"Luperca", la loba capitolina que representa el mito de Rómulo y Remo
Esta semana estrenan en televisión Ágora, la última de las creaciones de uno de los directores de cine españoles más versátiles: Alejandro Amenábar.
Cuando se estrenó en el cine, acudí con toda la expectación que se pueda esperar de un "amenabariano" declarado que soy. La película empezó y yo comencé a sumergirme en una Alejandría del siglo IV, en la que una mujer científica, Hipatia, intenta descubrir los más hondos secretos del Universo, al tiempo que cristianos, judíos y paganos luchan por conquistar Alejandría desde el punto de vista religioso. En la película aparecen escenas de música y cuál no sería mi sorpresa cuando pude comprobar, una vez más, que Amenábar es un genio y que no se dejó ni el más mínimo detalle a la hora de representar un par de escenas musicales del siglo IV d.C.
Mientras seguía embriagándome con Ágora, los teléfonos móviles de algunos de los allí presentes comenzaron a sonar. Yo fui a la primera sesión, a las 19.30, y sólo habría 20 personas en la sala... Y aún así, sonaron al menos cinco móviles. Ello provocó que mi descontento fuera in crescendo y ya no pararía hasta el final. Pero ojo, que los móviles dejaron ya de sonar (parece que tuvieron la decencia de silenciarlos); lo que ya me cabreó del todo es que cuando conseguí concentrarme de nuevo en la película descubrí al menos dos errores históricos garrafales.
Porque, ¿ninguno de los asesores históricos de Amenábar se dio cuenta de que, en griego, la letra H no era una "hache", sino una E larga? Parece que no, pues en la película la palabra HIΣTOPIA (o sea, "Historia") aparece en un friso de la antigua Biblioteca escrita con hache. No hace falta ser un docto en filología griega para saber que la grafía H griega es la η ("eta") mayúscula. Además, en griego la disciplina que se dedicaba a la "investigación" (traducción literal) era la ἹΣΤΟΡΙΑ. Es decir, delante de la "iota" se ponía un signo de aspiración llamado "espíritu", que sonaba como una "jota" suave, o bien como la "hache" en la voz inglesa House, por ejemplo.
Por otro lado, lo que ya me remató fue que en una escena se incluyese la estatua de Luperca, la Loba Capitolina, en uno de los aposentos del Pretor... ¡Pero si esa estatua, tal como aparece en la película, no existía en el siglo IV! Es decir, la loba aparece amamantando a Rómulo y a Remo (los míticos fundadores de Roma), representados por dos bebés que fueron añadidos a la estatua de Luperca durante el Renacimiento!! Además, la tradición dice que la figura de la loba es de procedencia etrusca, aunque las últimas investigaciones -según creo recordar- apuntan a que posiblemente pertenezca a la Edad Media.
Algunos críticos han defendido estas dos meteduras de pata (entre otras que ahora se me escapan), aduciendo que lo que Amenábar ha querido es "homenajear" aquellas películas de romanos antiguas en las que los extras aparecían en imagen con relojes...
Bien, pues si es por eso, digo yo que la próxima peli la haga sobre la vida Napoleón y ruede una escena en la que éste aparezca en un cine hablando por el móvil...
Herena Troitiño
15 May 2011
Salvador Cuesta
Creo que en películas del presupuesto y la ambición de Ágora tendrían que ser muy rigurosos con este tipo de detalles, que restan mérito a la película, por mucho que haya solo unos pocos que sean capaces de advertirlos.
Aun así voy dar a hacer un pequeño homenaje a aquellos peplum tan malos y con nulo rigor histórico (hoy serían las series de TV) que llenaron una página de la historia del cine.
De niños, allá por los 60 – hace un millón de años ya – mi madre y otras, cuando iban a trabajar, no tenían mejor opción que dejarnos toda la tarde en el cine Ideal. Gavillas de críos en el gallinero del cine se tragaban doble sesión de películas, una de romanos y otra de Fumanchú o de vaqueros o del auténtico Godzilla japonés, todo de cartón piedra. Relojes no llegué a ver en la muñeca de ningún romano, pero sí tendidos eléctricos, espadas de goma que se doblan y otros mayúsculos gazapos. Pero si la lucha del héroe contra el león, las batallas y el malo resultaban convincentes el público infantil era indulgente y aplaudía, sino era la rechifla y el pataleo. Lo mejor era que, ya en la calle, los chavales reproducíamos la batalla de las Termópilas o jugábamos a pasar los Alpes con los elefantes de plástico que regalaba un detergente. En cierta medida los nombres de Aníbal (mi favorito), de Alejandro, de algunos dioses griegos y de los emperadores más crueles nos eran familiares. Aquello quizás fomentó en alguno la vocación por las Humanidades, en mí dejó ese respeto y curiosidad que siempre he tenido por la antigüedad que hace que entretenga mi ocio pretendiendo conocerla mejor. Hoy los jóvenes disfrutan y procuran emular a otros héroes que, siendo los mismos, evolucionan sin cesar, haciendo antiguo lo nuevo al día siguiente. Dudo mucho que haya niño hoy que deje la play a un lado y agarrando la espada de plástico se enrede en singular batalla con un moro, como hacía El Cid. Preferirá, sin duda, acumular vidas en la pantalla para asaltar el castillo de Mordor, quizás cabalgando en una escoba voladora.
Gracias por el aviso de que van a echar Ágora, si puedo la veré, que tengo ganas .
Un saludo
15 May 2011
Carmen L.
Pues con lo que cuentas me dan ganas de ver la peli, Ángel, aunque no quise verla en el cine. Un par de errores digamos "visuales" no tienen mucha importancia si el total se deja ver y el guión fluye como es debido. No tuvo la misma suerte la infumable "Hispania" que recientemente triunfó (?) por las teuves -ahora ya hay versión DVD- en ella no solo había errores visuales de bulto, sino un guión de "güenos" y malos bastante estúpidamente desarrollado, así como errores de interpretación entre los secundarios que despachurraban la historia. ¡Ay, ese cine histórico politicorrecto y modersno!
Lo que cuenta Salvador yo lo vivi de pequeña en el inolvidable "cine Canina" de mi pueblo. "Canina" era un empresario y aquel cine de verano que había al inicio de la C/ Moreras, me pillaba tan a mano que me escapaba (con otros chicos/as del barrio) a verlo gratis desde una valla cercana, puro sueño cinematográfico aunque solo se viera media o un cuarto de pantalla. Recuerdo "El Coloso de Rodas" como si fuera ayer y recuerdo que, ya algo más mayor, bromeaba con la potencia que tendría el estrato de cáscaras de pipas que alfombraba el recinto de "Canina" y el del otro cine de verano de la Carretera de Andalucía (ayer mismo eché el ojo dentro del desierto, ya hormigonado, recinto, todavía con su muro-pantalla pintado de blanco). En cuanto a batallas, no por ser niña dejaba de participar con una lanza; Anibal era mi tótem (porque compartimos la vista con un solo ojo) y uno de aquellos "romanos" me tiró un diente de un flechazo.
15 May 2011
Ángel Román Ramírez
A mí me gustó mucho la película, pero me decepcionó un poco por esos detalles. Y en lo que respecta a "Hispania", qué horror!!! Vaya un Viriato sobreactuado... Yo vi empezar el primer capítulo, pero no esperé al final. En fin, mejor no decir nada, para qué... Por cierto, qué entrañables y qué simpáticos los comentarios!! :-D Qué gracia, jajaja!!
Un saludo muy cordial!!
15 May 2011
Conrad
16 May 2011
Miguel López Cadavieco
Debemos de tener en cuenta que tanto "Hispanía" como "Agora" no son documentales históricos que deban de ceñirse al 100% a lo sucedido. ¿Donde esta documentado que Viriato tuvo una hija llamada Altea?, ¿Porqué aparece una estatua del Renacimiento en el siglo VI?...evidentemente nos acercan con más o menos acierto a acontecimientos históricos que en su base son reales y que sino fuesen por este tipo de series/peliculas serían totalmente desconocidos para la gente de a pie.
Digo esto estando totalmente de acuerdo con los comentarios previos, pero me alegro de que existan este tipo de recreaciones por parte de la TV/cine actual...mejor que el Salvame/La Noria a mi me parecen...
Salu2!
16 May 2011
Giorgio Di Francesco
No tenemos que decir cosas inexectas...hay muchisimas representaciones antiguas de la loba y de los dos hermanos amamantandose de la misma.
No es muy dificil buscar en google y constatar personalmente.
16 May 2011
Ángel Román Ramírez
Siguiendo la opinión del Sr. Di Francesco (al menos eso es lo que yo interpreto) el mito de Rómulo y Remo, como es lógico, siempre formó parte del imaginario romano. El que en las monedas apareciese la loba representada con los niños sería una representación del mito, independientemente de la época. Posiblemente la Loba Capitolina a la que nos estamos refiriendo tuviera un Rómulo y un Remo etruscos que, por la razón que fuese, se perdieron (hablo sin conocimiento de causa)... o tal vez nunca se añadieron al cuerpo principal de la escultura; y muchos siglos después, un escultor renacentista -que, por cierto, aún hoy no se tiene la seguridad de que fuese Pollaiuolo- la "reconstruyó".
Por otro lado, comparto totalmente la opinión del Sr. López Cadavieco, cuanta más difusión mejor, y si es esta opción ante las otras, mucho mejor... Aunque también creo que no estaría de más que se documentasen un poco mejor y que, ya puestos, respetasen un poco más los acontecimientos históricos, no? :-P
Servan, parece ser que el libro que me recomendaste lo recibo mañana. A ver si es verdad!! Ya te digo algo.
Gracias a todos, lo paso muy bien debatiendo sobre estas cosas ;-)
Saludos.
16 May 2011
Horacio Atilio Fleitas
16 May 2011
Carmen L.
No, si es cierto que "no se puede pedir mucho" a estas series/cine pseudohistórico... pero es que también son malas como cine/películas/narraciones. Qué passa, ¿cuesta más pagar a la Esteban para que cuente como se alegraba con un señor en la trastienda que dar un curso visual (no hace falta un curso de 200 horas) a unos secundarios de como se coloca un casco romano cuando uno "hace de romano"? ¡Leñes, que es su trabajo!
Por otro lado, hay gente que se dedica a la reconstrucción histórica, y no hace falta irse a London a buscarlos. ¡Ah! pero si es que pasa lo mismo con las series ambientadas en la "posguerra"...
Porque en "Hispania" se actuaba -es un decir- como si estuvieran interpretando en el cole fin de curso de hace 40 años. No se me olvida el romano que entra en casa de enemigo al que va a degollar y casi que pide permiso para pasar entre dos figurantes; primer plano de malo muy malo tras "frase de malo-que-malo-soy" sonriendo aviesamente (solo le falta el brillito en el canino)... etc. Elementos narrativos propios del cómic de humor en una serie "realista".
Y, lo siento, no me cuela tampoco que una serie supuestamente histórica tenga ese olor a falso "porque la gente no entendería...", etc. O tratamos al personal como adultos, o seguiremos siendo nenes de secundaria toda la vida.
16 May 2011
Carmen L.
16 May 2011
Ángel Román Ramírez
Horacio, lo que usted comenta lo tenemos a la orden del día, y si abrimos el campo, nivel educativo ya ni le cuento. La Música queda relegada al grupo de asignaturas que llamamos aquí "marías", las fáciles... Y qué me dice usted cuando se encuentra en una reunión social y, por ser "el músico", por fuerza hay que estar entreteniendo al personal??? Lo que para nosotros es un medio de vida y tiene una importancia crucial en nuestras vidas, para otros es un mero pasatiempo. Yo hace ya mucho tiempo que llegué a la misma conclusión que usted: si un abogado (por ejemplo) me dice: "Que eres músico? Ah, pues venga, cántanos algo!!" Yo le respondo: "¿Y tú, me asesorarás en tu tiempo libre cuando yo lo necesite?" Jajajaja
Carmen, cuánto me río con sus comentarios "mordaces". Y es que, mordaces o no, son la pura realidad... :-D
Un saludo muy cordial!
16 May 2011
Carmen L.
Yo no sé si habrá alguna tesis, tesina o buen artículo científico-divulgativo acerca de la ambientación de las películas/series históricas. No de lo que se necesita, sino de lo que es y ha sido el cine histórico. Es algo que siempre me ha llamado la atención, incluso cuando las pelis eran de papel couché.
¿Alguien se acuerda del "Arturo de Bretaña" de los años 80? Lo repusieron en TeleCabarga (local de Santander) hace relativamente poco. Las pelucas eran infumables, pero estaba ambientado en el s. V EC, los britanos vivían en reconstrucciones de pallozas de la Edad del Hierro de esas que abundan en Las Islas y, para delicia de los celtófilos, de cuando en cuando algún episodio escenificaba una leyenda insular de las que salen en los libros irlandeses, de chuparse los deos: por ej. había un personaje llamado Llud que era un trasunto de Nuada Mano de Plata, con intervención de los tres hijos de Diancecht y todo en la génesis de su prótesis ortopédica.
La revista "Dirigido Por..." hizo un buen análisis del tema hace ya algunos añitos, apropósito de esa DELICIA que fue el Rob Roy interpretado por el estólido Liam Neeson; creo que voy a poner un resumen de lo que decía para todos los terraeantiquos, porque es útil para entender la evolución ideológica del cine histórico.
(Admito que somos un poco puñeteros: la pega que pongo yo a ese Rob Roy es que la música que se oye NO es de arpa gaélica).
16 May 2011
Horacio Atilio Fleitas
16 May 2011
Aspidio
Comparto con usted, señor Roman, la afición por el cine de Amenábar. He de confesar, sin embargo, que por circunstancias no he visto aún la película de Ágora. Por lo tanto no conozco las escenas a las que hace referencia.
Por otro lado, es cierto que las figuras infantiles de la loba capitolina son añadidos posteriores a la época romana, e incluso se discute la posibilidad de que la propia loba sea ya de la Edad Media (creo que este tema se recogió aquí en TA). Pero sí me gustaría hacerle notar que la iconografía de la loba con los dos niños es perfectamente posible y así se puede ver, por ejemplo, en las series numismáticas, en concreto en los reversos del siglo IV de la serie VRBS ROMA conmemorando la fundación de la ciudad (330-340 d.C.) (ver el siguiente enlace http://www.tesorillo.com/aes/112/112.htm) . Y les pego -si puedo- una foto sacada de una página de numismática -wildwinds- que es creo los suficientemente expresiva.
17 May 2011
Aspidio
17 May 2011
Ángel Román Ramírez
Faltaría más, Aspidio. Gracias a usted por participar en este foro y contribuir con esa preciosa foto.
Un saludo!
17 May 2011
Carmen L.
Pues he visto la película y me ha encantado. Se ha cuidado el ambiente -Jooo, Ángel, que los mamoncillos de la Loba solo se ven de refilón ;), yo me quejaría más del look de los soldados romanos-, pero sobre todo, se ha cuidado la narración, que tiene interés, con personajes que evolucionan y cambian y no meras caricaturas planas "güeno/malo", aunque llega un momento en que parece abusar del fanatismo. No esperaba disfrutar con ella. Rachel Weisz está muy bien y me ha encantado encontrarme también con Michael Lonsdale (Theon), que es el mismo señor que interpreta al médico-hombre libre de "De dioses y hombres", lo cual resulta curioso y habla del poder de los buenos intérpretes.
En la ficha de IMDB de Ágora se mencionan algunos anacronismos y errores del film.
19 May 2011
Ángel Román Ramírez
Jajajajaja, Carmen... está bieeeeeeeen...!! Pero si a mí también me gustó mucho, si soy un "amenabariano" redomado... Lo que pasa es que me chirrió mucho, porque yo soy muy perfeccionista y esos detalles hay que tenerlos en cuenta cuando te gastas 50 millones de euros en una película, recontra!!!! ¿No tenía para pagar buenos asesores, o qué??? XD
He estado mirando la ficha de IMDB y me parece curiosísima!!! Además, son cosas que se le pasan a uno y después las piensa y dice: "Vaya, es verdad". Por ejemplo, la presencia de los cactus..., o como decías, la indumentaria de los romanos..., la muerte de Sinesio... Ah, ¿y qué me dices de las imágenes de satélite en las que aparece el Canal de Suez???? Jajajajajaja !!
En fin, Carmen. Un saludo y gracias por tus comentarios.
19 May 2011
Salvador Cuesta
Un desbarre es la edad de Hipatia que debía tener entre 50 y 60 años cuando murío, pero es el precio que hay que pagar para hacer la película popular. Además la Weisz no está nada mal. Pero es cierto que ninguna productora pondría a una "vieja" (dicho sea con todo el cariño del mundo) haciendo el papel de Hipatia, ya fuera la divina Meryl Streep.
El cactus y otras cosas que aparecen fugaces como elementos del atrezo son moscas cojoneras que desmerecen un poco el paisaje general, pero se soportan con estoicismo.
Lo que más me llamó la atención y mas tiempo estuvo a la vista es uno que nadie ha comentado. Es el libro con los Evangelios al que se ha de someter el prefecto y los notables hincándose de rodillas. Para mí fue como si en la refriega hubiera aparecido un romano con florete o con reloj. Yo me imaginaba esos liber quadratus, con sus gruesas hojas encuadernadas entre dos tablas de cedro o láminas de plomo atadas con cintas de cuero, bastante diferentes a ese libro encuadernado en cartón con sobredorados y un programa iconográfico insostenible.
Por ejemplo, una cosa así:
http://historicconnections.webs.com/Geez%20Cover1.JPG
Biblia etíope Ge’ez, siglo IV, usada en Aksum
En Historic Connections. Bringing the past alive.
http://historicconnections.webs.com/historyofwriting.htm
(una web estupenda)
Pero bueno, a cada uno nos dan donde más nos duele y no hay que ser muy quisquilloso en los detalles porque a veces también se mete la pata cuando nos ponemos a buscarle las cosquillas a las cosas. Eso le pasa a la quisquillosa ficha del IMDF que lo hace de una manera muy sonora afirmando sin rebozo
“Factual errors: Davus mentions Jupiter but it was discovered much later by Galileo.”
Pues no Júpiter ya era un viejísimo conocido. Quitarles el planeta Júpiter a los antiguos, ¡eso si que es un desbarre!
19 May 2011
Carmen L.
De lo que no cabe duda es de que nuestros gustos cinematográficos son muy quisquillosos. Rachel Weizs frente a Meryl Streep... ¡juas! Buscando la info que os dije de "Dirigido por" sobre el cine histórico -que me di cuenta que no existe: es apenas un artículo sobre el cine de aventuras "revisionista" de las versiones anteriores de la misma narración (Rob Roy)-. Bien, ahi mencionan que la dama Jessica Lange está mejor en el papel de recia esposa del héroe que lo habría estado cualquier monada de Hollywood. De todos modos yo sigo pensando que Liam Neeson es mu serio, a pesar de los cinco o seis metros de plaided kilt de lana-lana que lleva.
(Es que, por comparación, Braveheart llevaba minifalda. De ahi debió venir lo de apodarle "wonderbra" entre los fans del cinehistórico).
19 May 2011
Ángel Román Ramírez
Buenas noches, contertulios!!
Qué interesantes los enlaces de historic connections, Salvador!!! Gracias por compartirlos.
Servan, ya tengo el libro que me recomendaste. Tiene buena pinta...
Música, Historia, cine, literatura... ¿qué más se puede pedir?
Saludos a tod@s!!
19 May 2011
Horacio Atilio Fleitas
20 May 2011
Horacio Atilio Fleitas
20 May 2011
Mercedes Millan Maynar
Estoy de acuerdo con Salvador, las peliculas historicas aun con fallos pueden despertar la curiosidad por nuestro pasado, pero con el tiempo, tengo 52 años ya no puedo con algo como Hispania.
20 May 2011
Carmen L.
Me cuentan que costó un montón de trabajo y dinero el aderezar esas ropas negruzcas y gastadas. ¿Existieron esos cristianos fanáticos? Me imagino que había cristianos fanáticos -seguro que muchos, con los milenarismos puestos-, pero me refiero a los "Amonitas" concretamente.
21 May 2011
Percha
Os pongo el artículo que publica hoy Jacinto Antón en El País, sobre la imagen de los romanos en el cine. Está claro que hay incorrecciones en estás películas que, según nuestros conocimientos y "manías", pueden molestar más o menos, pero también que, en general, suavizamos su realidad para hacerla más tolerable a nuestros ojos.
Están locos los romanos
Les debemos mucho, casi todo, a los romanos, vale. Recuerden las palabras de Reg, el líder del Frente Popular de Judea, sector oficial, en La vida de Brian -el discurso más celebrado del cine de sandalias después de la arenga del general Maximus (Gladiator) a los frates jinetes de sus turmae y el "¡arre!" de Ben Hur-: "Aparte del acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino (eso sí lo vamos a echar de menos), la ley y el orden, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?". Roma caput mundi, aeterna urbis, aurea Roma, civis Romanum sum, Romanus sedendo vincit... De acuerdo, de acuerdo. Pero tras la nueva invasión romana que vivimos, la enésima, manifestada en libros de toda clase, películas y series de televisión -hasta La Fura dels Baus se pone romana-, una sospecha empieza a aflorar en nuestros latinos corazones: ¿de verdad nos parecemos tanto?, ¿somos tan romanos realmente?, ¿ese mundo que aparece ante nuestros ojos en páginas, pantallas y escenarios es el nuestro?
Es difícil identificarse, aceptémoslo, con la hosca facilidad de Quintus Dias, el protagonista de la sangrienta película Centurión, para matar a punta de gladio pictos y brigantes; con el sexo morboso y cruel de las matronas de Spartacus -quien haya visto con su hija adolescente la escena de la serie en que las damas obligan a copular ante ellas a un gladiador y a una esclava tardará en olvidarlo ("pues vaya con la antigüedad, papi"), por no hablar de conseguir que la niña lea luego a Ovidio-. Cuesta, decía, sentir afinidad con la despiadada astucia del resucitado pretor Galba en la segunda temporada de Hispania o con platos como las vulvas de cerdo à la Lucio Vero (envenenadas). ¿Un espejo, Roma? Vae!, ¡ay!.
¿Qué es lo que más nos impactaría de la Roma clásica si pidieramos viajar hasta ella?, le pregunto a la gran y amena historiadora Mary Beard, autora de Pompeya o El triunfo romano (ambas en Crítica). "Oh, la suciedad y el olor pestilente, y la pobreza... detrás de la rutilante fachada de mármol".
Lindsey Davis es otra de las personas que más nos han acercado al mundo romano, ella desde las novelas del detective Falco, la XX de las cuales, Némesis, es novedad, como lo es la indispensable Marco Didio Falco, la guía oficial, una delicia enciclopédica para sus muchos seguidores (ambas en Edhasa). Al interrogar a la autora sobre esa extrañeza que nos provocan los romanos, contesta: "Yo he basado mis libros precisamente en la creencia de que los romanos eran como nosotros. Pero siempre digo que hay dos áreas en que su mundo difiere radicalmente del nuestro: la arena (los combates de gladiadores y con animales) y la esclavitud. Desde luego, hay también otra: la posición legal de la mujer, que tenía que ser representada en muchas ocasiones por el cabeza de familia. Muchas ocupaciones le estaban vetadas: ¡de haber vivido entonces yo no me podría ganar la vida como lo hago!",
Davis, noblesse oblige, aprovecha para criticar que en el filme La legión del águila -basada en la conmovedora novela de Rosemary Sutcliff-, el protagonista porta la espada en el lado izquierdo cuando lo preceptivo en el ejército romano era llevarla siempre en el derecho. Ahí queda el dato.
Aparte de que no existían en el mundo romano el café, el té, el chocolate, las patatas o los tomates, (¡un mundo sin todo eso no puede ser el nuestro!), nos choca mucho lo poco que valía la vida, sobre todo si eras un esclavo, "un animal con habla", como dice que los consideraban la arqueóloga Isabel Rodà, directora del Insituto catalán de Arqueología Clásica (ICAC): cuando uno de los suyos rompió sin querer una copa de cristal, Vedio Polión ordenó que lo echaran al estanque de las morenas, a las que había acostumbrado a comer carne humana (ya ven que la historia no se la inventó Robert Harris en Pompeya).
El gran historiador Paul Veyne dice en Sexe et pouvoir a Rome (Tallandier, 2005) que lo que más nos sorprendería de vernos súbitamente trasladados a la antigüedad romana es la violencia, "una brutalidad que corta el aliento". Violencia no solo en el anfiteatro sino en todas las facetas de la vida. No en balde, señala, en las fasces el símbolo de Roma era un hacha de decapitar rodeada de varas para azotar. La mayoría de los grandes líderes políticos romanos tenían experiencia militar de combate cuerpo a cuerpo y habían matado con su propia mano.
No había nada en aquel mundo similar a nuestro humanitarismo. El infanticidio era habitual. Y el abandono de los niños tan corriente que suponía el principal suministro de los mercaderes de esclavos, por encima de los prisioneros de guerra.
No entenderían los romanos que nos parecieran mal los combates de gladiadores, la atroz hemorragia de la arena (Beard calcula que el número habitual de gladiadores en el imperio ascendía a 16.000, ¡el equivalente a tres legiones!). Así que de prohibir los toros, ya ni hablemos. No exisitía algo que nos parece tan esencial como los derechos humanos, una conquista muy reciente, conque los derechos de los animales... Augusto envió al circo para su escabechina a 420 leopardos y 36 cocodrilos, según Plinio. César 20 elefantes y 600 leones. Cómodo mató él mismo en un espectáculo cinco hipopótamos, dos elefantes, un rinoceronte y una jirafa. "Nos sorprende de los romanos su prepotente sentido de dominio de la naturaleza", apunta Rodà.
El espectáculo de la violencia y la crueldad resultaba casi anodino en Roma, trivial. Cuando de niño Caracalla prorrumpió en sollozos en el Coliseo asustado por los alaridos de un condenado a las fieras -damnatio ad bestias- que estaba siendo despedazado por un tigre, la muchedumbre se conmovió... del llanto del futuro emperador, no del pobre tipo supliciado. Nunca hubo cosa tal como una campaña para la abolición de los shows de la arena. Ni siquiera protestas. A Marco Aurelio no le gustaban las luchas de gladiadores, pero porque las encontraba aburridas. "Las fronteras éticas de los romanos estaban situadas en lugares diferentes de las nuestras", recalca Beard.
Entre la gran cosecha reciente de libros de romanos -que incluye títulos como La prisionera de Roma (Planeta), en la que José Luis Corral novela la vida de Zenobia, la reina de Palmira; el imprescindible Manual del soldado romano (por fin en castellano, en Akal), de Matyszak o La cosecha por la libertad (Edhasa), con la que Simon Scarrow, el autor de la feroz saga sobre las legiones centrada en los centuriones Macro y Cato, abre una nueva serie ¡juvenil! protagonizada por un gladiador adolescente-, destaca Gabinete de curiosidades romanas (Crítica, 2011). Su autor, J. C. McKeown, profesor universitario de Clásicas en EE UU, ha recogido en un volumen fascinante "relatos extraños y hechos sorprendentes" del mundo romano. Su lectura resulta muy ilustrativa para ver hasta qué punto los romanos eran diferentes de nosotros.
¡Qué cosas creían! Que a las serpientes les gusta el vino, que las cabras respiran por las orejas... El propio Plinio, que se vanagloriaba de su espíritu científico, daba crédito a los prodigios más disparatados, como que cuando fue derrocado Nerón, un olivar del emperador cruzó la vía pública -también refiere la creencia de que si uno se pone una lengua de hiena entre la planta del pie y la suela del zapato no le ladran los perros-.
Hacían mucho caso los romanos, pueblo supersticioso donde los haya, a los presagios y sueños. "Era por falta de una religión intimista", señala Rodà, "la religión oficial era ceremonial y no podía satisfacer las necesidades más profundas, así que estaban pendientes de presagios y se cargaban de amuletos". Artemidoro de Daldis, autor de una Intepretación de los sueños, apunta que soñar que uno es crucificado anuncia al soltero que va a casarse (!). Dión Casio da cuenta del infausto augurio que pareció a César el que cuando perseguía al ejército de Pompeyo sus estandartes aparecieran infestados de arañas. Marco Aurelio, un tipo que parece tan cabal hizo arrojar al Danubio dos leones vivos para propiciar su guerra contra los marcomanos. Para Mary Beard la historia más estrafalaria del mundo romano es la del banquete ofrecido por Heliogábalo en el que la lluvia de pétalos de rosa lanzada sobre los comensales fue tan copiosa que los asfixió. "Es una historia fuerte, pero ofrece una gran advertencia acerca del emperador: ¡su generosidad puede matarte!".
Los romanos a los que tenemos por tan limpios, no usaban jabón para lavarse sino aceite de oliva. Los retretes domésticos eran una excentricidad (y estaban junto a las cocinas, y no tenían puertas). Lo habitual era usar las letrinas públicas, sin ninguna privacidad. Curioso. Incluso los insultos romanos nos suenan extraños: Domicio Corbulón llamó a Cornelio Fido en el Senado "struthocamelus depilatus", "avestruz pelado", vamos, ni el capitán Haddock. ¿El sexo? "Somos más mojigatos que ellos en relación con el placer y el cuerpo", opina Rodà. "Había menos tabúes. No tenían el concepto de pecado y culpa que es nuestra herencia judeocristiana". A ver quién colgaría hoy en su casa un tintinnabulum, una campanita, con forma de pene...
Hay muchas cosas que damos por sentado de los romanos, pero que no son ciertas. Por ejemplo, apunta Mary Beard, que usaran habitualmente togas. "La toga era una vestimenta formal, no algo para cada día". La historiadora detesta que le pregunten (como le ocurre siempre) qué llevaban debajo de la ropa los romanos. Ahí va la respuesta: subligaculum. Con lo fácil que es decir calzoncillos y bragas...
Eran, parece, los romanos, poco dados a la introspección o al análisis psicológico. La corrupción y la prevaricación reinaban a gran escala, eso nos sorprende menos, pero había un fenómeno que nos resulta estrambótico, el evergetismo: el mecenazgo sobre el dominio público. Los ricos ofrecían servicios a la comunidad -a cambio de clientelismo político-. Los anfiteatros, las termas, la mayoría de los monumentos públicos eran pagados y donados a la ciudad por los poderosos. Como si el metro o la red eléctrica los regalara un particular. No existía una verdadera policía (aunque siempre podías llamar a Falco) y la única manera de conseguir justicia era a menudo tener un buen patrón o una banda de amigos que te echaran una mano: sí, mafiosillo. La serie Roma, que ahora se repone, da una imagen ajustada de eso.
¿Qué decir de la forma en que hacían la guerra los romanos? Salvaje. La guerra total. Las legiones eran una verdadera picadora de carne. Se calcula que la conquista de la Galia por César costó un millón de vidas. El propio Julio anota que en una batalla "casi la totalidad de la tribu de los nervios fue exterminada y con ella su nombre". Como dice Tácito que dijo el cabecilla britano Calgatus, "crean un desierto y lo llaman paz".
"Odio et amo: nuestra visión de Roma puede ser muy ambivalente", resume Isabel Rodà. "Los romanos llevaron al mundo una modernidad y un confort, una calidad de vida, que no hemos recuperado luego hasta el siglo XX, por no hablar del derecho, pero no podemos idealizarlos. Estamos separados: nosotros somos producto de muchas fases intermedias, y del cristianismo". Acabamos con un testimonio de excepción: ¡el del mismísimo Galba! "Me siento bien con la coraza, da empaque", dice Lluís Homar que se ha metido con ganas una segunda temporada en la piel del pretor. Aunque eso no le hace perder la perspectiva: "Los romanos eran diferentes, no te quepa la menor duda; mientras nosotros debatimos sobre el boxeo o los toros, ellos no tenían ningún reparo en emplear la fuerza bruta, ni en convertir la violencia en espectáculo. Los devolvemos a la vida en la ficción, pero su tiempo ha pasado".
Sexus
- Se rumoreaba que la emperatriz Faustina había concebido a Cómodo de un gladiador. Y que Marco Aurelio, siguiendo el sabio consejo de los adivinos, lo había hecho matar, obligado a su mujer a bañarse en la sangre y luego la había tomado sexualmente. Eso no salía en Gladiator...
- Catón de Útica, modelo de virtud romana, prestó su mujer a un amigo (íntimo, este sí) y la volvió a desposar después.
- La homosexualidad pasiva era un delito en un ciudadano, pero en el esclavo era un deber si el amo lo exigía. Ostras y caracoles, ya se sabe.
- No se clasificaba a la gente por el género del partenaire sino en función de si al practicar el sexo se era la parte activa o pasiva. O se tomaba el placer virilmente o se daba servilmente.
- Hacer una felación era un acto vergonzoso. El cunnilingus aún más, infame. La homosexualidad femenina estaba categóricamente prohibida. Tampoco gustaba (socialmente) que la mujer cabalgara al hombre: le molestaba mucho a Séneca.
- El principal sistema anticonceptivo romano era el agua fría. hasta el punto de que una mujer que hacía el amor se denominaba una mujer lavada (puella lauta) y la que lo hacía mucho, una mujer húmeda (puella uda)
- Dión Casio explica el caso de una prostituta que hacía de leopardo para un senador.
22 May 2011
Horacio Atilio Fleitas
Bueno, excelente nota que coloca bajo la lupa el mundo romano dando un amplio panorama. No creo que se pueda relacionar ambos mundos, pero sin embargo los seres humanos nos deberiamos preguntar mas alla de las "comodidades" de nuestra época (obvio que con las debidas pautas históricas etc...) ¿hemos cambiado tanto los seres humanos? Los dirigentes de hoy son tan crueles como aquellos? y no estoy hablando solo de los romanos, en toda la antiguedad existen pruebas de crueldad manifiesta con cristianismo y varios itsmos mas incluidos (ej:inquisición) y esta ultima en una época mas cercana historicamente. De todos modos muy bueno el articulo interesante e instructivo como los que siempre nos brindan en esta página para seguir aprendiendo sobre los tiempos antiguos. Saludos
22 May 2011
Giorgio Di Francesco
Querido senyor Roman,
la loba que amamanta es una rafiguracion del ciclo de la vida y de la muerte y se encuentra en muchas culturas diferentes.
En su Pais, puede encontrarla en la loba del Cerro de los Molinillos de Baena, donde amamanta un pequeno de lobo (siglo III-II a.C.).
Cuando la loba amamanta un ninyo, nosotros hablamos de "lupa amorevole" si su cabeza mira al mismo ninyo.
La primera "lupa amorevole" la encontramos en una estela villanoviana (n° 195 "sepolcreto della Certosa", Felsina, Bologna, Emilia, Italia): en esta estela el ninyo es uno solo y representa claramente al defunto.
(Cfr. la imagen en:
-RACCESI L., I Greci in Adriatico, Roma 2004, Volume 2, p. 237, figura 6.
-Bologna, Museo Civico, inv. Ducati 195.
-DUCATI P., Una stele etrusca del Museo Civico Bolognese, in “Atti Mem. Bologna”, XXV, 1907, pp. 486-496;
-ID., Le pietre funerarie felsinee, in “Mon. Ant.”, XX, 1911, c. 358 ss., n. 195, fig. 24;
-C. DULIÈRE, cit., cat. n. 43, fig. 1;
-R. BIANCHI BANDINELLI, A. GIULIANO, Etruschi e Italici prima del dominio di Roma, Milano 1973, p. 209, fig. 243)
En epoca romana hay muchas imagenes de loba que amamanta Romulo y Remo se encuentra:
- en Pompeii: fresco de Marcus Fabrius Secundus
- en un mosaico hallado en Aldborough (North Yorkshire), aue se encuentra en el
Leeds Museum (esta loba amamanta a Romulo y Remo, pero tiene la cabeza alzada y nosotros la llamamos "lupa vigile")
- habia una rafiguracion en Roma, en el Lupercal, atestigada por textos antiguos (posiblemente una lupa vigile)
- Virgilio describiò una loba amorevole en el escudo de Aeneas
Estos no son que ejemplos, por qué tenemos un monton de obras antiguas romanas que monstran la loba amamantante.
Una exposicion sobre las formas de la loba romana:
Le forme della lupa nel tempo
Si Ud. visiterà un dia la Ara Pacis en Roma encontrerà una magnifica imagen de la loba amamantante Romulo y Remo. Otra version ha sido encontrada en el Foro Boario y otra todavia en el puerto de Hostia.
OTRA COSA ES LA LOBA CAPITOLINA:
Ahora, en Italia, se piensa que LA MISMA sea un falso medieval.
22 May 2011
Giorgio Di Francesco
22 May 2011
Ángel Román Ramírez
Gracias por la información, Sr. Di Francesco. Esa era la idea que yo quería reflejar.
Un saludo.
22 May 2011