Foto: Fragmento del ánfora hallado, donde puede leerse la inscripción fenicia 'ypq'.
La inscripción de tres caracteres grabada en un ánfora parece revelar la identidad de su propietario. El hallazgo muestra la temprana influencia cultural del Próximo Oriente en el área de la Península y de Gadir
Fuente:
Virginia León, Cádiz | Diario de Cádiz.es, 11 de noviembre de 2010
Los hallazgos del Cómico, ese gran filón de la arqueología gaditana situado en el que era uno de los puntos más altos de la antigua isla de Erytheia, no dejan de sorprender.
Entre los múltiples restos documentados llama la atención la inscripción en un fragmento de ánfora de lo que se denomina un "grafito trilítero fenicio". O lo que es lo mismo, un grabado de tres caracteres realizado por incisión que se ha identificado perfectamente con grafemas del alfabeto lineal semítico-noroccidental en sus series fenicias y que, de izquierda a derecha, puede leerse "ypq".
Un hallazgo de gran interés desde un punto de vista filológico, al desconocerse hasta la fecha un término de similar contenido en la lengua fenicia occidental.
Así consta en el estudio paleográfico realizado por José Ángel Zamora, del Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Sobre este experto recayó el encargo de este informe, una vez que el equipo de arqueólogos que trabaja en el yacimiento -María de los Ángeles Navarro, José María Gener y Juan Miguel Pajuelo- descubrió la curiosa inscripción.
En su estudio se desgranan datos de gran interés referentes a su lectura e interpretación. En primer lugar, su correspondencia con "un nombre personal, bien sea completo o abreviado". De ser así, que es lo "más probable", apunta el texto, se trataría de la primera aparición de un antropónimo de esta época, ya que "no existen testimonios en la epigrafía fenicio púnica conservada de nombres propios que se relacionen con el grafito". Si bien, "el nombre ypq sí que pertenece a la tradición del antiguo Mediterráneo oriental, pues se conoce en los textos ugaríticos (lengua semítica desaparecida) de finales del II milenio antes de nuestra era".
Pero aparte de la hipótesis de que el propietario del ánfora quisiera dejar su impronta con el grabado de su nombre, la investigación tampoco descarta que se trate de un término común relacionado con el control comercial del contenido del recipiente. Una inscripción que podría señalar, por ejemplo, el lugar donde se adquirió el producto. "Aunque parece lo menos probable", dice.
Otro de los datos más interesantes de este descubrimiento es su carácter arcaico (de finales del siglo IX a.C-principios del VIII), al arrojar un nuevo halo del luz sobre la antigüedad del abandono de los edificios hallados hasta ahora en el terreno.
Por tanto, asegura el experto en paleografía, "se demuestra la importante y temprana presencia de esta influencia cultural del Próximo Oriente en la Península y en el área de Cádiz". Influencia que también se refleja en la importación de la propia escritura, "como se ve en la persona que escribió el grafito, ya que dominaba perfectamente la escritura", señala.
En este sentido, el concejal de Cultura, Antonio Castillo, muestra una gran satisfacción ante la confirmación de otro hallazgo que viene a "corroborar los famosos 3.000 años de ocupación de la ciudad".
El fragmento de este ánfora que fue grabada después de su cocción ha aparecido en una de las quince dependencias de los edificios -separados por una calle- que se han excavado hasta ahora. Dependencias de uso doméstico que fueron construidas en fases distintas y que se abandonaron entre el 830 a.C. (finales del siglo IX a.C.).
En cuanto a los datos pormenorizados de la cronología que se desprenden de su estudio paleográfico se ha descubierto que gráficamente, el grafito presenta rasgos que remiten de forma general al trazado de los signos fenicios del siglo VIII a.C. "Alguna característica del epígrafe se atestigua ya a finales del siglo anterior, pero también alguna otra es más propia de una fase más avanzada de este mismo siglo.
Un descubrimiento que, en su conjunto, señala el edil de Cultura, "ha contado con todo el empeño del equipo de gobierno municipal y los arqueólogos que trabajan en el yacimiento". Y es que la excavación ha supuesto una inversión total que casi asciende "al millón y medio de euros", además de "numerosas dificultades en la construcción del teatro, lo que ha conducido al retraso de las obras".
Ahora, todas las miradas se dirigen a la puesta en valor del yacimiento, para lo que Fomento ya ha emprendido los trámites pertinentes con el fin de conseguir la subvención de las Rutas Béticas Romanas. "Es cuestión de poco tiempo, pronto se empezará a trabajar en este proyecto que, sin duda, es uno de los objetivos que se ha marcado el Ayuntamiento de Cádiz", concluye el concejal de Cultura, Antonio Castillo.