'Homo naledi recién descubierto. / SIPHIWE SIBEKO (REUTERS)

El otro aspecto que llama la atención del hallazgo es la propia naturaleza del yacimiento. Se trata de una cámara reducida, al pie de una sima, que está muy dentro de una cueva. ¿Les suena? Sí, como la Sima de los Huesos de Atapuerca. En Rising Star no hay nada más, y en la Sima hay osos, pero se debe tener en cuenta que estos grandes animales, los únicos que invernan en las cuevas, no existen en Sudáfrica.

Excluyendo posibilidades -acción de carnívoros, trampa natural, catástrofe geológica- se han visto abocados los investigadores de ambos yacimientos a la menos esperada de las explicaciones: una acumulación intencional de cadáveres realizada por miembros de su misma especie. Un comportamiento funerario. Incluso en los perfiles de mortalidad se parecen Rising Star y la Sima de los Huesos: abundan los adolescentes y adultos jóvenes, los que tienen una probabilidad más baja de morir, los más fuertes.

La gran diferencia es que los humanos de la Sima tenían un encéfalo de un litro y cuarto de capacidad, en promedio, y los de Rising Star de medio litro. La pregunta inevitable que surge es esta: ¿habrían atravesado ya, con su pequeño cerebro, el umbral de la conciencia?

  • Guillermo Caso de los Cobos

    ¿Es esta nueva especie el puente entre el hombre y el mono?

    Fuente: BBC Mundo | Pallab Gosh | 10 de septiembre de 2015

    Una nueva especie de humanos fue descubierta en una cámara funeraria dentro de un sistema de cuevas en Sudáfrica.

    El descubrimiento de 15 esqueletos parciales es el más grande de este tipo en África.

    Según los investigadores, el hallazgo cambiará las ideas que tenemos actualmente sobre nuestros ancestros.

    El estudio, publicado en la revista Elife, señala que estos individuos tenían la capacidad de seguir un comportamiento ritual.

    Bautizada naledi, esta especie ha sido clasificada dentro del grupo o género Homo, al que pertenecemos los humanos modernos.

    Los investigadores aún no han logrado descubrir cuándo vivieron estas criaturas, pero según le dijo a la BBC Lee Berger, líder del equipo de investigación, la especie puede ser una de las primeras del género Homo y pudo haber vivido en África hace tres millones de años.

    Al igual que aquellos que trabajan en su campo, Berger trata de evitar el uso del término "eslabón perdido". Berger dice que el Homo naledi podría describirse mejor como un "puente" entre los primates bípedos más primitivos y los humanos.

    Experimentos evolutivos

    "Fuimos con la idea de recuperar un fósil. Eso se transformó en múltiples fósiles. Y luego en el descubrimiento de múltiples esqueletos y múltiples individuos".

    "Al final de una experiencia notable de 21 días, descubrimos la colección de fósiles de parientes de los humanos más grande que se haya descubierto en la historia del continente africano. Fue una experiencia extraordinaria".

    En opinión de Chris Stringer, del Museo de Historia Natural en Londres, se trata de un "descubrimiento muy importante".

    "Lo que estamos viendo, cada vez más, son especies de criaturas que sugieren que la naturaleza estuvo experimentando con cómo hacer evolucionar a los humanos, y por ende dio lugar a diferentes tipos de criaturas humanoides que se originaron en paralelo en diferentes partes de África. Sólo una línea sobrevivió y fue la que posibilitó nuestro origen", le dice Stringer a la BBC.

    Bajo llave

    Fui a ver los huesos que están guardados en una habitación bajo llave en la Universidad de Witwatersrand. La puerta del cuarto parece la de la caja fuerte de un banco. Mientras entramos a la habitación, Berger me cuenta que nuestro conocimiento sobre los primeros humanos está basado en esqueletos parciales y en algún que otro cráneo.

    Los restos parciales de los 15 esqueletos hallados incluyen hombres y mujeres de diversas edades, desde niños hasta ancianos. Berger confía en que este descubrimiento sin precedentes en África arroje más luz sobre cómo evolucionaron los primeros humanos.

    "Vamos a saberlo todo de esta especie", me dice mientras nos acercamos a la mesa de trabajo.

    "Vamos a saber a qué edad los niños dejaban de ser amamantados, cuándo nacieron, cómo se desarrollaron, la velocidad a la que lo hicieron, la diferencia entre hombres y mujeres en cada etapa del desarrollo, desde la infancia hasta la adolescencia y la edad adulta, cómo envejecieron y cómo murieron".

    Mitad y mitad

    Me sorprendió mucho ver lo bien preservados que están los huesos. El cráneo, los dientes y los pies parecen los de un niño, a pesar de que el esqueleto en cuestión era el de una anciana. Sus manos también parecen humanas, hasta que llegas a los dedos que se curvan un poco como los de los monos.

    El Homo naledi no se parece a ningún humano primitivo hallado en África. Tiene un cerebro diminuto: del tamaño de un gorila y una cadera y hombros primitivos. Pero está dentro del género de los humanos por que la forma de su cráneo es más moderna, por sus dientes relativamente pequeños y por las características piernas largas y pies modernos.

    "Vi algo que pensé que nunca vería en mi carrera", me dijo Berger. "Fue un momento para el que no me habían preparado 25 años de carrera como paleoantropólogo".

    Trabajo para mujeres

    Una de las preguntas que despierta el hallazgo es cómo los restos llegaron hasta allí.

    Visité el sitio, la cueva Rising Star (a unos 50 kilómetros de Johannesburgo). El área es conocida como la "cuna de la humanidad". Las cuevas te llevan hacia un estrecho pasadizo bajo tierra por el que algunos de los integrantes del equipo de Berger tuvieron que pasar en cuatro patas durante la expedición financiada por la National Geographic Society.

    Eligieron a mujeres pequeñas porque el túnel es muy angosto. Gatearon por 20 minutos en medio de la oscuridad iluminada sólo por linternas adheridas a los cascos que llevaban en su cabeza, hasta llegar a una cámara que contenía cientos de huesos.

    Los Homo naledi parecen haber llevado a individuos hasta las profundidades de este sistema de cuevas para depositarlos allí, posiblemente por generaciones.

    Si esto es correcto, quiere decir que el Homo naledi era capaz de asumir un comportamiento ritual y también desarrollar pensamiento simbólico, algo que hasta ahora sólo ha estado asociado a humanos mucho más tardíos de los últimos 200.000 años.

    "Vamos a tener que reflexionar sobre muchas cosas profundas sobre lo que significa ser humano. ¿Hemos estado equivocados todo el tiempo sobre esta clase de comportamiento que pensamos era exclusivo de los humanos modernos?".

    "¿Heredamos este comportamiento de un tiempo muy antiguo y es algo que (los primeros humanos) siempre han tenido?".

    Berger cree que el descubrimiento de una criatura que tiene semejante mezcla de rasgos primitivos y modernos debería obligar a los científicos a repensar la definición de lo que es ser humano, tal es así que él mismo es reacio a describir a naledi como humano.

    Otros investigadores que trabajan en el mismo campo, como Stringer, creen que naledi debe ser descrito como un humano primitivo. Pero concuerda en que hace falta reevaluar las teorías actuales y que recién sólo estamos empezando a comprender la rica y compleja historia de la evolución humana.

  • María Jesús