Escándalo arqueológico en el yacimiento castreño de la Campa Torres (Gijón-Asturias)

Ayer miércoles, dia 21 de abril, nos desayunábamos con la espectacular noticia (véase más abajo) de que se habían localizado en un búnker del yacimiento arqueológico castreño de la Campa Torres (Gijón) nada menos que 20.000 objetos (de los que, por lo visto, nada se sabía hasta ahora) producto de las excavaciones que habían llevado a cabo en los años 80 y 90 los arqueólogos José Luis Maya (ya fallecido) y Francisco Cuesta. Para más inri, resulta que el re-descubrimiento (si cabe hablar así) de estos vestigios fue en la primavera de 2009, es decir, hace prácticamente un año, y nada se había dicho al público sobre tan curioso y sorprendente acontecimiento.

Algo realmente insólito y escandaloso. Uno siempre se había preguntado por qué era tan escaso el material ofrecido en el museo situado en la Campa Torres. Cuando se preguntaba por ello al personal del museo, nadie sabía responder qué había ocurrido con los materiales hallados (si es que se habían hallado) tras las excavaciones realizadas. Al final, uno suponía que se encontrarían guardados y en fase de estudio, o que serían depositados en el Museo Arqueológico de Asturias, el cual llevamos años y paños esperando a su definitiva reapertura.

Lo sorprendente es que los responsables de la excavación (José Luis Maya y Francisco Cuesta) nada comunicaron en su día sobre el depósito del material excavado, y ninguna autoridad, municipal y autonómica, siguió el control del asunto. O sea, escándalo sobre escándalo, máxime cuando, además, nos enteramos por la prensa de que "las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones".

¿Por qué no se controló, a partir de ahí, por parte de las autoridades, el fruto de las excavaciones realizadas? Es un misterio que lógicamente deberá exigirse que se aclare.

Encima, no parece nada seguro que el material recuperado cuente con una debida clasificación, catalogación y contextualización arqueológica (aunque desde instancias municipales y autonómicas se comunica que sí), lo que añade un factor de preocupación e indignación en medio del escándalo.

En fin, paso, sin más a exponerles las noticias para que cada cual saque sus propias conclusiones:

Aspecto que presentaba el depósito cuando fue encontrado.

Halladas en el búnker de la Campa Torres más de 20.000 piezas de las excavaciones

El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Grandas atribuye a la gerencia del parque el mal estado del material encontrado

Vía: LNE / M. S. MARQUÉS / 21 de abril de 2010

El grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres de Gijón, un conjunto de más de veinte mil piezas, entre las que se encuentran bronces, cerámicas y otros elementos exhumados de las construcciones castreñas, fue localizado hace unos meses en una especie de zulo clausurado en la zona del antiguo búnker del actual museo.

El paradero de una parte importante de la colección procedente de las excavaciones de la Campa era una de las incógnitas más comentadas del mundo de la arqueología asturiana, si bien nunca se cursó denuncia alguna que pudiera arrojar pistas sobre su localización.

Las excavaciones del yacimiento castreño de la Campa, dirigidas por el fallecido José Luis Maya y por Francisco Cuesta, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, se iniciaron a mediados de los años ochenta para finalizar a finales de los noventa. En ese tiempo ambos firmaron diferentes artículos dando a conocer la tipología del yacimiento. En alguno de ellos se hace el estudio de piezas cuyo paradero se desconoce aún hoy, como es el caso de las ánforas.

Foto: José Luis Maya, izquierda, y Francisco Cuesta, en la Campa Torres.

Francisco Cuesta niega cualquier responsabilidad sobre lo sucedido, aludiendo a los más de diez años que lleva sin pisar la Campa Torres. «Hace mucho que no voy por allí, casi milenios, por tanto no sé qué se hizo con los materiales que depositamos en una especie de almacén. Estaban en perfecto estado y recogidos en bolsas y cajas», declaró a LA NUEVA ESPAÑA.

A Cuesta no le sorprendió el hallazgo porque «sabía que estaban allí», lo que el arqueólogo dice desconocer es el estado en que se encontraron, responsabilidad que atribuye a la actual directora de Museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García.

Los cientos de cajas con las piezas de la Campa se localizaron tras descubrir una puerta que se encontraba oculta tras un armario. Una vez abierta, la escena que ofrecía no era la propia de un depósito arqueológico, sino más bien cientos de cajas apiladas y revueltas que llenaban la totalidad del espacio. La humedad y el abandono hicieron el resto, pudriendo etiquetas y deshaciendo paquetes, con el consiguiente perjuicio para la clasificación y contextualización de los materiales.

Paloma García, que lleva la gestión del parque de la Campa Torres desde el año 2000, desconocía el paradero de las piezas. «Me ocupo del parque, pero los responsables de los materiales procedentes de una excavación son los arqueólogos que la dirigen, así lo recoge la ley de Patrimonio». «Ellos son los responsables hasta que hacen la entrega y en este caso ni el Ayuntamiento de Gijón ni la Consejería de Cultura tenían constancia de su entrega».

Foto: Las cajas tal como se encontraron en el zulo hace pocos meses.


La responsable del parque afirma que los arqueólogos no dieron parte oficial del depósito a ninguna institución, como era su obligación. Paloma García asegura que el Ayuntamiento de Gijón es especialmente cuidadoso con las colecciones arqueológicas, de las que siempre se hace un inventario para después, en la mayoría de los casos, hacer un seguro a las piezas. Pone como ejemplo las procedentes de las excavaciones de la fábrica de salazones, de Veranes o Cimadevilla, yacimientos cuyas colecciones se custodian en las mejores condiciones, tras ser depositadas por los responsables de la excavación.

Las piezas ahora localizadas son de vital importancia para situar cronológicamente el yacimiento, aunque la falta de clasificación las descontextualiza e impide saber su localización estratigráfica. Las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones.

Muralla del Castro de la Campa Torres (Foto: G.C.C.)



Un yacimiento polémico con dataciones cuestionadas desde su origen

Vía: LNE / M.S.M / 21 de abril de 2010

El yacimiento castreño de la Campa Torres no consigue alejar la polémica de su historia. Las conclusiones cronológicas del yacimiento hace tiempo que están en entredicho al mostrar su desacuerdo con las mismas muchos expertos que no consideran acertadas las dataciones realizadas por los investigadores para la muralla de módulos.

En más de una publicación se cuestiona la metodología desarrollada por el tándem Maya-Cuesta, a los que se atribuye una errónea interpretación de los datos, lo que va a originar una falta de fiabilidad en las conclusiones para la muralla y las cabañas adjuntas.

Algunos expertos han indicado que aunque subsisten dudas sobre el procedimiento empleado en sus intervenciones arqueológicas, no cabe duda de la existencia de un importante horizonte prerromano en el yacimiento. En lo que ya no están tan de acuerdo es en que el origen de la muralla se pueda situar entre los siglos VI y V como hacen los autores de la excavación. Para buena parte de la profesión esas fechas están retrasadas al menos tres siglos, y niegan que se pueda hablar de Primera Edad del Hierro para situarla en el tiempo.

Para Maya y Cuesta, la edificación de la muralla debe asignarse al citado período de tiempo, propuesta que no es aceptable para otros investigadores, que se basan en los resultados de yacimientos como los castros de Moriyón, Castillo de San Martín y el Chao Samartín, donde la estratificación y las fechas radiocarbónicas no permiten remontar su construcción más allá del siglo IV a. de Cristo.

A la, para algunos, errónea atribución de la muralla de módulos se unen también críticas que hablan de «escasa finura del trabajo técnico, tergiversación de la estratigrafía y descuido en la documentación». En resumidas cuentas, un rosario de irregularidades que cuestionan un trabajo de más de una década que supuso una importante inversión económica.

A pesar de que suscriben una interpretación de fechas equivocada, los arqueólogos defienden la importancia de la Campa Torres porque se trata del único yacimiento asturiano de época prerromana que cuenta con materiales de importación. En Gijón se localizaron sigilata itálica, vasijas ibéricas, ánforas grecoitálicas y materiales púnicos, entre otros. Está presencia de bienes llegados de otras zonas indica la existencia de una relación comercial prerromana, y estos vestigios son los únicos de toda Asturias.

Hablando de vestigios, a los críticos con la actuación de Maya y Cuesta no les pasa por alto la escasez de materiales ofertados por un yacimiento en el que se excavó durante más de una década una superficie de varios miles de metros cuadrados. Atribuyen la escasez a que no se documentaron bien las ocho únicas casas exhumadas en un recinto donde hubo una ocupación de más de ocho siglos.


El PP pide al PSOE responsabilidades por el hallazgo de la Campa Torres

Según Pecharromán "se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada"


Vía: LNE / 21 de abril de 2010

El Partido Popular de Gijón pedirá al PSOE que asuma responsabilidades políticas y legales por el hallazgo de 20.000 piezas de las excavaciones en un búnker de la Campa Torres. Así, el concejal del PP, Manuel Pecharromán, pedirá explicaciones sobre el hallazgo al concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Gijón, Justo Vilabrille.

Según dijo hoy Pecharromán en declaraciones a Europa Press, los populares pedirán la comparecencia urgente de Vilabrille para que aclare una asunto que "deberían afrontar tanto Ayuntamiento como Consejería, actual y de la época".

"Se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres, que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada. Es cuanto menos escandaloso", añadió el concejal, que aseguró que las piezas abandonadas se encontraron hace unos meses y "ni siquiera entonces se informó de ello".

Asimismo, Pecharromán recordó que Asturias tienen una Ley de Patrimonio Cultural que se aprobada en 2001, que obliga a las administraciones a velar por el patrimonio arqueológico. Obligación que para el concejal no se está cumpliendo.

Con el fin de "aclarar" el hallazgo y establecer las responsabilidades correspondientes, el PP preguntará en el Pleno de Participación Ciudadana, Políticas Integrales, Vivienda y Deportes, desde cuándo tiene conocimiento el Ayuntamiento de la desaparición de materiales procedentes de las excavaciones de la Campa de Torres, así como qué personas conocían esta situación.

También abordarán la existencia de una relación documentada o inventario de esas piezas arqueológicas, cuál es su contenido y relevancia, y quién o quiénes realizaron esa relación o inventario. Además de cuáles han sido los materiales desaparecidos, y de cuáles se desconoce aún su ubicación.

Los populares también mostrarán su interés sobre a quién se notificó el descubrimiento y por qué no se informó a los concejales del Grupo Popular, a los medios de comunicación y a la ciudadanía. Asimismo, pedirán que se aclaren las acciones que va a emprender el gobierno municipal para aclarar lo sucedido en relación con estas piezas y las responsabilidades personales que en su caso se pudieran derivar.

El Partido Popular en la Junta General del Principado también presentará preguntas para que la Consejería de Cultura explique lo ocurrido, según adelantó Pecharromán.



Los arqueólogos ven «ocultación y dejación» en el abandono de piezas en la Campa Torres

La falta de registro supondrá la imposibilidad de conocer la evolución del poblado que se desarrolló en la zona durante más de ocho siglos

Vía: LNE / M. S. Marqués / 22 de abril de 2010

La noticia del hallazgo de más de veinte mil piezas arqueológicas abandonadas en un zulo del museo de la Campa Torres y procedentes de las excavaciones realizadas en ese castro durante varias campañas ha causado sorpresa e indignación en ámbitos científicos y políticos. Las valoraciones, que en su mayoría han hecho hincapié en la responsabilidad de los propios directores de la excavación y de las administraciones vinculadas a las mismas, subrayan la gravedad de unos hechos que consideran merecedores de alguna sanción.

Foto: El arqueólogo Jorge Camino


Para el arqueólogo Jorge Camino lo ocurrido permite hablar de «ocultación de patrimonio público» y de «incumplimiento de las obligaciones profesionales». Como responsable de diferentes campañas de excavación, Camino sabe que contextualizar el material es fundamental «porque ahí está todo el valor, es lo que va a indicar la edad del material y el contexto histórico al que pertenece». También considera procedente realizar un inventario con los datos de identificación de la pieza y su contexto, y someterla a limpieza y restauración. «Todo lo que no sea seguir estas pautas, que por otro lado son las que exige la legislación, va a restar fiabilidad a la excavación. Sin datos de procedencia se pierde el valor histórico contextual».

De este razonamiento se desprende que lo sucedido en la Campa Torres «va a impedir que tengamos conocimiento pormenorizado de la evolución del poblado vigente en la zona durante más de ocho siglos». Los expertos saben bien que la tipología de las piezas por si misma no es suficiente para identificar su historia ya que en muchas ocasiones siguen el mismo modelo varios siglos lo que dificulta poder realizar una datación concreta. Tras lo sucedido tampoco será posible conocer el área de distribución al que estaban asociadas, es decir, el lugar en el que aparecieron, bien sea una de las cabañas, una calle u otro lugar. Según el arqueólogo la pérdida es considerable. «Un depósito de materiales que no esté bien referenciado hace que el yacimiento pierda parte de su significado histórico y cronológico».

Tras calificar de grave lo ocurrido, sostiene que la Administración no puede desentenderse de este tema y debe averiguar que pasó. «Es su competencia saber por qué se llegó a esta situación». También mantiene que Cuesta es responsable como director de la excavación y «no puede trasladar esa responsabilidad a nadie».

La arqueóloga Carmen Fernández Ochoa


Siguiendo la legalidad vigente, lo mismo opina Carmen Fernández Ochoa, actual directora de las excavaciones de Gijón, que entiende que la responsabilidad de los materiales arqueológicos es del director mientras los tenga en depósito para su estudio. Del hallazgo desconoce los detalles y el elenco de materiales «por lo tanto no sé hasta donde puede llegar el perjuicio ocasionado al patrimonio». Catedrática de Prehistoria de la Universidad Autónoma, Fernández Ochoa, que dice no tener relación alguna con la Campa Torres, subraya que situaciones como ésta tienen mucho que ver con el acopio de materiales que hacen los investigadores para su estudio, una tarea para la que carecen del apoyo y que muchas veces acaba como lo visto ahora.

Añade que tras el fallecimiento de José Luis Maya se desconoce en que situación quedaron esos bienes. «De cara a una posible continuidad debería estar todo registrado», afirma. Aunque en esta ocasión Fernández Ochoa no ha querido cargar las tintas sobre lo sucedido, con anterioridad cuestionó la labor de Maya y Cuesta en la Campa Torres en un artículo sobre los castros y el inicio de la romanización en Asturias en el que hablaba de dudas sobre el procedimiento empleado en la excavación.

No fue la única en poner en duda la forma de llevar el desarrollo de la excavación, otros como Almudena Orejas, Javier Sánchez-Palencia, Alfredo González-Ruibal, Elías Carrocera, María Dolores Fernández-Posse o el mismo Jorge Camino también fueron críticos con los resultados presentados. El mayor desacuerdo estuvo en la datación de la muralla de módulo, que llevó a los expertos a referirse en varias publicaciones a «los más que dudosos datos de la Campa Torres».

El arqueólogo Miguel Ángel de Blas


Sobre el reciente hallazgo de las piezas en el búnker de la Campa opina también el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, Miguel Ángel de Blas, que lo considera un «hecho extraño e infrecuente» y se confiesa muy sorprendido por la noticia. «No me podía imaginar que hubiera un cúmulo de testimonios arqueológicos aparcados en un lugar del que no se tenía constancia».

Al profesor, la sensación que producen los hechos es de «dejadez», de «olvido». Tampoco entiende la respuesta de Francisco Cuesta «afirmando no saber nada», lo que le parece tan extravagante como la propia historia. «Esto no es respuesta para un hecho tan grave, aumenta el desconcierto y el aire extraño de la noticia. Es un caso claro de abandono que legalmente debería tener una sanción». Para De Blas, que dirigió durante muchas campañas las excavaciones del Monte Areo, en Carreño, la destrucción de datos por falta de catalogación de los objetos supone la pérdida de un montón de materiales que se quedan sin valor científico.

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Respuestas a esta discusión

Faltaba en este deleznable proceso político de acoso y derribo al arqueólogo Ángel Villa la opinión de la reputada arqueóloga Carmen Fernández Ochoa, cuyo silencio, hasta el momento, comenzaba ya a resultar un tanto sospechoso.

 

Pues bien, hay que descartar tal impresión radicalmente. No sólo ha salido hoy a la palestra informativa para declarar su total apoyo a Ángel Villa, sino que apunta que estuvo haciendo gestiones para parar semejante atropello, si bien se encontró con posicionamientos negativos e irracionales a sus consideraciones.

 

No nos extraña nada. Está visto que en esa Consejería de Cultura de dirige Mercedes Álvarez anidan perversos sectarismos de toda laya, y, sobre todo, una pertinaz contumacia en la incompetencia. Ya veremos qué dicen los electores en los próximos comicios autonómicos. Esperemos que a tan histórica ineptitud y torpeza le queden cuatro telediarios.

 

Fernández Ochoa ve «irracionalidad» e «injusticia manifiesta» en la sanción a Villa

La directora de las excavaciones de Gijón considera el proceso fruto de «posturas interesadas que exageran lo sucedido» en perjuicio del arqueólogo.

Vía: LNE| M.S. Marqués| 6 de mayo de 2011

 

La cadena de apoyos y las innumerables muestras de solidaridad que el arqueólogo Ángel Villa ha recibido en los últimos meses suman ahora un nuevo y significativo refuerzo con la defensa que de su nombre y de su trabajo realiza la arqueóloga asturiana y catedrática de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid, Carmen Fernández Ochoa (foto a la izquierda).

La profesora, que hace una detallada glosa del quehacer arqueológico y la contribución de Ángel Villa al conocimiento del mundo castreño y la romanización, lamenta con asombro la situación que está viviendo el arqueólogo y su separación de las labores que venía realizando, lo que a su juicio constituye «no solo una injusticia manifiesta hacia el trabajo realizado por Villa, sino un auténtico baldón para la arqueología de nuestra tierra».

La directora de las excavaciones de Gijón desde hace más de dos décadas que hasta ahora había mantenido silencio en torno a la situación que padece Villa por el expediente disciplinario abierto por la Consejería de Cultura, que le acusa de falta de diligencia a la hora de informar del hallazgo, en condiciones deplorables, de miles de piezas arqueológicas en la Campa Torres, señala que además de defender la trayectoria profesional de Villa sus declaraciones a favor del arqueólogo son «consecuencia directa de algunos diálogos mantenidos a distintos niveles y que resultaron claramente infructuosos». Tras sus vanos intentos de mediar en la polémica comenta que «la dosis de irracionalidad que acompaña el proceso no es fácil de comprender y solo se explica como fruto de posturas personales que exageran interesadamente los episodios o sucesos que conforman la base de la injusta sanción que se quiere aplicar a Ángel Villa».

El apoyo de Ochoa da la medida del descontento del mundo de la arqueología que, como se comentaba en un artículo reciente, ve cómo se «convierte en personas incómodas a los buenos profesionales y se premia a los responsables del expolio».

La política sectaria de persecuciones, acosos, enfrentamientos, divisiones, favoritismos, y demás actitudes impropias y vituperables, que ha venido llevando a cabo la Consejería de Cultura que dirige Mercedes Álvarez, en el seno de los trabajadores adscritos a la misma, tiene como consecuencia inmediata, a raíz sobre todo de este escándalo de la Campa Torres, que algunos de ellos acudan ya directamente a la justicia con el fin de poner coto a tanta iniquidad.

 

En este sentido, el arqueólogo Jorge Camino ha interpuesto una denuncia en la fiscalía contra el informe que sobre el escándalo de la Campa Torres había elaborado el también arqueólogo César García de Castro (el cual, recordemos, fue favorecido recientemente desde la Consejería de Cultura al ser nombrado director técnico del Museo Arqueológico de Asturias, lo cual ha sido cuestionado, así mismo, por los sindicatos), al omitir éste cualquier consideración de que Francisco Cuesta tuviera algo que ver en tan impresentable asunto, siendo, como fue, uno de los responsables de las excavaciones que se llevaron término en dicho castro.

 

La verdad, no me extraña nada. Tal aplicación de la ley del embudo, tratando de salvar a Francisco Cuesta y hacer cargar la culpa en personas que no han tenido que ver, más que de forma colateral, con el escándalo, indigna a cualquiera. Y es lamentable comprobar cómo algunos, para salvar el cuello, se prestan a realizar semejantes informes.

 

En fin, espero que el culebrón se termine en las próximas elecciones autonómicas. La Consejería de Cultura es un auténtico desastre, en la que no será fácil restañar las heridas y reparar los múltiples errores de gestión cometidos. Hay que abrigar la esperanza de que haya un nuevo gobierno y un nuevo responsable con un poco más de sensatez, responsabilidad y buen hacer. En términos comparativos, no creo ello sea muy difícil de conseguir si se produce un cambio político en la dirección de los intereses de Asturias.

 

La fiscalía admite una denuncia contra un arqueólogo de Cultura

Camino acusa a García de Castro de omitir de forma expresa en un informe la responsabilidad de Cuesta en la Campa Torres

 



Vía: LNE | M. S. MARQUÉS | 17 de mayo de 2011

La fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha abierto una investigación con relación al informe emitido por el arqueólogo de la Consejería de Cultura César García de Castro, al que se acusa de «ocultar de forma expresa graves implicaciones del arqueólogo responsable del yacimiento de la Campa Torres, Francisco Cuesta Toribio», en relación con el escondrijo de materiales arqueológicos del yacimiento.

La fiscalía abre diligencias tras la denuncia presentada por el arqueólogo Jorge Camino Mayor, adscrito al Museo Arqueológico de Asturias, contra el informe emitido por César García de Castro en el que el denunciado propone la incoación de expedientes informativos, y en su caso disciplinarios, a la directora de museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García Díaz, «ocultando de forma expresa en su informe las graves implicaciones de Francisco Cuesta Toribio», arqueólogo responsable del yacimiento de la Campa Torres y actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime.

Francisco Cuesta fue director de las excavaciones de la Campa Torres desde el 10 de julio de 1986 hasta el mes de septiembre de 2000 y, por tanto, según la denuncia, responsable directo del cumplimiento de la obligación prevista en el artículo 67.4 de la ley de Patrimonio Cultural del Principado que dispone: «corresponde a los directores de las excavaciones la responsabilidad en el cumplimiento de la obligación de depositar obligatoriamente en el Museo Arqueológico de Asturias los restos y objetos de interés descubiertos como resultados de actividades arqueológicas debidamente inventariados, catalogados y acompañados de la memoria de excavaciones, en el plazo máximo de un año».

Según Jorge Camino, el informe realizado por César García de Castro, a propósito del hallazgo de los materiales arqueológicos abandonados en un sótano cuya entrada se ocultaba tras un armario, «no hace mención alguna ni a la persona del arqueólogo Cuesta Toribio, ni a su función como responsable de la excavación», mientras que sí propone la incoación de un expediente a la responsable de museos de Gijón, informe que sirve «como base» para la incoación de sendos expedientes disciplinarios al arqueólogo Ángel Villa Valdés y a la ex directora del Museo Arqueológico Elisa Collado, a los que la Administración del Principado responsabiliza de no haber informado con la suficiente premura del descubrimiento de los materiales abandonados.

La denuncia se sustenta en que «pese a las directas responsabilidades de Cuesta Toribio -susceptibles de ser acreditadas sin mayores esfuerzos dialécticos al resultar obvias-, García de Castro no informó de las mismas en el expediente ni hizo referencia alguna a Cuesta Toribio». En dicha omisión, Camino ve «intencionalidad del denunciado en ocultar las responsabilidades de Cuesta Toribio y su participación decisiva en el comportamiento delictivo producido con los materiales arqueológicos abandonados».

Además, señala la denuncia que el informe emitido por García de Castro supuso la apertura de expediente disciplinario a uno de los tres arqueólogos del Principado con reales posibilidades de acceder a la plaza que ocupará el denunciado, dejándole expedita la vía al cargo.

La dirección del Museo Arqueológico de Asturias vuelve a estar en el aire. El Juzgado de lo contencioso administrativo número 4 de Oviedo acaba de declarar «contrarias a derecho y, en consecuencia, nulas», las resoluciones de la Consejería de Cultura para la convocatoria por el sistema de libre designación de la plaza de director del Museo Arqueológico y el nombramiento de la abogada Diana Bernardo como directora del citado centro museístico.

El magistrado David Ordóñez Solís basa el fallo en que la convocatoria para el puesto de trabajo «no establece los requisitos necesarios, que deben consistir en una específica formación y conocimiento de museología, arqueología y demás ciencias relativas al museo». Además, considera inadecuado el sistema de libre designación para el nombramiento de director de un museo como el Arqueológico, por lo que entiende que los responsables de la Consejería de Cultura «han podido caer en vicios de arbitrariedad y desviación de poder».

Tanto la resolución del 14 de enero de 2011 por la que se convoca la plaza para cubrir el puesto de director como la del 14 de abril de 2011 por la que se designa a Diana Bernardo directora del museo habían sido denunciadas por los sindicatos USIPA y CC OO.

Los sindicatos habían cuestionado que la convocatoria para la plaza estuviera abierta a los funcionarios de carrera del cuerpo superior sin ninguna mención del perfil profesional o de los méritos preferentes que tendría en cuenta la Administración a la hora de decidir sobre la idoneidad de los candidatos.

Este argumento es admitido por el juez, que observa: «esos méritos han de servir para llevar a cabo un control que corresponde a los jueces pero también a los candidatos cuando pretenden presentarse y cuando conozcan el resultado de la adjudicación». Para el magistrado la convocatoria realizada impide el control de la actuación de la Administración. En este sentido, señala, «el hecho de que un funcionario pertenezca al grupo A1 no le habilita, sin más, al desempeño de un puesto de trabajo tan especializado como el de director del Museo Arqueológico de Asturias».

La sentencia también se refiere a la modificación del catálogo de puestos de trabajo del personal laboral, con el nombramiento de un conservador que cumpliría en el museo las funciones de dirección técnica, y cita el expediente administrativo firmado por el director general de Patrimonio para la adjudicación del puesto de trabajo afirmando que en el mismo no se dan a conocer los criterios técnicos que se tuvieron en cuenta para la elección.

Para José Luis González, coordinador de USIPA, lo del Arqueológico «es uno más de los mangoneos de Cultura» y considera «lamentable que el Gobierno de Areces cierre así su etapa al frente del Principado». Por su parte, CC OO pide que la Administración, «lejos de recurrir a coste de todos cumpla por una vez la sentencia y que se acoja a la normativa». El sindicato considera que con el fallo queda sin justificación la plaza de conservador; «lo que debe haber es un director con un perfil técnico adecuado».

Gracias por la noticia, Carmen.

 

Lo cierto es que con este último episodio judicial queda bien patente, a la vista de todos, cómo se ha venido actuando desde la Consejería de Cultura. A la luz de lo que dice el juez de que los responsables de la misma «han podido caer en vicios de arbitrariedad y desviación de poder», si yo fuera el principal de ellos me metería debajo de una mesa, muerto de vergüenza.

 

Menos mal que las urnas han propiciado un cambio político en el gobierno de Asturias, con lo que, por fín, la Consejería de Cultura pasará a otras manos, la cual esperemos lleve a cabo una mejor gestión y actúe con una mayor sensatez y responsabilidad. A tenor de lo vivído, no creo que vaya a resultar muy difícil. No dudo tampoco de que el expediente a Ángel Villa será archivado.

 

Saludos cordiales

En pleno proceso de cambios de Gobierno, por mor de las últimas elecciones autonómicas y municipales, la Consejería de Cultura del Principado de Asturias que dirige Mercedes Álvarez se ha apresurado (antes de que otro consejero de distinto color político venga a sustituirla) a sancionar al arqueólogo Ángel Villa.

 

Es evidente que no quería dejar este deleznable asunto sin que quedara bien claro su afán por llevar a término su sectaria acción sancionadora, a pesar de los exhortos que, desde mil lugares, le hicieron cientos de personas (muchas de ellas de gran relieve profesional) para que archivara el expediente. Pero con ello también ha dejado bien claro en qué términos políticos puede calificarse sus años de gobierno al frente de la Consejería de Cultura.

 

Esperemos, no obstante, que dicho el resultado sancionador se quede finalmente en agua de borrajas con la entrada de un nuevo gobierno en el Principado de Asturias, y tengamos todo esto como un proceso de triste y lamentable recuerdo.

 

Foto: Ángel Villa (a la izquierda) con Rubén Montes en el castro de Chao Samartín.

 

Cultura sanciona con tres meses de empleo y sueldo al arqueólogo Ángel Villa

 

Vía:LNE | M. S. M. | 11 de junio de 2011

 

De nada sirvieron los cientos de apoyos de profesores, arqueólogos, investigadores e incluso de un ex presidentes del Principado, ni la moción aprobada en el parlamento asturiano instando al Gobierno al archivo del expediente disciplinario abierto. Al final, Ángel Villa, arqueólogo de la Consejería de Cultura, acaba de ser sancionado con la suspensión de tres meses de empleo y sueldo por lo que desde la Consejería de Cultura se entiende como la comisión de «una falta muy grave».

Los hechos que dieron lugar a la sanción están relacionados con el hallazgo de un zulo con materiales arqueológicos en el bunker del Museo de la Campa Torres de Gijón.

Hasta dicho centro se desplazó Ángel Villa, comisionado por el Museo Arqueológico, para establecer qué piezas de dicho yacimiento formarían parte de la colección del nuevo Museo Arqueológico. Durante el proceso de reunión del material, y tras mover una estantería que tapaba una puerta cuya existencia se desconocía, se encontró un almacén subterráneo con cientos de cajas repletas de materiales arqueológicos, procedentes de las excavaciones realizadas en el castro de la Campa Torres bajo la dirección de José Luis Maya (fallecido) y Francisco Cuesta, actual director del Museo de Grandas de Salime.

El hallazgo de las piezas, cuya existencia se desconocía hasta entonces, en condiciones inadecuadas y «deslocalizadas» fue calificado por algunos expertos como «uno de los capítulos más lamentables de la arqueología asturiana». Varios meses después de que Ángel Villa pusiera en conocimiento del Ayuntamiento de Gijón y de la dirección del Museo Arqueológico de Asturias la situación de esos bienes patrimoniales, procedentes de las excavaciones de Maya y Cuesta, la Consejería de Cultura incoa un expediente sancionador contra Villa al que acusa de no haber comunicado el hallazgo en tiempo y forma a su jefa de servicio, que se entera días después a través de un documento procedente del Ayuntamiento de Gijón.

Según el expediente abierto al arqueólogo, es obligación de los técnicos poner en conocimiento de sus superiores cualquier incidencia o actuación que facilite el control o supervisión de los asuntos del servicio y, por tanto, se castiga la realización de informes sin el visto bueno del superior jerárquico. A Ángel Villa le atribuyen haber causado «un grave perjuicio al servicio del que depende, dado que con su actuación no ha permitido que quien ostenta la jefatura active los mecanismos legales de protección».

En su momento Villa alegó que en ese momento los materiales no corrían más riesgo de sufrir deterioro que el que supuso su olvido durante diez años y que lo que realmente se necesitaba era conocer el contenido de las cajas y realizar su inventario, como así se dispuso desde el Ayuntamiento de Gijón.

 

 

"Dies irae": Castigo político al arqueólogo Ángel Villa Valdés

 

Análisis crítico de la sanción originada por el hallazgo en un sótano de 300 cajas de piezas del yacimiento de la Campa Torres.

 

Vía: LNE| 13 de junio de 2011

 

Jorge Camino Mayor, arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias

Finalmente se acabaron cumpliendo las peores expectativas y la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, ha resuelto sancionar al arqueólogo Ángel Villa Valdés con una suspensión de empleo y sueldo por un período de tres meses. El daño real de la decisión de la Consejera no se limita a ese castigo, del que quedará constancia en su expediente laboral, sino que han de tenerse en cuenta el sufrimiento personal y el coste económico acarreados por el largo procedimiento que hubo de afrontar y que continuarán con los consiguientes recursos jurídicos, incluidas las acciones judiciales que pudieran derivarse contra los funcionarios que con su arbitrariedad hayan podido caer en prevaricación. No hay que olvidar que el arqueólogo lleva un año de baja en tratamiento médico desde que los políticos de la Consejería iniciaron una incomprensible persecución laboral que desembocó en la privación, también extensiva a todo el equipo investigador, del estudio de los castros de la cuenca del Navia, en los que desarrolló un brillante y extenuante trabajo durante los últimos 15 años.

No hay duda alguna que nos encontramos ante una de las más injustas y arbitrarias decisiones adoptadas por la Consejería de Cultura desde la existencia del Gobierno autonómico. Bajo un punto de vista jurídico deben subrayarse, en primer lugar, la inexistencia de una causa real inculpatoria y, en segundo lugar, la acumulación de parcialidades administrativas de la parte instructora que impidieron la incorporación de las pruebas alegadas por la defensa y que convierten el procedimiento en un acto carente de las más elementales garantías legales, tal como corresponderá demostrar ante instancias judiciales.

Un sintético resumen de los hechos pone de manifiesto la absurdidad de todo este acontecimiento. Como es bien sabido, Ángel Villa, experto asesor del proyecto del Museo Arqueológico, fue quien requirió ante instancias del Ayuntamiento de Gijón la búsqueda de la colección arqueológica de la Campa Torres, cuyo paradero era desconocido, iniciativa que culminó con el descubrimiento en instalaciones municipales de un escondrijo subterráneo formado por más de 300 cajas en un penoso estado de conservación. A pesar de corresponder al Ayuntamiento de Gijón el procedimiento administrativo subsiguiente, la Consejería de Cultura abrió expediente disciplinario contra Ángel Villa Valdés por no comunicar el hecho a su superiora inmediata, reprobando por contra que lo hubiera hecho al Museo Arqueológico de Asturias, cuya directora fue por lo mismo expedientada y, por último, cesada. Se da la «casualidad» de que aquella «superiora inmediata», que fue parte de cargo en dichos expedientes disciplinarios, sería nombrada a continuación directora del Museo. Además, contraviniendo una resolución de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que señaló al director de las excavaciones, Francisco Cuesta, como responsable de la ocultación que constituye un delito contra la ley de Patrimonio Cultural de Asturias, la Consejería de Cultura no inició acción alguna contra él amparándose en un informe exculpatorio realizado por un arqueólogo que, también «casualmente», acaba de ser designado «a dedo» alto cargo del citado Museo.

De nada han servido las innumerables declaraciones públicas de arqueólogos de toda España e inclusive del extranjero, hasta donde alcanzaron los ecos de esta infausta situación, entre ellas la de los miembros del Comité de Asesoramiento Científico para la renovación del Museo Arqueológico, constituido por la propia Consejería de Cultura, que explica cómo la actuación de Ángel Villa se desarrolló en el seno de dicho Comité y con pleno conocimiento de éste, lo que es motivo necesario de su exculpación. Tampoco sirvieron de nada las no menos significativas acciones sociales y políticas, entre las que debemos recordar el pronunciamiento de todos los partidos en la Junta General del Principado, excepto del PSOE, en contra de dicho expediente.

Es tan contradictoria la posición de la Consejería que nadie hasta ahora ha sabido entender su relación con los sucesos, y ningún político ha querido y podido explicarla. Baste decir que hasta la tipificación de las pretendidas infracciones que se le imputan a Ángel Villa han sido modificadas en el curso del procedimiento por la instructora del expediente, quedando ahora materializadas bajo la formulación de una «mala voluntad contractual», abstracto y ambiguo concepto en el que puede tener cabida cualquier cosa y cuyo único sentido es el de permitir a la parte instructora que motive lo que le venga en gana. Todavía supone más extrañeza la vehemencia aplicada por la Administración en este asunto frente a la conocida ligereza con que ha tratado las materias que constituyen el objeto de sus competencias. Por si fuera poco, esta grave decisión es adoptada en los últimos estertores de un Gobierno en funciones al que los ciudadanos han retirado su confianza, entre otras principales razones por su aciaga gestión cultural y por las acciones agresivas ejercidas contra destacadas instituciones y personas vinculadas a la cultura asturiana.

De todo ello se pudiera pensar que nos encontramos ante una medida política estrictamente punitiva dirigida a castigar a una persona de probada objetividad profesional y de reconocido prestigio nacional en el campo arqueológico, pero consiguientemente incómoda para unos políticos que hacen del servilismo y del clientelismo personal (una mala reinvención de la devotio ibérica) su modelo de comportamiento. Una medida, que para mayor abundamiento de la torpeza que la inspira, es adoptada como una coz en los últimos días de un gobierno desautorizado y acosado por la Justicia ante gravísimos casos de corrupción y flagrantes irregularidades administrativas constantemente revocadas en los tribunales. Una decisión completamente inútil para lo sustancial, esto es: la determinación de la responsabilidad del zulo de la Campa Torres y la evaluación y subsanación de los daños ocasionados sobre un tesoro patrimonial sobre el que, transcurrido más de un año desde su aparición, nada más se ha vuelto a hacer.

Sin embargo, creo que esta resolución no obedece solo a un mero ejercicio de maldad: mediante ella se pretende eliminar al mejor candidato para ocupar uno de los puestos del Museo Arqueológico de Asturias que la Consejería de Cultura ha creado y así consolidar el reciente nombramiento de dos altos cargos que se han distinguido por sospechosas actuaciones administrativas que deberán ser esclarecidas en el futuro. Una operación, en definitiva, como la realizada en el Museo de Grandas de Salime que condujo a la destitución de Pepe el Ferreiro y al nombramiento, en su lugar, de un mero acólito del Partido Socialista.

En suma, nos encontramos ante un castigo despótico ejercido con prepotencia y autoritarismo por unos cargos políticos que representaron a una soberanía popular que se tilda a si misma de izquierdas. De lo que no albergo duda alguna es de que, si viviéramos en otros tiempos, al igual que Miguel Servet, Savonarola y tantos más, Ángel Villa ardería esta noche en la hoguera.

Que gente más miserable y sin escrúpulos.

Aparte:

 

 Pongo la carta de Mª Paz García Bellido en apoyo a Angel Villa el 15 de Mayo:

Estamos acudiendo con estupor a una de las injusticias más evidentes que la arqueología española ha contemplado en las últimas décadas. ¿Es un castigo por parte de la Consejería de Cultura del Principado a la valentía de uno de sus representantes? ...

http://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/7192/defensa-angel-vill...

 

grupo de apoyo al arqueólogo Angel Villa en Facebook  con informaciónes  de prensa etc

 

https://www.facebook.com/home.php?sk=group_204814842869002

 

Bravísimo, don Jorge.

Lo que se ha hecho con Ángel Villa no tiene nombre decente. Parece mentira la degradación moral de Vicente Álvarez Areces, a quien en mi primera juventud admiré como líder universitario del 68 compostelano. Qué lástima que quien comenzó de forma tan digna termine, rechazado por el pueblo que lo nombró, naufragando en un mar de indignidad.

Por mi parte no tengo duda de que veremos, más pronto que tarde, los nombres grandes de personas admirables como Ángel Villa o Jorge Camino plenamente reivindicados. A ello colaboraremos en lo que podamos.

Un fuerte abrazo.
Esperemos que ahora  con los acuerdos pos-electorales,el PP ,que ha sido tan beligerante en el asunto, lo siga siendo .

Delirante:ahora les  dá por publicar el catálogo sobre Chao que se hizo bajo la dirección de Angel Villa y que estuvo retenido dos años:

http://www.lne.es/sociedad-cultura/2011/06/17/cultura-distribuye-ah...

“ La Consejería de Cultura ha comenzado la distribución del catálogo del castro Chao Samartín en la recta final de su despedida. El volumen, de casi seiscientas páginas, está listo y preparado para su presentación desde hace más de dos años, cuando fue retirado y silenciado sin una explicación consistente por la Dirección General de Patrimonio, según han manifestado personas vinculadas al proyecto.”

 

 

Asturias recupera material arqueológico de la Campa Torres que estaba en Barcelona.

 

Las cinco cajas con las mejores piezas de importación mediterránea de todo el Cantábrico se han recibido con «un muy deficiente inventario».

 

Vía: LNE.es | M.S. Marqués | 28 de junio de 2011

 

Foto: Muralla del castro de la Campa Torres de Gijón.

 

El rompecabezas de la colección arqueológica de la Campa Torres de Gijón sigue dando que hablar. El último capítulo es la llegada a Oviedo de materiales del yacimiento que se encontraban desde hace más de diez años en Barcelona y que fueron recuperados a raíz de que se conociera el hallazgo de un zulo con cientos de piezas arqueológicas en un búnker del museo de la Campa Torres.

En estos momentos el almacén del Museo Arqueológico de Asturias guarda cinco cajas repletas de objetos arqueológicos del yacimiento de gijonés, recepcionadas hace algunos meses y procedentes de Barcelona, sin que hasta ahora trascendiera su recuperación.

Al parecer, esta colección se encontraba en la Universidad de Barcelona, donde trabajó como profesor de Prehistoria, hasta su fallecimiento en el año 2001, José Luis Maya, codirector del yacimiento de la Campa Torres junto a Francisco Cuesta. Así lo confirmaron ayer en la Consejería de Cultura, cuyos responsables consideran la llegada de las piezas a Asturias «parte del plan de adecuación de los materiales que se encontraban en poder de otras instituciones».

El pasado mes de abril, el diputado del PP, Alfonso Román López, preguntó en el Parlamento asturiano a la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, por el paradero de muchas de las piezas del yacimiento gijonés, cuyo estudio había sido publicado y cuya localización se desconocía en ese momento, sin obtener ninguna respuesta. Tampoco consiguió información alguna cuando preguntó si se habían hecho gestiones para recuperarlas.

Ante la falta de respuesta, López amenazó con pedir responsabilidades políticas y administrativas porque, según dijo, «la legislación incluye penas de prisión para los acusados de destrucción de patrimonio».

La Consejera evitó decir dónde se encontraba dicho patrimonio arqueológico pero sí apuntó que estaba «perfectamente identificado». La polémica en la Junta General del Principado debió de ser el revulsivo para que desde Cultura se reclamara un patrimonio que continuaba fuera de la región diez años después de la muerte de su investigador.

La directora de la Oficina de Planificación y Gestión del Patrimonio Cultural, Eva Sánchez, manifestó ayer que estos materiales «siempre estuvieron localizados» pero la Consejería estaba «a la espera de que estuvieran listos para su traslado». También afirma que vienen con su inventario y que formarán parte del proyecto de almacén visitable con piezas selectas que se quiere poner en marcha en el Museo Arqueológico.

La opinión de Jorge Camino sobre la colección es bien distinta. El arqueólogo del museo reconoce que son fragmentos de piezas excepcionales pero es muy crítico con la documentación que aportan. «Es un material selecto, que incluye ánforas, sigilatas itálicas... un conjunto de producción muy temprana que sólo se conoció en la Campa Torres». A eso añade las deficiencias que presenta el inventario, lo que impide conocer el contexto arqueológico de las piezas. Indica que «la falta de un listado ordenado y una catalogación correcta impidió que alguno de estos fragmentos pudieran formar parte de la exposición del Museo Arqueológico».

Los cientos de piezas depositadas en el almacén del museo se pueden datar entre el final de la Edad del Hierro y los primeros tiempos romanos. «Es lo mejor de esta época que se ha localizado en todo el Cantábrico», afirma Camino, partidario de que se exijan responsabilidades por la situación en la que se devuelve. «Ni el embalaje ni la clasificación responden a los criterios que exige la normativa del museo».

 

El comité científico del Arqueológico dice que el buen trabajo de Villa salvó la colección de la Campa.

 

Los trece firmantes solicitan «en justicia el sobreseimiento del expediente disciplinario incoado contra el arqueólogo por Cultura».

 

Vía:LNE | M.S.M.| 28 de junio de 2011

 

El comité científico para la renovación del Museo Arqueológico de Asturias ha enviado una declaración suscrita por sus trece miembros a la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, solicitando el «sobreseimiento inmediato del expediente disciplinario incoado contra Ángel Villa». Los firmantes exponen que «la relación del arqueólogo de dicha Consejería, Ángel Villa Valdés, con la localización de la colección arqueológica de la Campa Torres tuvo lugar en el desarrollo de las funciones que le fueron asignadas como integrante de dicho comité científico, al que dio cuenta de los hechos producidos...».

Los excelentes resultados de los trabajos de Villa en distintos castros del occidente asturiano fueron su aval para que se le encomendara el área relativa a la cultura castreña a la hora de organizar los materiales de ese período para la exposición permanente del museo.

Entre sus cometidos figuraba el examen de todos los fondos del Arqueológico procedentes de antiguas excavaciones en los castros con el fin de evaluar su interés para la exposición. Ese fue el motivo que le llevó a analizar el conjunto de materiales de la Campa Torres depositado en las instalaciones museísticas del yacimiento gijonés. El comité indica que durante su inspección se percata del escaso número de piezas existente cuando durante las excavaciones se recuperó un gran número, apreciación que traslada tanto a la dirección del Museo de la Campa como a diversos integrantes del comité científico.

Así las cosas, entienden que «fue su intervención y las pesquisas realizadas por el personal del museo las que llevaron a la localización del grueso de la colección, formada por varios cientos de cajas en un sótano oculto e insalubre». Fue la responsable del centro quien le comunica la aparición, para que proceda con su evaluación, el 16 de marzo de 2009. El museo de la Campa Torres inicia el proceso de recuperación y evaluación de los materiales. Villa informa el 19 de marzo a la dirección del Arqueológico.

El comité no ve «ningún comportamiento anómalo ni contrario a la legalidad en la actuación de Villa». Más bien consideran que gracias al celo con que desempeñó su trabajo fue posible localizar la colección. Por todo ello, solicitan el sobreseimiento inmediato del expediente que le suspende tres meses de empleo y sueldo. El escrito lo firman Lorenzo Arias, Rodrigo de Balbín, Miguel Ángel de Blas, Jorge Camino, Rosa M.ª Cid, Soledad Corchón, Fernando Gil, José Avelino Gutiérrez, Carmen F. Ochoa, Mario Menéndez, Marco de la Rasilla, Adolfo Rodríguez Asensio y el fallecido Juan Fdez.-Tresguerres.

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