Londres dedica una exposición a Moctezuma, el último tlatoani (emperador) azteca

La cultura azteca ha sido objeto de numerosas exposiciones, pero por primera vez el British Museum de Londres ahonda en la personalidad de su último gran emperador, Moctezuma II.

"Moctezuma: soberano azteca", que se inaugura el próximo jueves, "es una exploración aventurera para tratar de entender la biografía de uno de los principales protagonistas de los tumultuosos acontecimientos que rodearon la conquista española de México", explicó Colin McEwan, curador de la exposición organizada en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Vía: AFP, Londres | El Comercio.com, 18 de septiembre de 2009

Nacido en 1467, Moctezuma fue el noveno tlatoani (emperador) "azteca", aunque un texto explica de entrada a los visitantes que este término, impuesto en el siglo XIX, se emplea incorrectamente para referirse a la civilización mexica, que dominó el centro y el sur del actual México entre los siglo XIV y XVI.

Foto: Retrato de Moctezuma realizado por Antonio Rodríguez en el siglo XVII. El óleo, perteneciente a un museo de Florencia, ha sido cedido para la muestra que organiza el Museo Británico por el Ministerio italiano para los Bienes y Actividades Culturales. La muestra 'Moctezuma: soberano azteca' pretende reflejar su papel como dirigente de una civilización compleja y sofisticada, sus logros económicos y militares y comerciales, y sus ritos y costumbres. Sin embargo, plantea una nueva hipótesis sobre su muerte. © Museo Degli Argenti, Florencia. (El País.com)

Desde la capital, Tenochtitlán -sobre la que hoy se erige el distrito federal-, este semidios, político y guerrero llevó el imperio a su máximo esplendor durante su reinado entre 1502 y 1520, cuando fue destronado por el conquistador español Hernán Cortés.

Esculturas, cuadros, máscaras, joyas, mapas, armas y manuscritos son algunos de los objetos venidos de una veintena de instituciones extranjeras -la mitad de México-, que ayudan a entender el auge y el declive del poderoso emperador, cuarto y último protagonista de una serie de exposiciones que el British Museum dedicó en los últimos años a los grandes soberanos del mundo.

La exposición se abre con un majestuoso retrato colonial del siglo XVII que evoca a los visitantes el Moctezuma de su imaginación, orgulloso y aguerrido, con su capa, su lanza y su escudo, antes de mostrarles los vestigios de época.

"Nos consideramos muy privilegiados por haber podido reunir muchas de las principales esculturas que pueden relacionarse con la figura de Moctezuma y reconocerse por su distintivo glifo personal, que incluye una diadema triangular de color turquesa", agregó el responsable de la sección Américas del prestigioso museo londinense.

La pieza central, situada bajo la cúpula central, es el "Teocalli de la guerra sagrada", un complejo templo piramidal de tamaño reducido esculpido directamente en la piedra que fue encargado por Moctezuma en 1507 para la ceremonia del "Nuevo Fuego", celebrada por los mexicas cada 52 años, cuando coincidían los calendarios solar y lunar.

Impactante es también la impresionante águila de piedra Cuauhxicalli, con un hueco en el dorso para colocar los corazones humanos que los mexica ofrecían al sol, hallada en las inmediaciones del Templo Mayor, por cuya maqueta fluye la sangre de los sacrificios.

Los colores blanco y turquesa -omnipresente color real- dominan la primera parte, que presenta el imperio mexica y la dinastía imperial, antes de concentrarse en tres aspectos del personaje de Moctezuma: sus poderes político -simbolizado por la construcción de un suntuoso palacio- y militar, y su estatuto de semidivinidad -que entre otras cosas le impedía tocar el suelo.

Pero la escenografía vira al gris hacia 1519, con la llegada de los conquistadores sedientos de oro en sus "montañas flotantes", aunque en un primer momento los mexicas les ofrecieron regalos, como el delicado pectoral incrustado de turquesa en forma de serpiente de dos cabezas que puede verse en Londres.

Los curadores no privilegian ninguna de las versiones sobre la muerte de Moctezuma -que rápidamente llevó también a la caída del imperio-, por una espada como sugiere el "Códice Moctezuma", o apedreado durante una rebelión de sus súbditos, como muestran la serie de enconchados españoles que reflejan de manera estereotipada la narrativa elaborada por los vencedores.

La muestra termina con una explicación de las excavaciones que se llevan a cabo actualmente en el Templo Mayor para mostrar al público "cuánto queda todavía por descubrir y por saber de esta civilización", explica Elisenda Vila Llonch, co-curadora de la muestra.

Los organizadores esperan que unas 400.000 personas pasen hasta el 24 de enero de 2010 por el Museo Británico, que se une suma anticipadamente a las celebraciones del bicentenario de la Independencia de México y centenario de la revolución.

Moctezuma: Aztec Ruler

Códice Moctezuma


La revancha de Moctezuma

Vía: El País.com, 19 de septiembre de 2009

El Museo Británico recupera el esplendor del imperio azteca con una gran exposición dedicada a su último líder y agita el debate historiográfico con nuevas hipótesis en torno a su vida y su muerte. La exposición 'Moctezuma: soberano azteca' podrá verse en la capital británica entre el próximo 24 de septiembre y el 24 de febrero de 2010.


Foto:Muerte controvertida. La capital azteca, Tenochtitlán, llegó a tener 250.000 habitantes, un centro de poder capaz de mirar cara a cara a Nápoles o Constantinopla en la época. Cayó en 1521 y la muerte de su líder supremo siempre ha estado rodeada de controversia. Moctezuma abrió las puertas a los conquistadores y alojó en su palacio a Hernán Cortés. Tradicionalmente se ha considerado que su pueblo le mató por esa traición. Sin embargo, el Museo Británico apuesta por otra hipótesis: los españoles lo mataron cuando ya no les servía y la idea de la connivencia con los conquistadores no sería más que una tergiversación histórica de los españoles o una reinterpretación de los aztecas para justificar su derrota. En la imagen, máscara mosaico del poderoso dios Tezcatlipoca. © British Museum.


Foto: Desde ocho países. Más de 130 piezas procedentes de 23 museos de ocho países, además de las que se han rescatado de los fondos del British Museum, componen la muestra. El principal museo británico ha logrado reunir por vez primera seis monumentos en los que aparece incrustado el nombre de Moctezuma. © Museum Für Volherhund, Hamburgo.


Foto: Materiales de gran valor. Los artesanos aztecas trabajaban con los materiales más preciados. La exposición exhibe colgantes y anillos de oro, cofres ricamente labrados, estatuillas y máscaras antropomórficas en piedra y turquesa. © British Museum.


Foto: Grabado en la piedra. El Teocalli de la Guerra Sagrada es uno de los platos fuertes de la exposición ya que, por primera vez, puede verse fuera de México. Este impresionante monumento de piedra muestra a Moctezuma junto al sol. La obra, una de las más importantes que se conservan de la cultura azteca, es un documento de extraordinaria destreza que simboliza la condición de mediador entre el pueblo y los dioses que poseía el emperador. © Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.


Foto: Joyas de museo. Las joyas, como este colgante de la imagen realizado con oro, plata y bronce, componen una parte importante parte de la muestra junto con los objetos rituales. Otro de los alicientes para acercarse hasta la capital británica será, por su carácter novedoso, el conjunto de 14 objetos de oro hallados hace solo un año en la excavaciones que siguen en marcha en Ciudad de México. © British Museum.


Foto: Vestigios de la conquista. La coraza de hierro del español Pedro Alvarado, quien acompañó como capitán a Hernán Cortés en México tras participar en la conquista de Cuba, es uno de los vestigios de los conquistadores. © Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, Ciudad de México.


Foto: Símbolos fundacionales. La serpiente, como esta de dos cabezas en turquesa, era un animal mítico para los aztecas. Junto con el mito fundacional de Tenochtitlán, el águila sobre un nopal, el carácter simbólico del reptil resistió los siglos de colonización y pasó a integrar el escudo nacional de México, país que celebrará el bicentenario de su independencia (1810) el próximo año. © British Museum.

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Vídeos: "El encuentro de dos mundos", una produccion de la BBC (Discovery Cannel), muestra la historia de la conquista de Mexico.


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Moctezuma II, Moctezuma Xocoyotzin

Por Federico Ortíz Moreno | Avizora.com

Gran emperador de los aztecas. Joven guerrero con espíritu y alma de lucha. Noveno señor de los mexicas. Monarca de gran valor, que teniendo fama de humilde y virtuoso, pasó después, subiendo al poder, a ser un gobernante soberbio y orgulloso. Hombre religioso y muy supersticioso, llamado así mismo «el escogido de los dioses», el fue Moctezuma II, Xocoyotzin.

Lo que somos y lo que fuimos

Lo que una vez dije, cuando escribiera sobre Cuauhtémoc, digo ahora: «Generalmente olvidamos a aquellos que nos dieron vida, aquellos que nos dieron nuestras raíces, nuestros principios, nuestras creencias... Partimos de muchas ramas, las iniciales fueron las aztecas».

Venimos todos de muy lejanos lugares, como si fuéramos polvo de los vientos. Tenemos y llevamos en nuestra sangre influencias indígenas, indias, mestizas y españolas. No somos, por ningún motivo de sangre azul; pero sí, tal vez, de mucho mejor linaje que el que suponemos.

Nuestros antepasados han quedado en el olvido. Jamás aprendimos de ellos. Aplaudimos (en aquel tiempo) a aquellos que nos dominaron; les dimos todo: sustento, abrigo y hasta a nuestras mujeres. Y la historia queda, así, algo confusa u olvidada. Pero no es hora de lamentarnos. Vivamos también nuestro presente, sin olvidarnos de las amargas experiencias del pasado a fin de que no sucedan nuevamente. El ayer quedó en el ayer, el pasado quedó en el pasado. Hoy es hoy; y, por lo tanto, debemos escribir desde este día nuestra historia.

Los antiguos gobernantes

Muchos nos preguntamos acerca de quién habría antes de nosotros, quién habría pisado antes nuestro suelo, vivido nuestras desgracias o saboreado nuestros triunfos. La historia, siempre callada, no cuenta todo. Parca, seria y meditabunda, nuestra historia queda muchas veces como sumergida en el silencio.

Reyes, gobernantes y tribus

En México hemos tenido de todo: reyes, monarcas, emperadores, gobernantes, regentes, audiencias, virreyes y, a lo mejor, -según circula un libro por Europa- hasta príncipes y condes. Los gobernantes van y vienen, otros vienen y se van. Sin embargo, para disipar dudas y estructurar un poco más nuestra cronología, daremos por hecho que fueron los aztecas y los mexicas los primeros pobladores de estas tierras.

Aparte de los mexicas, también hubo otras tribus: los tenochcas, los totonacas (o totonacos), los chimalpopocas, los toltecas, los tlaxcaltecas, los huiztilíhuitl, los otomíes, y muchos otros más; pero, de entre los primeros, solamente citaremos a los mexicas y a los aztecas.

Los primeros gobernantes

Sumamente interesante es leer, aunque sea un poco, acerca de nuestros antepasados. En ello hay mucho de historia, a la vez que enigmática leyenda. Y si de historia habría mucho que contar; de leyenda, mucho más. Simplemente hojear unas cuantas páginas que hablen sobre el Imperio Azteca, de los primeros gobiernos mexicas: desde la historia del legendario Huitzilopochtli; hasta Tenoch, importante jefe sacerdote.

También estarían toda esa serie de los once señores mexicas, comenzando por Acamapichtli, pasando por Huitzilíhuitl, Chimalpopoca, Izcóatl, Moctezuma Ilhuicamina, Axayácatl, Tizoc, Ahuizotl, Moctezuma Xocoyotzin y Cuitláhuac, llegando hasta Cuauhtémoc.

Recordemos que los primeros gobiernos mexicas fueron teocráticos; después los regímenes tuvieron al mando caudillos militares. Al final, con Moctezuma II (Moctezuma Xocoyotzin), tendrían un jefe supremo de un gran Estado, no un tlatoani o un tecutli sino un tlacatecutli, Señor de Señores, quien reunía los poderes religioso, militar y administrativo.

Señor joven e iracundo

Moctezuma II, Moctezuma Xocoyotzin nació el año de 1446 y murió en México-Tenochtitlán el 29 de junio de 1520. Noveno rey de los aztecas, hijo de Axayácatl, Moctezuma sucedió a su tío Ahuízotl. Mantuvo el dominio de los pueblos sujetos a tributo y extendió las rutas comerciales mexicas hasta Panamá.

Joven netamente guerrero, con un alto espíritu de lucha, hermano de Cuitláhuac y Cacama, Moctezuma tenía la reputación de ser valiente, prudente y muy religioso. Tenía también fama de ser humilde y virtuoso; pero, cuando subió al trono, todo cambió. Moctezuma se volvió soberbio y orgulloso. Mostró un profundo desprecio para los que no eran nobles y, en pocas palabras, el humo y el poder enegrecieron su cabeza.

Moctezuma II

Moctezuma era un señor al que le gustaba el poder. Para él no había medias tintas. O marchaban con él, se iban con él; o, «marchaban...», en el sentido de «irse», «morir» o «fallecer». Era un hombre sañudo, muy temperamental, sumamente iracundo...

Desde un principio se dio cuenta de su gran poder y él mismo se hizo llamar «Tlacatecutli», que significa «señor de señores». Fue el segundo de los Moctezuma (el primero fue Moctezuma Ilhuicamina, el Flechador del Cielo, que reinara de 1404 a 1464, y fuera hijo de Huitzilíhuitl). Este nuevo Moctezuma (Moctezuma II Xocoyotzin), era muy diferente: mostraba un profundo desprecio por la clase que no era noble.

Su gobierno

Todo plebeyo que ostentara un cargo público era removido de su cargo. Las «etiquetas» eran cada vez más estrictas, los ceremoniales más fastuosos; no todo mundo podía entrar al círculo de Moctezuma. Su corte era cada vez más exclusiva, organizándola de tal modo que se le rindiera constante pleitesía.

Al recibir su gobierno llevó a cabo una guerra contra los otomíes. Su intención era capturar a 1,000 hombres, hacerlos sus prisioneros, y sacrificarles el día de su coronación. Tal era la crueldad de este hombre, no muy distinta a la que vemos en otros sitios.

Y lo que son las cosas, no sólo logró esto, sino que rebasó la cifra. Habiendo realizado una vez una campaña en Nopalla e Icpactepec, en territorio otomí, regresó para su investidura como gran señor de los mexicas con un gran botín y 5,000 prisioneros, los cuales habrían de ser sacrificados el día de su consagración.

Un joven guerrero

Moctezuma Xocoyotzin fue un joven guerrero. Siempre dispuesto a la lucha, a obtener ganancias; pero, sobre todo, a obtener más poder. Así era él, su deseo de ser cada vez más le llevaría a muchos problemas, incluso hasta que los propios nativos y allegados se aliasen con los conquistadores para derrocarle. Estaban hartos de la tiranía de Moctezuma y, sobre todo de esos avorazados recolectores de impuestos.

Mientras tanto, Moctezuma sabía de otros pueblos que aún no se habían sometido, y él intentaba hacerlo. Dentro de ese gran territorio aún quedaban algunos señoríos independientes como la República de Tlaxcala, Huejotzingo y Mextitlán.

Violando el Trato de la Guerra Florida que se tenía contra los tlaxcaltecas y otra tribu, la de los huejotzingas, Moctezuma agredió a estos pueblos para obligarlos a pagar tributo; cosa que no logró, pues los otros tampoco se iban a dejar fácilmente manipular.

Y si bien no pudo lograr sus propósitos de la manera que él lo deseaba, sí pudo, en cambio, presionar de otra manera: los rodeó, los mantuvo encerrados en un agobiante círculo para que con nadie pudieran comerciar. Los tlaxcaltecas tuvieron que recurrir a tomar sus alimentos con tequezquite (carbonato de sosa natural, salitre); ya que no podían obtener la sal que antes compraban a los pueblos de las costas.

El empeño de Moctezuma por avasallar a los tlaxcaltecas no sólo fue en vano, sino que creó un profundo odio a los mexicanos y a Moctezuma, principalmente. Fue en esta época en que otro joven guerrero salta a la luz. Se trataba de Cuitláhuac, el próximo señor de los mexicas, hermano del propio Moctezuma.

La forma de gobierno

Durante los últimos 50 años el estado mexica había alcanzado nivel muy avanzado. La maquinaria establecida era casi excelente. Un tipo de gobierno, bastante eficiente, una especie de federación hecha con antiguos aliados como Tacuba y Texcoco.

La vieja enemistad con Tlaltelolco y Atzcapozalco había desaparecido; pero, con la llegada del «escogido de los dioses», como se hacía llamar Moctezuma II, desapareció el sistema; de nadie soportó él la intervención en el manejo del gobierno, del ejército o de la religión.

Los tecutlis eran simples señores designados por él (muy parecido a lo que sucede en nuestros días de «democracia compartida»), para que estuvieran al tanto de las dependencias amigas. Por otra parte, los calpuleques y calpixques, que eran los que se encargaban de la recaudación de los tributos, tenían como única misión: el satisfacer los deseos del tlacatecutli, «el señor de señores».

Y vienen los cambios

Moctezuma II o Xocoyotzin, quien era un hombre religioso y muy supersticioso, tan pronto supo de la llegada de «los hombres blancos y barbudos que venían de donde se pone el Sol», no dudó en dar por un hecho la realización del regreso de Quetzalcóatl con sus hermanos.

A la llegada de los españoles no salió para combatirlos, sino para halagarlos. Antes, ya se habían librado ciertas batallas. En Tabasco (no en Veracruz, como a veces se cree o se ha hecho creer), es donde se efectúa al primer desembarco; mismo sitio donde tiene lugar el primer choque armado con los indígenas.

Los indios se resisten, pero éstos son finalmente derrotados por las fuerzas de Alvarado. Hernán Cortés trata de obtener la amistad de los vencidos y lo logra al devolver la libertad a los prisioneros. Ambos grupos tratan de congraciarse. Cortés negocia con ellos y éstos (los indios) le hacen entrega de varios presentes, entre ellos veinte mujeres, una de las cueles sería la famosa Malinche.

La Malinche

Su nombre fue Marina, mejor conocida como Malinche. Una de las veinte mujeres que le dieran a Cortés a cambio de paz y tranquilidad. Malinche, esa mujer sobre quien la historia ha callado mucho y sobre quien se ha hablado mucho, aunque escrito poco. Esa mujer que se convirtiera en la amante de Cortés y fiel interprete y auxiliar de los españoles.

Bella mujer, Malintzin, Marina o Malinche, como quiera usted llamarla, la joven amante de Cortés quien a veces no tenía reposo a fin de complacerla, fue la más fiel y eficaz intérprete de la conquista y la más abnegada compañera del caudillo. Gracias a ella los españoles supieron muchas cosas, muchos secretos y detalles que les hicieron más fácil la conquista.


El desembarco

El 21 de abril de 1519 habían llegado Cortés y sus hombres a un islote al que denominaron San Juan de Ulúa. A los pocos días, en la costa del continente, Cortés fundaría la Villa Rica de la Vera Cruz; hoy, Veracruz.

El señorío azteca tenía muchos enemigos. De ello se valdría Cortés para someterles. Moctezuma II le pide que abandone el país. Cortés no hace caso y avanza hacia Cempoala en compañía de los totonacos que le habían brindado su alianza. Luego tendría dificultades, pero las salvaría.

Cortés vence a los tlaxcaltecas y los convierte en sus aliados (Recordemos que éstos estaban peleados a muerte con Moctezuma). Emprende luego la penetración y va hacia adelante. El hecho más sangriento de la conquista tiene lugar en la ciudad sagrada de Cholula, donde ante las sospechas de una conspiración indígena, Cortés ordena una gran matanza.

En la Gran Tenochtitlán

El 8 de noviembre de 1519 Cortés penetra en la Gran Tenochtitlán (o Tenochtitlan), la capital azteca, a orillas del lago de Texcoco. Nadie trata de impedírselo. Moctezuma II sale a recibirlos y les colma de riquísimos regalos.

Era el 8 de noviembre de 1519. Moctezuma les aloja en uno de sus palacios (el antiguo Palacio de Axayácatl, el Templo de la diosa Toci). Cortés trata con él el asunto de la religión; el que abandone sus creencias a los ídolos, pero Moctezuma se opone. Por otra parte

Empiezan los arreglos. Cortés, con el ánimo de comprarle, le ofrece prisioneros (me imagino que los indeseables) a fin de que Moctezuma tuviese el placer de sacrificarles y utilizarlos en sus ceremonias de consagración...

Sabe que se halla en poder del Emperador o Tlacatecutli de los aztecas, quien bien pudiera eliminarlos; le entra el miedo e intenta hacer algo. Era necesario hallar un pretexto para apoderarse de Moctezuma y valerse de su persona (un rehén) en caso de peligro.

Cortés prepara su plan. La oportunidad (excusa o justificación) se presenta muy pronto. Recibe la noticia de que los indios del litoral se habían sublevado y herido de muerte a Juan Escalante. Algo tenía que hacer, su plan empezaba a funcionar. Había que actuar y el plan ya lo tenía.

Era el 15 de noviembre. Hernán Cortes y sus capitanes hacen una visita a Moctezuma y lo obligan a abandonar el palacio para convivir con ellos en el cuartel. El monarca acepta, pensando, que tal vez con esto, contemporizando con ellos, vencería a sus temibles enemigos; o, más bien, convencido de que la resistencia sería inútil, en vista de las armas sorprendentes que poseían; o bien por que las profecías del retorno de Quetzalcóatl le atemorizaban.

Moctezuma castiga a los culpables del ataque a la Villa de la Vera Cruz. Impide más sublevaciones y pide prudencia y discreción a sus hombres. Luego, Cortés, a fin de asegurar la soberanía española, le pide a Moctezuma que se reconozca como súbdito de España. Moctezuma lo hace y ordena a su pueblo obediencia y sumisión al nuevo monarca. No todos cumplen pues muchos caciques se resisten... “¿Quién era Carlos V para ellos...?” -pensaban.

Problemas en Tenochtitlán

Entre tanto, en Tenochtitlán se produce una gran insurrección. Durante la ausencia de Hernán Cortés, Pedro de Alvarado interrumpe con violencia una ceremonia religiosa que se efectuaba en el Teocalli de Tenochtitlán. Esto provoca la indignación de los aztecas.

Alvarado tiene que encerrarse con sus soldados en su cuartel y esperar el regreso de Cortés. Este llega con su ejército notablemente reforzado y obliga a Moctezuma a parlamentar con sus súbditos y que hiciera saber a los demás que sólo era huésped de los españoles y no su prisionero.

La turba enfurecida no le cree. Arremete contra él con flechas y piedras. Hay desesperación. Ni Moctezuma ni los españoles saben qué hacer. Cortés pide al soberano que hable con su pueblo. En la arenga y trifulca Moctezuma recibe una pedrada (que según algunos historiadores -dicen- fue la causa de su muerte).

La situación tanto para Cortés como para Moctezuma se vuelve complicada. Luego, el problema empeoraría. Ya nadie cree en nadie. Al subir Moctezuma, a hablar con su pueblo, es recibido con injurias y pedradas. Moctezuma es herido y retirado por los españoles, quienes le auxilian para que tome reposo.


Dos días después muere, según unos, víctima de la pedrada; pero es obvio, que pocos pudieran creer esto. Algunos autores estiman que Moctezuma murió envenenado y otros más creen que murió apuñalado, pues no era de creerse que una simple pedrada (sobre todo conociendo la fortaleza de estos guerreros), le pudiese haber matado.

Algunos testigos dicen que el cuerpo de Moctezuma presentaba estocadas. Luego, según relatan, Cortés entregaría el cadáver; aunque, lo más seguro, hacía esto a fin de aprovechar las circunstancias para huir y escapar de tan escabroso acontecimiento. Una última versión establece que Moctezuma murió de tristeza al ver que ya nada podía hacer por su pueblo; pero, sobre todo, sabiendo que éste ya no le quería. A la muerte de Moctezuma

A la muerte de Moctezuma, los aztecas nombran a Cuitláhuac como su caudillo. Este, con renovado ardor y verdadera fuerza y alma de príncipe, se pone al frente de los suyos. Las cosas cambiarían un poco; ya antes había atacado a los españoles y les había vencido en diversas batallas.

Mientras tanto, un pueblo había quedado adormecido. Los vientos de libertad no eran los mismos. Un rey se había ido, y otro más había llegado. Moctezuma había pasado a feliz existencia un 29 de junio de 1520. Moría a los 74 años de edad.

Encuentro Moctezuma Cortés

Por Manuel Aguirra Botello


El primer encuentro de Hernán Cortés con el emperador Moctezuma, se dio el 8 de noviembre de 1519 y se dice que se efectuó en la confluencia de las calles de República del Salvador con la Avenida Pino Suárez, de acuerdo con la traza actual del Centro Histórico de la Ciudad de México.

En dicha esquina se encuentra actualmente el Templo de Jesús Nazareno que inició su construcción en el año de 1587 y fue terminado en 1622. En este sitio, el 25 de noviembre de 1946, en el interior de una urna, se encontraron los restos mortales del conquistador Hernán Cortés.. Una vez que el descubrimiento fue atestiguado por un grupo de historiadores, arqueólogos y periodistas, los restos fueron devueltos a su sitio original el 9 de julio de 1947.

El Instituto de Antropología e Historia instaló una placa conmemorativa en dicho sitio: En su exterior, y en la esquina arriba mencionada se encuentra una placa de cantera que indica el sitio del encuentro de Moctezuma II con Hernán Cortés.

Por el contrario, de Moctezuma Xocoyotzin emperador mexica, muerto en 1520, no existe ningún rastro de sus restos mortales, pero su famoso tesoro fue buscado intensamente por muchos, aparentemente sin ningún éxito. Cuando era un niño mi padre me platicaba, que incluso el gobierno mexicano habría dejado secar intencionalmente el Lago de Texcoco, con la esperanza de encontrar el codiciado tesoro.

Los párrafos que siguen corresponden con la narración que en su momento hicieron los propios conquistadores españoles: Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y Fray Francisco de Aguilar.

Estos son algunos párrafos de la Segunda Carta de Relación de Hernán Cortés al Emperador de España Carlos V, enviada con fecha del 30 de octubre de 1520.

«...Pasada esta puente, nos salió a recibir aquel señor Mutezuma con hasta doscientos señores, todos descalzos y vestidos de otra librea o manera de ropa asimismo bien rica a su uso, y más que la de los otros, y venían en dos procesiones muy arrimados a las paredes de a calle, que es muy ancha y muy hermosa y derecha, que de un cabo se parece el otro y tiene dos tercios de legua, y de la una parte y de la otra muy buenas y grandes casas, así de aposentamientos como de mezquitas, y el dicho Mutezuma venía por medio de la calle con dos señores, el uno a la mano derecha y el otro a la izquierda, de los cuales el uno era quel señor grande que dije que había salido a hablar en las andas y el otro era su hermano del dicho Mutezuma, señor de aquella ciudad de Iztapalapa de donde yo aquel día había partido, [...].

Y allí me tomó de la mano y me llevó a una gran sala que estaba frontera del patio por donde entramos, y allí me hizo sentar en un estrado muy rico que para él lo tenía mandado hacer, y me dijo que le esperase allí, y él se fue.

Y dende a poco rato, ya que toda la gente de mi compañía estaba aposentada, volvió con muchas y diversas joyas de oro y plata, y plumajes, y con hasta cinco o seis mil piezas de ropa de algodón, muy ricas y de diversas maneras tejidas y labradas, y después de me las haber dado, se sentó en otro estrado que luego le hicieron allí junto con el otro donde yo estaba; y sentado, prepuso en esta manera:
"Muchos días ha que por nuestras escripturas tenemos de nuestros antepasados noticia que yo ni todos los que en esta tierra habitamos no somos naturales de ella sino extranjeros, y venidos a ella de partes muy extrañas; y tenemos asimismo que a estas partes trajo nuestra generación un señor cuyos vasallos todos eran, el cual se volvió a su naturaleza, y después tornó a venir dende en mucho tiempo, y tanto, que ya estaban casados los que habían quedado con las mujeres naturales de la tierra y tenían mucha generación y hechos pueblos donde vivían, y queriéndolos llevar consigo, no quisieron ir ni menos recibirle por señor, y así se volvió; y siempre hemos tenido que los que de él descendiesen habían de venir a sojuzgar esta tierra y a nosotros como a sus vasallos; y según de la parte que vos decís que venís, que es a do sale el sol, y las cosas que decís de ese gran señor o rey que acá os envió, creemos y tenemos por cierto, él sea nuestro señor natural, en especial que nos decís que él ha muchos días que tenía noticia de nosotros; y por tanto, vos sed cierto que os obedeceremos y tendremos por señor en lugar de ese gran señor que vos decís, y que en ello no habrá que yo en mi señorío poseo, mandar a vuestra voluntad, porque será obedecido y hecho; y todo lo que nosotros tenemos es para lo que vos de ello quisiéredes disponer. Y pues estáis en vuestra naturaleza y en vuestra casa, holgad y descansad del trabajo del camino y guerras que habéis tenido, que muy bien sé todos los que se vos han ofrecido de Puntunchán acá, y bien sé que los de Cempoal y de Tascaltecal os han dicho muchos males de mí. No creáis más de lo que por vuestros ojos veredes, en especial de aquellos que son mis enemigos, y algunos de ellos eran mis vasallos y hánseme rebelado con vuestra venida, y
por se favorecer con vos lo dicen; [...]

Porque para dar cuenta, muy poderoso señor, a vuestra real excelencia, de la grandeza, extrañas y maravillosas cosas de esta gran ciudad de Temixtitan, del señorío y servicio6 de este Mutezuma, señor de ella, y de los ritos y costumbres que esta gente tiene, y de la orden que en la gobernación, así de esta ciudad como de las otras que eran de este señor, hay, sería menester mucho tiempo y ser muchos relatores y muy expertos; no podré yo decir de cien partes una, de las que de ellas se podrían decir, mas como pudiere diré algunas cosas de las que vi, que aunque mal dichas, bien sé que serán de tanta admiración que no se podrán creer, porque los que acá con nuestros propios ojos las vemos, no las podemos con el entendimiento comprender. Pero puede vuestra majestad ser cierto que si alguna falta en mi relación hubiere, que será antes por corto que por largo, así en esto como en todo lo demás de que diere cuenta a vuestra alteza, porque me parecía justo a mi príncipe y señor, decir muy claramente la verdad sin interponer cosas que la disminuyan y acrecienten. [...]

Esta gran ciudad de Temixtitan está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. Tiene cuatro entradas, todas de calzada hecha a mano, tan ancha como dos lanzas jinetas. Es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba. Son las calles de ella, digo las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas de éstas y todas las demás son la mitad de tierra y por la otra mitad es agua, por la cual andan en sus canoas, y todas las calles de trecho a trecho están abiertas por do atraviesa el agua de las unas a las otras, y en todas estas aberturas, que algunas son muy anchas, hay sus puentes de muy anchas y muy grandes vigas, juntas y recias y bien labradas, y tales, que por muchas de ellas pueden pasar diez de a caballo juntos a la par. Y viendo que si los naturales de esta ciudad quisiesen hacer alguna traición, tenían para ello mucho aparejo, por ser la dicha ciudad edificada de la manera que digo, y quitadas las puentes de las entradas y salidas, nos podrían dejar morir de hambre sin que pudiésemos salir a la tierra. Luego que entré en la dicha ciudad di mucha prisa en hacer cuatro bergantines, y los hice en muy breve tiempo, tales que podían echar trescientos hombres en la tierra y llevar los caballos cada vez que quisiésemos. Tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuo mercado y trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo; donde hay todos los géneros de mercadurías que en todas las tierras se hallan, así de mantenimientos como de vituallas, joyas de oro y plata, de plomo, de latón, de cobre, de estaño, de piedras, de huesos, de conchas, de caracoles y de plumas. Véndese cal, piedra labrada y por labrar, adobes, ladrillos, madera labrada y por labrar de diversas maneras. Hay calle de caza donde venden todos los linajes de aves que hay en la tierra, así como gallinas, perdices, codornices, lavancos7, dorales, zarcetas8, tórtolas, palomas, pajaritos en cañuela, papagayos, búharos, águilas, halcones, gavilanes y cernícalos; y de algunas de estas aves de rapiña, venden los cueros con su pluma y cabezas y pico y uñas. [...]

La gente de esta ciudad es de más manera y primor en su vestir y servicio6 que no la otra de estas otras provincias y ciudades, porque como allí estaba siempre este señor Mutezuma, y todos los señores sus vasallos ocurrían siempre a la ciudad, había en ellas más manera y policía en todas las cosas. Y por no ser más prolijo en la relación de las cosas de esta gran ciudad, aunque no acabaría tan aína, no quiero decir más sino que en su servicio y trato10 de la gente de ella hay la manera casi de vivir que en España, y con tanto concierto y orden como allá, y que considerando esta gente ser bárbara y tan apartada del conocimiento de Dios y de la comunicación de otras naciones de razón, es cosa admirable ver la que tienen en todas las cosas. ...»


El cronista Bernal Díaz del Castillo, un testigo ocular del encuentro, recordaba así la escena en su "Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España" (1632):

«...Ya que llegábamos cerca de México .... se apeó el gran Montezuma de las andas, y traíanle del brazo aquellos grandes caciques, de bajo de un palio muy riquísimo a maravilla, y la color de plumas verdes con grandes labores de oro, con mucha argentería y perlas y piedras chalchihuites (jade) que colgaban de unas como bordaduras ... otros muchos señores venían delante del gran Montezuma, barriendo el suelo por donde había de pasar, y le ponían mantas para que no pisase la tierra ...»

Fray Francisco de Aguilar en su Relación Breve de la Conquista de la Nueva España describe el encuentro de la siguiente manera:

«... Andando más adelante, ya que llegaba el dicho Cortés obra de un tiro de piedra de él , se apeó el solo del caballo en que iba, y el dicho Motecsuma salió de la litera y echó al cuello del capitán unos collares de oro y piedras, y dicho Cortés le echó al cuello un collar de margaritas (perlas); y con toda crianza le habló que fuese muy bien venido, que a su casa venía; y el capitán le dio las gracias por tan buen recibimiento y así poco a poco entramos en un gran patio de muy gran circuito...»

***


Vídeos: Los Aztecas. La construcción de un imperio.
Documental sobre la construcción de un gran imperio y su caída y destrucción en manos de los españoles. Canal Historia.






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Comentario por domenica gomez maldonado el febrero 19, 2012 a las 2:12am

gracias me ayudo mucho con mi tarea,esta muy bien redactado 

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