El 11 de julio de 2002, unos soldados marroquíes izaron la bandera del vecino país en la Isla de Perejil. De inmediato, decenas de periodistas venidos no solo desde el resto de España sino de prácticamente todo el mundo se desplegaron en Ceuta, a la busca de la noticia o la imagen. Localizaron un punto exacto en la Ciudad Autónoma en el que la altura permite superar con la vista la Mujer Muerta y alcanzar el célebre islote.

Sin embargo, nadie reparó en que un grupo de personas ajenas al conflicto entraba y salía de una pequeña cueva ubicada dos o tres metros debajo de ese improvisado mirador. Aquellas personas eran arqueólogos, y estaban dando los primeros pasos en unas excavaciones que pueden cambiar todo lo escrito sobre la población de Europa. 

Meses después de aquel capítulo, una luz se fundía en el Parador Nacional de Turismo, precisamente en una reunión de arqueólogos. Cuando uno de los operarios fue a cambiar la bombilla, uno de los asistentes se fijó en un detalle de las paredes. Tras hacer un pequeño agujero en una de las paredes, encontraron otro hallazgo de importancia capital: la Puerta Califal.

Ahora viene la conexión entre ambos hechos. Los instrumentos que están apareciendo en este lugar son "idénticos" a los de Benzú. Tanto en la forma como en el tiempo. Pero es más: "los instrumentos que se encontraron en la Cueva están fabricados con piedras como las de Calamocarro o la Ribera".

Conclusión: aquellas personas "anatómicamente modernas" se movían por Ceuta hace 300.000 años. Cronologías superiores a las clásicas: la teoría de que Europa se pobló a través del corredor sirio palestino hasta llegar al valle de Neander (Alemania) está en entredicho desde aquellos momentos. Tal vez, un Estrecho de Gibraltar con 200 metros menos de profundidad y un par de islas fuese el paso elegido.

Quien así lo aclara es el profesor José Ramos, de la Universidad de Cádiz. Es uno de los directores de los trabajos, que el próximo año se centrarán en seguir avanzando con los restos hallados en pleno centro. "Podríamos decir, con toda la prudencia, que hay presencia prehistórica en pleno casco urbano. Una presencia muy similar a la de Benzú". ¿Neardenthales?. Ramos tira, en ese momento, de la palabra que siempre le caracteriza: prudencia.

Cronologías muy similares a las halladas en el sur de la Península, que si tienen ya la calificación de neardentales. Restos que se están publicando en algunas de las revistas más prestigiosas del mundo (Quaternal International o African Arqueologican Review). Restos cuyos isótopos se analizan con técnicas vanguardistas, en estos momentos, en la Universidad de Gran Canaria o la Autónoma de Barcelona. Estudios que revelan que la cerámica prehistórica de la Puerta Califal es muy similar a la de Benzú: los ceutíes de hace 300.000 años eran amantes del pescado. 

En febrero o marzo, una serie de conferencias y visitas guiadas volverán a explicar a los ceutíes los últimos avances de una campaña de excavaciones que puede reescribir la prehistoria. Pero falta la llave maestra, el "eureka" que permita conectar todas las piezas. Los restos humanos. "Tal vez, los tengamos cerca; a escasos centímetros de donde lo dejamos la última vez", barrunta José Ramos.

Recuerda, una vez más, que desde principios de siglo se han llenado 350 cajas con material de la cueva, que convierten al de Ceuta en  uno de los museos con más fondos de España sobre la Prehistoria. Una prehistoria pendiente, pues, de escribir su capítulo final.

Fuente: ceutatv.com | 21 de octubre de 2019