La tradición científica vincula la desaparición del hombre de neandertal en la península Ibérica con la llegada del Homo sapiens, teoría que suscribe que el encuentro entre poblaciones de las dos especies precipitó la extinción de los neandertales. Ahora, una tesis del historiador de la Universidad de Oviedo David Santamaría acaba de echar por tierra estos planteamientos al demostrar que, al menos en nuestro territorio, nunca se produjo el encuentro que sí debieron mantener en Oriente Próximo.
Aquí, ambos linajes no llegaron a coincidir en el tiempo. Es la conclusión a la que llega el arqueólogo después de una larga investigación con la que pudo comprobar que las teorías que atribuyen al sapiens la extinción del neandertal se basan en datos de estratigrafía erróneos y en dataciones poco precisas que rejuvenecen uno de los mayores misterios de la evolución humana.
La tesis, presentada la pasada semana en la Universidad de Oviedo, apuesta por un modelo rupturista que pone en entredicho las teorías sostenidas por historiadores, arqueólogos y antropólogos para explicar la desaparición de los neandertales, un acontecimiento que muchos atribuyen a la superioridad numérica de los humanos modernos, dotados de mayor capacidad adaptativa para la dura competencia por las mismos recursos. Otras interpretaciones sugieren que no resistieron el cambio climático o que la escasa variabilidad genética los hundió para siempre.
En el estudio sobre la transición del Paleolítico medio al superior -un período de tiempo determinante en la historia de la Humanidad porque coincide con la desaparición de la especie neandertal y la llegada del sapiens a la península ibérica- Santamaría deja al descubierto la distancia entre los dos grupos humanos, lo que cuestiona interpretaciones como la de la cueva del Castillo (Cantabria) donde los científicos defienden la presencia continuada de neandertales y sapiens.
Para el historiador, no hubo una transición entre ambos grupos humanos como se interpreta de los resultados de algunas excavaciones realizadas en nuestro territorio. «Los hombres modernos no pudieron imitar la industria ni copiar comportamientos de los neandertales porque cuando llegaron al territorio hispano-luso no había rastro de los primeros».
Para explicar los motivos que llevaron a lo que considera una hipótesis errónea apunta a la alteración de los niveles estratigráficos, mezcla de materiales de dos momentos diferentes, y a problemas metodológicos de las técnicas de datación absoluta, que producen un rejuvenecimiento de los datos.
La investigación parte de dos importantes yacimientos asturianos: el abrigo de la Viña (la Manzaneda, Oviedo) y la cueva de Sidrón (Borines, Piloña). De la estratigrafía de esos yacimientos proceden los primeros datos, más tarde contrastados y analizados con los de otras localizaciones prehistóricas de Cantabria y Gibraltar, lo que le ha permitido precisar que la especie que nos precedió no resistió en las cuevas del Sur hasta hace 25.000 años, como se viene sosteniendo, sino que su rastro se perdió para siempre más de una decena de miles de años antes y, por consiguiente, antes de la llegada de los Homo sapiens al sur de Europa.
La afirmación no es intrascendente y con toda seguridad alimentará la polémica y el debate sobre la aventura de la Humanidad en el territorio ibérico, último reducto de una especie que miles de años antes había poblado Europa.
La demostración del imposible encuentro de neandertales y sapiens tiene mucho que ver con los avances científicos y tecnológicos de los últimos años; sin ellos sería imposible contar con los datos precisos para reconstruir los acontecimientos que se sucedieron en el período comprendido entre los 40.000 y 30.000 años antes del presente, arco temporal donde se sitúa la aparición de los primeros representantes del hombre moderno, la desaparición del neandertal, la eclosión de las primeras culturas o industrias del Paleolítico superior y la aparición de las primeras evidencias claras de un mundo simbólico (arte parietal y mobiliar).
David Santamaría se apoyó en el análisis de las industrias líticas (herramientas de piedra) para buscar respuestas desde el análisis tecnológico y desde la evaluación cronoestratigráfica del contexto en que aparecen los materiales. Hasta ahora se creía que el hombre de neandertal (Paleolítico medio) había resistido al sur de la Península (Gibraltar) hasta hace 24.000 años, pero los nuevos sistemas de medición radiocarbónica retrasan notablemente estas fechas.
Foto: Espátula con ocre (reverso) de la Cueva de El Castillo
Los análisis hacen tambalearse la teoría que da por segura la continuidad ocupacional en la cueva del Castillo (Puente Viesgo, Cantabria) y la posible presencia de las dos especies en el lugar casi al mismo tiempo, lo que permitía hablar de una transición (industria musteriense local) que ahora descarta la tesis de Santamaría.
A su juicio, las hipótesis que defienden la posible continuidad de la industria de los neandertales por los sapiens no se sostienen con los nuevos métodos. «En muchos casos los depósitos de materiales del Paleolítico superior se movieron o se desplazaron a los niveles del Paleolítico medio generando una transición ficticia», señala Santamaría, que añade: «No hay evidencias contrastadas que respalden la pervivencia de la cultura musteriense (propia de los neandertales) hasta las avanzadas fechas que hasta ahora se venían apuntando».
No es fácil, de todas formas, concretar el momento final de la especie por problemas relacionados con la datación absoluta, pero el historiador opina que ese ocaso pudo producirse más allá de los 40.000 o 45. 000 años antes del presente.
David Santamaría (Oviedo, 1978), profesor asociado del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo, acaba de defender la tesis: «La transición del Paleolítico medio al superior en Asturias: abrigo de la Viña y cueva del Sidrón», dirigida por el profesor Marco de la Rasilla. El tribunal estuvo formado por los profesores Adolfo Rodríguez Asensio (Universidad de Oviedo), Valentín Villaverde (Universidad de Valencia) y Marco Peresani (Universidad de Ferrara, Italia).
Las conclusiones del trabajo conforman un modelo totalmente rupturista con la actual teoría sobre lo ocurrido en los años en que se produjo la trascendental transición de una Humanidad a otra, una hipótesis que con toda seguridad promoverá un debate que puede aclarar definitivamente un episodio tan confuso aún como fue la desaparición del hombre de neandertal .
Miembro del equipo de investigación de Sidrón desde hace algunos años y colaborador en las excavaciones desde el inicio, David Santamaría comenzó su tesis doctoral bajo la dirección de Javier Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, director de las excavaciones en el abrigo de la Viña, entre 1980-96, y de Sidrón hasta su fallecimiento en 2009.
Ante el trabajo realizado por Santamaría, el profesor Valentín Villaverde manifestó que el análisis de las dataciones no deja lugar a dudas y que cada vez son menos los yacimientos que, una vez evaluados con los métodos actuales, permiten seguir hablando de presencia neandertal hasta hace 25.000 años.
Neandertales y 'Homo sapiens' nunca coincidieron, según una tesis presentada en la Universidad de Oviedo
por Guillermo Caso de los Cobos
15 Oct 2012
David Santamaría, en primer plano, en la cueva de Sidrón, en 1997. Al fondo, el geólogo Enrique Martínez (izquierda) y Javier Fortea (ya fallecido).
Fuente: LNE | M.S. Marqués | 14 de octubre de 2012
La tradición científica vincula la desaparición del hombre de neandertal en la península Ibérica con la llegada del Homo sapiens, teoría que suscribe que el encuentro entre poblaciones de las dos especies precipitó la extinción de los neandertales. Ahora, una tesis del historiador de la Universidad de Oviedo David Santamaría acaba de echar por tierra estos planteamientos al demostrar que, al menos en nuestro territorio, nunca se produjo el encuentro que sí debieron mantener en Oriente Próximo.
Aquí, ambos linajes no llegaron a coincidir en el tiempo. Es la conclusión a la que llega el arqueólogo después de una larga investigación con la que pudo comprobar que las teorías que atribuyen al sapiens la extinción del neandertal se basan en datos de estratigrafía erróneos y en dataciones poco precisas que rejuvenecen uno de los mayores misterios de la evolución humana.
La tesis, presentada la pasada semana en la Universidad de Oviedo, apuesta por un modelo rupturista que pone en entredicho las teorías sostenidas por historiadores, arqueólogos y antropólogos para explicar la desaparición de los neandertales, un acontecimiento que muchos atribuyen a la superioridad numérica de los humanos modernos, dotados de mayor capacidad adaptativa para la dura competencia por las mismos recursos. Otras interpretaciones sugieren que no resistieron el cambio climático o que la escasa variabilidad genética los hundió para siempre.
Foto: Bisonte en la Cueva de El Castillo
En el estudio sobre la transición del Paleolítico medio al superior -un período de tiempo determinante en la historia de la Humanidad porque coincide con la desaparición de la especie neandertal y la llegada del sapiens a la península ibérica- Santamaría deja al descubierto la distancia entre los dos grupos humanos, lo que cuestiona interpretaciones como la de la cueva del Castillo (Cantabria) donde los científicos defienden la presencia continuada de neandertales y sapiens.
Para el historiador, no hubo una transición entre ambos grupos humanos como se interpreta de los resultados de algunas excavaciones realizadas en nuestro territorio. «Los hombres modernos no pudieron imitar la industria ni copiar comportamientos de los neandertales porque cuando llegaron al territorio hispano-luso no había rastro de los primeros».
Para explicar los motivos que llevaron a lo que considera una hipótesis errónea apunta a la alteración de los niveles estratigráficos, mezcla de materiales de dos momentos diferentes, y a problemas metodológicos de las técnicas de datación absoluta, que producen un rejuvenecimiento de los datos.
La investigación parte de dos importantes yacimientos asturianos: el abrigo de la Viña (la Manzaneda, Oviedo) y la cueva de Sidrón (Borines, Piloña). De la estratigrafía de esos yacimientos proceden los primeros datos, más tarde contrastados y analizados con los de otras localizaciones prehistóricas de Cantabria y Gibraltar, lo que le ha permitido precisar que la especie que nos precedió no resistió en las cuevas del Sur hasta hace 25.000 años, como se viene sosteniendo, sino que su rastro se perdió para siempre más de una decena de miles de años antes y, por consiguiente, antes de la llegada de los Homo sapiens al sur de Europa.
La afirmación no es intrascendente y con toda seguridad alimentará la polémica y el debate sobre la aventura de la Humanidad en el territorio ibérico, último reducto de una especie que miles de años antes había poblado Europa.
La demostración del imposible encuentro de neandertales y sapiens tiene mucho que ver con los avances científicos y tecnológicos de los últimos años; sin ellos sería imposible contar con los datos precisos para reconstruir los acontecimientos que se sucedieron en el período comprendido entre los 40.000 y 30.000 años antes del presente, arco temporal donde se sitúa la aparición de los primeros representantes del hombre moderno, la desaparición del neandertal, la eclosión de las primeras culturas o industrias del Paleolítico superior y la aparición de las primeras evidencias claras de un mundo simbólico (arte parietal y mobiliar).
David Santamaría se apoyó en el análisis de las industrias líticas (herramientas de piedra) para buscar respuestas desde el análisis tecnológico y desde la evaluación cronoestratigráfica del contexto en que aparecen los materiales. Hasta ahora se creía que el hombre de neandertal (Paleolítico medio) había resistido al sur de la Península (Gibraltar) hasta hace 24.000 años, pero los nuevos sistemas de medición radiocarbónica retrasan notablemente estas fechas.
Foto: Espátula con ocre (reverso) de la Cueva de El Castillo
Los análisis hacen tambalearse la teoría que da por segura la continuidad ocupacional en la cueva del Castillo (Puente Viesgo, Cantabria) y la posible presencia de las dos especies en el lugar casi al mismo tiempo, lo que permitía hablar de una transición (industria musteriense local) que ahora descarta la tesis de Santamaría.
A su juicio, las hipótesis que defienden la posible continuidad de la industria de los neandertales por los sapiens no se sostienen con los nuevos métodos. «En muchos casos los depósitos de materiales del Paleolítico superior se movieron o se desplazaron a los niveles del Paleolítico medio generando una transición ficticia», señala Santamaría, que añade: «No hay evidencias contrastadas que respalden la pervivencia de la cultura musteriense (propia de los neandertales) hasta las avanzadas fechas que hasta ahora se venían apuntando».
No es fácil, de todas formas, concretar el momento final de la especie por problemas relacionados con la datación absoluta, pero el historiador opina que ese ocaso pudo producirse más allá de los 40.000 o 45. 000 años antes del presente.
David Santamaría (Oviedo, 1978), profesor asociado del departamento de Historia de la Universidad de Oviedo, acaba de defender la tesis: «La transición del Paleolítico medio al superior en Asturias: abrigo de la Viña y cueva del Sidrón», dirigida por el profesor Marco de la Rasilla. El tribunal estuvo formado por los profesores Adolfo Rodríguez Asensio (Universidad de Oviedo), Valentín Villaverde (Universidad de Valencia) y Marco Peresani (Universidad de Ferrara, Italia).
Las conclusiones del trabajo conforman un modelo totalmente rupturista con la actual teoría sobre lo ocurrido en los años en que se produjo la trascendental transición de una Humanidad a otra, una hipótesis que con toda seguridad promoverá un debate que puede aclarar definitivamente un episodio tan confuso aún como fue la desaparición del hombre de neandertal .
Miembro del equipo de investigación de Sidrón desde hace algunos años y colaborador en las excavaciones desde el inicio, David Santamaría comenzó su tesis doctoral bajo la dirección de Javier Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, director de las excavaciones en el abrigo de la Viña, entre 1980-96, y de Sidrón hasta su fallecimiento en 2009.
Ante el trabajo realizado por Santamaría, el profesor Valentín Villaverde manifestó que el análisis de las dataciones no deja lugar a dudas y que cada vez son menos los yacimientos que, una vez evaluados con los métodos actuales, permiten seguir hablando de presencia neandertal hasta hace 25.000 años.
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