Flechas, 'pilum' y cántabros irreductibles: la Montaña Palentina devuelve copioso material de un gran asedio romano

Excavación arqueológica de La Loma, en Palencia. IMBEAC/HEROICA

Año tras año, excavación tras excavación, el castro de La Loma, en Santibáñez de la Peña (Palencia), se está configurando como una fuente de abundantes restos arqueológicos del que fuera uno de los mayores asedios romanos durante las Guerras Cántabras.

A diferencia de otros episodios bélicos relacionados con la dominación de las díscolas tribus indígenas (29-16 antes de Cristo), el asedio romano a La Loma no tiene registros en los clásicos de la historiografía, desde Livio a Floro, pero sí sobre el terreno. La última campaña de un equipo de arqueólogos ha sacado a la luz decenas de vestigios del asedio de los ejércitos de Augusto, quien acabó arrasando uno de los más importantes 'oppidum' indígenas.

Las excavaciones comenzaron en 2003 y se desarrollaron en dos periodos con una década de interrupción en medio: 2003-2007 y 2017 hasta la actualidad. El primer período de excavación lo dirigía Eduardo Peralta Labrador. En el período que arranca en 2017, la excavación está dirigida además por el equipo de arqueólogos compuesto por Jesús F. Torres Martínez y Santiago David Domínguez-Solera.

Estos dos últimos pertenecen al Imbeac, el Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico, presidido por Torres Martínez, quien también es su director científico. Domínguez-Solera es también director del gabinete de investigación y difusión de Heroica Arqueología y Patrimonio Cultural.

Asedio de grandes dimensiones

Los acontecimientos se desarrollaron al inicio de la campaña militar para doblegar a los indómitos cántabros. Esta fase se desarrolló en la Montaña Palentina, a los pies de la Cordillera Cantábrica, durante los años 25 o 24 antes de Cristo.

El asedio fue de grandes dimensiones. Roma sitió el castro con un campamento principal, otros secundarios y fuertes, todos ellos unidos por trincheras y empalizadas. El 'oppidum' fue arrasado finalmente y 2.000 años después aún se siguen extrayendo de la tierra miles de restos de los combates y los asentamientos, sobre todo restos de armamento, puntas de flecha y otras armas arrojadizas.

La Zona Arqueológica de La Loma está compuesta por un espectacular y muy bien conservado dispositivo de asedio romano alrededor del asentamiento o castro indígena del territorio de los Pueblos Cántabros (camáricos) en el Norte de Palencia, informa el arqueólogo Santiago David Domínguez-Solera.

El dispositivo de asedio se componía de un campamento principal ('castra aestiva') y varios fortines y campamentos secundarios (han sido localizados dos 'castella') unidos entre sí por fortificaciones de contravalación y circunvalación. Finalmente, el 'oppidum' indígena fue tomado al asalto desde la ladera noroccidental y arrasado, como se ha podido constatar arqueológicamente.

Los trabajos arqueológicos desarrollados por el equipo del Eduardo Peralta entre 2003 y 2007 sirvieron para recuperar parte de las estructuras defensivas del castro indígena, así como parte de las del campamento romano principal y de los dos campamentos secundarios descubiertos hasta ahora. También se recuperó muy abundante material, tanto indígena como militar romano, generando una de las colecciones de piezas bélicas más importantes para el mundo romano en su época.

Como objetivos de la de excavación se encuentran la musealización, la puesta en valor y el fomento de la Zona Arqueológica de La Loma como recurso cultural y turístico de primer orden del municipio y de la zona en la que se integra. Durante los diez años en los que no se intervino en los yacimientos hubo expolio de los mismos, unos daños que se han venido evaluando.

Entre 2018 y 2021 se han excavado nuevos sectores del perímetro externo de la muralla y cercanos a uno de los accesos en el punto en el que más concentración de proyectiles de flecha romanos se ha determinado y por donde se ha confirmado que se produjo el asalto final al castro.

También se ha podido estudiar la técnica constructiva de las murallas y su evolución a lo largo de varios siglos, ha asegurado el doctor Domínguez-Solera, siendo reflejo esta última del auge político, social y militar de las culturas de la II Edad del Hierro en la Cordillera Cantábrica antes de su conquista por parte de Roma. “La revisión de materiales de la primera fase de investigación, los estudios específicos de cerámica y fauna, el fotografiado aéreo, la topografía 3D y la publicación de los resultados (a nivel divulgativo y científico) completan el inventario de trabajos emprendidos”, ha manifestado.

La muralla de la parte inferior del castro, donde se encontró una gran cantidad de puntas de flecha y de proyectiles metálicos pesados, de donde se deduce que esta fue la zona por donde se acometió el ataque más virulento a la muralla. Las hiladas detrás del derrumbe que están ordenadas, son las que delimitan el grosor de la muralla, alcanzando esta en torno a los 5 m de ancho.

Excavación futura

La excavación en el futuro se centrará en el sistema de acceso al castro, con la calzada, la puerta, su pasillo y el espacio o cuello de botella que hay tras el bastión. De esta manera, se pretende alcanzar a comprender “la complejidad del sistema defensivo, a la par que obtendremos datos del asalto por esta parte. Más datos de los que ya tenemos”, aseguran los promotores del proyecto, quienes no descartan ver aflorar algún día todo el área.

El equipo de arqueólogos es consciente de que tiene una tarea ardua por delante, pero se muestra convencido de que con el tiempo el visitante podrá acceder a todo el área original. “Hemos excavado prácticamente las dos terceras partes del total. Pensamos que la visita podrá incluso entrar al castro por la propia puerta original y entender todo mejor”, aseguran.

El material que se ha encontrado ha sido depositado en el Museo de Palencia. Paralelamente, se está pensando en habilitar en internet un museo virtual y que en el futuro la zona acoja un centro de interpretación con reproducciones. La decisión final la tomará el Ayuntamiento de Santibáñez, que es el promotor de este proyecto. En todo caso, todos los años, antes de su entrega al museo, los materiales encontrados son expuestos al público en jornadas de puertas abiertas.

Fuente:eldiario.es | 29 de mayo de 2022

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