La casa de los zoomorfos

Trío de zoomorfos (verracos), situados de costado, en la esquina sureste de la casa.

 

Diez kilómetros al sur de Ávila, en el mismo margen Este de la carretera AV-900 que se dirige a Navalmoral de la Sierra y Burgohondo, se encuentra el pequeño caserío de Gemiguel cuyas estructuras incorporan varios zoomorfos de piedra, los típicos “verracos” de época vettona y romana.

Las esculturas, seis en total, o más bien lo que queda de ellas, se encuentran en una arruinada casa de planta rectangular de 20x16 metros, dividida en varias dependencias. También se identifcan en las paredes dos cistas funerarias de época romana y numerosas piedras labradas pertenecientes, presumible, a esta misma época.

Tres de los seis zoomorfos se encuentran en la parte inferior de la esquina sureste situados de costado, unos encima de los otros de forma que los lomos forman la pared sur y las partes traseras la pared este. Este trío de esculturas, pertenecientes presumiblemente a la época vettona, son de buen tamaño, burda factura y, al menos a dos de ellos, les faltan las basas. El central, partido por la mitad, podría estar entero.

 El cuarto zoomorfo se halla en la base de la esquina suroeste, el lomo en la pared sur y la parte trasera en la oeste. También de burda factura y sin basa, ha debido ser retocado al ser puesto en la pared.

Zoomorfo, situado de costado, en la parte inferior de la esquina suroeste.

Los otros dos zoomorfos se encuentran, situados en pie, en la base de la esquina noroeste de la misma casa. Uno de ellos, de considerable tamaño, tiene todo su costado la cabeza y parte de su gruesa basa en la pared oeste mientas que su parte trasera da a la pared norte. Por las características de su parte trasera es probable que fuese tallado en época romana para ser destinado a estela funeraria cubriendo una cista (cavidad tallada en una piedra destinada a albergar restos humanos, cenizas generalmente), como la que se halla debajo de él, si no esta misma, de inconfundible época romana, provista de cazoleta ritual y canalillo. 

El otro zoomorfo, situado a la altura del anterior pero en la parte norte de la esquina, es extraordinariamente burdo y de pequeño tamaño, características típicas de la época romana tardía.         

Pareja de zoomorfos y cista funeraria en la base de la esquina noroeste de la casa.

En la base de la esquina noreste de la casa se encuentra otra piedra funeraria romana (una cista destinada a contener restos humanos), sobre la cual se debió situar alguna de las anteriores esculturas.

Cista funeraria de época romana en la esquina noreste de la construcción.

Según me informaron hace años los arrendatarios de esta finca, existió un séptimo zoomorfo incrustado en las paredes de la casa que una noche fue arrancado por una máquina y expoliado. 

La conclusión de estos restos arqueológicos es que donde hoy se sitúa este caserío de Gemiguel se situó una villa romana con su correspondiente cementerio al que pertenecen las esculturas zoomorfas y los cistas funerarias. Un pequeño cementerio pero de similares características al que existió en Ávila capital, al de la Alameda Alta de Tornadizos, al Palomar de Martiherrero,... y al  de los Toros de Guisando, lugar de actualidad hoy por la serie televisiva “Isabel”.

Precisamente por esto, cuando hace años, el que suscribe este post, publicó un artículo sobre este lugar en el diario local, propuso que las figuras fuesen extraídas, examinadas para comprobar si, como aquellos y algunos otros que desempeñaron la misma función, ostentan inscripciones; y que fuese levantado un monumento similar a aquel, pero nadie ha recogido el testigo y las esculturas siguen donde entonces. 

  • María //

    Caray! Y contactar directamente con el museo arqueológico daría resultado?

  • mariano Serna Martínez

    La directora del museo, María Mariné, tiene conocimiento desde hace mucho tiempo del asunto. Ella, entre otras muchas cosas, es experta en el mundo romano, y escribe del tema ("necrópolis aisladas", de esa época, en la "historia de Ávila, tomo I (obra de la Institución Gran Duque de Alba de la Diputación provincial, 1995). En el museo se encuentran el conjunto de esculturas de El Palomar a que hago referencia, una de las cuales presenta una inscripción de más o menos refiere "Titillo a su padre Titullo, procuró hacerlo", se refiere al monumento funerario, algo parecido a lo que figura en uno de los toros de guisando (Longinos a su padre Prisco de los calaéticos procuró hacerlo).

    A María no le disgustaría tener este conjunto de verracos en su museo,.. aunque no le sobra espacio, pero el arqueólogo territorial no es partidario de ello pues, al parecer piensa que las cosas donde mejor están es in situ, es una opinión muy aceptable, pero el caso es que estas cosas cuando están in situ desaparecen, como ya ha ocurrido con uno de ellos. Este arqueólogo, después de mi publicación, al parecer, manifestó que eso que yo proponía de rehabilitar el monumento al estilo del de Guisando, ya se le había ocurrido a él.

    Lo que no entiendo es porqué siendo esa su intención y no teniendo inconveniente, (me lo dijeron personalmente) los dueños de la finca de extraer los toros y ubicarlos en un pequeño cercado inmediato, no se ha hecho el asunto pues así tendríamos un segundo que bien podríamos llamar "los toros de Gemiguel", no serían tan impresionantes como los de Guisando pero serían más.

    En otro lugar cercano a este, se encontraron tres decenas de toros alineados, algunos de los cuales andan por allí, descubiertos unos y enterrados otros, y otros muchos dispersos por distintas casas y lugares de Ávila, grandes unos, pequeños otros, toros unos cuantos, cerdos algunos, de distintas facturas y tamaños, con inscripciones romanas unos cuantos,... Bueno,... qué le vamos a hacer. 

      

  • Juan Manuel Muñoz Gambero

    Estoy francamente impresionado por el hallazgo, pero mucho más saber que por allí arriba se tiene  la idea de que lo mejor es dejar a los toros "in situ". (?). ¿ in situ de qué?. Las piezas arqueológicas están fuera del contexto donde aparecieron. No sé que clase de protección del patrimonio es eso, pero desde luego es intolerable que estas cosas sigan ocurriendo en España.
    La legislación sobre esto es igual en toda España. Por lo tanto es de obligado cumplimiento sacar esas magníficas piezas de la casa, máxime cuando el mismo  propietario ha manifestado colaborar para ello, lo contrario es "dejación de funciones y abandono de la custodia de un bien patrimonial".
    Se mire por donde se mire, si con  estas piezas no se hace un programa de de recuperación de las mismas, tanto el arqueólogo provincial, como la directora del museo y propio Delegado de Cultura, deberían dimitir, lo contrario será que mañana, pasado o el otro, los toros desperezcan, y entonces la noticia será !Han expoliado el patrimonio arqueológico sustrayendo los toros de la casa! a lo que tendríamos que añadir: gracias a que estas personas lo permitieron Juan Manuel Muñoz Gambero, arqueólogo de Málaga.
  • mariano Serna Martínez

    Veo que te has "calentado" Juan Manuel,... pero el asunto es como lo cuento.... y las esculturas siguen allí. Estoy de acuerdo contigo con lo de "in situ",... pues seguramente algunas de las esculturas que se encuentran en la casa son vettonas, estaban por esa zona de pastos y, como los de Guisando, fueron reutilizadas para esa función funeraria que gustó a los hispanorromanos,... otras ser´´ian talladas en época romana para ese cometido,... yo mismo, mea culpa, defendí la idea de que se quedasen lo más cerca posible del lugar donde aparecieron pero de ninguna forma como están. 

    POR OTRA PARTE, LOS TOROS DE GUISANDO LLEVAN MUCHO TIEMPO ALLÍ Y NADIE SE LOS HA LLEVADO,... SEGURAMENTE PORQUE NO HAN QUERIDO,... lo que no me parece bien de ninguna forma es que piezas de ese tipo estén donde están. Un saludo Juan Manuel y tanquilízate.

  • María //

    Pues sí,no tiene  ni pies ni cabeza dejarlas  allí ,porque además,como decís,el "in situ" no es realmente el que tenían originalmente .Qué cabezonería