El Museo Británico muestra que Gran Bretaña es un paraíso para los detectoristas de tesoros

Foto: Empuñadura de cuchillo romano en la que se representa una escena erótica. Hallado en Lincolnshire, centro de Inglaterra. REUTERS/Plan de Antigüedades Portátiles.

 

Vía: Artdaily.org | Reuters | Stefano Ambrogi| 27 de mayo de 2011 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

 

Gran Bretaña está llena de antiguos tesoros enterrados y las masas han sido, irónicamente, picadas por el insecto de la excavación, y con la plena aprobación de los principales museos y del gobierno.

Las últimas cifras publicadas por el British Museum, el pasado miércoles, muestran un "enorme" incremento del número de antigüedades y objetos espectaculares clasificados como "tesoros", los cuales han sido encontrados por ciudadanos de a pie que tienen pasión por la historia.

En 2010, más de 90.000 objetos arqueológicos fueron informados a los museos de todo el país -un aumento del 36% respecto a 2009- a través de lo que se conoce como Plan de Antigüedades Portátiles [en inglés: Portable Antiquities Scheme (PAS)]


El plan, que según los expertos es suficiente únicamente para Gran Bretaña, también permitió que 859 objetos quedaran separados del concepto de "tesoro" (vagamente definido como objetos que contienen oro y plata, o como alijos de monedas antiguas), al ser legalmente descubiertos, lo que supuso un aumento del 10% en el pasado año.

El proceso, en última instancia, permite que objetos importantes, a veces de enorme valor histórico, queden salvaguardados para la nación, en lugar de ser vendidos en  secreto a los coleccionistas privados o en el mercado ilegal de antigüedades.

La sorprendente variedad de los objetos desenterrados en los campos de los agricultores, o que se encuentran en alguno de los muchos ríos del país, van desde piedras prehistóricas, broches romanos, cinturones anglosajones, y monedas medievales, hasta un conjunto de dientes postizos posteriores al Medievo.

 

Foto: Tesoro de monedas "starters" de la Edad del Hierro, hallado en Suffolk, sureste de Inglaterra, en 2008.

 

Elementos destacados, expuestos en el Museo Británico, incluyen un alijo de monedas de oro de la Edad del Hierro, llamados "staters" ("pesos"), que datan de los años 15 al 20 d. C. El alijo de 840 monedas, encontrado por un detectorista de metales en el sureste de Inglaterra, es sumamente significativo, porque representa el mayor tesoro hallado en Gran Bretaña desde 1849.

De igual importancia es un único mango de cuchillo romano en el que se representa una escena erótica perversa en la que participan dos hombres y una mujer, con una de las figuras sosteniendo una cabeza decapitada. Sólo un puñado de empuñaduras de cuchillo con diseños eróticos han sido hallados en Gran Bretaña.

La iniciativa del Plan de Antigüedades Portátiles comenzó en 1997 (sobre la cual el ministro de Cultura, Ed Vaizey, dijo a los periodistas que es "la envidia del mundo"), y permite a un ejército de detectoristas de metales excavar en Inglaterra y Gales en busca de artefactos con el pleno respaldo de la ley.

 


Foto: Diversas partes de un medallón medieval de oro hallado en Rolleston, Nottinghamshire, en 2008

 

Mientras los objetos o artefactos no sean clasificados como "tesoro", los entusiastas detectoristas, ridiculizados por los arqueólogos en el pasado por sus prácticas no científicas, tienen la posibilidad de conservar su botín una vez que es fotografiado y revelado el lugar del hallazgo.

Michael Lewis, jefe adjunto del Plan de Antigüedades Portátiles, manifestó a Reuters que el plan difiere notablemente de la forma en que una excavación es regulada en el resto de Europa, a la cual calificó de "draconiana" en comparación. "La detección está prohibido en la mayoría de los países, y usted, ciertamente, no puede conservar lo que encuentre".

 

Neil MacGgregor, director del Museo Británico y gestor del plan, dijo: "Lo que es verdaderamente emocionante es que estos descubrimientos están siendo realizados por el público (en la mayoría de los casos), no por arqueólogos, transformando así el mapa arqueológico de Gran Bretaña".

Y alabando tal plan, el ministro de Cultura, Vaizey, reafirmó: "Realmente, es increíblemente eficaz ..., y funciona".

 

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Personalmente siempre he visto con un cierto escepticismo ambivalente la legislación británica respecto a la permisividad que otorgan a los buscadores de tesoros que usan detectores de metales.

Por un lado, se diría que tal concesión es un atentado contra los yacimientos arqueológicos que aquéllos pudieran excavar, pues muchos de los datos contextuales de los mismos se pierden, en la mayoría de los casos, de modo irreversible. Pero, por otro lado, viendo los resultados británicos (donde no parece que estén muy preocupados con esta posibilidad -si bien hay fuertes detractactores y denuncias al respecto), y constatando lo muy felices que se hayan las autoridades responsables del patrimonio arqueológico británico con los efectos de su legislación, entran ciertas dudas sobre quién estará acertando en cuanto a la regulación de este tipo de actividad arqueológica.


Si no recuerdo mal, la legislación inglesa exige que, ante el descubrimiento de un yacimiento arqueológico de cierta entidad e importancia, se dé cuenta de ello a las autoridades oportunas, y el descubridor se inhiba de realizar ninguna acción en el mismo. Posteriormente, se le recompensa crematísticamente por su conducta a tenor de los artefactos hallados. Luego, la actividad del detectorista de metales debe limitarse, por tanto, a lo que encuentre casualmente casi a ras de suelo, y, aún así, debe también dar cuenta oportuna de sus descubrimientos.

Pero comoquiera que, en este último caso, la legislación británica es muy efectiva y rápida en su ejecución para recompensar a los detectoristas de metales, no es de extrañar que estén proliferando notablemente, y tanto más cuanto que, en los últimos años, se han descubierto tesoros o artefactos verdaderamente espectaculares que sirven a modo de ejemplo o imitación de conducta.

En el resto de Europa, tal como dice el ministro de cultura británico, Ed Vaizey, la legislación sobre el particular es draconiana, lo que no impide que en España, por ejemplo, asistamos a continuos expolios, sean en yacimientos importantes o de menor cuantía, por así decir. Me pregunto hasta qué punto no sería conveniente ensayar aquí el modelo legislativo británico. No creo que salieramos perdiendo mucho, habida cuenta, como digo, de que la plaga de los expolios está continuamente al cabo del día. Claro que también, para eso, habría que quizá cambiar, así mismo, otra serie de condicionamientos legislativos autonómicos que lastrarían la puesta en marcha de ese modelo inglés.

En fin, en cualquier caso, cada vez tengo más para mí que bien se puede decir que los británicos han encontrado una fórmula que no les va nada mal. No sé si es para tenerles envidia, como así comenta también su ministro de cultura, pero algo sí que se queda uno cavilando al ver que hasta el director del Museo Británico no sólo encuentra emocionante que el público aficionado a los tesoros (ignoro hasta qué punto por la arqueología y la historia) se dedique a buscarlos por doquier, sino que también ello suponga una transformación del mapa arqueológico de Gran Bretaña.

 

En resolución, si este contexto que describen no se ve que les preocupe, sino que, al contrario, lo aprecian de modo positivo y feliz, francamente, quizás haya que concluir que ellos están acertados y nosotros no.


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  • Juan Carlos Méndez Madrid

    Ituci: Lo que para mi representan las grandes piezas de la arqueología que cita, es lo que para cualquiera de nosotros. Y es así gracias a las numerosas campañas de excavaciones científicas que esos hallazgos han provocado en los lugares donde aparecieron, y que son las que han dotado a esas piezas del sentido y contexto necesarios para poder valorarlas.

    Eso defiendo, que los hallazgos arqueológicos sean producto, o en su defecto causa, de investigaciones serias. Me parece un error legalizar que cientos o miles de personas vayan extrayendo piezas de modo, relativamente controlado, para que, si son bonitas, vayan a los fondos de un museo a cambio de una dinero. No hay Ministerio de Cultura que soporte el pago por los hallazgos (leí 701000 artefactos) y la realización de una investigación seria de todos los "sites" donde se localizaron. Se sacan continuamente piezas de la tierra = se pierde irrepetible información. Creo en la arqueología como fuente para la Historia no en el coleccionismo recolector y catalogador de objetos para los museos.

    Fran: Lamento que mis palabras le parezcan emitidas desde la visceralidad. Nada más lejos de mi intención, por lo que pido disculpas a quien se pueda sentir ofendido.

    Cuando digo que “los bienes que aún no han sido recuperados no están perdidos sino conservados”, me refiero a que si son encontrados es porque antes de ser localizados, estaban conservados (en su contexto). Si se refiere a objetos descontextualizados debido a la acción de maquinaria que los ha removido de su localización original a una posición derivada, aunque menos, siguen siendo útiles de cara a la localización y caracterización de los yacimientos, por lo que su recolección priva de información. Lógicamente si cada detectorista que recoge un objeto (por nimio que pueda parecer) va al museo a entregarlo y aporta coordenadas de su localización, pues el daño es bajo pero: ¿cuántos lo harían?, ¿cuántos no?.

    Creo que compartimos el fin de proteger el Patrimonio y aumentar en el conocimiento del pasado. Mejorar y profundizar en la efectividad de las leyes en mi opinión, es un camino más eficaz que confiar en la sensibilidad y concienciación de la gente, al menos a día de hoy y en este país.

    Un saludo

  • Ituci

    En definitiva, ya es importante que una discusión de éste tema tan espinoso se pueda tener en este portal y alcance el tercer puesto del "Top Ten" del blog del mes. Gracias por ser tan civilizados.
  • Ituci

    17/06/2011. Segundo puesto, perdón