Fuente: LNE | Alba Sánchez | 18 de septiembre de 2012

La cueva de Coimbre, en la localidad de Besnes, en Peñamellera Alta, Asturias, es «el yacimiento con la densidad de ocupación humana más importante del Oriente y la más significativa de toda Asturias», señaló ayer el doctor en Historia y profesor-tutor de Prehistoria de la Universidad a Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Gijón, David Álvarez, la jornada inaugural de las excavaciones de esta temporada en la gruta.


La cueva, también llamada de las Brujas, suma ya cinco campañas de investigación. En el interior de la caverna, a sólo 60 metros de la entrada, se ha constatado una intensa ocupación humana del magdaleniense superior, hace 15.000 años. De ese punto se están extrayendo para su estudio numerosos restos de huesos de fauna, como corzos, rebecos, conejos e incluso osos y salmones. Las investigaciones demuestran una inequívoca organización entre los pobladores humanos, ya que hay hasta una zona de despiece de animales.

Por la izquierda, de pie, Manuel Amalio Valles, Julio Rojo, David Álvarez, Manuela Fernández, Ramón Obeso y Javier Menéndez; agachados, María de Andrés y Óscar Puente.


También se están recuperando numerosos objetos, como herramientas de caza y pesca de uso cotidiano, que demuestran que los seres humanos que habitaron Coimbre eran cazadores y recolectores. Destacan varias azagayas con decoración, que se suman a colgantes y cuentas de hueso, además de industria lítica: raspadores, raederas, buriles y puntas de dorso, casi todas fabricadas de sílex.


No era un lugar de asentamiento continuo, pero aquellos seres humanos pasaban largas temporadas en la cueva, quizás en épocas de abundante caza. No se han encontrado por el momento huesos humanos. Álvarez admitió que se desconoce que hacían con los muertos, ya que no se encontró ningún hueso que no fuera ocasional, como algún diente. Los pobladores estaban muy organizados: en una zona despiezaban, dejaban los desechos y procesaban las pieles, y en otra se calentaban y se agrupaban. Todo ello a una temperatura que no descendía en el invierno de 14 grados centígrados.


Esta última campaña de excavaciones que acaba de comenzar en la cueva de Coimbre durará alrededor de 15 días y luego vendrá el momento de procesar y, finalmente, publicar todos los resultados de los restos encontrados. Tanto la excavaciones como las investigaciones se llevan acabo con el mecenazgo de la fundación María Cristina Maseveu Peterson. También colaboran activamente el Ayuntamiento de Peñamellera Alta, un grupo de espeleólogos de la asociación «L'Esperteyu», voluntarios y alumnos de la UNED.


Según Álvarez, la cueva era muy conocida por los vecinos de las localidades más próximas y se usaba para la extracción de sedimentos para usos agrícolas.

En el año 1971 dos jóvenes de la localidad de Alles, Miguel Gutiérrez y Luis Noriega, hallaron unos grabados, entre los que destacaba uno de un bisonte (izquierda) e informaron de ello al médico del lugar, Gregorio Gil. Este y el prehistoriador José Alfonso Moure Romanillo dieron cuenta del hallazgo en varias revistas.

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Se retrasa hasta 2015 el regreso de las excavaciones a la cueva de Coímbre

Investigadores en la cueva de Coímbre durante una de las campañas realizadas en los pasados años./ N. A.

Fuente: El Comercio.es | Terry Basterra | 20 de septiembre de 2014

Finalmente los expertos que entre 2008 y 2012 han investigado la cueva de Coímbre no regresarán este otoño a la cavidad peñamellerana. Aunque sí se espera que puedan hacerlo a lo largo de 2015. Así lo indica David Álvarez Alonso, el doctor en Historia y profesor-tutor de la UNED y uno de los responsables de estos trabajos junto con José Yravedra, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid.

Álvarez Alonso explica que en la actualidad están centrados en un intenso trabajo de laboratorio para analizar y catalogar las miles de piezas de material lítico y óseo halladas en esta gruta situada a apenas un kilómetro de la localidad de Alles. Estas labores requieren mucho trabajo y en ellas intervienen numerosos especialistas que llevan a cabo diferentes análisis a los restos hallados.

No será hasta que se acabe este trabajo de análisis y catalogación, y se publique la consiguiente memoria de la investigación llevada a cabo durante un lustro en Coímbre, cuando los investigadores se plantearán su regreso a una cueva en la que, según aseguran, «queda mucho material por extraer». David Álvarez Alonso confía en que el libro monográfico que recoja toda esta labor se publique durante la primera mitad de 2015. De hecho avanza que «es posible que de cara a la primavera ya sepamos algo más sobre los plazos y sobre cuándo podremos volver a la cueva». Y es que como aseguran los investigadores, «con unos pocos días excavando en Coímbre luego necesitas meses y hasta años para analizar todo el material extraído».

Los grabados tienen unos 15.000 años de antigüedad y están distribuidos principalmente en tres zonas de la cueva, aunque la mayor parte de las representaciones se concentran en una misma sala. Se recrean en sus paredes desde signos característicos de la cultura magdaleniense hasta animales, tales como cabras, ciervos y caballos, aunque destaca entre todos la imagen de un gran bisonte que, sin lugar a dudas, podría convertirse en icono de la cueva.

La publicación recogerá tanto los resultados del estudio llevado a cabo sobre los grabados de la caverna como las conclusiones a las que se llegue tras el análisis de la ingente cantidad de piezas extraídas de las entrañas de esta gruta durante las diferentes campañas de excavación, desarrolladas entre 2008 y 2012. Y es que durante este periodo se han localizado restos de industria ósea como azagayas, arpones, varillas, punzones, objetos de adorno-colgante y una amplia colección de industria lítica rica y variada que puede ayudar a entender las actividades que se realizaban en la cueva. Pero también restos de fauna cazada y consumida en la propia cueva que corresponden principalmente a cabras, rebecos, ciervos y algún corzo, pero también a salmones pescados en el río Cares.

Financiación

Los investigadores tienen garantizados los fondos para su trabajo por parte de la Fundación Masaveu y el Principado hasta la publicación de la monografía. A partir de entonces deberán buscar nueva financiación para costear futuras campañas en Coímbre.

No se descarta en próximos años las excavaciones se lleven a cabo también en el entorno de la cueva, ya que se estima que puede haber multitud de restos arqueológicos porque la de Coímbre fue una cueva habitada que contó con una notable densidad de pobladores durante diferentes épocas del año.

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