Hallan en Kenia las herramientas más antiguas del mundo: 3,3 millones de años

Foto: Un hacha de piedra hallada en Kenia (Crédito: Alamy).

Fuente: Science | 14 de abril de 2015 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)

Un equipo de investigadores ha anunciado que ha encontrado las herramientas más antiguas hechas por antepasados de los humanos, con una datación de hace 3,3 millones años. Esto significa 700.000 años más atrás en el tiempo que las herramientas más antiguas conocidas hasta la fecha, lo que sugiere que nuestros ancestros crearon ingeniosos artefactos cientos de miles de años antes de que el género Homo llegara a la escena. Si ello es correcto, las nuevas pruebas pueden aclarar las disputadas especulaciones sobre un temprano uso de herramientas, e indica que los antiguos australopitecos, como la famosa "Lucy", pudieron haber realizado herramientas de piedra.

Hasta ahora, las primeras herramientas líticas conocidas se habían encontrado en un yacimiento de Gona, en Etiopía, las cuales fueron datadas con 2.600.000 años de antigüedad. Dichas herramientas pertenecen a la tecnología conocida como Olduvayense, llamada así porque los primeros ejemplos de las mismas fueron encontrados hace más de 80 años en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, por los famosos paleoantropólogos Louis y Mary Leakey.

Posteriormente, en 2010, investigadores que trabajaban en un yacimiento en Dikika, Etiopía -donde un australopiteco niño fue también descubierto-, hallaron marcas de corte en huesos de animales (derecha) que datan de hace 3,4 millones años. Ellos argumentaron que ancestros humanos hicieron tales marcas. Sin embargo, esta afirmación fue inmediatamente controvertida, argumentándose que, lo que parecían ser marcas de corte, podría haber sido el resultado de pisotear los huesos por homínidos o animales. Sin el descubrimiento de las herramientas que las provocaron, el debate probablemente continuaría sin resolución.

Pero, ahora, esas herramientas que faltaban pueden haber sido encontradas. En una conferencia de la reunión anual de la Sociedad de Paleoantropología, celebrada en San Francisco, California, la arqueóloga Sonia Harmand (izquierda), de la Universidad Stony Brook, en Nueva York, describió el descubrimiento de numerosas herramientas en el enclave de Lomekwi 3, justo al oeste del lago Turkana, en Kenia, a unos 1.000 kilómetros de la Garganta de Olduvai.

En 2011, el equipo de Harmand estaba buscando el lugar donde un controvertido pariente humano, llamado Kenyanthropus platyops, había sido descubierto en 1998. Ellos tomaron un camino equivocado y se toparon con otra parte de la zona llamada Lomekwi, cerca de donde había sido encontrado el Kenyanthropus platyops. En tal lugar descubrieron lo que Harmand definió como inconfundibles herramientas de piedra sobre la superficie de un paisaje de arena, y de inmediato se lanzaron a realizar una pequeña excavación.

Enseguida, más artefactos fueron descubiertos bajo tierra, incluyendo los llamados núcleos, de los cuales los ancestros humanos obtenían lascas afiladas; el equipo fue incluso capaz de encajar una de las lascas en un núcleo original, lo que demostraba que un homínido la había realizado a mano y luego dejado ambas piezas en el lugar.

Los investigadores regresaron al año siguiente para excavar aún más, descubriendo alrededor de 20 lascas bien conservadas, así como núcleos y yunques, aparentemente utilizados para apoyar aquellos a fin de obtener lascas mediante su percusión/tallado. Todo ello estaba sellado con sedimentos que proporcionaron un marco seguro para su datación. Adicionalmente, se encontraron también con 130 piezas sobre la superficie, según informan.

"Los artefactos fueron claramente tallados (creados por descamación intencional) y no eran el resultado de fracturas accidentales de las rocas", dijo Harmand.

Fotos: Las herramientas  líticas fueron descubiertas enterradas en sedimentos a lo largo de la costa oeste del lago Turkana (arriba), en Kenia.


El análisis de las herramientas mostró que los núcleos habían sido girados con el fin de obtener lascas mediante su percusión, del mismo modo como se hacía con las herramientas Olduvayenses. Sin emabargo, las herramientas de Lomekwi son algo más grandes, en promedio, que los artefactos procedentes de Olduvay. En la datación de los sedimentos se utilizaron técnicas de paleomagnetismo (las cuales rastrean las reversiones del campo magnético de la Tierra a través del tiempo, y han sido usadas en muchos hallazgos de fósiles de homínidos en la bien estudiada área del lago Turkana), estimándolos con una antigüedad de alrededor 3,3 millones de años.

Aunque investigaciones recientes han hecho retroceder los orígenes del género Homo tan pronto como hace 2.800.000 años, las herramientas halladas son demasiado antiguas como para haber sido realizadas por los primeros humanos de pleno derecho, dijo Harmand en su conferencia. La explicación más probable, concluyó, es que tales artefactos fueron elaborados o bien por australopithecus similares a Lucy, o bien por Kenyanthropus. En cualquier caso, la fabricación de herramientas comenzó aparentemente antes del nacimiento de nuestro propio género. Harmand y sus colegas proponen denominar a las nuevas herramientas como 'tecnología Lomekwian', dado que son demasiado antiguas y bastantes distintas de las herramientas de Olduvay como para representar la misma tecnología.

Los investigadores que han visto las herramientas en persona están entusiasmados con el hallazgo. "Son muy emocionantes", dice Alison S. Brooks (derecha), una antropóloga de la Universidad George Washington, en Washington, DC. "No pudieron haber sido creadas por fuerzas naturales ..., y la evidencia de la datación es bastante sólida". Ella está de acuerdo en que las herramientas son demasiado antiguas como para haber sido realizadas por el género Homo, lo que sugiere que "la tecnología jugó un papel importante en la aparición de nuestro género".

El anuncio del hallazgo también es bien visto por el paleoantropólogo Zeresenay Alemseged, de la Academia de Ciencias de California y líder del equipo que encontró marcas de cortes en los huesos de animales en Dikika. (En la reunión anual de la Sociedad de Paleoantropología mencionada, otro miembro del equipo presentó nuevos argumentos a favor de la autenticidad de tales marcas de corte.) "Con las marcas de Dikika tuvimos a las víctimas de las herramientas de piedra", dice Alemseged. "Y el descubrimiento de Harmand nos da ahora la pistola humeante".

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No cabe duda que estamos ante un nuevo hallazgo sumamente interesante y trascendental. Tal como refiere la arqueóloga Sonia Harmand en Discover Magazine, "Las herramientas de Lomekwi 3 marcan un nuevo comienzo en el registro arqueológico conocido".

O bien, como el afamado antropólogo John Hawks indica en el mismo medio: "La implicación obvia es que las herramientas de piedra fueron inventadas y utilizadas por múltiples linajes de los primeros homínidos. Así como hay diferentes estilos en la forma del cuerpo y en la mecánica bípeda entre los primeros homínidos, había probablemente diferentes estilos en las tradiciones técnicas".

Tengo que advertir que la foto que encabeza el post, y publicada por Archaeology News Network, no es seguro que la herramienta que representa pertenezca a las descubiertas en Lomekwi 3, a pesar de referirse a que ha sido hallada en Kenia. Hay que esperar a que la propia arqueóloga Sonia Harmand publique los resultados de su trabajo al respecto en la revista Nature, tal como se ha anunciado, y ver el aspecto de esas novedosas herramientas líticas de más de tres millones de años de antigüedad. 

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  • Guillermo Caso de los Cobos

  • Guillermo Caso de los Cobos

    Científicos españoles denuncian un caso de falta de rigor en 'Nature'

    Luis Alcalá, director gerente de la Fundación Dinópolis, en el museo de Dinópolis (Teruel). Sergio Enríquez-Nistal

    Fuente: El Mundo.es | 8 de julio de 2015

    Hace poco más de un mes un gran hallazgo científico sacudía los pilares de la historia cultural humana. Un grupo de investigadores de EEUU y Francia aseguraban en la revista Nature haber encontrado herramientas talladas por homínidos hace 3,3 millones de años, cerca de 700.000 años antes de la industria humana más antigua hallada hasta la fecha. Pero el trabajo tenía implicaciones mucho más profundas que la mera antigüedad de las piezas líticas. Suponía que los antepasados humanos anteriores al género Homo al que pertenece el humano moderno (Homo sapiens) ya eran capaces de proyectar, tallar y utilizar útiles para realizar sus tareas. Toda una revolución cultural de enorme trascendencia en el estudio de la evolución del comportamiento humano.

    Sin embargo, no es tan sencillo reescribir la historia cultural humana. Inmediatamente surgieron dudas sobre el trabajo en la comunidad científica. Algunos de los mayores expertos mundiales en formación de yacimientos criticaron la falta de datos sobre las capas geológicas en las que habían sido encontradas las piezas líticas. Y aseguraban que, a la luz de los datos aportados por los autores -dirigidos por Sonia Harmand, de la Universidad de Stony Brook (EEUU)-, no se podía afirmar que las herramientas no se hubiesen movido de un estrato geológico a otro y, por tanto, que hubiesen sido producidas y usadas hace 3,3 millones de años.

    Dos de los científicos que pusieron en duda los resultados cuando fueron publicados enviaron hace algunas semanas una réplica a la revista Nature para tratar de que los autores del estudio aportasen las pruebas que, en su opinión, faltaban para dar por buena una investigación de tanto calado. Se trata de Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense de Madrid, y de Luis Alcalá, director gerente de la Fundación Dinópolis, ambos expertos de prestigio internacional precisamente en el estudio de la formación de yacimientos, uno de los puntos débiles de la investigación publicada en la prestigiosa revista científica.

    Manuel Domínguez-Rodrigo, en primer plano, excavando en Tanzania. EM

    El trabajo no incluía una estratigrafía completa del yacimiento, algo que en opinión de los expertos no es propio de una publicación del prestigio de Nature. Además, otros expertos en piezas líticas como Sileshi Semaw, investigador del Centro Nacional de Investigaciones sobre la Evolución Humana (Cenieh) y uno de los mayores expertos mundiales en industrias líticas, asegura que las colecciones de piedras de Lomekwi están muy mezcladas. «Algunas muestran modificaciones con múltiples filos, pero otras piezas con aparentes marcas no están tan claras», afirmó a este diario. En su opinión, muchas de ellas podrían haber sido modificadas naturalmente por efectos meteorológicos.

    Pero los editores de Nature decidieron no publicar la réplica ni siquiera en la sección online creada precisamente para este tipo de debates llamada Brief Communication Arising. «Nature está más interesada en tener impacto mediático que en mantener el rigor científico», asegura Manuel Domínguez-Rodrigo desde la Garganta de Olduvai (Tanzania), donde se encuentra excavando. «Grandes propuestas exigen firmes sustentos. Antes de que los libros de escuela cambien la historia de la evolución del comportamiento humano, los investigadores deberían presentar sus resultados con argumentos contundentes», opina Luis Alcalá.

    Este diario ha intentado obtener respuestas concretas de la revista sobre la ausencia de una estratigrafía completa, sobre la datación de los estratos o sobre el origen de los filos de las piezas líticas, pero sólo ha obtenido una respuesta genérica. «La política de la revista Nature  es considerar las refutaciones a los 'papers' científicos principales y publicarlas en un formato conciso -en la sección Brief Communication Arising- únicamente si el autor de la crítica aporta pruebas convincentes que hagan tambalearse las conclusiones del paper principal», explicó ayer un portavoz de la revista Nature a EL MUNDO. «Por razones de confidencialidad, no podemos discutir los detalles del proceso de revisión de cualquier réplica con nadie que no sean los propios autores. Recomendamos a los lectores que suban sus comentarios al sistema de comentarios online de la revista». Algo que no satisface a los investigadores españoles, ya que no es la vía científica apropiada para replicar los resultados de un colega.

    Tanto Domínguez-Rodrigo como Alcalá insisten -y así se lo han comunicado tanto a los editores de Nature como a los autores de la investigación, que no contestaron a la comunicación oficial de los científicos españoles- en que ellos mismos son firmes defensores de la idea de que ya hubiera herramientas de piedra hace más de 2,6 millones de años. «Pero, como tafónomos, creemos que el trabajo tiene debilidades y animamos a los autores a que aporten nuevas pruebas suficientemente convincentes como para que sus resultados no ofrezcan dudas», dice Alcalá.

    Aunque la réplica está firmada sólo por estos dos científicos españoles, cuenta con el apoyo de numerosos expertos internacionales, algunos de los cuales han querido incluso sumar su firma al texto. «Ahora, tendremos que enfrentarnos a los autores en una publicación de mayor envergadura en otra revista científica», explica Domínguez-Rodrigo.

  • Guillermo Caso de los Cobos

    La tecnología de Lomekwain: ¿Modo 0?

    Fuente: Quo.es | 12 de noviembre de 2015

    La reciente publicación de útiles de piedra datados en 3,3 millones años en la localidad keniana de Lomekwi 3 ha puesto en evidencia que todavía nos queda mucho por saber de nuestro pasado más remoto. La información sobre el hallazgo de esas herramientas, realizado en una región próxima al lago Turkana, fueron dados a conocer por Sonia Harmand (Universidad de Stone Brook, Nueva York) y un extenso grupo de colaboradores en la revista “Nature” (21 de mayo de 2015). Con este hallazgo se pone en tela de juicio la hipótesis de que la tecnología fue ideada por miembros del género Homo. Este hallazgo hizo retroceder nada menos que 700.000 años la antigüedad de la fabricación intencionada de utensilios.

    El yacimiento de Gona, en Etiopía, nos hizo pensar que el hito de 2,6 millones de años era muy difícil de superar. Puesto que la hipótesis más aceptada asocia la tecnología al género Homo, para esta última fecha necesitamos plantear la existencia de una especie muy primitiva de nuestro propio género. Sin embargo, una vez superada la barrera de los tres millones de años tenemos que sugerir muy seriamente la posibilidad de que la fabricación de utensilios no fue un logro de la primera especie atribuida al género Homo. Los australopitecos y los parántropos también pudieron fabricar herramientas.

    Herramientas del yacimiento de Lomekwi, halladas en la orilla oeste del lago Turkana (Kania). Fuente: “Nature”.

    Sonia Harmand y su equipo ya plantean hablar del “Lomekwian”, que en castellano podríamos traducir como el lomekviense. Esta denominación trata de distinguir los hallazgos de Lomekwi de los realizados muchos años antes en Olduvai, y que todos hemos conocido como la cultura olduvaiense (“Oldowan”). Los expertos propusieron hace años hablar de los Modos Tecnológicos, de manera que si el achelense fue el segundo gran salto tecnológico de la humanidad (Modo 2), todas las herramientas más simples (anteriores o posteriores a 1,7 millones de años) tendrían que ser incluidas en el Modo 1.

    La propuesta de los Modos Tecnológicos, realizada por Grahame Clark en 1977, sigue vigente a grandes rasgos, aunque no satisface a la mayoría de los expertos. De manera general y aparte de su simplicidad tecnológica, el Modo 1 implica el oportunismo de los humanos en la fabricación de utensilios, casi de “de usar y tirar”. Un solo golpe podría ser suficiente para conseguir un filo cortante. En términos generales, podemos decir que el Modo 1 se caracteriza por la presencia de lascas (algunas retocadas) y de los núcleos de los que fueron extraídas esas lascas siguiendo protocolos determinados.

    Los chimpancés usan cantos para partir la cáscara de frutos secos. Un golpe de más y ya tendríamos tecnología de Modo 1, fabricada por nuestros parientes vivos más próximos. Sin embargo, las herramientas del Modo 1 halladas en África y en Eurasia presentan una diversidad, que se aleja de la sencillez que todos presumimos y suponen una cierta complejidad mental. Así lo mostraron D. Stout, N. Toth y K. Schick en un celebrado trabajo que se publicó en 2000 en la revista “Journal of Archaeological Science”. La fabricación de utensilios de Modo 1 por un especialista implica la activación coordinada de ciertas regiones corticales y subcorticales del cerebro, incluida el área de Wernicke en el lóbulo parietal izquierdo. Este hecho se pudo demostrar mediante la técnica de tomografía de emisión de positrones.

    En definitiva y como siempre que se producen hallazgos en la llamada frontera del conocimiento, surgen un sinfín de nuevas cuestiones. Ahora se trata de confirmar que la antigüedad del registro arqueológico supera los tres millones de años y que los primeros fabricantes de herramientas no pertenecían al género Homo, sino a alguna especie de Australopithecus. Además, tiene que demostrarse que podemos distinguir la tecnología olduvaiense de otras más antiguas. El estudio de la complejidad mental que pudo entrañar la realización de “gestos técnicos” en la realización del Lomekwian es un objetivo a conseguir en los próximos años

    ¿Podríamos llegar a plantear la existencia de un 'Modo 0' para esta industria?, o quizá tendríamos que dejar esa categoría para las “herramientas” que utilizan los chimpancés.