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Fuente: noticiascastillayleon.com| 6 de agosto de 2013
El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Luis Domingo González, ha inaugurado esta mañana la exposición ‘Arqueología en la obra pública: La autovía del Camino de Santiago, A-231, León-Burgos’ en el Museo Arqueológico de Palencia.
Desde este martes, 6 de agosto, se pueden observar los hallazgos arqueológicos descubiertos en el yacimiento de Dessobriga, cerca de Osorno, y en el del despoblado medieval de Santa María, en Terradillos de los Templarios.
La ejecución de una importante vía de comunicación, como fue la autovía del Camino de Santiago, A-231, de León a Burgos, realizada por la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León, a través de la empresa pública de Gestión de infraestructuras entre 1999 y 2003, constituye un ejemplo de actuación que enriquece las colecciones de los museos provinciales de la Comunidad a donde deben ir a parar los materiales descubiertos. Esto es así gracias al interés de la Junta por conjugar la realización de las obras públicas con el estudio y la conservación del patrimonio arqueológico de la zona.
Yacimiento del despoblado medieval y necrópolis de Santa María
Los visitantes a esta exposición pueden observar los restos encontrados en la antigua aldea medieval de Santa María, en Terradillos de los Templarios (Palencia). El enclave de Santa María se localiza en pleno Camino de Santiago, en un área de pequeñas lomas dedicadas al aprovechamiento cerealístico. Este asentamiento, con una extensión de 5,6 hectáreas, se corresponde con el despoblado de Villaoreja, una pequeña aldea medieval dependiente del monasterio cisterciense de San Esteban de Nogales, dentro de la diócesis de León. Hay noticias de su existencia desde el siglo XII, conociéndose en la centuria siguiente la presencia de dos iglesias, una de ellas bajo la advocación de Santa María que, con el tiempo, ha dado el nombre al propio yacimiento.
El trazado de la autovía del Camino de Santiago León-Burgos afectó a una parte de su superficie, por lo que fue necesaria la realización de una extensa excavación arqueológica de 3.100 metros cuadrados. Esta permitió descubrir los restos del poblado medieval y de la antigua iglesia con el cementerio anexo.
La colección de piezas procedentes de los trabajos de excavación arqueológica en el yacimiento se compone de un total de 7.124, pudiendo formar parte del objeto de estudio 1.700 piezas. De estas, el 91 % son fragmentos cerámicos procedentes de diferentes objetos (ollas, jarras, cántaros, cazuelas, platos, vasos, coladores…). Por otra parte, se han hallado 33 ejemplares de monedas; objetos de adorno de bronce (dos hebillas de cinturón, pendientes…); objetos de hierro (una paleta, una bisagra, clavos, herraduras, punteros, cuñas, aros, remaches, pasadores, grapas, etc.); objetos de hueso, muy escasos, ya que solo se recuperaron cuatro piezas con una esmerada ornamentación (tres mangos y un extremo apuntado de un punzón), y vestigios líticos, entre los que se constatan una serie de elementos de cronología prehistórica (tres hachas pulimentadas, una lámina de sílex y algunas lascas).
Del extenso caserío únicamente se ha hallado un centenar de hoyos y cubetas de diferentes tamaños, destinados inicialmente al almacenamiento de víveres y herramientas, aunque finalmente acabarían siendo empleados como vertederos. Dentro de estos silos se ha localizado un buen número de piezas pertenecientes a la vajilla cerámica de las etapas pleno y bajomedieval, así como otros enseres y utensilios metálicos. Las edificaciones del poblado fueron construcciones sencillas, de poca consistencia, realizadas con adobe y barro, y en las que se utilizaban elementos vegetales para la techumbre. Es por esto que apenas dejaron evidencias de sus cimentaciones, excepto algunos hoyos de poste o simples rebajes en el terreno.
En la zona más elevada del enclave se detectó una serie de evidencias arqueológicas que se relacionan con la construcción de la iglesia de Santa María y con el cementerio de la aldea. Del templo se localizaron algunos restos del zócalo del lateral norte así como la cimentación de una torre de planta cuadrada, que han permitido definir una planta rectangular, de pequeñas dimensiones y orientación cristiana, este-oeste. Estas características permiten relacionarla con otras pequeñas iglesias del románico palentino, como son los casos de Canduela o Monasterio.
Tanto la superficie ocupada por la iglesia como su entorno circundante fueron empleados como espacio cementerial, constatándose un total de 176 tumbas. Generalmente eran fosas simples abiertas en el suelo, a las que se vinculan 256 inhumaciones individuales, y que se distribuyen en tres niveles superpuestos de enterramientos. Entre sus escasos ajuares destaca la presencia de un importante lote de monedas, halladas junto a 30 de los enterrados, que fueron acuñadas entre los siglos XII y XIV, correspondiendo mayoritariamente a los reyes de León y de la Corona de Castilla.
Dessobriga, una ciudad prerromana y romana
En la exposición del Museo Arqueológico de Palencia, ‘Arqueología en la obra pública: La autovía del Camino de Santiago, A-231, León-Burgos’, también se puede ver una muestra del asentamiento que las fuentes clásicas identifican como la ciudad prerromana y romana de Dessobriga, de 194 hectáreas. Se sitúa en las inmediaciones de la localidad de Osorno, a caballo entre las provincias de Palencia y Burgos, cuyo límite atraviesa el enclave de norte a sur. Los hallazgos arqueológicos son fruto del trabajo previo a la construcción de la autovía del Camino de Santiago, la A-231. Las labores arqueológicas se realizaron entre los meses de junio y septiembre de 2001 en una superficie de 5.000 metros cuadrados.
Estos descubrimientos han resultado interesantes para conocer la ocupación de la Primera Edad del Hierro, ya que se reconoció en planta una amplia superficie del poblado. En total se exhumaron 19 cabañas circulares, la mayoría de ellas, articuladas en torno a tres calles en una incipiente ordenación urbanística. Además se halló una zona dedicada a actividades artesanales relacionadas con un horno. Desde el punto de vista cultural, este poblado se inscribe dentro del momento de plenitud del horizonte Soto de Medinilla, datándose a partir de la arquitectura doméstica, del material cerámico y de las diversas dataciones absolutas realizadas entre los siglos VIII y V a.C.
En algunas zonas de la actuación se atestiguó por encima de los niveles del Hierro I algunos restos pertenecientes a la época celtibérica. En cuanto a la ocupación de época romana, sólo aparece representada por algunos fragmentos cerámicos recuperados en los niveles superficiales, los cuales deben proceder de la parte alta del páramo, lugar donde se asienta la antigua ciudad indígena y romana de Dessobriga, que da nombre a este extenso yacimiento arqueológico.
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