Guerra química en el s. III durante el aseido de los sasánidas persas a la ciudad romana de Dura-Europos (Siria)


La evidencia arqueológica más antigua de guerra química data del siglo III en lo que hoy es Siria y sus víctimas fueron un grupo de soldados romanos a manos de los sasánidas persas.

Vía: Europa Press, Nueva York | Gaceta.es, 15 de enero de 2009

Un investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido) ha identificado la que parece ser evidencia arqueológica más antigua de guerra química encontrada hasta la fecha.

Data nada menos que del s. III en lo que hoy es Siria y cuyas víctimas fueron un grupo de soldados romanos a manos de los sasanidas persas. (Wikipedia: Guerras Romano-Sasánidas)

En una reunión del Archeological Institute of America, el experto británico Simon James presentó argumentos al estilo 'CSI' en relación a una veintena de soldados romanos, cuyos restos fueron encontrados en una mina próxima a la ciudad de Dura-Europos, en Siria, según los cuales sus muertes no se produjeron por heridas de espada o lanza, sino por asfixia, motivada por un ataque con gas venenoso.

Foto: Roman soldiers at Dura c. AD 230, based on a wall painting and archaeological finds. © S. James 2004.

Dura-Europos, una ciudad a orillas del Eufrates, fue conquistada por los romanos que instalaron allí una gran guarnición. Alrededor del año 256, la ciudad fue sometida a un feroz asedio por un ejército enviado por el poderoso Imperio Sasánida. La dramática historia ha sido revelada por restos arqueológicos aunque no está descrita en textos. Las excavaciones durante los años 20 y 30 del siglo XX, relanzadas en los últimos años, han proporcionado descubrimientos truculentos.

Los sasánidas usaron todo el repertorio de antiguas técnicas de asedio para entrar en la ciudad, incluido el minado para reventar las murallas. Los defensores romanos respondieron con contraminas para frustrar estos ataques. En una de esas estrechas galerías se encontraron apilados hace 70 años los restos de un grupo de veinte soldados romanos con sus armas. El profesor James convirtió el lugar en una escena del crimen, en un intento de entender cómo murieron esos soldados.

Betún y azufre

"Es evidente que cuando colocaron contraminas en las minas, los romanos perdieron la lucha. Un cuidadoso análisis de la colocación de los cádaveres muestra que habían sido amontonados en la desembocadura de las contraminas por los persas, creando con sus víctimas una pared de cuerpos y órganos y manteniendo así a raya a los romanos", explica el profesor James. Esto puede explicar la colocación de los cuerpos pero, ¿cómo murieron los romanos? "Para los persas, matar a veinte personas en un espacio de menos de dos metros de alto y ancho, y alrededor de 11 metros de largo, requería poderes de combate sobrehumanos", añade.

Los restos encontrados revelaron que los persas utilizaron betún y cristales de azufre para asfixiar a los romanos en pocos segundos. Y es que cuando se encienden estos materiales, emiten densas nubes de gases de asfixia. "Los persas habrían escuchado a los romanos abriendo un tunel y les prepararon una desagradable sorpresa", explica James. La utilización de estos productos en un asedio con minas ha sido mencionado en textos clásicos. Además, de la evidencia arqueológica se deduce que los persas eran conocedores de esta forma de combate. "Seguramente ellos sabían esta táctica oscura", asegura el investigador.

Foto: For Rome's Palmyrene soldiers were Syrians, and most of the history of Dura-Europos was about Syrians; and now the further unravelling of that history is a joint enterprise between Syrian, other Arab and Western archaeologists.

Irónicamente, esta mina persa no consiguió tirar las murallas pero es evidente que los sasánidas irrumpieron de alguna manera en la ciduad. Las excavaciones recientes de James mostraron un sistema de catapultas listo para ser usado contra el interior de la ciudad. Los defensores y los habitantes fueron masacrados o deportados a Persia, dejando inalterados sus horribles secretos hasta que la investigación arqueológica moderna ha comenzado a revelarlos.

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University of Leicester archaeologist uncovers evidence of ancient ...

CSI-style arguments suggest Persians routed Romans with poison gas.

Vía: EurekAlert.org, 14-Jan-2009

A researcher from the University of Leicester has identified what looks to be the oldest archaeological evidence for chemical warfare--from Roman times.

At the meeting of the Archaeological Institute of America, University of Leicester archaeologist Simon James presented CSI-style arguments that about twenty Roman soldiers, found in a siege-mine at the city of Dura-Europos, Syria, met their deaths not as a result of sword or spear, but through asphyxiation.

Dura-Europos on the Euphrates was conquered by the Romans who installed a large garrison. Around AD 256, the city was subjected to a ferocious siege by an army from the powerful new Sasanian Persian empire. The dramatic story is told entirely from archaeological remains; no ancient text describes it. Excavations during the 1920s-30s, renewed in recent years, have resulted in spectacular and gruesome discoveries.

The Sasanians used the full range of ancient siege techniques to break into the city, including mining operations to breach the walls. Roman defenders responded with 'counter-mines' to thwart the attackers. In one of these narrow, low galleries, a pile of bodies, representing about twenty Roman soldiers still with their arms, was found in the 1930s. While also conducting new fieldwork at the site, James has recently reappraised this coldest of cold-case 'crime scenes', in an attempt to understand exactly how these Romans died, and came to be lying where they were found.

Dr James, Reader in the School of Archaeology and Ancient History at the University of Leicester, said: "It is evident that, when mine and countermine met, the Romans lost the ensuing struggle. Careful analysis of the disposition of the corpses shows they had been stacked at the mouth of the countermine by the Persians, using their victims to create a wall of bodies and shields, keeping Roman counterattack at bay while they set fire to the countermine, collapsing it, allowing the Persians to resume sapping the walls. This explains why the bodies were where they were found. But how did they die? For the Persians to kill twenty men in a space less than 2m high or wide, and about 11m long, required superhuman combat powers—or something more insidious."

Finds from the Roman tunnel revealed that the Persians used bitumen and sulphur crystals to get it burning. These provided the vital clue. When ignited, such materials give off dense clouds of choking gases. "The Persians will have heard the Romans tunnelling," says James, "and prepared a nasty surprise for them. I think the Sasanians placed braziers and bellows in their gallery, and when the Romans broke through, added the chemicals and pumped choking clouds into the Roman tunnel. The Roman assault party were unconscious in seconds, dead in minutes. Use of such smoke generators in siege-mines is actually mentioned in classical texts, and it is clear from the archaeological evidence at Dura that the Sasanian Persians were as knowledgeable in siege warfare as the Romans; they surely knew of this grim tactic."

Ironically, this Persian mine failed to bring the walls down, but it is clear that the Sasanians somehow broke into the city. James recently excavated a 'machine-gun belt', a row of catapult bolts, ready to use by the wall of the Roman camp inside the city, representing the last stand of the garrison during the final street fighting. The defenders and inhabitants were slaughtered or deported to Persia, the city abandoned forever, leaving its gruesome secrets undisturbed until modern archaeological research began to reveal them.

Contact: Dr. Simon James
stj3@le.ac.uk
01-162-522-535
University of Leicester

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Comentario por Balbo el enero 16, 2009 a las 9:50pm
Muy interesante la información, conocía, como todos, casos en que se envenenaba el agua, se recurría a la “guerra bacteriológica” tratando de expandir enfermedades entre el enemigo o se buscaba, a través de la ciencia, “el arma definitiva”, como el Fuego Griego, pero esto es totalmente nuevo. Supongo que la guerra de minas y contraminas facilita como pocas este tipo de tácticas.

A lo que se ve, los hombres no cambiamos, solo nos dotamos de mejores medios.

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