Respuestas a esta discusión

Permalink Responder para mariano Serna Martínez el mayo 20, 2012 a las 9:33pm

Ya te echaba de menos Augusto. Vamos con las discrepancias: el único qe ha dicho que los coronas son de laurel he sido yo,... quizás porque estoy muy acostumbrado a realizar ofrendas a los que han perdido la vida con coronas de laurel,... pero además de eso es que las hojas de esas coronas son muy grandes para ser de olivo. Y aunque fuesen de olivo es casi igual pues de olivo eran las coronillas que les entregaban a los vencedores olimpicos, olivo o laurel creo que es lo mismo,... de olivo creo que era la corona que soportaba un esclavo sobre la cabeza del general romano victorioso en su entrada triunfal en Roma recordandole de paso aquello de "recuerda que solo eres un hombre".

Lo de la cuerda,... ¿no sé?,... pero si según he leido los cuatro dominicos menores fueron degollados en sus celdas, la cuerda no cuadra y menos viendose en el cuadro que solo la sostienen los dos de la izquierda,... pero lo mismo el artista que pintó el cuadro no sabía como murieron y quiso representar lo del ahorcamiento que dices.

Jesús es el cordero sin mancha, sin defecto, el justo que reune las condiciones idóneas para ser ofrecido en sacrifico, el ara o la cruz qué más dá. Tenía que morir para limpiar nuestros pecados. Alguien tiene que pagar por las culpas de otros,... eso sigue vigente hoy: a esas personas se les suele llamar "cabezas de turco". Yo he servido de cabeza de turco en alguna ocasión,... pero no era cosa de vida o muerte pues de haber sido así no estaría manteniendo esta discusión con vosotros. Tengo otro cuadro,... pero lo pondré otro día y más cosillas para irnos entreteniendo. Un abrazo.

Permalink Responder para mariano Serna Martínez el mayo 21, 2012 a las 8:51pm

Estimados compaleros de tertulia, hoy he estado con el padre Pelegrin de 82 años de edad. No pudo responderme sobre la identificación de las cinco religiosas del cuadro así que las cosas en este asunto quedan como estaban. el cuadro fue pintado en 1877 por un tal A. Gumertan y Gómez y fue traío al monasterio, a finales del siglo XIX, una vez que tras la exclaustración fue recuperado al culto por los dominicos.

En relación con los cinco santos de China cuyos nombres conocemos, significar que todos los santos llevan corona, de olivo o laurel aunque a dos no se le identifican bien porque se confunden con el color de los hábitos. De la cuerda que sostienen dos monjes no dió explicación, aunque dijo que los artistas hacen lo que saben por lo que, quizás, como propuse no sabía que los cuatro fueron degollados. También me dijo Pelegrin que entendía (según había leido en algún lugar que no recordaba) que la corona era un premio "se hizo digno a portar la corona,...".

Pelegrin me acompañó a una parte del convento donde antaño se alojaban los nuevos religiosos (monjes nuevos) que una vez terminados sus estudios en otro ala del mismo monasterio (claustro de los Reyes), se incorporaban al culto. Es ese lugar aún se conservan las antiguas celdas (hoy se imparten en ellas las catequesis a los chicos y chicas que desean hacer la comunión), celdas que aún conservan los nombres de los monjes beatificados,... y como ejemplo de ella os pongo la foto de dicha dependencia y de la celda que ocupó San Pedro Sanz, el obispo decapitado en China con anterioridad a sus cuatro compañeros. ¡IMPRESIONANTE!

Ala de los padres nuevos con la celda del Beato Pedro Sanz, a la derecha.

 

Y salvo que querais añadir algo a esta discusión quedais invitados a participar en la próxina, que tendrá por título "Qué tiene Santa Catalina a sus pies". Un saludo.

 

Permalink Responder para mariano Serna Martínez el junio 5, 2012 a las 11:32pm

Aunque no pensaba volver a resucitar esta estrada,... voy a hacerlo por un oculto motivo que luego os revelaré. Entre los cuadros que existen en el monasterio de Santo Tomás de Ávila, sobre mártires dominicos,... tuvieron muchos,... se encuentra este que os adjunto en el que el papa Pío X beatifica en 1906 a ocho mártires de la orden que parece apadrinar el fundador de la orden, Santo Domingo de Guzmán.

En el pie se alude al acontecimiento y al nombre de cada unos de los beatos,... pero nada dice la inscripción de las dos mujeres que se encuentran junto a Jesús... con independencia del motivo por el que las puso allí el artísta,... que tiene que tener una explicación,... ¿a quiénes creéis que representarán?

Permalink Responder para Augusto Pugliese Rossi el junio 6, 2012 a las 7:38pm

Hola, Mariano. Creo que la que está a la derecha de Jesús  es la Virgen María, con su característico manto celeste y el rosario en la mano; la de la izquierda, María Magdalena, con el frasco de alabastro para el ungüento. Sin ningún fundamento, desde los primeros siglos del cristianismo se  asimiló a Mª Magdalena con la "mujer pecadora" de Lucas, 7, 36-49.

Permalink Responder para Augusto Pugliese Rossi el junio 6, 2012 a las 9:04pm

Así es, estimado Servan, desde el Génesis las pobres mujeres han debido cargar con la culpa de su belleza y encanto. La atracción y el miedo a su poder sexual, la fascinación de Medusa. Lo del frasco de alabastro de la Magdalena se refiere a la mujer que unge los cabellos de Jesús en el pasaje que cité. No se le da nombre, sólo se dice de ella que es "pecadora" sin que se aclare, tampoco, cual es su pecado. En Mt. 26, 6-13 y Mc. 14, 3-9 se alude al mismo episodio que habría sucedido en casa de "Simón el leproso", pero allí no se dice que la mujer sea pecadora. Por último Juan, 12, 1-8, narra la historia de la unción como sucedida en casa de Lázaro y la protagonista es su hermana María. El frasco del ungüento es siempre de alabastro. Como posteriormente se asoció este episodio con María Magdalena, el frasco, junto con la larga, suelta y hermosa cabellera es uno de sus símbolos. 

Permalink Responder para mariano Serna Martínez el junio 6, 2012 a las 11:42pm

¡Mecachis!,... pensé que tenía la solución pero igual no,... y posiblemente es lo que tu crees Augusto. Veréis mi hija dio a luz a una niña el martes de la pasada semana pero llevaban bastante tiempo sin saber como llamarla. Yo les propuse Marta, pues en el pueblo de mi mujer existe una comunidad de la orden de Santa Marta fundada, supongo, en honor de la hacendosa hermana de Lázaro de ese nombre, comunidad que atiende a los ancianos de la residencia local. Estas monjas vinieron de algún país sudamericano,... quizás Chile la patria de Servan. El caso es que, finalmente, le pusieron a la niña Marta María.... y resulta que así se llamaban las dos hermanas de Lázaro a quienes supuse que representarían las dos mujeres del cuadro. Marta reprochando a Jesús cosas: que María no trabajaba, que no había evitado la muerte de su hermano,...; y a María siempre en torno a Jesús, llegando incluso a derramar sobre sus pies, como parece hacer la chica del cuadro, el valioso perfume,... pero no me fijé que la otra chica tiene un rosario en las manos y claro está que, por lo que refiere la Biblia, esa no es Marta pues esto creo que es lo que dice la Biblia de esas hermanas:

 

Dos mujeres que son dos formas de conducirse delante del Señor.

Marta y María

Ellas son Marta y María, hermanas de Lázaro, el resucitado. Sus nombres aparecen en la Escritura asociados al Señor Jesús. Dos caracteres diferentes, dos ejemplos distintos, que son útiles para las hijas de Dios de todos los tiempos.

Veamos tres escenas en la vida de estas dos hermanas.

PRIMERA ESCENA (Lucas 10:38-42)

El Señor Jesús va de camino, y es recibido por Marta en su casa. Marta, la mayor, como buena dueña de casa, se ocupa de atender al Señor y su compañía. Va y viene con bandejas, platos; ella todo lo dispone, ningún detalle se le escapa. En tanto, María, su hermana menor, "sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra". Para María no existe nadie más en ese momento en la sala: sólo Cristo. No tiene ojos ni oídos para nadie más ¿quién podría impedirle estar allí a sus pies oyéndole? ¿No había oído hablar tanto de Él? Pues, ahora lo tenía allí mismo, en su casa, ¿cómo no le iba a escuchar atentamente?

De pronto, en el colmo de la actividad que bulle por todos lados, Marta se acerca al Señor y le dice: "Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude". Ella encuentra que la actitud de su hermana es desfachatada. ¡Cómo estar sentada mientras hay tanto que hacer!

El Señor le dice: "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada". Marta debió de haber palidecido al oír estas palabras. ¿Con que María, la floja, había hecho mejor que ella? ¡No podía ser!

Oh, si pudiésemos saber qué piensa Marta ahora. Ella tuvo la oportunidad única de recibir al Señor en su casa, y apenas le prestó atención. Se ocupó más bien de las cosas, que del Señor de todas las cosas.

Pero María tuvo ojos ungidos para ver las cosas muy pequeñas al lado de la preciosidad del Señor. Y su parte no le fue quitada.

SEGUNDA ESCENA (Juan 11:17-35)

Lázaro está muerto hace ya cuatro días, y el Señor no se aparece por ningún lado. Sus hermanas se vieron obligadas a sepultarlo, sin que su querido amigo pudiera verlo. De pronto, el Señor viene. Marta corre y le encuentra todavía a cierta distancia de su casa. Le recrimina por qué no estuvo cerca; habría evitado que muriera. El Señor le habla de la resurrección, pero Marta no entiende lo que el Señor quiere decirle. El Señor pregunta por María. Marta corre a llamarla.

María sale corriendo, y al verle, cae a sus pies, llorando. Le dice las mismas palabras que Marta, pero con tanto sentimiento, con tal expresión, que el Señor, al verla llorando, se conmueve en su espíritu, y llora.

Sólo dos veces se muestra al Señor llorando en los evangelios, y esta es una de ellas.

Marta argumentó con el Señor, pero María tocó su corazón, y conmovió al Señor.

Marta se estuvo de pie, pero María cayó postrada a sus pies. ¿No había estado sentada a sus pies, oyéndole? Quien ha estado sentado ante el Señor en los días de paz, bien puede caer a sus pies en el día de la aflicción. ¿Dónde hallará mayor refugio?

Luego, el Señor pide ir a la tumba y resucita a Lázaro. ¡Qué tremendo es conmover el corazón del Señor! ¡Muchas cosas gloriosas suceden entonces!

TERCERA ESCENA (Juan 12:1-8)

La familia de Betania está feliz. El Señor les visita de nuevo, y ahora Lázaro está a la mesa. Marta está en lo suyo, sirviendo. De pronto, ocurre algo extraño.

María se acerca al Señor. Trae en sus manos un frasco de aquel perfume, el más caro. En realidad es carísimo, muy pocas mujeres pueden usarlo. Y, ante la mirada estupefacta de todos, derrama del perfume sobre los pies del Señor, y luego los seca ¡con sus propios cabellos! Sus movimientos son lentos, majestuosos, llenos de una infinita ternura. Las lágrimas surcan sus mejillas. Nadie dice nada. Todos observan ese acto de amor único, inédito.

Pero luego, como despertando del estupor, Judas cuchichea con otros discípulos, y reclama por el derroche. ¡Cuántos pobres habrían podido ser atendidos con el dinero del perfume! María no escucha, ella continúa su acto de amor, acariciando los pies amados, cansados por los largos caminos.

Antes había sido Marta quien le había criticado; ahora es Judas. Pero, al igual que la vez anterior, el Señor sale en defensa de María. Ella se ha anticipado a ungirle para la sepultura.

Después de su muerte, otras mujeres intentarán ungir su cuerpo, pero cuando quieran hacerlo, Él ya no estará en la tumba.
María tuvo ojos ungidos para derramar su amor sobre Él a tiempo. No fue así con las otras mujeres.

En Juan 11:2 se menciona el hecho más relevante relacionado con estas dos hermanas. Es lo que el apóstol Juan recuerda con mayor insistencia cuando escribe su evangelio más de cuarenta años después de ocurridos los hechos. ¿Qué es ? "María fue la que ungió al Señor con el perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos". Esto es maravilloso.

Las Marías, no las Martas, son las que perfuman la casa de Dios con el derroche de su vida. Las Marías, no las Martas son las que reciben la aprobación de Dios. Las Marías, no las Martas, son las que se vuelven al Señor con todo su corazón, en una ofrenda grata, cada día.

¿Cuál ha de ser el nombre de cada una de las hijas de Dios?

¡María!

 

Permalink Responder para mariano Serna Martínez el junio 7, 2012 a las 2:11pm

Veo que te ha gustado el texto Servan,... pues si tecleas en la barra de dirección del GOOBLE, marta y maría. aguas vivas, te sale en la primera opción. Se trata de una revista religiosa y esas cosas,... un saludo.

Permalink Responder para Augusto Pugliese Rossi el junio 7, 2012 a las 4:34pm

¡Felicitaciones por el flamante abuelazgo, Mariano! Y mis deseos de felicidad para Marta María.

No comparto lo que dice el texto que insertaste. Para mí la historia de Marta y María de Betania es como la divisa monástica: ora et labora. Ambas querían y eran queridas por Jesús y, según la tradición, también estuvieron presentes en la crucifixión. Las dos son necesarias e igualmente santas y mientras una trabajaba por su bienestar la otra lo escuchaba y adoraba.

Creo que Lázaro y sus hermanas simbolizan la idea esencial del cristianismo: están entre los primeros en aceptar a Jesús como el Cristo, lo escuchan y sirven y son premiados con la resurrección. Una familia privilegiada.

Como pequeño homenaje a Marta María inserto esta pintura de Vermeer de sus dos epónimas.

 

Permalink Responder para mariano Serna Martínez el junio 7, 2012 a las 6:10pm

Gracias Augusto por tu felicitación,... en lo de Marta y María, las hermanas de Lázaro, estoy de acuerdo con las opiniones de ambos (Servan y Augusto)o eso creo,... pienso que como tantas otras cosas de los libros sagrados, se trata de un mensaje, que se presta a interpretaciones contradictorias, según interese a cada momento u ocasión, y que expone los dos aspectos necesarios de la vida de los creyentes, como dice Augusto, el ora y labora o el más actual y refranero de "a Dios rogando y con el mazo dando",... se entiende al tajo y no a los congéneres, lo cual suele ser bastante habítual. Uno de tantos episodios que creo que o nunca ocurrió o que su contenido se ha alterado para lograr lo que hoy conocemos sobre el.

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