Murallas medievales de Ávila
EL NOMBRE DE ÁVILA. Algunas fuentes clásicas -Tolomeo, Tito Livio, Plinio, etc.-, e historiadores hacen referencia a la existencia de una gran ciudad ubicada en el centro de la Península Ibérica denominada Abila, Avila, Obila, etc., nombre que desde hace siglos se le ha venido atribuyendo a la actual ciudad de Ávila.
Uno de estos historiadores es el benedictino Luis Ariz, prior a finales del siglo XVI del monasterio abulense de Nuestra Señora de la Antigua, quien en su obra, controvertida en algunos aspectos, “Historia de las Grandezas de Ávila”, publicada a principios del siglo XVII, afirma que “… Algunos cosmógrafos antiguos, como Plinio, sienten que, muchos años antes del nacimiento del Salvador, y antes de que Roma se fundase, y aún en tiempo de los Cartaginenses, ser Ávila de los pueblos Carpetanos, y otros de los arebacos, a quien Aníbal Cartaginense venció en la batalla de la Barca de Oreja, año 219 antes del nacimiento, y después Marco Flavio, Novilior, Pretor de la ulterior España, el año 190 antes del nacimiento, ganó a Toledo, con otras ciudades de España, y después Lucio Emilio Paulo su sucesor, en el Pretorato, ganó, y puso debajo de la obediencia de los Senados de Roma doscientas y cincuenta ciudades, de la España ulterior y entre ellas se comprendía "Ávila".
También afirma L. Ariz en la referida obra que en tiempos del emperador Trajano (tres siglos después), año de Cristo 101, Tolomeo determinó cuales eran las ciudades más antiguas e ilustres del Mundo, describiendo a Ávila como una de las tres más importantes situándola en el centro de la Península Ibérica y perteneciente a la provincia romana Tarraconense; y que, en lengua cartaginense, Ávila significa monte alto.
En conclusión, que según las referidas fuentes, dos o tres siglos antes de Cristo ya existía en el centro de España, en territorio arevaco o carpetano, un importantísimo oppidum celtibero, denominado Ávila, situado sobre un monte alto, cuyo nombre, al menos desde el siglo II de nuestra era, se le viene atribuyendo a la actual ciudad de Ávila.
Pero ¿es la actual Ávila aquella ilustre ciudad mencionada por Tolomeo, que fue tomada por el pretor romano Emilio Paulo y derrotada por Aníbal en la batalla de Barca de Oreja?
Imagen ideal del cementerio de época romana de Ávila.
Manuel Gómez-Moreno, en cierto modo, desvirtúa tal creencia cuando dice sobre la actual ciudad de Ávila, en la página 24 de su Catálogo Monumental de la provincia abulense: “El recinto de sus murallas, en forma rectangular, con 840 por 420 metros, próximamente, recuerda mucho el de León, y esto hace sospechar si será romano su origen, tal vez campo de concentración para gentes temibles, si no se las sujetaba a residir bajo la vigilancia de los conquistadores; además, su mucha extensión y la escasa defensa natural que ofrece, puesta sobre una meseta en pendiente hacia el río, le dan aspecto muy diverso del de las ciudades prerromanas, cual las arriba catalogadas”, -se refiere a Ulaca y las Cogotas-.
Es decir, que Gómez-Moreno piensa que el actual emplazamiento de Ávila no se corresponde con el de los castros inmediatos de nuestra provincia sospechando que los romanos pudieron escoger este lugar para vigilar a las “gentes temibles” de estos territorios que lucharon contra Roma.
Otro hecho que viene a desvirtuar la creencia de que la actual Ávila se corresponda con aquella legendaria ciudad prerromana es que, pese al tiempo transcurrido y a la gran cantidad de intervenciones realizadas, no se han encontrado restos arqueológicos en ningún punto de esta ciudad que evidencien la existencia de una población protohistoria (siglos V al I a. de C.) en este lugar.
EL CASTRO DE ULACA. Aunque el castro de Ulaca ya era conocido a finales del siglo XIX, su primera descripción se debe a Manuel Gómez-Moreno, quien lo recoge en su Catálogo Monumental de la Provincia de Ávila, realizado en 1901: “En comparación de este despoblado, el de las Cogotas resulta cosa baladí, y ni siquiera entre los de Salamanca hay uno que le exceda en grandeza y fragosidad de sitio. Su clima debía ser en extremo riguroso, mucho más que el de Ávila, puesto que surgía a unos 1.300 m. sobre el nivel del mar, de cara al N. y como a 250 m. por encima del valle Amblés en una estribación de la sierra de los Baldíos, cuyo pico Zapatero descuella encima, negándole sol y brisas meridionales”.
Aclarar con respecto a lo apuntado por Gómez-Moreno que en aquellos años no eran conocidos los castros de “La Mesa de Miranda”, en Chamartín de la Sierra, ni “El Raso de Candeleda” los cuales, salvando las distancias, bien podrían hacer la competencia al de Ulaca en potencia de sus defensas; ni el de Los Castillejos de Sanchorreja, que podría disputarle la fragosidad del sitio pues, al menos en altura, le supera en unas decenas de metros.
Imponente cerro donde se encuentra el castro vettón de Ulaca.
Mucho se ha escrito sobre el formidable castro de Ulaca, nombre cuya procedencia ignoro, y mucho más que se escribirá en los tiempos venideros, pero una investigación realizada por mí a lo largo de los años 2001-2002 (publicada en el Diario de Ávila y en mi obra “Rastro Sagrado”), primero con el objeto de levantar el plano topográfico de sus estructuras, y después para localizar los elementos rituales rupestres, reveló los siguientes datos: que llegó a contar con diez recintos urbanos, fortificados total o parcialmente; que la longitud de su vasto sistema defensivo superaba los siete kilómetros de longitud y su superficie las cien hectáreas (más de 1 km cuadrado), sin incluir las necrópolis; que su población superaría las cinco mil almas; y que, como cualquier ciudad actual, contó con varias decenas de elementos cultuales rupestres.
Estructuras de una puerta en la parte noreste del castro de Ulaca.
Una formidable población, quizás la mayor de su tiempo de la Península Ibérica, situada en un imponente cerro, que bien podría tratarse del famoso oppidum prerromano de Óbila o Ávila del que hablan cosmógrafos e historiadores antiguos, cuyos habitantes derrotados por los romanos y obligados a instalarse en el valle pudieron dar lugar a la nueva ciudad romana de AVILA, cuya existencia se ha prolongado hasta nuestros días.
Plano del castro vettón de Ulaca según Mariano Serna.
Añadir que la referencia documental más antigua hallada en Ávila, sobre este nombre, es una ara (altar) romana del siglo II de nuestra era, hallada hace unos años en el transcurso de unas obras de acondicionamiento de la muralla en las inmediaciones de la puerta del Carmen, ara dedicada por el pueblo de Ávila a la diosa Cibeles, que hoy puede verse en el Museo Provincial de Ávila (almacén visitable).
Paco Aceitero Sac
Es verdaderamente interesante y muy acertado en la exposición. Gracias
Por curiosidad que tengo sobre la toponimia puede interesarte otro Óvila-Óbila situado en la celtiberia de Guadalajara en la ribera del río Tajo, aguas arriba del pueblo de Trillo, en plena Alcarria. Hubo en este caserío un importante monasterio cisterciense Santa María de Óvila vendido en los cuarenta a Howard Hughes y actualmente está en Florida cerca de Orlando, si mal no recuerdo...
13 Nov 2011