Hallado el ataúd de Cervantes

Restos del féretro de Miguel de Cervantes, con las iniciales M. C.

Fuente: EL PAIS.com| 25 de enero de 2015

Un ataúd con las iniciales M.C. correspondientes a las del Miguel de Cervantes, que contenía restos de huesos en su interior, fue hallado este sábado en la cripta de las Trinitarias, convento donde desde el pasado mes de abril se buscan los restos del escritor universal, extraviados intramuros del cenobio femenino, hace cuatro siglos. Las iniciales están formadas con numerosas tachuelas de una pulgada de extensión cada una.

El hallazgo del ataúd se produjo al mediodía del sábado, según fuentes de la investigación, que mantuvieron un intenso hermetismo ante las dudas que aún albergaban entonces. Sin embargo, todo indicaba este domingo que el féretro, muy carcomido por la humedad y los xilófagos salvo en su cabecera, donde se encuentran insertas las iniciales —que presentan signos de oxidación de color verdoso— albergó el cadáver del Príncipe de las Letras, allí enterrado el 23 de abril de 1616.

El equipo investigador que realiza la indagación, y que capitanea en esta fase el médico forense Francisco Exeberria, no se atreve todavía a asegurar de manera incontestable que los restos óseos hallados dentro del féretro pertenezcan a Cervantes.

En un primer momento, al introducir un estilete rematado por una microcámara en el interior de una de las sepulturas cuya erosión permitió eludir su perforación previa, se detectó dentro de ella la presencia de material osteológico. Estos restos no presentaban lo que los forenses denominan posición primaria, es decir, exentos e individualizados, sino que los huesos se encontraron mezclados con otros, casi con plena certeza infantiles, que se hallaban a los pies del ataúd y que fueron extraídos al principio de la operación, antes de descubrir la cabecera del ataúd con las letras iniciales.

En un primer momento, la euforia se adueñó de los investigadores —más de una decena de ellos se hallaba en el interior del la cripta Trinitaria, situada a 4,80 metros bajo la cota del suelo de la iglesia del convento, donde en la mañana del sábado se había autorizado por primera vez en nueve meses la entrada de periodistas gráficos y literarios a la cripta.

En un momento determinado, muchos de los investigadores se congregaron en torno a una de las sepulturas halladas en el suelo de barro, cercadas por un perímetro de ladrillos cocidos colocados de canto. Aquel desplazamiento permitió sospechar que se trataba de un hallazgo relevante, si bien se dijo entonces que tan solo se trataba de unos huesos de un párvulo, como se denominaba en el siglo XVII a los niños bautizados menores de siete años.

Los trabajos de arqueología y de medicina forense se enfrentan ahora al examen detallado de los restos hallados dentro del féretro signado por las iniciales M y C. Su primera tarea consistirá en segregar los huesos infantiles de los procedentes de osamentas adultas. Luego, una vez aislados los de los adultos, discriminarán los femeninos y los masculinos, ya que acostumbran presentar importantes diferencias anatómicas, como los arcos superciliares en los cráneos masculinos, que no existen en los de las mujeres. Más adelante, una vez seleccionados los restos óseos masculinos, se procederá a descubrir si presentan algunas de las lesiones que caracterizaron la osamenta de Cervantes. En aquella, pueden quedar marcas de la atrofia ósea en los huesos del metacarpo de la mano izquierda y los impactos de pelotas de arcabuz en el esternón, procedentes de las heridas sufridas por Cervantes en la batalla de Lepanto. Empero, el esternón, por ser parcialmente cartilaginoso, puede presentar más dificultades para la posterior identificación.

Foto: Análisis del posible nicho de Cervantes (Emilio Naranjo. EFE)

Foto: Trabajo forense en la cripta de las Trinitarias de Madrid

Hay dos datos anatómicos más que pueden guiar a los forenses y arqueólogos, tras la detección inicial del georradarista Luis Avial y su equipo dentro de la sepultura. Además de la edad, de 68 años, a la que murió Cervantes, sus restos habrán de presentar la dentatura plenamente desdentada -conservaba al morir solo seis piezas- y una artrosis deformaba, combándola, su columna vertebral.

Hay además otros indicadores que ya están siendo estudiados por los investigadores: los restos textiles del sudario franciscano con el que fue presumiblemente enterrado -se unió a la venerable Orden Tercera tiempo antes de su muerte- y la propia madera del ataúd, pues puede datarse su cronología mediante distintos procedimientos analíticos.

Fachada de la iglesia de las Trinitarias en la calle Lope de Vega donde se encuentra el sepulcro de Cervantes. / C. ROSILLO

  • Alicia M. Canto

    Muy interesante esta búsqueda, aunque a primera vista la segunda letra me parece más una G que una C, y lo de que sus huesos estén revueltos con otros infantiles no da muy buena espina, pues se supone que en el traslado que ya tuvieron, de la anterior capilla a la nueva iglesia, llevarían algo de cuidado; veremos qué dice el análisis de los huesos, pero, como casi siempre, el titular del diario se adelanta a las pruebas. Y ojalá que, si se hallan de verdad, sea para dignificar a Cervantes, a cambio de removerle de su último descanso.

    Este tema me interesó cuando empezó esta búsqueda, en 2011 , a cuenta de sus lápidas, pero lo dejé inacabado, y quizá sea de interés compartir aquí un par de textos de los que recopilé por entonces, de autores de los siglos XIX y XX que se preocuparon, o se alegraron, del anonimato en el que yacía el inmortal autor, tanto en cuanto a la inexistencia de alguna referencia visible como al no saberse el lugar donde estaban sus restos mismos. Por el segundo nos enteramos además de una curiosa especulación inmobiliaria "concejil" (la cosa no es nada nueva, claro) que impidieron algunos académicos, entre otros el gran Mesonero Romanos:

    "Doscientos cincuenta y cuatro años pasaron sin que se pusiese en aquel edificio una pobre señal por donde se recordase que allí yacian los restos del más loado autor de España; hasta que el Excmo.señor Marqués de Molins, Director de la Real Academia Española, al estampar en 1870 su notable estudio acerca de La sepultura de Cervantes, consiguió que el referido Cuerpo literario costease una hermosa lápida que se colocó en la fachada del citado edificio, en la que se hace constar que por su última voluntad yace Miguel de Cervantes en aquel convento de la orden Trinitaria, á la cual debió principalmente su rescate."

    (Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, por Ramon Leon Máinez, director de la Crónica de los cervantistas, tomo I, Cádiz, 1876, p. 345, aquí).

    ............

    "Ahora vuelven a correr peligro las cenizas de Cervantes. El furor de los Románticos, que tanto desdibujara la figura del autor del Quijote, no vacilaría en exhumar sus restos, si supiera el sitio en que están sepultos. La tumba ignorada le salva del desentierro y traslado, contrariamente a don Pedro Calderón... Igual le habría ocurrido a Cervantes. Y parecida desaparición estuvo a pique de suceder a los suyos. Al triunfar la revolución septembrina (llamada «la gloriosa»), de 1868, decretóse la demolición del convento de las Trinitarias. ¡Buen modo de glorificar la revolución! Dos concejales (¡siempre el «espíritu municipal y espeso»!), que tenían cerca de allí sus casas, vieron un gran negocio convirtiendo el cenobio en plaza de mercado. El Ayuntamiento aprobó sus planes, y las monjas llegaron a recibir la papeleta de desahucio. Las pobres enclaustradas no hacían sino llorar. Más resuelta la priora, acudió a la Real Academia en demanda de protección. Los académicos Sres. don Juan Valera, el marqués de Molíns, don Antonio Ferrer del Río y don Ramón de Mesonero Romanos, principalmente, se pusieron al habla con las personalidades políticas de la situación. Imperó, por fin, el buen sentido, y evitóse aquel desmán, que hubiera cubierto de oprobio eterno a España. La misma Academia, entonces, para que en lo futuro no se repitieran aquellos desafueros y arbitrariedades, mandó colocar una gran lápida en el exterior del edificio con la inscripción siguiente

    «A / Miguel de Cervantes Saavedra / que por su última voluntad yace / en este convento de la orden Trinitaria / a la cual debió principalmente su rescate / — La Academia Española / — Cervantes nació en 1547 y murió en 1616».

    Me parecen iluminadoras hoy las frases con las que Astrana terminaba:

    "Garantía, sin embargo, del respeto a su tumba será, a menos de arder, la circunstancia de desconocerse el lugar exacto en que reposa.

    Así, en resolución, para que sus cenizas se libren de los vaivenes y tremendo desastre de las de Calderón de la Barca, no le cabe mejor sepulcro que el ignorado que tiene. Ni su humildad hubiera preferido otro. Pero esto no excluye erigirle en el mismo templo de las Trinitarias el gran cenotafio que pide su memoria esclarecida."

    (Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, 1948–1958, t. VII, cap. XCIV: "Vicisitudes del convento de las Trinitarias y riesgos que han corrido y corren las cenizas de Cervantes", p. 571 aquí).

    Foto: Wikipedia

    Son interesantes también este reportaje de lainformacion.com de 2011este otro, de Telemadrid, de abril de 2014 (aunque con una interjección no muy académica ;-)).

  • María Jesús

    Y yo me pregunto:  ¿Para qué buscan sus restos?  ¡El poco aprecio que hacemos de sus obras!Éste es el año que conmemora la edición de la Segunda Parte del Quijote, El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, y... (?) Cuatrocientos años, que se dice pronto.

  • Guillermo Caso de los Cobos

  • Guillermo Caso de los Cobos

    Los expertos piden cautela pese al 'impresionante' hallazgo de las iniciales de Cervantes

    Fuente: rtve.es | 26 de enero de 2015

    El equipo de técnicos que busca los restos de Cervantes en la iglesia de las Trinitarias de Madrid pide cautela ante el hallazgo de sus iniciales en uno de los féretros porque los trabajos de identificación "acaban de empezar" y avanzan despacio. La arqueóloga Almudena García Rubio, una de las responsables del proyecto, ha explicado que los antropólogos están todavía estudiando lo que han encontrado: "Todo lo que os diga ahora puede cambiar cuando se vea con más calma".

    Fue el sábado, a las pocas horas de que comenzase la fase forense y osteológica de la investigación, cuando los técnicos encontraron las iniciales en el nicho de la cripta eclesiástica identificado con el número uno. Pero en su interior hallaron también restos de una decena de personas -entre ellas niños- que ahora deben analizarse. El director de esta fase, el forense Francisco Etxeberria, asegura que no puede precisar cuánto tiempo será necesario para saber si entre los restos hallados -muy deteriorados- se encuentran los del padre del Quijote, fallecido en 1616.

    Con los primeros análisis ya se han descartado algunos cuerpos que no pueden ser del escritor porque "no se corresponden a la edad", pero, tal y como ha apuntado Etxeberria, en el nicho que atesoraba la tabla queda "mucho hueso destruido". Además de restos óseos y la tabla, se han encontrado también tejas, arena, restos de ladrillos y otras tablas, lo que parece indicar que allí se colocaron restos de otros enterramientos anteriores.

    De hecho, una de las sorpresas de los investigadores ha sido descubrir que en la cripta del convento de las Trinitarias hay más enterramientos de los que en un primer momento se pensaba. "Esto ha estado en uso mucho tiempo con lo cual la tarea de investigación histórica está en curso, esto acaba de empezar y ya veremos", ha revelado la antropóloga.

    "En el plano antropológico todavía no tenemos ningún avance: pueden ser muy interesantes las dos letras, ya lo comprendemos, pero hay que continuar la tarea", ha añadido el forense, quien ha admitido que los investigadores están "emocionados en este instante" pero aún deben "seguir mirando".

    Han explicado que van a seguir revisando el resto de puntos de enterramiento de la iglesia, tanto las sepulturas -mínimo hay siete y solo se han abierto las dos primeras- y los nichos restantes. La arqueólogo ha asegurado, sin embargo, que por el momento no se contempla hacer el análisis de ADN.

    Una treintena de arqueólogos, forenses, técnicos e historiadores trabajan en este proyecto que aúna ciencia y cultura para recuperar los restos del escritor precisamente cuando se cumple el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, y a un año del 400 aniversario de su muerte.